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Teoría de la Evolución
Esta teoría intenta equiparar el desarrollo económico de las naciones con el desarrollo y evolución de las especies. Bajo esa óptica, los países subdesarrollados necesariamente tendrán que recorrer el mismo proceso de evolución histórica que ya han recorrido los países desarrollados.
Para las dos anomalías desvío o retraso- la teoría ofrece un distinto menú de opciones. En el caso de desvío, las medidas sugeridas son las de corrección de la oferta identificadas con las políticas de tipo fiscal. Para el caso de retraso, suelen sugerirse las medidas de regulación de demanda identificadas con las políticas de tipo monetario.
La Teoría de la Evolución cuenta con el respaldo implícito de las organizaciones regionales que oficialmente están obligadas a impulsar el desarrollo de Latinoamérica, incluyendo el Banco Interamericano de Desarrollo, el Instituto de Investigaciones del Desarrollo de Latinoamérica, el Consejo Interamericano de Desarrollo Integral, la Agencia de Cooperación y Desarrollo, la Conferencia Permanente sobre el Desarrollo, el Centro de Administración del Desarrollo, el Centro de Competitividad y Desarrollo, etc. En el nombre de todas esos entes se encuentra escrita la palabra desarrollo, pero ninguno intenta definirla.
Es decir, aunque solo de manera implícita, se declara que no es necesario definir el significado del desarrollo, ni tampoco tratar de descubrir el sendero que a él conduce. Lo único que hace falta es caminar que -caminando y por evolución- algún día llegaremos a la meta dondequiera que esta se encuentre.
Así, la Teoría de la Evolución esboza una pincelada optimista en el horizonte del mundo subdesarrollado: todos nuestros países, tarde o temprano, alcanzarán el nivel de desarrollo que actualmente ya han alcanzado los países del Primer Mundo.
Lastimosamente el optimismo desaparece con una simple mirada a las estadísticas: las tres cuartas partes de la población mundial están concentradas en América Latina, Asia y África, pero consumen únicamente la cuarta parte de los recursos y energía de la Tierra. En cambio, los países ricos que alimentan a solo una cuarta parte de la población mundial, consumen tres cuartas partes del total de los recursos naturales del planeta.
Lo anterior significa que si los pueblos del Tercer Mundo algún día alcanzan -conforme a la Teoría de la Evolución- un nivel de consumo igual al que tienen los pueblos del Primer Mundo, se necesitaría poseer tres veces el planeta tierra. Desde luego, también existiría la alternativa de cercenar la población en sus dos terceras partes, para lo cual se podría efectuar un imparcial sorteo que determine cual de las tres partes debe trasladarse a vivir en Marte y cual a vivir en Venus.