Contribuciones a la Economía


"Contribuciones a la Economía" es una revista académica con el
Número Internacional Normalizado de Publicaciones Seriadas
ISSN 16968360

 

NOTA SOBRE LOS TÉRMINOS “EMPRESA” Y “EMPRESARIO”

 

Francisco José Calderón Vázquez
fjcalderon@uma.es


Introducción

Se entiende como lugar común de la actualidad la reconocida la primacía del mundo anglosajón en todo lo referente al campo económico y empresarial y en particular a la empresa, al mundo empresarial y a su principal figura, el Empresario. Este dominio “cultural” bastante apabullante del mundo académico norteamericano y anglosajón sucede (incluso podría empelarse la expresión “como de rigor”) tantos aspectos de la vida empresarial. La lógica consecuencia de esta dominancia cultural va a ser un protagonismo anglosajón casi total en todo lo referente a autores, ideas, planteamientos y perspectivas de la materia empresarial, tanto en los aspectos teóricos e ideológicos como el campo empírico.

Este estigma anglosajón hace que el tratamiento de materia compleja como es la empresarial, se resienta en ocasiones de los inevitables moldes, como pudieran ser la orientación pragmatista, el monopolio del funcionalismo en el tratamiento de los temas, o el individualismo metodológico. Moldes culturales que trasladados a entornos culturales no anglosajones pueden producir fricciones culturales y conceptuales no indiferentes. Dado que se observa una práctica habitual tendente a la mera traslación al mundo hispánico de los esquemas conceptuales (y evidentemente culturales) anglosajones sin demasiada reflexión o consideración al respecto, en la presente contribución planteamos, desde una perspectiva de desagravio, la visión y el concepto que de la empresa y del empresario aparecen en las fuentes literarias medievales y renacentistas castellanas. Aportación que reputamos de interés, puesto que las fuentes, como puede observarse son de gran actualidad y de no menor utilidad.


Para citar este artículo puede utilizar el siguiente formato:
Calderón Vázquez, F.J.: "Nota Sobre los Términos “Empresa” y “Empresario”" en Contribuciones a la Economía, septiembre 2008 en http://www.eumed.net/ce/2008b/


Una aproximación cultural a los términos Empresa y Empresario

Una explicatio terminorum al modo de los filósofos medievales sobre el termino empresa podría arrojar bastante luz acerca del concepto de empresa. Por ello, la etimología castellana de la “empresa” puede contribuir, con mucho, a mejorar el perfil de su definición. En este sentido, probablemente sea Sebastián de Covarrubias (1611) (1) el primero de los clásicos de la lengua castellana en realizar una aproximación al concepto de empresa, a partir del termino emprender, del latín apprehendere, cuyo significado básico según Covarrubias es: ….“Determinarse a tratar algún negocio arduo y dificultoso”… de donde deriva la nocion de “empresa”, …“porque se le pone aquel intento en la cabeza y procura executarlo y de alli se dixo empresa el tal acometimiento”...

Por ello empresa tiene mucho que ver con la decisión de acometer, emprender alguna tarea difícil con el coraje, la valentía, la resolución y la obstinación de llevar a cabo tal propósito (2).

Este significado básico y primigenio aparece complementado según el citado autor con el de empresa como emblema o símbolo:

“Y porque los caballeros andantes acostumbraban pintar en sus escudos y recamar en sus sobravestes estos designios y sus particulares intentos se llamaron empresa, y también los capitanes en sus estandartes quando van a alguna conquista”,

De ahí que concluye Covarrubias: … “De manera que empresa es cierto símbolo o figura enigmatica hecha con particular fin, endereçada a conseguir lo que se va a pretender y conquistar o mostrar su valor y ánimo”.

Lo que no hace sino redundar en la ideas del valor, de la determinación, del arrojo, del denuedo, de la audacia y obstinación, y en definitiva, de la fuerza de espíritu, de voluntad y decisión imprescindibles para acometer una tarea difícil y de incierto resultado. En este segundo significado la empresa (como signo) simboliza la disposición inquebrantable del caballero por conseguir su propósito o designio.

