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BIBLIOTECA VIRTUAL de Derecho, Economía y Ciencias Sociales

 

EL FUTURO, DE LA ESPERANZA
 

Alejandro A. Tagliavini

 

 

 

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Notas al Capítulo II

(1) Por ejemplo, según Ian Senior "Los servicios de la Oficina Postal Británica (estatal) son probablemente los más lucrativos del mundo. Esto contrasta con muchos otros países industrializados..." en donde, a pesar del monopolio, los servicios postales deben ser fuertemente subsidiados por el Estado. Pero este lucro se debe al monopolio del que gozan, la prueba está en que, en aquellos servicios que prestan en competencia con otros operadores privados, perdieron fortunas. Ver 'Liberating the letter', en 'Privatisation & Competition', IEA, London, 1989, p. 109.

(2) Entre los muchos ejemplos que demuestran que, una concesión, no resulta más que un solución muy parcial ver, por caso, "Vuelven a subir los subsidios para los trenes privatizados", diario Clarín, Buenos Aires, 2 de diciembre de 1997, p. 22. En este artículo (cuyo título está equivocado porque, los trenes en cuestión, no son privados sino de propiedad estatal, con un concesionario privado) se muestra, claramente, que sólo ha mejorado un poco la gestión empresarial. Pero, al continuar siendo estatal la propiedad, estos ferrocarriles continúan siendo una carga para la sociedad.

(3) "Ambos el comprador y el vendedor se benefician (reciben utilidad) porque el último necesita el dinero del primero y el primero necesita el bien. Por esta razón, cada una de estas cosas es dada al otro como una recompensa", Francisco García, escolástico español, 'Tratado Utilísimo de Todos los Contratos, Quantos en los Negocios Humanos se Pueden Ofrecer', Valencia, 1583, p. 213. "Porque tanto entra con el precio en poder del vendedor, quanto por la cosa vendida en poder del comprador, quanto por el precio que salió de su caudal, y tanto entra por la cosa vendida en poder de el comprador, quanto por el precio salio de su caudal", Bartolomé de Albornoz, escolástico español, 'Arte de los Contratos', Valencia, 1573, p. 63 (citados por Alejandro A. Chafuén, 'Christians For Freedom', Igantius Press, San Francisco, USA, 1986, p. 113 y pié de p. 114, respectivamente). Con esta misma tesis tomista, entre tantos otros, coincide Richard de Middleton (ca. 1249-1306), franciscano y escolástico británico de la Universidad de París.

(4) "La competencia no sólo es importante por los efectos directos de incentivo en las firmas de la industria sino, también, porque tiende a generar más información que puede ser utilizada por los dueños de una firma para mejorar el monitoreo de la perfomance", George Yarrow, 'Does Ownership Matter?', en 'Privatisation & Competition', IEA, London, 1989, p. 68. Así, los competidores incentivan y enseñan a trabajar mejor. De donde, al contrario de lo que es creencia popular, la competencia, no sólo no destruye a las buenas empresas, sino que las mejora de tal modo que, en muchos casos, llegan a aumentar sus ganancias en forma considerable (Ver, por ejemplo, 'Sector growth outstrips US economy', Financial Times, London, November 4 1997, p. 5).

(5) 'Electricity Supply: An End To Natural Monopoly', Walter J. Primeaux, Jr; en 'Privatisation & Competition', IEA, London, 1989, p. 131. En particular, con respecto al tema de la electricidad, puede verse 'The Electricity Business: Power to the People', The Economist, 28 de marzo de 1998.

