Observatorio de la Economía Latinoamericana


Revista académica de economía
con el Número Internacional Normalizado de
Publicaciones Seriadas ISSN 1696-8352

Economía de México


OPINIÓN DE LOS ADULTOS DE UNA LOCALIDAD RURAL DE OAXACA, MÉXICO, CON RESPECTO A LOS PROCESOS LIGADOS AL SISTEMA ECONÓMICO ACTUAL Y LOS PATRONES DE ALIMENTACIÓN FAMILIAR



María Eufemia Pérez Flores (CV)
ufe201@hotmail.com



Resumen
El sistema económico rigente en México ha propiciado trasformaciones que impactan en la economía del hogar y la alimentación rural. El objetivo de este estudio fue estudiar los patrones de la dieta familiar en un contexto de crisis de producción campesina de autoabasto, dependencia de las remesas y programas sociales; así como un cambio en la accesibilidad de los alimentos y los factores relacionados con la crisis de la producción campesina de auto abasto desde el punto de vista de los integrantes de los hogares de una comunidad rural del estado de Oaxaca, México. Se trató de un estudio cuali-cuantitativo en el cual se aplicó una encuesta con información socio-económico y sociodemográfica, así como instrumentos propios del área de nutrición.
Palabras claves: producción de autoconsumo, hogares, dieta familiar.

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Pérez Flores, M.: "Opinión de los adultos de una localidad rural de Oaxaca, México, con respecto a los procesos ligados al sistema económico actual y los patrones de alimentación familiar", en Observatorio de la Economía Latinoamericana, Nº192, 2013. Texto completo en http://www.eumed.net/cursecon/ecolat/mx/2013/alimentacion-familiar.html


Introducción
La globalización y las políticas gubernamentales neoliberales han impactado de diversa forma a las comunidades rurales mexicanas. Por un lado, la política económica agropecuaria excluye a los productores de bajos ingresos bajo la lógica que no son competitivos en el mercado, dando prioridad a las grandes empresas agrícolas y agro-industriales; al mismo tiempo, se han relegado los productores campesinos a los programas de política social de combate a la pobreza, en lugar de ser considerados sujetos adecuados de una estrategia gubernamental de desarrollo económico (1). Esto ha provocado un abandono de las actividades del campo, que a su vez han propiciado complejos procesos de transformación en las estrategias de supervivencia de la unidad doméstica de las poblaciones rurales e indígenas de México, ya que los campesinos están migrando de manera temporal, periódica o definitiva hacia las ciudades mexicanas, los campos agro-industriales del Norte del país o a Estados Unidos, buscando empleos generalmente informales y mal remunerados en la construcción, la agricultura, el trabajo doméstico o en otros servicios y enviando remesas a las familias que se quedan (2). Oaxaca es uno de los estados considerados como de alta migración con intensidad migratoria internacional de 2.4 ocupando el lugar 6 a nivel nacional (3). Por otro lado, la necesidad de garantizar fuentes alternativas de ingresos ha propiciado el aumento de la participación de la población rural en empleo asalariado y un crecimiento del comercio a pequeña escala.
El modelo económico vigente conlleva en México la concentración de la industria alimentaria en unas cuantas empresas que a través del marketing y estrategias capilares de distribución, han logrado penetrar en las comunidades rurales, provocando cambios dramáticos en unos cuantos años en los patrones de alimentación de la población con un mayor consumo de comida industrializada, globalizada y de preparación rápida, rica en grasa, sodio y azúcares. Estos cambios en la dieta, aunados a la disminución de la actividad física por el abandono paulatino del trabajo arduo del campo, han contribuido al aumento del sobrepeso y obesidad (4, 5). De acuerdo a los datos de la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición (ENSANUT 2012) en un lapso de seis años, la prevalencia de sobrepeso y obesidad en población rural adulta de Oaxaca aumentó 19.5 puntos porcentuales de 47.5% en el 2006 a 67.0% en 2012.(6),
Por otro lado y de acuerdo a los datos de la misma encuesta (6), el estado de Oaxaca es uno de los estados de la República Mexicana con mayor inseguridad alimentaria pues la padece el 80.7% de los hogares encuestados, siendo las comunidades rurales las más afectadas con 84.9% de sus hogares en esta situación.
La producción de autoconsumo incluye las actividades relacionadas con el cultivo de cereales, hortalizas, otros vegetales y/o árboles frutales; además de la cría de animales para ser consumidos como alimentos por los mismos productores. Dicha actividad contribuye a garantizar la seguridad alimentaria de los hogares, porque abastece al hogar con alimentos que están a la base de la dieta y que están culturalmente aceptados. Según la FAO (7), 1,192,029 de las familias de México (22%) destinan la totalidad de su producción a cubrir las necesidades alimentarias de sus integrantes o sea, son familias que producen para su subsistencia y no para el mercado. La mayoría de estos hogares se encuentran en el Estado de México, Oaxaca, Puebla, Veracruz y Chiapas; estados en donde el valor de la producción de autoconsumo correspondería a la principal fuente de ingresos (30%), seguido del valor de las trasferencias públicas (28%) y del trabajo asalariado (16.6%).
Vista la importancia de la producción de autoconsumo para muchos hogares rurales mexicanos, El objetivo de este estudio fue estudiar los patrones de la dieta familiar en un contexto de crisis de producción campesina de autoabasto, dependencia de las remesas y programas sociales; así como un cambio en la accesibilidad de los alimentos y los factores relacionados con la crisis de la producción campesina de auto abasto desde el punto de vista de los integrantes de los hogares de una comunidad rural del estado de Oaxaca, México.

