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Alfonso Klauer
¿Son iguales todos nuestros problemas?
¿Son realmente iguales, similares o equivalentes todos nuestros problemas? ¿Debemos entonces atacarlos a todos, simultáneamente, y desde el mismo frente? ¿No nos resulta perentorio plantearnos qué relación (si existe), tienen entre sí tienen los múltiples componentes de la extensa lista enumerada? ¿No distinguimos que hay problemas generadores de problemas? ¿No nos asoma como obvio que la solución de algunos problemas desencadenaría por sí misma la solución de otros? .
¿La pobreza y el atraso, por ejemplo, son los que generan el centralismo, o es éste el que genera o agudiza a aquellos? ¿Tenemos recursos económicos y financieros para resolver simultáneamente todos nuestros desafíos? ¿No nos resulta obvia la necesidad de priorizar? ¿Siendo así, por qué no lo hacemos? ¿Tenemos riquezas en explotación, calificación técnica, y experiencia ancestral en todos los ámbitos de la actividad económico productiva, y suficientes para apalancar nuestro desarrollo? Siendo como es obvia la respuesta, ¿no nos resulta también imperiosa la necesidad de adoptar una estrategia adecuada a nuestras posibilidades y potencialidades específicas y concretas? ¿Es el Gobierno Central, desde Lima, el llamado a enfrentarlos y resolverlos todos? O, siempre desde Lima, ¿el único llamado a plantear o monitorear la solución de todos los problemas y todas las urgencias del Perú y de los peruanos? .
Primero trabajo, después descentralización La idea de que, antes que cualquier otro, es más importante resolver el problema de la falta de empleo, está muy generalizada entre nosotros. Y razones no faltan. El concepto encierra sin embargo una trampa gravísima. Y es que no siendo en abstracto falso, su validez depende del contexto en el que se aplica. Sin duda es acertado en Alemania, Japón o Estados Unidos, ninguno de los cuales tiene problema de centralismo.
Pero en el Perú como hasta la saciedad mostraremos en este libro, será simplemente imposible crear masivamente fuentes de trabajo, es decir, tantas como se requiere, sin emprender la descentralización del país.
Allí está pues la trampa. Porque quienes cínica y demagógicamente sobre todo en los períodos electorales, han insistido siempre en su supuesta capacidad de generar empleo, han tenido también una buen buen pretexto para postergar indefinidamente la descentralización del Perú: están ocupados en la urgencia de dar trabajo a su pueblo.
...en la conciencia de la población
Aunque parezca extraño, hay en efecto lugar aquí para plantearse esas cuestiones. Y es que, a raíz de las elecciones generales del 2000 y 2001, infinidad de encuestas publicadas mostraron cuán equivocada está nuestra sociedad por lo menos en lo que explicita en relación con la extensa lista de sus demandas y retos.
Invariablemente se contestó que la desocupación (o los bajos ingresos o diversas expresiones que connotan o denotan la misma idea), era el problema más agobiante de la población peruana.
El centralismo, en cambio, y por ejemplo, ocupó el sexto cuando no el octavo lugar en orden de prelación.
Así, bajo la múltiple dirección de candidatos, gobernantes, líderes de opinión, y medios de comunicación, pero con el mismo e inusitado idéntico guión, la inmensa mayoría de peruanos manifiesta que primero hay que resolver el problema del empleo, y dado el caso, y si eventualmente todavía fuera necesario, después emprender la tarea de la descentralización.
Ésa es la explícita priorización y la estrategia que plantean las grandes mayorías. Qué duda cabe, son una consecuencia de lo que podemos denominar conciencia colectiva ingenua.
Sin embargo, sorprendentemente Sagasti, Patrón y otros autores, en su investigación para el Proyecto Agenda: Perú ,concluyen que la descentralización es considerada por la gran mayoría de peruanos como una condición indispensable para el desarrollo y la integración nacional. ¿A qué gran mayoría de peruanos se referirán esos investigadores? Más adelante veremos cómo, de lo que hemos llamado conciencia colectiva ingenua, puede estar surgiendo, aunque sólo fuera en algunos sectores, ésa conciencia lúcida de la que en realidad nos hablan los investigadores de Proyecto Agenda: Perú.