Contribuciones a la Economía


"Contribuciones a la Economía" es una revista académica con el
Número Internacional Normalizado de Publicaciones Seriadas
ISSN 16968360

 

HISTORIA DEL BANCO POPULAR DE LOS PREVISORES DEL PORVENIR, LUEGO BANCO POPULAR ESPAÑOL (1926-2008) (1)

 

Manuel J. Peláez
Concepción Serrano

mjpelaez@uma.es


 

[No han sido muy frecuentes los estudios que han tendido a reflejar la historia] del Banco Popular de los Previsores del Porvenir, luego Banco Popular Español, que ha pasado a denominarse de forma más sincrética -aunque no oficializada- Banco Popular. La mayor parte de la información sobre esta institución aparece asociada a lo que se ha escrito, en diversas instancias, en torno a quienes han desempeñado funciones directivas o la Presidencia en el mismo y, particularmente, a los hermanos Valls (2). [La presente historia del Popular es una historia de hombres y de nombres, ya que como bien señalaron José María Lage Arenas y Rafael Termes lo más importante del banco es el factor humano de la organización. No es una historia de cifras, ni de guarismos, sino de personas].


Para citar este artículo puede utilizar el siguiente formato:
Peláez y Serrano: "Historia del Banco Popular de los Previsores del Porvenir, luego Banco Popular Español (1926-2008)" en Contribuciones a la Economía, septiembre 2008 en http://www.eumed.net/ce/2008b/


Emilio González-Llana y Fagoaga fue uno de los fundadores del Banco Popular de los Previsores del Porvenir. [González-Llana era un Ingeniero de Minas, que fue Senador electo por la provincia de Ciudad Real en la legislatura iniciada en junio de 1923, que tuvo bien poca duración, pero antes había sido diputado por el distrito de Almadén, de la circunscripción de Ciudad Real, siendo elegido el 8 de marzo de 1914 y causando baja como diputado el 16 de marzo de 1916. Pertenecía a las filas de Partido Conservador. Volvió a ser elegido por Almadén el primero de junio de 1919, aunque causó baja el 2 de octubre de 1920. Durante la Dictadura de Primo de Rivera formó parte de la Asamblea Nacional Consultiva]. La entidad [Banco Popular de los Previsores del Porvenir] había sido escriturada en Madrid ante el notario Josep Toral i Sagristà el 14 de julio de 1926. González-Llana logró que en el mes de mayo de 1926 Alfonso XIII adquiriese quinientas acciones como fundador del banco, subscribiendo también un número parecido de acciones en nombre de su familia, que con el tiempo, en virtud de testamento de Alfonso XIII, pasaron a don Juan de Borbón y a la princesa Esperanza de Borbón y Orleans. Al constituirse el 14 de julio de 1926, en la escritura aparece junto a Emilio González-Llana y Fagoaga, ostentando el socio número uno Francisco Pérez Fernández, y vislumbrándose, además, Manuel García Morales, Julián Vaca de Osma, Darío Díez Marcilla, Mariano Muñoz Rivero, José Sánchez Rubio, Remigio Sánchez-Covisa y Azofra, Tomás Sánchez-Pacheco Vélez de Guevara, José García Benítez, José Cubells de San Félix, Adolfo del Corral y Albarracín, Teófilo Díaz Prieto, Saturnino Pérez Ruiz, Antonio Rebollo Montero, Juan Sánchez Cañadas, Matías Escalera y Hasperué, Enrique Díaz Gutiérrez, Rafael Duyós Sedó, Ramón Estrada Catoyra y Alfonso Serna y Bernárdez. La autorización de la nueva entidad bancaria se produjo por una Real Orden de 5 de julio de 1926. Inicialmente se subscribió con un capital de diez millones de pesetas que venía representado por acciones de veinticinco y cincuenta pesetas de valor nominal. González-Llana fue el primer Presidente del Consejo de administración del que formaban parte, en su mayor medida algunos de los ya citados fundadores, José García Benítez, Francisco Pérez Fernández, Darío Díez Marcilla, Enrique Díaz Gutiérrez, Manuel García Morales, Matías Escalera y Hasperué y Remigio Sánchez-Covisa Azofra. El primero de enero de 1936 el Banco Popular de los Previsores del Porvenir contaba en su personal con 41 oficiales primeros (Clodoaldo Herrera Martín, Emilio Ridocci Valiente, Ernesto Gros Ortego, Francisco Morán Hernández, Ricardo López Guerri, José Antonio Valiente Roselló, García Muñoz Jalón, Antonio Algaba Tomé, Ricardo Díaz López, José Sangüesa Morte, Ricardo Sáenz de Santamaría, José A. Lasso Valdés, Manuel García Mascarell, Andrés Moreno Sarasua, Manuel Mateos García, Nicolás Rubio García-Roby, Emilio Ortega M. de Lara, Enrique Romero Roig, Mercedes Menéndez Fernández, Fernando Aguínaco Zárate, Enrique Carsi Vea, Rodrigo Morán Hernández, Hipólito Ruiz Castellanos, Manuel Barrasa Barrios, Luis García Morato Ruiz, Pedro López Benito, Fulgencio Mena García, Pascual Pérez Choví, Francisco Hernández Hernández, Faustino Salado Pastor, Antonio López Cerón, Felisa Parra Alfaro, Antonio Damas Bedmar, Eliseo Penalba Domínguez, Pedro Martínez Carrillo, Bernardo Amoroto Juaristi, María Luisa Parra Alfaro, Manuel de la Jara López, Joaquín Álvarez Gómez y Juan Maiques Prieto), a los que cabía unir 61 oficiales segundos, 62 oficiales terceros, 82 auxiliares terceros y 41 aspirantes, además de todo un amplio conjunto de personal subalterno que alcanzaba las 147 personas. En 1941 la estructura del Banco Popular de los Previsores del Porvenir sufrió una cierta remodelación como consecuencia de la aplicación del artículo 15 de la Reglamentación del Trabajo en la Banca Privada, clasificándose las dependencias del Banco en grupo A, B, C, D, y E. Del grupo A sólo se consideraron la oficina central de Madrid, las sucursales de Barcelona y Valencia y las Agencias de Bilbao, Oviedo, San Sebastián, Sevilla y Zaragoza. La plantilla de Jefes de primera a 1 de septiembre de 1941 había quedado notablemente reducida como consecuencia de la guerra. Vemos allí los nombres de algunos supervivientes del anterior Escalafón General de Personal del 1936, y algunos otros hombres nuevos. Eran en su conjunto Nicolás Rubio García-Roby, Hipólito Ruiz Castellanos, Pedro López Benito, Manuel Mateos García, Emilio Ridocci Valiente, Luis García Morato, García Muñoz Jalón, Antonio López Cerón, Antonio Antón Morell, Carlos Hurtado Sánchez, Ángel Pérez Sánchez, Cesáreo Vila Real, Luis Blaya Lledó, Lorenzo Martínez Izquierdo, Ataúlfo Gómez Yelo, Antonio Serrano Sánchez, José Menéndez

Emilio González-Llana Fagoaga presidió el Consejo de Administración del Banco desde 1926 hasta 1931. Con la llegada de la República su figura pasó a un segundo plano dentro de la entidad bancaria, convirtiéndose en su substituto Gabriel Gancedo Rodríguez que ostentó la Presidencia hasta 1933. Más tarde, el lorqueño Antonio Ferrer Jaén fue el Presidente de la entidad hasta el final de la guerra aun cuando, en zona republicana ocupó este cargo, durante el conflicto civil, Juan Martín Vicente. Volvió D. Emilio a la presidencia en 1939, que dejaría en 1945, en que tomó posesión de la misma el catalán Félix Millet i Maristany, que se mantuvo como Presidente hasta 1956. Falleció el 22 de febrero de 1967. Millet no sólo ha sido una figura del mundo bancario y empresarial, sino un promotor decidido de la cultura y de la lengua catalana, tarea en la que gastó e hizo que otros emplearan una cuantiosa fortuna (3). Su mecenazgo lo ejerció, tanto a título individual, como a través de la Agrupación Benéfica Minerva de la que ostentaba la presidencia. Ulteriormente, Fernando Camacho regiría los destinos del Banco Popular hasta el desembarco total en los puestos de responsabilidad de la empresa por parte de una familia, los Valls. Hablar del Popular [ha sido durante la época gloriosa de esta entidad] hablar de [los hermanos] Valls.


Imágenes de la sede sevillana del Banco Popular de los Previsores del Porvenir construida en 1934 por el prestigioso arquitecto Galnares Sagastizábal


Xavier y Lluis Valls-Taberner

La figura más destacada del inicio de la familia Valls en actividades financieras y bancarias fue Domingo Taberner [i Prims]. Su tío Isidre Taberner i Llanes fue uno de sus antepasados que más contribuiría a la formación profesional de su sobrino. Isidre Taberner era un industrial que poseía un taller de tejidos en la capital de España. Hombre de espíritu inquieto trasladaría sus negocios intermitentemente de Madrid a Barcelona, abriendo un establecimiento de tejidos en la calle Carretas de Madrid junto a la Puerta del Sol. Pero, guiado por su interés por la familia, se asentaría definitivamente en Barcelona poniendo al frente de sus negocios a su sobrino Domingo Taberner, persona que para él merecía toda confianza. Y no era para menos, dada la trayectoria de este buen gestor. Sus comienzos en la banca hay que encontrarlos en la Caixa Vilumara, cuyos inicios no están lo suficientemente claros. Era una Caixa de carácter si no pueblerino sí limitadamente provincial, no trascendiendo públicamente sus actividades. Escribía José María Tallada Paulí que «la concesión de créditos durante la segunda mitad del siglo XIX era una cosa muy diferente de las prácticas actuales. Todo el mundo se conocía en el mundo económico de Barcelona y consecuentemente la previa obtención de informes resultaba una cosa superflua» (4). La Caixa comenzó a prosperar por el año 1878 y el 15 de febrero de 1879 se otorga la escritura de nuevos socios bajo la razón social de Vilumara, Taltavull, Sedó y Compañía (5). Domingo Taberner  pronto intervendría con eficacia en los asuntos propios de la Caixa, sobre todo en la concesión de préstamos. Su carácter pacífico, su buen ojo para los negocios así como su atinado acierto para predecir el futuro o intuir por donde iban a moverse los dineros, harían de él un buen consejero. Ello justificaría que la mayoría de futuros empresarios acudiesen a Don Domingo para solicitar sus consejos. Los escuchaba, y después de advertirles los errores que pudieran tener sus pretensiones, o de hacerles ver los cometidos en negocios anteriores con su característico talante patriarcal, accedía a sus peticiones concediendo los créditos solicitados (6). En general tendría una visión paternalista en cuanto a la forma de entender los negocios, siendo, además, leal en sus consejos y estimulador tanto material como espiritualmente, cuando presumía la prosperidad de algún proyecto. Pero no se iba a limitar esta función de consejero exclusivamente a los asuntos profesionales sino que ejercería una gran influencia en los Valls i Taberner, en cuyo consejo de familia sus opiniones eran muy tenidas en cuenta. Existe numerosa correspondencia en la que los Valls, sobre todo con relación a los asuntos de Ferran Valls i Taberner, solicitan la opinión de Don Domingo Taberner. El propio Lluís Nicolau d’Olwer (1888-1961) (7), que fue Ministro de Economía Nacional en 1931 y Gobernador del Banco de España desde 1936 a 1939, ha dejado buena muestra de ello por escrito y la influencia del financiero Domingo Taberner en la orientación profesional no bancaria, ni empresarial, del mayor de sus sobrinos (8). [Domingo Taberner i Prims fue el Presidente del Sindicato de la Asociación de Banqueros de Barcelona]

La Barcelona de finales del siglo pasado estaba inmersa en una euforia tanto monetaria como industrial. Era la época en la que se realizaban transacciones de Bolsa en la Lonja, en el Liceo, en los Círculos e incluso en las calles. En este ambiente donde el progreso era evidente, la Caixa Vilumara se erigiría en un banco de gran confianza para la población barcelonesa, pero sobre todo para los industriales del ramo textil. En el año 1896 ocupaba la Caixa el tercer lugar en importancia detrás del Banco de Barcelona y de la Banca Arnús, sucesora de Evaristo Arnús, fundada en 1846, y que tenía su oficina central en Plaça de Catalunya, núm. 23.

Fue Pere Arnó i Maristany quien, en parte, contribuyó al desarrollo de diversas actividades financieras y bancarias por las que se introdujeron, lentamente, en el Banco Popular Español los Valls-Taberner i Arnó. Todo comenzó fraguándose en Barcelona en tertulias celebradas en la bodega de que disponían los Arnó. José María Ramón de San Pedro (9), que entonces era apoderado del Banco Popular, fue testigo de ello, y así lo ha dejado por escrito. Aquí cabe destacar la egregia figura de Félix Valls-Taberner que se hizo cargo de la familia, a la muerte de su padre, en octubre de 1942, y que supo insertar los buenos dineros de que disponían los Arnó y los Valls en un proyecto bancario entonces incipiente, pero que a la larga se demostró como novedoso y revolucionario alcanzando el reconocimiento internacional de Euromoney, publicación extranjera del mundo económico y de los negocios que por dos años consecutivos situó al Banco Popular como la mejor entidad Bancaria del mundo, y en un tercero como la segunda entidad más solvente después de la Banca Morgan. Una prestigiosa agencia de valoración, IBCA, ha ubicado al Popular, sin embargo, como la entidad financiera más rentable y saneada del mundo desde 1989 a 1992, y en 1993 en segundo lugar, tras el Hang Seng Bank. Podemos entender que el secreto de todo ello estriba en una gestión básicamente doméstica de las finanzas. La tradición de los Valls en los negocios ha trascendido a lo más altos niveles y sus sucesores, Lluís y Xavier Valls, presidentes del Banco Popular, consiguieron mediante una política de previsiones, lograr la mejor rentabilidad en banca a finales de los años ochenta y primer lustro de los noventa. Podría calificarse a este banco como una entidad dedicada a trabajadores españoles tanto si lo hacen en España como fuera de ella, con una escasa red de agencias en el extranjero. Según la citada publicación periódica Euromoney, la red nacional del Banco Popular Español es principalmente rural, ya que mil de sus mil seiscientas cuarenta y tres sucursales en 1990 (año respecto al que realizaban entonces su estudio) estaban fuera de las grandes ciudades, siendo a veces el único banco del pueblo.

Como acabamos de indicar el Banco Popular Español pasó a estar copresidido por los hermanos Lluís y Xavier Valls, en un sistema que, por buscarle remembranzas históricas, se asemeja tanto a la asociación al trono de los monarcas visigodos como al sistema de sucesión colateral de Tanistry de los vándalos del Norte de África y de los árabes preislámicos (heredaban los hermanos antes que los hijos o los sobrinos). Lluís Valls nació en Barcelona en junio de 1926, amplió estudios -siguiendo con ello la tradición familiar- en Génova y Roma, como consecuencia del exilio político de su padre (10), que continuó en Córdoba y Logroño. Se licenció en Derecho por la Universidad de Barcelona, doctorándose en Madrid en 1951. Su tesis ha sido publicada por la editorial Bosch de Barcelona y versa sobre la cesión de los contratos en Derecho español. En ella analiza una institución civil como fenómeno complejo y bajo perspectivas doctrinales tanto españolas como europeas. Pese a la brevedad de su contenido (11), sí se puede afirmar que permite, tras una doble lectura, encontrar interés por el tema tratado: la cesión de contratos. No obstante, sobre esta materia, en la actualidad, se le han dedicado bastantes líneas avanzándose en su estudio, manteniendo la doctrina sus diferencias en torno a considerar la posibilidad de configurar la cesión como un contrato, un negocio jurídico unitario o complejo, o simplemente recurrir a los mecanismos de la novación modificativa. Lluís Valls dedicó a su monografía ocho capítulos cuyo orden estimamos se podía haber alterado para facilitar una mayor comprensión del instituto. Podemos pensar que, no obstante, ha preferido el Dr. Valls introducirnos en la materia tratada bajo la rúbrica Perfil de la figura y distinción de otras figuras afines del segundo capítulo analizando, con un método comparativo analítico, el tema a exponer. En efecto, sucesión hereditaria, cesión de derechos, transmisión de obligaciones, sucesión ope legis..., son casos admitidos en nuestra legislación civil. El problema estriba en determinar si es o no posible la transmisión de un contrato en bloque, como un todo unitario, determinar su objeto así como su causa. Ello será, sin embargo, estudiado en los capítulos sexto y séptimo, que son los dedicados y centrados en la materia elegida por Lluís Valls para doctorarse. Por ello nos sorprende su brevedad aun cuando están realizados mediante un examen pormenorizado y con proyección doctrinal del problema. Una vez construido el esquema de la cesión de contrato como un auténtico contrato atípico, que tiene por objeto una res incorporalis (la posición del contratante) se detiene en el análisis de los presupuestos (nombre con el que Valls refiere los requisitos del contrato previstos en el artículo 1.261 de nuestro Código civil), con especial énfasis en el elemento causal, distinguiendo la causa del contrato de la causa de la obligación. Pero, como hemos señalado, la dificultad estriba en si, en base al principio de la autonomía de la voluntad y de la libertad de pacto que inspira nuestro sistema de contratación, es posible transmitir el contrato en sí mismo, unitariamente considerado. Esta postura -entiende Valls-, después de analizar distintas teorías, no puede admitirse en nuestro derecho desde una perspectiva jurídica. Basándose en la jurisprudencia, articulado y posiciones doctrinales, llega a la conclusión de la admisión del instituto referido desmembrándolo, distinguiendo, por un lado, la cesión del crédito, y por otro, la asunción de deudas, supuestos reconocidos y admitidos y, cuyos requisitos, variarán -lógicamente-, en atención a la postura del cedido. En sí, el trabajo de Valls es interesante pero complejo. Galvão Telles fue el jurista portugués cuyas tesis fueron principalmente estudiadas por Valls para este trabajo sin obviar alusiones a otros juristas (González (12), Alguer (13), De Diego (14)), italianos (Carresi, Ruggiero, Puleo) y alemanes como Stammler (15) o Gierke (16), entre otros, y sin omitir las ya clásicas sentencias del Tribunal Supremo. Hay que resaltar los ejemplos de cesión de contratos con los que concluye Valls su monografía, planteándose en cada uno de ellos la normativa aplicable que, como supuestos de contratos atípicos, habría que recurrir, dependiendo del caso, bien a la teoría de la subsunción, bien a la de la combinación. Valls ejerció como profesor ayudante [de clases prácticas] en las facultades de Derecho de Barcelona [propuesto el 3 de diciembre de 1949] y Madrid en la asignatura de Economía Política, desde 1949 hasta 1956, hasta que fue nombrado Jefe Adjunto del servicio de publicaciones del Consejo Superior de Investigaciones Científicas donde entró de la mano de José María Albareda, gran amigo de su padre Ferran Valls (17), ocasión que aprovechó Lluís Valls para editar las Obras Selectas de su progenitor. Su incorporación al Banco es debida a la propuesta que, en mayo de 1953, le realizó su primo Félix Millet Maristany, presidente entonces de la entidad bancaria, como acabamos de indicar, ofreciéndole su cargo junto con la totalidad de sus acciones, aunque ya en 1952 era deseo de L. Valls hacerse con el control de un banco, y en un viaje en automóvil con Albareda y el filósofo-banquero José Meroño (18), realizado desde Madrid a la ciudad condal (con escala en Zaragoza), Valls ya hizo partícipes a sus ilustres acompañantes de sus pensamientos y como tenía los ojos puestos en la Caixa d’Estalvis de Barcelona; lamentablemente carecía de dinero. En 1957 Lluís Valls entró a formar parte, de modo oficial, de la directiva del Banco Popular Español, ocupando hasta 1972 la vicepresidencia y a partir de esa fecha la presidencia. Félix Millet y Fernando Camacho han sido dos personas que han allanado el camino de manera extraordinaria a la promoción de los Valls en el Banco Popular. Camacho, presidente, dejaba hacer a Lluís Valls como vicepresidente. Sólo así pueden explicarse las remodelaciones operadas en la estructura del Banco y el avance extraordinario que el Popular tuvo en los años 60, 70 y 80 dentro de la general actividad bancaria española. El Popular fue uno de los primeros españoles que comerció con Rusia en la época de Franco. Contando Lluís Valls con el apoyo de su viejo amigo Alberto Ullastres (19) en el Ministerio de Comercio, auspició que Demetrios Alexiades consiguiera los necesarios permisos para una operación de exportación de naranjas a Rusia, con la contraprestación de importación de celulosa. La operación fue montada en sus aspectos financieros por el Banco Popular, con la garantía de la Unión de Bancos Suizos. El dictador Franco puso la condición de que los barcos rusos no atracasen en puertos españoles, ni navegasen por aguas territoriales de nuestro país. Las importaciones y exportaciones hubieron de canalizarse a través de Argel y Casablanca. La reiteración de estos intercambios durante varios años proporcionó pingües beneficios al Banco Popular y, lo que es más importante, notable prestigio, en particular a su Departamento de Relaciones Exteriores. El riesgo asumido por quien entonces se encontraba al frente de dicho Departamento, un banquero malagueño, despertó numerosos recelos por parte de José María Lage Arenas, un hombre trabajador pero de perfil bancario clásico, nada propicio a aventuras exteriores. Lage comenzó como auxiliar en el Banco Popular de los Previsores del Porvenir en su sucursal de Cádiz en 1930. Casado con Doña Guadalupe Rey, el matrimonio tuvo siete hijos (de los cuales uno de ellos falleció al mes de su nacimiento); otro de sus hijos, Roque Lage ha trabajado en el propio Banco Popular en la sección de Inmuebles de la calle Velázquez de Madrid.

