Revista: Turydes Revista Turismo y Desarrollo.
ISSN 1988-5261


ANÁLISIS DE LAS MOTIVACIONES HACIA EL ECOTURISMO EN ECUADOR. UN ESTUDIO DE CASO EN LA ISLA SANTAY

Autores e infomación del artículo

Suleen Diaz-Christiansen*

Jesús C. Pérez-Gálvez**

Mariella Ortega Correa***

Universidad Casa Grande, Ecuador y Universidad de Córdoba, España

sdiaz@casagrande.edu.ec

Resumen:

Ecuador es un país que se está convirtiendo en un destino de importancia para realizar ecoturismo en áreas naturales protegidas. En este artículo presentamos un trabajo de campo realizado en la isla Santay (Ecuador) durante el año 2015, los resultados permiten determinar las características del turista que visita la isla, de tal suerte que se puede determinar el perfil sociodemográfico de los turistas que la visitan y permiten conocer las motivaciones que han tenido para visitarla. Destaca el eco-turista joven con nivel de educación superior que busca los espacios novedosos que le permitan desconectarse de lo cotidiano en un entorno que permita el contacto con la naturaleza. Se busca, mediante esta discusión, fomentar reflexiones y orientación a la gestión turística en el diseño y planificación de tácticas que promuevan directa e indirectamente la actividad mediante estrategias coherentes al tipo de turista que asiste y sus motivaciones.

ANALYSIS OF THE MOTIVATIONS TOWARDS ECOTOURISM AT ECUADOR. A CASE STUDY OF SANTAY ISLAND

Abstract

Ecuador is a country that is becoming an important destination for ecotourism in natural protected areas. In this article, we present a field work carried out in Santay Island (Ecuador) during the year 2015, the results allow to determine the characteristics of the tourist that visits the island, in such a way that the socio demographic profile of the tourists who visit it can be determined, as well as the motivations they have had to visit the island. It emphasizes a young and well educated eco-tourists that looks for the novelty of spaces that allows him to disconnect from the routine through the contact with nature. Through the discussion, it is sought to promote reflections and guidance to tourism management in the design and planning of tactics that directly and indirectly promote the activity through strategies consistent with the type of tourist that attends and their motivations.

Palabras clave

Ecoturismo, Área Nacional Protegida, Motivación, Gestión turística.

KEY WORDS

Ecotourism- Natural Protected Area- Motivation- Tourist Management.

JEL:
Q26, Z32, Z33.


Para citar este artículo puede utilizar el siguiente formato:

Suleen Diaz-Christiansen, Jesús C. Pérez-Gálvez y Mariella Ortega Correa (2017): “Análisis de las motivaciones hacia el ecoturismo en Ecuador. Un estudio de caso en la Isla Santay”, Revista Turydes: Turismo y Desarrollo, n. 22 (junio 2017). En línea:
http://www.eumed.net/rev/turydes/22/isla-santay.html
http://hdl.handle.net/20.500.11763/turydes22isla-santay


  1. INTRODUCCIÓN

El sector turístico busca satisfacer nuevas experiencias de los turistas cada vez más activos e involucrados en sus viajes; esto implica mejorar y reinventar la oferta turística tradicional, al mismo tiempo, crear otros destinos turísticos con la finalidad de cumplir con las expectativas de estos viajeros. La búsqueda del contacto con la naturaleza, la posibilidad de interactuar con la cultura local y las costumbres de la comunidad, el entendimiento de las raíces étnicas o de la herencia histórica se relaciona con las nuevas experiencias que buscan los turistas, quienes buscan también percibir la autenticidad de estos destinos (Ryan, Ninov & Aziz, 2012). Por ello, áreas geográficas que hasta el momento se encuentran fuera de los circuitos turísticos están adquiriendo cada vez una mayor importancia por la búsqueda de esa diversidad cultural y ambiental como forma de engrandecimiento intelectual como viajero. 
El turismo tiene un peso muy importante en la economía de cualquier país debido a las acciones asociadas fundamentalmente a la demanda de bienes y servicios que deben producirse y prestarse a los grandes flujos de personas que esta actividad atrae a determinado destino.  Durante décadas, el turismo ha experimentado un continuo crecimiento y una profunda diversificación, hasta convertirse en uno de los sectores económicos que crecen con mayor rapidez en el mundo, formando parte de una de las actividades económicas que más genera en los destinos (Brida et al., 2011).  El turismo aporta, de manera directa e indirecta, un aumento en el dinamismo de la actividad económica, incidiendo de forma directa en la economía del sitio. Es por demás evidente que el turismo sirve como una herramienta básica para luchar contra la pobreza, ya que permite el desarrollo socioeconómico de una zona geográfica, especialmente las áreas rurales (Organización Mundial del Turismo, 2002). Ante la situación de exclusión y pobreza en la que históricamente las comunidades indígenas y campesinas han vivido en Ecuador (Acosta & Martínez, 2009), el turismo de naturaleza ha sido una herramienta de desarrollo local, planteando como objetivos: la defensa de su territorio ancestral, la conservación y transmisión de su patrimonio, la generación de empleos in-situ, la protección de la naturaleza y la disminución de la migración de sus miembros hacia zonas urbanas (Ruíz & Solís, 2007).
En los últimos años, Ecuador se está convirtiendo en uno de los destinos preferidos por los turistas en América Latina, principalmente por la importancia de sus áreas naturales protegidas. En este sentido, Ecuador cuenta con un inventario de 35 sitios donde es posible realizar tanto ecoturismo como, de forma general, turismo de naturaleza (Ministerio de Turismo del Ecuador, 2007), y que permite a este país configurarse como uno de los principales lugares del mundo en cuanto a recepción de visitantes atraídos por su biodiversidad y sus ecosistemas. Así, en 2016, Ecuador recibió 1.413.000 extranjeros, provenientes principalmente de Colombia (22,51%), Estados Unidos (18,85%) y Perú (10,46%). De ellos, aproximadamente 600.000 turistas llegaron al país con el propósito de conocer las diferentes áreas naturales protegidas (Ministerio de Turismo del Ecuador, 2017).

