TURyDES
Vol 2, Nº 5 (junio / junho 2009)

PERSPECTIVAS EDUCATIVAS: ANÁLISIS DE LAS EXPECTATIVAS DE ALUMNOS INGRESANTES A LA CARRERA DE TURISMO

Maximiliano Korstanje (CV)

 

INTRODUCCIÓN

La educación puede comprenderse como un proceso de producción y reproducción del orden cultural vigente en donde se establecen ciertos códigos sociales y de relación específicos (Durkheim, 1997; Bordieu y Passeron, 2003; Bernstein, 2003). Lo cierto, es que su etimología tiene dos significados bien distintos.

Por un lado, proveniente del latín educare, el término hace referencia a “alimentar ganado”; mientras que por el otro, significa “guiar o conducir”. Si se toma una u otra como referente, se puede concebir a la educación como una forma codificada y específica de dominación o como un mecanismo de inserción social.

En este contexto, el siguiente artículo se constituye como un abordaje de tipo exploratorio con el fin de formular potenciales hipótesis de trabajo en muestra de mayor representatividad muestraria. En consecuencia, el objetivo del trabajo versa en describir las motivaciones, expectativas y posibles estereotipos que tienen los ingresantes a las carreras de grado en turismo en Buenos Aires.

Desde un punto de vista exploratorio y cualitativo, se ha tomado como unidad de análisis a 8 alumnos de entre 18 a 35 años concurrentes de una prestigiosa Universidad Argentina cuya característica o variable principal es ser ingresantes al primer año de la licenciatura. La no representatividad muestraria con respecto a su universo, sugiere que los resultados obtenidos sólo sean aplicables a este grupo, por ende su alcance sea parcial, y además no sean generalizados o proyectados fuera de este contexto.

Las preguntas principales que dirigen la investigación versan sobre ¿cuáles son los estereotipos más comunes de los alumnos ingresantes con respecto a la carrera turística?, ¿Cuáles son según sus perspectivas los escollos que creen afrontar durante la misma?, ¿Cómo creen que pueden superar esos obstáculos?.

Una idea tentativa, sugiere que los alumnos ingresantes a las carreras iniciales en Turismo asocian la carrera a estereotipos relacionados con el placer, el viaje como forma de desplazamiento geográfico y la diversión.

ESTADO DE LA CUESTIÓN

Evidentemente, el turismo es considerado hoy como una industria más bien relacionada con el placer, el hedonismo y los viajes, que con la investigación científico-académica. Este estereotipo es muchas veces sustentado por las mismas Ciencias Sociales que trivializan los alcances de los turistólogos (Franklin y Crang, 2001; Santos Filho, 2008).

Si bien no sea necesario (en este momento) entrar en un debate sobre que es el turismo en sí, existe consenso por algunos investigadores en señalar que gran parte de la educación universitaria hace referencia a la actividad como un fenómeno comercial. (Cooper, 1992; Coles, Duval y Hall, 2005; Salazar, 2006)

Por el contrario, para Jafar Jafari la perspectiva científico-céntrica en el estudio del turismo obedece a los propios parámetros de la cientificidad occidental. La misión de esta “plataforma” versa en describir pero sobre todo explicar, las diferentes dinámicas que dan origen al turismo como fenómeno social. (Jafari, 2005)

No obstante, como sostiene Salazar, gran cantidad de investigadores y científicos sociales cuya disciplina no pertenece a la turismología, se están viendo interesados en estudiar temas relacionados al turismo. Esto requiere, sin lugar a dudas, un enfoque multidisciplinar de diálogo e interacción. El punto central, no radica en discutir sobre que disciplina tiene mayor ingerencia u objetividad en el estudio del turismo, sino precisamente sobre cuales son las herramientas metodológicas más adecuadas para estudiar el tema en un contexto por demás cambiante. (Salazar, 2006)

En esta misma línea, aunque con una hipótesis de trabajo diferente, Keila Mota explica que la integración multidisciplinar requiere de un núcleo cuyo contenido se forma de los “paradigmas” comunes a las disciplinas involucradas; puntos adaptables donde el conocimiento puede ser adaptado o modificado; y finalmente puntos descartables, que por su constitución inherente a la disciplina que le da origen, no pueden ser adaptados de ninguna manera al estudio científico del turismo. (Mota, 2004)

