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Aproximación al concepto del Derecho desde la perspectiva triádica: Descripción de su estructura, su dinámica y su finalidad

Sebastiao Batista
 

Segunda Parte - Desarrollo del marco teórico

 

6 Presentación de un cuadro de referencia para la clasificación y ordenación de los factores operacionales del Derecho   

 

Con respecto al pensamiento científico, en general, se suele decir sobre su carácter de objetividad, de racionalidad y de sistematicidad. Para la objetividad, se asigna, en primer lugar, la necesidad de ser, lo más posible, independiente del sujeto que lo piensa, bien como que considere, sin rodeos, los hechos enfocados. Se trata, pues, de tarea extremamente difícil. Sin embargo, se debe entender, por objetividad, la adecuación del pensamiento a la realidad o bien la validez del pensamiento independiente de los intereses y sentimientos del sujeto. Por otra parte, se entiende, por racionalidad, el fundamento o explicación que se da a la realidad por medio de los conceptos, principios y leyes científicas, que, de modo integrado, constituyen las teorías. Con respecto a la sistematicidad, se debe entender como la coordinación de elementos relacionados entre sí, de manera armónica. Científicamente, los conocimientos no pueden estar aislados y sin orden, pero siempre ordenados y interrelacionados, en conjunto. Para que tengan significado, deben guardar relación de orden y jerarquía unos con otros de un dado contexto1.

 

Para conocerse la realidad, se exigen modelos que representen los hechos en el plano de las ideas. Con estos modelos, se descomponen y se recomponen los hechos, en el plano ideal, a través de los conceptos científicos, que los definen de manera clara y precisa, o bien de modo sintético, a través de creencias. Según los modelos que se adopten, se crea un lenguaje propio, cuyos signos y símbolos adquieren un significado determinado, que comunican datos y reflexiones acerca de los hechos, en forma de conclusiones particulares o generales, así como los explican en términos de leyes y principios sobre su funcionamiento o bien sobre su relación con otros hechos de una estructura dada2. En efecto, para conocerse la realidad, se necesita de un modelo o mapa que la represente, es decir, de una estructura que ordene los conceptos jerárquicamente en una taxonomía que la pueda representar.

 

 De hecho, los modelos constituyen una herramienta para comprender y  domar a la naturaleza así como conocer y remodelar la sociedad3. Estos son modelos teóricos, con los que se busca interpretar o representar la realidad. Así, una teoría científica es un modelo de la realidad, que intenta explicarla. Pero, a su vez, las teorías también recurren a modelos, que constituyen una manera de interpretarlas o explicarlas o parte de ellas, acercando lo abstracto a lo concreto, o la teoría a la realidad. Por otro lado, un modelo científico puede ser formal o material. Este último se constituye de una representación concreta de la cosa, y el modelo formal o teórico se constituye de una estructura abstracta que guarda una analogía o semejanza con la realidad de la que es modelo.

 

Un modelo formal, por tanto, funciona como un cuadro de referencia, es decir, un conjunto de conceptos técnicos, un descriptor analítico, un clasificador, un esquema para tratar los hechos y la realidad. De hecho, se trata de un método para representación de la realidad4. Hay cuadros de referencia verbales, no-gráficos, que hacen combinación de ideas por libre asociación o intuición. Sin embargo, recientemente, han aparecido cuadros de referencia gráficos que anuncian las posibles combinaciones de ideas, como un mapa de circulación discursiva y operacional5.

 

Cualquier cuadro de referencia supone un modelo de la realidad o de cómo los elementos de la realidad se cruzan, se chocan, combinan, divergen o se reunifican. Se trata de un requisito de objetividad para que las explicaciones discursivas puedan reducirse a un cuadro de referencia gráfico, y  que éste se constituya como su matriz básica. 

 

La humanidad ha desarrollado varios de estos modelos, descriptores, matrices o cuadros de referencia, ya sean globales, o sean específicos, para así poder interconectar y comunicar diferentes percepciones de la realidad. La mayoría de las personas no advierten la existencia de un cuadro de referencia, pues toman la clasificación de los hechos y de toda la realidad como algo natural. Sin embargo, toda clasificación lleva en cuenta un cuadro de referencia, implícito o explícito, que la justifica y la sostiene6.

 

Afirma Gregori, que para la investigación social, es necesario construir un “modelo”, que posibilite hacer holografías de los fenómenos sociales. El resultado de su propuesta es la construcción de un mapa conceptual “tridimensional” integrador, que interconecta los diferentes conocimientos de las ciencias sociales y humanas, y los reordena: el Hológrafo Social7

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Cuadro de texto:

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 


 

El “reordenamiento” de la realidad social y sus conceptos se puede hacer tomando como eje cualquiera de los elementos que intervienen en dicha realidad, ya sea como componentes de esta o como su representación en el Hológrafo Social, como se ve más adelante.

