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Capítulo II.- Metodología cualitativa: una herramienta para conocer la respuesta de tres comunidades oaxaqueñas.

Una pincelada de las vivencias en el trabajo de campo


El hecho de que el Centro de Soporte Ecológico sugiriera sembrar árboles en las partes del bosque seco donde existían “claros” - hechos por razones de necesidad de la comunidad o por la operación hormiga de los tala montes externos o propios de la localidad – tuvo una reacción de sorpresa, ya que muchos de los arbolitos sembrados no crecerían de manera rápida, sino se tendría que esperar de 5 a 50 años dependiendo de sus características de recreación. El pueblo se burlaba de los campesinos que se enlistaron para la reforestación; al mismo tiempo, la desconfianza cundió entre los comuneros, sus comentarios eran: “la forestación – léase reforestación- es una pérdida de tiempo ya que el monte crece solo y no necesita ayuda de los seres humanos, Dios es quien define qué vive y qué muere, quién se queda y quién se va ”.

El hecho de que este trabajo de investigación tuviera, ante las comunidades, el respaldo de la ONG, hizo creer a los campesinos que pertenecía al proceso de reforestación, por lo que las encuestas y entrevistas tuvieron que irse dando de manera pausada. Se inició un proceso para ir ganando su confianza; en primera instancia se les informó que el trabajo tenía la intención de saber qué es lo que ellos pensaban de la llegada de agentes externos a su territorio y las maneras en las que ellos aceptaban o rechazaban las propuestas. Después se les preguntó, cómo les gustaría que se les “acompañara” en la conformación de una nueva forma de vida, más satisfactoria, más llena de aspectos que a ellos les hicieran la vida más confortable.

La reacción de los campesinos ante la presencia del Centro y de la que estaba realizando esta investigación, fue, al inicio, de una fría amabilidad, con algunas demostraciones de rechazo a través de amenazas veladas. Los argumentos que fundamentaban su desconfianza eran que el Centro buscaba quedarse con las tierras por haber reforestado el lugar; sacar la madera en rollo durante la noche; usar los terrenos para sembrar estupefacientes; pedir dinero al gobierno para quedarse con la mayor parte y entregar sólo limosnas por los trabajos de “forestación”, entre otras cuestiones . A partir de ésto se decidió tener un acercamiento lento, amable, sin forzar la “entrega” de información. Se procedió a acompañarlos a la siembra de sus parcelas, caminar junto a ellos por trechos largos; en esos momentos de largos “paseos” se entablaban conversaciones que versaban sobre su percepción del ambiente natural en el que vivían. Los comuneros hablaban de los comportamientos de los animales y de la flora, comparando esos comportamientos con los seres humanos. La historia de los tres pueblos salía a relucir, historia unida por las diferentes expresiones comunales, sus formas de gobierno y la única religión que hasta hace unos 20 años era la que prevalecía.

Después de un tiempo determinado, de participar en sus celebraciones religiosas, en los actos cívicos que sus escuelas realizaban, de estar presente – sin participar - en los largos debates que se desatan en sus reuniones de asamblea comunal, se decidió incursionar en la realización de entrevistas grabadas. Cada persona entrevistada proporcionó información de una manera amena y agradable. La hospitalidad fue excelente y tuvo una connotación de aceptación absoluta. Una de las muestras de aprobación fue el hacer la observación cuando la cinta de la grabadora se acababa y que era hora de cambiarla o de voltearla. Lo cual para la que esto escribe, le llenaba de sorpresa porque existía siempre la duda sobre sí se estaba transgrediendo la intimidad o no de los campesinos.

Al final de cada entrevista o plática los campesinos mostraban su complacencia entregando frutas que cortaban de los árboles que se encuentran en sus solares. A cambio de tanta amabilidad, se les proporcionaban copias de las fotografías tomadas a sus familias o a ellos mismos. Se pensará que el intercambio no era el justo, pero para ellos, poder tener una foto es algo inusual, por lo que consideraban valioso verse plasmados en un pedazo de papel; asimismo, valoraban mucho que se les entregara una copia de las cintas grabadas, les hacía reír escuchar sus voces reproducidas, el rebuznan de los burros o el canto de los gallos. Definitivamente, disfrutaban mucho sus respuestas y las intervenciones de los que estaban alrededor de la grabadora. Fue tanta la aceptación que los que aún no habían sido entrevistados –especialmente las mujeres– demandaban que se les fuera a preguntar sobre sus vidas, que se les tomara fotos y se les grabara, porque ellas tenían mucho que decir sobre el pueblo. Sin embargo, durante la realización de este trabajo, los comuneros, también, suponían muchas cosas sobre la que los entrevistaba, como que tenía la autoridad suficiente para lograr llevarles el agua hasta sus hogares, la posibilidad de conseguirles un médico de tiempo completo o más responsable, gestionar el financiamiento para la pavimentación de toda la calle hasta la iglesia, tramitar que la entrega de las “becas” de los programas llegara a tiempo y completa, entre otras necesidades. Lo anterior pudiera pensarse que fue una transacción de información por la posibilidad de apoyo ante el cuerpo administrativo de gobierno, sin embargo, siempre se les hizo saber que las posibilidades de gestión ante diferentes instancias eran muy restringidas y lo único que podría ofrecerles eran ideas de cómo hacerse escuchar. Lo que puede decirse de la experiencia es que fue enriquecedora. La intensidad fue tanta que se comprendió que la profesión de Ingeniera Industrial en Producción, que ostenta la que esto escribe, es sólo una herramienta que puede ser utilizada para el diseño de sistemas productivos articulados a la preservación y conservación de las diversidades que coexisten en un territorio o región.

Debido a que la información sobre las comunidades de la Costa es muy escasa , se procedió a hacer uso de la metodología cuantitativa a través de un cuestionario aplicado a los habitantes de la comunidad El Achiote. Este cuestionario tuvo la finalidad de obtener aspectos específicos de una microrregión y así inferir algunas visiones de la vida local de las otras dos comunidades. Es decir, se utilizó de modo magro la metodología cuantitativa dentro de un espacio reducido para conocer algunos aspectos “fotográficos” de la población, como son: número de habitantes por casa, el material utilizado en la construcción de la habitación, número de animales, tipo de alimentos que consumen, entre otras cuestiones.

Conclusiones.-

En este capítulo se establece un enlace entre los conceptos teóricos de la metodología cualitativa y el trabajo de investigación que se realizó en tres comunidades oaxaqueñas. Se hace resaltar la importancia que tienen los métodos cualitativos cuando se trata de conocer la respuesta de los habitantes de comunidades indígenas ante las propuestas de sistemas productivos complementarios. En este sentido las técnicas cualitativas brindan la posibilidad de una mayor profundización de los procesos sociales; es decir, concibe lo que pasa en la sociedad no como externo o previamente dado a los sujetos, sino que se va configurando de manera constante y dependiente entre, con y para los individuos y sus circunstancias. Además, analizan de manera más integra la reacción y transformación que sufren las unidades domésticas campesinas al participar en propuestas de sistemas productivos alternos.