José María Lage era un hombre muy detallista y exigente con los demás y consigo mismo. No manifestaba habitualmente sus ideas políticas, pero su perfil era el de un personaje conservador. Católico practicante, le gustaba el folclore andaluz de las cofradías, que iba cada año a ver en su tierra natal en Cádiz (20). En su hogar, no hablaba de los problemas bancarios y tenía una atención cuidadosa a cada uno de sus hijos. Mandaba en su domicilio con autoridad y ejercía en él su visión patriarcal de la familia. Tenía la última palabra en su casa y su mujer la antepenúltima; la penúltima era también la suya. Aprovechaba el tiempo al segundo; no era presumido, ni ostentoso. Algunas de sus geniales ideas bancarias, como la de sectorización del Banco y la distribución por servicios, tuvieron corta aplicación en el Popular, pero han sido asumidas como mecánica de trabajo, con posterioridad, en el Banco de Santander. Quizás por estas cualidades, su carrera en el Banco fue precozmente ascendente, ya que en 1931 era apoderado y en 1932 interventor. Tras la guerra civil, José María Lage pasó a ocupar el cargo de director de la sucursal de Cádiz, trasladándose en 1946 a Málaga. En esta ciudad y en noviembre de 1947 se abrieron unas nuevas oficinas del Banco Popular en la entonces Plaza de José Antonio, asistiendo al acto inaugural un prestigioso número de invitados entre los que se encontraban Higinio González Mayo, Consejero del Banco; Manuel Fanjul Sedeño, Consejero Delegado; el Director General de la citada entidad, Domingo Sastre Salas, así como los directores de las sucursales de Sevilla, Jerez de la Frontera y Granada, Ataúlfo Gómez Yelo, Antonio Serrano Sánchez y José Herrera Bernabé, respectivamente. Todos ellos acompañaron al director, José María Lage, y al subdirector Baldomero Herrera Pérez, los cuales tuvieron palabras de agradecimiento a las autoridades civiles y representantes del comercio e industria malacitanos, que allí se dieron cita. Tuvo oportunidad, en este acto, de hacer José María Lage gala de su saber bancario y, sobre todo, de su concisión, agradeciendo -como siempre que tuvo ocasión- las muestras de confianza en él depositadas. En 1950 fue trasladado a Sevilla, ocupando su cargo en Málaga, Antonio López Cerón. Su paso y despedida por las sucursales de provincia estuvo llena de emocionantes elogios a Lage Arenas no solo como persona sino también como profesional. Diez años más tarde era Director General Financiero, mientras que en 1963 pasaría a ser Director General de Control y en el 68 Director General de Recursos. Alcanzaba el puesto relevante de Consejero Delegado Adjunto tan sólo cinco años más tarde. Lage recibió la Gran Cruz del Mérito Civil otorgada por el Ministro de Hacienda el 29 de abril de 1969 (21) y el 20 de junio de 1980 la Medalla de oro del Mérito al Trabajo concedida por S. M. el Rey Juan Carlos I, que le fue impuesta por el entonces Ministro Salvador Sánchez-Terán Hernández (22). El Banco Popular ha sabido rodearse de personalidades eficientes así como capaces de conseguir una línea de trabajo característica de la Casa. Anteriormente a Lage Arenas, otro miembro del Consejo de Administración del Popular fue condecorado con la medalla del Trabajo el día 25 de septiembre de 1961; se trataba de Alfonso de Gabriel y Ramírez de Cartagena. Asistieron al acto el Presidente del Consejo de Administración, Fernando Camacho Baños, el Vicepresidente Lluís Valls, Vocales del Consejo y distintas personalidades del Banco. Las palabras ofrecidas aquel día por Fernando Camacho fueron significativas al señalar que «las condiciones que debe reunir un trabajo para que sea eficaz... es que sea asiduo, leal, selectivo, alegre y con buena voluntad», anunciándose en dicho momento el ofrecimiento en el mes de octubre por parte del Banco de una paga extraordinaria debido a que se habían conseguido por primera vez los diez mil millones de pasivo. Este hecho -calificado como un gran acontecimiento-, fue decisivo para resaltar la labor de José María Lage, que en aquellas fechas tenía encomendadas las funciones de productividad como Director General (23). Pero era norma de Lage -también del Banco- destacar el trabajo en equipo. De ahí que las muestras de gratitud o reconocimiento, que iban dirigidas a su persona, no las admitiera como propias. Solía extenderlas al resto de los profesionales que colaboraban con él. Con ocasión del nombramiento de Lage como Consejero Delegado Adjunto, éste se dirigió a cada uno de los Directores de las Sucursales bancarias para establecer una primera toma de contacto, resaltando esa labor en equipo. Palabras como “entusiasta colaboración”, “participación” y “delegación” eran muy frecuentes en la mente y oratoria de Lage Arenas. Si de algo presumía José María Lage era de «conocer bien a los diferentes hombres que forman los distintos niveles de la estructura de la empresa», con cuya colaboración siempre pudo contar.

José María Lage dejó el Banco con setenta y dos años mediante una renuncia, que ninguno de los miembros del Consejo admitieron, incluso amenazaron con irse. Bastó únicamente el sí del Presidente. Lage tenía un concepto humanista del ejercicio de la actividad bancaria. Para él «lo fundamental en las profesiones, en la banca y, consecuentemente en nuestro banco -decía-, no son los guarismos y los balances. Trabajamos con hombres y para hombres, y ellos constituyen la principal partida del activo, cuya valoración queda muy por encima de cualquier tentativa cifrable». Era pues, un individuo muy humano, aunque la circunstancia de que se permitiera el lujo de escuchar los demás, no era impedimento para que fuera una persona exigente, con la clara noción de que estaba situado al frente de un conjunto de hombres. Con ocasión de dirigirse el 18 de marzo de 1963 al personal del Banco en Sevilla señalaba la vieja idea de que las sociedades anónimas no tienen alma, con la cual estaba perfectamente de acuerdo, pero se atrevía a afirmar «como, desgraciadamente, falta el calor de la intimidad, de la comprensión, de la hermandad en sitios donde, por la mutua y obligada convivencia, por el común interés de los postulados que se defienden, debieran reinar la armonía, la unión más estrecha, el unánime acuerdo» (24). No obstante, él consideraba que si en algún lugar se rompía esa regla era en las sucursales del Popular en Sevilla, donde «cada uno de los empleados -afirmaba Lage-, nos creemos un Director General en potencia. Y por vuestro trato, cada uno de nosotros se siente importante, casi necesario en la sucursal. No olvidamos las veces que algún compañero ha sido llamado a un despacho. ¿Para recibir órdenes? No. Para algo a que, por no estar acostumbrado, le llenaba de honda satisfacción y orgullo: para pedirle opinión sobre asuntos concernientes al trabajo. Y el empleado salía del despacho con una satisfacción mayor (perdón por lo material, pero vital del símil) que si le hubieran dado una paga extraordinaria. Ni podemos olvidar que cuantas veces hemos solicitado algo extraordinario, si ello no iba en menoscabo de los intereses del Banco, con una sonrisa en los labios y una frase amable, nos fue concedido» (25). «La idea de servicio -llegó a decir-, la honestidad, la ética responsable y la servidumbre social que a todas y cada una de las profesiones obliga, ha de constituir factor ejemplarizante en la Banca» (26). Si bien nadie había hablado mal de él por escrito, no obstante, Miguel Ángel Jiménez consideraba a Lage como «el auténtico dictador del Popular y su cerebro gris» (27), lo que no era obstáculo para que en 1976, el que -en este caso sí- por muchos reconocido como dictador, Lluís Valls, con quien Lage llegó a llevarse como uña y carne, aunque siempre manteniendo el trato de Vd. (quizás ello fuera debido a que en un primer momento Lage no coordinaba con Lluís Valls, pero el hecho de estar todo el día juntos motivó necesariamente un trato cordial entre ambos -si bien este primer enfoque de la relación Valls-Lage fuera debido a que la entrada de Lluís Valls en el Banco constituyó un «auténtico golpe de Estado», según la opinión más generalizada, pues carecía de un paquete mayoritario de acciones-), formuló un decálogo de actividades a realizar por el Banco: «1. Por la situación de coyuntura nacional que obliga a cambios y reajustes; 2. Por los problemas derivados de la expansión del Popular en paralelo con los Bancos concertados; 3. Por el grado de eficacia de las comisiones y de las demás reuniones; 4. Por las desviaciones de los objetivos del Grupo, que son fundamentalmente bancarios; 5. Por la generalizada poca consideración hacia el cliente del Banco, al tener que estar pendientes de las exigencias de la Alta Dirección; 6. Por el no excesivamente buen trato a los directores y a los apoderados, como consecuencia, en buena parte, de la naturaleza de los convenios colectivos; 7. Por la escasez de sentido crítico a todos los niveles, por el encogimiento de hombros ante las decisiones a tomar, y por el no aprovechamiento de los errores cometidos, propios o ajenos, para evitarlos en lo sucesivo; 8. Por la ausencia de cauces prácticos y auténticos de información y diálogo que faciliten la comunicación de los de abajo con los de arriba y viceversa, y que dificulten al máximo, en la práctica, las posibles represalias de compañeros de trabajo o las de directores locales, regionales o generales; 9. Por el exceso de viajes y desplazamientos de la periferia a Madrid y de Madrid al extranjero; 10. Por los efectos perjudiciales de las denegaciones sobre cualquier asunto, sin poder remediarlos porque se desconocen» (28).

La apreciación de Lage como un dictador puede aparecer justificada en cuanto que él era director general y, por ende, debía dar órdenes. En cualquier caso, Lage lo tenía claro. Sus preferencias, y por este orden, eran «mi banco, mi mujer, mis hijos...». Y efectivamente era así (29). El Popular era “su” banco y por ello rechazó cualquier oferta en la que se le propusieran mejores condiciones económicas al margen de la entidad bancaria que había constituido la parte más consubstancial de su existencia profesional. José María Lage falleció el 12 de enero de 1983. [Hay gente que llora todavía la muerte de Lage, pero en el Popular nadie se ha preocupado de recordar el centenario de su nacimiento. La ignorancia, cuando no la falta de memoria histórica, es abracadabrante entre los actuales dirigentes del Banco Popular].

Por el Popular pasaron desatacados personajes luego incorporados a la política, a las finanzas en otras entidades o a cargos directivos dentro del Banco de España. Sirva a título de ejemplo indicar los nombres de Gonzalo Fernández de la Mora y Món (30), Jesús de la Osa, Rafael Termes Carreró, Rafael Martínez Arias de Saavedra, el prestigioso abogado barcelonés Antonio Anglada, profesor de Derecho Político y padre del también profesor y filósofo del Derecho el mismo nombre, Pedro de Diego García, José Luis Gutiérrez López, Manuel Ingla i Torra, José Luis Romero Fernández, José María Camiña Borda, Ildefonso Ayala García, Carlos Figuero (Consejero Delegado de la Sociedad General Fiduciaria y factótum del Banco de Depósitos), Ignacio Ybarra Mendaro, Fernando de Solís y Atienza (el marqués de la Motilla), Manuel Laffón de la Escosura, José Manuel Hernández Suárez, Santos Montoro Muñoz, Manuel Martín, Antonio Lago Carballo, Albino Menéndez Marqués (cuya gestión al frente de la agencia del Banco en Cádiz en 1943 mereció general reconocimiento), Juan Manuel Fanjul Sedeño, etc. Otros tuvieron menos suerte durante su estancia en el Banco; tal es el caso del arriba indicado banquero malagueño, que había entrado en el Popular el 1 de septiembre de 1957 y que fue removido de su cargo en la entidad y por ende eliminado de la estructura directiva del Popular el 28 de enero de 1960, debido 1º) A sus diferencias con Valls, quien antes de que dejara el cargo llegó incluso a prometerle un puesto político (la Subdirección General del Instituto de Moneda Extranjera), aunque luego hubo de contentarse con una remuneración económica y un vehículo de la marca Saab. 2º) Haber avalado un crédito de 400.000 $ en Nueva York que originó un gran revuelo en el Banco y causó honda preocupación a Lluís Valls, según el parecer del banquero malagueño [aseguró personalmente Lluís Valls no ser cuestión ni cierta, ni probada, que la ocasionara una gran preocupación este aval]. 3º) Las desavenencias con Lage. 4º) Las discrepancias, no meramente formales, que tuvo con Nicolás Rubio García-Roby y particularmente con su mujer Doña Consuelo. Todo tuvo su origen en un viaje que hicieron juntos en automóvil al sur de Alemania, Austria, Suiza e Italia (llegaron hasta Nápoles) dentro de la propia política exterior del Banco. El carácter de Doña Consuelo motivó que, desde Meersburg hasta Madrid, el malagueño no se dirigiese para nada al matrimonio. Ello originó que, a partir de aquel momento, nunca viajaran juntos dos Consejeros o altos directivos del Popular en un mismo viaje con sus respectivas esposas. Obviamente la opinión de este último sobre Doña Consuelo no tiene que ser necesariamente la misma que ésta tenga sobre él.

Se creó en torno a la persona de nuestro citado personaje un ambiente enrarecido. Habló con Lluís Valls, quien le indicó que se dirigiera al Presidente. Tras una pausada conversación con Fernando Camacho quien, instigado por detrás por Valls, sabía ya el papel que le tocaba desempeñar en la trama, el primero transmitió al supraindicado su deseo de que, antes de la celebración del Consejo del Banco, que tenía lugar esa misma tarde del 28 de enero de 1960, su escrito de dimisión yaciera en la papelera. Negóse en rotundo este último y el Consejo aceptó la renuncia presentada y, aplicando el sabio principio canónico removeatur ut promoveatur, destituía de su cargo a Nicolás Rubio García-Roby, quien no lo había solicitado, nombrándole Presidente del Banco de Salamanca (31). Entre bastidores, todo había sido un montaje de Lluís Valls quien, con su habitual buen hacer, llevaba el Banco por derroteros de saludable progreso, y creaba mecanismos de defensa de control del capital, con el objeto de impedir que personas extrañas a sus planteamientos financieros y bancarios se introdujeran con importantes paquetes de acciones entre el accionariado. Fue así como adquirió nuevos vuelos el otrora Sindicato de accionistas, que tuvo ahora como Presidente a Gonzalo Fernández de la Mora y Mon (32). Paralelamente Lluís Valls se preocupaba de buscar nuevos accionistas. Para ello contaba con una entidad LARIC, S.A. Era una sociedad creada años atrás con otros fines, por el pintor y Catedrático Fernando de Lapuente, el Sr. Rodón y el ebanista Carballo, que disponía en Madrid de una afamada carpintería. A través de este cauce, los Valls comprarían acciones, en un primer momento, y pudieron poco tiempo después entrar como consejeros Olegario Soldevila, Gabriel Buxó i Riera («el rey del algodón» en Barcelona) y Mariano Navarro Rubio. Uno de los primeros pasos fue substituir a Domingo Sastre Salas por el ya mencionado Nicolás Rubio García-Roby en septiembre de 1957. Adolfo Cotelo compraba poco después un importante paquete de acciones, gracias al apoyo financiero de su mujer doña Flora Villarreal, que poseía una casa de modas.

A iniciativa de Lluís Valls fueron contratados por el Banco José Salgado Torres, a quien L. Valls conocía a través de su hermano Antonio, que había vivido en Madrid, en Roma y luego en Venezuela; Josep Ferrer-Bonsoms i Bonsoms (1920-2001) (33), a quien dio el cargo de Interventor General (Ferrer venía de Buenos Aires, donde había instalado una cadena de librerías), y Jorge Brosa, para director del Departamento de Extranjeros, tras su itinerario fecundo y una excelente gestión en la empresa Jackson & Philipps, dedicada a la importación de tractores, que tenía su sede principal en la calle Aranda de Madrid.

Entre tanto, algún que otro del Banco se pasaba a la competencia del Banco de Bilbao y terminaría sus días profesionales en el Banco Meridional. En 1960 hubo quien recibió doscientas cincuenta mil pesetas en concepto de gratificación por los servicios prestados, mientras que al despedirse del Banco Castellano en 1970 se le indemnizaba con cuatro millones y cuando en enero de 1978 hubo de dejar el Banco de Descuentos (que presidía Jaime Camuñas Solís, quien en tiempos había sido funcionario del Popular y su representante en La Habana) fue generosamente recompensado con doce millones de pesetas. Está claro que el comportamiento del Popular con algunos de sus mejores hombres no fue especialmente generoso, particularmente con los que trabajaron en las relaciones internacionales de la entidad bancaria, que luego asumiría Xavier Valls-Taberner.

El carácter de Lluís Valls era distendido y, lejos de eludir la verdad, empleaba en ocasiones el silencio o la metáfora para responder a cuestiones relativas a su gestión como a cualquier otro tema bancario de interés nacional (34). De él se llegó a decir que en su despacho reinaba «una atmósfera distendida» y que solía «mantener conversaciones triviales antes de entrar en asuntos serios». Decía una cosa y nadie sabía lo que pensaba. Respondía con monólogos inconcretos. Señalaba que no tenía memoria y que le gustaba olvidar (35). Dejaba hacer mientras no afectase a lo esencial. La personalidad de Lluís Valls tenía reflejo en su propia forma de firmar. De su firma, se ha comentado, se extraen los grandes rasgos que ayudaban a definir a este presidente. Varias eran las cualidades que reflejaba: elegancia, equilibrio, sentido común, ecuanimidad. Pero también nos permiten, [ahora con memoria histórica], apreciar algunas de sus debilidades: la desconfianza y el gesto defensivo, de las que podríamos decir que, dado el cargo que ocupaba, más que flaquezas eran armas necesarias de protección, más estilete napolitano o florentino que navaja gitana oculta en la faltriquera. Hombre de gran atractivo personal, fue designado en 1980 por las esposas de numerosos banqueros como el banquero “más guapo” del país (36). La escritora conservadora y falangista Mercedes Formica -uno de cuyos atributos es la llamativa cursilería que destilaba en buena parte de sus libros de memorias (37)- situó también a Lluís Valls, en una encuesta nacional, como el hombre más atractivo, dándole el número uno de entre diez candidatos seleccionados. Sentimental, aunque no lo parecía, fue un estratega intrépido y resolutivo. Se ha puesto por escrito en diversas entrevistas que acostumbraba a leer en sus ratos libres El Príncipe de Maquiavelo con las anotaciones de Napoleón. Pensamos en su momento que se trataría de un esnobismo reiterado, habida cuenta de que un intelectual, político o estratega que se precie, lee otras cosas para inspirarse, que no El Príncipe, y si se acerca a esta obra lo hace a través de la versión inglesa (1970) prologada por Benito Mussolini con un estudio introductorio de George Bull para The Folio Society de Londres. De aparente talante liberal, lograba que las cosas acabasen haciéndose como él creía que debían hacerse por encima de las discrepancias que podían sostener en puntos concretos algunos de sus consejeros. Alguno de sus antiguos colaboradores ha señalado la agilidad con que, desde finales de los años cincuenta, lograba controlar las Juntas de accionistas del Popular Lluís Valls, usando de una estrategia parecida a la de la doble uve (w) que tanto difundieron en las Universidades españolas comunistas y democristianos (a los socialistas no se les veía el pelo) en los años sesenta y principios de los setenta para controlar el movimiento de reivindicación estudiantil. En las Juntas, tras el discurso de rigor de Emilio González-Llana Fagoaga, presidente honorario y uno de los fundadores del Banco -como ya hemos precisado-, se producía la posible intervención de alguno de los asistentes entre el respetable público.