Material y métodos
Se llevó a cabo un estudio cuali-cuantitativo, en la parte cuantitativa, para la obtención de información primaria se usó una encuesta probabilística con preguntas socio-demográfica y socio-económicas centradas en el hogar, cuestionarios sobre la frecuencia de consumo de alimentos, en la parte cualitativa se utilizó la técnica de entrevistas estructuradas (8) con adultos hombres y mujeres entre 32 y 76 años de edad. El estudio se realizó en la cabecera municipal de la Ciénega de Zimatlán, este es un municipio que se localiza dentro del estado de Oaxaca en la región de los Valles Centrales, perteneciente al distrito de Zimatlán; de acuerdo a los datos del INEGI, se ubica en las coordenadas 16° 53´ 38’’ latitud norte, 96° 46´ 11’’ longitud oeste, a una altitud de 1,480 metros sobre el nivel del mar. El municipio se encuentra a sólo 30 minutos de la ciudad capital (9).
Muestra
Para la investigación se obtuvo un tamaño de muestra de 30 hogares, seleccionados según muestreo aleatorio simple. La cédula de hogares se aplicó al jefe o la jefa de familia de manera indistinta, en algunos casos, ambos participaron para contestar las preguntas. Esta cédula incluía información sobre las características básicas socio-demográficas y socio-económicas, constando de doce secciones: 1. Identificación, 2. Información socio-demográfica sobre los miembros del hogar, 3. Ingresos por trabajo asalariado en la región y en la localidad, 4. Ingresos por remesas y características de las remesas, 5. Transferencias monetarias por el programa Oportunidades, así como otros programas gubernamentales y no gubernamentales, 6. Ingresos por trasferencias entre hogares, ahorro y crédito, y por actividades comerciales y de producción y venta de artesanía, 7. Ingresos por estas actividades. Por otro lado se determinó peso y talla a los adultos de la muestra para determinar estado de nutrición y consumo de nutrimentos según métodos ya probados (10).
Este cuestionario de frecuencia de consumo de alimentos nos permitió aplicar una técnica sencilla y rápida en el análisis de la dieta, teniendo mayor representatividad de la ingesta y los patrones de alimentación de los hogares. El cuestionario se aplicó a las mujeres responsables de la alimentación del hogar o en ocasiones a los jefes varones del núcleo doméstico, explicándoles que se les haría una serie de preguntas acerca de los hábitos de consumo de alimentos. El cuestionario incluyó la frecuencia de consumo de los siguientes grupos de alimentos: lácteos, leguminosas, azúcares, bebidas, cereales (incluyendo los derivados de los cereales y tubérculos), frutas, verduras, carnes, embutidos, huevo, pescado, mariscos, grasas y productos de la milpa.
De las encuestas los 30 hogares y se obtuvo información socioeconómica que permitió clasificar a cada hogar según ingresos totales en tres niveles socioeconómicos (NSE): NSE alto, NSE medio y NSE bajo. Se seleccionó así una submuestra de tres personas por cada NSE, quedando un total de 9 personas que fueron las entrevistadas.
Temas incluidos en las entrevistas
Se elaboró un guion de entrevista con los siguientes ejes centrales: productos cultivados, extensión de los cultivos, participación familiar en la producción agropecuaria, consumo de alimentos producidos en el hogar, patrones migratorios y remesas en el hogar, participación y opiniones acerca de los programas gubernamentales sobre todo el programa Oportunidades, disponibilidad de los alimentos y cambios en la dieta.
Es importante mencionar que la dimensión temporal abarcada en las entrevistas en cuanto a procesos de cambios entre un “antes” y el “ahora”, aun si se manejó oficialmente en las preguntas como una diferencia de una década, en el imaginario de las personas que respondieron más bien fue visualizado en casi todos los casos como una temporalidad mucho mayor, pero siempre siendo significativa para sus propias vidas, en el sentido de eventos que ellos hayan podido presenciar. En general, el “antes” fue visualizado como un quince, veinte o hasta treinta y cinco años atrás.
Previa autorización de los participantes, todas las entrevistas fueron audio grabadas y después transcritas en archivos electrónicos a partir de los cuales se generaron categorías de información mediante codificación abierta. Posteriormente, se llevó a cabo un análisis de las categorías centrales y finalmente las categorías fueron ubicadas junto con los contenidos correspondientes en matrices temáticas.
Resultados
Características socio-económicas de los hogares estudiados
Tabla No. I Características socio-demográficas y socio-económicas y estado nutrición de la población de los hogares seleccionados (N=30)


Variables

Categorías

Escolaridad media de los mayores de 15 años (n)

Hombre
Mujer
Total

7.1 (43)
6.9 (49)
6.9 (92)

Integrantes de los hogares mayores de 12 años, según situación conyugal (%)

Solteros
Casados y unión libre
Otra condición
Totales

34 (35.4)
56 (58.3)
6 (6.3)
96 (100)