               El turismo representa un gran motor económico para este país, con un nivel de contribución a la economía de 1.691,20 millones de dólares en 2015 (Ministerio de Turismo del Ecuador, 2017). De hecho, el turismo es el sector económico que ocupa el tercer lugar, sin considerar el sector petrolero, en aportación de divisas a la economía nacional, después del banano y el camarón. Los objetivos actuales del Gobierno ecuatoriano en materia de turismo son estimular y fortalecer la promoción nacional e internacional de los diferentes destinos del país, fomentando inversiones destinadas a la priorización de productos y al desarrollo y consolidación de destinos turísticos. Estas acciones están diseñadas para hacer del turismo la primera actividad económica no petrolera de Ecuador para el año 2018. También se propone duplicar los ingresos procedentes del turismo para el año 2020, respectos a los ingresos turísticos obtenidos en 2015 (Ministerio de Turismo del Ecuador, 2017).

               El gasto medio de los turistas extranjeros en Ecuador es de alrededor de 1.200 dólares. Comparando el saldo turístico de 2007 con el de 2015, mientras que en este último año hubo un saldo positivo con alrededor de 650 millones de dólares, en 2007 hubo en la balanza de pagos un déficit de 106,7 millones de dólares (Ministerio de Turismo de Ecuador, 2017). Por otro lado, la evidente importancia económica del turismo y su desarrollo se ha reflejado en diferentes investigaciones académicas realizadas. Entre otras podemos citar las aportadas por Erskine y Meyer (2012), Everingham (2015), Gascón (2015), Croes y Rivera (2015) y Diaz-Christiansen et al. (2016).

Convencionalmente, los estudios sobre turismo se han centrado en investigar la contribución del desarrollo turístico al crecimiento económico. Estos estudios, que se basan en la hipótesis de crecimiento impulsada por el turismo, consideran que los beneficios económicos afectarán a las clases más humildes, pero no se considera esta variable por separado en las diferentes investigaciones (Balaguer y Cantavella-Jorda, 2002; Brau, Lanza y Pigliaru, 2007; Dritsakis, 2004; Durbarry, 2004; Narayan, 2004;  Sequeira y Nunes, 2008; Schubert, Brida y Risso, 2011; Akkemik, 2012). No obstante, sí existen un pequeño número de estudios que han investigado sobre este sector en Ecuador acerca de la relación que existe entre el desarrollo del turismo en ciertas zonas geográficas y la pobreza de la comunidad local ubicada en las mismas (Blake, Arbache, Sinclair y Teles, 2008; Croes, 2014; Croes y Vanegas, 2008; Vanegas y Croes, 2007; Croes y Rivera, 2015).
Además, existen algunas investigaciones académicas que se ocupan del turismo y del turismo comunitario en Ecuador. Los más significativos son Ruiz-Ballesteros (2011), Erskine y Meyer (2012), Ruiz-Ballesteros y Brondizio (2013), Everingham (2015) y Gascón (2015). Aunque algunos estudios concluyen que el desarrollo del turismo implica la mejora y el crecimiento económico (Capo, Riera-Font y Rossello-Nadal, 2007; Nowak y Sahli, 2007), también concluyen que el ecoturismo representa una oportunidad para la conservación y el progreso de la economía en el área geográfica correspondiente. De hecho, el atractivo natural, cultural y social de estas áreas geográficas puede ser fijado a precios más elevados a través de la actividad turística ya que estos factores, y la riqueza natural prístina, no pueden ser intercambiados (Mihalic, 2002; Croes & Rivera, 2015). Asimismo, este concepto de ecoturismo, o una versión más amplia hacia el término de turismo sustentable, es compatible con los objetivos de un área protegida, donde la formulación de medios mutuamente beneficiosos para emplear tales áreas es esencial para asegurar su preservación (Pearcell y Mulamoottil, 1994; Ochoa, Johannie y Márquez, 2013; Santillán, 2015)
Muchos destinos ecoturísticos se encuentran en Países en Vías de Desarrollo. En este sentido, América Latina ha experimentado un crecimiento importante en el número de lugares donde se realiza un turismo receptivo, aunque ello no necesariamente implica que la comunidad local haya obtenido mayores beneficios económicos, sociales, culturales o ambientales (Novelli y Gebhardt, 2007). Y ello porque para lograr estos beneficios por parte de las comunidades locales es necesario considerar dos aspectos: primero, la determinación por parte de los gestores, públicos y/o privados, de la búsqueda de una planificación turística apropiada, a la cual debe unir, lógicamente, un alto grado de participación por parte de los diferentes miembros de la comunidad local; segundo, el conocimiento del perfil turístico, las motivaciones y el nivel de satisfacción del número de visitantes que llegan a una determinada área geográfica (Nyaupane et al., 2006). Por otro lado, el ecoturismo también puede tener efectos positivos en la preservación de la cultura local (Giampiccoli y Kalis, 2012) y puede recuperar hechos culturales que podrían estar ya perdidos (Al-Oun y Al-Homoud, 2008). Diaz-Christiansen et al. (2016) estudiaron las características y las visiones de los turistas que visitan determinadas zonas ecoturísticas de Ecuador con el objetivo de tomar medidas para fomentar estrategias de gestión para mejorar los beneficios sociales, culturales y económicos.

               El objetivo de este artículo es presentar los resultados de un trabajo de campo realizado en la isla de Santay (Ecuador) con la finalidad de presentar el perfil sociodemográfico de los turistas que visitan este espacio natural y de definir las principales motivaciones para visitarlo. Para lograr este objetivo este artículo se estructura, tras esta introducción, en un segundo apartado donde se realiza una revisión de la literatura científica en este campo, un tercer apartado donde se describe someramente el área geográfica objeto de la investigación, un cuarto apartado donde se presenta la metodología utilizada, y un quinto apartado donde se destacan los principales resultados obtenidos. El artículo termina con las conclusiones y las referencias bibliográficas utilizadas.

