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Apéndice I.- Una aproximación etnográfica de tres comunidades de la Costa de Oaxaca

Las mojarras


Ensimismado en sus pensamientos, Julio llega al terreno donde está su vivero, en sus manos lleva una bolsa con masa para darle de comer a sus mojarras. Julio es un hombre entusiasta que los 62 años le gusta iniciar cualquier empresa que le propongan, reconoce que todo programa que llega a Petatengo es una oportunidad que no hay que dejarla pasar. Por ejemplo, las mojarras le fueron donadas por un investigador del CIIDIR Oaxaca. El centro invitó a la comunidad a participar en dos proyectos: mojarras e invernaderos, en este último siembran hortalizas. Los invernaderos son unos cajones de 3 de ancho por 4 de largo y 3 de alto, cubiertas con paredes plástico azules, soportadas por palos.

Julio reconoce que no todos los comuneros quieren participar en los programas; pero él y otros dos comuneros se anotan en todos los programas que llegan y participan de manera muy activa. Existe mucha apatía en el pueblo, la gente es feliz con su forma de vida, se conforman con lo que les da la tierra, muchos de ellos ven infructuoso hacer un esfuerzo más. Además, no se sabe con que intenciones les dan tantos regalos y por qué llega tanta gente a visitarlos, según es con el afán de ver cómo viven, recoger “las cacas” de los animales del campo, preguntar por sus hierbas medicinales y el nombre de sus árboles. La gente no confía del todo, aunque no tratan mal al visitante y algunas veces lo ven con indiferencia.

Julio reflexiona y piensa que el proyecto del investigador,

- Eso de las hortalizas, nos ha ayudado a comer cosas como los betabeles, yo nos los conocía, saben sabrosos; igual que las mojarras. Bueno yo creo que sí, las cuidamos con mucho esmero, es muy probable que podamos vender los “pescados” a la gente de aquí y hasta hacer una especie de restaurante para darle de comer a la gente que nos visite. Así tendremos una entrada que podríamos ahorrar para cualquier cosa, ya sea enfermedad o lo que sea... para ya no volver a sufrir carencias.

El sol señala que son las 9 de la mañana, Julio tiene que terminar de regar las plantas que están en el vivero con una jicara, el agua no es problema para él porque la toma del estanque, además en sus terrenos encontró un aguaje el año pasado que utiliza para regar sus tierras. En sus terrenos tiene árboles de mango que corta para que su familia coma, lo maravilloso de estas tierras es que los mangos nacen solos por donde quiera se puede ver semillas naciendo, son tantas que ya no son tomadas en cuenta. Julio siguió las instrucciones del Ingeniero, el asistente del investigador. Él solo le dijo que construyeran un estanque y que ahí se pusieran las mojarras, tanto hembras como machos. Julio construyó el estanque con el material que le dieron, hizo los cálculos para que el estanque tuviera agua todo el tiempo. Diseñó todo el proceso y lo midió con el flujo del agua, lo contabilizó con un reloj, probó diferentes medidas de tubos hasta que encontró que todo estaba bien, todo un ingeniero civil, sin haber pasado por escuela alguna. Ahora que ha estado observando el proceso de reproducción de las mojarras, se ha dado cuenta que las hembras proliferan más que los “mojarros”. El tamaño de los mojarros es menor que el de las mojarras, por lo que ha decidido sacar todas las hembras y dejar solo dos de ellas, las otras se tostaran y servirán de alimento para los que se queden en el estanque. Al parecer no es problemático hacer el trabajo, pero quitará tiempo estar escogiendo cada mojarra y apartarla. Julio piensa que muchas veces las instrucciones de los que traen programas no son muy adecuadas por lo que hay que estar corrigiendo lo que se está haciendo, es decir, que tanto comuneros como instructores van aprendiendo en el camino.

Él cree que,

- Tal vez, la gente se desespera porque no ve el uso y la razón de dichos programas, además ellos sinceramente creen que eso del peligro del planeta es una historia, aquí tenemos muchos árboles, de muchas clases y tardaremos mucho tiempo en acabárnoslos. Sin embargo, antes de que empezara eso de los “químicos” la tierra nos daba mucho maíz grande y chulo, hoy debido a la flojera por no querer trabajar la tierra con pala y machete se le echa fertilizante. Cada día se muere más, ya no da pa´tantos, somos muchos cada día, tantos que los más jóvenes tienen que irse a buscar trabajo en La Crucecita, lo malo que vienen muy cambiados como ese Rolando que hasta cobijas trae en las patas. Cuando se fue llevaba huaraches como todos nosotros, ahora viene con camisa sin botones, llamadas playeras y zapatos de piel, por eso se pone cobija en las “patas” para que no le lastime el zapato que nunca ha usado.

- El programa de reforestación tuvo algunos problemas como el del CIIDIR, porque el primer año reforestaron cuando ya había pasado el tiempo de aguas, los viveros se empezaron a sembrar el 20 de julio de 1998 e iniciaron la siembra el 21 de septiembre y terminaron el 14 de noviembre, una gran parte de los arbolitos se murieron porque no soportaron el calor de la cuaresma. Se supo que el dinero no fue entregado tiempo por la gente que financia, así que se retrasó el pago de los que se habían inscrito en el programa, menos hubo dinero para comprar bolsas para sembrar la semilla y solo se repartieron pocas ánforas para regar durante la temporada de secas. Esto como que desanimó a la gente y puso en duda la seriedad del programa pero no fue así y siguió, los que nos metimos, tuvimos que armarnos de paciencia y esperar. Para 1999, los viveros se pusieron en marcha el 3 de mayo y la reforestación se inició el 14 de junio y terminó el 31 de julio, ese año fue mejor porque empezamos a reforestar en tiempo de aguas, además habíamos aprendido que no se debían sembrar árboles cerca de otros más grandes, lo hicimos en lugares donde hubieran claros, es decir que no tuvieran sombra. Además, se instalaron los viveros en lugares que no tuvieran pendientes y que fueran bajos para que las lluvias no se los llevaran con la corriente, como pasó en L’Achote.

Julio continúa,

- Se supo que en Xadani la gente se quejaba que el que llevaba el comité de reforestación antes de Aquilino – Lino – daba instrucciones tambaleantes en la mañana que luego cambiaba en la tarde, eso lo hacía porque no quería perder el poder y trataba de darle gusto a todos, por eso en julio del 99 solo tenían sembradas 80 has mientras en Petatengo ya se tenían 700 has. En Xadani la gente siempre ha sido muy conflictiva porque siempre todos sueñan con ser patrones, se manejan regularmente por amenazas y dan credulidad a los chismes, por eso los programas ahí no avanzan mucho, sin embargo, el programa de las artesanías pegó mucho, pero pegó más en L’Achote.