Contribuciones a la Economía


"Contribuciones a la Economía" es una revista académica con el
Número Internacional Normalizado de Publicaciones Seriadas
ISSN 1696-8360

 

EL PRIVILEGIO POLÍTICO DEL LIBRE MERCADO

 

Miguel Ángel Coronado Alcántara (CV)
Universidad Tecnológica de la Mixteca
mcorona94@hotmail.com

 

Sistema, corrupción, especulación, oligarquía, poder, dinero, mercado, inflación, monopolio.

Resumen

Cuando hablamos de privilegios políticos, nos referimos a la forma abstracta en que opera el sistema. A la forma poco ética en que se ajustan las normas y se ejecuta una labor humana, o al carácter pernicioso de nuestros actos en detrimento de los derechos de otro. Así pues, podemos señalar que el mercado acusa los mismos vicios en el terreno de las inversiones y políticas de distribución en medio de una exagerada liquidez financiera. La forma vaga en que actúa el Estado, los organismos internacionales y las cámaras de industria y comercio, ha retraído la formalidad de como debiera contratarse el comercio internacional. Por tanto este embrollo sin dirección altera los criterios básicos de la oferta y demanda de bienes y servicios por voluntad política de los dueños del dinero, sin dejar opción al pequeño grupo de emprendedores que desea corresponder la gran promoción. Es tanto pues el error fabricado en el escenario económico que no es posible comprender la libertad comercial que tanto se pregona. El dinero administra, el dinero dirige, el dinero compra voluntades. El dinero concentra intereses. Hoy por hoy el mundo se ha materializado y no hay política humana que le haga regresar a su engendre natural. Se ha fabricado demasiado caudal pecuniario de la nada, y esta es la torpeza política más enajenante que ha distorsionado todo el sistema de mercado.


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Coronado Alcántara, M.A.: "El privilegio político del libre mercado" en Contribuciones a la Economía, julio 2010, en http://www.eumed.net/ce/2010b/ 


Introducción

Hablar de apertura económica, y del consecuente rompimiento de barreras arancelarias en este mundo de la “libertad económica”, no significa en forma alguna privilegio sustantivo, ni nada básico que se le parezca. Antes bien, estamos contemplando un verdadero desorden jurídico en favor de una red internacional de grandes millonarios. Regiones como Oaxaca y otras más con importantes tasas de marginación, no tan exclusivas en México, sino en otras latitudes, son parte del tremendo trastorno social que intenta acabar con la renta y subsistencia del hombre. En un mercado como el que hoy ocupa la estelaridad de la gran promoción hacia un nuevo orden económico, algo no camina bien en el terreno doctrinario de esta nueva filosofía; de esta nueva propuesta de libre empresa y su carácter competitivo en el ámbito externo. Por tanto, tratando de encontrar respuestas inmediatas, observamos que el razonamiento reposa en el enorme favor político y la torpe especulación que se levanta en prospección directa a dicha emulación. El autoempleo tan elevado a esa categoría, no es sustentable por el motivo que ello implica, ya que esta administrado por los mismos vicios del capitalismo depredador. No hay un deseo formal de realización en correspondencia a las horas-hombre de trabajo justas por satisfactor económico producido. La filosofía de la productividad, como tantas otras que crea el sistema, es una farsa consumista de explotación que comulga con los intereses centrales del mercado, siendo una fuente indirecta de beneficios económicos reportados para las grandes corporaciones que rinden culto a esta forma estricta de hacer dinero mediante el impulso de la subcontratación laboral. Por tal sentido nos permitimos criticar su contenido sucio por la disposición racista que trae adherida y en el cual es necesario meditar para poner en tela de juicio su doctrina aparente. En los países subdesarrollados en donde reposa la característica de la dependencia económica y en donde las cargas impositivas se implantan a diestra y siniestra, los costos políticos son paliativos del desorden jurico, social y económico. Por tanto, es ardua y desgastante la competencia internacional para ese pequeño grupo de empresarios que desean arrebatarle en su máximo idilio un mínimo de proporción al “monstruo ejecutivo de la producción y distribución de satisfactores económicos”, y en busca claro, de su propia supervivencia. A la micro y pequeña empresa le es imposible disputar un espacio claro de asentamiento económico en un mercado atestado de intereses privados, y sumamente adicto a la polarización única del capital; desde infraestructura financiera, pasando por la proveeduría de insumos a bajo costo y en condiciones jurídicas de gran favor, hasta la ventaja oportunista de niveles de capitalización y financiamiento. Esto es por el propio sentido del argumento, complicado e incomodo para el resto de los agentes económicos que también desean participar de las “bondades” del mercado. Así pues dentro de esta retórica dolorosa parece que hemos construido un escenario monstruoso que se engrandece en su propio origen y en el cual habrá que entender que el futuro parece ensombrecerse. Porque si acaso existe razonamiento en lo que argumentan los tecnócratas, valdría la pena hacernos la siguiente pregunta. ¿Podemos volvernos competitivos con un staff supremo castigando permanentemente nuestra divisa en el libre mercado? ¿Acaso tiene opciones esta nueva filosofía económica para ese prometedor grupo de emprendedores que fondean sus inversiones con monedas nacionales depreciadas en un comercio inequitativo y arbitrario? ¿Se puede competir con una estructura jurídica tan rígida, materializada y centralizada como lo es ésta? La repuesta es que no se puede, ni se podrá. No hay un perfil de ajuste que permita la competencia libre, o al menos no se advierte en este momento. Los emprendedores solo buscan satisfacer a ciegas el idilio de esa gran promoción llena de ánimo y esperanza a través de las fuertes campanas de reactivación social que organizan asociaciones civiles y organizaciones no gubernamentales, pero que a la vez no se hace claro en el umbral, por el desaliento e incertidumbre que se advierte. Solo queda creerle a la visión inmediata de la supervivencia; a la bondad con la que se habla en los medios. No hay valor que oriente y aliente la disposición; no hay más opción que la que se percibe. No hay sensibilidad económica justa.