 

El concepto de reordenamiento hace referencia a la posibilidad de mirar un fenómeno desde diferentes perspectivas o desde diferentes ángulos. En tal sentido, el orden que se cambia no es el interno fáctico (el del hecho en sí) del proceso, sino el de la percepción de dicho proceso por el observador.

 

El Hológrafo Social es el cuadro de referencia de la Cibernética Social8. Se trata de un descriptor, un representador tridimensional y global de los hechos. Mientras otros cuadros de referencia son discursivos, como los de la teoría general de los sistemas y de la cibernética electrónica, el Hológrafo Social es un cuadro de referencia gráfico, que describe y redefine un sistema holístico en su estructura y funcionamiento internos, así como el proceso de entradas y salidas de energía9. Con esto perfecciona el concepto original de sistema10. Es un instrumento que posibilita pasar de la cibernética y de la teoría de sistemas iniciales a la “cibernética social”, brindando a las ciencias sociales un instrumento de trabajo, altamente integrado e interdisciplinario, sin perjudicar la especialidad de ninguna de las ramas del conocimiento.

 

Es un instrumento interdisciplinario e integrador del conocimiento, que como hipótesis, puede describir cualquier sistema y ser utilizado en cualquier área del saber humano. El cuadro se concibe tridimensionalmente, de ahí el concepto de hológrafo.

 

El hológrafo social contiene los siguientes elementos:

 

 

- Un óvalo que representa “la piel”, límites o fronteras del sistema. El óvalo se dibuja mediante puntos continuos significando que los límites de un sistema son “borrosos”: no son nítidos porque el final de uno se superpone o se imbrica con el comienzo del otro, como las escamas del pescado, las plumas de la gallina, las tejas de los tejados, o como las generaciones de padres e hijos. Que la “piel” de un sistema se represente por puntos significa también que nada está enteramente aislado del ambiente, que hay intercambio permanente entre el sistema y el ecosistema en el cual se halla inmerso. No hay sistemas del todo cerrados. El ecosistema se contempla como la integración de la totalidad de los sistemas.

 

- Un detector o filtro de entradas y salidas de energía. El sistema está en un permanente y continuo proceso de análisis de información, búsqueda de alternativas y ejecución de las que interesan a su supervivencia. A esta función de filtro se le denomina Ciclo Cibernético de Feedback (CCF):

Cuadro de texto:

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 


 

- Un arco que indica la posibilidad de realimentación correctiva o que refuerza al mismo sistema en sus diversas etapas.

Cuadro de texto:

 

 

 

 


 

           

 

 

- Dos líneas cruzadas en forma diagonal que son dos triángulos que se tocan por la cúspide y representan ciclos triádicos evolutivos hacia la complejización (neguentropía) o la descomposición (entropía) del mismo sistema. El campo comprendido entre las dos fuerzas (neguentropía y entropía) es un intervalo de energía que marca una tercera posición llamada homeóstasis o intervalo de proporcionalidad. Esta última es un intervalo de variación de energía que permite la continuidad del sistema, ya que este ni se satura, ni se desgasta al extremo de ponerse en riesgo. Todo sistema está en un permanente movimiento de reajuste de sus energías internas y externas dentro de los límites de proporcionalidad. Por esto, se dice, no existe realmente el equilibrio, sino un permanente movimiento entre perder y ganar energía. La pérdida de energía no se contempla siempre como un proceso negativo, como tampoco el hecho de ganarla  se puede considerar algo necesariamente positivo. Todo cambio hacia la neguentropía y hacia la entropía máximas rompe la homeóstasis y consecuentemente amenaza el sistema en su nivel de supervivencia-reproducción y convivencia.

 

 

 

 

 

En el interior del sistema se encuentran:

 

 

- Los catorce subsistemas, que se han representado en columnas una tras otra, y numeradas del uno al catorce; se observa bajo el numeral 13 el sistema jurídico. Tomado como eje de una sociedad, es decir, de un sistema social, que poderia representarse de la siguiente manera:

 

                                              

- Las dinámicas (en la parte de superior, en diagonal) hacen referencia a las esferas de acción que busca cada subsistema, desde lo micro hacia lo macro. La separación en dinámicas progresivas es un artificio teórico porque en realidad todas las órbitas en su dinamismo son simultáneas, secuenciales e interactivas, de tal manera que la acción sobre una de ellas afecta a la red total.

 

Los cuatro factores operacionales o el engranaje propio de cada subsistema que posibilita su operatividad. Están representados horizontalmente en filas y serán tratados a continuación.

 

6.1  Conclusiones

 

El cuadro de referencia presentado es un lenguaje gráfico, que por medio de la clasificación, de la integración y de la ordenación de los factores de una dada realidad, puede representar un modelo conceptual, un modelo de una teoría, de una ciencia o de una concepción del mundo. 