  1. REVISIÓN DE LITERATURA

               Desde que Myers (1972) acuñó el término ecoturismo, este ha sido una alternativa al turismo convencional, o de masas, y se ha considerado como un instrumento clave para mejorar las condiciones socioeconómicas de determinadas comunidades rurales. El ecoturismo ha crecido constantemente y es ampliamente reconocido como el subcomponente de más rápido crecimiento de la industria turística (Dowling y Fennell, 2003; Fennell, 2003; Hawkins y Lamoureux, 2001).

               El ecoturismo se define como la realización de un viaje a áreas relativamente intactas o no contaminadas con el objetivo específico de estudiar, admirar y disfrutar del paisaje, su flora y fauna salvaje, así como cualquier manifestación cultural existente de esa área. La persona que practica el ecoturismo es un viajero generalmente concienciado con el medio ambiente natural, con  los rasgos culturales de la comunidad cultural e interesado en temas de conservación. (Ceballos-Lascuráin 1987). En este sentido, diferentes estudios científicos concluyen que las personas que tienen una actitud positiva y un interés hacia el ecoturismo son atraídos hacia aquellos destinos donde el medio ambiente y la cultura de la comunidad local se conserva, y, sobre todo, es auténtica, y proporciona oportunidades para el aprendizaje por parte de los viajeros y la posibilidad de vivir una experiencia única (Hall, 1998). Esta interpretación demuestra claramente que los ecoturistas tienen la intención de visitar un destino de ecoturismo no sólo por su deseo de relajarse y escapar, sino también por su interés en la búsqueda de nuevas experiencias en contacto con la naturaleza y que, al mismo tiempo, les permitan contribuir a la conservación y mejora del medio ambiente (Juric, Cornwell y Mather, 2002).  El turismo puede favorecer la apreciación de la etnicidad, la conservación del medio ambiente y  la obtención de una mejor política pública que mejore la calidad de vida de los pobladores de tal forma que se asegure el cumplimiento de sus necesidades, así como se propicie el respeto por su pluri-etnicidad multicultural (Miranda y Amin, 2016).

            La literatura científica sobre turismo avala que el ecoturismo ha sido reconocido como una práctica de turismo sostenible que se espera que contribuya tanto a la conservación como al desarrollo de determinadas zonas geográficas rurales. No obstante, y debido a la gestión ambiental inadecuada, muchos destinos de ecoturismo se inclinan por la realización de una planificación económica, social y cultural inadecuada. Así, el alto número de turistas que llegan a determinados lugares desbordan la capacidad de carga turística de estos lugares, implicando, además de los consabidos daños en el ecosistema, la pérdida de la autenticidad en la experiencia turística que buscan los viajeros (Hillery et al., 2001; Siew, et al., 2017). En este sentido, Sheng-Hshiung, Yu-Chiang y Jo-Hui (2006) hacen una evaluación de la sostenibilidad del ecoturismo desde una perspectiva integrada y donde se analizan tres aspectos muy definidos: primero, los recursos naturales de esta área geográfica; segundo, las aportaciones que tenga la propia comunidad local; y tercero, el número de visitantes que llegue a la zona, incluyendo, lógicamente en este análisis las aportaciones económicas que realicen. Por tanto, los problemas ambientales existentes en estas zonas geográficas están también muy relacionados con el desarrollo económico y social de la zona. En este contexto, el turismo, en cualquiera de sus diferentes tipologías, debe estar definido por una gestión capaz de armonizar los recursos turísticos y el respeto por la naturaleza, y siempre con el ejemplo del desarrollo sociocultural de la comunidad local unido a la tendencia de los turistas en la búsqueda de experiencias por parte de los visitantes.

               Fennell (2002) examinó 85 conceptos que pudieran definir el ecoturismo y encontró que las palabras más recurrentes en orden de frecuencia fueron las siguientes: áreas naturales, conservación, cultura, beneficios para la comunidad local, educación y sostenibilidad. Cheng, Gurzoy y Del Chiappa (2014) sugirieron que los ecoturistas influirían positivamente en la intención, el interés y la disposición a pagar un precio más alto por los productos y servicios de ecoturismo. Dado que la actitud de las personas hacia el ecoturismo es considerada como uno de los precursores más importantes de su intención de visitar destinos de  naturaleza o de participar en actividades de ecoturismo (Lai y Nepal, 2006), es necesario analizar cuáles son las motivaciones y las actitudes que reflejan las diferentes tipologías de turistas en cada una de estas zonas geográficas (Weaver, 2014). Por tanto, este artículo busca contribuir al avance de este tipo de investigaciones en una zona concreta de Ecuador. No obstante, y aunque los turistas poseen motivaciones y actitudes favorables hacia comportamientos pro-ambientales, muchos de ellos pueden no estar necesariamente dispuestos a adoptarlos y, sobre todo, a pagar precios relativamente más altos por actividades y servicios que benefician a la conservación ambiental (Holden y Sparrowhawk, 2002). De hecho, algunos usuarios pueden ser reticentes a ser ambientalmente responsables cuando se trata de mantener su estilo de vida, incluyendo sus viajes a zonas medioambiental protegidas (McDaniel y Rylander, 1993) o cuando no están preparados para aceptar la forma de vida en aquellos lugares que visita (Stern, 1999).