(6) "... la historia económica de Estados Unidos muestra que aquellas leyes antimonopólicas, paradójicamente, sirvieron para otorgar monopolios artificiales en detrimento de la competencia (Véase Richard A. Posner, 'Antitrust Law', The University of Chicago Press, Chicago 1976; Dominick T. Armentano, 'Antitrust and Monopoly: Anatomy of a Policy Failure', Wiley-Interscience Pub., New York 1982; y Roy A. Childs, 'Big Business and the Rise of American Statism', Liberty Against Power, Fox & Wilkes, San Fransisco 1994). Como señala Gabriel Kolko ('The Triumph of Conservation', Kuadrangle Pub. Co., Chicago 1976, pp. 4-5) 'a medida que existieron más competidores el poder económico quedó disperso a través de la nación, y resultó claro para muchos empresarios importantes que solamente el gobierno nacional podía revertir la situación... No fue la existencia de los monopolios que causaron que el gobierno federal intervenga en la economía sino, por el contrario, la inexistencia de ellos'. La verdad es que muchos de los empresarios quisieron asegurarse reservas exclusivas de mercado recurriendo al gobierno, quien a través de 'legislación antimonopolica' logró el objetivo", Alberto Benegas Lynch (h), 'Socialismo de Mercado', Libertas no. 27, ESEADE, Buenos Aires, Octubre de 1997, p. 199.

(7) Obviamente aquí me estoy refiriendo a la tarifa (al precio) como 'mecanismo' de distribución y no estoy intentando una valoración moral (recordemos que, según vimos al estudiar la teoría del valor, el precio y el valor no tienen relación directa). Sin embargo, es bueno recordar que, finalmente, todo se 'sintetiza' en la moral, porque, de hecho, finalmente el hombre nació para ser moral (para seguir al orden natural). Así, podríamos decir que la tarifa justa, lo mismo que el salario justo (de hecho, están íntimamente relacionados, desde el momento en que los salarios son altos o bajos en relación con las tarifas y precios que tienen que enfrentar), hace referencia a una cuestión moral básica (toda la economía, en definitiva, lo es). De modo que no puede, de suyo, referirse a costos o decisiones arbitrarias de ninguna persona extrínseca, sino, sólo y exclusivamente, a la utilidad personal y social. De aquí que, las economías 'reguladas' coercitivamente, sean inmorales, porque no responden a los mandatos del orden natural (el mercado natural) sino al arbitrio del funcionario de turno que (ya hemos estudiado), de modo necesario, será egocéntrico e imperfecto (por mucho que se lo disfrace de 'justicia social').

(8) "Creo que sería mejor no tener una tassa oficial...como ocurre en muchos lugares con efectos perniciosos. Rebelo asegura que todos en Lisboa hubieran muerto de hambre si una tassa oficial para el trigo hubiera sido impuesta...y no encontraras un solo grano de trigo a la tassa oficial...y si lo encuentras será con mil trampas y fraudes. Y también porque parece dañino obligar a los agricultores a vender a la tassa oficial en años de escasez de trigo, cuando tienen que pagar altos costos de producción y cuando la común estimación asegura una tassa más alta para el trigo", Henrique de Villalobos, escolástico español, 'Summa de la Theologia Moral y Canónica' (Barcelona, 1632) bk. II, p. 344 (citado por A. A. Chafuén, 'Christians For Freedom', Ignatius Press, San Francisco, USA, 1986, p. 110).

(9) El peor accidente nuclear, en los EE.UU., se produjo, durante 1979, en la Isla de las Tres Millas, Pennsylvania. Pero éste no es comparable con el ocurrido en Rusia. Por otro lado, tengamos en cuenta el porcentaje, dado que en el país anglosajón existen mucho más de 100 centrales nucleares.

(10) Por ejemplo, es sabido que a los pasajeros les molesta mucho el atravesar por tormentas o turbulencias. Pero, desviar la ruta del avión, además del retraso que esto puede significar, tiene un costo importante en combustible y demás. En consecuencia, si hay competencia las líneas evaluarán esto con mucha atención de modo de no perder pasajeros, si no la hay, sencillamente ahorrarán combustible. Tengamos en cuenta que a la competencia se la puede inhibir, no sólo directamente, sino, también, indirectamente. De hecho, por ejemplo, las 'regulaciones' que prohíben la libre instalación de aeropuertos, provocan una merma en la oferta aérea, debido a la incapacidad de las instalaciones existentes para recibir más tráfico en forma fluida y eficiente, es decir, económica.