Así, en las Juntas, previamente conchavados, intervenían los amigos de Lluís Valls. El momento era cuando el consejero Mariano Navarro Rubio (luego Ministro de Hacienda y más tarde Gobernador del Banco de España) se sacaba el pañuelo del bolsillo superior de la chaqueta de su traje Príncipe de Gales. Jorge Brosa Palau tomaba la palabra, con su severa voz, no exenta de manierismos jesuíticos (Brosa había estudiado en el Instituto Químico de Sarrià, bajo la vigilante tutela de la “Compañía”), y no ahorraba alguna pequeña crítica sobre los planteamientos generales o aspectos puntuales, sin que llegara la sangre al río. Brosa tenía seny, pero era demasiado recto y excesivamente cuadriculado. Cuando ocupó una Dirección General en el Ministerio de Industria tuvo sus más y sus menos con D.ª Carmen Polo (38), por un asunto relativo a la exportación de un lujoso automóvil, detrás del que estaba la recomendación de la mujer del dictador. Negóse en rotundo Brosa, y cayó en desgracia. Tras su paso por la política, su etapa bancaria principal no la cumplió en el Popular, sino en el Banco Español de Crédito, participando muy activamente en la organización de las Jornadas Empresariales y Bancarias de Estepona. La vinculación de Mario Conde, presidente de Banesto, con la masonería y sus teorías sobre el mundo y la trascendencia, no merecían al aplauso de Brosa, que no se había caracterizado, precisamente, por prodigar sus plácemes a ningún otro presidente anterior de la entidad. [Brosa falleció el 5 de mayo de 2004].

En los años ochenta el planteamiento de Lluís Valls para el control de las Juntas de accionistas cambió notablemente. Ya no necesitaba mascarones de proa. Convocaba la Junta General Extraordinaria haciéndola coincidir con el último sábado del mes de enero -a veces también se retrasaba al primer sábado de febrero-. En el mes de febrero se celebraba otra Junta de accionistas, que tenía un carácter meramente formulario, aunque escondiera tras de sí una posible demora del pago de los impuestos acogiéndose a la normativa vigente sobre el particular. «Los accionistas del Popular -nos situamos en 1985- no reciben bombones ni tampoco carteras (realmente puestos a no hacer la vida agradable y a rentabilizar beneficios, el Popular llegaba hasta límites indescriptibles, aunque lógicamente pensaba su presidente que lo importante eran otras cosas), sino un ejemplar de la Memoria y unos documentos anexos, que incluyen más información sobre el Banco. El Presidente prácticamente no interviene». El que llevó la voz cantante -en los ochenta y primer lustro de los noventa- fue Manuel Martín, Secretario General Técnico de la entidad, que explicaba «los avatares del Banco a lo largo del ejercicio, y luego, a la hora de las preguntas», respondía «directamente sin recurrir a la fórmula De Gaulle» (39). Ha sido uno de los cerebros grises del banco, llevando a la práctica las geniales ideas propias de su ámbito (40). En nuestros días subsisten en el Popular, como en la mayor parte de los grandes Bancos -que en esto no tienen una operativa distinta-, preguntas amañadas de antemano para realizar en la Junta de accionistas, lo que no excluye que posibles espontáneos puedan -y de hecho lo han realizado en algunas ocasiones- intervenir sua sponte en alguna Junta. Otro de los personajes a tener en cuenta es Ricardo Lacasa, Director General del Banco hasta 1994, que se dedicó a llevar todos los asuntos internos desde la sombra. Ildefonso Ayala ha sido uno de los más esforzados y sufridores elementos del Popular. De escasa formación intelectual (sólo alcanzó a terminar el bachillerato superior) y humanística (lo suyo no han sido nunca “los latines”), gracias a su tenacidad y constancia este murciano de Totana, fue escalando puestos desde simple empleado de la oficina principal de Murcia hasta Consejero Delegado, cargo al que accedió en 1990; durante años, se ha ocupado de todo lo comercial y en su quehacer ha contado con el apoyo del Consejo. Hombre exigente con los suyos, supo mandar y hacerse respetar. El 26 de enero de 1995, Ayala se jubiló en el Popular, tras cuarenta años de servicios a la entidad, siendo substituido como Consejero Delegado por el mencionado Ricardo Lacasa Suárez (doctor ingeniero industrial), un aragonés más reflexivo que temperamental, nacido en Zaragoza tres semanas después de que se produjera aquel triunfo apoteósico del Frente Popular en las elecciones de 1936, y precisamente en aquella ciudad bañada por el Ebro que había premiado con su voto al diputado anarquista Benito Pabón Suárez de Urbina. [Ildefonso Ayala pasó a formar parte del Consejo de Administración del Banco. Xavier Valls decía que Ayala “se había doctorado cum laude en el Banco Popular”, y no le faltaba razón pues Ayala había recorrido las entretelas del Banco desde sus entrañas más profundas, y había sido capaz de bajar hasta los abismos más tenebrosos en el largo itinerario del Popular y hasta los triunfos más sólidos y los reconocimientos internacionales. Otro personaje singular es Jaime Quinquilla Llovera, natural de Tiana, donde vino al mundo el 2 de marzo de 1934. Se diplomó en Dirección de Empresas en el IESE y llegó a ocupar el cargo de director regional en Barcelona del Banco Popular, siendo a la vez consejero de Heller Factoring Española. Quinquilla fue famoso por haber sembrado el terror entre sus subordinados en Barcelona con aquella sibilina frase: "noi, que't foto al carrer", cuando se enfadaba con alguien, cuestión que ocurría con frecuencia. Le dio por perseguir a un subalterno ejemplar y servicial al máximo, Juan Luis Cubero. El mismo Luis Valls reconoció que con Quinquilla se le había descontrolado el Banco en Cataluña. Afortunadamente J. L. Cubero contaba con amigos en Madrid y en Málaga].

No cuenta el Popular con un defensor de los intereses de los clientes y consumidores como ocurre en el Banco de Bilbao Vizcaya. El planteamiento, en el caso del Popular, es distinto ya que es el propio Banco quien solucionaba, a través de sus sucursales, las reclamaciones de los clientes, aunque dispuso, desde 1977, de una Oficina de Servicios a Clientes. Existía, igualmente, el recurso de queja directa al presidente del Banco, quien acostumbraba a despachar personalmente (con frecuencia), epistolar o telefónicamente estas quejas, solicitudes o reivindicaciones, en número que no solía superar (principios de los años noventa del siglo XX) las trescientas reclamaciones que podían cursársele anualmente.

Volviendo a los Valls, como intelectual Lluís Valls ha sabido promocionar infinito número de actividades culturales, [educativas, deportivas], artísticas o científicas, siendo consciente de que un Banco que financia la cultura es un Banco que contribuye al desarrollo general del país y al mejoramiento de la calidad de vida. Sensible en todo lo relativo a la promoción del Banco, se sentía especialmente inclinado por lograr una banca comercial, especializada, que consiguiera, a través de una estrategia económica global, un puesto de reconocido prestigio, tomando -con prudencia y sin dubitación- decisiones de alto riesgo y manteniendo óptimas relaciones con la prensa, atendiendo siempre que se le requiriese personalmente a los periodistas de información económica, aunque más de uno [dejara mucho que desear]. Este interés por la prensa no es más que el ejercicio de una habilidad diplomática. Conscientes del poder de los medios de comunicación, el comportamiento de los Presidentes del Popular hacia ellos se podía calificar como de accesible. No solían negarse los Valls a ser entrevistados por cualquier periodista, más bien ejercían de auténticos encargados de relaciones públicas del Banco. En relación con la crisis y la corrupción, temas entonces, en la primera década de los noventa, de auténtica actualidad, los Valls se decantaron por el papel que desempeñaba la prensa, el ejemplo que a través de ella podía darse, así como sacar partido de todo aquello que, negativamente, pudiera tener trascendencia social (41).

La política bancaria marcada por el Consejo y la Presidencia tenía manifestaciones muy claras de carencia de participación empresarial y de no asumir ningún riesgo respecto a los países latinoamericanos, que había originado cuantiosas pérdidas a otras entidades bancarias españolas. A diferencia de otros bancos de los llamados [entonces, antes de las fusiones] siete grandes, el Popular, ni durante el franquismo, ni durante la UCD, ni con el Partido Socialista, participó en inversiones en la industria. En 1985 el Banco Popular asumió un negocio que fue calificado de “altos vuelos” y que le permitiría gestionar todos los billetes aéreos que vendieran las agencias de viajes, lo que suponía un movimiento de más de cien mil millones pesetas tan sólo en el año 1985. Era un sector en expansión, en el que el Banco Popular se introdujo merced a una negociación con la IATA, lo que patentizó una confirmación en la línea de trabajo del Popular de banco esencialmente comercial. Sin embargo, el Banco Popular ha tenido importantes -no solo uno- talones de Aquiles, al menos dos. Los costes de transformación suponían, todavía en 1985, el 3,58% de los activos totales medios, lo que generaba una situación difícil en relación a otros bancos de la competencia. Para Manuel Martín, éste era el coste que conllevaba el tratarse de un banco comercial y era una cuestión de complicada solución desde una óptica puramente técnica, pues «la actuación sobre los costes de personal está perfectamente delimitada y el efecto de la contención de los gastos generales está comprometido, al menos este año -se refiere Martín a 1985-, por los programas de automatización del Banco» (42); no obstante, el Popular sería uno de los pioneros en cuanto a la informatización de la gestión bancaria en España.

Quizás por todo ello la actividad bancaria desarrollada por Lluís Valls haya merecido toda clase de elogios y reconocimientos a todos los niveles. Pero no falta quien haya criticado -a fondo- su operativa político-económica y bancaria. Se trata de José María Ruiz-Mateos quien, en diversas instancias y ante diferentes medios de comunicación, denunció a Lluís Valls como responsable de la expropiación de Rumasa, la vez que en un segundo momento lo llegó a relacionar con el recambio que, a nivel del Consejo de Administración, se produjo en Banesto en diciembre de 1993. Ruiz-Mateos había asociado la figura de Lluís Valls al prestigioso catedrático de Derecho Financiero y Tributario, Matías Cortés Domínguez y al abogado Antonio Navalón. Xavier Valls, sin embargo, contemplaba a Ruiz-Mateos entre la conmiseración y la chanza (43). [Antes y con ulterioridad Lluís Valls hizo su valoración particular en dos artículos publicados en el diario madrileño ABC, uno de ellos titulado La calumnia, aparecido el 29 de enero de 1986 y el otro bajo el no menos significativo rótulo de Rumasa: la Historia llega a su fin el 20 de febrero de 1997. Miguel Ángel Prieto y el firmante de las presentes líneas, en la semblanza de Lluís Valls publicada en el Diccionario crítico de juristas, recogieron la siguiente observación de cierre sobre ese tema que reproducimos en su literalidad: «El 16 de junio de 2005 Ruiz-Mateos envió a Lluís Valls una carta, que remitió luego a muchos medios de comunicación, con ánimo reconciliatorio (“aprovecho también la ocasión para pedirte perdón, por todo lo que por mi parte te haya podido perjudicar o haberte hecho sufrir”), pero el Señor marqués, ex Presidente de Rumasa y Presidente de Nueva Rumasa, seguía sin reconocer sus fallos, ni apearse de la trápala de falsas acusaciones vertidas contra Lluís Valls, a quien implicó en una conspiración político-bancaria-empresarial filosocialista. Ruiz Mateos se limitaba a decirle a Valls que rezaba por él, pidiéndole que una buena contrapartida sería que le tuviera Valls también en cuenta en sus plegarias, al parecer “más eficaces”, “teniendo en cuenta los méritos contraidos por el muchísimo, muchísimo bien, que durante tu larga vida has hecho por la Iglesia”» (44). Lamentablemente en nada rectificaba sus injurias y calumnias, y además se ocupaba de filtrarlo a la prensa, casi antes de que llegara al interesado. Lluís Valls se limitó a acusar recibo de su carta por tercera persona y por vía telefónica. ¿La valoración que personalmente me merece este comportamiento? Imagínesela el lector tras ver al Marqués, trajeado de supermán o de botarga, príncipe de los cagalaollas españoles del pasado siglo XX, que insulta a los banqueros, consigue que una hija suya tire una tarta (en lugar público y con fotografía) al exministro Miguel Boyer, desafía al Banco de España, presume de saltarse a la torera leyes, reglamentos y recomendaciones y va por la vida presentándose como un continuador del martirologio romano cuando en realidad se parece más que otra cosa al rico Epulón. ¡Las leyes están para cumplirse! El Estado de Derecho ha de ser salvaguardado y el lugar para los payasos en Madrid era el Circo Price. En su momento y también con visión de perspectiva Rafael Termes tuvo oportunidad de hacer diversas manifestaciones sobre Rumasa. Recogemos en nota cuatro afirmaciones concretas suyas (45), que no pueden ser más claras y precisas].

Mantuvo Lluís Valls igualmente algunas distancias, más teóricas que prácticas, con el Banco de Santander. Tenía un altísimo concepto de Don Emilio Botín, pero no lo tuvo tan elevado de ese otro Botín que rige los destinos desde hace bastantes años de la entidad bancaria con mayores recursos propios del país [y que se ha convertido en el banquero español más espectacular de todos los tiempos. Ningún otro llevó a un banco español tan lejos como este Botín]. Precisamente las diferencias con Botín unidas a una política de expansión, ya necesaria en el Popular (cuestión ésta exigida por el propio Banco, que a finales de 1994 contaba con 1.810 sucursales), motivaron la estrategia que, para los años 1995, 1996 y 1997, diseñaron los hermanos Valls: creación de mil doscientas sucursales nuevas por toda España, razón de cuatrocientas por año, cuestión incumplida en 1995 [y en años sucesivos]. Al término del ejercicio de 1990, el número de oficinas era de 1.675, que aumentaron a 1.704 en 1991, a 1.745 en 1992, a 1.788 en 1993 y a 1.810 en 1994. En esos cinco años el número de empleados ha crecido sin embargo muy poco, desde 11.811 en 1990 a 12.052 a finales de 1994. [Sin embargo, en 2007 el Grupo Popular, transcurridos trece años sí ha aumentado sensiblemente sus cifras, pasando a tener en dicho ejercicio 15.038 empleados, de los cuales 1.739 están destacados en el extranjero. El número de oficinas en 2007 era de 2.531 frente a las 2.443 que había en 2006. En 2004 el número de sus empleados alcanzaba la cifra de 13.465 y al año siguiente la de 13.804. Además, las oficinas en 2004 eran 2.330 que subieron al año siguiente a 2.385. Retrocediendo en el tiempo el número de empleados desde 1995 a 1999 descendió ostensiblemente, en vez de crecer. Así, en 1995 era de 12.175, bajando a 12.139 en 1996, a 11.742 en 1997, a 11.600 (da la impresión de que es una cifra ajustada, no real) en 1998 y a 11.539 en 1999. Por el contrario, el número de oficinas fue creciendo piano, piano de 1.835 en 1995 a 1.881 en 1996, 1.936 en 1997, pasando la frontera de los dos millares en 1999 con 2.004 (puede ser también un número maquillado que no se corresponda con la realidad del dato)].

Uno de los departamentos del Popular que más se ha debido de tener en cuenta en esta política expansionista ha sido el de Inmuebles, que consta de dos secciones: la de seguridad y la de administración; esta última se ocupa de la desinversión de aquellos locales que nadie quiere; pese a la pérdida de dinero, este departamento funciona eficazmente recuperando cantidades sustanciosas. La política normal ha sido la apertura de sucursales sin que en ellas entre personal de nueva contratación. Para ello se procuraba sustraer de otras sucursales o de oficinas principales de las capitales de provincia a sujetos cualificados capaces de poner en marcha cada nueva oficina y, sobre todo, se exige cantidad y calidad de trabajo. La táctica seguida para la selección de personal es bastante antigua. Fulgencio García Cuéllar marcó unas directrices junto a Ricardo Lacasa, directrices que abundaban en las exigencias de títulos (titulitis), no frecuentes en los clásicos empleados de Banca. [Ni Ayala, ni Lage, ni Moreno, que han ocupado el cargo de Consejero Delegado, contaban con titulación universitaria. Está claro que no siempre se cumple el adagio de que el mal pájaro hace mal huevo, pero los títulos universitarios sirven para algo más que para conocer la tabla de multiplicar o saber que un lobo no se casa con una oveja].

Por otro lado, reiteramos que los Valls nunca manifestaron un alto concepto de Mario Conde como banquero, no negando sus virtualidades como intelectual. Lluís Valls censuró el alto riesgo asumido por Conde al frente de Banesto, utilizando el término “advenedizo” para calificarlo, lo que no le ha impedido, sin embargo, matizar que Mario Conde en otra situación económica correspondiente a «una época expansiva hubiera devenido en éxito digno de libro de texto; sin embargo, en periodo de vacas flacas se ha llevado el Banco por delante. Pienso que, en general, los que caen o los que son tumbados ya tienen edad para retirarse a escribir sus memorias. La edad y talento de Mario Conde le permiten todavía ilusionarse con el futuro en lugar de amargarse con el pasado» (46). Para Valls no se podían experimentar nuevos métodos en la Banca.

Sobre Escámez consideraban los Valls que era un señor. Así, para Lluís Valls, «Escámez ha sido el banquero por excelencia. Le han salido los dientes en la Banca y ha tenido la mejor formación ya que ha pasado por todos los departamentos. Esa movilidad que tanto se discute por los Sindicatos es la que ha contribuido a hacer de Escámez un gran banquero», lo que no dificulta el considerarlo como un «banquero típico de corte clásico» (47). Don Pablo Garnica, promotor de infinidad de obras sociales a través de Banesto, mereció el reconocimiento de Lluís Valls, quien no dudaba en calificarlo como hombre trabajador, inteligente, deportivo en los negocios y en la banca, sereno y consciente de partir hacia la otra vida en paz con Dios y con los hombres (48). Aguirre Gonzalo, el banquero clásico español por excelencia, valoraba muy positivamente tanto al propio Escámez como a Lluís Valls, sin manifestar el más mínimo rubor en afirmar que Valls era «sensacional, ese hombre es ingenioso -decía-, lo encuentro colosal», mientras que Escámez «es el hombre más admirable de la Banca española. Basta ver lo que ha hecho... A Escámez lo tiene que ver personalmente; es una maravilla, le debe usted tratar de usía... Y además, hoy en día (estas afirmaciones las hacía Aguirre en marzo de 1981) es el dueño absoluto del Banco Central; no es que sea el presidente, es el dueño absoluto. Yo soy presidente puesto, pero él tiene mando total» (49). Complementariamente, con ocasión del fallecimiento en abril de 1988 de José María Aguirre Gonzalo, Lluís Valls resaltó las muchas cualidades que rodeaban a su figura, considerándolo como un personaje integral al que fuera, durante trece años, presidente “provisional” de Banesto (50). En relación a la figura de Mariano Rubio las diferencias con Lluís Valls vienen ya desde 1980, agudizadas de manera particular en 1981 cuando Rubio era subgobernador del Banco de España con la UCD. Nunca fue santo de la devoción de Lluís Valls. La experiencia histórica ha demostrado que Valls tenía razón.