La literatura científica disponible sobre el ecoturismo gravita sobre la idea de que si los servicios adquiridos por los turistas es proporcionado por la propia comunidad local, a través de una gestión adecuada y con un apoyo financiero para la conservación del mismo, puede contribuir a la sostenibilidad de las áreas protegidas a través del mejoramiento de la calidad de vida de las comunidades locales y de la sensibilización del turista sobre el valor tanto del medio ambiente como de los recursos naturales. En particular, ello sería mucho más intenso en las regiones marginales que carecen de otras alternativas económicas viables, construyendo, por tanto, una relación sinérgica entre el turismo, los recursos naturales y la comunidad local (Weaver 2001; Ross y Wall 1999).
La literatura científica examina diferentes estudios realizados en áreas naturales desde diferentes perspectivas. La mayoría de estos estudios académicos se centran en el análisis de los impactos positivos del ecoturismo sobre el medio ambiente (Krüger, 2005; Pegas y Castley, 2014; Stronza y Pegas, 2008; Pegas y Stronza, 2010; Brida, Punzo, y Risso, 2011). Asimismo, otros estudios, como los realizados por Hornoiu et al. (2014) y Do et al. (2015), ilustran el análisis de la demanda turística. Por su parte, Björk (2000) y Fennell (2003) consideran que el ecoturismo es una expresión del desarrollo sostenible. Otros estudios argumentan que esta tipología de turismo se nutre de experiencias educativas y de comportamientos responsables por parte de los viajeros que prefieren ser consumidores ecológicos en lugar de usuarios en masa (Blamey, 2001; Buckley, 1994; Sharpley, 2006). El turismo de naturaleza tiene la particularidad de congregar diversas actividades y productos turísticos emergentes que tienen como soporte territorial a los paisajes naturales, muchos de ellos se encuentran dentro de los estatutos de clasificación o reconocidos con la designación de área protegida.  En estos espacios se aprecian elementos de gran singularidad y belleza paisajística que representan experiencias de aprendizaje. Algunas características del turismo de naturaleza en cuanto a los motivos se refiere, es el hecho de incluir una diversidad significativa de motivaciones y este asume diferentes modalidades como por ejemplo, ecoturismo, turismo de observación o turismo de paseo pedestre (Carvalho y Alves, 2016).
Este fenómeno heterogéneo es, por tanto, un conjunto complejo y sinérgico de dimensiones sociales, ecológicas y económicas que reflejan una idea común de satisfacción tanto de la propia conservación del entorno natural como del desarrollo de las actividades turísticas (Björk, 2000; Weaver, 2008; Donohoe y Needham, 2006).
Para que las diferentes áreas geográficas donde se desarrollen actividades de ecoturismo sean sostenibles es necesario cumplir con cuatro criterios: la visitación, las finanzas, la ecología y la economía. En este sentido, los recursos ecoturísticos deben ser gestionados con el objetivo de alcanzar la sostenibilidad ecológica por encima de todos los demás criterios (Aylward et al., 1996). El potencial global del ecoturismo para generar ingresos para la conservación es enorme (Leader-Williams, 2002). En este sentido, los ecoturistas, en general, están bien educados y tienen unos recursos económicos elevados (Chi y Luzar, 1998; Wearing y Neil; 1999) lo que implica una mayor disposición a gastar dinero en el país de destino (Boo, 1990). Las características sociopsicográficas de estos viajeros incluyen la posesión de una ética ambiental y de una voluntad por conservar los recursos naturales. Ello indica el fuerte potencial que tienen el ecoturismo en nutrir no sólo los ingresos para la conservación, sino también la conciencia entre las personas que, en ocasiones, apoyan la generación y adopción de patrones de conservación después de vivir una experiencia de ecoturismo (Wearing y Neill 1999).

               En esta misma línea, el ecoturismo, cuando se utiliza como agente de cambio, requiere la creación de nuevos entendimientos, de nuevas experiencias de turismo, de nuevas relaciones sociales y de nuevos vínculos entre las personas y el medio ambiente. Asimismo, es necesario, que la asignación y la utilización de los recursos sigan nuevas técnicas de gestión (Wall 1994; Stronza y Pegas, 2008; Pegas et al., 2013) diferentes al de turismo de masas. Por esta razón, es de gran importancia que los viajeros reconozcan la autenticidad de esa zona geográfica como un estado necesario para satisfacer las expectativas turísticas sobre la ubicación natural (Ryan et al., 2012).

Pero, para desarrollar turismo no solo se requiere de un espacio geográfico sino también de una potencialidad turística (Hidalgo et al., 2015) que incluye factores como demanda, oferta e infraestructura que estén sujetos a un régimen de gestión y administración adecuado. En este sentido, la planeación estratégica es una herramienta que permite prepararse para cumplir metas mediante el planteamiento de objetivos que componen un enfoque sistemático para identificar y analizar factores externos y confrontarlos con las capacidades turísticas del sitio. Es necesaria la evaluación de los recursos turísticos disponibles para en base a ello, condicionar el tipo de actividades y el perfil del turista al que van dirigidos.  (Pérez De las Heras, 2003; Koontz y Weihrich, 2009; Ayala, 2013; Lozano, 2012).  La planificación tiene como objetivo guiar el éxito de las intervenciones; que, cuando se ejecutan de manera participativa existe la posibilidad de que todos los actores involucrados sean beneficiados (Holm, 2016). 

  1. DESCRIPCIÓN DEL ÁREA GEOGRÁFICA

 La isla Santay se encuentra en el delta del Río Guayas, a 800 metros de la ciudad de Guayaquil, en Ecuador. Este espacio natural perteneciente al cantón Durán, tiene 4.705 hectáreas de terreno inundable y bosque tropical seco que proporciona resguardo a un gran número de especies animales y diversidad biológica amenazada de extinción y bajo régimen de protección por la legislación nacional. Este ecosistema protege un buen número de especies acuáticas que migran desde aguas estuarinas hacia los ríos y hacia el mar. La isla alberga cinco de las siete especies de manglar existentes en Ecuador, que cubre cerca de la mitad de su territorio. La fauna y flora de este espacio tiene una importante diversidad. Entre esta diversidad se puede contabilizar 60 especies vegetales, 12 variedades de reptiles y 128 tipos de aves, de las cuáles 12 están registradas como vulnerables y amenazadas en la Lista de Comercio Internacional de Especies Amenazadas y la Unión Mundial para la Conservación (Rodríguez et al., 1995). 
La isla Santay se divide en diferentes zonas. A saber: restauración (697,94 ha.), conservación (1.069 ha.), usos múltiples (59 ha.) y una subzona de estricta conservación (252 ha.). La Asociación de Ecoturismo de San Jacinto de Santay gestiona los servicios de ecoturismo que se ofrecen en 96,96 hectáreas de la isla. En este lugar residen 260 habitantes quienes se encargan de la preservación de los ecosistemas, y es regulado por el Ministerio de Ambiente de Ecuador siguiendo las directivas indicadas en el Plan de Manejo (Ministerio de Ambiente del Ecuador, 2013).

