Contribuciones a la Economía


"Contribuciones a la Economía" es una revista académica con el
Número Internacional Normalizado de Publicaciones Seriadas
ISSN 1696-8360

 

EL LEGADO DEL RENTISMO PETROLERO: UN COMENTARIO

 

Moisés Mata Aponte
mmata59@yahoo.com 




Producto de un curucuteo hemerográfico, nos hemos topado con un artículo de Humberto Gómez cuyo título no puede ser más sugestivo: “Crisis: el legado del rentismo petrolero”, Diario La Prensa, Barinas 28 de mayo de 2005, pág. 4. Sin embargo, hay en este artículo algunas cuestiones de tipo conceptual que ameritan ser precisadas y otras estadísticamente contrastadas.
  


Para citar este artículo puede utilizar el siguiente formato:
Mata, M.
: "El legado del rentismo petrolero: un comentario" en Contribuciones a la Economía, marzo 2009 en http://www.eumed.net/ce/2009a/



DESEMPLEO ESTRUCTURAL Y DISFRAZADO

La primera cuestión a precisar tiene que ver con los conceptos de desempleo estructural y disfrazado. El desempleo estructural es el causado por un desajuste entre las cualificaciones...de los demandantes de empleo y los requisitos...de los puestos de trabajo existentes (Bradley R. Schiller, 1996. Principios esenciales de economía. Mc Graw Hill, Caracas). En la práctica, este desajuste se suele percibir como una falta de experiencia laboral y un bajo nivel educativo de la fuerza de trabajo.

Generalmente los perfiles del cargo que las empresas suelen solicitar, además de incluir el nivel educativo del profesional que requieren, incluyen la experiencia laboral mínima exigida. De este modo, si el aspirante no tiene el perfil del cargo, se abstiene de introducir el curriculum. Los que buscan trabajo por primera vez son el segmento de la población activa que no encuentran empleo por razones estructurales, donde el inadecuado o bajo nivel educativo y la inexperiencia laboral, son precisamente sus limitantes.

El desempleo estructural no solamente es característico de las regiones donde se encuentra localizada la industria petrolera. También es característico de las regiones donde su nivel de actividad es poca o ninguna. Tómese como ejemplo la región central del país (Valencia y Maracay). En esta región se encuentra localizada la industria de alimentos, de bajo nivel tecnológico, pero cuyos perfiles del cargo, al igual que el de la industria petrolera o de las industrias básicas de Guayana, incluyen el nivel educativo que le es atinente y la experiencia laboral. Incluso en la industria de la construcción, en la que se pueden ocupar trabajadores sin nivel educativo, la experiencia laboral es una limitante estructural.

Así, pues, el desempleo estructural no se genera como consecuencia de “la disparidad en las productividades sectoriales”. Antes bien, el desempleo estructural se genera como consecuencia de “una disminución repentina de las cualificaciones de los trabajadores”.

Las disparidades productivas entre sectores económicos van acompañadas de disparidades salariales, lo cual trae como consecuencia la movilidad de los trabajadores de sectores productivos de menor remuneración hacia otros sectores de mayor remuneración. Esto es lo que suele ocurrir cuando un trabajador del sector agrícola emigra hacia el sector de hidrocarburos. La expectativa de unos mejores salarios en este sector es lo que básicamente motiva su desplazamiento, para lo cual prefiere desemplearse y asumir el costo de búsqueda de esta nueva ocupación. En la literatura especializada a este tipo de desempleo se le denomina “friccional”. Si el trabajador que proviene del sector agrícola no logra ocuparse en el sector de hidrocarburos, porque su nivel educativo no es el requerido, o porque no tiene la experiencia laboral, el desempleo generado es de tipo estructural.

Valga la pena acotar que hay una línea tenue que diferencia al desempleo estructural del friccional. La línea tenue está definida por el tiempo de búsqueda. A menor tiempo de búsqueda el desempleo es de tipo friccional. A mayor tiempo de búsqueda el desempleo es de tipo estructural.