No se puede comprender la figura de Lluís Valls desprovista de las personas que ejercieron como su secretario particular en los seis lustros transcurridos hasta 1996, José del Pueyo (hombre verdaderamente entrañable, agradable en grado supremo, «un lisonjero y adulador de perfil superlativo», según afirmó algún banquero, cuestión que suscita pena entre quienes siempre hemos tenido a Don José del Pueyo como el hombre del “sí”; nunca decía que no, y con algunos despistes sonoros como el de remitir correspondencia a Lluís Valls al País Vasco en una ocasión que el primero decidió veranear en una localidad de Euskadi), Cecilio Real Moclán (discípulo de Pueyo, personaje discreto, eficaz, excesivamente prudente, que interpretaba los dictados de su presidente con una simple mirada; luego pasó a ser Subdirector General de Personal; es un individuo -para algunos informantes del propio Banco- ambicioso -lo cual no es malo- y trabajador infatigable; hombre de difícil trato y de corta imaginación para saber resituarse en el momento oportuno) (51) y Carlos García (igualmente amable, pero más distendido y notablemente menos hermético y más sencillo que el anterior). Posteriormente se incorporó a la secretaría de Presidencia, como adjunto de C. García, el habilidoso y omnisciente Ángel Rivera, uno de los mejores fichajes del Popular de los últimos treinta y cinco años. Sabe lo que dice, pero no sabe a quién se lo dice. [Sus habilidades y fidelidad a la línea de gobierno del Grupo le han llevado a ir escalando posiciones y actualmente forma parte de la Dirección ejecutiva del Banco, ocupándose de la Red comercial. Pero cuidado con este individuo pues acabará traicionando a quien se le ponga por delante para ir subiendo más y más en el Banco Popular, pues su ambición no tiene límites, aunque sus carencias formativas son muy notorias, pues sólo posee un título de Escuela privada en materia de Turismo y con semejante bagaje su nivel de incompetencia está claro en cuanto al horizonte progresivo en un mundo financiero que cada vez exige hombres más preparados. El último secretario de Presidencia del Popular en vida de Lluís Valls fue Miguel Ángel Prieto. Se mantuvo varios años. Le comenté en una ocasión a Lluís Valls que éste era el que había visto como más preparado de los cinco secretarios que había tenido oportunidad de conocer y de tratar y además con mayor cintura. El comentario de Valls me situó en la senda de que él compartía parcialmente esta opinión: “Sí, esa impresión da. Se entera de lo que se le dice”. ¿Qué significa esto, que los demás secretarios de Presidencia eran algo tardos a la hora de entender lo que les indicaba el Presidente? No necesariamente. Lo que percibí en la afirmación de Lluís Valls pienso que va por la senda de lo que se denomina génesis consciente y génesis inconsciente. En la última etapa de la vida de Lluís Valls, M. A. Prieto actuó a veces como su lazarillo y acompañante en sus visitas médicas. En cualquier caso, el autor de las presentes líneas puede equivocarse en su consideración de que para él Prieto ha sido el de más talento y el segundo de mejor talante (en esto superado por Pueyo) de los secretarios de la Presidencia de la entidad desde 1984. Miguel Ángel Prieto es la imagen actual de la Responsabilidad Social Corporativa del Banco Popular, aunque no sabemos si seguirá allí mucho tiempo].

Pero veamos qué podemos añadir sobre el que fuera copresidente del Popular, Xavier Valls-Taberner. Nació también en Barcelona en julio de 1930 y como sus hermanos adquirió conocimientos en la capital italiana, tras su paso por Génova (Badia San Giuliano) y Roma. Es licenciado en Derecho por la Universidad de Barcelona y, después de una larga estancia en el extranjero (Estados Unidos, Francia, Inglaterra y Holanda), participó en diversas sociedades del sector industrial. Estudió en la Universidad de Columbia, aunque de su etapa americana quede más una imagen poco intelectual, más bien sociable y deportiva. Ha sido directivo de la Seda, Presidente de la Unión Popular de Seguros y consejero del Banco de Salamanca, al igual que consejero fundador de Eurobanco, Gas Natural, Adela y Henninger. También participó en la creación del Banco Industrial y es uno de los introductores del sistema factoring en España. Llegó luego a ser miembro del consejo internacional de Allianz, la famosa compañía de seguros que pasó a poseer un importante paquete de acciones del Popular, aunque el Banco siguiera ofreciendo el leasing inmobiliario al por mayor o los créditos hipotecarios con Hypobank. Siguiendo la política bancaria de su hermano, Xavier Valls se mostró partidario de que el Popular se mantuviera al margen de cualquier género de participación industrial, ya que «una buena parte de las crisis bancarias han tenido su origen en una considerable concentración de activos en inversiones en empresas. Si las empresas entran en crisis, arrancan consigo al Banco que las participa. Por eso es cada vez mayor el número de Bancos que opta por dedicarse al negocio típico bancario que es el que conocen, y se van desprendiendo de sus participaciones industriales. Incluso los Bancos que tradicionalmente han mantenido un importante grupo industrial -prosigue afirmando Xavier Valls- están tratando de desligar al máximo lo que es la gestión de su negocio bancario de lo que representan sus participaciones empresariales. Unos venden y otros crean corporaciones para independizar la gestión» (52). Xavier Valls aparece relacionado también con la creación de una sociedad con Pelloux para fondos de inversión inmobiliaria, y posteriormente con Rabobank (Asociación, creada por el Popular, de asistencia de tipo de seguros) en orden a permitir una mejor cobertura geográfica de asistencia a un tipo de clientes que puedan estar interesados en esta clase de prestaciones.

En el tiempo que duró la doble presidencia del Popular Español, iniciada en 1989, ejerció dicho cargo junto a su hermano Lluís, pero ese nombramiento podemos calificarlo de simple formalidad ya que, habiendo estado siempre junto a sus hermanos Lluís y Pere, ha representado al Banco en multitud de ocasiones en las que el primero se ausentaba. En consecuencia, estamos ante una configuración de un cargo que tácitamente ha venido ejerciendo como un alto ejecutivo revisando todo lo relacionado con el Banco. Por su trayectoria en el extranjero se encargó fundamentalmente del área internacional. Su personalidad más pragmática, así como sus conocimientos de idiomas y de relaciones comerciales, le llevaron a ocuparse personalmente de todo tipo de negociaciones, compras, desarrollo y ventas de instituciones financieras en las que el Banco Popular ha participado. Opinión generalizada sobre su carácter es que se trata de una persona que contesta sin rodeos (sin los monólogos inconcretos de Lluís Valls), realista y, como su hermano, apostó por la calidad del servicio bancario. La sociabilidad que siempre le ha caracterizado ubicó a Xavier Valls-Taberner como el representante oficial del Banco en diferentes foros nacionales e internacionales, lo que realizó eficazmente sin olvidar por ello sus tareas ejecutivas internas. En 1978 llevó a cabo con sus hermanos un periplo por la entonces Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas para conmemorar el cincuentenario del viaje de su padre en 1928, de lo que había dejado constancia en una serie de artículos publicados en La Veu de Catalunya y en un diario local de Manresa, luego recogidos en un conocido libro, Un viatger català a la Rússia de Stalin en 1985, con un prólogo del político y profesor Erhard Zurawka (53), que no fue de especial agrado de Enrique Pérez Sala y de Lluís Valls-Taberner. Recordaba Xavier Valls en 1989 muchas anécdotas de sus viajes a Rusia, que ha prodigado a lo largo de estos últimos quince años. Pero no sólo se ocupó de cuestiones de política exterior del Banco, sino que también tomó el pulso al Banco Popular como entidad comercial dirigida «al pequeño comerciante e industrial y a los particulares», propiciando que se produjera una segmentación de «la clientela por colectivos para darles servicios concretos» (54). Una de las preocupaciones concretas fue la llamada “guerra de las supercuentas”, que para él no tienen mucho sentido en cuanto que carecen de rentabilidad futura, ya que el cliente lo que busca en una entidad bancaria es la calidad, no la noción de dimensión (55). No necesitaba firmar paces, Xavier Valls, porque no era un hombre de guerras. Con respecto a la llamada “guerra del pasivo”, gracias a su atinado criterio, el Banco Popular no entró en la misma, ya que para esta entidad lo importante no era la «oferta indiscriminada de productos estandarizados» sino una negociación individual con cada cliente. La diversificación del sistema financiero la contempla Xavier Valls dentro de un programa que comportaba entonces cuatro frentes bien determinados (56). Como conclusión general Xavier Valls había señalado que debía cambiarse la tendencia del ahorro y de inversión en nuestro país, poniendo una mayor dosis de decisión, imaginación y valentía.

Episodios esperpénticos como “Pepe el del Popular” fueron asumidos con energía por Xavier Valls. La condena impuesta, por el Juzgado de Instrucción número dos de Santander, al Banco Popular a devolver a la empresa Conservas Hoya, S. A. y a varios de sus socios 593.810.913 ptas., fue rápidamente cumplida quedando la situación zanjada. [Otros clientes de la trama montada por José Pérez Díaz tuvieron más dificultades para cobrar, y los servicios jurídicos del Popular recurrieron hasta el Supremo. Pérez Díaz se fugó de España en marzo de 1991, cuando le llegó noticia de que la sucursal de que era director iba a ser inspeccionada. Había creado una banca paralela, con notable deslealtad al Popular, huyó a México, refugiándose al parecer en Veracruz, donde desarrolló actividades inmobiliarias y otras relacionadas con una fábrica de bricolage. Desde entonces no ha parado de haber sentencias contra el Banco Popular que ha tenido que ir pagando incluso a personas identificadas sólo con las iniciales. En mayo de 2007 el Tribunal Supremo condenó al Popular a pagar un millón trescientos sesenta mil euros a un personaje identificado con cinco letras. Mientras tanto, hace ya diecisiete años y seis meses que seguimos sin saber qué pasa y dónde está el prófugo Pérez Díaz].

Xavier Valls contrajo matrimonio en Barcelona el mes de mayo de 1973 con Cristina Muls y Delassue, de nacionalidad belga. El matrimonio tiene dos hijos, Cristina, nacida el 11 de julio de 1975 y Luis Javier que vino al mundo el 20 de diciembre de 1982. La educación y preparación de los Valls-Taberner Muls ha sido exquisita, ya que los idiomas y la formación empresarial han constituido una meta primordial en su instrucción completándola en diversos países como Suiza, Estados Unidos, Austria e Inglaterra. Cristina Valls ha frecuentado el Institut Catholique Mont-Olivet de Lusanne, la Saint Catherine School de Monterrey (California), la Portsmouth Abbey School y los reputados Studentinnenheim und Kulturzentrum Wahring de Viena y la Segel-Surt-Tennis Schule de Mondsee en Austria. [Se aventuraba que sería consejera del Banco Popular Español. Hasta 2006 era considerada una joven y prometedora empresaria, que incluso en 2002 recibió un premio como “Líder del mañana”. Las cosas no empezaron a ir bien en sus tiendas desde hace tres años, pero eso no importa para que esta mujer se haya convertido en un referente mediático nacional en todos los sentidos.].

El Banco alcanzó en 1993 un volumen medio de liquidez de 212.000 millones con unos beneficios de 39.658 millones mientras que sus activos totales eran de 2.864.568 millones de pesetas, que decrecieron al término de 1994 hasta 3.246.397 millones, con unos recursos propios de 269.126 millones de pesetas.

Han formado parte del consorcio, llamado Grupo Popular, el Banco Popular Español, Banco de Andalucía (es éste uno de los Bancos que siempre ha solicitado su independencia; si bien Lluís Valls permitió cierta autonomía en la actuación en Cataluña, no parece que ello se haya conseguido en el Banco de Andalucía, que fue presidido por Juan Moreno; no hay que olvidar las malas relaciones que siempre hubo entre Moreno y José María Lage; posteriormente pasó a tener como Director General a Francisco Fernández Dopico, salido de las filas del Popular), Banco de Castilla, Banco de Crédito Balear, Banco de Galicia, Banco de Vasconia, Banco Popular Industrial (que presidido por Laffon de la Escosura, fue absorbido a fines de 1994 por la entidad matriz), Banco Popular Comercial, Banco Popular Hipotecario y Banco de Depósitos. Aparte cuenta con varias entidades de financiación (Fiventas, Heller Factoring e Iberleasing) y otras tantas sociedades de cartera y servicios (Europea Popular de Inversiones, Europensiones, Eurogestión, Gestor Popular y Sogeval).

Los Valls controlaban, a 31 de diciembre de 1994, un tanto por ciento poco elevado de las acciones del Banco Popular Español; en concreto, entonces, Xavier Valls un 1,5%; Lluís Valls un 1,19%; Pere Valls un 0,69% y Enrique Pérez-Sala Valls-Taberner un 0,26%. Se ha de decir que, en mejores momentos, Xavier llegó a tener el 1,93%, Lluís el 1,72% y Pere el 0,97%. Sin embargo, controlaban usque ad certum puntum el 5,21% de su amigo catalán Casimiro Molins Ribot, máximo accionista a título individual [entonces] en la entidad en la que a principios de 1995 poseía 1.484.412 acciones, prestigioso empresario y banquero barcelonés vinculado durante mucho tiempo al Banco Atlántico y que poseía una lujosa mansión en la localidad barcelonesa de Pallejà, aparte de numerosas fincas y viviendas distribuidas en diversos lugares del litoral o de la montaña del Principado de Cataluña. También tenían “muy controladas” las acciones de Albert Parera i Lluch, las de Rafael Termes i Carreró (amigo de Lluís Valls desde 1945) y las de Luis Montuenga Aguado. [Termes fue Consejero delegado del Banco Popular durante uno de los mejores momentos históricos de la institución (57). Termes ideológicamente fue un defensor encendido del neoliberalismo y tuvo algunos debates científicos en los medios de comunicación. Durante trece años Termes estuvo al frente, en calidad de Presidente, de la Asociación Española de la Banca (58). Uno de sus máximos contradictores sería el catedrático de Economía Política, Juan Torres López (59), quien advirtió con claridad: «No hay pobres, hay empobrecidos por los ricos», ya que «nadie pone coto al ansia de ganancia de la banca, de las grandes empresas que por el contrario tienen una influencia enorme para controlar las decisiones de los gobiernos». Consecuentemente, según Torres López, «las clases más ricas de la sociedad acumulan ingresos y riqueza ingentes, viven en la opulencia y nadie pone límite a su despilfarro» (60). Las ideas de Termes son bien diferentes (61). No nos consideramos capacitados para valorar ni las unas, ni las otras. No opinamos, simplemente reproducimos textos. Que el lector de las presentes páginas lea lo escrito sobre el neoliberalismo, el capitalismo y la pobreza por Termes, lo de Torres o lo de la doctrina social de la Iglesia, recogido en el Compendio (62), elaborado por el Pontificio Consejo Justicia y Paz, sobre estos mismos temas («los países ricos han demostrado tener la capacidad de crear bienestar material, pero a menudo lo han hecho a costa del hombre y de las clases sociales más débiles», nº 374), y que el propio lector juzgue lo que crea oportuno y se haga sus composiciones de lugar. En cualquier caso, se seleccionan ocho puntos o frases de cada uno].

[Lluís Valls consideraba a Termes un sabio. Termes falleció el 25 de agosto de 2005 en La Acebeda, una mansión próxima a la localidad de Miraflores de la Sierra en la falda de una zona montañosa, pues a Termes siempre le gustó la montaña, a la que continuaba subiendo una vez franqueada la barrera de los ochenta años (63). Termes ha dejado un verdadero pensamiento económico con miles de páginas publicadas].

Detrás de esta pareja de presidentes y vinculado de alguna forma a su carrera profesional en el Banco Popular Español emergía la figura singular, a la que hicimos referencia en las primeras páginas de nuestro trabajo, de Félix Valls-Taberner, quien logró que la empresa Manufacturas Valls entrara en un rimo vertiginoso de producción y distribución, fue también un firme canal receptor de inversiones públicas y privadas, presidió el círculo del Liceo y tuvo un labor señalada en el desarrollo de la Feria de Muestras de Barcelona al lado de su tío Josep Valls Taberner. Mucho le debe el Círculo catalán de Madrid, a cuya promoción contribuyó con su esfuerzo, su dinero y su tiempo. En el Popular tuvo funciones de responsabilidad tanto en Madrid como en Barcelona. Falleció el domingo 6 de julio de 1975 y a su sepelio acudieron varios ex ministros, cónsules, procuradores en Cortes, directores de medios de comunicación, banqueros, políticos y hombres de cultura. Se le recuerda como el Valls-Taberner i Arnó más agradable de trato. Sus hermanos aprendieron de él a besar la mano de las señoras elevando hasta una altura considerable la extremidad superior de la dama, que en Lluís, de sensible mayor estatura que Félix, alcanzaba a veces un tinte cuasi-cómico. Este último debió de aprender esas buenas maneras de su padre o quizás en alguna lectura de su niñez como Valentín o el niño bien educado. Félix Valls es recordado como la exquisitez y la amabilidad por antonomasia, pero no se le asocia con un hombre amanerado, sino más bien todo lo contrario. Generoso con lo suyo, en su trato personal sabía estar en su sitio, quizás consciente de que nimia familiaritas parit contemptum, que decía San Agustín (64). Se adivinaba su pensamiento, a diferencia de Lluís Valls con quien uno nec scire utrum sis albus an alter homo.

La sucesión en la presidencia del Banco era uno de los temas que no parecía preocupar demasiado a sus presidentes en los años noventa. Ya estaba previsto en el seno del Banco Popular. Lluís y Xavier Valls opinaban que no eran ellos los que debían nombrar un sucesor, sino que sería el conjunto de los consejeros el que debería elegirlos, de entre los distintos miembros del Consejo, quien iba a ser el próximo presidente (65). Esta idea, que suponía una estrategia distante en el tiempo, motivó que algunas publicaciones hicieran lucubraciones sobre la sucesión [desde 1986] (66).

Lluís Valls, fiel a las ideas -quizás absorbidas por su lectura- de Montesquieu, hacía un trasvase de las mismas a la gestión bancaria. Su propósito era mantener la división de poderes; por ende, tanto él como Xavier Valls consideraban que la “fórmula francesa del presidente-director general” no era la más adecuada. En principio, su pensamiento giraba en torno a la separación entre el equipo ejecutivo y el consejo. La actuación de Lluís Valls podía extrañar, en principio, pero siempre contó con un factor a su favor: el tiempo le daba la razón. Así ocurrió hace ya bastante tiempo, cuando empezó la informatización de las empresas. Percatado Lluís Valls de lo que se venía encima, compró ordenadores a plazos en la papelería Beneyto, lo que permitió a los empleados aprender informática sin que le costase dinero al Banco.

Pere Valls-Taberner i Arnó se inició bancariamente en el Popular de Barcelona, a la sombra de Pere Arnó i Maristany y de José María Ramón de San Pedro. Ingresó en 1944 en el Banco Popular de los Previsores del Porvenir. En 1947 Pere Valls fue transferido a Tánger, a la oficina del Banco. A finales de marzo se esperaba su inminente llegada, que le fue comunicada a Antonio Martí, director de la sucursal, por José María Ramón de San Pedro. Para Martí era «una satisfacción la que tan grata coincidencia» le producía, a la vez que se ofrecía incondicionalmente en todo lo que pudiera «redundar en el porvenir y estancia» de Pere Valls en tierras africanas (67). Antonio Martí valoraría, algún tiempo después, a P. Valls como un «perfecto caballero, en el que abundan todas las virtudes que tal título exige». Y no parece que sea ésta una opinión aislada, ya que se hizo generalizada la idea de que Pere Valls seguía en el banco -ya jubilado- porque se lo merecía, aparte de ser propietario de 198.138 acciones a principios de 1995. Actuó de cara a sus empleados como una persona de confianza a la que acudían quienes tenían algún problema, incluso él mismo intentaba aprender de los demás. Desempeñaba una buena labor humana y profesional, quizás fuera él quien mejor asimiló el talante de su tío Domingo Valls Taberner. Formado ya de su etapa inicial en la ciudad condal, Martí consideraba en 1947 que «todo elogio que haga es pequeño en relación a lo que él se merece» (68). Terminado el proceso formativo por los diversos departamentos de la sucursal de Tánger, Pere Valls regresaría a Barcelona y luego a Madrid. Desde Tánger, atraído por la singularidad del continente africano, hacía viajes a Ceuta y Tetuán, como de hecho ocurrió el 16 de mayo de 1947. No sabemos qué es lo que buscaría Pere Valls en estas dos poblaciones, quizás una mayor formación en materia comercial y bancaria. Completaría sus actividades como Director del complejo textil Colofil en Argentina y en Manufacturas Valls de Barcelona. Su reincorporación a la actividad bancaria se produjo en el año 1964 vinculado a la presidencia del Banco Popular, en la que ocuparía el puesto de Secretario Ejecutivo de la Presidencia, para entrar a formar parte del Consejo de Administración a partir de 1968. Su experiencia bancaria y empresarial en la ciudad de Lausanne, donde residió cuatro años, permitió a la presidencia del Popular pensar en Pere Valls como miembro de Imefbank hasta que fue transferida al Middenstrandsbank N. V. en 1980. Obtuvo el diploma de Dirección de Empresas por parte de la prestigiosa escuela barcelonesa I.E.S.E. Durante mucho tiempo se ocupó de llevar a cabo una supervisión en el área de Recursos Humanos del Banco. Tenía, y creemos que era debido a su carácter cosmopolita, verdadera facilidad para la comunicación interpersonal, inspirando verdadera seguridad y tranquilidad a la Presidencia. Se preocupó durante años y a diario de la gestión bancaria a través de su asistencia a Consejos, Comisiones de Créditos y despachos siendo considerada su opinión en la toma de decisiones. Soltero, contrajo matrimonio civil a los sesenta y ocho años, a pesar de que Pere Valls Taberner en 1982 había manifestado que consideraba que «el matrimonio es mejor hacerlo cuando joven», lo que no supuso un obstáculo para que el 5 de noviembre de 1990, ya jubilado (lo hizo en 1989, aunque se mantuvo como Consejero), se sirviese de la institución matrimonial para unirse a Doña Montserrat Torres (anteriormente unida en matrimonio nulo a un destacado personaje de las finanzas, Antonio Riquelme [Bianchi, un bon vivant según varios de sus parientes de los que he obtenido información, que cazaba osos en los Picos de Europa y que vivía como un marqués de la Toscana en el siglo XVIII. Monserrat era una mujer muy atractiva, de una inteligencia práctica sorprendente, ama y señora de su casa, mientras que Riquelme fue el prototipo de lo que se llama un viva la Virgen]) y ello pese a que Pere Valls había alardeado de su soltería años atrás, de lo que queda constancia en una entrevista que concedió al diario ABC Semanal el 25 de julio de 1982 declarando: «nunca me han faltado armónicas amistades femeninas», justificando con ello su soltería y evitando a la par interpretaciones ambiguas, tan al uso en nuestros días. La unión católica de la pareja Valls-Taberner/Torres tuvo lugar cuatro años más tarde, el 18 de octubre de 1994, en la parroquia de San Agustín de Madrid.