Religión de la población mayor de 5 años (%)

Católica
Otras o ninguna
Total

111 (96.5)
4 (3.5)
115 (100)

Ocupación de los de 14 o más años (%)

Trabajo de campo (agricultura y ganadería)
Construcción
Comercio
Servicios de Transporte
Maestros de educación básica
Amas de casa
Estudiante
Ninguna
Mecánica
Otros
Total

28 (29.8)
4 (4.3)
5 (5.3)
3 (3.2)
2 (2.1)
24 (25.5)
14 (14.9)
4 (4.3)
2 (2.1)
8 (8.5)
94 (100)

Medias de Ingreso anual (% medio del ingreso total)

Salarios
Actividades comerciales
Programas sociales
Actividad agrícola
Actividad pecuaria
Remesas
Transferencias entre hogares
Total

$19, 451 (24)
$36, 674 (41.4)
$4, 822 (9.5)
$4,877 (4.7)
$12,338 (14.0)
$1,817 (6.1)
$222 (0.3)
$74, 218 (100)

Estado de nutrición de los adultos, según categoría (%)

Obesidad
Sobrepeso
Normal
Bajo peso
Total

23 (18.4)
34 (27.2)
50 (40%)
5 (4.0)
112(100)

Fuente: elaboración propia de la encuesta socio-económicas
Tabla No. II. Frecuencia semanal promedio del consumo de alimentos que aportan proteínas, por localidades de estudio

Alimento
(aportan vitaminas y minerales )

media de consumo semanal

Alimento
(aportan carbohidratos)

media de consumo semanal

Alimento
(aportan proteínas)

media de consumo
semanal

Cebolla

8.63

Tortilla de mano

11.85

Queso

6.99

Jitomate

7.17

Pan dulce

6.69

Leche

5.65

Chile o salsa

5.34

Atole

2.2

Frijol

5.33

Plátano

3.65

Refresco

1.14

Chapulín

3.6

Mandarina

3.53

Cereal de caja

1.76

Huevo

2.69

Limón

2.68

Pastelillos industrializados

0.66

Carne de pollo

1.44

Manzana

3.12

Memelas

0.95

Carne de res

1.5

Mango

2.71

Tamales

0.38

Yogurth

1.3

Naranja

2.53

Galletas

0.93

Carne de cerdo

1.2

Lechuga

2.58

Frituras industrializadas

0.96

Embutidos

1.02

Zanahoria

1.81

Frituras caseras

0.45

Lentejas

0.98

Guía de calabaza

1.48

Pozole

0.06

Pescado

0.35

Flor de calabaza

1.47

Atún

0.41

Chepil

1.3

Queso tipo Petip Suit

0.23

Sandia

1.01

Camarón

0.26

Chepiche

1.16

Quintoniles

1.08

Pepino

0.92

Verdolagas

1.05

Brócoli

0.86

Quelite

0.87

Fuente: Elaboración propia del cuestionario de frecuencia de consumo de alimentos