ESTADO RENTISTA Y POPULISTA

La segunda cuestión a precisar tiene que ver con los conceptos de Estado rentista y populista. Se entiende por Estado rentista toda entidad político territorial “que obtiene la mayor parte de sus ingresos de los mercados exteriores, bajo la forma de renta” (Isabelle Beaulieu, 2008. El éxito de un Estado rentista: el caso de Malasia. Economía Informa. N° 354, septiembre-octubre, pp. 39-58). Hay dos cuestiones fundamentales contenidas en esta definición y que bien vale la pena detallar: 1) el origen externo de los ingresos, y 2) el que estos ingresos sean una renta.

El origen externo de los ingresos estatales está asociado a la carga tributaria, impuesta por el Estado a las empresas, sean estas de procedencia nacional o extranjera, que se dedican a la explotación económica de los recursos naturales para el mercado externo. La imposición tributaria puede darse a través de diversos mecanismos, entre los cuales se encuentran los aranceles, los derechos de explotación o simplemente a través de la propiedad pública (Isabelle Beaulieu, 2008).

La renta es un ingreso que deriva de la posesión jurídica sobre los recursos naturales. Más concretamente, “se entiende por renta el ingreso o beneficio derivado de la posesión de la tierra, como los arrendamientos, alquileres y regalías” (Manuel Serra Moret. Diccionario económico de nuestro tiempo. www.eumed.net).

En este sentido, un Estado es rentista en tanto en cuanto la fuente de sus ingresos proviene de la carga tributaria impuesta a las empresas, con ocasión de la propiedad estatal sobre los recursos naturales objeto de explotación económica para el mercado externo.

Dicho así, convenimos en que el Estado venezolano es rentista, por cuanto la mayor fuente de sus ingresos se origina en la carga tributaria impuesta a la actividad económica petrolera, que como bien se sabe, es una actividad económica vinculada a la explotación de un recurso natural no renovable, que mayormente se destina al mercado externo.

Cabe aquí señalar una cuestión más. La obtención de una renta internacional del petróleo, le ha permitido al Estado venezolano instrumentar una serie de políticas públicas con cierto grado de autonomía presupuestaria. El presupuesto público venezolano se formula con la vista puesta en el precio del petróleo, el cual se fija en el mercado internacional.

Esta singular formulación del presupuesto público convierte al presupuesto de la nación en un instrumento de política fiscal sui generis, que además de redistribuir el ingreso internamente recaudado, simultáneamente distribuye la renta petrolera.

La administración presupuestaria de la renta internacional del petróleo constituye un modo atípico de transferencia de ingresos, toda vez que la recaudación interna y su administración presupuestaria es el modo típico de transferencia en los Estados modernos (ver Ferrán Izquierdo Brichs, 2007. Poder y Estado rentista en el mundo árabe. Revista de Estudios Internacionales Mediterráneos. N° 2, Mayo-Agosto). ODER Y ESTADDesde el punto de vista económico, la renta petrolera distribuida en el presupuesto público se convierte en un nuevo factor de inversión y consumo, sin costo alguno para las familias y las empresas no petroleras. De tal suerte que este gasto público en inversión y consumo, que es autónomo del ingreso interno, vale decir, que es independiente de la recaudación interna, tiene un efecto multiplicador extraordinario en el producto interno bruto y en el empleo.

Convengo sin embargo en que la productividad del trabajo asociada a este tipo de gasto está sujeta a la calidad de la inversión pública. Indiscutiblemente que una inversión pública de mala calidad se traduce en una productividad de mala calidad. Pero el que la productividad sea de mala calidad no le da una “connotación populista” al Estado.

Pienso que la “connotación populista” asociada al Estado rentista tiene su explicación en la distribución extrapresupuestaria de la renta petrolera. Este mecanismo distributivo de la renta tiene un objetivo político y no económico, toda vez que evade la discusión y control parlamentario del presupuesto. De este modo el gobierno que administra el poder del Estado dispone de unos recursos mayores a los presupuestados, del cual hará uso bajo su total discrecionalidad, dependiendo de la coyuntura política de oposición prevaleciente.