Nos estamos reencontrando con nuestro propio destino; con nuestra propia arquitectura en desgracia, con nuestro propio instinto destructivo y creyéndole a un sistema mitómano de alianzas tramposas y sin verdaderamente reconocerlo; a una falsa doctrina fabricada en lo mas oscuro de los comités clandestinos y con el mas claro de los deseos por someter a una sociedad confundida y manipulada. Y es tan sencillo forzar el origen del conocimiento de tal perspectiva que nos damos cuenta de la ilegalidad en que opera el sistema económico desde cualquier punto de referencia que se le ubique, por lo que es sumamente importante destacar esta mentira erigida en el escenario por lo impractico e irrisorio que resulta el novedoso enfoque mercadologico, y que en definitiva esta superpuesto a los intereses del dinero. Es una grande estafa vendida a una sociedad dormida en la ironía de sus pensamientos.

Hoy por hoy el mercado es inflexible y falto de reglas honorables. No es claro el deseo que se dicta en los medios y que se dice permitir libertad económica en medio de normas discordantes. La llamada economía de mercado ha acotado el desarrollo para muchas de las naciones emergentes. Las ha acorralado en su reglamentación aciaga, por lo que es sumamente débil su decisión en pro del status económico de la micro y pequeña empresa. No se puede competir en un mercado demasiado aperturado y con pocas posibilidades de desarrollo, ni cumplir condiciones tan exageradas en cuanto al abasto de insumos. Las tendenciosidades son obvias en este camino sin dirección hacia esa concentración del poder político. No es posible cumplir con expectativas de desarrollo comunal y regional tan expuestas al riesgo y a políticas discriminatorias. Tampoco competir en un marco de referencia tan acelerado y en el que se pactan intereses subsidiarios en alianzas económicas a una divisa que domina mercados e infiltra decisiones políticas favorecidas; todo por la cual se permite cuestionar de manera natural la libertad económica. Dicha protección en cuanto a riesgos financieros y otras formas de defensa, son el idilio perfecto y por demás voraz que reserva el libre mercado a favor de los monopolios que han comprado los intereses del sistema mediante la infusión masiva de dólares que sustenta su carisma especulativo. La Organización Mundial de Comercio guarda caprichos en favor de los grandes consorcios y por igual en el mismo sentido se operan los tratados comerciales que son el arma favorita de sometimiento y control de voluntades en la vida política de los pueblos.

La fortaleza que brinda la relación diplomática por mediación del poder del dinero, es en extremo una característica singular que fundamenta muchas de las estrategias que sigue como doctrina la “oligarquía financiera internacional” para favorecer su cetro político. Causa de ello es el mordaz apoyo que encuentra en las reglas domesticas de protección que le permiten liderar el mercado y que en consecuencia, es la política interna de las subvenciones y los modelos outsourcing; además, de las características financieras de apoyo que encuentran en sus países de origen. Por ende, el libre mercado cae en un descrédito grotesco que afecta a infinidad de pequeños núcleos de negocio en cuyo origen de capital participan ciudadanos de países emergentes con monedas sumamente depreciadas como lo es la nuestra. Dice Fred L. Brock. “La economía abierta favorece a capitalistas y por contra cerrada, nulifica la intención ministerial” Asimismo señala que la economía de mercado no favorece en lo mas mínimo a los intereses del pueblo y que por el contrario, un monopolio estatal si lo hace por principios constitucionales de honra y lealtad.

1. La especulación de los mercados por disposición de los intereses privados.

Las divisas y su entorno espectacular como ahora se propone en la esfera jurídica de la aldea global, son el icono incomodo para un gran numero de microempresarios que desean ganar espacios en el contexto de la competencia económica, por lo que se les marca diferencia condenatoria en el intento inútil por colocar sus productos. Asimismo, por la presión tan exigente que apura el mercado y las cuotas compensatorias al comercio sin criterios justos, son otro de los motivos que no permiten una holgura adecuada por la lucha internacional de los mercados, ya que existe y sin la intención de numerar, una serie de inconsistencias políticas sobre el carácter básico de afiliación a organismos internacionales como lo son el Fondo Monetario Internacional, el Banco Mundial y en propio motivo la Organización Mundial de Comercio. Países como el nuestro que han aperturado sus fronteras de manera radical al mercado económico, han socavado su señorío sin medir las consecuencias de tan exagerada indisciplina jurídica, motivo por el cual muchas de las empresas nacionales han quedado al margen del desarrollo global por el desfase de la oportunidad y el castigo desafiado de la divisa nacional, y no así, las empresas poderosas de capital extranjero que mantienen un arsenal importante de favores políticos con niveles de operación nunca antes vistos, y gracias al subsidio económico y poder que les brinda el libre mercado junto a la divisa internacional mas fuerte en materia de comercio, y que liderea y regula las normas rectoras de un mercado que violenta los principios de equidad del derecho constitucional en la vida “democrática” de las naciones; además, de contravenir normas básicas sobre pactos económicos de “honorabilidad” adscritos a estándares narrados en la reglamentación oficial sobre la Declaración Universal de los Derechos Humanos. En tanto por el contrario, nosotros como países emergentes no tenemos las mismas bases jurídicas de protección que poseen por su parte en su mercado interno naciones desarrolladas. Por tal medida, la eliminación gradual de aranceles y la aplicación sucesiva de cuotas compensatorias al comercio, han mermando la oportunidad para países pobres y no así, para países desarrollados a quienes de manera deliberada les toleran ciertas violaciones a las leyes y pactos internacionales. Claro, para las grandes empresas cuya sede son las zonas económicas de las monedas fuertes, la distinción se obliga por la diferencia comparativa en la disminución de barreras arancelarias, acrecentando su valor de mercado tras las fronteras, lo cual debiera criticarse con todo sentido. Así pues, la Organización Mundial de Comercio no vela por los intereses multilaterales de lo que se supone es la libre empresa en la vida económica de países afiliados que han suscrito convenios de esa naturaleza. Tan solo el orden personalista de su protección jurídica a favor de los dueños del dinero, ha generado rezagos económicos en la vida de muchas naciones. Ahí esta el atraso y la contemplación de un mundo bajo anomalías que caen en la exageración y que sin duda son el fiel reflejo de la futura regencia que le espera al gran capital, continuado en sobornos y vicios políticos de toda índole; además, de reglas extrapoladas con un sinfín de inclinaciones en torno al oscuro endeudamiento de las tesorerías de las naciones, y que como punto de referencia esta ahí para crear inestabilidad y crisis social. Claro, a partir de la creación de un mercado usurpador que pretende hacernos creer sus bondades y con una doctrina monetarista establecida con el insumo principal del sistema que es el dinero y que en lugar de aliviar el problema humano de la desigualdad económica; antes bien, ha arropado en su interior filosófico su intención por el liderazgo ecuménico de las mercaderías y enrareciendo de igual modo mas allá de la clandestinidad la forma tradicional que caracterizo al mercado.

