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Costa Rica. La lenta conquista (1502-1580) y la etapa colonial (1580-1821).

 

 

Este texto forma parte de la tesis doctoral

El cambio estructural del sistema socioeconómico
costarricense desde una perspectiva
compleja y evolutiva (1980-1998)

de Antonio Luis Hidalgo Capitán
a cuyo texto completo se puede acceder
desde este enlace

 

 

            Aunque se trata de un hecho no lo suficientemente constatado, suele atribuirse a Cristóbal Colón el descubrimiento e incluso la denominación de Costa Rica en 1502. Lo que sí puede afirmarse es que la conquista tuvo un carácter privado a cargo de Juan de Cavallón, que entre 1560 y 1561 recorrió el Valle Central, accediendo a él desde el Pacífico tras los anteriores fracasos de otros conquistadores desde el Caribe.

            La conquista y sometimiento definitivo de los pueblos indígenas del Valle Central fueron lentos y las sublevaciones de dichos pueblos frecuentes. No fue hasta los primeros años de la década de 1580, bajo la gobernación interina de Alonso Anguciana de Gamboa, cuando el territorio de la actual Costa Rica quedó bajo el control de la Corona española. Dicho gobernador impulsó la colonización española y el desarrollo de actividades agrícolas y ganaderas (Fonseca, 1996, pp. 72-75).

            La ausencia de metales preciosos contribuyó a que tanto la conquista como la colonización fueran lentas y tardías y, a pesar de su nombre, la Costa Rica colonial se caracterizó por una economía de subsistencia, una destacada pobreza y un singular abandono por parte de la Corona española (Guillén, 1988, pp. 6-27).

            El desarrollo urbano fue muy escaso y sólo destacaron cuatro núcleos poblacionales en el Valle Central, Cartago (la capital colonial), Villa Vieja (actual Heredia), Villa Nueva (actual San José) y Villa Hermosa (actual Alajuela). El territorio se encontraba aislado y desarticulado, sin que el Estado colonial presentara ningún interés por remediar esta situación, al carecer Costa Rica de productos interesantes para la exportación.

            La preeminencia del paisaje rural se debió a la parcelación de la tierra en forma de pequeñas propiedades denominadas chacras, que se constituyeron en la unidad económica y social dominante, con una producción de subsistencia familiar (maíz, trigo, plátano, caña, frutales...) y sin trabajo asalariado; la propiedad de la tierra en el Valle Central estaba bastante repartida gracias a las chacras, que eran cultivadas por los propios propietarios. Junto con la chacra coexistieron la hacienda, en el Pacífico Norte, y la plantación, en el Caribe, la primera dedicada a actividades ganaderas (vacuno y caballar) y la segunda de carácter agrícola (cacao y tabaco) y basada en el trabajo de negros e indios en forma de esclavitud y de encomienda (Vega Carballo, 1986 [1983], pp. 15-47).

            El crecimiento económico de esta etapa venía vinculado al aumento de población que ponía en explotación nuevas tierras. El excedente económico generado era muy exiguo y, salvo la apropiación que realizaba el Estado colonial en forma de tributos, el resto, cuando existía, quedaba en manos de los productores. La distribución del escaso ingreso era bastante equitativa aunque el nivel de vida general sólo daba para cubrir las necesidades básicas (Vega Carballo, 1986 [1983], pp. 15-47).

            Prácticamente no existían actividades de intermediación comercial, financiera o de transportes, salvo las relacionadas en algunos momentos con el suministro de víveres a Panamá. Los escasos excedentes, las malas comunicaciones, la política de la Corona y los fracasados intentos por configurar una economía agro-exportadora basada en el tabaco y en el cacao, fueron las causas del escaso comercio, destacando tan sólo la costa caribeña, donde Matina se convirtió en un centro de contrabando.

            Las funciones del Estado colonial estaban limitadas a las necesarias para organización social (administración de justicia, dirección política, representación exterior, obras públicas, actividades religiosas...), pero que en la mayoría de los casos fueron desatendidas.

            Por lo que se refiere a la estructura social, la escasez de población, la extensión de la chacra, la desaparición de la población indígena y el creciente mestizaje generó una escasa estratificación social; aquélla era bastante simple, frente a la clase dirigente vinculada a la administración colonial se encontraba la inmensa mayoría de la población compuesta por campesinos-propietarios pobres.