La distribución extrapresupuestaria de la renta, para decirlo directamente, si bien es cierto busca beneficiar a los partidarios del gobierno, en razón de que constituyen su base de legitimidad, no menos cierto es que está condicionada por los espacios de poder acumulados por los grupos políticos de oposición. A mayor acumulación de poder opositor, mayor será el reparto extrapresupuestario de la renta que busca beneficiar a los partidarios del gobierno. Mientras que a menor acumulación de poder opositor, menor será el reparto extrapresupuestario de dicha renta.

El reparto extrapresupuestario de la renta es producto de la competición permanente del gobierno por la acumulación de poder, y tal afán le “exige dar respuesta a las demandas de la población para desarmar la posible oposición y consolidar el control” (Ferrán Izquierdo Brichs, 2007). Por lo tanto, la acumulación de poder es lo que define al populismo de los Estados rentistas.

ECONOMIA PETROLERA Y NO PETROLERA

La primera cuestión estadística que amerita ser contrastada, tiene que ver con lo que Gómez, siguiendo a Baptista, entiende como el primer legado del rentismo petrolero: “el enorme desequilibrio, observado desde décadas, entre el aporte de la economía no petrolera y la petrolera…”.

Si tomamos como muestra lo que va de la última década (1997-2008), que para los efectos de tan categórica afirmación vale tanto lo observado en una década a lo “observado desde décadas”, notaremos en efecto una “enorme” diferencia en los aportes de la actividad petrolera y no petrolera al PIB (producto interno bruto). La actividad petrolera contribuyó con un aporte promedio de 18.69%, mientras que el aporte promedio de la actividad no petrolera es de 81.31% (ver cuadro 1).
 

CUADRO 1. APORTES DE LA ACTIVIDAD PETROLERA Y NO PETROLERA AL PIB
- EN PORCENTAJES -

AÑOS (ENE/SEP)

 

PETRO./PIB

NO PETRO./PIB

1997

20,66

79,34

1998

20,51

79,49

1999

21,48

78,52

2000

21,05

78,95

2001

20,37

79,63

2002

19,31

80,69

2003

19,39

80,61

2004

19,55

80,45

2005

17,78

82,22

2006

16,07

83,93

2007

14,16

85,84

2008

13,96

86,04

Fuentes: Anexo Estadístico, Cuadro 1

Mirado en su conjunto, tales aportes son significativamente mayores en la actividad no petrolera; mas no en la petrolera, que es lo que se da por entendido en el artículo de Gómez.

De otra parte, “el enorme desequilibrio” también lo encontramos entre manufactura y comercio, dos sectores altamente representativos de la actividad económica no petrolera. En efecto, como bien puede verse en el cuadro 2, la contribución al PIB que en promedio aporta manufactura es de 18.73%, mientras que el aporte promedio de comercio es de 9.85%.

CUADRO 2. APORTES DE MANUFACTURA Y COMERCIO AL PIB
- EN PORCENTAJES -

AÑOS (ENE/SEP)

 

MANUFAC./PIB

 

COMER./PIB

1997

19,78

9,17

1998

19,57

9,19

1999

18,36

9,00

2000

18,81

9,36

2001

18,91

9,49

2002

18,10

9,04

2003

17,30

8,48

2004

18,70

9,24

2005

18,85

10,18

2006

19,00

10,99

2007

19,01

12,06

2008

18,36

12,03

Fuentes: Anexo Estadístico, Cuadro 2.

Ahora bien, a los efectos de hacer un análisis comparativo conjunto entre los aportes de manufactura, comercio y petróleo, sea de tal suerte útil representar dichos aportes en una gráfica (ver gráfico 1), cuyos valores, expresados en miles de Bs., fueron tomados del cuadro 2 del anexo estadístico.

Del gráfico 1 se infiere que los aportes de manufactura y petróleo son equivalentes. También se infiere que el aporte de comercio es comparativamente menor. En ese sentido, pudiera inferirse que el desbalance sectorial entre manufactura y comercio se ve compensado por la actividad petrolera. Sin embargo, tal lectura sería equivocada, toda vez que podría igualmente inferirse que manufactura compensa el desbalance sectorial entre petróleo y comercio.