La doctrina económica que se nos viene enseñando en las aulas universitarias no es tal que permita distinguir los diferentes conceptos técnicos para apreciar una igualdad competitiva en toda la extensión de la palabra. El libre mercado esta viciado. Ha contrariado los modelos mas nobles y tradicionales de la economía física, y es por demás tenerlo en aprecio, ya que hemos demostrado con argumentos racionales su ineficacia, por lo que es necesario estigmatizarlo y darlo por corrupto al estar aliado indefectiblemente a un aparato de confinamiento a favor de los grandes capitales; de los grandes dineros, de los colosales corporativos por virtud del gran subsidio que les brinda la “flotación de las divisas”. A partir del colapso que tuvieron los tipos de cambio fijo en 1971, se convino reestructurar el comercio internacional, pero en esa transición forzada se volvió paradójico su destino, ya que se torno en defensa de los grandes consorcios industriales y a la asistencia artificial del dinero. Amparados pues en el poder cambiario que otorga el euro y el dólar, y además de la libra esterlina con un subsidio indirecto en reservas de oro, y otras como el yen, han dispuesto un blindaje financiero permanente para sus estrategias de mercado en todo el orbe. Los contratos financieros de los “derivados” saben muy bien manejarlos, y no por las características técnicas que le son innatas a estos instrumentos, sino más bien por la perfección en el dominio de los movimientos de baja y alza en el mercado sobre un plan de financiamiento que les permite manipular en su contexto genérico escenarios de descomposición económica para después aprovechar cualquier oportunidad de arbitraje financiero, por virtud del conocimiento pleno de la gran diversidad de contratos de esta naturaleza que confluyen exitosamente en el mercado. Por tanto, es advertir que las grandes corporaciones mantienen dentro de su columna vertebral un apoyo financiero, económico y jurídico envidiable a partir de las fuertes emulsiones de dinero que da el sistema por propia definición, y a la condición extrema en demanda de inversiones en bolsa. Se emite y se enorgullece su caudal por el solo hecho de la libre especulación tan encumbrada y tan difundida por cualquier medio. En tanto que la micro y pequeña empresa sufre los estragos de esta condición insana, al no disponer de una capitalización adecuada e infraestructura técnica que permita desarrollar su propia autonomía jurídica y administrativa, por lo que el mercado en general se discrepa para el agente económico que carece de alianzas unipersonales y planes científicos de reajuste económico, las cuales se entretejen en lo mas profundo del lastre del poder supranacional de quien concede múltiples favores a quien comparte su gesta universal, por lo que es necesario levantar una critica hacia este modo de hacer mercado, ya que no favorece en lo mas mínimo al emprendedor común que busca en su sacrificio y su actitud franca de labor social crear plazas de trabajo, por virtud de los grandes requerimientos inmorales que le exige el sistema en general. La misma plataforma de inyección monetaria por parte de la Reserva Federal de EE.UU. beneficia las encomiables pretensiones del gran capital oligárquico que invade todo el sistema. Esta dolarizada la economía por los desenfrenos de esta planeación torpe. Asimismo, el régimen de pensiones por igual socorrido para los administradores (bancos), son una fuente más de financiamiento gratuito para fondear los requerimientos financieros en las llamadas economías de escala y que en su grande idilio pretende crear cadenas de capitalización o corporaciones de carácter internacional que costeen de la mejor manera sus fuentes de poder expansivo a precios extremadamente baratos y accesibles. Por todos es sabido el caso de la empresa corporativa Enron y otras firmas importantes en el mercado de Nasdaq y Wall Street, en el que por el afán de apostar sobre riquezas individuales y destinos inciertos en la ola especulativa previamente creada, lograron forzar la apreciación de los títulos accionarios de tales empresas en ese ajuste psicológico mal intencionado, haciendo posteriormente quebrar en ese tenaz financiamiento a los fondos de pensión en EE.UU. quienes decidieron sufragar el fraude, así como otros inversionistas institucionales que apostaron a favor de los inflados estados financieros de aquellas empresas. Por tanto, debemos comprender que el desgaste económico que sufren de manera importante la micro y pequeña empresa a nivel global, es debido al elevado compromiso material y corrupto que existe en las altas esferas del poder económico; un poder que como siempre, se esconde tras la decisión privilegiada de gobiernos corruptos.

