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Teoría y práctica
De manera independiente al número de creyentes, de disidentes y de opositores que cada una de tres las teorías tenga, parecería sensato afirmar que en todas ellas es posible encontrar algo de verdad y algo de falsedad. Sin embargo, en ninguna de ellas es posible encontrar alguna premisa que en la práctica sirva para encontrar el sendero que conduce al desarrollo económico de América Latina.
Así, bajo cualquiera de esas tres teorías, en Latinoamérica quedaríamos fatalmente condenados a subsistir en los confines del subdesarrollo: estaríamos condenados bajo la Teoría de la Dependencia, porque no se puede borrar la historia ya escrita de la conquista, sumisión y coloniaje que enmarcan el nacimiento de nuestros países; condenados bajo la Teoría de la Evolución, porque es imposible transmutar el universal y eterno proceso evolutivo; y, condenados bajo la Teoría de los Trópicos, porque ni el clima, ni la geografía, ni la longitud del planeta pueden ser dominados por el accionar humano.
Felizmente y por fuera de ese influyente fatalismo conceptual, permanece aún inexplorado el pensamiento del fundador de la economía como ciencia social: Adam Smith. La relevancia que su pensamiento tiene para el desarrollo económico de América Latina, es lo que las próximas páginas intentan explorar.