Características socio-demográficas de los entrevistados
En la tabla No 1 se resumen los resultados de las características demográficas y económicas de los 30 hogares de la muestra. En esta misma tabla también encontramos estado de nutrición de la población adulta de la muestra. En la tabla No II. Se observan los alimentos de mayor consumo semanal. Con respecto a las frutas y verduras se encontró mayor consumo semanal en las verduras que forman parte de la típica salsa y en cuanto a las frutas sobresalen las de temporada como el plátano, mandarina y manzana; los alimentos que aportan energía con mayor frecuencia semanal fueron las tortillas, el pan dulce y atole; finalmente la frecuencia de consumo semanal de los alimentos que aportan proteína fue alta para el queso, la leche, los frijoles y los chapulines.
En lo que concierne a la submuestra se encontró que de las nueve personas que participaron en la entrevista, siete eran mujeres y dos hombres, con una media de edad entre las mujeres de 48.3 años, mientras que el único hombre tenía 45 años, la media de edad general fue de 48 años. La escolaridad del hombre fue de 12 años y la media de escolaridad de las mujeres fue de 5 años de estudio. Los resultados de la entrevista fueron los siguientes:
Producción de autoconsumo
Seis de las nueve personas entrevistadas en la Ciénega opinaron que hasta el momento de la entrevista seguían cultivando lo mismo que “antes” y dos de los entrevistados (un varón y una mujer), dijeron que antes se cultivaban productos alimenticios y que ya no los cultivan porque conforme tenían más edad, y al no encontrar quien les sustituyera en el trabajo del campo, se han enfermado, inclusive uno de ellos está incapacitado, por ello han tenido que dejar esta actividad; en otro de los casos, comenta la mujer entrevistada que antes producían alimentos, pero ahora el esposo ha optado por abandonar la actividad agrícola, ya que se considera que el manejar un mototaxi es más redituable económicamente que la producción agrícola.
Con respecto a la extensión de las tierras con que cuentan los entrevistados, dos mujeres y un hombre afirmaron que, siguen teniendo la misma cantidad de tierras que tenían “antes” debido a que no han tenido la necesidad familiar, de vender o de comprar más tierra. Dos de las entrevistadas comentaron que ha disminuido la cantidad de tierras que poseen para los cultivos, en comparación con las extensiones que tenían hace 10 años, ellas si han tenido que vender debido a la necesidad de recursos económicos para comprar alimentos y medicamentos. Dos más de los entrevistados (un hombre y una mujer) mencionaron no haber tenido tierras, ni en el pasado ni actualmente, debido a que no recibieron herencia de terrero por parte de sus padres, pero en otro de los casos se encontró lo contrario, la entrevistada no tenía tierras por ser joven y ahora ya recibió su herencia de tierras. Solo una de las entrevistadas mencionó haber hecho un esfuerzo para comprar una porción más de tierra.
Todos los entrevistados dijeron que hace 10 años tenían algún familiar encargado del trabajo en el campo y solo una de las entrevistadas mencionó que usaba apoyo de mozo para estas actividades. Las respuestas que dieron a la pregunta ¿Qué es lo que ha cambiado en el trabajo de campo de hace 10 años a la fecha? muestran que la actividad familiar en el campo está claramente disminuyendo porque solo cuatro de los entrevistados comentaron que la actividades en el campo no ha cambiado, tres de los entrevistados (un hombre y dos mujer) dieron las siguientes razones por las que se ha abandonado esta actividad: se han vuelto viejos y han enfermado, y no han encontrado quien les sustituya en esta actividad; otro de los motivos fue porque era mal pagado. Una entrevistada saco a relucir que el cambio en el campo se debe a la modernización, como lo señala:
“…era yunta antes, de a mano se iba tirando y ahora ya no, es pura máquina, antes era riego diferente, con pura pala y corría el agua por canaleta y ahora dicen que ya es moderno, pues, ahora pura aspersión, de esa cosa que da vuelta, que se pone en las tierras, se pone una vez y a las seis horas se pone en otro lugar y ya está regado, todo moderno...” (Mujer de 57 años).
Solo en uno de los casos se mencionó que la ausencia de lluvia era la causante de la disminución de la actividad en el campo.
Los adultos entrevistados mencionaron que “antes”, producían alguno o varios de los siguientes alimentos: maíz, frijol negro, calabacitas, ejotes, además contaban con borregos y vacas para la producción de queso y leche; en cuanto a los productos del traspatio contaban con gallinas, huevo y cerdos. Un varón y una mujer acentuaron que actualmente ya no producen alimentos provenientes del campo, pero el resto de los entrevistados hicieron notar que la producción de autoconsumo proveniente del campo no ha cambiado mucho, debido a que reportaron que los productos de autoconsumo que actualmente producen son: maíz, frijol, calabacitas inclusive una de las entrevistadas reportó que producen otro alimento no mencionado anteriormente como el garbanzo. También se encontró que la producción de traspatio es mayor ahora que “antes” porque los entrevistados mencionaron tener más productos actualmente de los que se tenían hace 10 años, incluyendo las gallinas, cerdos y huevo, se dijo que también cuentan con perejil, cilantro, hierba buena, epazote, chiles y tomates.
Migración
Seis de los nueve entrevistados dijeron tener algún migrante en la familia, éstos mismos mencionaron que la migración empezó en sus hogares desde hace treinta años aproximadamente como máximo y diez años como mínimo.
Las respuestas de los entrevistados dicen que, lo que motivó a los migrantes a salir de la Ciénega en los años ochenta, fue: primeramente que los productos del campo no se compran a buen precio y hay falta de trabajo que obliga a la búsqueda de diferentes empleos (cinco opiniones); en segundo lugar la falta de recursos monetarios para comprar lo que se ofrece en el mercado (tres opiniones); otros motivos mencionadas fueron: por seguir al esposo (mencionado por una de las entrevistadas) y por tener una vida mejor (mencionado por una de las entrevistadas).
Todos los entrevistados coinciden en que, las remesas se han enviado y se siguen enviando de parte de sus familiares que son migrantes y que la diferencia entre lo que se enviaba “antes” y lo que se envía “ahora”, es que han disminuido grandemente, esto lo podemos ver ejemplificado en lo que comenta la entrevistada:
“Pues antes aprovechaba la gente, todo lo que les enviaban y compraban tierras, compraban un tractor, compraban… hacían sus casas. Pero ahorita ya no alcanza. Con lo que mandan ellos y lo que se gana hacer aquí, ya no alcanza… “ (mujer de 58 años).
Tres mujeres opinaron que lo poco que se recibe ahora se usa para mantener a la familia y alimentarse, dos entrevistados más (un hombre y una mujer) opinan al respecto que, las remesas son usadas para pagar la mayordomía de las fiestas del pueblo, otras tres entrevistadas comentaron que estas remesas son usadas para construir las casas y para comprar maquinaria necesaria en el trabajo del campo y un entrevistado comento que lo que mandan lo usan para comprar ropa.
Cuando se les pregunto a los entrevistados si los migrantes siguen apoyando las fiestas patronales, todas y todos los entrevistados comentaron que sí, sin embargo, dos de las entrevistadas comentaron que esta participación ha disminuido entre los migrantes. Todos comentaron que la participación financiera en estas fiestas es voluntaria para el migrante pero que es importante para ellos como lo expresa la entrevistada.
“Cuando se trata de ayudar por decir a la iglesia… entonces sí, se reúnen y mandan cooperación con la finalidad de que se haga algo para la iglesia” ... (mujer de 50 años).
La participación de los migrantes en las fiestas patronales es como “Diputado” o de “Mayordomo” cuya participación se define así por algunas de las entrevistadas.
“…las fiestas patronales, pues, se puede decir que sí, pero se da por ejemplo, cuando son mayordomos porque aquí hay mayordomos y el mayordomo pues hace la fiesta y en su casa... Y ya como hay otras personas que se apuntan para llamar diputados, perdón, los que queman los cohetes. Y cuando son las fiestas, así como la fiesta del pueblo pues, ese mismo este, hacen los juegos pirotécnicos y todo eso…” (mujer de 32 años).
