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Las disparidades económicas intrarregionales en Andalucía

Antonio Rafael Peña Sánchez
 

 

CAPÍTULO I. TEORÍAS EXPLICATIVAS DE LAS DISPARIDADES ECONÓMICAS ESPACIALES.

1.1. INTRODUCCIÓN.

En el terreno de la Economía se analizan aquellos fenómenos que resultan de alguna forma problemáticos, es decir, aquellos fenómenos que hacen necesaria la intervención del hombre o del Estado para poder solucionarlos. Basándonos en esta idea, observamos como en la realidad existen espacios (regiones, provincias, comarcas, municipios, etc.) que son más desarrollados económicamente que otros, con mayor tasa de crecimiento, mayor renta per cápita, menor tasa de desempleo, etc., originando ello problemas, no sólo para el futuro desarrollo económico de dichos espacios, sino también para aquellos otros que, dentro de la misma nación, se encuentren en desventajas con sus espacios colindantes o vecinos. Sabemos que los problemas de carácter económico derivados de la existencia de la variable espacio han sido siempre una constante en la vida real y, por ello, surge la necesidad de analizar la economía incorporando como variable fundamental de su estudio el espacio (Fujita et. al., 1999).

Definiremos a continuación qué entendemos por desequilibrios espaciales. Aunque sería deseable contar con una definición del concepto de “desequilibrio”, lo cierto es que no es fácil encontrarla. Algunas caracterizaciones del crecimiento económico dan pie a conceptuar los desequilibrios como un hecho diferencial en el desarrollo económico alcanzado por unos espacios en relación con otros. Podemos destacar tres rasgos básicos de dicho concepto (Rodríguez Rodríguez, 1988, pág. 98): a) el crecimiento económico general propicia (o no) las condiciones de vida de las personas en el espacio; b) el desarrollo no es uniforme en el espacio, apreciándose claras diferencias entre unas áreas y otras y, por lo tanto, los desequilibrios no son sino esas diferencias; y c) la medición de los desequilibrios requiere la aceptación de unos “niveles de desarrollo” que permitan comparar las áreas entre sí. Los desequilibrios espaciales surgen como consecuencia de la existencia de disparidades o diferencias económicas entre los espacios que componen un determinado territorio (en el caso que nos ocupa son las provincias y comarcas que componen el territorio andaluz), refiriéndonos con ello a las diferencias existentes entre los valores que alcanzan las variables económicas dentro de cada espacio. Al referirnos a los problemas económicos espaciales es muy frecuente utilizar de forma indistinta los términos desigualdades, desequilibrios, diferencias y disparidades (Cuadrado Roura, 1987, pág. 12) (algunas de las cuales hemos utilizado anteriormente en este apartado), teniendo en cuenta que cada una de estos conceptos tienen connotaciones valorativas distintas y parten de supuestos conceptuales diferentes (Martín Rodríguez, 1993b, pág. 891; Villaverde Castro, 1999a, pág 19) .

Entendemos por desequilibrios espaciales de renta las diferencias o disparidades existentes en la renta per cápita, o nivel medio de vida, entre unos espacios y otros (Bueno Lastra, 1990, pág. 15) . Estas diferencias de renta per cápita, de otras magnitudes económicas, su evolución en el tiempo y algunas causas explicativas, son los temas que se van a convertir en objeto de estudio de este trabajo. Este, por tanto, sería el tipo de problema espacial cuya naturaleza y determinantes intentaremos exponer.

El análisis económico territorial comprende dos ramas de estudio que coinciden con los dos enfoques teóricos habituales: microeconómica y macroeconomía. Bueno Lastra (1990, pág. 29) distingue un enfoque intermedio entre los dos anteriores al que denomina mesoeconomía. Así, dentro de la economía espacial encontramos tres ramas de análisis como son la teoría de la localización, la teoría de la economía regional y la economía urbana que coinciden con los tres enfoques de la teoría económica general anteriormente mencionados, respectivamente, y de los que a continuación vamos a hacer un esquema en el que presentaremos las preocupaciones teóricas más comunes.

Como suele ocurrir en cualquier rama del análisis económico, no existe una única corriente de pensamiento. En la economía espacial existen, fundamentalmente, dos grandes grupos o corrientes de pensamiento (Martín Urbano, 1997; Mella Márquez, 1998a, págs. 17-22; De la Fuente y Da Rocha, 1998; Lázaro Araujo, 1999a; De la Fuente, 1999). Por un lado, aparecen los “equilibristas” o partidarios de la convergencia espacial, cuyo exponente más destacado es la escuela neoclásica, que suponen, en las tres ramas en las que hemos dividido el análisis económico territorial, que las economías de mercado poseen las condiciones suficientes para minimizar o eliminar los problemas surgidos por la existencia de la variable espacio, de modo que los empresarios, buscando rentabilizar su capital y los consumidores su utilidad, llevan a la economía (territorial) a una situación de óptimo económico. Las investigaciones de esta corriente de pensamiento parten de las hipótesis básicas del razonamiento neoclásico: homogeneidad y movilidad completa de los factores productivos (capital y trabajo), unicidad de las funciones de producción, difusión perfecta de las innovaciones y tendencia a la igualación de las productividades marginales y precios en los diferentes territorios. Se pretende entender el espacio como un mecanismo simple y circular de razonamiento según el cual todo cambio en las proporciones de los factores afecta a los precios de éstos y, por contra, los cambios en los precios de los factores afecta a su vez a la oferta de los mismos. Dadas las condiciones anteriores, cualquier desajuste espacial o imperfección sería corregido automáticamente mediante la actuación del libre funcionamiento de las fuerzas del mercado.

Por otro lado, se encuentran los denominados “desequilibristas” o partidarios de la divergencia espacial, cuyos precursores más importantes son la escuela neokeynesiana, la escuela marxista y otras escuelas de menor envergadura teórica. Esta corriente de pensamiento considera que el capitalismo genera por sus propias características desequilibrios territoriales (locales, urbanos y regionales) que sólo serán eliminados a través de una intervención activa, voluntaria y consciente de los poderes públicos. Suponen que el espacio es heterogéneo en la dotación de factores de producción y de otros recursos económicos y extraeconómicos, mantienen que las relaciones interespaciales son las responsables de las disparidades y tratan de argumentar que éstas se reproducen (e incluso se agravan) en vez de corregirse.

En este capítulo vamos a tratar de exponer y analizar en primer lugar, algunas teorías del crecimiento regional más significativas, que tratan de explicar por qué unas regiones crecen más que otras o, dicho de otra forma, por qué existen regiones adelantadas y regiones atrasadas (presentando esta parte la faceta macroeconómica del análisis económico territorial); en segundo lugar, la nueva perspectiva territorial de la Ciencia Regional en la que el espacio no es un mero factor adicional sino esencial en la comprensión de los fenómenos de crecimiento económico y que viene dado por las teorías del crecimiento endógeno; en tercer lugar, los nuevos enfoques teóricos que, en el marco de un complejo proceso de globalización, inspiran una nueva perspectiva teórica surgiendo lo que se ha venido a conocer como el nuevo paradigma del desarrollo territorial; y por último, la conexión existente entre la teoría económica regional como disciplina científica y la política económica regional como acción correctora de las disparidades económicas regionales.
 


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