Del nombre de los españoles
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Alfonso Klauer
El genocidio y las pérdidas del imperio
Podría desprenderse, con lo argumentado
hasta aquí, que sólo el Perú perdió con el
genocidio de la conquista. No hay tal. Perdió
también el propio imperio conquistador. Y
perdió bastante. El genocidio resultó absolutamente
contraproducente a sus propios intereses
imperiales. Veámoslo.
Generalmente se ha esgrimido razones
humanitarias contra el genocidio cometido
en América. Por lo demás, la extraordinaria
variación entre los máximos y mínimos calculados
para el descenso demográfico, ha hecho
que prevalezca una sensación de que se
incurría en subjetiva exageración (de humanistoide
y ultramontano cristianismo, como
quizá dirían los más escépticos).
Pocas veces se ha mostrado, sin embargo,
objetivamente, y en cambio, las implicancias
económicas, contra el propio imperio, a que
dio lugar el genocidio. Veamos a este respecto
el cuadro siguiente y los Gráficos N° 21 y
22 más adelante.
Es decir, y por lo menos a valores corrientes,
los ingresos de la primera década registrada,
cuando ya se dejaban mostrar las
consecuencias de la barbarie, sólo pudieron
ser recuperados cien años después, en gran
medida, con el concurso de buena parte del
millón de esclavos que habían sido traídos de
África. No puede negarse sin embargo que
las cifras de las últimas décadas esconden los
efectos de una inflación que aún nadie ha
medido.
Del Gráfico Nº 21, y a partir del profundo
valle que muestra la curva de ingresos
reales (cuyos valores han sido estimados por
Klein), se logra obtener los sorprendentes resultados
que se presenta a su vez en el cuadro
de la página siguiente.
Las cifras son concluyentes: el genocidio
representó también para el Imperio Español
una irrefutable y enorme perdida. Le impidió
hacerse de cantidades de riqueza que
hubieran duplicado las que obtuvo. Es decir,
y por contradictorio que parezca, de no haberse
dado el genocidio, tanto el poder imperial
como los pueblos sojuzgados habrían salido
ganando.