“…vienen cuando es la fiesta, de la fiesta del pueblo pues, vienen para acá a participar en forma de diputado y patrocinan los cohetes, digamos…” (mujer de 40 años).
Cuando se les hizo la pregunta ¿Cree que lo que mandan los migrantes sirve para que los que se quedan tengan mejor vida y mejor alimentación? Los nueve entrevistados dijeron que sí contribuye a una mejor alimentación y cuatro de estos nueve (un hombre y tres mujeres) dijeron que además sirve para tener una mejor vida, incluyendo en esta categoría mejor vestido y mayor capacidad para comprar lo necesario.
Programas de Gobierno
A la pregunta ¿Cuál fue el primer programa de gobierno que usted se acuerda que apoyó a la alimentación en el pueblo? La mayoría (cinco mujeres y un hombre) lo relacionó directamente con el programa antecesor de Oportunidades, el PROGRESA. Una de las entrevistadas y uno de los entrevistados dijo no recordarlo, dos mujeres dieron información muy vaga al respecto recordando la entrega de despensas por un programa del DIF y la existencia de desayunos escolares.
En relación al programa Oportunidades los entrevistados y una de las entrevistadas no recordaron cuándo y cómo llegó dicho programa, los que lo recordaron dicen, en su mayoría (cuatro mujeres) que fue recibido con alegría y emoción por parte de las familias y por parte de las autoridades. Dos mujeres más opinaron que el programa Oportunidades llego más que nada por suerte de algunas personas y fue bien recibidas por esas personas beneficiadas, otra de las entrevistadas se mostró apática al programa comentando que no sabe nada de este programa. Llama la atención el temor a dar la información completa a los programas gubernamentales como lo manifestó uno de los entrevistados:
“Pues así pues no tenían confianza, no teníamos confianza, porque eh… eh.. ….pues ya ve usted como es la gente, no podía decir que sí compraban el terreno o una cosa cuando le preguntaron para este programa, por eso es que no teníamos mucha confianza y ahorita no porque ya se declaró de plano porque es…” (hombre de 76 años).
Son cinco los entrevistados que piensas que el programa Oportunidades es bueno por alguna de las siguientes razones: apoya a la alimentación, da recursos que sirven para comprar medicamentos de las personas enfermas y ayuda a las personas a tener responsabilidad. Sin embargo es importante resalta que tres de los entrevistados opinaron que el programa Oportunidades es injusto con respecto a quien se le da y a quien no, mencionando que el programa es dado por igual a los necesitados que a los que no están tan necesitados según comentan:
“Eso es personal no, que yo le conteste de lo que yo pienso… mire lo que yo pienso que hay muchas personas que no lo necesitan y hay personas que lo necesitan y no lo tienen. Hay personas que tienen esposos en Estados Unidos, tienen la manera de vivir bien, qué pasa que a esas son las que les llega Oportunidades y a las personas que no tienen, no les llega nada. Aquí nada más tenemos un ejemplo, acá a lado están tres personas, esas pobres no les llega nada y hay otra persona que está por allá que tiene esposo en Estados Unidos, tiene papeles para poder ir y venir de Estados Unidos, su familia y a esos les llega”. (mujer de 50 años).
“Pues le digo que está bien para algunos que no lo necesitan, pero algunas gentes sí lo necesita y no lo tiene, las madres solteras, niños que no tienen papás y no lo tienen...” (mujer de 57 años).
Otra de las entrevistadas además de opinar que es bueno este programa, también mencionó que propicia que la gente se confié y no trabaje, las palabras con las que expresa esto son las siguientes:
“Como que si beneficia…, y como que no…, porque hace la gente muy floja, pues yo digo no sé, no lo he visto pero ya saben que ya va a llegar el apoyo y ya no buscan para una semana… (mujer de 52 años)”.
La mayoría de los entrevistados (seis mujeres y dos hombres) piensan que no todos los beneficiarios del programa son pobres, inclusive una de ella opina que la distribución de los beneficiaros está en un 50% para los pobres y un 50% para los que tiene más recursos. Todos los entrevistados declaran que no es correcto que unos reciban este apoyo y otros no, como lo manifiesta en forma sarcástica uno de los entrevistados:
“Ahora si le voy a decir la verdad aquí hasta el más ricote tiene Oportunidades tienen dos máquinas, tienen tractores, tienen camiones, tienen buena casa y yo mire, mi casa de lámina y tienen casa de dos pisos, casa con arco y tienen Oportunidades, mire, cómo ve? está bien no? jajaja... (hombre de 76 años) ”
Solo una de las mujeres opinó que todos los que reciben el programa son pobres.
A la pregunta: ¿El programa Oportunidades ayuda a la alimentación? Contestaron en su mayoría (6 entrevistadas y 2 entrevistados) que sí ayuda en la alimentación, además mencionaron que se apoyan de este recurso para el pago de transporte (dos de los entrevistados), el pago de los servicios (una de ellas) y el pago de la escuela (una de ellas). Otra de las entrevistadas opinó que los recursos del programa Oportunidades son utilizados inadecuadamente por los beneficiarios:
“Pues dicen algunos que sí, pero yo creo que nooo... porque a veces gastan en otras cosas, que celular para el chamaco, que para esto, que para el otro, otras cosas que no, yo veo que todos los niños andan su celular y ¿cuánto se le pone? sus 100 pesos de crédito y como hay casas que le toca a uno dos está bien, que lo ocuparan en cosas buenas está bien pues….” (mujer de 57 años).
Disponibilidad de alimentos
Narran los entrevistados que eran pocas las tiendas que existían antaño en la Ciénega, mencionando un número variable de tiendas existentes “antes” que van entre cinco y siete y también dicen que ahora hay muchas más que pueden llegar a ser veinte. Según ellos, en esas tiendas se vendían productos alimenticios como arroz, sal, manteca, pastas, azúcar, pan, frijol, aceite, verduras, mezcal y de enlatados solo chiles en vinagre y sardina.
También se les pregunto si creían que ha cambiado algo, o si se sigue vendiendo lo mismo en las tiendas, todos los entrevistados contestaron que sí ha habido cambios en los productos a la venta, ya que ahora se venden más alimentos y hay mucho más tiendas. También opinaron por igual que hoy en día se cuenta con más variedad de alimentos que la que se tenía antaño. Y se menciona en general que los alimentos que ahora se encuentran en las tiendas y que no se encontraban “antes” son: Industrializados como embutidos de todos los tipos, quesillo, empaquetados, refresco, frituras denominadas “chatarra”, pastelitos industrializados, verduras, frutas y carne de pollo de granja. Solamente tres de las entrevistadas y uno de los entrevistados dijeron no saber de dónde provienen estos alimentos y el resto de los nueve entrevistados dijeron que estos productos provienen de la ciudad de Oaxaca y/o de otras ciudades.
Cuando se les pregunto si creen que estos alimentos han mejorado la dieta, seis de las entrevistadas y uno de los entrevistados afirmaron que los alimentos comprados no mejoran la dieta, las razones de esta respuesta fueron: porque hace daño a la salud, tienen mucha grasa, tienen mucha azúcar, tienen muchos químicos y porque se comen en exceso. Dos personas de las entrevistadas, un varón y una mujer, comentaron lo contrario, los alimentos que se compran sí han mejorado la alimentación, esta respuesta la dan por dos razones: una es que se piensa que los alimentos se conservan más tiempo en estado adecuado de consumo y la otra es porque se piensa que existen mayor cantidad de alimentos que tienen menos grasa y que ayudan al cuidado de la salud.
Cambios en la dieta
La mayoría de los entrevistados (siete) creen que lo que se come actualmente es diferente a lo que se comía “antes”, los porqués incluyen las siguientes respuestas: ahora se come mejor, hay más variedad de alimentos como los lácteos envasados, ahora la gente cuida su cuerpo (esto opina porque se enfermó y come diferentes con menos grasa y colesterol), ahora se incluyen en la dieta más refrescos, golosinas embutidos y comidas procesadas aunque en opinión de la entrevistada ya se está cuidado de esto, otra opinión de uno de los entrevistados se refiere a la perdida de la cultura alimentaria como se muestra textualmente:
“Pues nosotros casi no la cambiamos que frijoles, que un arroz, que una salsa de huevo, una salsa roja para comer, chepiles, frijolitos. Antes se comía el día domingo solamente caldo de res, no diario, también el día domingo se comía chocolate y atole y ahora se toma diario, y antes se molía en el metate y ahora no, puro molino…. Mi vecina dice que no come frijoles porque le fastidia, el frijol lo ha de comer al mes para que le caiga bien, ¿usted dejaría el frijol?¿pues es el mejor alimento verdad?... “(hombre de 76 años).
Otras dos mujeres opinan que actualmente se sigue comiendo lo mismo que antaño y que esto no ha cambiado.
Siete de los entrevistados (cinco mujeres y dos hombres) opinaron que las razones del porqué ha cambiado la dieta van en los siguientes sentidos: la gente es floja para preparar los guisados, ya no se come mucho la carne de res y de puerco, ahora se comen más alimentos industrializados, ahora se come mucho la comida rápida y comida “chatarra”, hay más trasporte y es más fácil que entren los que venden los alimentos y hay más posibilidad de comer carne. Es de resaltar que dos de las mujeres entrevistadas dicen que no ha cambiado lo que comen, debido a que siguen comiendo igual con frijol, tortillas y queso.
Dos de las entrevistadas dicen que los jóvenes no comen diferente a los adultos de la localidad comentan ellas:
“No, no hay diferencia, porque a la hora de comer todos comemos lo que hay, igual, nada de que a ti…” (mujer de 50 años).
“Pues aquí en la casa, aquí pues, lo que comemos nosotros pues comen todos ellos, no porque yo comí esto y ellos quieren otro ¡yo no se lo voy hacer!, ¡no!…” (mujer de 40 años).
El resto de los entrevistados creen que los jóvenes, sí comen diferente a los adultos y que la diferencia consiste en que comen más productos industrializados comidas “chatarras” y comidas “rápidas”, rechazan los guisados de tradicionales del hogar, los papás son condescendientes y permiten esto, además algunos opinan que los papás facilitan el recurso al joven para comer diferente. Algunas de estas opiniones se exponen en seguida:
“Pues comen diferente, pues ya no les gusta las comidas que era antes, que había antes, ya no les gustan las comidas, comen puras comidas se pueden decir chatarras porque van a la calle, pues ya se compran sus tortas o sus hamburguesas, sus pizzas, todo eso. Pues para mí, yo digo que eso es un antojo no, pues no es comida, pues es lo que comen. A veces en sus casas también así comen sus tortas…” (mujer de 32 años).
“Pues si salen a comer pues lo que encuentran que vende, los jóvenes comen más cosas en la calle porque como uno como padres le da uno dinero para comer y uno aquí en la casa agarra uno una tortilla y ya.” (hombre de 43 años).
Cinco de los entrevistados que sí creen que la comida entre jóvenes y adultos es diferente, dan las siguientes opiniones: esto ha venido sucediendo desde hace 20 años; los padres son culpables de ellos porque son condescendientes con los hijos, dan más dinero cuando son jóvenes; los hijos cambian su forma de comer desde que empiezan a salir tiene dinero y entran a la edad de la rebeldía. Es de llamar la atención que ninguno de los entrevistados atribuye este cambio a la publicidad de tantos productos, por medio de la TV y otros medios masivos de comunicación.
En relación a las diferencias por género en el consumo de alimentos se hizo la pregunta “¿Cree que las mujeres adultas coman diferente que los hombres adultos en este pueblo?”. En su mayoría (6 entrevistada y 2 entrevistados) dijeron que no hay diferencia en lo que se come y también estos mismos aceptaron que si hay una diferencia, pero en la cantidad que se come, el hombre come más que la mujer. Dos de las entrevistadas mencionaron que no existe ninguna diferencia entre lo que comen los hombres adultos y las mujeres adultas.
Cuando se les preguntó si creen que las mujeres tenían que comer diferente que los hombres dos entrevistados y una entrevistada y comentaron que sí debería de comer mejor, atribuyendo ésta a las necesidades generadas por la reproducción y cuidado de los hijos y seis de los entrevistados dijeron que no deben de comer diferente las mujeres que los hombres.
Los entrevistados afirman que lo que hace que la gente cambie su forma de comer depende de múltiples factores, que se ordenan de acuerdo a la frecuencia mencionada: por la enfermedad o por tener salud (mencionada por cuatro), falta de recursos (mencionada por dos) el prepararse en escuela y conocer más de los alimentos (mencionada por una) y tener muchas actividades (mencionada por una).
Discusión
Este estudio coincide con otros estudios anteriores (11, 12, 13, 14) en que la producción de autoconsumo de los hogares campesinos del medio rural ya no juega el papel determinante que había tenido para la provisión de los alimentos de los hogares; también coinciden en que están aumentando los hogares con personas asalariadas que no son campesinos y que trabajan en oficios como el albañilería y servicios como talleres de reparación; además de contar con pequeños comercios.
Según Garine (15), “los hábitos alimentarios se define como el estudio de los medios por los que los individuos respondiendo a presiones sociales y culturales, seleccionan, consumen y utilizan porciones del conjunto de alimentos disponibles”. Se ha señalado además que, a medida que los grupos locales abandonan la agricultura de subsistencia, dependen de manera creciente de la compra de alimentos (13) y que para hacer frente al encarecimiento de los alimentos suelen reducir los gastos en salud y educación, además de cambiar sus pautas alimentarias para pasar a productos más baratos (amiláceos), abandonando alimentos ricos en micronutrientes tales como la leche, la carne o las frutas y hortalizas (FAO). Entonces, el cambio de los patrones de alimentación de la Ciénega de Zimatlán se debe a la búsqueda de una adaptación a las condiciones actuales
Hasta donde se tiene conocimiento, este es el primer estudio cualitativo que describe los factores que se relacionan con el abandono de la producción de autoconsumo, considerando las impresiones de los habitantes de la comunidad de estudio. Sin embargo, la forma de abordaje del problema en este trabajo no permitió tener evidencias estadísticas de lo que afirman los entrevistados de este estudio. Otra de las limitantes del estudio fue la falta de instrumentos de investigación para determinar si existe una crisis ambiental actual en el municipio de estudio como factor que está propiciando también las pérdidas directas de la agrobiodiversidad como otros trabajos lo han mostrado (4 y 5, 16).
Los resultados del estudio planteado aquí son diferentes a los reportados en un estudios recientes (17) donde se hizo un análisis a nivel nacional y se afirma que las remesas son un elemento clave en el desarrollo y bienestar de las personas que las reciben.
Conclusión
Derivado de las impresiones de las personas entrevistadas se concluye que los factores que están contribuyendo a la perdida de la producción de autoconsumo del municipio de la Ciénega de Zimatlán son los siguientes: la creación de nuevos empleos y la falta de apoyos al campo, la perdida de las tierras de cultivos por necesidades de un recurso económico básico o propiciado por la identidad, la falta de interés de los jóvenes que sustituyen a los adultos que van falleciendo, cambio de la intensidad de las lluvias, disminución de los productos sembrados, la migración aumenta la disponibilidad de los recursos económicos para la compra de alimentos y cambia los hábitos alimentarios, dedicación menor de las mujeres a la atención de la alimentación por las actividades asalariadas, el programa Oportunidades incrementa los recursos monetarios que no siempre son utilizados para la compra de alimentos, se incrementa la disponibilidad y variedad de los alimentos y están cambiando los patrones de alimentación que se caracteriza por mayor consumo de alimentos industrializados y menos alimentos naturales.
Por otro lado podemos concluir que, para tener mejores condiciones de la economía familiar para la seguridad alimentaria con la producción de autoconsumo y un mejor estado de nutrición no se debe recurrir a la maximización de beneficios, como las acciones de los programas sociales, sino que hay que garantizar la producción de autoconsumo de la familia y los ingresos necesarios para adquirir los bienes no agropecuarios necesarios.
Agradecimientos
A los adultos entrevistados originarios de la Ciénega de Zimatlán, Artemia, Alicia, Avelina, Crisoforo, Eduvijes, Leobardo, Eva, Irais e Ines.
Referencias