Por lo tanto, del desbalance entre los sectores de actividad económica no puede inferirse que sea producto del rentismo petrolero. Para que el desbalance intersectorial sea producto del rentismo petrolero, los aportes del sector comercio deberían ser superiores a los de manufactura. Pero como ya hemos visto no es este el caso. Valga esta observación nuestra como una primera conclusión estadística.

  

SALARIOS Y PRODUCTIVIDAD

La segunda cuestión estadística que amerita ser contrastada, tiene que ver con la “brecha” entre productividad y salarios, que según Gómez, siguiendo nuevamente a Baptista, entiende como el segundo legado del rentismo petrolero: “La brecha así abierta (los salarios por delante de la productividad), en la práctica, no era más que la renta distribuida por el Estado y que llegaba a los trabajadores en la forma de salarios”.

Suponer que los salarios “anduvo siempre por delante” de la productividad, es equivalente a suponer que la remuneración de los asalariados ha sido siempre mayor que el producto interno bruto. Pero tal suposición no tiene basamento contable alguno.

Bajo el enfoque del ingreso, la remuneración de los asalariados es un ingreso contenido en el PIB. De la diferencia entre ambos (PIB – remuneración de los asalariados), se determina el excedente económico que es objeto de distribución entre el excedente de explotación e ingreso mixto, neto; consumo de capital fijo; e impuesto sobre la producción y las importaciones, neto. Por lo que la remuneración de los asalariados no podría ser mayor al PIB, a menos que se suponga que los trabajadores venezolanos no generan excedente económico alguno; o más aún, que los trabajadores venezolanos generan un excedente económico negativo. Como veremos enseguida, la renta internacional del petróleo no suspende el mecanismo productivo generador del excedente económico.

Pues, bien, en el gráfico 2, cuyos valores expresados en miles de Bs. fueron tomados del cuadro 3 del anexo estadístico, tenemos una muestra histórica del excedente económico generado por los trabajadores venezolanos.

 

Esta muestra no puede ser más representativa, toda vez que se corresponde con el período 1999-2008, el de mayor maximización de la renta petrolera que hasta ahora el Estado venezolano ha tenido. El excedente por trabajador ocupado así mostrado, se obtuvo de restarle la remuneración salarial por trabajador ocupado, tanto a la productividad del trabajo consolidado como a la que se genera en la actividad no petrolera.

La remuneración de los asalariados incluye la remuneración de los trabajadores ocupados en el sector gobierno (personal directivo de las empresas; profesionales, científicos e intelectuales; técnicos y profesionales de nivel medio; empleados de oficina; trabajadores de los servicios y vendedores de comercios; oficiales, operarios y artesanos de artes mecánicas y otros servicios; operadores de instalaciones, máquinas, montadores; trabajadores no calificados). Entendemos que esta es la “renta distribuida por el Estado…a los trabajadores en la forma de salarios”.

La fuerza de trabajo ocupada incluye a los trabajadores ocupados en la actividad petrolera. Valga la observación de que la fuerza de trabajo ocupada en la actividad no petrolera es menor a la consolidada, por lo que la diferencia en el excedente económico sería menor al aquí mostrado. Sin embargo, el coeficiente de correlación entre el excedente consolidado y el no petrolero es de 0.95, lo cual nos permite inferir que el excedente económico venezolano tiene su origen en la productividad del trabajador ocupado en la actividad no petrolera.

Convengo en que la renta internacional del petróleo, distribuida a los trabajadores venezolanos en la forma de salarios mejora sus condiciones de vida. Pero como también hemos visto, tales mejoras salariales van por detrás de la productividad. Valga esta observación nuestra como una segunda conclusión estadística.

