Fundamentos de valoración de empresas

 

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Una revisión de la Economía dominante

Alfonso Galindo Lucas

Capítulo IV

EL COMERCIO INTERNACIONAL

Proteccionismo y libre cambio

El debate entre proteccionismo y libre cambio, que acompaña la génesis y evolución de la Ciencia Económica no ha cesado e incluso ha encontrado nuevos temas de debate, en la medida en que las barreras no explícitas a la importación fueron teniendo efecto. En la formación del Mercado Común europeo (luego ampliado a “Mercado Único” y extendido geográficamente) la trampa de las barreras técnicas, sanitarias y controles de transporte, junto con la impunidad de las protestas de agricultores franceses fueron el frente principal del libre comercio y la razón de ser del Acta Única europea. En la actualidad, se ha alcanzado el Mercado Único Europeo y los mecanismos de protección encubiertos son los pliegos de condiciones de concesiones administrativas, las medidas antidumping estadounidenses o, simplemente, los incumplimientos y las medidas de represalia comercial. En muchas ocasiones, el control en frontera por medidas de seguridad (la excusa del terrorismo internacional) supone un freno al tráfico de mercancías.

Hoy se admite que el libre cambio es beneficioso para la sociedad cuando los países implicados comparten un mismo nivel de desarrollo tecnológico y económico. En los demás casos, el libre comercio puede ser perjudicial para los países más pobres, a no ser que la propia libertad de intercambio contenga cláusulas asimétricas que protegen la industria y la economía de dichos países. Este era uno de los principios fundamentales del GATT y uno de los más arduos puntos de negociación de la Ronda Uruguay. La creación de una Organización Mundial del Comercio era una de las viejas propuestas de Keynes de 1944, pero su utilidad ha sido muy distinta de la prevista por el economista británico. La liberalización de las manufacturas, 50 años después, no sirve para favorecer a los consumidores de los países implicados, sino para explotar a los trabajadores de los países más pobres. Los nuevos negocios, es decir, la producción no fabril, sino intelectual y tecnológica y la prestación de servicios empresariales (consultoría, por ejemplo) han obtenido una oportuna liberalización internacional en el ultimo tramo de la Ronda Uruguay, pero al mismo tiempo, una protección frente a la entrada de nuevos países competidores, mediante la figura de la falsificación. De los servicios laborales, por supuesto, no se habló. Los países siguen siendo soberanos en materia de inmigración.

En principio, parece claro que un incremento en el número o valor total de transacciones entre países es positivo para todas las economías nacionales. No obstante, existen discrepancias en cuanto al valor del incremento que se ha producido en el comercio internacional y la efectividad de medidas o acuerdos comerciales y con respecto al propio concepto de importación-exportación. De poco sirve cuantificar cuánto se ha incrementado el comercio desde entonces o entre la creación del GATT y su sustitución, el 1 de enero de 1995. Más importante es el sentido de las transacciones y el valor añadido de las mismas, pero sobre todo, el hecho de que aproximadamente la mitad de las transacciones transfronterizas son intercambios entre empresas que pertenecen al mismo grupo industrial-financiero. Esto explica por qué la OMC liberaliza el tráfico internacional de estos componentes. Cuando las mismas mercancías importadas cruzan las fronteras nuevamente en sentido inverso, tras una leve incorporación, envasado o etiquetado, con un sobreprecio desproporcionado, eso en términos generales no parece muy eficiente. Ahí se intuye alguna historia de inhibición del Gobierno de este último y primer estado, en virtud de un tratado internacional injusto o una Administración pública corrupta.

En sentido contrario, cuando, por las mismas fechas (1 de enero de 1993), entra en vigor el Mercado Único europeo, las transacciones entre países se aceleran considerablemente, pero esto no se computa como intercambio entre países, al no tratarse, técnicamente de operaciones de importación-exportación. Eso supuso inicialmente una efectiva aceleración del comercio intra-comunitario, pero la competencia entre empresas a escala europea inicia un proceso aún más acelerado de concentración empresarial, con episodios de cierres, fusiones, adquisiciones, huelgas (el caso de SINTEL en España).

Según Naïr (2003, p. 45), la OMC ha establecido una serie de medidas que favorecen objetivamente a los países más poderosos. Subraya la inclusión de cláusulas antidumping. Éstas sirven para impedir que empresas extranjeras compitan por ser proveedoras en igualdad de condiciones. Según Stiglitz (2001) el criterio de que disponen los Tribunales de Defensa de la Competencia estadounidenses para condenar la importación por esta práctica supuestamente desleal es demasiado discrecional e incluso manifiestamente erróneo, pues no tiene en cuenta, por ejemplo, algo tan fundamental como la diferencia de nivel salarial entre países. Por eso, los países pobres son los principales perjudicados por este tipo de medidas. De este modo, el mercado estadounidense queda reservado para las propias empresas nacionales y el contribuyente norteamericano tiene que costear esta protección. El sector naval es un ejemplo flagrante, en el que la vocación bélica del Gobierno Federal garantiza la salida de toda la producción, con exclusión de otros astilleros del mundo. Con todo, si alguna vez las guerras estuvieron justificadas, el exceso de capacidad de la construcción naval estadounidense no está completamente justificada ni siquiera por las guerras actuales.

Otro de los temas novedosos del acuerdo por el que se crea la OMC es la competencia internacional por las concesiones administrativas en régimen de igualdad. Precisamente en este apartado se encuentran los ejemplos más recientes de restricción flagrante al libre comercio, en concreto, en lo que afectará a la reconstrucción de Irak. Se trata de un negocio cuyos principales clientes son el contribuyente iraquí y los organismos multilaterales, como el BM. Este restringido mercado sólo está disponible para empresas procedentes de aquellos países que participaron activamente en la invasión de 2003 y en el bloqueo, desde 1991. España es un país que se salió de la guerra en 2004 y previsiblemente las empresas españolas no serán adjudicatarias de ninguna concesión en Irak, aunque pudieran presentar proyectos técnicamente de mejor calidad o más baratos.

Bibliografía específica

DE SEBASTIÁN, L. (2005): La globalización y el comercio internacional. Instituto de altos Estudios Universitarios.

DUNNING, J. H. Y MUCCHIELLI, J. L. (ed., 2001): Multinational Firms. The Global-Local Dilemma,

KRUGMAN, P. (1997): Desarrollo, geografía y Teoría Económica, Bosch, Barcelona.

KISSINGER, (2000): American Politics and American Foreign Policy. Trilateral Commision. En http://trilateral.org:9999/ annmtgs/trialog/trlgtxts/t54/kis.htm (10/01/02)

MUCCHIELLI, J. L. (2001): Relations économiques internationales, 3ª ed., Hachette S., Paris.

WALLERSTEIN, I. (2003): “Las ambigüedades del libre comercio“, globalización.  

 

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