3.2.3. A MODO DE CONCLUSIÓN.

Tal y como hemos indicado anteriormente, el objetivo de este apartado es dar una visión general del análisis realizado y destacar los temas que nos han parecido más interesante para el desarrollo de esta investigación. En ese sentido, se ha considerado necesario hacer referencia al primer Discurso de investidura de un candidato a Presidente del Gobierno del PP, el cual tuvo lugar el 3 de mayo de 1996, como consecuencia del triunfo del citado partido en las elecciones celebradas el tres de marzo de ese año. En ese momento, por vez primera desde 1982, un partido que no era el socialista ganaba las elecciones generales. De ahí, que el candidato propuesto por el Rey, siguiendo lo establecido en el artículo 99 de la Constitución y tras la consulta con los representantes designados por los grupos políticos con representación parlamentaria, no era como en las anteriores cuatro legislaturas, Felipe González, sino José Mª Aznar913. Con ello se habría una nueva etapa en la vida política española, así como en la de Felipe González914. Por vez primera en catorce años se sentaba en los sillones reservados a la oposición y se abría en ese momento un proceso que llevaría en última instancia, tal y como se ha referido en el capítulo 3 de la investigación, a su dimisión como Secretario General del PSOE. Y, de ese modo, indirectamente, a rechazar el presentarse por el partido socialista como candidato para ocupar el cargo de Presidente del Gobierno en las siguientes elecciones.

José Mª Aznar comenzó su exposición argumentando que los españoles hemos sabido conjugar la existencia de políticas diversas, consecuencias del pluralismo político, con el mantenimiento de unos acuerdos permanentes sobre cuestiones que fundamentan nuestra convivencia y definen nuestra presencia en el mundo. La alternancia en el Gobierno no tiene por qué afectar a esos consensos básicos que se refieren a nuestra política exterior; a nuestra posición en Europa; a la política de defensa915. Si recibo la confianza de la Cámara, el Gobierno continuará la política exterior de nuestra democracia iniciada en los primeros gobiernos centristas. En los últimos 20 años España se ha integrado de pleno derecho en las grandes estructuras occidentales. Ha logrado así mayor presencia internacional, cobertura a su seguridad y ampliación de sus mercados916. Establece que su principal reto es Europa, en donde se defenderá al Mediterráneo y a Iberoamérica como objetivos de vital importancia en la proyección exterior de la Unión Europea.

Con relación a Iberoamérica comenta que ésta constituye una referencia prioritaria en la proyección exterior de España. El proceso de transición a la democracia llevada a cabo por la gran mayoría de las naciones iberoamericanas a lo largo de los años 80 significa una ilusionante apuesta civil por la libertad, por el desarrollo económico y por la integración del subcontinente. España debe comprometer, por ello, una decidida acción al servicio de la democracia hoy todavía frágil en algunos de sus países para dotarla de estabilidad917. España desarrollará una política de solidaridad con los pueblos y países iberoamericanos, instrumentada, en especial, a través de la cooperación económica y cultural.

Impulsaremos la participación creciente de la UE en esta área y estimularemos los trabajos de la Comunidad Iberoamericana de Naciones con programas concretos. El gobierno estimulará esos trabajos, con el fin de que adquieran rigor y compromiso, para que tengan una efectiva proyección en las sociedades de los respectivos países.

A ello, González, en su primera intervención como portavoz del Grupo Parlamentario Socialista, afirmó que no tenía nada que objetar a las propuestas que había hecho el candidato popular por la mañana sobre política exterior, puesto que esa política es la que venimos practicando y es verdad que venimos haciendo en los últimos años un esfuerzo de consenso que debe continuar918. Sólo menciona a manera de ejemplo las Cumbre Iberoamericanas, pero no hay referencia a otros temas en ninguna de las diferentes réplicas.

