DISTRIBUCION DEL INGRESO:
Bustelo y Minujín hacen una afirmación concluyente: A pesar de la recuperación en el crecimiento del producto en la región en los noventas, aumentó la desigualdad en términos de la distribución de los ingresos. Esto ha llevado a que América Latina sea la región del mundo con más alta desigualdad en la distribución del ingreso (Bustelo y Minujín, 1997: 16). En 1990 a pesar de que se recuperó el dinamismo económico, se redujo la inflación y se ha aumentado el gasto público social[1] no han sido suficientes para mejorar la distribución del ingreso. En una muestra de 13 países, sólo cuatro, Bolivia, Honduras, México y Uruguay, se observaron progresos en cuanto a la distribución del ingreso en las áreas urbanas. En el resto de países, la distribución del ingreso se mantuvo inalterada o se deterioró en distintos grados (Argentina, Brasil, Chile, Colombia, Costa Rica, Ecuador, Panamá, Paraguay y Venezuela). Resaltan casos como el de Brasil, donde el empeoramiento distributivo se dio a la par con importantes avances en la reducción de la pobreza; el de Chile, que demostró un mal desempeño en este plano, pese a su vigoroso crecimiento económico y al significativo aumento del gasto social durante el período; y el de Argentina, cuya expansión económica fue acompañada de un deterioro en la distribución del ingreso. En Venezuela, el país con el peor desempeño económico, la concentración del ingreso experimentó un ostensible aumento (CEPAL, 2001:204-205). En verdad, las cifras que nos ofrece la CEPAL, sobretodo con el tema de la pobreza, vienen a corroborar este oscuro panorama en que se debate la región:
AMERICA LATINA: MAGNITUD DE LA POBREZA E INDIGENCIA
1980 1997
Cuadro Nro. 4
VOLUMEN DE POBLACION (en millones) |
||||||
AÑO |
|
POBRES |
|
INDIGENTES |
||
|
TOTAL |
URBANA |
RURAL |
TOTAL |
URBANA |
RURAL |
1980 |
135.9 |
62.9 |
73.0 |
62.4 |
22.5 |
39.9 |
1990 |
200.2 |
121.7 |
78.5 |
93.4 |
45.0 |
48.4 |
1994 |
201.5 |
125.9 |
75.6 |
91.6 |
44.3 |
47.4 |
1997 |
204.0 |
125.8 |
78.2 |
89.8 |
42.7 |
47.0 |
Fuente: CEPAL.
Elaboración: Giovanni Carrión Cevallos
De las cifras que nos proporciona la CEPAL podemos advertir que si bien el incremento en los niveles de pobreza en la década de los noventa ha tenido una gradual reducción, empero, los pobres, sobre todo, a partir de 1997 se han ido incrementando, al pasar de 136 a 204 millones de pobres. Y es más, la propia CEPAL considera que por efecto de la crisis internacional que se vivió a finales de los noventa, el número de pobres debió haberse incrementado, en por lo menos, 20 millones de personas[2]. De otra parte, la tabla de valores nos ilustra sobre el cambio en la distribución de la población pobre. En 1980 la mayor proporción de pobres se ubicaba en el sector rural mientras que para 1997, como resultado de las migraciones del campo a la ciudad, esta tendencia se invirtió, es decir, hoy en día el mayor segmento de población pobre de Latinoamérica se encuentra en el sector urbano, concentrada en los llamados cinturones de miseria de las grandes metrópolis. Por otro lado, de 1980 a 1997 los indigentes crecieron en 27.4 millones, observando ligeras variaciones en cuanto a su distribución poblacional (urbano-rural).
Evidentemente que la pobreza e indigencia se han presentado con diversos grados de intensidad en los países de la región, pudiendo hacer una clasificación al respecto:
HOGARES EN TORNO A LINEA DE POBREZA, 1990 1997
AMERICA LATINA
Cuadro Nro. 5
SE REDUCE MARCADAMENTE LA POBREZA |
Brasil, Chile, Panamá, Uruguay |
SE REDUCE LIGERAMENTE LA POBREZA |
Argentina, Costa Rica, Colombia, Ecuador |
AUMENTA LA POBREZA |
México, Paraguay, Venezuela |
Fuente: CEPAL.
