Fundamentos de valoración de empresas

 

Pulse aquí para acceder al índice general del libro.

Esta página carece de formato, tablas y notas. Pulsando aquí puede acceder al texto completo en formato PDF (318 páginas, 846 Kb)

Una revisión de la Economía dominante

Alfonso Galindo Lucas

Capítulo II

EL PAPEL DE LA CIENCIA ECONOMICA

Sistema Económico y Teoría Económica

A veces las modas tienen más poder para imponerse que el conocimiento científico, pero no es suficiente el refrendo de un gran número de investigadores para aceptar la existencia de un paradigma (Serrano, 2002, p. 71).

No es casual que unos economistas adquieran más relevancia que otros en determinados momentos, según sus escritos estén más en consonancia con la corriente de pensamiento dominante, a pesar de que sus obras son casi todas más o menos contemporáneas, habida cuenta de la juventud de la Ciencia Económica. Según Boyer (2003, p. 19), el futuro de la Economía como disciplina estará estrechamente ligado a las transformaciones de la economía con minúsculas.

La fisiocracia fue el primer y extraño intento de constreñir las decisiones económicas de los humanos a leyes naturales. Sus conclusiones reducían la riqueza e indirectamente el poder a un factor económico: La tierra.

La práctica del mercantilismo, comenzó a devengar concienzudos trabajos exentos de pretensiones teóricas, más o menos en la misma época. El factor productivo clave era de tipo mercantil: El poder adquisitivo.

Ni que decir tiene que las etapas y fechas registrados a grandes rasgos en la Tabla 1 se solapan entre ellas y se anticipan o retardan, en países distintos, aunque la aproximación puede ser bastante indicativa y coincide con hechos históricos: El New Deal, la crisis8 de 1973 y la caída del muro de Berlín.

Los inicios de la Ciencia Económica son casi coetáneos de una alternativa proteccionista en el continente, heredera del mercantilismo. Los clásicos escribieron en una época en la que la industria británica estaba conociendo un desarrollo sin precedentes y empezaba a necesitar la conquista de otros mercados.

Esta precocidad británica en la industrialización, derivada de la posesión de recursos minerales, concretamente hierro y carbón (Andrews, 1991), justifica tanto el surgimiento del liberalismo en aquel país, como la persistencia de prácticas mercantilistas en el continente.

La crisis de 1929 fue doblemente mortífera para el sistema capitalista, puesto que en el bloque soviético no se había dejado sentir. La proliferación de los partidos de izquierda y los sindicatos en Occidente durante las décadas post-bélicas supusieron una auténtica amenaza para la entonces llamada “economía de mercado”, habida cuenta que la influencia del imperio socialista llegaba hasta el mismo centro de Europa (Fûret, 1995). Surgió el Estado de bienestar como un paréntesis en la evolución del sistema y consistió en una prolongación de las prácticas keynesianas que habían sacado a Estados Unidos de la Gran Depresión. El encarecimiento que experimentó la mano de obra durante el Estado del bienestar aceleró la sustitución progresiva de gastos de personal por amortización de inmovilizados.

La fecha de 1973 presenta una evidencia histórica contra el aparato teórico establecido por Keynes y considerado verdad absoluta en las universidades y devolvió el testigo económico a la Escuela de Chicago, que propugnaba el liberalismo a ultranzas. La crisis del petróleo, confirmó la necesidad de la robótica, por contraposición a la mecánica, y el retorno del factor trabajo (esta vez, trabajo intelectual) como más valioso que la producción fabril, altamente dependiente en capital inmovilizado (industrial-financiero) y, por tanto, en energía. La estanflación10 confirmó de algún modo el predominio de las decisiones privadas y la preeminencia de la clase empresarial en Occidente. Su diseño del sistema productivo perjudicaba principalmente al trabajador y al consumidor.

Por otra parte, el origen de tanta convulsión estaba en la toma de conciencia del Tercer Mundo, en un nuevo socialismo, no de las clases, sino de los países; un socialismo patrocinado por la URSS, del que son especialmente representativas Cuba o Corea del Norte (Fûret, 1995).

Entonces el sistema empresarial mundial crea la Trilateral Commission y ésta decide adoptar el Neo-liberalismo como arma propagandística e instrumento de penetración en mercados, especialmente, latinoamericanos. A finales de los ’80 ya se había convertido esta doctrina en una epidemia de ceguera de alcance mundial. Se trata de un paradigma participativo, una versión perversa de la investigación-reacción, cuyos postulados no tienen por qué ser ciertos, sino que pretenden generar su propia validación a posteriori; en una tentativa fallida de lo que Stiglitz (2001) denominó predicciones autocumplidas. El denominado ‘Consenso de Washington’ (Williamson, 1990) o ‘Convergencia de Washington’ (Williamson, 1993) se incluye en el paradigma neo-liberal.

He denominado “neoliberalismo asistido” a la doctrina que restaura la fe en el mercado, pero de una forma planificada y tras conseguir el apoyo de los poderes públicos occidentales. Mientras que el capitalismo financiero podemos considerarlo, a grandes rasgos, como un proceso natural, dentro del bloque capitalista, el globalismo, en cambio, proviene de una estrategia destinada a desestabilizar al sistema soviético y a aprovechar esta victoria con la creación de una nueva doctrina perversa y una nueva consigna: Globalización.

Se ha llamado “nueva economía”, indistintamente a las exitosas formas de hacer negocio, con base en las nuevas tecnologías, y a las nuevas doctrinas económicas que proliferan desde hace unos 15 años, acerca de las instituciones, los bienes intangibles y las supuestas externalidades de la actividad empresarial. En el orden macroeconómico, la integración de mercados y su estudio responden a veces también a este término prometedor.

He denominado capitalismo institucional al resultado lógico de un proceso de concentración empresarial a escala mundial, que se ha visto favorecido por el pensamiento único y que otorga a unas cuantas multinacionales un poder de mercado superior al del sector público. El marco ideológico de esta nueva situación hegemónica se está construyendo en respuesta a las críticas que la globalización ha recibido, especialmente en ámbitos intelectuales.

En gran medida, este libro es un intento de anticipación a un eventual nuevo marco ideológico que utilice a la Ciencia Económica como pretexto.

 

Grupo EUMEDNET de la Universidad de Málaga Mensajes cristianos

Venta, Reparación y Liberación de Teléfonos Móviles
Enciclopedia Virtual
Economistas Diccionarios Presentaciones multimedia y vídeos Manual Economía
Biblioteca Virtual
Libros Gratis Tesis Doctorales Textos de autores clásicos y grandes economistas
Revistas
Contribuciones a la Economía, Revista Académica Virtual
Contribuciones a las Ciencias Sociales
Observatorio de la Economía Latinoamericana
Revista Caribeña de las Ciencias Sociales
Revista Atlante. Cuadernos de Educación
Otras revistas

Servicios
Publicar sus textos Tienda virtual del grupo Eumednet Congresos Académicos - Inscripción - Solicitar Actas - Organizar un Simposio Crear una revista Novedades - Suscribirse al Boletín de Novedades