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Capítulo V.- El Centro de Soporte Ecológico y la participación de tres comunidades oaxaqueñas en su propuesta sustentable

La participación de la población local
El Achiote


La ranchería El Achiote, es un pueblo conformado por una red de 14 familias, todos tienen algún parentesco ya sea sanguíneo o político-religioso – compadres y ahijados. El Achiote es una especie de colonia de Xadani, alejada de esta última por medio kilómetro de camino de terracería. Las familias asisten regularmente a las asambleas y a los eventos religiosos que se celebran en Xadani. Así mismo, allá van a abastecerse de los víveres necesarios que no logran obtener en su territorio. Independientemente de asistir a las asambleas comunales, los Achoteros – como ellos mismos se llaman – realizan sus pequeñas asambleas comunitarias donde deciden, tanto qué proyecto es más importante para realizar el año en curso, así como a qué proyecto territorial adherirse o no.

Los habitantes del lugar son sumamente inquisitivos y desconfiados, pero al mismo tiempo la necesidad de obtener medios de consumo y producción los hace ser ingenuos porque tienen la esperanza de remediar el déficit anual de las catorce familias. Éste es aproximadamente de $53,984.00– ver tabla 4 - en el que incurren año con año. Ver esta tabla nos lleva a preguntar ¿cómo logran vivir durante un año? La respuesta está en: la migración hacia los centros urbanos cercanos y la caza de venados o animales como el armadillo. Esta última es realizada cada quince días o cuando se encuentran alguno de estos animales en el campo, cuando van a la siembra de la milpa. Sin embargo, aún con la caza de venados u otros animales del “monte”, el déficit persiste. Es por eso, que la necesidad de obtener más ingresos para subsanar sus necesidades hace que se involucren en actividades que ellos perciben como impulsoras y reconstructoras de su proyecto de vida: PROCAMPO, PROGRESA y las propuestas del Centro de Soporte Ecológico.

Ser una comunidad “familiar” les ha permitido realizar con esfuerzos, sus proyectos a través del “tequio”. Por ejemplo, se dieron la tarea de llevar a sus hogares la energía eléctrica y lograron su objetivo en el año 2000. En ese mismo año construyeron un vado por donde pasa la vertiente de “El Encanto ”. La aportación monetaria la obtuvieron del municipio, la parte que les corresponde –municipalmente hablando- la ahorraron uno o dos años para así tener la cantidad necesaria para solventar la construcción.

La participación de los “Achoteros” en la propuesta del CSE también fue en la reforestación. Participaban desde la recolección de las semillas, su reproducción en viveros, hasta la siembra de plántulas en las áreas ecológicamente afectadas. Sin embargo, el proceso de participación más interesante donde esta comunidad tomó como suyo propio fue en el labrado de “alebrijes ”. Los alebrijes son elaborados colectivamente, cada miembro de las UDCs ha labrado, pulido, curado y pintado un animalito. Los hombres jóvenes son los que regularmente, esculpen la madera con sus instrumentos de trabajo: machete, cuchillo y un tronco de árbol. Esta labor, la realizan después de haber terminado las tareas campesinas, con esmero van dándole forma a un pedazo de rama de Palo Mulato o de otra madera que pueda ser suave. En el proceso artesanal participan los mayores, mujeres y niños. Esto significa que la remuneración económica es distribuida entre todos los integrantes. Sin embargo, si dentro de una UDC no existe la persona que pueda realizar la continuación del trabajo, se le pasa la pieza labrada a otra UDC para que termine el proceso o parte de él. Esto significa que la elaboración de alebrijes está diseminada en toda la comunidad. Es un sistema productivo repartido a través de la red de las unidades domesticas campesinas que conforman la ranchería. Cada familia tiene – hablando ingenierilmente – a cargo una estación de trabajo; pero es importante aclarar que este proceso productivo depende de los tiempos libres del comunero. Es decir, que la terminación del producto depende de los tiempos de descanso de quien la esté trabajando, ya sea hombre, niño, mujer o anciano.

Ser una comunidad directamente ligada a Xadani, no disminuyó el entusiasmo en los trabajos que conlleva la reforestación. Contrariamente los Achoteros definieron espacios en su territorio comunal para la reproducción del venado y de iguanas. Cada familia pensó en contribuir de manera específica para el cuidado de estas especies. La consigna fue permitir su reproducción en tiempo de veda y sólo cazarían un número pequeño para que les sirviera de alimento. La mira de esta actividad era construir un proyecto ecoturístico que les dejara divisas y preservar esas especies en peligro de extinción. Esta comunidad tomó conciencia de la importancia de lo que es su fauna, tal vez se deba a que ellos viven inmersos dentro de la naturaleza. El Achiote no está urbanizado y las casas no colindan una con la otra, sino que los separan árboles frutales o nativos de la región.

Cuando el Centro de Soporte Ecológico obtuvo el financiamiento para introducir como abono el llamado frijol nescafé ; la única comunidad que aceptó sembrarlo entre sus milpas fue El Achiote. De esta manera la comunidad dejó de ponerle fertilizantes químicos al “maizal”, iniciándose un proceso de recuperación de la fertilidad de la tierra. Todas las familias utilizaron el frijol porque se compartieron la semilla. Compartir entre ellos es una actitud que está muy acendrada en sus relaciones y se debe principalmente, porque todos son familia y pocos son los comuneros o comuneras que no tengan en cada casa algún pariente.