2. La ironía de la libre competencia

Como ya lo hemos referido, la grande ironía del libre mercado reposa sobre un esquema de interés personalizado hacia el orden del gran capital. Los grandes monopolios, oligopolios y el propio monopsonio tienen bajo sus fauces el control internacional de las mercaderías, y esto lo refutamos de manera inequívoca por el interés que nos ofrece la mediación política de apertura económica a gran escala en países tercermundistas, y por la “formalidad” de los tratados comerciales. La gran soberanía de los pueblos se ha roto a través de este desdén materialista y camina viento en popa hacia la adversidad jurídica sobre la intransigencia formal que dispone el libre mercado a manos llenas. La libre competencia no existe, ni existirá. Lo que realmente existe es un hoyo económico; un desplome de la actividad económica, de la actividad física en términos de dinero. Una especie de esquema sucio sobre costos humanos por virtud del dominio del gran capital en el nuevo enfoque libertario, que más que otra cognición, es el imperialismo que manejo Lenin después de sentar las bases en que descansa la locura del capitalismo. Los salarios se han castigado a un nivel que no es razonable suponerlo, y que no es en lo mínimo sustentable para mantener vivo el mercado. Luego entonces, ¿Cómo reactivar el mercado? ¿Cómo inyectar recursos a la economía física si la espiral precios y salarios, se ha ensanchado? Los únicos que tienen liquidez y poder de compra son los grandes bolseros e inversionistas de negocios sucios.

Al monopolio por definición particular y con apego al sentimiento económico, se le puede reconocer como el señorío de un mercado en donde reposa el poder de quien controla la necesidad del consumidor; de quien mas contrata, de quien mas dispone para establecer condiciones de oferta y demanda en base a un precio único de intercambio. Por oligopolio entendemos que es muy similar al distintivo de dominio, solo que bajo un esquema de asociación de intereses o filiación. Es decir, bajo una concentración ideológica de intereses particulares sobre un giro económico en especial para cumplir con una expectativa de arraigo en referencia a la estandarización de precios elevados. Y finalmente con respecto al llamado monopsonio, podemos definirlo como aquel esquema también particular de dominación económica, ya no desde el punto de vista de la producción, sino del consumo sobre el cual recae la expectativa de control en la proveeduría de bienes, y el cual esta respaldado por un interés inflexible de negociación. Es decir, esta favorecido por la condición capitalista del comprador potencial (monopsonio) que permite asegurar el suministro permanente de insumos o mercancías a precios castigados y en el que el proveedor (productor) no tiene mayor opción que aceptar las condiciones tramposas de este debido a la sobreoferta de materiales directos a escalas mínimas. Por tanto, un gran numero de microempresarios o pequeños proveedores a falta de una verdadera demanda estratificada en el “libre mercado”, optan por la condición forzada que les ofrece el sistema monopsonico para continuar su existencia efímera bajo alternativas absurdas de supervivencia, y no de desarrollo sostenido como debiera ser en un sistema plenamente democrático, por lo que permiten que el ente corporativo que contrata sus servicios de proveeduría, les condicione sus operaciones de ventas mas allá de una norma mercantilmente libre, y retrazando así por el mismo efecto de la sustancia sistemática de la relación, el pago correspondiente a sus derechos de cobro, que en infinidad de ocasiones rebasa en tiempo la media del mercado de crédito. Es por ende que es preciso señalar que el gran despliegue de oferta de estos pequeños nichos de mercado requieren ser salvaguardados por la Ley de Competencia en sus precios finales al canal de distribución inmediato para poder costear su operación y así contrarrestar los efectos del desempleo que viene sumándose a tasas de consideración. A estos negocios sin “padrinos políticos” no se les permite en lo mas mínimo mantener flexibilidad en cuanto a la negociación del precio final de sus productos o materiales directos, siendo entonces critico su existir económico por virtud de las condiciones que impone el fuerte comprador, quien además de verse agraciado en suma proporción al adquirir insumos baratos, mas el gesto favorecedor del financiamiento gratuito por el retraso de pagos hacia la cartera de crédito del proveedor, también adquiere el derecho inalienable de la comercialización del producto en cuanto a calidad y a condiciones inmejorables de venta al consumidor final. Y eh ahí la disyuntiva económica de tanta discriminación mercantil contradiciendo en su más fuerte expresión la promoción del libre mercado. Un ejemplo tan claro lo es la cadena de tiendas minorista de la empresa norteamericana Wal Mart que se esta “comiendo” virtualmente el mercado detallista como nunca en la historia económica. Un mercado altamente cautivo en la intención del consumidor, y que además de ser monopsonica, tiene el distintivo especial de monopolio a ultranza. Otras que caminan en el mismo sentido del imperio del dinero son las empresas dedicadas a la venta de bienes y servicios mediante el establecimiento de contratos de crédito al consumo con tasas anuales que van del 60 al 120%, tales como: Elektra, Famsa, Coopel, Fonacot y muchas Sofoles que en sus diferentes giros económicos se han engullido los escasos recursos de familia enteras, y sin margen de maniobra para equilibrar el mercado. Así podemos mencionar también a las Sofomes, y no debemos olvidar a las cajas de ahorro que también mantienen una elevada incertidumbre en sus operaciones financieras, dando incumplimiento muchas veces a sus propios estatutos y al carácter legal de la asociación, y que como se ha evidenciado de igual manera, muchas de ellas no forman parte del padrón de entidades supervisadas por la Comisión Nacional Bancaria y de Valores como para el hecho de proponer una salvaguarda de patrimonios de socios minoristas que no disponen de derechos jurídicos sólidos. Se sabe recientemente que entro en liquidación Financiera Coofia, S. C. de R. L., cuya sede corporativa se ubica en San Andrés Cholula, Puebla, lo cual hace entrever la difícil situación por las que habrán de pasar los socios minoritarios y que ha sido tan común en otras ocasiones, en el que no se les indemnice, ya que pudiera tratarse de un delito de fraude.

