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Análisis crítico de la estructura organizacional en las OFCC

Álvaro Sánchez Cabrera

 

2.2 De las organizaciones sociales con finalidades económicas-financieras a las organizaciones económicas-financieras con finalidades sociales.

El proceso de tergiversación de los objetivos y fines en estos 20 años fortaleció la construcción de un cambio organizacional. Dicho cambio transformó en las estructuras organizacionales de las OFCC sin excepción la lógica de su finalidad estratégica. Es decir, hubo una tendencia primero a trabajar el crecimiento y desarrollo organizacional con énfasis en el desarrollo, utilizando la organizaciones como instrumentos sociales con finalidades económicas. Posteriormente la tendencia se fue revirtiendo en la medida que los crecimientos y desarrollos organizacionales enfatizaron el crecimiento, utilizando las organizaciones como instrumentos económicos con finalidades sociales.

La primera tendencia venía desde la década de los años 60s y fue impulsada, entre otros, por sectores sociales de orientación política clasista en la que encontramos sectores sindicales y de la iglesia progresista. Por sus formas radicales de confrontación con el Estado fueron poco a poco aisladas por los gobierno de turno, y poco beneficiadas de las bondades estatales o programas internacionales (especialmente de los EEUU). La segunda tendencia se empieza a mostrar a partir de mediados de la década de los 80s, pero empezó su carrera ascendente como concepción organizacional a principios de los 90s. La búsqueda de la especialización ha sido su punto fuerte. Esta lógica en las OFCC profundizó el enfoque netamente financiero.

Las OFCC como organizaciones son unidades sociales que se interesan en alcanzar objetivos específicos. Sus razones de ser incluyen servir (como instrumento) a la consecución de esos objetivos. La creación de los mismos correspondió a lo que en un futuro querían sus lideres que fueran estas organizaciones. El consenso general, impulsado por los mismos bancos cooperativos y sus asociaciones gremiales, fue en concebir a las OFCC como entes que deberían en sus procesos de crecimiento y desarrollo organizacional estar a la par con sus contrapartes en el SFTC. Esto sobre la base de una estructura externa de modelo atomizado/competitivo229 que reforzaría falencias que en otrora eran vacíos: capitalización y consecución de recursos financieros; innovaciones tecnológicas; y niveles excelentes de administración moderna.

Sobre estos tres últimos elementos se fueron puntualizando los objetivos y fines organizacionales y el re-adecuamiento de la estructura organizacional, en su recorrido en los 20 años que corresponden a esta investigación. Estos nuevos objetivos y fines organizacionales tendrían significación de específicos o tácticos más que objetivos generales o estratégicos. La razón obedecía porque el cumplimiento de estos, era el pre-requisito para empezar a cumplir con la razón de ser de estas organizaciones. El tiempo y la misma dinámica organizacional demostraron que los postulados como objetivos y fines específicos/tácticos se convirtieron en generales y estratégicos. Y estos últimos simplemente se referenciaron o formalizaron en algunas organizaciones de nuestra muestra230 en los documentos elaborados a partir de los procesos de planeaciones estratégicas (visión; misión; y propósito estratégico). Sin duda el enfoque de organización que coadyuvo a ello fue la consideración de las OFCC como instrumentos económicos con finalidades sociales.

En una concepción de organización social con fines económicos-financieros se anteponía de fondo en los objetivos y fines una idea de espíritu cooperativo. Idea que se extiende a las transformaciones de la estructura organizacional. El espíritu cooperativo “se traduce así mismo en un profundo respeto a la dignidad personal, así como en la disposición a trascender la simple consecución de uno o varios objetivos socioeconómicos inmediatos, para tender al mejoramiento de la calidad humana de los asociados (...) el espíritu cooperativo evidencia la disposición de los cooperativistas a conciliar sus propios intereses con los intereses de la comunidad, procurando el bienestar de toda la población y excluyendo en particular, las maniobras especulativas, monopólicas o cualesquiera otras que atenten contra el interés general”.

Este enfoque propugnaba en su accionar el afianzarse en las regiones o comunidades con un vínculo cooperativo fuerte. Los fines y objetivos estratégicos recogían como quehacer cotidiano el carácter social de estas organizaciones cooperativas. Sobre esta base se intentó, al menos en los primeros años de los 80s, reorientar la estructura organizacional. El rol o pauta de conducta de las personas que ocupaban cargos de responsabilidad (consejos de administración y gerencias) sobresalía como tendencia por su vocación social. Aunque es un periodo caracterizado, en palabras de Francisco Eutimio Medina gerente general de DONMATIAS, por estilos gerenciales de bajo perfil y un pragmático manejo de las gerencias (t.e.50). Las condiciones organizacionales de las OFCC y del entorno de ese momento favorecían las posibilidades sociales que la filosofía cooperativa podía entregar. Son muestra de esas personas Luís Triana (COOMULTRASAN); Julio Edgar Concha (SOLIDARIOS); Héctor Daniel Useche (AVANCEMOS); Dario Benitez (COOPCENTRAL), Luis Alfonso Perdomo (CUPOCREDITO) o Uriel Estrada Calderón (COOMEVA).

En este sentido va el comentario de un conocedor del tema:“... debe entenderse el cooperativismo como una organización social con objetivos económicos, lo que significa evaluar y promover una acción cooperativa que, hacia el interior del organismo social en el que se promueve logre una verdadera praxis de los principios de filosofía social que propugna, y con base en los cuales se lograría una cohesión del grupo social, lo que permitiría ahora si, desarrollar acciones económicas (financieras) que eleven la calidad de vida y de satisfacción de necesidades de la comunidad a la cual pueden representar propiamente”. (DAVILA Ricardo, 1992: 69)

El enfoque de organizaciones como instrumentos económicos con fines sociales, asignó un papel a los objetivos y fines estratégicos de las OFCC meramente tecno-empresarial. El espíritu cooperativo se asume desde los principios formales del cooperativismo, y estos se enfocaron desde la acción cooperativa hacía objetivos primordialmente económico-financieros. Este racionamiento llevó a fijar y extrapolar los objetivos organizacionales bajo el imperativo de la maximización de la ganancia (eficientismo y gerencialismo). Esta concepción produjo la proliferación de muchas y grandes organizaciones financieras cooperativas, y a medir sus crecimientos y desarrollos bajo la escalera de un ranking que compartían, codo a codo con organizaciones financieras de objetivos netamente de lucro232.

Desde este punto de vista, los cargos de conducción se fueron caracterizando por su profesionalismo y manejo del tema financiero. Su rol implicaba ser más técnicos y menos visionarios en el campo del desarrollo social. El crecimiento articulado a la especialización financiera se convirtió en un propósito estratégico a alcanzar. Asimismo concibieron lo social como una segunda etapa, después de consolidar lo empresarial. Lo social era un mero apéndice que no involucraba transformación social.

 

 


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