El proyecto de “Generación y Restauración de Áreas Verdes para la ciudad de Guayaquil: Guayaquil Ecológico”  realizado por el Ministerio de Ambiente del Ecuador, pone en evidencia que, según datos del Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INEC) existía al 2012 un déficit de espacios verdes en la ciudad de Guayaquil equivalente a al menos 7 m2/hab., dado que la ciudad contaba con solo 1,12 m2/hab., siendo insuficientes para alcanzar estándares de la Organización Mundial de la Salud (OMS) para espacios verdes en una ciudad (8 a 15 m2 /hab.) (Ministerio de Ambiente, 2013).  Esta necesidad urbana por tener espacios verdes, hace imprescindible la recuperación de sitios naturales como la Isla Santay. 

Desde la década de 1990, la ONG denominada Comité Ecológico del Litoral, realizó un proyecto con la población de Santay que permitió el establecimiento de la Asociación de Pobladores bajo la denominación de “San Jacinto de Santay”.  La única vía de acceso era fluvial a través del río Guayas y el acceso interno se lo realizaba por senderos erigidos por los habitantes, quienes se movilizaban a pie, a caballo o en canoa en época de inundación.  Las actividades turísticas requieren un equipamiento mínimo del cual carecía Santay.  Las visitas debían hacerse preferiblemente entre los meses de junio a diciembre debido a que la presencia de lluvias hacia casi imposible el acceso a los senderos a causa de la subida de mareas. El proyecto de la Isla Santay contó con un presupuesto de tres millones de dólares para la construcción de una ecoaldea, un muelle, un sistema de saneamiento, diferentes senderos, un centro de interpretación y las infraestructuras básicas para el manejo de negocios ecoturísticos (Ministerio de Ambiente, 2013). Entre los atractivos turísticos de manejo comunitario, se puede mencionar las casas de hospedaje (6 viviendas con capacidad de 5 personas), sala didáctica y de exposiciones, cafetería/comedor mirador, baños, almacén de suvenires, pérgola de conexión de plataformas, eco- aldea, planta potabilizadora de agua, planta de tratamiento de aguas residuales, paneles fotovoltaicos para la generación de energía eléctrica, centro médico, casa de guarda-parques, centro de reciclaje, centro de información y administración turística, oficina de turismo, paseo en bote por la laguna estacional, muelle multipropósito para barcazas y aún está pendiente la construcción de la torre de avistamiento de aves, área de parque de aventura.  Todas estas instalaciones se conjugan con el entorno y conservan características ecológicas que van de la mano con las campañas de esterilización de animales domésticos, mingas de limpieza, capacitación a los guías comunitarios y fortalecimiento de las organizaciones locales. 
Las características especiales y únicas de esta isla hacen que este sitio cuente con la designación de Ramsar # 1041 del mundo de Importancia Internacional desde el año 2010. Debido a esto, se establecieron políticas y objetivos para conservar y controlar las intervenciones de la comunidad de Santay, considerando un Plan de Gestión Ambiental que busca la conservación y sostenibilidad del emplazamiento. Existe un Plan de Sostenibilidad Financiera y de Funcionalidad para esta Área Nacional Protegida administrada por la comunidad y supervisada por el Ministerio de Ambiente de Ecuador (2013). Este espacio es a su vez un Área Recreativa Nacional y un Patrimonio Nacional de Áreas Protegidas (Ministerio de Ambiente del Ecuador, 2011). Por estas razones, se prohíbe transformarla en zona urbana o de negocios (Navas, 2013). Por lo tanto, los servicios turísticos se convierten en una forma razonable de generar ingresos para la comunidad local. Asimismo, las actividades permitidas son ciclismo, senderismo, observación de flora y fauna, descanso, se permite el ingreso de mascotas con correa e identificación, y se prohíbe el consumo de bebidas alcohólicas, ingreso de armas, pinturas aerosol, hacer fogatas, arrojar desperdicios, colección de flora y cacería.
Al comparar los datos de las visitas a la isla Santay desde el año 2012, se puede apreciar en la tabla 1, que desde la apertura del puente peatonal, que conecta la isla Santay con la ciudad de Guayaquil en 2014, se ha producido un crecimiento exponencial en el número de visitantes.  Pero, conforme pasa el tiempo, se evidencia un decrecimiento en el número de visitas, esto pone en evidencia la necesidad de repensar y conocer el perfil del turista que asiste al sitio turístico y sus motivaciones a la hora de crear estrategias que permitan mantener a la isla como un lugar sugestivo para desarrollar turismo ecológico.

MUESTRA Y RECOLECCIÓN DE DATOS

               Esta investigación se fundamenta en los datos cuantitativos obtenidos mediante un cuestionario. El instrumento para recolectar los datos fue una encuesta autoadministrada y anónima realizada en el sitio de turismo ecológico Isla Santay entre los meses de junio a septiembre de 2015.  Los investigadores recopilaron los datos sobre la opinión de los turistas en la isla de Santay. El cuestionario fue distribuido en español e inglés y llenado por turistas con total independencia.

               Dado que la población de interés era el turista que había visitado la isla de Santay, se seleccionó una muestra a la salida del puente peatonal, lugar elegido para la recogida de los datos. Un enfoque de muestreo de conveniencia fue el método elegido de recolección de datos en el lugar, teniendo en cuenta formas de minimizar cualquier molestia a los encuestados durante su visita a la isla de Santay. Los encuestadores seleccionaron a los encuestados al azar. A los que estaban dispuestos a participar se les preguntó si su residencia habitual estaba en la ciudad de Guayaquil, excluyéndolos si la respuesta era afirmativa. La tasa de rechazo fue muy baja.