En el Banco Español de Crédito tuvo entrada como consejero central otro Valls, Josep Valls Taberner (69), que ocupó también la Presidencia del Comité regional de Cataluña. Isidre Valls Rusiñol fue consejero regional de Banesto a la muerte de su padre. Domingo Valls Taberner (70) canalizó sus actividades bancarias a través del Banco Exterior de España y del Banco Industrial de Cataluña, del que alcanzó la Presidencia y mantuvo relaciones significativas con el Banco Popular. Su hermano Isidre tenía un paquete importante de acciones en el Banco de Santander. Esteban Negra Valls estuvo vinculado como consejero al Banco Industrial del Mediterráneo, contribuyendo con su talante liberal, pero con sus principios de firme autoridad a la hora de llevar los asuntos financieros, al desarrollo de esta nueva entidad catalana hasta su fusión en Banca Catalana.

Respecto a la intervención de los Valls Taberner en otras entidades bancarias, podemos añadir que Lluís Valls fue también consejero del Banco Central, al igual que este banco tenía un consejero en el Popular, y ello debido al conjunto de acciones que cada Banco poseía del otro. Años más tarde, los paquetes se disolvieron y, por tanto, los Consejeros dejaron de serlo. Tuvo también que ver, en un segundo momento, el Banco Popular -no en los inicios de esta entidad financiera- con el Crèdit Andorrà, que preparada la documentación necesaria para su erección en un principio por José Meroño en Madrid en 1950 [tal y como hemos precisado en una nota precedente de este artículo], luego fue una iniciativa llevada a la práctica por Rafael Termes Carreró y Lluís Capdevila, entre otros, aprovechándose del dinero de José Luis Méndez Vigo quien, a través de su hermano, dispuso de cantidades importantes traídas de Cuba. En las memorias del Popular de entonces se refleja la participación del banco en el Crèdit, por mediación de Termes. Lluís Valls aparece implicado en la trama del Crèdit con gestiones ante el sobrino del Cardenal Pla Deniel -amigo de su padre y de su abuelo, según constatamos fehacientemente en un documento de 1926 (71)- y ante el Síndico General de los Valles de Andorra, Sr. Riberaygua. Un capítulo aparte y otras historias son las relaciones del Banco Popular con la Banca Dorca de los hermanos Dorca de la localidad de Olot, con el Banco Industrial de Cataluña y con la ya mencionada Banca Catalana.

[La historia del Banco Popular quedaría incompleta sin hacer referencia a personajes que, aparte de los ya mencionados, han supuesto mucho para dicha institución. No podemos hacernos eco de todos. Tenemos que ser selectivos. Sean los casos de hombres tan eficaces como Eladio Sebastián, Juan Vives, Klaus Zimmermann, Sebastián Miralles (con muy brillante y muy rentable actuación en las oficinas principales de Málaga y Granada, pero que no llegó a ocupar la Dirección regional de Andalucía por razones que no fueron explicadas con claridad), Enrique Zarco Sánchez, Francisco Carrasco Paniagua, Luis Fernando Fontaneda Prieto, Carlos Ignacio Vivas Sotillos, Fernando de Soto y López-Dóriga, Alfonso Martín Galán, Francisco Juan Sancha Bermejo, Juan Antonio Rodríguez García, Ernesto Rey Rey, Baudilio Fernández Molina, Eutimio Morales, Detlev Bremkamp, Martin Kölsch, Miguel Nigorra, Julio Hortigüela o Jorge Stecher. El ya mencionado Francisco Fernández Dopico fue un eficaz Consejero delegado y antes Director General del Banco de Galicia y Director General del Banco de Andalucía. En 2008 el Consejero delegado es José María Lucía Aguirre y el Consejero secretario del Banco Francisco Aparicio, que fue hombre de confianza personal de Lluís Valls en los últimos tiempos. La familia Gancedo de Seras, quizás el grupo familiar junto a los Valls de mayor tradición en la entidad, cuenta desde hace tiempo con la figura del consejero Eric Gancedo, que es miembro de la Comisión ejecutiva, de la Comisión delegada de riesgos, de la Comisión de nombramientos y de la Comisión de Auditoría. Jesús Platero pasó por los Servicios jurídicos del Banco y llegó a ser Secretario del Consejo de administración. [¡Cuidado con este Platero, puede dar sorpresas desagradables, se me antoja como una navaja gitana de doble filo¡ ¡Siempre me pareció plata meneses, no oro de 24 kilates¡]. A él se debe la famosa frase de que «el Banco Popular es como una familia» y «el hombre del lápiz rojo, Gabriel Gancedo, descansa trabajando en el banco como mejor pudiera hacerlo en el calor de su hogar». Fue Platero quien aludió a las "Voces para un Libro de Estilo" que publicó el Popular en su Memoria de 1993, tratando de explicar la situación de los sindicatos en el Banco, [que a nosotros modestamente nos parecen cacatine di mosca. Buena falta le haría a Platero una lectura de libros de estilo, para ser más preciso en sus calificativos, certero en sus juicios y preciso en sus palabras. ¡Sorprendente libro de estilo con tan rudimentarios símiles navigatorios y taurinos! ¿De qué estilo, del buen hablar, del buen beber o del lógico, puntual y discreto raciocinio en el empleo de la lengua castellana? Y no hablamos de caer en aforismos cultistas, ni de ser un Lope de Vega y Carpio].

[En torno al año 2002 empezó a experimentar Lluís Valls un cierto declive en su salud, que le llevó a restringir su actividad bancaria. El 19 de octubre de 2004 abandonó la Presidencia del Banco Popular, pero pasó a ocupar la Presidencia de la Junta de Accionistas. El Consejo nombró Copresidente al gallego Ángel Carlos Ron Güimil, que nació en Santiago de Compostela el 24 de julio de 1962. Xavier Valls se mantuvo como Copresidente. El 25 de febrero de 2006 fallecería en Madrid Lluís Valls (72). En marzo de 2006 Xavier Valls dimitía como Copresidente, convirtiéndose Ron en Presidente único. Ron se ha formado en el propio Banco Popular y había consolidado una posición de relieve cuando Fulgencio García Cuéllar fue nombrado Consejero delegado el 17 de diciembre de 1998. Ron Güimil se había licenciado en Derecho en la Universidad de Santiago de Compostela en 1985. Ingresó en el Banco Popular en 1984 y en 1988 era Apoderado de Servicios Generales en Madrid, pasando luego al Banco de Depósitos, del que llegó a ser Director General entre 1991 y 1995. A partir de ese mismo año y hasta 1998 ocupó la Dirección Regional de Asturias-Cantabria del Banco Popular, para pasar a responsabilizarse ese último año de la Red Comercial del Popular].

[Por otro lado, merece la pena que prestemos atención a Fulgencio García Cuéllar que tiene un currículum bancario apantallante. Se había doctorado en Económicas en la Universidad Complutense en 1975 y fue profesor de la Facultad de Ciencias Económicas y Empresariales de Málaga, antes de constituirse en Universidad del mismo nombre. Pasó luego como docente a la Universidad Complutense. En el Popular ocupó puestos de responsabilidad como el de Director Regional de Castilla y León, Director Regional de Alicante, Director de Recursos Humanos y Director Delegado de Madrid. Como Consejero Delegado acometió García Cuéllar una agresiva política de personal, que ocasionó numerosos quebraderos de cabeza. Potenció al máximo la política introducida con Ricardo Lacasa, de la que ya hemos hablado y que no era del agrado de Xavier Valls, la introducción de numerosos titulados superiores en el Banco, que poco a poco iban accediendo a puestos de mayor responsabilidad. Propició jubilaciones por un lado y por otro. Lluís Valls propuso al Consejo del Banco su destitución, ya que estaba originando más problemas que aportando soluciones reales. El affaire fue matizado a la prensa como que la Comisión Ejecutiva del Banco Popular había aceptado el 5 de marzo de 2002 “la renuncia” presentada por García Cuéllar por «haber concluido su misión» en el banco en el que llevaba veintisiete años trabajando. Al poco tiempo, Fulgencio García Cuéllar pasó al Banco Pastor, en el que se mantuvo durante un periodo reducido de tiempo, al volver a poner en práctica su política de personal. García Cuéllar presentó su dimisión como Vicepresidente y Consejero Delegado del Banco Pastor (para el que había sido fichado en noviembre de 2002) y el 20 de diciembre de 2005 dimitió como consejero del Pastor. Le substituyó Jorge Gost, hombre más próximo al Presidente José María Arias. García Cuéllar recibió el apelativo de Terminator en el Popular y con el mismo pasó al Pastor. No obstante, algunos pensaban y se preguntaban: ¿Qué sería del Grupo Popular en 2009, si el Presidente fuera Fulgencio García Cuéllar y el Consejero Delegado Pablo Isla? ¿Sería la Arcadia feliz o Alicia en el país de las maravillas? No hay eficacia, ni eficiencia que prescinda o minusvalore el elemento humano en las organizaciones. Como dice el proverbio italiano, «non il padrone per la casa, ma la casa per il padrone». Es posible que si García Cuéllar hubiera sido el llamado a substituir a Lluís Valls en la Presidencia del Banco Popular, esta entidad bancaria hubiera seguido siendo la primera de España en rentabilidad y en muchos otros items, aunque por las circunstancias de los años 2006, 2007 y 2008 el Popular, ya con Terminator o sin él, no hubiera alcanzado las cotas de prestigio y relieve internacional de antaño. Sin embargo, los que veían a Ron Güimil como un acierto de los Valls y que, con su prudencia y estilo, estaría asumiendo las crisis económicas nacionales e internacionales y practicando una política comercial y de personal que algunos consideraban adecuada, han acabado equivocándose. Por demás, ya lo decía Cornelio Nepote, «in crastinum differo res serias». El Popular de momento no ha vuelto a recuperar ni la sombra de su antiguo tronío cuando Lluís y Xavier Valls gobernaban la entidad, aunque no es del todo convincente ese recurso fácil a las crisis de los “mercados financieros internacionales” y del sector inmobiliario del otro lado del Atlántico norte. Imaginamos que el Grupo Popular no dejará cada día de al menos mover una piedra, porque «die Not hat keinen Feiertag», que no lo ha dicho Ramchand Bhavnani. Pero, planteamos una segunda hipótesis, y si en vez de Ron Güimil y de Francisco Aparicio, estuviera ahora en el Popular como Presidente primero Xavier Valls y como consejero delegado Don Fulgencio, el Banco sin duda sería más respetado, tenido en cuenta, valorado, quizás no amado pero sí temido por la competencia. Se nota la falta de hombres de formación bancaria internacional y de políglotas en la entidad, como lo fuera Xavier Valls-Taberner. Si Termes y Lluís Valls resucitaran y vieran su banco, se enfadarían notablemente y fruto del enfado Lluís Valls rompería su raqueta de squash, sino la rompía en la cabeza del primero que se encontrara en la sede central de la entidad. Hay gente que se imagina ahora a Pere Valls, descompuesto en el purgatorio, a la espera de llegar al cielo, viendo la caída en picado del Banco Popular. Su mujer Montserrat Torres utilizaba la palabra descompuesto para referirse a su marido cuando veía alguna contradicción que perturbara a Lluís o a Xavier Valls. Hay gente que sueña con Lluís Valls gozando de la felicidad eterna en el cielo, pero triste al mismo tiempo por la ingratitud humana y por los desatinos de la actual tropa dirigente del Banco Popular, que él tuvo la desdicha de proponer y el Consejo nombrar. Mientras estaba apoyado en el tronco de un abeto del paraíso, se le ha acercado San Francisco de Sales para consolarle, leyéndole unos pasajes de su libro Introducción a la vida devota, y recordándole que la lectura de El Príncipe de Maquiavelo, anotado por Napoleón, fue el origen de más fallos que aciertos. San Francisco de Asís le ha dicho que él no quiere saber nada de la banca, ni de los banqueros, ni de las preferentes, ni del mundo crediticio, que sólo le interesan los pobres. Y, una tercera posibilidad, y ¿si el Presidente fuera Xavier Valls y el consejero delegado fuera Pablo Isla?. Entonces, con bastante probabilidad, el Popular seguiría siendo el mejor banco de España, y el más rentable de Europa. Por otro lado, la despedida de Xavier Valls del banco al que sirvió durante 44 años fue más propia de la Policía política (la afamada PIDE) de aquel gran economista y hombre de Estado que fue el dictador Oliveira Salazar, que la del talante amable y señorial con que Lluís Valls siempre distinguió a la entidad. Xavier Valls perdió su puesto. Se le prometió ser Presidente honorario, darle un despacho y un coche con chofer. De todo se vio privado, menos de su honor. ¿Quiénes fueron los que le movieron la silla y el sillón, e incluso le impidieron conservar el recuerdo de la silla de su hermano Lluís? Solo ellos lo saben].

[Concluyendo, con referencia a los 80 años de historia de la institución, el Banco Popular ha sido considerado tres veces el mejor banco del mundo, en dos ocasiones aparte el mejor banco de Europa, en varias oportunidades el mejor banco de España. El mejor Presidente con que ha contado el Banco Popular ha sido sin duda Lluís Valls-Taberner i Arnó, el mejor Vicepresidente (excluidos el propio Lluís Valls y Xavier Valls) Gabriel Gancedo de Seras, los mejores Consejeros Delegados como tales o Adjuntos han sido Mariano Navarro Rubio73 , José María Lage Arenas y Rafael Termes i Carreró, el alto directivo y Presidente más prudente (la prudencia es importante, al menos lo era para Aristóteles y los escolásticos, como principal virtud del hombre de gobierno) Ángel Ron, el Consejero delegado más agresivo y audaz Fulgencio García Cuéllar, el mejor secretario de Presidencia o Director de la Oficina o Servicios de Presidencia -como pasó luego a denominarse- Miguel Ángel Prieto, el florero ideológico conservador más logrado del Consejo Gonzalo Fernández de la Mora y la mayor pérdida de capital humano de la entidad por su doble paso transitorio por la misma Pablo Isla Álvarez de Tejera 74. ¿“Multa renascentur” o “de caelo in caenum” si desembarca Cristina Valls-Taberner Muls en el Consejo del Popular? Difícil interrogante, sabiendo que las águilas no comen moscas. Veremos que nos deparan los quinquenios tercero y cuarto del presente siglo y en que acaba el conjunto de los 8 bancos del Grupo Popular, y sobre todo a dónde es capaz de llegar Luis Ángel Ron y su equipo, que no parece vaya a tener la visión de la jugada de un Valls de pura raza como pudiera ser Luis Javier Valls-Taberner Muls, que tal vez sacaría al Banco Popular del caos y de las tinieblas, logrando que sus acciones cotizaran como antaño en 1996 ó en 2001, en cualquier caso antes del desembarco de los Mesías que controlan el actual Grupo Popular, que se parecen más a los profetas de Baal que a Elías o Jeremías. Pero quizás no sea posible ese desideratum, pues existe la envidia. Perfectamente definía el modelo del envidioso Guy de Maupassant, en Bel Ami, cuando describiendo a uno de sus personajes decía: "La envidia, una envidia amarga le caía gota a gota en el corazón como hiel que corrompiese todas sus alegrías o hiciese odiosa su existencia" (Barcelona, 1972, p. 236). En el Popular hace falta más vallsismo y menos ronismo, un auténtico giro copernicano vallstaberneriano].

NOTAS

1. [Este texto recogía, en su primera parte, la colaboración que C. Serrano y Manuel J. Peláez publicaron en los Estudios Jurídicos en homenaje al profesor Aurelio Menéndez, Civitas, vol. I, Madrid, 1996, pp. 101-128. Se han hecho una serie de añadidos por parte de Manuel J. Peláez, que serán fáciles de identificar pues van entre corchetes []. Ha llovido mucho desde entonces y el Banco Popular se ha transformado en una entidad de notable relieve en la que se han operado cambios importantes no meramente estratégicos que habían hecho envejecer en parte esta pequeña historia del Banco. Los datos del periodo segundo que cubre desde 1996 a 2008 han salido todos de la pluma de Manuel J. Peláez, lo cual se observará desde el principio en la amplitud de comentarios, sobre todo bibliográficos recogidos. También ha procedido Peláez a la traducción al castellano de las citas que estaban en catalán. Además cuestiones que se escribían en presente, por tratarse de personas ya fallecidas o jubiladas en la entidad, se han puesto en pasado. El conjunto de los añadidos y cambios hace que esta segunda versión sea algo más del doble de extensa que la primera en cuanto al número de caracteres. mjpelaez@uma.es].

2. Ver C. Serrano Alcaide, Historia de los Valls: una familia catalana de juristas, catedráticos, empresarios, políticos, banqueros y eclesiásticos (Dos siglos de derecho, finanzas y política de la Cataluña contemporánea), Barcelona, 1994, particularmente pp. 277-290 [ver sobre este libro las observaciones que le hizo Rafael Gibert y Sánchez de la Vega, en “Familia versus Estado. Un caso particular”, en Cuadernos informativos de Derecho histórico público, procesal y de la navegación, 17 (septiembre 1994), pp. 4379-4384]; P. Ferrer y L. Palma, Retratos de interior. El lado humano de veinte hombres poderosos, Madrid, 1994, pp. 37-53; F. González-Urbaneja, Banca y poder. La pasión por ser banquero, Madrid, 1993, pp. 105-108, 120, 124, 125, 129, 144, 157-160 y 182-192 especialmente. Noticias dispersas sobre el Banco Popular, no sobre los Valls, las encontramos en F. Baratech, Banca Catalana (1959-1984). Toda la verdad, Barcelona, 1985, pp. 38, 41, 47, 64, 76, 83, 96, 97, 98, 158, 163 y 165.

3. Ver Albert Manent, Solc de les hores. Retrats d’escriptors i de polítics, Barcelona, 1988, pp. 38, 53, 65, 67, 121, 122, 124-127 y 208. Feliciano Baratech ha escrito sobre él: «Félix Millet i Maristany, una de las figuras más consolidadas de la trasguerra por su lucha en pro de la cultura catalana y por haber ocupado la presidencia del Banco Popular Español, a la vez que la presidencia del Orfeó Català» (Banca Catalana, p. 38). [Mucha mayor información sobre Millet proporciona Albert Manent en la biografía Fèlix Millet i Maristany. Líder cristià, financer, mecenes catalanista, Barcelona, 2003, 228 pp.].