Sin más que decir al respecto sobre este escenario inestable de libertad económica y vicios financieros, podemos asegurar que continuara el encarecimiento del mercado por los excesos de liquidez que hay en el sistema y que es nacido de operaciones extremas de crédito expuestas al mayor riesgo en la historia, y de la llamada farsa productividad en el esquema de salarios muertos. Además, de sobreoferta monetaria que el sistema de la Reserva Federal de EE.UU. inyecta a todo el sistema a través de la colocación excesiva de dólares en los mercados internacionales mediante la emisión de bonos federales y que no esta respaldada con producción física como debiera, y que además se expande sin mayor criterio que la propia demanda expuesta por presión de los mercados que exigen mas y mas dinero en esquemas de financiamiento volátil que no ayuda en nada a reactivar la producción, y que antes, como se ha visto recientemente castiga salarios, genera desempleo y burbujas especulativas para castigar aun mas los escenarios como ha sucedido recientemente en la economía griega en la cual cayeron los indicadores bursátiles de las principales bolsas y debido claro, al elevado compromiso en que opera el comercio de divisas y productos derivados, lo cual representa el detonador máximo de desgracia e inestabilidad económica en todo el mundo, y esto para asegurar solo el liderazgo a las corporaciones mas exitosas, las cuales han destruido impetuosamente el interés de consumo de la sociedad en todas las regiones del planeta en financiamientos dolosos. Se ha vuelto crítico pues el mercado para los países pobres desde la perspectiva humillante de la grande corrupción al desmejorar con toda intención el desarrollo económico interno de cada país, y proponiendo la venta de activos nacionales en favor del interés privado internacional para mostrar en consecuencia el encarecimiento de la producción, tanto que se ha preferido optar por atender la importación que la exportación; ya que resulta mas caro producir en un mercado domestico tan castigado como lo es el nuestro, que procurar exportar excedentes. A la fecha se viene arrastrando un trance existencial que aviva tenazmente una crisis alimentaria de gran envergadura y financiada dolosamente por los grandes monopolios de agroquímicos y alimentos, como Monsanto y Wal Mart, y a esto es necesario referirse, ya que es elemental tener presente el cúmulo de dictados de este pensamiento en relación a estos escenarios de descomposición social, que es bueno mantener de viva voz cada una de estas denuncias económicas. Por ello es, que por ahora el centro de atención de esta problemática se fija en el tejido internacional de un mercado de divisas tan intoxicado y que asimismo perjudica a todo el mundo, lo cual se debe especificar en todo ese sentido de reproche para buscar un salvamento, aunque sea temporal lo mas pronto posible. El dólar por ejemplo esta sobrevaluado y continua siendo alimentado con la emisión monetaria intransigente de la Reserva Federal en todo el sistema (exceso de liquidez). Por su parte también el valor económico del “yuan” del imperio chino esta por contra subvaluado, lo cual hace impropia la capacidad del sistema de la reserva federal para mejorar su posición crediticia en operaciones de mercado abierto y la posición del dólar en el orbe internacional. Esto, en lugar de proponer alivio ha desmejorado el aliento en los mercados domésticos de todos los países pobres, incluyendo naciones desarrolladas. Aun en los EE.UU., su mercado esta castigado; se ha encarecido por la perdida de compra de un dólar que ya no responde; que ha sufrido depreciación en su propio terreno y debido naturalmente a la enorme especulación, financiada por las tesorerías de todos los bancos centrales; es decir, con dinero venido del exterior. Así se ha expuesto al mundo a una quiebra financiera cuyo centro de detonación parece ser los Estados Unidos de America, ya que todos los gobiernos del mundo están financiando su actividad bélica y domestica; su imperialismo gestor, y desean por consecuencia mantener por lo pronto importantes reservas de dólares como defensa contra riesgos cambiarios, tal y como lo esta haciendo el gobierno chino. Por consecuencia el refinanciamiento intransigente de las hipotecas ha hecho estragos en EE.UU. y asimismo ha elevado el gasto per cápita en la economía mundial por el efecto propio de tan singular fenómeno que cruza fronteras y por tanto, es elemental alertar sobre esta desproporción en el interés personal sobre el costo del dinero, ya que como siempre, se advierte una debilidad en el dólar que como moneda de reserva esta agotando su reinado; su blindaje imperial. La llamada de atención suena fatalista, no obstante la realidad es encomiable. No hay postergación a la quiebra de este escenario. Estamos padeciendo los costos de un mercado planificado bajo reglas y normas unilaterales de una minoría capitalista que pretende controlar los activos mundiales bajo un modelo único de abasto económico.