               La encuesta se basó en diferentes trabajos previos (Yang y Wall, 2009; Dodds et al., 2010; López-Guzmán et al., 2011, Do et al., 2015) y responde a un grupo de variables que analizar el perfil sociodemográfico de los turistas y sus principales motivaciones para visitar la isla, basados en 13 ítems diferentes. Para conseguir los objetivos del estudio, se incluyeron tanto preguntas de respuestas abiertas/cerradas como preguntas basadas en una escala de Likert de 5 puntos.

               Se realizó una prueba piloto con 30 encuestas para identificar y detectar cualquier posible error o desviación en el cuestionario aplicado. El tamaño de la muestra se determinó en base al tamaño de la población, es decir, el número total de visitantes que asistieron a la isla de Santay en el año 2015. En el área de estudio, la mayoría de los visitantes tienen características homogéneas en términos de su naturaleza. Basándose en este criterio, utilizando la tabla de Arkin y Colton, (1963: 145) se obtuvo un tamaño de muestra de 1.065 encuestas para una población de 717,818 (Ministerio de Medio Ambiente, 2015), de las cuales 1.002 resultaron válidas. El margen de error para la población investigada, estimando un nivel de significación de 95% es ± 3%. Por lo tanto, los resultados pueden ser extrapolados a toda la población.

               Los datos recopilados se organizan, tabulan e interpretan utilizando el programa IBM SPSS Statistics 22. Los datos se han analizados utilizando diversas técnicas estadísticas con la finalidad de obtener el perfil sociodemográfico de los turistas que visitan la isla de Santay y sus principales motivaciones.

  1. RESULTADOS DE LA INVESTIGACIÓN Y DISCUSIÓN
Perfil sociodemográfico de los turistas         

La tabla 2 presenta el perfil sociodemográfico del turista que visita Isla Santay. De acuerdo con los datos, los turistas que visitan la isla suelen ser bastante jóvenes, la mayoría de los encuestados tiene menos de 39 años. Por otro lado, el grupo de edad entre 50 y 59 años suele viajar acompañado de su pareja e hijos, los visitantes más jóvenes lo suelen hacer de amigos o compañeros de trabajo mientras que el grupo de visitantes de más edad suelen venir acompañados por familiares. Dentro de las personas que viajan solas, su presencia es mayor en el grupo entre 60 y 69 años.

      Asimismo, destaca que más de la mitad de los turistas encuestados declaran tener un grado o postgrado universitario. Contribuye de manera notoria a este elevado nivel el hecho que casi un 58% de los hombres declaran tener estudios universitarios, lo que da pié a considerar un mayor nivel de estudios de los hombre con respecto a las mujeres. Al analizar el nivel de estudios en función de la edad se detecta una asociación positiva entre el nivel de estudios y la edad (estadístico gamma = 0,234; p = 0,000). Los visitantes más jóvenes -menores de 30 años - cuentan con un menor nivel de estudios, de manera que conforme aumenta la edad se reduce la presencia de turistas con estudios primarios y secundarios y aumenta la presencia de turistas con una formación universitaria.
En cuanto al origen de las visitas, casi un 71% son ecuatorianos y el 29% restante extranjeros. Entre los visitantes nacionales, dos provincias de procedencia destacan por encima del resto, es el caso de las provincias de Pichincha y de Azuay. Conjuntamente, representan el 41% del turismo nacional que llega a Isla Santay. En cuanto al turismo extranjero, destaca fundamentalmente la presencia de visitantes norteamericanos, así como de alemanes y españoles. El ecoturismo americano (Estados Unidos, Canadá y Sudamérica) representa un 58% del total extranjero, seguido del europeo con un 39% y el resto del mundo con sólo una tasa del 3%. Si bien el origen de las visitas pone de manifiesto que Isla Santay tiene un marcado carácter local como destino turístico natural, la presencia de visitantes de hasta 28 países diferentes muestra la relevancia de este enclave natural como recurso turístico para la ciudad de Guayaquil.
Como no podría ser de otra manera, la pregunta sobre el nivel de renta familiar ha sido la que más reticencia ha suscitado, un total de 143 personas del millar encuestadas no han contestado, a pesar de la amplitud de los intervalos planteados en el cuestionario. El 30,0% de los turistas declara tener un ingreso inferior a los 500 $ mensuales frente al 10,2% que declaran ganar más de 2.000 $. Esto no es óbice para comprobar que los visitantes que acuden a Santay se caracterizan por contar con una capacidad adquisitiva baja-media, casi 3/4 partes de los encuestados declaran unos ingresos inferiores a los 1.250 $ al mes. Existen diferencias entre los visitantes atendiendo al género, detectándose una asociación significativa (coeficiente de contingencia = 0,184; p = 0,000). El nivel de renta media declarada por las mujeres ha sido un 16% inferior al del hombre. También existen diferencias atendiendo a la procedencia de los visitantes. Los visitantes extranjeros declaran un mayor nivel de renta que los visitantes ecuatorianos, detectándose una asociación significativa (coeficiente de contingencia = 0,321; p = 0,000). El poder adquisitivo de los visitantes ecuatorianos es un 29% inferior al declarado por los extranjeros. En este sentido, algo más de 2/3 partes de los visitantes ecuatorianos cuentan con una capacidad adquisitiva baja - menos de 1.000 $ al mes -.