Elaboración: Giovanni Carrión Cevallos.
Vale aclarar que en Ecuador a raíz de la crisis económica desatada desde 1998 la pobreza ha aumentado a niveles intolerables. De 1995 al 2000, los pobres crecieron de 3,9 a 8,5 millones de un total de 13 millones de ecuatorianos. Por lo anotado, hoy en día, Ecuador está -sin vacilaciones- en la lista de países donde aumentó la pobreza.
Con estos breves antecedentes de la región latinoamericana ahora sí podemos concentrarnos, con especial atención, en la realidad ecuatoriana. Como resulta lógico pensar, los pobres resultados que en el campo económico se han obtenido con la aplicación del modelo neoliberal no permiten adelantar mayores expectativas en lo social. Revisemos algunos indicadores que nos clarifican este drama
Cuadro Nro. 6
INDICADOR |
DECADA DE LOS NOVENTA |
|||||||||
|
1990 |
1991 |
1992 |
1993 |
1994 |
1995 |
1996 |
1997 |
1998 |
1999 |
PIB per cápita (US) |
1.030 |
1.097 |
1.157 |
1.324 |
1.504 |
1.571 |
1.638 |
1.655 |
1.621 |
1.109 |
Tasa creci. PIB per cp |
- |
6.50 |
5.46 |
14.43 |
13.59 |
4.45 |
4.26 |
1.03 |
-2.05 |
-31.58 |
Salario mensual (US) |
57 |
53 |
65 |
81 |
116 |
129 |
141 |
145 |
131 |
60 |
Tasa crecim. Salario |
- |
-7.01 |
22.64 |
24.61 |
43.20 |
11.20 |
9.30 |
2.8 |
-9.65 |
-54.19 |
Poder adquisitivo del salario (Base 1989) % |
72 |
65 |
71 |
75 |
95 |
110 |
120 |
115 |
112 |
94 |
Desempleo (%) |
6.1 |
8.5 |
8.9 |
8.3 |
7.1 |
6.9 |
10.4 |
12.2 |
14.5 |
18.1 |
Subempleo (%) |
48 |
50 |
54 |
48 |
47 |
45 |
46 |
43 |
52 |
56.9 |
Fuente: Banco Central del Ecuador
Elaboración: Giovanni Carrión Cevallos
Partamos señalando que al finalizar la década de los noventa los ecuatorianos se volvieron más pobres en comparación a la condición que mostraban en el año 1990; pues, de 57 dólares que recibía un trabajador como salario en 1990, al finalizar el decenio, ese mismo trabajador percibía una remuneración equivalente a tan sólo 60 dólares. No podemos dejar de advertir que en 1999 la tasa de variación del salario se contrajo en 54.19% comparado con lo registrado en 1998 y la tasa de crecimiento del PIB per cápita se redujo, para igual período, en 31.58%.
Asimismo, durante estos diez años de análisis el porcentaje de desempleo creció a un ritmo vertiginoso al pasar de 6.1% en 1990 a 18.1% en 1999, manteniendo, por otro lado, porcentajes de subempleo superiores al 56% de la PEA. Estos porcentajes explican el por qué de las migraciones de los ecuatorianos, principalmente, a España, Italia, Inglaterra y los Estados Unidos en busca de plazas de trabajo que, lamentablemente, el sistema y el modelo económico imperante en el Ecuador, no les puede ofrecer; movilización de mano de obra que, en lo social, origina otro tipo de drama, referido a la desintegración de miles de hogares de ecuatorianos.
Para tener una idea más concreta sobre los problemas derivados de la falta de puestos de trabajo en el Ecuador, bien vale recoger el criterio de Kintto Lucas quien afirma que según el Instituto de Estadísticas y Censos (INEC), cerca de un millón de ecuatorianos dejaron este país de casi trece millones de habitantes entre 1999 y 2000, en lo que constituye una proporción sin parangón en América Latina... el 67.1% de los emigrantes que abandonan el país por razones laborales son mujeres. Ecuador está afectado por un permanente crecimiento del subempleo, que de 56,9% en 1999 pasó a 65,9% en 2000. Datos del INEC indican que en la actualidad (2001) los desempleados y subempleados suman 74.9% (Lucas, página internet - lo del paréntesis es añadido).