3. La flotación de las divisas y su ingente depreciación

Señalábamos que la “flotación de las divisas” ha desmejorado el comercio internacional, y en particular el de los países pobres. Sabemos que el colapso en 1971 del sistema Bretton Woods acabo con el régimen benefactor; acabo con le paternalismo de Estado. Descompuso el sistema proteccionista basado en tasas fijas de cambio. Por tanto, observamos que este modelo económico ha declinado y ahora nos regimos por el poder de la avaricia; por el comercio indiscriminado de monedas que esta en manos de un poder único y altivo; bajo las fauces de un sistema unicapitalista internacional. Antes, cuando operaba el sistema económico de protección keynesiana cualquier nación tenía el privilegio soberano de proteger su industria, su mercado a través de cuotas bien reguladas a la importación. Había una mejora económica, aunque muy mínima en la distribución de la riqueza; en la industrialización del país, así como en la creación de plazas de trabajo. No obstante esos ayeres han quedado atrás; se han perdido en la historia y hoy compartimos un marco internacional abierto, pero abierto y sumamente inalcanzable para empresas sin niveles de capitalización importante en países subdesarrollados. Antes, se tenía en mente cubrir un mercado interno y los excedentes se destinaban sin mayor reclamo al mercado externo. Hoy no es así; es todo lo contrario. Hoy importamos más de lo que realmente exportamos y esto sucede en cualquier parte del mundo, incluyendo en los EE.UU., y resumiendo entonces, el proteccionismo económico y los tipos de cambio fijo perdieron su mayor influencia y disposición por combatir la discriminación comercial. Se nos permitía en ese entonces competir en igualdad de circunstancias por los mercados internacionales y asimismo nuestra economía se mantenía en una fortaleza relativa. Las principales cuentas nacionales se encontraban bien arropadas y administradas en sus estándares propios de gestión. Las variables macroeconómicas no mostraban vaivenes preocupantes, no eran gravosas. Existía un aliciente a la producción; había una autosuficiencia alimentaria, y gracias a que todas las divisas o casi todas, se alineaban a un valor relativo respecto al dólar, y de igual manera este, se indexada al precio internacional del oro. O sea, se podía intentar cubrir de la mejor manera ciertos déficits en las cuentas nacionales. Había una mejor forma de planificar el gasto corriente y conseguir financiamiento, y por virtud claro, de la nulidad de inversiones volátiles. No existía mucha especulación en los mercados, ni sobre el comercio de divisas. Empero hoy ya no es posible planificar. Se ha vuelto incosteable la producción. Se han elevado las cargas sociales y costos políticos, y por virtud básicamente de la distracción de recursos hacia mercados improductivos. Los “comodities de alimentos” con su arribo en 1990 han extendido el hambre en todo el planeta aprovechando la inestabilidad del clima, que también tiene sus fuertes dosis de manipulación y claro, por mediación propia de los excesos políticos de una banca central que no responde a los “criterios soberanos” en cada nación, pero si, a la exposición de riesgos financiando la demanda excesiva de “agregados monetarios” que no satisfacen necesidades humanas. El gobierno ahora tiene que refinanciar de manera muy castigada el gasto corriente al inflar su deuda interna y eh ahí la importancia y la necesidad inmediata por tratar de solucionar este peculiar desfallecimiento económico; este mercado envenenado con la entrega de intereses nacionales a las arcas corporativas del gran capital privado internacional.

La gran venta de empresas públicas inicia su rol federalista en Gran Bretaña en 1980 al intentar aceptar las exigencias del nuevo orden mundial. En adelante se imponen las nuevas formas de hacer mercado por mediación de la Organización Mundial de Comercio como fuente catalizadora y promotora del gran despliegue oligárquico, después de dejar atrás los principios todavía justos del GATT (Acuerdo General sobre Aranceles y Comercio). Por eso es que, podemos entender que el libre mercado es anti-ético para la vigencia actual de las cartas constitucionales en muchos países del mundo.

Por definitiva el colapso de Bretton Woods descompuso totalmente la proveeduría de satisfactores económicos y ha vuelto pasivo a un gobierno que ya no es gobierno. Su juicio rector ha decaído y no hay manera de defender los principios soberanos, ni proteger los intereses de un pueblo que muere día a día en un mercado que se ha vuelto fraudulento, ya que ha revertido su interés en favor de unos cuantos. Como dijimos antes, las grandes empresas que tiene su sede en países desarrollados son las benefactoras de esta planificación incauta. La divisa oficial fondea sin mayor problema su expansión económica a gran escala. El poder financiero que ostentan fuera de su mercado domestico, les permite una mayor capacidad de maniobra; una mayor proporción de regencia a nivel internacional. Por tanto, son los grandes dueños de lo que hoy deja el mercado. Ya no hay nación rica que se encumbra en su gloria; ahora hay poderosas empresas que se adueñan de la producción mundial; que generan más producto interno bruto que las naciones del tercer mundo. Su filiación económica les hace posible comprar cualquier estorbo político y saquear la riqueza natural de cualquier nación, ya que lo tienen todo bajo control; bajo un consenso de dinastías. O mediante operaciones sucias entre gobierno y capital.

4. La caída de la doctrina del Estado benefactor

Se hablo de la doctrina keynesiana y de su eliminación perentoria como estándar económico para la vida de muchas naciones. Hoy solo se vive una ilusión de lo que un día fue la verdadera intención por establecer la doctrina Monroe como verdadero plan económico de rescate sobre el destino justo de cada nación, por lo que ahora solo nos adherirnos a la transición de un plan nefasto y de agobio social fabricado desde la mas intima pretensión monárquica, y solo para monopolizar los mercados bajo una autoridad de facto. EE.UU. ha sido usado como marioneta para entretejer y fortalecer los lazos económicos e intereses de la corona inglesa. La plataforma del libre mercado ha marcado una diferencia notable y ha creado una guerra financiera de baja intensidad para las naciones pobres bajo directrices y reglas centralizadas que obviamente se diseñan tras bastidores. La rotunda ingesta de esta pretensión ideológica nace en medio de un dinamismo económico en el siglo XIX ante los postulados detractores de Adam Smith y David Ricardo, de donde se propugna una nueva forma de hacer mercado sin la intervención directa del Estado, y sí bajo la “mano invisible” de un sistema detractor. Dichos postulados fueron el ángulo perfecto de inspiración para muchos tecnócratas e ideólogos de hoy que son materialistas de nacimiento y que han castigado con su modo de pensar la bondad mercantil de la producción mediante la imposición de técnicas burdas que han anulado de manera perniciosa los principios económicos contenidos en las cartas constitucionales. Estos tecnócratas narcisistas son discípulos del austriaco Frederick Hayek y el norteamericano Milton Freidman que forman una camarilla de instigadores para imponerlos el mito del “monetarismo” como forma justa, según ellos, de hacer mercado y que por la cual no puede quedar más relegada esta idea absurda con tanto mecanismo artificial creado; con tanto poder centralizado. Esta doctrina se vende como panacea económica en las aulas universitarias desde la década de los 60`s y 70`s del siglo pasado y es lo más irracional que hemos encontrado.