Motivaciones para realizar la visita

Un aspecto fundamental en relación con el turismo es conocer lo que busca o espera el viajero cuando visita un destino. La variable motivación condiciona la elección realizada porque se estima como uno de los principales impulsos del turista a la hora de realizar su viaje. Los motivos por los que un individuo elige un destino como Santay y viaja hasta él pueden ser diversos. A tal efecto, se diseñó en la encuesta una pregunta con diferentes ítems que trató de recoger las motivaciones para viajar más frecuentes y relevantes analizadas en investigaciones previas (Lee, Lee y Wicks, 2004; Devesa y Palacios, 2005; Yuan y Jang, 2008; Devesa, Laguna y Palacios, 2010; Pérez Gálvez, Muñoz Fernández y López-Guzmán, 2015), adaptándolas y teniendo en cuenta las características específicas de este destino turístico y de los visitantes. Tras la realización de un pretest, se seleccionaron un total de 12 ítems, medidos en una escala de Likert de 5 puntos (siendo 1, poco importante; y 5, muy importante) para determinar la importancia relativa de una serie de factores en su decisión de visitar este humedal protegido (la totalidad de estos ítems se recogen en la tabla 2). Se incluyeron factores internos y externos, como establece la teoría de Crompton (1979) entre motivos de arrastre y motivos de empuje. El coeficiente alpha de Cronbach de la escala final alcanza un valor de 0,835, lo que indica una consistencia interna meritoria entre los elementos de la escala. El nivel crítico (p) asociado al estadístico F (362,909) del análisis de varianza para contrastar la hipótesis nula de que todos los elementos de la escala tienen la misma media (ANOVA) y es menor que 0,001, no siendo posible mantener la hipótesis de que las medias de los elementos son iguales. Un análisis de correlación ítem-ítem permitió identificar cuatro de ellos que, con carácter general, presentaban bajas correlaciones. Estos ítems se omiten del análisis factorial que se recoge a continuación, sin que ello implique una reducción significativa del nivel de consistencia de las variables motivaciones (alpha de Cronbach = 0,777;  F = 259,662, < 0,001). A partir de las razones o variables motivaciones recogidas en la tabla 3 se ha realizado un análisis factorial que ha permitido extraer dos dimensiones motivacionales para visitar isla Santay como espacio natural protegido. Si bien el interés reside en las puntuaciones factoriales que se derivan de dichos componentes como herramienta para establecer la fuerza de las motivaciones de cada visitante, resulta de utilidad caracterizar cada unos de los factores extraídos.

De acuerdo con la tabla 3, el primer factor se relaciona con motivos de naturaleza, razones habituales en destinos turísticos que cuentan con un ecosistema rico y diverso, junto con motivos hedónicos. Este factor representa a turistas que conciben la visita como un instrumento para contactar y ampliar sus conocimientos sobre la naturaleza y, a la vez, alejarse de las tensiones del día a día. A este primer factor le hemos denominado Motivos Ecológicos y Hedónicos, y explica casi el 36% de la varianza total de la matriz de motivaciones. El coeficiente alpha de Cronbach (0,814) de los cinco ítems que integran esta dimensión de motivación revela la fiabilidad de la subescala. El segundo de los factores encontrados, denominado Motivos Sociales y Gastronómicos, explica casi el 21% de la varianza total de la matriz de motivaciones y relaciona a un turista que concibe la visita como un instrumento para compartir tiempo y nuevas experiencias con personas cercanas de su entorno (pareja, familia y/o amigos), y disfrutar de la gastronomía que se oferta en los comedores que gestionan miembros de la comunidad local. El valor del coeficiente alpha de Cronbach (0,571) también constituye una subescala fiable. Estos resultados evidencian la existencia de esquemas motivacionales diversos para acudir a Santay como destino turístico de naturaleza, estando en la línea con el núcleo de la teoría motivacional de Crompton (1979) que categoriza en dos grandes bloques los motivos que inciden sobre la conducta turística: motivos sociopsicológicos, donde el viaje o la visita es un medio para la satisfacción de necesidades de tipo social o psicológico de individuos o grupos, y motivos culturales, en los que la satisfacción obtenida estaría en relación con los atributos propios del destino turístico.

El estudio de las motivaciones proporciona fundamentos para establecer una segmentación de Santay como destino ecoturístico. Para ello se ha efectuado un análisis de conglomerados no jerárquico con las puntuaciones factoriales de las dos dimensiones extraídas. Bajo el criterio de maximizar la varianza entre tipologías y minimizar la varianza dentro de cada una de ellas, la mejor solución que cumple los criterios es la que establece tres clústers o conglomerados.

La tabla 4 muestra la caracterización de los clústers a partir de las medias de las variables de motivación para los 12 ítems recogidos en el cuestionario. El estadístico F del ANOVA permite contrastar que las medias comparadas no son iguales, pero no permite precisar dónde se encuentran las diferencias detectadas. Para saber qué media difiere de otra se ha utilizado un tipo particular de contraste denominado comparaciones múltiples post hoc o comparaciones a posteriori. Al objeto de efectuar estas comparaciones no puede asumirse que las varianzas poblaciones sean iguales (el nivel crítico asociado al estadístico de Levene es menor que 0,05 para casi todos los casos, por lo que se rechaza la igualdad de varianzas). El estadístico F del ANOVA se basa en el cumplimiento de dos supuestos: normalidad y homocedasticidad. Por tanto, y dado que no es posible asumir que las varianzas poblacionales sean iguales, se recurre al estadístico de Welch como alternativa al estadístico F del ANOVA (tabla 5). El nivel crítico asociado ambos estadísticos es menor que 0.05, pudiéndose rechazar la hipótesis de igualdad de medias y concluir que los promedios de las variables motivacionales de los tres conglomerados comparados no son iguales.
El primero de los conglomerados está integrado por el 11,8% de la muestra, siendo uno de los dos grupos que anota elevados registros en los ítems relacionados con la dimensión social. Otro dato importante de este conglomerado es el hecho que muestre las puntuaciones más bajas en los ítems relacionados con la dimensión ecologista-hedónica. Se trata de un visitante que busca principalmente una opción de viaje que le permita vivir nuevas experiencias con familiares y amigos. A este grupo o conglomerado se le ha denominado turista social. El segundo conglomerado incluye el 83,5% de la muestra, y se caracteriza por anotar los valores más altos en todos los ítems empleados para extraer las dos dimensiones motivaciones. Se trata de un turista que, junto con conocer y contactar con la naturaleza, se plantea la visita como una herramienta para romper con su rutina, a la vez que disfrutar con los familiares y/o amigos, y de la gastronomía local. Al relacionarse claramente con las dos dimensiones extraídas, a este grupo lo hemos denominado turista eco-hedónico-social. El último de los conglomerados es el grupo más reducido, representa solo 4,7% del tamaño de la muestra, y se caracteriza por mostrar bajos registros significativos en los ítems relacionados con la dimensión social-gastronómica. Respecto a la dimensión ecologista-hedónica, este conglomerado, por lo general, anota elevados registros significativos, lo que implica que se relaciona claramente con este ámbito. Por ello, este grupo podría corresponder con un turista ecológico-hedónico.