Tales significados básicos aparecen como cantera de materiales de las distintas construcciones posteriores, así Martín Alonso (1986) en el Diccionario Medieval Español, considera a la empresa como: “Acción ardua y dificultosa que valerosamente se comienza” o bien como “intento o designio de hacer una cosa”, e incluso “obra o designio llevado a efecto, en especial cuando en el intervienen varias personas”. Tales definiciones complementan y perfeccionan a las de Covarrubias puesto que introducen de alguna manera la perspectiva de organización, inherente a la cultura empresarial.

Martín Alonso (1947; 1982) en su obra “Enciclopedia del Idioma” va a definir la piedra angular, el triángulo básico sobre el que se asienta gran parte del idioma y cultura empresarial, a partir de las interacciones entre los conceptos de Emprendimiento, Emprendedor y Empresa, a partir de su raíz primigenia el término Emprender, cuyos significados básicos serían, por una parte “producir o brotar”, por otra “empezar o acometer una obra o negocio” y por ultimo “arder”.

A partir de aquí Emprendedor es quien “emprende con resolución acciones dificultosas” y Emprendimiento será la acción y efecto de emprender, por lo que la Empresa es el resultado de las acciones del emprendedor, lo que hace el emprendedor (3). Se trata de acciones que aparecen marcadas por lo incierto de su resultado y en este sentido por el riesgo y la aventura, que se configuran como inseparables compañeros de viaje del emprendedor.

Nociones que van a aparecer reflejadas y reformuladas con mayor o menor fortuna en los distintos diccionarios de renombre. Así, el Diccionario general de la Lengua Española (Larousse, 1984) entiende por Emprender: “Acometer alguna cosa resuelta y decididamente con ánimo de ponerla por obra o ejecutarla” y por Empresa: “Acción de emprender y cosa que se emprende”.

En el Diccionario de Uso del Español (Maria Moliner,1973) por emprender se entiende “empezar una cosa que implica trabajo o presenta dificultades”, por emprendedor la “persona que tiene iniciativa y decisión para emprender negocios o acometer empresas” y por empresa: “la cosa que se emprende o acción en la que hay trabajo o dificultad”

El concepto moderno de empresario aparece siguiendo a Gonzalez Seara (2004) (4) en Francia, donde el denominado entrepreneur aparece primero como estratega militar, para posteriormente designar a los contratistas de bienes y servicios para la administración pública. Va a ser Cantillon (1950) (5) quien por primera vez utilice la palabra empresario con un significado moderno, es decir como quien asume el riesgo y la incertidumbre de emprender una determinada actividad económica. En los textos de Cantillon la figura del empresario aparece definida por los permanentes ajustes que debe realizar entre el valor de lo que adquiere (Precio cierto o concreto) y el valor de lo que vende (precio incierto)

A modo de conclusión, no deja de resultar sugestivo, redescubrir en la etimología castellana del término Empresa los valores e ideas que han configurado durante los últimos doscientos años la base de la cultura empresarial del mundo occidental.

NOTAS

1. Covarrubias, S. (1611/1647): Tesoro de la Lengua Castellana o Española. Edición de Martín de Riquer (1998) pag. 509.
2. Significado básico que también aparece corroborado en la lengua italiana, donde la etimología de impresa (impresa/impreso p.p. de imprendere, derivado del latino imprehensa) sigue un camino paralelo al español en el sentido de afrontar, asumir o acometer una tarea que implica dificultad.
3. Recuperando y replicando la raiz latina del termino empresa , es decir la Imprehensa, (cogida o tomada) y sus correlatos italianos Impreso e Imprésa como participios pasivos de Imprendere.
4. Gonzalez Seara, L.(2004) : la responsabilidad social de la empresa. En Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales, Nº 50, pags. 13-20.
5. Cantillon, R. (1950): Ensayo sobre la naturaleza del comercio en general. Fondo de Cultura Económica, Méjico. Traducción de M. Sánchez Sarto, incluye el estudio de Jevons(1881) sobre la obra de Cantillon.


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