4. La cita la recogen en catalán Joan Antoni Parpal i Bruna y Josep Maria Lladó, Ferran Valls i Taberner. Un polític per a la cultura catalana, Barcelona, 1970. Podemos añadir que Josep Maria Tallada i Paulí se ha ocupado de la figura de Don Domingo Taberner en Barcelona económica y financiera en el siglo XIX, Barcelona 1944, y en Historia de las finanzas españolas en el siglo XIX, Madrid, 1946, aunque sin más detalles. Tallada fue profesor de Economía Política en la Facultad de Derecho de Barcelona, donde también se encargó de las enseñanzas de Política Monetaria y Bancaria y del curso especial sobre la crisis actual y las transformaciones económicas del mundo cuando se aprobó el plan de estudios de 1934 en la Universidad Autónoma de Barcelona. Fruto de sus enseñanzas en Barcelona y Salamanca son sus libros Economía Política, Barcelona, 1937, 437 pp., y La política económica en los tiempos de la crisis, Barcelona, 1940, 128 pp. Compartió claustro antes de la guerra civil con Josep Maria Boix i Raspall (1887-1973), catedrático de Derecho mercantil de España y de las principales naciones de Europa y de América -que ese era el título de su cátedra-, como de todos es sabido depurado de forma muy rigurosa por Orden de 19 de febrero de 1941 (Boletín Oficial del Estado, del 8 de abril de 1941) separado definitivamente del Cuerpo de Catedráticos, en cuyo escalafón causó baja, y al que sólo fue reincorporado muchos años después. [El tema de la depuración de este catedrático de Derecho mercantil ha dado lugar a una amplia literatura de la mano de esas dos sobresalientes historiadoras del Derecho que son Patricia Zambrana Moral y Elena Martínez Barrios, particularmente en Depuración política universitaria en el primer franquismo: algunos catedráticos de Derecho, Barcelona, 2001, pp. 17-27, en el apartado 3 que lleva el título “Josep Maria Boix Raspall, catedrático de Derecho mercantil de España y de las principales naciones de Europa y América. Jean Brutails y Ferran Valls i Taberner”. Antes, P. Zambrana y E. Martínez habían publicado “Una forma particular de aplicación de Derecho: la depuración política de los mercantilistas y de los historiadores del Derecho a partir de 1937”, en la desaparecida publicación periódica Rudimentos legales. Revista de Historia del Derecho, 1 (1999), pp. 191-216. Luego M. J. Peláez ha sacado a la luz: “Tres defensores del Estado frente a la persona: Franz Oppenheimer, Manuel Martínez Pedroso y Francisco Javier Conde. Del Socialismo de Cátedra a la Teoría del Caudillaje, pasando por la Depuración Política”, en Persona y Estado en el umbral del siglo XXI. XX aniversario de la Facultad de Derecho de Málaga, Málaga, 2001, pp. 635-647 y “La depuración política y universitaria de Manuel Martínez Pedroso (1936-1943), Catedrático de Derecho Político de la Universidad de Sevilla y diputado del Partido Socialista Obrero Español (1ª Parte)”, en Cuadernos Republicanos, Madrid, 51 (invierno 2003), pp. 81-90 y con ulterioridad Patricia Zambrana y M. J. Peláez, “Más noticias sobre la depuración política universitaria de catedráticos de Derecho en España (1936-1943)”, en Revista de Estudios Histórico-Jurídicos, Valparaíso, XXIX (2007), pp. 465-480 y “Más noticias sobre la depuración política universitaria de catedráticos de Derecho en España (1936-1943) (2ª Parte)”, en Revista de Estudios Histórico-Jurídicos, XXX (2008), en prensa].

5. Joan Antoni Parpal y Josep Maria Lladó, Ferran Valls i Taberner. Un polític per a la cultura catalana, p. 16. [Hemos de añadir que de F. Valls se ha publicado una extraordinaria biografía por parte del tristemente desaparecido Josep Maria Mas i Solench, Fernando Valls Taberner. Una vida entre la historia y la política, Barcelona, 2004, 307 pp. Contamos con una semblanza escrita por Josep Serrano Daura sobre “Josep Maria Mas Solench (1925-2005)”, en el Diccionario crítico de juristas españoles, portugueses y latinoamericanos (hispánicos, brasileños, quebequenses y restantes francófonos), Zaragoza-Barcelona, 2006, vol. II, tomo 1º (M-Va), pp. 96-98, nº 573. También ver en el mismo Diccionario crítico las semblanzas de Ferran Valls y de otros Valls, todas escritas por M. J. Peláez, en concreto “Domingo Antonio Ramón Valls Castillo (1837-1885)”, vol. II, tomo 1º, pp. 625-626, nº 1.168; “Joaquím Sebastià Esteve Valls Pallerola (1865-1935)”, vol. II, tomo 1º, pp. 626-627, nº 1.169; “Isidre Esteve Rudesindi Valls Pascual (1822-1877)”, vol. II, tomo 1º, pp. 627-628, nº 1.170; “Josep Esteve Sebastià Valls Pascual (n. 1820)”, vol. II, tomo 1º, pp. 628-629, nº 1.171; “Ferran Joan Salvador Valls Taberner (1888-1942)”, vol. II, tomo 1º, pp. 629-634, nº 1.172 e “Isidre Valls Vilaseca (1785-c. 1856)”, vol. II, tomo 1º, p. 638, nº1.174].

6. Joan Antoni Parpal y Josep Maria Lladó, Ferran Valls i Taberner, p. 17: «El industrial que solicitaba un crédito se presentaba con un aire algo compungido en el despacho de don Domingo Taberner, situado en un principal al cual se llegaba a través de una escalera majestuosa, y le hacía una exposición de sus proyectos industriales y de sus necesidades financieras». El edificio estaba efectivamente situado en la planta principal de un edificio de la calle Boquería que construyó un cuñado suyo, Soteras, casado con una de sus hermanas. El matrimonio Soteras-Taberner ocuparía el segundo piso, viviendo en el último la familia Valls Taberner, siendo éste el tercer domicilio que dicha familia tendría en Barcelona. No obstante, nos consta que la finca de la calle Boquería señalada con los números uno, tres, cinco y siete así como la de la calle Cardenal Casañas señalada con el número dos acabó perteneciendo a Domingo Taberner, que la legaría a su hermana Antonia Taberner Prims. Así consta en la certificación que otorgó el Registrador de la Propiedad del distrito de Oriente de Barcelona: «En virtud de la instancia que precede he examinado los libros correspondientes a la casa situada en esta ciudad señalada con los números uno, tres, cinco y siete en la calle Boquería y con el número dos en la calle Cardenal Casañas, la cual se compone de sótanos, dos tiendas, entresuelos, principal, primero y segundo pisos con habitación en el terrado para el portero y lavadero... formando una superficie de doce mil doscientos veintisiete palmos noventa y nueve décimos equivalentes a cuatrocientos sesenta y un metros cuadrados edificables... teniendo además en su parte de poniente un pequeño espacio de unos cientos setenta y dos palmos treinta y seis centímetros equivalentes a veinticinco metros cuadrados... Y resulta: Que la referida casa desde quince de mayo de 1917 y no desde hace más de dos años consta inscrita a nombre de Doña Antonia Taberner y Prims que la adquirió por título de legado que le hizo su hermano Don Domingo Taberner y Prims en el testamento que otorgó en Barcelona a ocho de marzo de mil novecientos trece ante el notario Don Antonio Gallardo y Martínez; y en virtud de entrega que de dicha finca legada le hizo Rafael Oros Baronet como único albacea contador partidor, con escritura otorgada en Barcelona a primero de febrero de mil novecientos diecisiete ante el notario Antonio Gallardo y Martínez, al folio cincuenta y cuatro vuelto del tomo novecientos cuarenta y seis del archivo cincuenta y tres de la sección tercera de Oriente... Y que sobre la misma descrita casa a contar desde dicho día quince de mayo de mil novecientos diecisiete no se ha impuesto carga de clase alguna». Copia de la certificación del Registro de la Propiedad de Oriente de Barcelona, A.0.162.728 (Archivo del Senado, legajo 497, núm. 2, 8).

7. [Sobre la figura de Nicolau ver J. V. Foix, Lluís Nicolau d’Olwer (1888-1961), en Serra d’Or, 2ª época, año IV, nº 1 (1962), p. 12; Niceto Alcalá-Zamora Torres, Memorias (Segundo tomo de mis Memorias), Barcelona, 1977, pp. 143, 144, 148, 152, 171, 172, 182, 188, 204, 265, 367, 445, 496 y 502; Manuel Azaña, Memorias políticas y de guerra, ed. de Barcelona, 1981, vol. I, pp. 12, 25-27, 52, 54, 75, 77, 98, 115, 117, 118, 134, 169, 176, 178-180, 230, 252, 298, 316, 338, 348, 456, 461 y 496 y II, pp. 124, 125, 136 251, 267, 293, 317-319, 400, 401 y 417; Pere Bosch Gimpera, Memòries, Barcelona, 1980, pp. 32, 37, 52, 116, 131, 146, 147, 152, 156, 175, 179, 188, 209, 219, 227, 253, 273, 299, 323 y 327, y antes el libro de Bosch y Rafael Olivar Bertrand, Correspondència, Barcelona, 1978, pp. 23, 55, 56, 64, 72, 93, 127, 142, 192, 212, 218, 285 y 289; Josep Pla, Lluís Nicolau d’Olwer, en Retrats de passaport, vol. XVII de Obra Completa (1982), pp. 256-261 e igualmente hay abundante información sobre él en el vol. XL, pp. 50, 51, 70, 113, 127-129, 170, 272, 274, 275, 282, 308, 356, 391, 397, 403, 409, 410, 430, 444, 447, 454-457, 464-466, 476, 477, 516 y 536-538; Joaquim Molas, Lluís Nicolau d’Olwer historiador de la literatura catalana, en Serra d’Or, V-1, IIIª Época (1963), pp. 37-39; Montserrat Baras, Acció Catalana (1922-1936), Barcelona, 1984, pp. 11, 12, 17, 19, 21, 22, 37, 39, 40, 44, 51, 52, 54, 55, 60, 61, 64, 74, 90, 94, 96, 109, 119, 136, 137, 140, 141, 156, 158-160, 163, 168, 169, 171-174, 176-184, 186, 187, 191, 193-197, 199, 200, 202, 204-207, 211-214, 216-218, 223, 229-232, 236, 237, 239, 241, 243, 247, 250, 266, 269, 271-274, 279-281, 286, 304-306, 309-311, 313, 342, 343, 358, 362-364, 366, 367, 372-375, 378, 382-384, 388, 390, 401, 403, 404, 410 y 439; Manuel J. Peláez, “Ante el primer centenario del nacimiento de Lluís Nicolau d’Olwer (1888-1961) y de Manuel Reventós i Bordoy (1888-1942)”, en Annals of the Archive of «Ferran Valls i Taberner’s Library»: Studies in the History of Political Thought, Political & Moral Philosophy, Business & Medical Ethics, Public Health and Juridical Literature, 3-4 (1989), pp. 49-70; Juan Beneyto, “Recuerdos de Lluís Nicolau d’Olwer en su centenario”, en los mismos Annals, 3-4 (1989), pp. 47-48; Jaume Sobrequés, Manuel J. Peláez, Francesc Vilanova y Maria Soriano, Epistolari de Lluís Nicolau d’Olwer amb Ramon d’Abadal i de Vinyals i amb Ferran Valls i Taberner: 1905-1933, Barcelona 1989, 240 pp., obra sobre la que existen felices comentarios y valoraciones hechos en sedes ilustradas, tales son los casos de Elías Romero González, en Cuadernos informativos de Derecho histórico público, procesal y de la navegación, 12-13 (junio-1990), pp. 3203-3206; Joan Perucho, en “Epistolari de Lluís Nicolau d'Olwer” en Avui, 7 de septiembre de 1990, p. 11 y “Las cartas de Luis Nicolau d'Olwer”, en ABC, 14 de marzo de 1991, p. 3; Manuel Naranjo i Teixidó, “En el centenari del seu naixement”, en Notícies familiars, nº 64 (abril-1989), p. 1; Étienne Dravasa, en Revue historique de droit français et étranger, LXVIII, nº 4 (1990), p. 556; Carlos Salinas Araneda, en Revista de Estudios Histórico-Jurídicos, XIV (1991), pp. 382-383; cit. Montserrat Vilà i Bayerri y Joan Molar i Navarra, “Bibliografia sobre Lluís Nicolau d’Olwer”, en Llengua & Literatura (Revista anual de la Societat Catalana de Llengua i Literatura), 7 (1996), p. 408, 409 y 420; cit. María E. Gómez Rojo, “El Ministerio de Economía Nacional bajo Lluís Nicolau d’Olwer”, en Cuadernos Republicanos, 35 (Julio 1998), p. 71, citado al final de esta nota; cit. Montserrat Vila i Bayerri y Joan Molar i Navarra, Correspondència entre Lluís Nicolau d’Olwer i Jaume Bofill i Mates, Barcelona-Abadia de Montserrat, 1999, pp. 83, 202 y 211. Por último resulta también interesante leer Manuel J. Peláez, “Prólogo-Pròleg-Introduction”, en los Studies in Economics A Volume in Memory of Lluís Nicolau d'Olwer and Manuel Reventós i Bordoy on the occasion of the first centenary of their birth, Barcelona, 1990, pp. 1-40. Los trabajos de María Encarnación Gómez Rojo sobre Manuel Reventós, amigo desde la infancia y colaborador político de Nicolau, ofrecen muchos datos y noticias sobre este personaje. El primero, El pensamiento político, económico y social de Manuel Reventós i Bordoy, que se editó en Barcelona en 1993 y recogía su tesis de Licenciatura en Derecho con Sobresaliente en texto ampliado y mejorado para la publicación y su tesis doctoral de 1997 publicada como Historiografía Jurídica y Económica y Pensamiento Jurídico-público, Social y Económico de Manuel Reventós i Bordoy (1888-1942), por el Servicio de Ediciones y Publicaciones de la Universidad de Málaga, Málaga, 2001, de la que existe versión electrónica en internet desde 2006. Con anterioridad, Gómez Rojo daba alguna información sobre la labor histórico-jurídica de Nicolau y sus responsabilidades al frente del Ministerio de Economía Nacional en “La historiografía jurídica en la generación barcelonesa de 1917”, en Cuadernos informativos de Derecho histórico público, procesal y de la navegación, 18 (1995), pp. 4813-4858, particularmente pp. 4817-4820 y 4826-4827 y en “El Ministerio de Economía Nacional bajo Lluís Nicolau d’Olwer (1931)”, en Cuadernos Republicanos, nº 35 (1998), pp. 71-92. No perdamos de vista además que Gómez Rojo ha escrito las semblanzas “Manuel Reventós Bordoy (1888-1942)” y de su hijo “Joan Reventos Carner (1927-2004)”, en Diccionario crítico de juristas españoles, portugueses y latinoamericanos (hispánicos, brasileños, quebequenses y restantes francófonos), vol. II, tomo 1º, pp. 382-386, nº 872 y 873. En la misma sede sobre Nicolau, ver Manuel J. Peláez, “Lluís Gonçaga Felip Josep Maria Nicolau d’Olwer (1888-1961)”, vol. II, tomo 1º, pp. 192-195, nº 684, y en torno a su padre, también de Peláez, “Joaquim Salvador Isidre Nicolau Bujons (1846-1910)”, vol. II, tomo 1º, p. 192, nº 683. En plena guerra civil, en 1937, dirigiéndose al Consejo general de su partido Acció Catalana, Nicolau d’Olwer manifestaba con contundencia que los republicanos catalanes «no luchamos por unos hombres, no luchamos por unos problemas, no luchamos por el color de unas banderas. Luchamos por la libertad. Contra la dictadura, por la libertad individual; contra el imperialismo, por la libertad de Cataluña. Libertad una y doble que la República Democrática garantiza. Por eso, con las armas en la mano, e imponiéndonos toda ley de sacrificios defendemos y defenderemos la República Democrática»].

8. «La ley de la herencia (se refiere a Ferran Valls i Taberner) le llama a ser fabricante y por más que estudiaba Teoría y práctica de tejidos, aquello no le entusiasmaba en absoluto; no le decía tampoco gran cosa la carrera de Leyes, que acababa de comenzar. El conocido financiero Domingo Taberner, tío suyo y suprema autoridad en el Consejo de familia, resolvió la duda con una fórmula llena del sentido común barcelonés: “Si eres un mal abogado, no ganarás dinero; si eres un mal fabricante, lo perderás: sigue, pues, la carrera de abogado”» (Lluís Nicolau d’Olwer, Caliu. Records de mestres i amics, Barcelona, 1973, 2ª ed., p. 89).

9. José Maria Ramón de San Pedro, “Mis recuerdos de Pere J. Arnó i Maristany, empresario y banquero catalán en el XL aniversario de su muerte”, en Annals of the Archive of «Ferran Valls i Taberner's Library», 5 (1989), pp. 303-317. Ramón de San Pedro con el tiempo llegó a ser Presidente del Banco Atlántico, Vicepresidente de la Compañía Trasatlántica y Consejero Delegado de Inter-Radio TV. [La Universidad Pontificia de Comillas creó los premios “José María Ramón de San Pedro” para otorgar a las mejores tesis doctorales en Derecho y en Ciencias Económicas y Empresariales. Ramón de San Pedro cuenta con algunas publicaciones interesantes sobre la historia de la banca catalana, que fueron promovidas por el Servicio de Estudios del Banco Atlántico, en concreto: Don Gaspar de Remisa y Miarons, Marqués de Remisa: esbozo de la biografía de un banquero catalán, en el Madrid isabelino, y bosquejo del ambiente financiero de aquella época, Barcelona, 1953, 106 pp. y Don José Xifre Casas, Madrid, 1956, 209 pp.].

10. Ver Francesc Vilanova i Vila-Abadal y Manuel J. Peláez, Ideología política y vivencias de los católicos del interior y del exterior: el exilio catalán en Francia y en Italia (1936-1939), presentado como comunicación en el “Colloque internationale Eglise, État et Société. Espagne, France, Italie: époque contemporaine” (Niza, 13-15 de febrero de 1992) y publicado en M. J. Peláez, Estudios de Historia del Pensamiento político y jurídico catalán e italiano, Barcelona, 1993, pp. 549-571.

11. [Esa solía ser la extensión media de las tesis españolas de finales de los cuarenta y principios de los años cincuenta, particularmente en Facultades de Derecho. En las Facultades de Filosofía y Letras por contra, según especialidades, eran notablemente más extensas].

12. [Jerónimo González Martínez (1875-1946)].

13. [José Alguer Micó (1900-1937)].

14. [Felipe Clemente de Diego Gutiérrez (1866-1945)].

15. [Rudolf Stammler (1856-1938)].

16. [Otto von Gierke (1841-1921)].

17. En el Archivo Particular Ferran Valls i Taberner de Málaga [trasladado ya parcialmente al Arxiu Nacional de Catalunya, de Sant Cugat del Vallès] se conservan una veintena de cartas de Albareda dirigidas a Ferran Valls de los años 1939, 1940, 1941 y 1942. En la agenda privada de Valls de 1941 aparecen menciones de encuentros en Madrid con José María de Albareda. Este último publicó “D. Fernando Valls-Taberner y el Consejo Superior de Investigaciones Científicas”, en A Fernando Valls Taberner (1888-1942), Diputación Provincial de Barcelona, Barcelona, 1964, pp. 5-9.

18. [Fallecido en 2007]. Persona dedicada durante años a actividades bancarias aunque su formación universitaria era humanística. En la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Madrid defendió en 1955 una tesis doctoral sobre El pensamiento metafísico de Nicolás de Cusa: (Bases psicológico-gnoéticas del pensamiento de Nicolás de Cusa), Madrid, 1955, 356 pp. del mecanografiado que se custodia en el Archivo Histórico de la Universidad Complutense de Madrid. [Meroño se trasladaría años después a Roma, donde hizo estudios de Filosofía y Teología, ordenándose más tarde sacerdote. Tuvo una actividad pastoral significativa en Estados Unidos, particularmente en Chicago y Nueva York. M´s tarde vivió en Puerto Rico. Era un metafísico práctico, aunque este mundo de la Metafísica ha tenido contradictores solemnes como el mismísimo Pablo de Olavide Jauregui (1725-1803), de qua vid. Javier Alvarado, en Diccionario crítico de juristas españoles, portugueses y latinoamericanos, vol. II, tomo 1º, pp. 207-208, nº 701. Para Olavide la Teología y la Metafísica «son cuestiones frívolas e inútiles, pues o son superiores al ingenio de los hombres, o son incapaces de traer utilidad, aun cuando fuese posible demostrarlas» (cit. Marcelino Menéndez y Pelayo, Historia de los heterodoxos españoles, ed. BAC, Madrid, varios años, vol. II, p. 569). Por contra Juan Donoso-Cortes Fernández (1809-1853) consideraba que «la Teología es la ciencia de Dios, es el océano que contiene y abarca todas las ciencias». Meroño regresó a España y falleció en Granada. Según testimonio del propio Meroño fue él, en su etapa de bancario, el que organizó en Madrid y preparó la documentación para la fundación del Crèdit Andorrà, que durante mucho tiempo ha sido la principal entidad financiera del Principado de Andorra. Sorprende que dicho banco, tras al deceso de Meroño, no haya prestado la más mínima atención a quien fue en Madrid el ideólogo de la institución. El Crèdit Andorrà, por razones de honestidad y de agradecimiento, debería al menos haberse interesado ante su familia y allegados. La ingratitud de los andorranos es máxima y ha de ponerse de relieve la mezquindad con que han actuado en este caso. ¡Andorra tiene la obligación moral de desagraviar a Meroño y debe contar con una calle o una plaza en Sant Julià de Lòria¡].

