Fundamentos de valoración de empresas

 

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Una revisión de la Economía dominante

Alfonso Galindo Lucas

Capítulo III

SISTEMA ECONÓMICO Y TECNOLOGÍA

Introducción

En relación con el papel de la tecnología en el desarrollo de las sociedades, existen multitud de temas interesantes, como son la determinación de las consecuencias que tienen, no ya en el crecimiento económico, sino en bienestar humano, el porcentaje de gasto público o privado destinado a investigación, desarrollo o divulgación.

En relación con este asunto, Buchholz (1968) se preguntaba en qué medida los inventos felices y duraderos son obra de la genialidad del investigador. La respuesta a esta pregunta conecta directamente con el dilema que hemos planteado en el capítulo primero, acerca del papel de la Ciencia como motor del desarrollo o como subalterno de la estructura socioeconómica.

Las tecnologías han permitido, desde antiguo, liberar al hombre de sí mismo y entrar en un nuevo círculo vicioso.

Le liberó de la caza y el cultivo hizo posible la reproducción de la especie a un ritmo hasta entonces inédito.

La revolución agrícola arrojó a toda esa gente a la ciudad y creó un factor abundante: La mano de obra. La Revolución Industrial estuvo propiciada, de forma primordial, por esta disponibilidad. Pero el obrero se había vuelto conflictivo, como antes el campesino y había que desprenderse también de él. La robótica creó nuevos parados y nuevos empleos y el sistema del último cuarto del siglo XX pasó a depender de los trabajadores de conocimiento: Técnicos especializados, burócratas, diplomáticos, sociólogos, programadores, periodistas, artistas,...

son ahora mucho más revoltosos que los operarios, quienes reconocen la relativa comodidad de sus puestos y los logros conseguidos por sus padres y abuelos.

Ahora, el nuevo capitalismo debe desprenderse da la excesiva dependencia con respecto a los trabajadores intelectuales y, a ritmos acelerados, lo está consiguiendo.

Ya no es apenas ventajoso tener una carrera universitaria; otorga el mismo estatus que tener oficio en sectores de reparación o artesanía. El dominio de fórmulas, operaciones y procedimientos es ahora un lastre para quienes los aprendieron. Los cartógrafos y geógrafos maldicen la hora en que los satélites terminaron de escrutar cada grieta de la Tierra, como prolegómeno del bombardeo de Afganistán.

En las carreras técnicas, todo lo que se enseña tiene que estar asistido por ordenador. Los historiadores no pueden prescindir de los gestores de bases de datos, lo cual supone un gran ahorro en personal; los economistas han empezado a olvidarse de las fórmulas financieras, porque los programas las calculan internamente. Las nuevas tecnologías han permitido el auge de la estadística sobre las ciencias exactas. Los universitarios de hoy no se imaginan el mundo sin calculadoras que precedió a esta última etapa.

Es cierto que las tecnologías han servido, a lo largo de la historia, para liberar al hombre, pero también en ocasiones para desahuciarlo y oprimirlo. Unas veces se han utilizado con fines benéficos y otras con fines perversos; a veces, los inventos más destructivos se aceleran, mediante una inversión pública ilimitada, mientras que para los más proclives a la humanidad se invierten grandes cantidades en su paralización, en virtud de intereses empresariales.

La innovación tecnológica se acelera en la medida en que se financia y forma parte indisociable de ese entorno cultural que favorece y es favorecido por la clase que prevalece en cada etapa histórica. Queda demostrada la ineficiencia del capitalismo, como sistema.

La concentración oligárquica, oligopolística y oligofrénica de la burguesía en su fase global supuso finalmente un freno a la innovación, puesto que los inventos ineficientes tenían que terminar de ser explotados económicamente antes de ser sustituidos por otros más cómodos, más ecológicos, más benignos o más justos. Hoy podemos observar que la primacía de las empresas petrolíferas está frenando el avance tecnológico y perjudicando el medio ambiente de una manera innecesaria.

Así como en otras épocas el orden económico ha estado basado en la agricultura, la ganadería o el comercio, la evolución de los inventos ha servido a la búsqueda de oportunidades empresariales, de modo que el capitalismo industrial ha pasado por varias fases tecnológicas en función de la preeminencia de unos negocios sobre otros.

La época actual representa un agotamiento del capitalismo industrial y, en gran medida, el financiero. Aunque los negocios bancarios y de inversión han conseguido, en una lucha encarnizada, eliminar competidores y mantener un nivel alto de beneficios, ahora el sector financiero está supeditado a las conveniencias del sector “intelectual” o basado en la información. Las empresas pujantes, como más adelante se detalla, son las de asesoría financiera e implantación de sistemas informáticos, especialmente en ámbitos de élite como el bursátil.

Desde la era industrial y concretamente, desde la introducción de la imprenta, no sólo la economía interactúa con el desarrollo tecnológico, sino también la subversión, la controvertida labor de los medios de masas, la formación, el medio ambiente y la salud, etc.

 

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