            Por otro lado, las dos motivaciones menos importantes para visitar la isla son la degustación de su gastronomía y la realización de compras relacionadas con la artesanía. Consideramos que la baja calificación de estas motivaciones, y sobre todo en relación con el resto, demuestra, de forma clara, el potencial que tiene el turismo comunitario en la isla ya que se puede reforzar de una forma clara tanto la gastronomía disfrutada en la isla como la venta de artesanía. En ambos casos, y siempre que sea correctamente planificada y gestionada por la comunidad local, el turismo puede incrementar de forma significa los ingresos obtenidos por los residentes.

  1. CONCLUSIONES

               Se sabe que el turismo contribuye al desarrollo local, sobre todo en lo que respecta los aspectos económicos y sociales. El conocimiento de la tipología del turista que visita estos lugares se hace imprescindible para coordinar qué productos turísticos son necesarios ofertar y cómo se debe adaptar los ya existentes. A partir de los resultados encontrados, se puede notar que las personas que visitan Santay representan a un turista caracterizado por ser joven, con un elevado nivel de formación y procedente principalmente de Ecuador. El origen de las visitas revela el marcado carácter local de este destino turístico de naturaleza. En consonancia con lo expuesto por Chi y Luzar (1998) y por Wearing y Neil (1999), se destaca que más de la mitad de los turistas encuestados tienen estudios de enseñanza universitaria, lo cual demuestra la importancia que tiene la conservación de la naturaleza en las personas con mayor formació educativa.

Desde el punto de vista motivacional, Santay es un destino al que se acude principalmente por motivos ecológicos y hedónicos, a lo que hay que unir también motivos de tipo social. El reconocimiento como Sitio Ramsar le otorga una privilegiada posición para seguir creciendo como destino de naturaleza en Ecuador. En este sentido, se hace necesario seguir trabajando en pro de un desarrollo turístico sostenible gestionado por la propia comunidad local de San Jacinto. De igual forma, se pone de manifiesto que los visitantes realizan una valoración poco significativa a sentirse motivados por la gastronomía y compra de artesanías, siendo estos resultados coherentes con un perfil de turista más bien interesado por una experiencia ecológica que de turismo de masas.
Los resultados obtenidos tienen una clara implicación para los actores turísticos, justifica la necesidad de reflexionar sobre la gestión que hasta la fecha se está implementando al objeto que Isla Santay sea un lugar sugestivo como destino turístico natural que es. La aplicación práctica de esta investigación es que permite a los gestores turísticos y a la administración pública obtener una mejor visión para determinar las estrategias que podrían adoptarse, o desarrollarse, para mejorar la actitud positiva de los visitantes y el interés por el ecoturismo en la isla Santay.
La dirección adecuada de la empresa turística en aspectos tales como la orientación hacia el consumidor y el conocimiento de las motivaciones son relevantes por sí mismos, porque permiten tomar decisiones y diseñar estrategias. Son los turistas, su satisfacción y fidelidad el fundamento último de la empresa turística, y de ellos depende el éxito de la misma.
En este trabajo hemos querido dejar constancia de la importancia que tiene el conocimiento del perfil del consumidor que busca un espacio de relajación, conocer sitios nuevos, conectarse con la naturaleza, pasar tiempo en familia y amigos y conocer el paisaje, flora y fauna. Estas motivaciones hacen que el perfil de este turista sea compatible con el del turista de naturaleza, descrito por la literatura disponible.
En concordancia a lo expuesto por Prayag (2009), los estudios empíricos tienen limitaciones que afectan a la evaluación y generalización. Como principal limitación de esta investigación se encuentra el periodo temporal en el que se realizó el trabajo de campo.  Ello limita las posibilidades de generalización y abre nuevas posibilidades de contrastación hacia otros destinos. A pesar de estas limitaciones, los resultados presentados contribuyen a la literatura, proporcionando aspectos relevantes de isla Santay como espacio para el ecoturismo. Para concluir, es necesario destacar que en el campo de los estudios sobre isla Santay queda aún espacio para emprender nuevos estudios. Como futuras líneas de investigación se propone completar la investigación sobre espacios naturales en otras áreas geográficas similares en Ecuador con la finalidad de poder comparar los resultados.   

  1. AGRADECIMIENTOS

Agradecemos de manera especial a la Subsecretaria de Gestión Marina y Pesquera del  Ministerio del Ambiente de Ecuador por su ayuda en la realización del trabajo de campo y a los habitantes de la Isla Santay por su hospitalidad y gran apoyo durante la realización de esta investigación.

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* Doctoranda en Ciencias Sociales y Jurídicas por la Universidad de Córdoba-España, Magister en Ciencias con mención en Economía y Gestión Empresarial. Docente investigadora en la Universidad Casa Grande de Guayaquil-Ecuador.

** Doctor en Ciencias Económicas y Empresariales por la Universidad de Córdoba-España. Magister en Gestión Económica y Financiera. Docente investigador en el Departamento de Economía Aplicada del Campus de Excelencia Internacional, ceiA3, Universidad de Córdoba-España.

*** Magister en Educación Superior. Docente investigadora en la Facultad de Administración y Ciencias Políticas, Universidad Casa Grande-Ecuador.


Recibido: Febrero de 2017 Aceptado: Junio de 2017 Publicado: Julio de 2017

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