  1. Fox J, Haight L, La política agrícola mexicana: metas múltiples e intereses en conflicto. Fox J, y Haight L, (coords.) Subsidios para la desigualdad. Las políticas públicas del maíz en México a partir del libre comercio. Santa Cruz y Distrito Federal: CIDE y Woodrow Wilson International Center for Scholars, 2010.
  2. Tuirán, R. Migración, remesas y desarrollo. Boletín migración internacional, 2002, vol. 6, no 19.
  3. Censo Nacional de Población y Vivienda
  4. Popkin B. M. The nutrition transition and obesity in the developing world. The Journal of nutrition, 2001, 131(3), 871S-873S.
  5. Popkin B M, Richards, M K, & Montiero, C. A. Stunting is associated with overweight in children of four nations that are undergoing the nutrition transition. The Journal of nutrition, 1996, 126(12), 3009-3016.
  6. Gutiérrez JP, Rivera-Dommarco J, Shamah-Levy T, Villalpando-Hernández S, Franco A, Cuevas-Nasu L, et al. Encuesta Nacional de Salud y Nutrición 2012. Resultados Nacionales. Cuernavaca, México: Instituto Nacional de Salud Pública, 2012.
  7. FAO, Panorama de la Seguridad Alimentaria y Nutricional en México 2012. Versión electrónica disponible en

