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Estructura y sistema.

 

 

Este texto forma parte de la tesis doctoral

El cambio estructural del sistema socioeconómico
costarricense desde una perspectiva
compleja y evolutiva (1980-1998)

de Antonio Luis Hidalgo Capitán
a cuyo texto completo se puede acceder
desde este enlace

 

            La segunda aclaración conceptual que conviene hacer es la distinción entre sistema y estructura. En lugar de presentar aquí una relación de definiciones de estructura y de sistema en relación con lo económico (o socioeconómico), de las que ya han dado cuenta otros muchos investigadores (Berzosa, 1995, pp. 34-40; Asensio, 1998, pp. 38-48) creemos conveniente precisar a que nos referimos cuando empleamos en esta investigación dichos conceptos.

            En primer lugar, consideramos con Bertalanffy (1992 [1975], p. 152) que el sistema socioeconómico es un sistema real, es decir, estaría en el objeto, aunque al mismo tiempo puede elaborarse un sistema conceptual abstracto que se corresponda con esa realidad. Nosotros nos referimos en este trabajo al sistema socioeconómico conceptual, como el modelo por medio del cual describimos e interpretamos, para luego poder explicar, el sistema socioeconómico real. Dicho sistema socioeconómico conceptual no será único, ya que el indeterminismo objetivo y subjetivo nos impiden llegar a un modelo interpretativo objetivo; al ser el sujeto el que define el sistema éste será subjetivo, por ello, ante la imposibilidad de un análisis objetivo, lo que procede es aceptar la subjetividad del mismo haciendo explícitas las perspectivas ideológicas, los supuestos, los juicios de valor y cuantos elementos subjetivos puedan influir en el análisis (Alburquerque, 1981, pp. 45-57; siguiendo a Schumpeter, Longo, Sunkel y Paz). La subjetividad no es patrimonio del análisis estructural o sistémico, ya que todo análisis económico basado en la modelización de la realidad es subjetivo; sólo el empirismo económico podría considerarse objetivo, pero incluso para ello deberíamos ignorar la noción de universo participativo, la cual es uno de los puntos de partida de la economía de complejidad cuyos postulados esenciales compartimos.

            En segundo lugar, para acometer el estudio del sistema socioeconómico podemos adoptar una perspectiva fisiológica o anatómica (Hicks y Hart, 1958 [1950], pp. 251-252). En el primer caso, nos ocuparíamos del funcionamiento del sistema socioeconómico, de los flujos de entrada y salida, de las reacciones del sistema ante cambios en el entorno... En el segundo caso, la perspectiva anatómica nos lleva a ocuparnos de la estructura socioeconómica, de sus elementos y sus relaciones. Sin embargo, la importancia del estudio anatómico reside en que sin él no puede acometerse con éxito el estudio fisiológico; por tanto, si queremos conocer el funcionamiento del sistema socioeconómico debemos primero conocer la estructura socioeconómica.

            En tercer lugar, el concepto de estructura socioeconómica nacional puede identificarse, siguiendo a Sampedro y Martínez (1975, [1969], pp. 265-272), con el de sistema socioeconómico nacional. Para algunos autores, en especial los estructuralistas franceses, el sistema está compuesto por diversas estructuras; sin embargo, esta fragmentación es subjetiva y sólo obedece a necesidades del estudio o de la exposición, ya que en el sistema real no existen divisiones objetivas. El sistema socioeconómico es también una estructura, la más amplia y envolvente que utilizamos en nuestro trabajo, pero además es una estructura con una característica especial, ya que dispone de la autonomía suficiente para autoorganizarse hasta en los aspectos más fundamentales; el sistema socioeconómico nacional es la estructura de la unidad macroeconómica con plena capacidad de autodecisión. Las estructuras parciales no poseen esta capacidad de autoorganizarse, por lo que no constituyen un sistema; tampoco serían, por tanto, sistemas socioeconómicos, en sentido estricto, los sistemas que pueden identificarse por debajo o por encima del nivel nacional (una comunidad autónoma o el sistema mundial), podríamos hablar de estructura, pero al no tener capacidad de autoorganización no serían sistemas. Toda estructura ha de poseer tres características fundamentales, la totalidad, la permanencia y la interdependencia, pero si además posee otras dos características, la transformación y la autorregulación, dicha estructura es además un sistema; las tres notas definitorias que Piaget (1971 [1968]) sugiere para toda definición de estructura (totalidad, transformación y autorregulación) nos llevarían a no considerar como estructura todo aquello que no sea un sistema. En nuestro caso, el concepto de estructura socioeconómica nacional será equivalente al de sistema socioeconómico nacional.

            Con estas apreciaciones estamos enmarcando este trabajo dentro del estructuralismo formal, ya que aceptamos, con Lévi-Strauss, que sólo podemos llegar al conocimiento de la realidad a través de un conjunto de elementos que la configuran y que no pueden ser contemplados en una visión directa de la misma. Consideramos que las relaciones que se dan en el sistema socioeconómico son la materia prima empleada para la construcción de los modelos que ponen de manifiesto la estructura socioeconómica; por ello, no se podría reducir ésta al conjunto de relaciones observables en un sistema socioeconómico dado (Fernández Díaz et al., 1993 [1989], p. 80).

            Las definiciones de Sampedro y Martínez (1975 [1969], p. 29 y 271), sobre estructura y sistema económico nos sirven de base para nuestro estudio. La estructura puede definirse como “un conjunto de elementos y relaciones que caracterizan, con cierto grado de permanencia, una determinada realidad”, mientras que el sistema económico sería “el conjunto de relaciones estructurales básicas, técnicas e institucionales, que caracterizan la organización económica total de una sociedad y determina el sentido general de sus decisiones fundamentales, así como los cauces predominantes de su actividad”. Esta definición incorpora los conceptos de totalidad, permanencia, interdependencia, transformación y autorregulación.

            No obstante, la misma puede ser completada con la definición de sistema del Grupo de Ciencias de Sistemas y Cibernética del IEEE (Asensio, 1998, p. 44), que identifica éste con “una colección de unidades funcionales interactivas, integradas en un ambiente, para conseguir un objetivo común mediante la manipulación de materiales, energía, información y vida”; este concepto aporta las nociones de entorno y de finalidad.

            El concepto de sistema socioeconómico nacional que vamos a utilizar en este estudio tiene así una serie de características:

a)         Está referido a una totalidad, una nación.

b)         Se basa en las relaciones de interdependencia entre los elementos de dicha totalidad.

c)         Atiende a los elementos y relaciones permanentes durante un periodo de tiempo determinado.

d)         Asume la transformación de los elementos y las relaciones citadas para periodos de tiempo mayores.

e)         Implica que tanto la transformación como el funcionamiento de dicha totalidad son reguladas por ella misma.

f)          Incluye la existencia de una finalidad en la autoorganización de la totalidad.

g)         Acepta la existencia de un entorno de dicha globalidad, con el que mantiene relaciones.

h)         Se centra esencialmente en los aspectos económicos y sociales de la globalidad, aunque sin descuidar los políticos y los culturales.

            A partir de aquí podemos acometer la tarea de explicar el funcionamiento y, lo que es más importante, la evolución de un sistema socioeconómico nacional.