ANEXO ESTADISTICO

 

 

                CUADRO 1

 

 

 

                                              APORTES DE LA ACTIVIDAD PETROLERA Y NO PETROLERA

 

                                                                     AL PRODUCTO INTERNO BRUTO

 

 

                                                                    A PRECIOS CONSTANTES DE 1997

 

 

                                                                              (MILES DE BOLIVARES)

 

 

 

 

 

 

 

 

AÑOS (ENE/SEP)

ACT. PETROLERA

ACT. NO PETROLERA

PIB

PETRO./PIB

NO PETRO./PIB

1997

5.813.103

22.319.093

28.132.196

20,66

79,34

1998

5.859.890

22.716.637

28.576.527

20,51

79,49

1999

5.679.772

20.761.184

26.440.956

21,48

78,52

2000

5.741.793

21.537.918

27.279.711

21,05

78,95

2001

5.746.483

22.458.842

28.205.325

20,37

79,63

2002

5.155.780

21.539.950

26.695.730

19,31

80,69

2003

4.610.759

19.168.522

23.779.281

19,39

80,61

2004

5.460.507

22.471.751

27.932.258

19,55

80,45

2005

5.421.040

25.060.599

30.481.639

17,78

82,22

2006

5.345.173

27.919.027

33.264.200

16,07

83,93

2007

5.056.856

30.651.585

35.708.441

14,16

85,84

2008

5.266.491

32.445.791

37.712.282

13,96

86,04

 

 

 

 

 

 

FUENTE: BCV, Cálculos propios.

 

 

 

 

 

 

 

                CUADRO 2

 

 

 

                                                                           APORTES DE MANUFACTURA, COMERCIO Y PETROLEO

 

 

                                                                                                 AL PRODUCTO INTERNO BRUTO                      

 

 

                                                                                                A PRECIOS CONSTANTES DE 1997

 

 

                                                                                                           (MILES DE BOLIVARES)

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

AÑOS (ENE/SEP)

MANUFACTURA

COMERCIO

PETROLEO

PIB

MANUFAC./PIB

COMER./PIB

PETRO./PIB

1997

5.565.455

2.579.470

5.813.103

28.132.196

19,78

9,17

20,66

1998

5.593.207

2.626.153

5.859.890

28.576.527

19,57

9,19

20,51

1999

4.854.291

2.380.280

5.679.772

26.440.956

18,36

9,00

21,48

2000

5.130.412

2.554.724

5.741.793

27.279.711

18,81

9,36

21,05

2001

5.332.226

2.675.811

5.746.483

28.205.325

18,91

9,49

20,37

2002

4.830.882

2.413.000

5.155.780

26.695.730

18,10

9,04

19,31

2003

4.114.113

2.017.598

4.610.759

23.779.281

17,30

8,48

19,39

2004

5.223.360

2.579.661

5.460.507

27.932.258

18,70

9,24

19,55

2005

5.744.276

3.102.977

5.421.040

30.481.639

18,85

10,18

17,78

2006

6.320.865

3.656.083

5.345.173

33.264.200

19,00

10,99

16,07

2007

6.788.942

4.306.587

5.056.856

35.708.441

19,01

12,06

14,16

2008

6.925.676

4.537.352

5.266.491

37.712.282

18,36

12,03

13,96

 

 

 

 

 

 

 

 

FUENTE: BCV, Cálculos propios.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

CUADRO 3

 

 

 

                    EXCEDENTE ECONOMICO POR TRABAJADOR OCUPADO

 

 

 

     A PRECIOS CONSTANTES DE 1997

 

 

 

                (MILES DE BOLIVARES)

 

 

 

 

 

 

 

 

 

REMUNERACION

 

PIB NO

 

 

AÑOS

SALAR./OCUP.

PIB/OCUP.

                  PETRO./OCUP.

EXCED./OCUP.

EXCED. NO PETRO./OCUP.

1999

1.055

2.944

2.312

1.889

1.257

2000

950

2.893

2.284

1.943

1.334

2001

997

2.836

2.259

1.840

1.262

2002

884

2.675

2.158

1.791

1.274

2003

710

2.315

1.866

1.605

1.156

2004

771

2.567

2.065

1.795

1.294

2005

796

2.791

2.295

1.995

1.499

2006

874

2.948

2.474

2.073

1.600

2007

919

3.050

2.618

2.131

1.699

2008

877

3.132

2.694

2.255

1.817

 

 

 

 

 

 

FUENTE: Cálculos propios apoyados en la Información Estadística del BCV y del INE.

 


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