http://www.colpos.mx/wb_pdf/Panorama_Seguridad_Alimentaria.pdf

  1. Taylor, S.J. R. Bogdan. La observación participante: preparación del trabajo de campo. En Introducción a los métodos participativos de Investigación. Tercera edición. Buenos Aires, Ed. Paidos; 2000.
  2. INEGI, Resultados definitivos tabuladores básico TOMO 1, XI Censo general de Población y Vivienda. INEGI (2010). Censo de Población y Vivienda 2010. Estados Unidos Mexicanos. Resultados definitivos. www.censo2010.org.mx/INEGI (2010). Principales resultados del censo de población y vivienda 2010 Oaxaca.
  3. Shamah-Levy, T., Villalpando-Hernández, S., & Rivera-Dommarco, J. (2006). Manual de procedimientos para proyectos de nutrición. Cuernavaca: Instituto Nacional de Salud Pública.
  4. Martínez J.M. Consumo rural/consumo urbano. ¿Dónde están las diferencias? En distribución y Consumo No. 8 febrero –marzo, 1993 pp. 8-14
  5. Godfray, H. C. J., Crute, I. R., Haddad, L., Lawrence, D., Muir, J. F., Nisbett, N., ... & Whiteley, R. The future of the global food system. Philosophical Transactions of the Royal Society B: Biological Sciences, 2010, 365(1554), 2769-2777.
  6. Lowder, Sarah and B. Carisma, “Financial Resource flows to agriculture: A review of data on government spending, official development assistance and foreign direct investment“, ESA Working Paper No. 11-19. FAO, 2011, Rome. Disponible en http://www.fao.org/docrep/015/an108e/an108e00.pdf
  7. Messer E, globalización y dieta, Significados cultura y consecuencias en la nutrición. Beltran M, Arroyo P. Antropología y nutrición. 1ra. Edición 2006 27-74.
  8. . Garine, I. “Los aspectos socioculturales de la nutrición” en Contreras, J. (coord.) Alimentación y cultura: necesidades gustos y costumbres. Universidad de Barcelona, Barcelona, España 1995.
  9. Boege E. El patrimonio biocultural de los pueblos indígenas de México. Hacia la conservación in situ de la biodiversidad y agrodiversidad en los territorios indígenas. Instituto Nacional de Antropología e Historia: Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas, 2011
  10. Navarro L J.C, Urciaga J.I, Ayvar F.J. El papel de las remesas en la distribución del ingreso. Estudios Sociales. Revista de Investigación Científica, 2011.

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