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Influencia de la legislación en la información medioambiental suministrada por las empresas

Enrique Rafael Blanco Richart

 

EL DIVORCIO ENTRE EL MUNDO FÍSICO Y EL ECONÓMICO

Tendencias actuales

ü                El Desarrollo Sostenible:

 

En 1987 se publica el Informe Brundtland, titulado “Nuestro futuro común” de la Comisión Mundial del Medio ambiente y Desarrollo; que supone un giro radical respecto al anterior. En ambos existe preocupación por las relaciones de la actividad económica con el medio ambiente, pero en el primero se logra mediante la limitación del crecimiento económico y en el segundo, que propugna un Desarrollo sostenible, insiste en la calidad del mismo porque una expansión en la producción que deteriore la base natural en la que se sustenta no podrá ser sostenible[1]. Esto mismo era la pretensión de los fisiócratas, para ellos suponía acrecentar la producción de “riquezas renacientes” (no renovables) sin deteriorar los “bienes fondo”, lo que dio lugar a su noción de producto neto o renta. Es decir no es posible el progreso material sin un progreso medioambiental paralelo.

El informe afirmaba los siguientes objetivos en la consecución del Desarrollo Sostenible[2]:

·                     Revitalizar el crecimiento.

·                     Cambiar la calidad del crecimiento.

·                     Satisfacer las necesidades esenciales de trabajo, alimentación, agua, energía e higiene.

·                     Asegurar un nivel de población sostenible.

·                     Conservar y acrecentar la base de recursos.

·                     Reorientar la tecnología y controlar los riesgos.

·                     Tener en cuenta el medio natural y la economía en la toma de decisiones.

 

Un ejemplo del concepto sostenible, sería que cualquier actividad que queme un combustible fósil debe financiar, al menos, la plantación de un bosque o cultivo que garantice, sobre bases renovables, la producción de una energía equivalente y la reposición del oxígeno consumido o eliminación del carbónico emitido en la combustión. Pero el crecimiento se ha hecho, al contrario del ejemplo expuesto, erosionando los bienes fondo, por lo que las alternativas al problema no son tanto elegir entre un crecimiento sostenible y otro que no lo es, como en decidir la reconversión de las actividades económicas para hacerlas compatibles con la conservación de los recursos naturales y del medio ambiente.

Dentro de esta concepción del desarrollo sostenible, podemos extraer las siguientes características[3]:

a.-               Visión de las actividades en el largo plazo. El concepto de desarrollo sostenible requiere encuadrar el estudio de cualquier actividad en el largo plazo ya que requiere analizar los efectos sobre las generaciones futuras.

b.-              Justicia intergeneracional. Esta nueva visión de la realidad incorpora en el análisis de las actividades razones de equidad con las generaciones futuras.

c.-               Visión de las actividades a nivel global. El hecho de estudiar la realidad natural como un sistema cerrado en el que se encuadran como sistemas abiertos el resto de los subsistemas, entre ellos el económico, implica el examen de los efectos de cualquier actividad bajo una perspectiva global (mundial).

d.-              Justicia intrageneracional. La idea de globalidad de los efectos de cualquier actividad realizada en cualquier punto del planeta, plantea la necesidad de una equidad intrageneracional, es decir la búsqueda de una mejora social que lleve a la satisfacción de las necesidades de todos los habitantes del planeta.

e.-               Redistribución de la riqueza versus crecimiento económico. El crecimiento económico hay que matizar que no ha de ser un crecimiento cuantitativo en un mundo finito, sino que hay que partir de la realidad de que el medio ambiente es un capital que se agota y que no podrá ser reemplazado. Por lo tanto el desarrollo sostenible es un desarrollo en términos de mejora de calidad de vida y de reedistribución de la riqueza, sin que ello implique necesariamente un aumento de los recursos consumidos.

 

Para lograr este tipo de objetivos hay que realizar una reconversión mental e institucional, estableciendo nuevos criterios e instrumentos desde los que orientar la gestión económica hacia una mayor estabilidad ecológica y relegando a un segundo plano el objetivo de crecimiento indiscriminado que hace abstracción de la naturaleza.

También es importante destacar que la ignorancia sobre el mundo físico y su deterioro se ha debido al distinto enfoque que existe entre el mundo microeconómico y el macroeconómico. Una empresa privada a través de su contabilidad evita el deterioro patrimonial asegurando que la venta de sus productos le permita amortizar por su valor de reposición los bienes fondo adquiridos. Sí éstos no son reproducibles y ha creado los fondos necesarios de amortización podrá liquidarlos y trasladar su actividad a otros recursos sin quebranto del valor monetario de su patrimonio, pero en el mundo de la naturaleza la noción de amortización pierde su sentido y así para intentar evitar los procesos de degradación patrimonial, el destino de los bienes fondo a registrar debe apuntar hacía su conservación y mejora y no hacía su consumo.