(11) Ya he explicado que, en la sociedad natural, finalmente, la autoridad moral se impone de suyo, porque esto hace a la supervivencia del hombre. Para verlo claramente, pongamos un caso extremo. Supongamos que la autoridad moral (que, si verdaderamente es tal, será necesariamente para bien) prohíbe (obviamente, no de modo coactivo) el cianuro por ser causante de muerte. Aquellos que desobedezcan morirán y, con ellos, la desobediencia. Así, el orden natural está necesariamente dirigido al bien, porque, según sabemos, el libre albedrío provocará acciones malas y buenas, las malas desaparecerán y las buenas (que necesariamente se producirán aunque sea por 'casualidad') quedarán e irán sumando. Por otro lado, está claro que "Abrir el sistema a un mayor poder de las minorías y permitir a los ciudadanos desempeñar un papel más directo en su propio gobierno son tareas necesarias... El tercer principio vital de la política del mañana tiende a deshacer el atasco en la toma de decisiones y a atribuirlas al lugar que corresponden... Lo llamamos 'distribución de decisiones'" Alvin y Heidi Toffler, 'La creación de una nueva civilización', Plaza & Janés Editores, España 1996, p. 129. Son muchos los autores que han hablado de la "soberanía del consumidor", por ejemplo, ver Ludwig von Mises, 'Human Action', Contemporary Books Inc., Chicago 1966, p. 269, The Sovereignity of the Consumers.

(12) Ya que apareció la palabra consumidor, quiero hacer una aclaración: un mercado sin violencia institucional, es decir, con imperancia del orden natural, nada tiene que ver con lo que podríamos llamar la 'cultura del consumismo'. Por el contrario, esta 'cultura' es el resultado de la alienación, propia de la sociedad artificial, que produce la violencia institucional, que impide que las personas, a través del orden natural, de su propia esencia, puedan realizar su vocación. Es creencia común que, los empresarios suelen 'crearle' a la gente necesidades artificiales a través de la publicidad de modo de vender sus productos. Esto resulta cierto sólo en la medida de la sociedad artificial, de la 'cultura del consumismo'; ya que, en una sociedad sana, en donde la gente tiene valores verdaderos y puede libremente realizar su vocación, difícilmente puedan crearle necesidades. Si una persona, entre otras cosas, cree que la autoridad moral no existe y que, en consecuencia, la autoridad debe ser impuesta por vía coactiva, además del materialismo que esto supone, la persona en cuestión tiene, evidentemente, un vacío moral que (como su tendencia es materialista) llenará con cuestiones materiales, que no responden a un orden moral, sino a la simple necesidad de llenar un vacío. Puesto en forma muy sintetizada, pero no por esto menos real: como la autoridad coercitiva depende, en última instancia, de lo material (las armas), conlleva, de suyo (más allá de la retórica de los idealistas), que el 'orden' material (quién tiene más dinero) es quién manda y, quién, en definitiva (como que manda, como que finalmente se impone), es quién tiene la 'verdad'; de aquí que, no sólo sea importante tener dinero y bienes materiales, sino, también, aparentarlo (del mismo modo que quién consigue convencer aparentando que tiene un arma). Así, puede verse que todos los 'poderosos' quieren ser amigos del presidente del país; y que, todo el resto de la sociedad, quiere ser amigo de estos poderosos; y así intentan frecuentar los mismos costosísimos lugares (que son los de moda), y así intentan imitarlos con el fin de confundirse con ellos. Y así se recicla todo el consumismo. Por el contrario, cuando la autoridad es moral, nada de esto tiene sentido. No es más poderoso el que tiene más dinero, sino quién es más moral. Y, como la autoridad es la moral, y no la arbitrariedad del gobernante, ser amigo del funcionario no implica la posibilidad de obtener más poder. De modo que, al contrario de lo que ocurre en la sociedad artificial, cuando gobierna el orden natural a nadie le importa ni tener más dinero ni ser más amigo del gobernante, sino ser más moral. Porque todo le está indicando, claramente, que el poder (ahora en sentido eficiente) y la verdad pasan por la moral. Así, por señalar un ejemplo, en la 'cultura del consumismo', lo que vale es el cuerpo joven (porque éste es capaz de fuerza física) y no el alma (que es capaz de fuerza moral); cuando lo que es cierto es que ambos valen, pero el alma, es primera. Siendo que ésta es más rica, en principio, cuando tiene más años de crecimiento y maduración.

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