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Número Internacional Normalizado de Publicaciones Seriadas
ISSN 16968360

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John Richard Hicks (1904 – 1989)
Un economista notable
 

Alfredo Félix Blanco (CV)
Universidad Nacional de Córdoba
afb2002@hotmail.com


Para citar este artículo puede utilizar el siguiente formato:

Blanco, Alfredo Félix “John Richard Hicks (1904 – 1989) Un economista notable" en Contribuciones a la Economía, abril 2006. Texto completo en http://www.eumed.net/ce/


Sir John Richard Hicks fue uno de los más notables economistas del siglo pasado, sin embargo su importancia no es conocida por el gran público. Al menos no lo es, en la medida que sus contribuciones a la teoría económica lo justificarían. A pesar de la inevitable difusión periodística de su nombre en 1972, al ser galardonado con el Premio Nóbel de Economía (compartido con Kenneth J. Arrow) “…por sus contribuciones pioneras a la teoría del equilibrio económico general y la teoría del bienestar”, este gran economista británico no es recordado con la admiración que se merece.

Probablemente su perfil esencialmente académico, cierta dosis de eclecticismo en sus posiciones y sobre todo el haber sido contemporáneo del “gran Keynes”, explican en parte esta situación.

El pasado 8 de Abril se cumplieron 102 años de su nacimiento en Warwick, localidad inglesa en el que su padre desarrollaba actividades en el periódico local. Interesado en temas históricos, económicos y en matemáticas, Hicks se graduó en la Universidad de Oxford y posteriormente enseñó sucesivamente en la Escuela de Economía de Londres, en las Universidades de Cambridge y Manchester, y finalmente volvió como profesor a Oxford hasta su retiro del mundo académico.

Su esposa Ursula Webb, hija de los socialistas fabianos Beatrice y Sidney Webb, fue también economista y juntos integraron durante algún tiempo el “circulo de Lionel Robbins” en la Escuela de Economía de Londres. Esta Universidad fue fundada en 1895 por los padres de Ursula. Paradojalmente, a pesar del carácter de militantes socialistas de sus fundadores, tuvo la presencia de renombrados conservadores (su primer director fue W. Hewins un destacado miembro de los Tory; Edwin Cannan, el conocido economista neoclásico, fue el primer responsable del Departamento de Economía).

En la década de los cuarenta Hicks ingreso como miembro de la Academia Británica y en los sesenta fue nombrado Caballero.

Profundo conocedor de las ideas económicas de la escuela de Lausana (de Walras y Pareto), de la economía marshalliana y también de la escuela austriaca, abordó casi todos los temas de relevancia teórica que se debatieron en la economía durante el siglo XX.

Es de tal dimensión e importancia el caudal de sus contribuciones teóricas, que sintetizarla supone necesariamente subestimar su magnitud. A pesar de ello, vale la pena intentar una presentación (necesariamente parcial) de su labor intelectual.

De sus quince exitosos libros no pueden dejar de señalarse su “Teoría de los salarios”(1932), “Valor y Capital” (1939), “La estructura Social” (1942), “Una aportación a la teoría del ciclo económico” (1950) “Revisión de la teoría de la demanda”(1956), “Ensayos críticos sobre teoría monetaria” ( 1967), “La crisis de la economía keynesiana” (1974) y ” El status de la economía” (1991).

Con sincera modestia intelectual, en el Prefacio de “Valor y Capital” expresaba que las ideas básicas de su libro no eran exclusivamente suyas sino que “surgieron por una especie de proceso social que se desarrollaba entre quienes trabajan ahí (en la Escuela de Economía de Londres) en aquel tiempo encabezados por el profesor Robbins”.(1)

De sus muchos aportes al cuerpo teórico de la economía se destaca la introducción del concepto de “elasticidad de sustitución”, su contribución a los análisis de equilibrio general, la demostración de que para la mayoría de los resultados de la teoría de la demanda no es necesario suponer una función de donde la utilidad sea mensurable, el perfeccionamiento de los criterios de óptimo (el test de compensación, el criterio de eficiencia Kaldor-Hicks), el desarrollo de aplicaciones de las curvas de indiferencia, su teoría del ciclo económico (utilizando la noción del acelerador) y su compatibilización con el equilibrio general. Escribió también una “Teoría de la Historia económica” (1969) y formuló numerosas consideraciones y trabajos sobre el tema de la mensurabilidad y homogeneidad del capital.