19. [Consultar la semblanza de Manuel J Peláez, “Alberto Ullastres Calvo (1914-2001)”, en Grandes Economistas, en www.eumed.net/economistas/.htm].

20. Ver su obra en favor de la Parroquia de Santa Cruz de Cádiz.

21. En esta oportunidad, el Presidente del Consejo Superior Bancario transmitió «la más cariñosa, la más efusiva felicitación al nuevo miembro de la Orden del Mérito Civil, excelentísimo señor don José María Lage», mientras que el Ministro de Hacienda, al premiar a Lage Arenas, veía en ello cómo «se condecora también en él a todos los hombres, a todos los empleados que sirven a la Banca Privada de España y cuyos servicios cada día son más necesarios. Unen a su técnica su experiencia, una vida honesta, bien probada y un saber hacer las cosas. Yo creo que la Institución Bancaria es aquella que ha hecho suya, quizá con más fuerza que otras instituciones, la del principio de igualdad de oportunidades. Los hombres en la Banca Privada tienen por delante un camino que recorrer. Lage lo ha ido recorriendo paso a paso. Ha ido cada día escalando puestos de mayor responsabilidad y, hoy, ocupa la Dirección General de un Banco español. En él condecoramos a todos los empleados de la Banca española». Ver Panorama, nº 31 (agosto 1969), p. 22.

22. «Excmo. Sr. D. José María Lage Arenas. El Ministro de Trabajo. Mi querido amigo: Su Majestad el Rey, con motivo de su onomástica ha tenido a bien concederle la Medalla de Oro al Mérito en el Trabajo, lo que me complazco en comunicarle al propio tiempo que le hago llegar mi enhorabuena por tan alta distinción, con que Su Majestad ha querido premiar sus servicios a la Patria en el campo del trabajo. Reiterándole mi felicitación le envía un fuerte abrazo. Salvador Sánchez Terán-Hernández (firmado y rubricado)» (Archivo Lage Arenas, L-112/80).

23. Panorama, nº 13 (octubre 1961), pp. 1-3.

24. Archivo Lage Arenas, D-36/63.

25. Archivo Lage Arenas, D 36/63, fol. 3.

26. José María Lage Arenas, Discurso del 14.VII.1976, reproducido en Panorama, nº 33 (octubre 1976), p. 27.

27. En Grandes Temas, nº 6 (julio 1978), p. 41.

28. Panorama, nº 33 (octubre 1976), pp. 39-40.

29. Esta prelación no la ocultaba. En su discurso de toma de posesión del cargo de Consejero Delegado Adjunto manifestó con rotundidad: «Es curioso descubrir, cuando se alcanza la atalaya que la edad otorga, la evolución y el contenido que en cada etapa de la vida tiene la interpretación del trabajo. En su iniciación, el protagonista piensa en la formación y realización de sí mismo; luego en las obligaciones derivadas del matrimonio; más tarde, en las responsabilidades ante los hijos; para desembocar, por último y por encima de cualquier otra consideración, en las obligaciones nacidas al calor de sentimientos de vinculación afectiva con la Empresa, y fundamentalmente con sus hombres» (Archivo Lage Arenas, D-27/73).

30. [Lo mejor que se ha escrito sobre él está en Razonalismo. Homenaje a Gonzalo Fernández de la Mora, Madrid, 1995, 621 págs.].

31. [Nicolás Rubio García-Roby tuvo también otras ocupaciones. Fue Presidente de Sadel (Sociedad anónima de distribución, edición y librerías). Tuvo oportunidad de conocerlo y tratarlo durante años José María Fernández Ros, quien destaca de él su condición de Miembro supernumerario del Opus Dei, hombre muy cordial, inteligente, trabajador infatigable y conocedor profundo del mundo empresarial].

32. Tardaría todavía muchos años en ser Ministro. [Previamente sería Subsecretario del Ministerio de Asuntos Exteriores, y pertenecía a la carrera diplomática por oposición. Sería Ministro de Obras Públicas desde el 13 de abril de 1970 al 3 de enero de 1974, siendo una víctima política del atentado perpetrado contra el almirante Carrero Blanco por la banda terrorista ETA. Ver la sentida y precisa semblanza de Miguel Ayuso, “Gonzalo Fernández de la Mora Mon (1924-2002)”, en Diccionario crítico de juristas españoles, portugueses y latinoamericanos (hispánicos, brasileños, quebequenses y restantes francófonos), vol. I, pp. 313-314, nº 301. La revista de pensamiento ultraconservador Razón española ha publicado en los últimos años diversos artículos sobre la filosofía de Fernández de la Mora y en numerosas entregas su epistolario cruzado con intelectuales y políticos, tanto o más conservadores que él]. Alfonso Botti, en Nazionalcattolicesimo e Spagna nuova (1881-1975), Milán, 1992, lo ha considerado el «maître à penser de los tecnócratas» y «el repetidor hispánico de las teorías de Bell sobre el fin de las ideologías» (p. 168). Contrastar como lo hace Botti, el libro de Daniel Bell, The End of Ideology, del que se disponía de una versión castellana de la editorial Tecnos, Madrid, 1964, y El crepúsculo de las ideologías de Fernández de la Mora publicado por Rialp (editorial en la que Lluís Valls contaba con un importante número de amigos que ocupaban puestos de responsabilidad en la empresa), Madrid, 1965, parece algo desacertado. Sobre Fernández de la Mora, ver Botti, pp. 166, 168 y 169. A Fernández de la Mora le era asignado en el Consejo del Popular el papel de corifeo y adulador de los servicios que, durante años, hubiera prestado algún consejero o alto directivo de la entidad, lo que hacía con la prosa barroca que siempre ha caracterizado sus escritos tanto literarios como filosóficos. El 30 de abril de 1980 pronunció unas palabras en homenaje a Lage Arenas, recogidas en el acta del Consejo de Administración del Banco, entre las que leemos: «El Presidente me ha pedido que represente al Consejo en esta ocasión. Se me ocurre pensar que el motivo es puramente casual. También hoy es un aniversario para mí, aunque menos grato. Hay una cierta edad a partir de la cual no se deben cumplir años. Pero no por eso, este deber es menos grato y honroso para mí. Esta reunión del Consejo de Administración, se ha retrasado para poder celebrar un acontecimiento importante. Mañana, José María Lage Arenas cumple medio siglo de servicios a nuestro banco, un periodo de tiempo verdaderamente histórico. José María ha recorrido todo el escalafón bancario, desde el puesto más modesto hasta la cumbre, ya que hoy desempeña una de las máximas responsabilidades de nuestra entidad, e indirectamente de la Banca nacional. Y todo ello lo ha conseguido exclusivamente en función de sus méritos. Él ha sido estímulo y patrocinio de sí mismo. A estas alturas de la vida, puede tener el orgullo de decir que se ha hecho a sí mismo y que es hijo de sus obras. Conocí a José María hace más de veinte años y le he visto actuar desde muy cerca, desde muchos niveles y en asuntos difíciles en los que hacía falta coordinar los conocimientos técnicos con el coraje y con el sentido de la humanidad. Siempre le he visto salir airosamente de tan difíciles cometidos. Nuestro compañero no es sólo un gran profesional, sino un hombre de grandes virtudes. Su honestidad es proverbial. Ha sabido conciliar la energía del mando con la capacidad de escuchar y la comprensión. Y de su lealtad es altísimo testimonio el medio siglo que conmemoramos hoy. Yo me atrevería a decir, a modo de síntesis, que José María Lage Arenas es uno de los ejemplos de ese modelo que ha aportado el pueblo español a la ética universal y una de las realidades, por cierto más raras en este tiempo nuestro. José María Lage es, de los pies a la cabeza, un señor» (Archivo Lage Arenas, L-30/80).

33. [Fue Director del Banco de Sabadell, estuvo en el Popular y en el Atlántico. Presidió la Junta de Gobierno de la Fundación General Mediterránea].

34. La metáfora, la socarronería y el despiste figuraban como armas del Presidente del Popular. En concreto, en una reunión de los siete grandes de la banca, en febrero de 1987, Lluís Valls se dirigió a los periodistas para que procedieran a hacer la fotografía de todos ellos reunidos, a la que calificó de histórica porque «el año que viene alguien faltará en la foto. Fue ésta una frase que hizo escribir a los periodistas algunas líneas sobre la marcha de Lluís Valls del Popular, pero el tiempo demostró que el presidente del Banco Popular se estaba refiriendo a Eloy Ibáñez, por aquel entonces Director de Relaciones del Central ante los Organismos de Naciones Unidas, que poco tiempo después reinició su carrera como diplomático, aceptando el cargo de Embajador de España en Viena» (Dinero, 10 de febrero de 1987).

35. «Estoy muy feliz de no tener memoria, de no tener ningún recuerdo. Hay que esforzarse por olvidar y buscar el lado amable de la vida, ver en los demás algo que poder apreciar, eso facilita mucho las relaciones humanas» (Declaraciones de Lluís Valls recogidas por Pilar Ferrer y Luisa Palma, en Retratos de interior, p. 39).

36. Cambio 16, 9 de marzo de 1980.

37. Ver, a título de ejemplo, Visto y vivido, 1931-1937. Pequeña historia de ayer, Barcelona, 1982, 261 pp. y Escucha el silencio. Pequeña historia de ayer II, Barcelona, 1984, 191 pp. [y La infancia, Cádiz, 1987. En sus libros se refiere Fórmica a José Antonio Primo de Rivera como "joven, inteligente y valeroso" (Visto y vivido, p. 131), que "para muchos estudiantes significó la posibilidad de fórmulas nuevas capaces de solucionar los graves problemas sociales por caminos distintos al marxismo" (p. 133). Para la Fórmica, "la figura de José Antonio (ha sido) maltratada por cierta propaganda infernal" (p. 177). ¡Santo Cielo, estamos perdidos! ¡Es el demonio el que está detrás de todo lo que algunos han escrito (como Ian Gibson) sobre José Antonio Primo de Rivera! Fórmica da la impresión a veces que de todo el relato de lo acaecido en España entre 1931 y 1937, lo más significativo fuera lo que narra de sí misma en Visto y vivido, p. 64: "En plena república estrené un traje de Chanel. Parece imposible que tal cosa sucediera; sin embargo, era un modelo auténtico, traído directamente de la Maison Haute Couture que dirigía en París la famosísima Coco, la más elegante modista de todos los tiempos"].

38. Un capítulo importante de verdadera trapisonda política es la función que cumplió en la vida de Franco, y en la política de salón -y de saloncito-, la esposa del tirano. Está necesitada de una biografía, que complete lo que ya sabemos de su marido.

39. Jesús Rivases, “Los bancos españoles celebran su fiesta anual de los millones”, en Tiempo, 10 de junio de 1985, p. 27. Es curioso cómo en el Banco de Bilbao, antes de su fusión con el Vizcaya, se señalaba que José Ángel Sánchez-Asiaín actuaba como principal protagonista. «Él es el que tiene una intervención más larga y prolongada y también el que responde a las preguntas, si es que las hay, porque se ha dado el caso de que los accionistas, quizás por desinterés, cansancio o por conformidad han preferido no preguntar nada, no obstante, tanto en ésta como en las demás juntas suele ser habitual la figura del accionista que pide la palabra para lanzar innumerables loas al consejo de administración de la entidad. Algunos maliciosos dicen que se trata de preguntas preparadas por la dirección del Banco, a veces a espaldas del consejo, y en determinadas ocasiones son los propios asistentes quienes abuchean al accionista que tiene la palabra, ya sea por lo largo de su intervención -lo más habitual- o porque no están de acuerdo con lo que dice» (p. 27).

40. [Tuve ocasión de hablar con Manuel Martín, durante cuarenta minutos, en el mes de julio de 1995 en el edificio Beatriz del Banco Popular. Me pareció hombre de una gran cabeza y de una mayor sensatez, un verdadero señor consciente de donde estaba él y hacia donde debía de ir el Banco].

41. «Nosotros, en el Popular, somos unos entusiastas de la crisis... A la corrupción pura se llega por la prepotencia, por la sensación de impunidad. Pero la impunidad desaparece cuando los casos de corrupción aparecen en la Prensa. Por eso somos tan partidarios de la Prensa y de la crisis» (José Eulogio López, en Tribuna, 8 de febrero de 1993).

42. Jesús Martínez Vázquez, “La Banca comercial sin secretos”, en Actualidad Económica, nº 1393, 14-20 de febrero de 1985.

43. «Me da pena. Yo conozco a Ruiz-Mateos desde hace muchos años y me da pena la situación en que se encuentra, y más en estos momentos en que la salud tampoco le acompaña. Personalmente no soy la persona más adecuada para hablar de Ruiz-Mateos. Yo pensaba que se metía mucho conmigo, porque siempre hablaba de los ‘Vallses’. Pero un buen día aclaró que en los ‘Vallses’ no entraba yo, sino mi hermano Luis, además de Boyer, Termes... Total que hay más ‘Vallses’ que los vieneses» (M. Ruiz Puertas, “Javier Valls, copresidente del Banco Popular”, en Tribuna, 31 de julio de 1989).

44. [Miguel Ángel Prieto y Manuel J. Peláez, “Lluís Valls-Taberner Arnó (1926-2006)”, en Diccionario crítico de juristas españoles, portugueses y latinoamericanos (hispánicos, brasileños, quebequenses y restantes francófonos), vol. II, tomo 1º, p. 636, nº 1.173].

45. [Afirmó Rafael Termes por escrito: 1º) «La banca privada española ha estado preocupada, desde hace años, por los problemas que algún día pudieran tener los bancos dependientes de Rumasa, si es que llegaban a tenerlos. He dicho si es que llegaban a tenerlos, porque la verdad es que las dudas que afectaban a estos bancos descansaban, más que en datos ciertos, en el hecho de constituir la división bancaria de un holding empresarial de gran envergadura, sobre el cual han circulado siempre más rumores que información. En cualquier caso, una cosa es cierta: los bancos de Rumasa son un caso atípico dentro de la banca española, y no porque la actuación de los mismos lo sea, sino porque, para nosotros, acostumbrados acaso a que los bancos tengan empresas, es atípico que las empresas tengan bancos. Por esta razón, la banca sabía que si algo pasaba a los bancos de Rumasa -no digo que tuviera que pasar, digo que si algo llegara a pasar- el problema no podría ser resuelto dentro del sector bancario, ya que las implicaciones que los bancos tenían en las empresas harían prácticamente imposible acotar el problema a los pocos bancos» (Desde la Banca. Tres décadas de vida económica española, Madrid, 1991, vol. II, p. 1502). 2º) «Un eventual problema de Rumasa sería un problema de Estado, si éste, de acuerdo con la práctica de los últimos tiempos, no quería dejar caer en el desempleo a la gran cantidad de personas que dependían del grupo» (vol. II, p. 1502). 3º) «El Gobierno había cumplido la promesa hecha el día de la expropiación del holding, aunque no sin hacer soportar, para llegar a la reprivatización, una fuerte contribución a la banca privada... De todas formas, la solución dada a este asunto, malo en su origen, ha sido, en mi opinión, la menos mala de las que podían hallarse, dadas las circunstancias» (vol. II, p. 1523). 4º) «Por el lado de la operación Rumasa, una vez que fueron puestos en liquidación los bancos de Sevilla, Noroeste y Condal, los 13 bancos que quedaron operativos continuaron en 1985 su proceso de saneamiento, de la mano de los siete adquirentes, de acuerdo con el convenio en su día suscrito entre el Patrimonio del Estado y el sindicato de bancos suscriptores de la deuda especial emitida a tal efecto» (vol. II, p. 1528)].

46. Expansión, 28 de enero de 1994, p. 17.

47. Jesús F. Briceño, en Época, 3 de febrero de 1992, p. 40.

48. «Don Pablo Garnica, decano de la Banca, trabajador incansable, mente clara, habituado a saber ganar y perder deportivamente, ha conservado hasta última hora el talento y la serenidad suficientes para medir sus fuerzas y saberse vencido. Desde este preciso instante se preparó sencilla y casi exclusivamente a bien morir./ Si en vida fue don Pablo un ejemplo de virtudes humanas: leal, activo, sereno, noble y sencillo, en los últimos días de su vida ha edificado a parientes y amigos al poner de manifiesto su intensa vida cristiana. A todos ha impresionado la entereza con que este hombre -joven a sus ochenta y tres años, hasta el extremo de que todavía este verano se alejaba de la orilla, nadador infatigable, resistente al frío y al dolor- se ha enfrentado con la muerte./ Cuando el final se acercaba, decía a los que le atendían: “Qué fácil es morir cuando se tiene la conciencia tranquila”. “Pensad que este momento llega”, advertía a los Consejeros jóvenes de Banesto./ Los que han tenido la suerte de trabajar a su lado y de verle de cerca morir, quedan ahora con el deber de imitarle y de evitar que se advierta su ausencia en el país y en las Empresas que organizó su capacidad creadora» (Lluís Valls, “Don Pablo ha muerto”, en Panorama, diciembre de 1959).

49. Mercado, primera quincena de marzo de 1981, p. 37.

50. Resaltó Valls en las muchas ocasiones que tuvo oportunidad de tratarlo «ese aire ausente del que está por encima del bien y del mal, como ese aristócrata que, a su pesar, ha de lidiar con campesinos plebeyos que no entienden las fatigosas tareas del Estado» (Lluís Valls, en ABC, 8 de abril de 1988). «La muerte -afirmaba Lluís Valls- de don José María no impresiona. Se ha ido despacio, en silencio. Como no era persona de vocación sedente sino de fuerte solicitud viajera, y su talante universal le pedía peregrinar, me va a ser difícil hacerme a la idea de que éste es su último viaje. Pienso que Aguirre será recordado como empresario, como ese personaje integral que describen los cazatalentos que debe ser el empresario del mañana. Si es cierto que el empresario del futuro ha de ser, ante todo, un buen humanista; si sus talentos se definirán por su formación técnica en alguna materia específica; si ha de ser grande su capacidad de comunicación y su facilidad para conectar con una realidad social que va mucho más allá de la propia vida empresarial, ése es el que ha sido precisamente en su vida don José María. Su imagen, como la de todo buen directivo, ha venido marcada por el equilibrio. Aguirre presidió muchas cosas. Quizá por eso nunca permitió que le apearan el tratamiento. Él hubiera estado a gusto en Francia, que es el país de los presidentes, y, como allí, cuando el cargo le abandona a uno, el título y el tratamiento no se le caen. En cuanto me haga a la idea de que se acabó para don José María todo peregrinaje, le apearé el tratamiento» (Lluís Valls, en Expansión, 8 de abril de 1988).

51. [Nacido en Madrid el 17 de agosto de 1956, ingresó en el Banco Popular en 1974, accediendo en 1986 a ser apoderado en la Presidencia del Popular, y desde 1986 a 1993 ocupó el puesto de Secretario de Presidencia, bajo la férula de Lluís Valls. Pasó más tarde a ocuparse de la Oficina de Recursos Humanos en el Popular y a partir de 1995 fue Director de Recursos Humanos del Banco de Andalucía en Sevilla. Luego ocupó otros puestos de responsabilidad en el Popular, como Director de Control, Director de la Unidad de Apoyo a la Dirección de Recursos Técnicos (¡Qué cargo más raro¡ Da la impresión de que haya sido creado especialmente para él) y Director de Morosidad. Me pareció, mientras lo traté, entre1986 y 1994, hombre algo difícil de carácter, que obedecía fielmente los mandatos de su señor, pero que tal vez carecía de habilidad para conseguir lo que se proponía].