Recordemos que por esos anos el mundo venia soportando un plan utilitario similar al de hoy; precedido de un desorden político y social, y claro, empujado por las intensiones imperialistas de las principales coronas de Europa en 1860. Esto favoreció al fallo político que dio inicio a la primera guerra mundial con expectaciones de conquista económica e hizo mayúsculo el problema debido a la aparición de los aranceles como forma de protección de muchos países en contra del poder industrial y monetario del imperio británico y su plan mercantilista. Por eso es tan absurdo pensar que exista la posibilidad de instalar a personajes tan indisciplinados en los parlamentos, y que estos continúen pretendiendo dirigir con su asesoramiento iluso los destinos de un país en medio de una ruina exagerada. Esta doctrina no tiene pies ni cabeza. Es una doctrina burda.

El mercado se descompuso en los años 30`s tras la caída de las bolsas financieras que guardaban una basta gama de inversiones de importancia sórdida y con consecuencias devastadoras. Las intensiones del programa educativo en la Universidad de Chicago ya tenían comprometidos los estándares de la nueva razón económica para hacer frente a una crisis previamente planificada. Ya se tenia observado el plan de reemplazo para reconocer un nuevo adoctrinamiento en las aulas respecto al “monetarismo” pretencioso, tal y como lo hemos revelado. Por eso es que Chile lo instalo para “vendérselo” al mundo en medio de una gran estafa y dictadura. Hoy más del cincuenta porciento de la educación en Chile esta en manos privadas; en manos de neoliberales. Por tal motivo debemos insistir que el libre mercado esta aislado e inalcanzable para una gran cantidad de pequeñas empresas que no tienen refugio económico, y que no gozan en el mas mínimo de los grados de filiación, parentesco alguno con las dinastías mas encumbradas del poder económico. Por tal razón, la hecatombe financiera del los 30’s marcaría un episodio oscuro sobre el reinado del dinero y la pauta como reserva máxima para esclavizar al mundo. Es decir, podríamos pensar que la situación caótica vivida en Alemania fue tan solo un experimento aislado, y que el insospechado plan en el escenario actual se apresura a investir sin cuestionamiento alguno el patrimonio de cualquier nación. Debemos pensar que tras la primera y segunda guerra mundial fue deprimente la situación para las regiones involucradas; es decir, había un gran interés de aprovechamiento por intentar la tenencia de inversiones y de coberturas importantes en esas regiones de exclusividad por parte de la “oligarquía financiera internacional” Había un apoyo importante en la regencia administrativa del gobierno por controlar empresas alemanas, y por tal razón, Europa estaba sumida en una de las peores crisis sociales y económicas. La moneda alemana se había depreciado en tal grado que dicen los estudiosos, la enorme miseria se veía por doquier, y era tal la perturbación de la situación vivida que al intentar comprar un bolillo por motivos de hambre en 1922, era necesario completar una carretilla de marcos devaluados para hacer efectiva la compra de dicho satisfactor económico. Esto fue muy notable y explícito en el rostro de mucha gente por intentar mantener su supervivencia humana, que ahora es preciso establecer condiciones que permitan imponer una necesidad por evaluar nuestra situación actual. Intentemos ver en Alemania a un micro-mundo, a un micro sistema financiero tras esa tragedia social sin precedentes para darnos cuenta del plan desolador que nos espera tras la crisis que hoy vivimos. Diremos que tras el colapso, se desato un sentimiento de desesperación y protesta apurada en mucha gente que forjo un descontento en contra de un sistema de gobierno ineficiente y corrupto, y que asimismo por la ineficacia de sus decisiones, descompuso los mercados con la consecuente perdida de puestos de trabajo y quiebre de importantes empresas en la baja consecuencial de sus valores accionarios, reconociendo entonces que la fuerza depredadora en como actúa el mercado, esta mas allá de un simple estándar económico de medición, y que no es mas que la avaricia con la que el interés privado maneja el dinero en colusión con los representantes de las esferas políticas de gobierno. Así pues, y ante el intento por tratar de aliviar el problema financiero y económico que se vino cuestionando en sucesión, fue necesario que el gobierno norteamericano buscara el alivio inmediato a su problema social en el intento por tomar la asesoría del economista ingles John Maynard Keynes para establecer el nuevo trato social (“New Deal”), con base en la ley bancaria de Glass-Steagall de 1933 y que como plan de rescate internacional tenían bajo diseño los senadores Carter Glass y Henry Steagall. Por su parte Keynes como autor y creador de las tasas fijas de cambio, removería vicios de diversa índole en los mercados especulativos, aunque con el fuerte interés de la corona británica, ya que también pasaba por un mal momento al sensibilizarse la libra esterlina con la debacle financiera. Es decir, pudiéramos pensar, que solo fue un alivio temporal la propuesta económica, ya que a la postre el plan estabilizador tendría que sucumbir por un segundo plan a favor de Inglaterra en 1980 bajo un nuevo orden económico y en 1999, por una derogación inmediata sin justificación de la Ley Glass-Steagall. A la muerte del presidente norteamericano Franklin Delano Roosevelt, asume la presidencia Harry S. Truman con las mismas intensiones proteccionistas de su predecesor, pero con un interés particular definido en favor del imperio británico, al igual que lo hizo el presidente Hoover en medio del estallido de la crisis de los 30’s. La tenencia de oro favorecía en mucho a esta nación, por lo que resolvió por mediación de su agente financiero reestablecer el problema social en el que estaba envuelto el mundo. De tal manera que ahí, en New Hampshire, EE.UU. se dio impulso al nuevo reconocimiento jurídico y político, para suscribir en 1944 el pacto subsidiario sobre los tipos de cambio fijo y así reestablecer el funcionamiento del sistema monetario internacional.