 

El cuadro de referencia clasificatorio-gráfico permite analizar y representar de forma cruzada o sistémica, la diversidad, la amplitud y la complejidad de la realidad social.

 


 

1 López Cano, J. L. Método e hipótesis científicos, Trillas, México 1978, p. 18.

2 Conforme Oliveira, los conceptos de cada campo del conocimiento se estructuran en taxonomías, como ocurre, por ejemplo, en el sistema de clasificación biológico, en el cual cada organismo individual se ubica en una especie, cada especie en un género, cada género en una familia, y así sucesivamente. Sin embargo, proclama que no sólo existen las taxonomías científicas, sino que también existen las no científicas, presentes en los lengujes naturales y en el sentido común. (Oliveira, M. B. Da Ciência  cognitiva à Dialética, São Paulo 1999, Discurso Editorial, p. 126).

3 López Cano, J. L. Método e hipótesis científicos, o. c., p. 23.

4 Según Bunge, un método es un procedimiento regular, explícito y repetible para lograr algo, sea material, sea conceptual (Bunge, M. Epistemología, Barcelona 1980, Ariel, p. 28).

5 Para Heidegger, el método es fundamental para seguir en la búsqueda de la verdad de las cosas. Sin embargo, el modo como se está tras las mismas (métodos), en general, decide de antemano sobre lo que se encuentra de verdadero en ellas. Así, el método es la instancia fundamental a partir de la cual se determina lo que puede llegar a ser objeto y cómo puede llegar a serlo. (Heidegger M. La pregunta por la cosa, Alfa Argentina, Buenos Aires 1975, p. 93).

6 En la reflexión de Greco, la comunicación de asuntos complejos queda muy difícil si no se puede contar con recursos e instrumentos integradores, pues es evidente que no se puede comunicar con éxito la globalidad por medio de la linealidad. Además, en la actualidad, ya no existen problemas simples, unidisciplinares. Actualmente, los problemas suelen ser complejos y ultrapasan los estrictos límites de una área de conocimiento. Por tanto, se necesita de una asociación de lenguajes que permita la interdisciplinaridad. Se necesita, por lo menos, de la asociación de un lenguaje lineal, cumulativo, con un lenguaje holográfico, integrador, que a partir del criterio des elementos de relación - aspectos permanentes o relativamente estables de la realidad a ser comunicada -, y sus relaciones, se construye un modelo integrado, en forma de sistema, que represente la realidad como un todo interrelacionado, sistemáticamente funcional y dotado de mecanismos de intervención cibernética, es decir, dotado de mecanismos de control y equilibrio (Greco, M. Interdisciplinaridade e revolução do Cérebro, São Paulo 1994, Pancast Editora, p. 146, 2ª ed.).

7 Gregori, W. Cibernética Social I, São Paulo 1984, Editora Cortez, p. 78.

8 Retomando los conceptos de la teoría de sistemas, de la cibernética y de la dialéctica, en una perspectiva más humanista y de mudanza social, Gregori propone la trialéctica sistémica o cibernética social. Así, al concepto de sistema, monolítico y conservador, fueron asociados los conceptos de trialéctica, o composición triádica del sistema, y de proporcionalismo, dándoles un dinamismo evolutivo (Gregori, W. Cibernética Social I, São Paulo 1984, Editora Cortez, p. 17-65).

 

9 El concepto de energía, hoy ya relacionado con los fenómenos del cotidiano de las personas,  ha surgido, al principio, de la primera ley de la termodinámica. Se trata de un concepto, en el mundo contemporáneo, asequible a la comprensión de la mayor parte de las personas. Por otro lado, el concepto de entropía surge de la segunda ley de la termodinámica, que a su vez, también, describe fenómenos del cotidiano. Así, se tiene, por ejemplo, que una tasa de café se enfría en virtud de la transferencia del calor para el medio. Sin embargo, el calor no será transferido de un medio más frío para la tasa de café más caliente (Van Wylen, G. J. y Sonntag, R. E. Fundamentos da termodinámica clássica, São Paulo 1993, Ed. Edgard Blücher Ltda., 3ª ed., p. 104).

10 En las definiciones clásicas sobre sistemas, señala Canaris, emergen dos características fundamentales: la ordenación e la unidad. Así, por ejemplo, para Stamler, sistema “es una unidad totalmente ordenada”;  para Stoll, “un conjunto unitario ordenado”; para Coing, una “ordenación de conocimientos según un punto de vista unitario”; etc.  (Canaris, C. W. Pensamento sistemático e conceito de sistema na ciência do direito, Lisboa 1996, Fundação Calouste Gulbenkian, 2ª ed., p. 11-12).


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