52. Marijke Keuper, “Javier Valls-Taberner, Presidente del Banco Popular Español”, en Revista Hotel Villa Magna, julio, 1990.

53. Ferran Valls i Taberner, Un viatger català a la Rússia de Stalin (1928), con “Pròleg” de Erhard Zurawka, Barcelona, 1985, 135 pp. En una densa introducción, el Dr. Zurawka [que pasó más tarde a ser] director de un Centro de formación política de la Fundación Hanns Seidel en Praga (anteriormente lo había sido del que la propia entidad dependiente de la C.S.U. alemana tenía en Marbella) [y ulteriormente a otro parecido en Cuba], hacía una pequeña introducción a la figura de F. Valls, para pasar luego a la denuncia de la política exterior de la U.R.S.S. desde 1953 hasta 1984 y de las actividades llevadas a cabo por algunos disidentes. Su “Prólogo” está firmado en Düsseldorf-Marbella, del 9 al 22 de abril de 1985.

54. Juan José Berganza, en Mercado, 26 de mayo de 1989.

55. «La rentabilidad de las ‘supercuentas’ -decía Xavier Valls- es algo que se verá en el futuro. Cada uno tiene su estrategia y lo que es bueno para uno no tiene que serlo forzosamente para los demás. Aquí hemos seguido la técnica del ‘traje a medida’ según las posibilidades y condiciones de cada cliente, procurando no meternos en una competición de la materia prima que no sé si siempre se va a mantener» (Julio Pastor, “Javier Valls, copresidente del Banco Popular”, en Tribuna, 16 de julio de 1990).

56. «La diversificación del sector financiero es ya patente en nuestro país, y no cabe duda de que se acentuará en los próximos años. En todos los países desarrollados, los bancos han ampliado notablemente la gama tradicional de productos y servicios bancarios como respuesta al reto de la desintermediación y el nuestro no va a ser una excepción. Previsiblemente, esta diversificación va a seguir cuatro líneas fundamentales, ya iniciadas: 1ª) La innovación en la captación de recursos y en sus empleos, buscando nuevas formas de ahorro y crédito, y la financiación de proyectos con aportación de capital; 2ª) Desplazamiento progresivo hacia la intermediación financiera no típicamente bancaria: fondos, cuentas integradas de gestión de patrimonios, aseguramiento de emisiones de títulos, colocación de papel comercial, intercambio entre clientes de tipos de intereses fijos y variables, etc.; 3ª) Desarrollo de la banca electrónica, con el concurso de la alta tecnología informática y de telecomunicaciones; y 4ª) Prestación de servicios no estrictamente bancarios: asesoramiento de inversiones, en materia fiscal, en fusiones y adquisiciones, en informatización de pequeñas empresas y despachos profesionales, facilitación de contactos de negocios, venta de seguros, de software especializado, etc. Es obvio señalar que en el desarrollo de algunas de las líneas de diversificación del sector financiero, los merchant banks han de jugar un papel importante». Ver Papeles de Economía, nº 49 (1991), respuesta a la cuestión 11.

57. [El discurso de su toma de posesión fue pronunciado el 29 de septiembre de 1966 y en el mismo puso de relieve «que el puesto con que me habéis honrado ha estado vacante muchos años sin que por ello el banco haya dejado de cosechar los mejores éxitos y de exhibir unas espléndidas tasas de desarrollo que lo sitúan entre los más dinámicos bancos nacionales en la última década» (Desde la Banca, vol. II, pp. 1905-1906)].

58. [Pronunció en Madrid el 17 de noviembre de 1977 su discurso de toma de posesión como Presidente de la Asociación Española de la Banca, que se publica en Desde la Banca, vol. II, pp. 1914-1918].

59. [Juan Torres López es autor de no pocas páginas contra el neoliberalismo por el enorme coste social que origina. Algunas de sus ideas aparecen resumidas en su artículo “La seducción neoliberal”, en Temas para el Debate, nº 25 (1996), pp. 33-37, donde, entre otras cosas, afirmaba: «El neoliberalismo ha logrado un amplio acuerdo en torno a sus postulados, a pesar de haber fracasado de forma estrepitosa a la hora de generar eficiencia económica y bienestar social. Los principales efectos de las políticas neoliberales son: un menor crecimiento económico, un aumento espectacular del paro, la multiplicación de los desequilibrios económicos y un incremento de la concentración de la riqueza, la pobreza y el malestar social» (p. 33). Además añade Torres López que, detrás de ello, están «fórmulas ideológicas que se autodefinen como verdades, como expresiones de leyes naturales ineluctables a las que ni tan siquiera se les pide contrastación, y en torno a las cuales se ha generado un espectacular consenso intelectual, garantizado a fuerza de dinero, subvenciones, premios, reconocimientos sociales, poder e influencia política, social o académica (y también a fuer de una corrupción demasiado generalizada) garantizados por las instituciones más “prestigiosas” del planeta esto es, por aquellas donde tienen asiento quienes son beneficiarios directos del actual estado de cosas» (pp. 34-35). Señala, por último, Juan Torres como “éxitos” del neoliberalismo los siguientes: 1º) «Menor crecimiento económico y más dificultades para la formación del capital» (p. 36). 2º) «Incremento espectacular del paro» (p. 36). 3º) «Multiplicación de los desequilibrios económicos como ponen de manifiesto la reiteración de los ciclos, la agudización de las fases recesivas y la sucesión de perturbaciones más o menos circunscritas en países o áreas concretas. En particular, la política macroeconómica de inspiración neoliberal cosecha fracasos con imperturbable constancia» (p. 36). 4º) «En la práctica, mayor regulación institucional de los mercados, y especialmente de la más antidemocrática (como especialmente la que realizan con autonomía los bancos centrales o la que lleva a cabo la Unión Europea), que ha alejado más que nunca la perspectiva del deseado equilibrio competitivo y que, en particular, ha llevado a una expansión desconocida de la corrupción y de la utilización privada de los procedimientos de decisión colectiva» (p. 36). 5º) «Mayor proteccionismo de los países poderosos, al mismo tiempo que han obligado a los países más débiles a abrir sus fronteras y reorientar sus aparatos productivos para abaratar los suministros del Norte. No puede ser ajeno a ello, por ejemplo, el que los países pobres hayan terminado por ser suministradores netos de capitales a los países ricos» (pp. 36-37). 6º) «Destrucción del aparato productivo, financiación de las economías y crisis financieras recurrentes, en contra de la pretendida estimulación de la actividad empresarial y de la creación de riqueza» (p. 37). 7º) «Aumento vertiginoso de concentración de la riqueza, de la pobreza, las desigualdades y el malestar social. Hoy día, y a pesar de disponer de más y mejores recursos, en nuestro planeta hay más analfabetos más personas sin vivienda, más desnutridos y más pobres, más malestar social» (p. 37). 8º) «Ahora bien, junto a todo lo anterior, sin embargo se ha alcanzado un objetivo principal: recuperar el beneficio» (p. 37)].

60. [Ver también de Juan Torres López sus artículos “Del empleo como problema, al paro como solución”, en Temas para el Debate, nº 15 (1996), pp. 42-45, donde habla «de que nuestras sociedades no pueden vivir en la retórica macroeconómica, de la ingeniería financiera y de la precariedad en el empleo, como si los recursos para cubrir las necesidades de todos fueran simplemente un botín de guerra para unos pocos» (p. 45). El apocalíptico panorama que predecía Juan Torres es más claro en “Los pecados capitales de la macroeconomía convencional”, en Temas para el Debate, nº 18 (1996), pp. 70-71].

61. [Ha escrito Rafael Termes Carreró: 1º) «El capitalismo es un modelo de organización económica en el que la cooperación social para el logro del bienestar común se supone que se produce de forma espontánea, en contraste con el modelo socialista en el que la cooperación tiene lugar en forma coactiva. Es un modelo basado en la propiedad privada de los medios de producción, que considera el sistema de precios como el instrumento óptimo para la asignación de recursos y en el que inividuos y empresas tienen derecho a tomar sus decisiones en forma independiente. En este modelo el Estado no debe interferir en la mecánica del mercado, ni intervenir en aquellas actividades de los ciudadanos que el propio mercado encauza» (Desde la Banca, vol. II, p. 169). 2º) «El desarrollo armónico de las cuatro vertientes del liberalismo -la cultural, la política, la económica y la social- conducen a un modelo coherente y eficaz» (vol. II, p. 1772). 3º) «Lo que nadie podrá negarle (al capitalismo) es su amor a la libertad natural del hombre y su confianza en que el uso que el hombre hará de esta libertad, sin estar exento de errores y miserias, producirá los mejores resultados para el mayor número posible de personas» (vol. II, p. 1774). 4º) «La concepción del libre mercado como un sistema donde el consumidor es un títere en manos de poderosas corporaciones es insostenible y su rápida desaparición de la literatura económica rigurosa es sólo comparable a la frecuencia con que, al menos en nuestro país, dicha idea se presenta por diversos medios de comunicación e ilustres sedicentes intelectuales» (vol. II, p. 1778). 5º) «En un intento de robar el éxito de los principios liberales en este fin de década, habrá también -haylo ya- quien diga que el bienestar de las sociedades occidentales no es fruto del capitalismo, sino de los grandes sindicatos y de los partidos de izquierda en lucha contra el capitalismo, cuando la evidencia es que esta lucha sólo ha servido para frenar niveles mayores de desarrollo, como lo prueba la situación de aquellos países en los que la acción sindical ha sido menos relevante o ha jugado dentro del sistema capitalista y no en contra de él» (vol. II, p. 1854). 6º) «Otro gran valor del capitalismo es que es el mejor sistema que existe para paliar el problema de la pobreza; y digo paliar porque pienso que la pobreza es imposible erradicarla completamente de este mundo. La mayor parte de la Tierra a lo largo de la historia ha vivido en la pobreza. No hace falta esforzarse mucho en explicar las causas de esta pobreza generalizada. La pobreza es la condición natural de la humanidad; sólo la civilización ha logrado sacar a cantidades cada vez mayores de hombres de esta condición. Pero cualquiera que sea el éxito de los esfuerzos que se hagan en este sentido, siempre habrá pobres. Entre otras cosas, porque la pobreza, concepto comparativo, es difícil definirla en términos objetivos» (vol. II, p. 1781). 7º) «En nombre de la justicia social se hacen leyes que no son más que prerrogativas o privilegios que, para responder a las presiones de determinados grupos políticos o sindicales, se quieren conceder, sin contrapartida onerosa de ninguna clase, a algunas personas, a ciertas clases o a todo el cuerpo social: el derecho al puesto inamovible de trabajo; el derecho al salario mínimo legal; el derecho a toda una serie de pensiones; el derecho a la asistencia sanitaria y a las prestaciones farmacéuticas; el derecho a las vacaciones pagadas; el derecho al subsidio de paro... Una vez que estas leyes han sido aprobadas, lo que eran reivindicaciones -legítimas, en muchos casos-, pero no derechos, se convierten en prestaciones debidas por la sociedad al individuo. No era nada difícil imaginar la escalada de presiones para convertir en derechos las pretensiones más absurdas y abusivas» (vol. II, p. 1792). 8º) «Bajo el capitalismo, las aventuras de la razón se lanzan a un mundo gobernado por la moralidad y la Providencia» (vol. II, p. 1779)].

62. [1º) «Como punto focal de la solicitud pastoral de la Iglesia se situaba cada vez más urgentemente la cuestión obrera, es decir el problema de la explotación de los trabajadores, producto de la nueva organización industrial del trabajo de matriz capitalista y el problema, no menos grave, de la instrumentalización ideológica, socialista y comunista, de las justas reivindicaciones del mundo del trabajo» (Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia, nº 267). 2º) «Si por “capitalismo” se entiende un sistema económico que reconoce el papel fundamental y positivo de la empresa, del mercado, de la propiedad privada y de la consiguiente responsabilidad para con los medios productivos, de la libre creatividad humana en el sector de la economía, la respuesta es ciertamente positiva, aunque quizá sería más apropiado hablar de “economía de empresa”, “economía de mercado” o simplemente de “economía libre”. Pero si por “capitalismo” se entiende un sistema en el cual la libertad, en el ámbito económico, no está encuadrada en un sólido contexto jurídico que la ponga al servicio de la libertad humana integral y la considere como una particular dimensión de la misma, cuyo centro es ético y religioso, entonces la respuesta es absolutamente negativa» (Compendio, nº 335, que recoge texto paradigmático de la Centesimus annus, nº 42). 3º) «Analizando el contexto actual además de identificar las oportunidades que se abren en la era de la economía global, se descubren también los riesgos ligados a las nuevas dimensiones de las relaciones comerciales y financieras. No faltan, en efecto, indicios reveladores de una tendencia al aumento de desigualdades, ya sea entre países avanzados y países en vías de desarrollo, ya sea al interno de los países industrializados. La creciente riqueza económica, hecha posible por los procesos descritos, va acompañada de un crecimiento de la pobreza relativa» (Compendio, nº 362). 4º) «El trabajo, por su carácter subjetivo o personal, es superior a cualquier otro factor de producción. Este principio vale, en particular, respecto al capital» (Compendio, nº 276). 5º) «El trabajo tiene una prioridad intrínseca con respecto al capital: “Este principio se refiere directamente al proceso mismo de producción, respecto al cual el trabajo es siempre una causa eficiente primaria, mientras el ‘capital’, siendo el conjunto de los medios de producción, es sólo un instrumento o la causa instrumental. Este principio es una verdad evidente, que se deduce de toda la experiencia histórica del hombre” Y “pertenece al patrimonio estable de la doctrina de la Iglesia”» (Compendio, nº 277). 6º) «Los progresos científicos y tecnológicos y la mundialización de los mercados, de por sí fuente de desarrollo y de progreso, exponen a los trabajadores al riesgo de ser explotados por los engranajes de la economía y por la búsqueda desenfrenada de productividad» (Compendio, nº 279). 7º) «Los sindicatos son propiamente los promotores de la lucha por la justicia social, por los derechos de los hombres del trabajo, en sus profesiones específicas» (Compendio, nº 306). 8º) «La empresa debe ser una comunidad solidaria no encerrada en los intereses corporativos, tender a una “ecología social” del trabajo y contribuir al bien común, incluida la salvaguardia del ambiente natural» (Compendio, nº 340)].

63. [El promotor financiero de iniciativas sociales y educativas José Javier del Guayo estuvo acompañando a Rafael Termes en sus últimos momentos, antes de su traspaso a la casa del Padre. Ha señalado Del Guayo la visión sobrenatural que Termes siempre tuvo en su vida, particularmente desde 1939, su sencillez (habiendo sido un hombre de relieve de los que aparecen en las Enciclopedias y llenan los estantes de las bibliotecas con sus publicaciones), su pasión por la montaña (el Canigó de mossèn Cinto Verdaguer) y, asombrosamente, insistió en ello Del Guayo en la camisa de seda con rayas rojas con que le gustaba vestirse (detrás de lo cual algunos vemos el simbolismo de la bandera catalana, de las huellas de los dedos ensangrentados de Guifré el Pilós). Ver otros datos, de mayor relieve sin duda, en la semblanza “Rafael Termes Carreró (1918-2005)”, escrita por Manuel J. Peláez y Miguel Ángel Prieto y publicada en Grandes Economistas, en www.eumed.net/economistas/6/termes.htm. Allí se recogen buena parte de las publicaciones de Rafael Termes].

64. Scala Paradisi, 8, PL (= Patrología Latina) del P. Migne, vol. 40, col. 1001.

65. «Lo lógico es que nuestro sucesor sea un consejero. Nuestra obligación es dejar consejeros válidos. Y lo son porque tienen dinero... Lo que diferencia al Popular es que los consejeros no cobran participación en los beneficios... Cualquiera de éstos puede ser el nuevo presidente... porque quiera, porque le guste o porque le elijan» (Tiempo, 8 de febrero de 1993).

66. En el año 1986, antes del nombramiento de Xavier Valls como presidente del Banco Popular, se publicaba que éste sería el sucesor de Lluís Valls. No obstante, se señalaba entonces, «a pesar de estar prevista la substitución en situaciones normales, en medios de la entidad se señala que ésta podría, en algunos casos concretos, verse sometida a presiones externas que podrían impedir su desarrollo lógico» (El País, 21 de noviembre de 1986). Las presiones externas de que se hablaba no eran otras, por un lado, que el derecho de veto que pueden ejercer los directivos a una persona que no les ofreciera la suficiente confianza, y por otro la autorización implícita de la autoridad monetaria quien, para evitar riesgos, podría poner inconvenientes al nombramiento de una persona que para ella fuera no grata.

67. Archivo Particular Ferran Valls i Taberner, L-24/47.

68. «... Pedro, de quien todo elogio que haga es pequeño en relación con lo que él se merece. Y tenga por cierto que no es mi frase de admiración, sino la expresión sincera de la impresión que desde el primer momento me causó y en los días que llevamos juntos me va ratificando. Pueden Vds. estar orgullosos de él, pues han sabido formar un perfecto caballero, en el que abundan todas las virtudes que tal título exige. Nada necesitará de mí en su nueva vida, mas tenga la seguridad de que en todo momento ha de contar con el compañero y buen amigo, que, por más viejo, le dará el consejo que pueda precisar. En otro orden, comprendo sus deseos y la visión que le ha llevado a este destino y por mi parte procuraré que la experiencia y enseñanzas que recoja, sean para él todo lo que corresponda al sacrificio que se ha impuesto. Aún está en periodo de observación general en todos los departamentos para que pueda ambientarse en la distinta modalidad de servicios que esta sucursal tiene comparada con las de España y después se especializará en las operaciones que más interesan a su porvenir bancario y particular» (Antonio Martí, Tánger, 23 de abril de 1947 en Archivo Particular Ferran Valls i Taberner, L-3/47).

69. Sobre este industrial catalán, ver Elías Romero González, “Josep Valls i Taberner (1890-1967): Semblanza para la cultura empresarial catalana del siglo XX”, en Cuadernos informativos de Derecho histórico público, procesal y de la navegación, 12-13 (junio 1990), pp. 2961-2990 y C. Serrano, Historia de los Valls, pp. 108-125.

70. Ver las páginas que sobre Domingo Valls Taberner ha escrito Manuel Ortínez, en Un vida entre burgesos. Memòries, Barcelona, 1993, 2ª ed., pp. 38, 51, 55, 59-60, 71, 124-125 y 228.

71. Archivo Particular Ferran Valls i Taberner, L-329/26.

72. [Ver las semblanzas, aparecidas con ocasión de su deceso, como la más extensa, la de Miguel Ángel Prieto y Manuel J. Peláez, “Lluís Valls-Taberner Arnó (1926-2006)”, en Diccionario crítico de juristas españoles, portugueses y latinoamericanos (hispánicos, brasileños, quebequenses y restantes francófonos), vol. II, tomo 1º, pp. 634-638, nº 1.173 y también algo más corta, echándose en falta buena parte de la valoración sobre Ruiz-Mateos y la falsa intervención del Popular y de Valls en la expropiación de Rumasa en Grandes Economistas, en www.eumed.net/economistas/valls.htm. Antonio Fontán, “En memoria de Luis Valls”, en ABC, 27 de febrero de 2006, parece mucho más interesado en lanzar loas a la monarquía borbónica que en hablar de Lluís Valls. Efectivamente Ferran Valls fue monárquico, pero también fue republicano, franquista, opositor de la Dictadura de Primo de Rivera, etc. En concreto es famosa su frase pronunciada en 1931: «Es necesario contribuir a la consolidación del régimen republicano proclamado por la voluntad popular como base del orden, de la justicia, de la libertad y de la paz». Consultar igualmente José Luis Gutiérrez, “Luis Valls Taberner. El último ‘cardenal’ de la Banca”, en El Mundo, 26 de febrero de 2006 y el resto de las que semblanzas que indican Prieto y Peláez en pp. 637-638].

73. [Ver Manuel J. Peláez, “Mariano Navarro Rubio (1913-2001)”, en Grandes Economistas, en www.eumed.net/economistas/htm. En la versión del Diccionario crítico de juristas, vol. II, tomo 1º, pp. 189-190, nº 679, se da alguna información más sobre su obsesión con el fraude en el que incomprensiblemente se vio implicado (“verdadero linchamiento en la opinión pública en lo que respecta a su persona”, p. 190) de Maquinaria Textil del Norte de España, S. A.].

74. [Pablo Isla ha sido una de las cometas fugaces más brillantes que ha pasado por el cielo de la corporación del Grupo Popular].


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