Conclusiones

La hazaña lograda del presidente Franklin Delano Roosevelt fue loable y forzada al aplauso. La asesoria innegable de Keynes lo fue también, aunque quizás por motivos de alianza económica con la Gran Bretaña; no obstante, con posterioridad al problema Watergate daría revés la política interna en EE.UU., haciendo colapsar el sistema proteccionista previamente establecido y desmonetizar el oro. Hoy por hoy, ya no es posible revivirlo. Se ha acabado. No hay manera de volverlo a integrar. Se ha vuelto caduco. Ahora se ha impuesto una nueva forma de hacer mercado con un enfoque integral, pero inflexible para las mayorías debido a la estructura rígida que guarda en términos jurídicos. Se ha pues terminado el privilegio de competir abiertamente por los espacios económicos como lo fue antes de 1971. Hoy solo se disfraza la competencia con un sentimiento de reto y solo lo es hasta ahí. El mercado se ha sometido a intereses circunscritos por lo que no existe flexibilidad. La filiación de personajes de ultraderecha dentro del capitolio o congreso norteamericano ha aglutinado el desgaste social que hoy vive el mundo. Raíces de adoctrinamiento neofascista se han apoderado de los mercados y de las universidades del mundo, y no hay manera de corregir la deslealtad observada. Las reglas se han impuesto tras las sombras y no hay mayor retroceso que el pensamiento crítico. La mejora económica que brindo el “estado benefactor” fue lenta, pero siempre estable en todo sentido. No había vaivenes tan pronunciado como los hay ahora. Por ejemplo, en México entre 1970 y 1980 la tasa de crecimiento económico se ubicaba en 6.7% y en América Latina en 5.6%, no obstante veinte años después las tasas cayeron a 1.2% y –0.5%, respectivamente. Como país tercermundista México vivía con ciertas carencias, pero no tan pronunciadas como lo son ahora. El peso se mantuvo en $12.50 unidades por dólar desde 1955 a 1976 en lo que fue el llamado desarrollo estabilizador. Es decir, veintiún años de equilibrio relativo vivió México en esos años, y por lo que se refiere al salario mínimo, este era suficiente en promedio para cubrir las necesidades más apremiantes a que se refiere el artículo 123, fracción VI de nuestra carta magna. No había una crisis tan desesperada y desproporcionada. Por ejemplo, la distribución del ingreso familiar en la esfera de consumo básico entre 1950 y 1968 había caído solo 33.8% y por lo demás, los índices delictivos se manejaban en sus mínimos comunes. Otras variables como el ingreso per cápita eran suficientes para alimentar la economía interna. En fin, había desarrollo sustentable, aunque lento, pero existía en sus bondades el progreso. El índice de incremento de establecimientos industriales paso a 34.4% de 1960 a 1965, cayendo 14.1% a 1975 en que colapsa el sistema del Bretton Woods. Por tanto, hoy arrastramos una inmejorable condición de supervivencia económica y por ello las pequeñas empresas no sobreviven en un mercado tan exigente en su peculiar destrucción silenciosa. El ingreso promedio de las familias ha caído y aparece como una constante de desmejora gradual. Las reformas financieras no han ayudado en nada a las naciones que han aperturado sus fronteras; que se han afiliado a los bloques económicos sin resguardo jurídico. Solo han cedido su autoridad y sus activos depreciados al mejor postor. Se han privatizado los activos de muchas naciones a precios de ganga a favor de una minoría capitalista. De una dinastía que ha sabido fabricar dinero de la nada y que ha inventado la inflación, así como el comercio de las divisas con tasas de cambio flotantes. Por tanto, las empresas transnacionales se han adueñado del desarrollo económico de cada nación y dirigiendo sus políticas a discreción. Nos llama la atención la difusión en los medios de información sobre el control que ha tenido el banco central sobre la inflación, cuando vemos que en nuestras familias es característico el sufrimiento por hacer rendir el deterioro infausto del dinero. Las amas de casa son las que más saben de inflación; son las que más conocen sobre el poder de compra del dinero. Ahora las llamadas reformas contables a las Normas de Información Financiera (NIF’s), también tiene un enfoque global de inconsistencia, ya que no es claro el sentido de aplicar la reexpresión de estados financieros en entornos económicos que no rebasen el 26% de inflación acumulada en los tres anos previos, por lo que también es necesario evaluar a la luz de esta critica tal maleabilidad, ya que podrían descapitalizarse los activos de las pequeñas empresas entregando su señorío a las grandes corporaciones mediante sinergias financieras.

Esperamos que en el corto plazo se sugieran recomendaciones precisas para asegurar la estabilidad social, antes de que se generen costos de tal envergadura de los cuales tengamos que lamentar. El autoempleo es un fenómeno halagador, si, no obstante mientras se continué privilegiando los abusos de poder de un libre mercado opresor, se desquebrajara el ambiente político y tendera a elevar la tensión social. Necesitamos pues, de verdaderos hombres de ciencia que manejen la disciplina económica y que reten de manera abierta al gran poder de las corporaciones, pues mientras se siga tolerando la grande corrupción, seguiremos enmudeciendo nuestro camino y nuestro pensamiento hacia la resignación; hacia la descomposición, marginación y exposición denigrada de nuestra vida al irrestricto castigo del materialismo, individualismo y juicios personalizados que se revelan en el libre mercado. La flotación de las divisas salida como doctrina de un baúl clandestino, tiene en jaque al sistema económico, y es tal la situación que debemos pensar en la búsqueda inmediata de una mejora a nuestras cuentas nacionales y a nuestro destino particular de sobrevivencia. Requerimos de reformas que eliminen de tajo la inversión especulativa en las bolsas financieras del mundo en donde un gran caudal de inversionistas no contribuyen al gasto social, ya que no pagan impuestos ni aportan beneficios sociales de importancia, ni en lo más mínimo a la creación de verdaderas plazas de trabajo. El no hacerlo nos obligara a asistir a la encomiable verdad de la dominación de los mercados y del dinero, en medio de una gran dictadura y estructura única de distribución de abasto económico.

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