Como vemos los indicadores que muestra Ecuador en torno al desempleo y subempleo están muy por encima del promedio de Latinoamérica; pues, en 1991 la tasa promedio de desempleo para América Latina y el Caribe era de 5.7% mientras en 1999 llegó al 8.8%, según cifras de la Organización Internacional del Trabajo (OIT). La misma fuente indica que en el 2000 se llegó al 9%, la cifra más alta de toda la década. Colombia lideró el ranking con un desempleo cercano al 20%. Argentina y Uruguay estuvieron cerca con 14.7% y un 14.6%, respectivamente (Documentos Américas, página internet).
Todo esto explica de mejor manera los resultados obtenidos en investigaciones sociales llevadas a cabo en Ecuador, las mismas que concluyen que el costo social de la crisis y las políticas de ajuste ha sido alto. En el área urbana, hay evidencia de deterioro en aspectos como distribución del ingreso, salarios, empleo, incidencia de la pobreza y acceso a los servicios sociales. Hay una tendencia pronunciada a la concentración del ingreso en el sector urbano observable tanto en la Sierra como en la Costa. El Coeficiente de Gini[3] para el sector urbano nacional pasó de un promedio de 0,446 para el intervalo 1988-1990, a una media de 0,498 en el intervalo 1992-1993. En el área urbana, la desproporción entre los ingresos percibidos por el 5% más rico y el 5% más pobre es muy elevada y tiende a crecer. Partiendo de datos de las encuestas de hogares, corregidos por las cuentas nacionales, este indicador ha crecido de 109 veces en 1988 a 177 veces en noviembre de 1993 (Geografía de la Pobreza en el Ecuador, 1996:11). De todo esto podemos señalar con preocupación que en el Ecuador es clara la tendencia a una mayor concentración del ingreso: los pobres son más pobres y están cada vez más alejados de los ricos (Revista Gestión: 1999:17). Los resultados obtenidos para la década de los noventa son preocupantes: se observa un incremento significativo de la desigualdad en las ciudades durante los años noventa. En efecto, entre 1990 y el 2000, el coeficiente de Gini aumentó en un 22% (pasó de 0,456 a 0,555). La mayor desigualdad se debe al aumento de la proporción de ingresos que concentra el 10% más rico de los hogares; la participación de este segmento en el ingreso total subió 10 puntos porcentuales (del 35% al 45%) en el período, en tanto que aquella de cada uno de los demás estratos disminuyó en cerca de un punto porcentual Estudios recientes demuestran que la concentración del ingreso observada en la última década (90s) se debió a una mayor desigualdad entre los ingresos de los hogares presididos por trabajadores calificados y no calificados, y entre los hogares cuyos jefes participan en los sectores moderno e informal. Es decir, la mayor desigualdad del ingreso estaría asociada con la liberalización comercial de la economía en este período (REVISTA FLACSO, 2001:34-35).
De esta manera nos resulta claro advertir la forma desigual con que se halla distribuido no sólo el capital económico sino también el capital social en la comunidad ecuatoriana; pues, la existencia de una mayor pobreza, por un lado, y la creciente concentración de la riqueza, por otro, demuestran la asimetría en la distribución del capital económico y lo incipiente del capital social, dado que indigencia y capital social son dos conceptos que no se pueden construir simultáneamente
[1] Para el conjunto de América Latina se estima que el gasto público social se elevó de 10,1% a 12,4% del PIB. Se destaca los casos de Colombia con un incremento de 7.2 puntos porcentuales del producto, Bolivia con 6 puntos, Paraguay con 4.9 puntos, Uruguay con 3.8 puntos, Perú con 3.5 puntos y Panamá con 3.3. puntos (CEPAL, 2001:216).
[2] (CEPAL, 2001:199)
[3] El coeficiente Gini nos indica la mayor o menor concentración del ingreso. El coeficiente va en el rango de 0 a 1.Mientras G= 1 mayor concentración del ingreso y G=0 menor concentración del ingreso.