Para ejemplificar el respeto que sus trabajos han merecido entre los grandes economistas, vale la pena referir un comentario que Hicks incluyó en la Introducción de su “Revisión de la Teoría de la demanda”. Durante el otoño de 1946 le pidieron que expusiera en Harvard su trabajo acerca del excedente del consumidor ante un auditorio de cinco o seis personas, ¡uno de ellos era nada menos que Samuelson! y de la posterior discusión surgió la semilla del libro. De hecho, Hicks es uno de los pilares sobre los que se asentó el desarrollo de la teoría microeconómica.

Durante su prolongada vida académica escribió cientos de artículos en revistas especializadas, pero el más conocido de todos, y el que más influyó en el desarrollo de la economía, fue el publicado en Econometrica en 1937: “Keynes y los Clásicos: Una posible interpretación”. Este trabajo significó una conciliación de las ideas de Keynes con los postulados y desarrollos que éste atacaba en su “Teoría General”, que acababa de publicarse el año anterior. De este “paper” de Hicks nació el esquema llamado “análisis de IS-LM” (o “modelo Hicks-Hansen”) que, con el aporte de otros economistas, se transformaría en la presentación ortodoxa de la macroeconomía de las décadas siguientes.  

Básicamente el modelo permite presentar la tesis de Keynes que afirma que la economía capitalista puede permanecer con elevadas tasas de desempleo, y no salir de dicha situación mediante mecanismos automáticos del mercado, requiriendo entonces de la intervención estatal. La crisis económica mundial desatada en el año 1929 había mostrado las limitaciones del análisis neoclásico y Keynes se ocupó de cuestionarlo definitivamente desde la teoría económica. Aunque criticado por quienes pensaban que Hicks “distorsionaba” el pensamiento de Keynes, quitándole su poder destructivo sobre el “paradigma neoclásico”, su presentación se convirtió en la base de la “pedagogía” de la macroeconomía moderna.

Durante décadas tanto los que adherían a las ideas del keynesianismo como quienes disentían, lo hacían en relación al “Keynes de Hicks”. Aun hoy la cuestión sobre qué fue lo esencial de la “revolución keynesiana” divide las opiniones de los economistas, y una consideración adecuada de esas disidencias no puede ignorar el trabajo de Hicks como primera lectura indispensable. En 1945, publicó en la Revue d’Economie Politique otro trabajo muy importante: “La teoría de Keynes despues de nueve años” con una mirada analítica de los efectos de la obra de Keynes, también opinable pero indiscutiblemente muy aguda.

En la década de los sesenta Hicks visito nuestro país y dictó una conferencia en la Universidad Nacional de Buenos Aires. Los que tuvieron oportunidad de conocerlo en aquella oportunidad recuerdan la amabilidad y cortesía de Hicks. Recuerdan que, con la modestia que ya hemos comentado, expresó que había estado leyendo con atención, y que coincidía plenamente, con los artículos sobre inflación que por entonces había escrito el destacado economista argentino Julio Hipólito Olivera.

En los años previos a su muerte, alejado de la actividad académica, siguió escribiendo y varios de sus trabajos de esta etapa fueron publicados póstumamente.

Sir John Richard Hicks murió, en Gloucestershire, el 20 de Mayo de 1989.


1 Hicks, J. R. “Valor y Capital”. 3ª Ed. en español. Página VII. Fondo de Cultura económica (1968).


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