¿Qué conclusiones podemos extraer de todo lo anterior?. En relación con los temas que han formado parte de la agenda del candidato en sus diferentes exposiciones, así como en las réplicas de las diferentes fuerzas políticas, existen algunos aspectos que no han dejado de aparecer desde 1979, tales como la integración en la Comunidad Económica Europa con las consecuencias que eso conllevaría; o el de la OTAN, excepto en el de 1993, donde se sustituye por la presencia española de tropas en la ex-Yugoslavia. Es paradójico este aspecto, por cuanto, no se menciona a pesar de la importancia de las mismas, la O.M.P españolas en Nicaragua y en El Salvador. Operaciones conocidas como ONUSAL y ONUCA, las cuales serán analizadas en el siguiente capítulo y que apenas tuvieron repercusión en la opinión pública, a pesar de su trascendencia. También es un tema reiterativo el de la presencia y los acuerdos con EE.UU y el de las relaciones con el Magreb o Gibraltar, entre otros. Pero con referencia a nuestro objeto de estudio, éste se convierte en un tema secundario en las presentaciones de los tres candidatos analizados, siempre y cuando nos refiramos a Iberoamérica, claro está, y, no tanto, al caso particular de Centroamérica. Puesto que entonces, en muchos momentos, ni siquiera se menciona.

Veamos este tema un poco más despacio.

En el caso de los dos discursos de la primera legislatura, la nota característica es la inexistencia de referencias a Centroamérica como región o a Nicaragua y El Salvador como país, y eso, que como se ha mencionado, tienen lugar en el momento en el cual estallan los conflictos en esas zonas. Mientras, González, sólo lo incluiría en el de 1986, por tanto, lo obvia en el 82. En el 86, no lo hará de manera directa, sino al referir el papel de Contadora, sin más explicación. En ese mismo año, hay que destacar la intervención del portavoz del PNV, el cual denuncia las agresiones a Nicaragua y la nula mención del candidato a ese tema en su discurso. Denuncia que no recibe contestación por parte del futuro Presidente del Gobierno. Tres años después, en la III Legislatura, Felipe González volverá a obviarlo, a excepción del momento en el cual el Sr. Aznar le recrimina la diferencia de trato de la dictadura nicaragüense, como la califica, de la de otros países. Pero la respuesta es apenas una simple mención a lo dicho anteriormente.

Iberoamérica seguirá apareciendo en el discurso de 1993, así como Nicaragua y El Salvador, pero en relación con las operaciones que militares españoles están realizando en la zona y siempre en el momento de exponer la defensa de la democracia, de los derechos humanos y de la búsqueda de la paz a nivel internacional. Por tanto, a diferencia de los documentos anteriores, donde el tema tiene un lugar destacado en los mismos, en estos debates, se puede concluir que el candidato no los consideraba importantes de cara a pedir la confianza parlamentaria o a exponer su programa de gobierno. Lo cual, es llamativo, si consideramos que estos se deberían basar, al menos teóricamente, en los anteriores. No queremos decir con ello que tuvieran que ser miméticos, pero sí al menos guardar una cierta similitud. Y, sobre todo, por la implicación directa del Presidente en estos. El resto de los partidos políticos, excepto algún caso ya mencionado, tampoco lo considera de trascendencia como para referirse a ellos.

Por otra parte, en relación con las otras fuerzas políticas, existen algunas, como se ha expuesto a lo largo de la investigación, que nunca hacen referencia a la política exterior española. Siendo interesante, el dato de que los partidos nacionalistas, especialmente aquellos que se integran en el Grupo Mixto, tienden a olvidar la argumentación o los interrogantes al candidato a Presidente del Gobierno sobre esta política pública. Los mismos suelen centrar sus intervenciones sobre temas que afecten directamente a sus Comunidades Autónomas o a la política interior.

En cuanto al lugar que ocupan dentro de estos discursos, es un tema, el de la política exterior, constante en todos ellos, pero excepto en el discurso que realizó Adolfo Suárez en 1979, donde aparece mencionada al comienzo del mismo, en los demás casos siempre aparece en último lugar. Y ocupando las intervenciones mucho menos tiempo que aquellos aspectos que afectan de manera más directa a los intereses domésticos, tales como pueden ser el problema de ETA, la política económica o la articulación territorial del Estado, por citar algunos. Por supuesto, si lo que analizamos es concretamente Iberoamérica o Centroamérica, su lugar en ínfimo dentro del espacio dedicado a la política exterior y suele estar cargado de exposiciones retóricas. Además, de incurrir, en muchos casos, en confusiones en cuanto a los términos utilizados. Lo cual, tal y como expusimos, también ocurría con los Programas Electorales y con las Resoluciones de los Congresos del PSOE.

Es el momento de analizar el último de los documentos objeto de este apartado de la investigación: los Debates sobre el Estado de la Nación. Concluiremos con ello, el capítulo que buscaba incidir en qué es lo que se decía que se iba a hacer o de qué modo, para entrar en qué se hizo.