El registro patrimonial de objetos no producibles lleva a invalidar la idea de que el consumo (degradación y anulación de su valor de cambio) sea el único destino que deba ofrecerse a los objetos económicos. Hoy por hoy el problema está en que la economía no aporta el aparato contable necesario para registrar a escala agregada la evolución de los bienes fondo y de todos los “stocks” de riquezas disponibles, ni tampoco aporta el aparato teórico para incluir su conservación, mejora o reciclaje entre los objetivos económicos corrientes.

Suplir estas carencias sería el primer paso para hacer sostenible el sistema ya que el hecho de que la mayor parte de la humanidad pretenda copiar el modelo de vida del mundo industrial nos conduce a un patrón de vida insostenible e inaplicable.

La desconexión del mundo físico y el económico hace que se abracen dos ideas[4]:

·                     La idea del optimismo tecnológico que afirma que ante la contaminación y el agotamiento de los recursos “ya inventaremos algo” cuando llegue el momento.

·                     La visión pesimista que profetiza la catástrofe.

 

Pero lo primero que hay que reconocer es que en un mundo limitado no puede darse el ilimitado crecimiento, o crecimiento exponencial, como hasta la fecha han creído los economistas, hace falta un cambio en la orientación política del uso de los recursos. No puede darse un desarrollo sostenido si se excede la capacidad de sustentación[5], por lo tanto la cuestión medioambiental es eminentemente política aunque poseamos instrumentos científicos para su corrección y gestión. La conmensurabilidad económica no existe separada de una distribución social de valores morales, la economía del medio ambiente está imbricada con la política.

Pero la visión de estos problemas es muy distinta en los dos tipos de sociedad antagónicas que existen: La desarrollada y la subdesarrollada, lo que supone aceptar dos tipos de solidaridad: Una solidaridad espacial, del primer mundo con el tercer mundo y una solidaridad temporal, entre las generaciones, la actual y la futura.

Basándonos en lo dicho hasta ahora, los criterios operativos para el desarrollo sostenible serían[6]:

a)                 Principio de irreversibilidad cero. Reducir las intervenciones acumulativas y los daños irreversibles a cero (por ejemplo eliminar la industria nuclear que origina desechos radioactivos ineliminables).

b)                Principio de la recolección sostenible. Las tasas de recolección de los recursos renovables deben ser iguales a las tasas de regeneración de estos recursos (Explotación de madera con políticas de repoblación, la pesca con paradas biológicas, etc.).

c)                 Principio del vaciado sostenible. Es cuasi/sostenible la explotación de recursos naturales no renovables cuando su tasa de vaciado sea igual a la tasa de creación de sustitutivos renovables (por ejemplo por cada tonelada de petróleo habría que plantar árboles para la extracción de alcohol equivalente a esa tonelada).

d)                Principio de emisión sostenible. Las tasa de emisión de residuos deben ser igual a la capacidad natural de asimilación de los ecosistemas a los que se emiten esos residuos. (Emisión cero de residuos no biodegradables).

e)                 Principio de selección sostenible de tecnologías. Se han de favorecer las tecnologías que aumenten la productividad de los recursos, el volumen de valor extraído por unidad de recurso, frente a las tecnologías que incrementen la cantidad extraída de recursos, es decir eficiencia frente a crecimiento (por ejemplo bombillas más eficientes frente a más centrales).

f)                   Principio de precaución. Ante la magnitud de los riesgos a que nos enfrentamos se impone una actitud de anticipación que identifique y descarte de entrada las vías que podrían llevar a desenlaces catastróficos, aun cuando la probabilidad de éstos parezca pequeña y las vías alternativas más difíciles u onerosas.

 

Frente a este posicionamiento del Desarrollo Sostenible nos encontramos en la actualidad con otros diferentes ante el problema medioambiental


 


[1] Herce, José A.  (1992). “Economía y medio ambiente: Crecimiento sostenible”. Revista de Economía, nº 14. Pag. 25.

[2] Llena Macarulla, Fernando. (2001) “Los posicionamientos actuales en la interrelación economía / medio ambiente”. http://www.5campus.com/leccion/medio12.

 

[3] Carrasco Fenech, Francisco - Larrinaga González, Carlos. (1996) El poder constitutivo de la contabilidad: Consideraciones sobre la cuestión medioambiental. Incluido en Ensayos sobre Contabilidad y Economía (Homenaje a Sáez Torrecillas). Tomo II, Contabilidad Financiera. I.C.A.C. Madrid. Pag 74.

[4] Naredo, J. Manuel – Parra, F.  (Comp.) (1993). Hacía una ciencia de los recursos naturales. Ed. Siglo XXI. J. M. Naredo. Desde el sistema económico a la economía de los sistemas. Pag. 2-5.

[5] Naredo, J. M. – Parra, F.  (1993). Op. Cit. J. Martínez Alier. Valoración económica y valoración ecológica. Pag. 48. En ecología la capacidad de sustentación se refiere a la máxima población de una especie que puede mantenerse indefinidamente en un territorio sin provocar una degradación en la base de recursos que pueda hacer disminuir la población en el futuro.

[6] Arroyo Cuesta, Manuel – Vega Fernádez-Regadillo, José Mª de la. (1999). Economía. Akal Ediciones. Pag. 279. Tomado de Hernan E. Daly


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