Sin embargo, en Argentina la realidad parece ser otra. En un trabajo de tipo empírico con manejo de fuentes cuantitativas a escala y cualitativas (triangulación), Korstanje demostró que las principales escuelas universitarias en Turismo ubicadas en la Ciudad y Provincia de Buenos Aires (Argentina), ofrecen una alternativa académica con arreglo a perspectivas comerciales a sus alumnos en detrimento de una postura académico-científica; la educación turística lleva a reproducir las estructuras económicas históricamente vigentes de una región o país determinado (Korstanje, 2007). Como bien ha observado De Kadt (1995), que el turismo sea una actividad capaz de promover la autonomía o dependencia económica sólo se sujeta a los procesos históricos en los cuales esa sociedad se encuentra inserta.

Por otro lado, la cientificidad del turismo, en realidad, no depende a la actividad en sí misma, sino del método que se utilice para estudiarla. Al respecto, Schluter sugiere toda una gama de abordajes y temas en relación a la investigación turística. En este sentido, la autora sostiene “a pesar de los numerosos estudios realizados aún queda mucho por conocer sobre el fenómeno turístico. Por esta razón, los estudios que se limitan a describir el fenómeno aún son de gran utilidad y constituyen la base de futuros trabajos que pretenden establecer relaciones causales entre variables” (Schluter, 2005:21).

Pero ¿que expectativas tienen realmente los alumnos ingresantes en las carreras universitarias de grado con respecto al turismo?, ¿Cuáles se supone que son los obstáculos que ellos creen encontrarán a lo largo de la misma?.

PLANIFICACIÓN, DESARROLLO, EXPECTATIVAS Y FRUSTRACIÓN

Comprendemos al desarrollo psicológico como un elemento clave en la conformación de la personalidad y su forma de ver el mundo. El crecimiento biológico del niño en su primera etapa estará condicionado por la relación con sus cuidadores (padre o madre), y de ese vínculo surge su representación del entorno por medio de mecanismos sustitutivos del amor filial como el juego. Aquellos vinculados en ambientes de estabilidad emocional demostrarán una tendencia a desarrollar una exploración del mundo circundante mayor en comparación con aquellos insertos en entornos de inestabilidad. Existe todo un conjunto de expectativas y frustraciones derivadas de la forma en que el niño construye su mundo. Esta tendencia a desplazarse en busca de nuevas experiencias (fuera del lazo materno o del objeto transicional) conlleva en la adultez a la idea de adquirir conocimiento y relaciones duraderas. Los problemas que plantea el medio al ego durante toda su vida biológica y las diferentes estrategias formuladas por éste, para enfrentarlos o retraerse, se forman en los estadios primarios del desarrollo cognitivo infantil (Bowlby, 1989) (Winnicott, 1996) (Reich y Schmitt, 1998). De esta forma, un correcto (estable) vínculo parental en conjunción con acertadas estrategias de resolución de problemas genera una habilidad específica para resolver problemas y una mayor tolerancia la frustración (personalidad de tipo segura).

Dentro de la misma psicología las diferentes escuelas apoyan consideraciones epistemológicas e hipótesis diversas en relación a la estructuración y desarrollo cognitivo. A mi juicio y a los efectos de este trabajo quien mejor ha tratado y resumido este tema es la psicóloga Rojas Ospina en su artículo titulado Planificación cognitiva en la primera infancia, sostiene “una hipótesis probable se relaciona con la flexibilidad como una característica de la planificación, pues el niño adaptar la forma de resolución de acuerdo con el problema que la tarea le plantea; sin embargo es interesante plantear si esta flexibilidad es inherente a la planificación o si tiene que ver con el momento del cambio en el que se encuentra el niño en la tarea o si está determinada ya a un nivel de dominio general por el grado de relación entre las diferentes herramientas de pensamiento en la resolución de problemas” (Rojas Ospina, 2006:113).

Para la perspectiva del desarrollo, la adquisición de etapas básicas y complejas como la memoria o el lenguaje se da por medio de un proceso lineal evolutivo de ensayo y error (Piaget, 1985). Esta corriente, hace referencia a la cadena de medios y fines para la concreción de objetivos como un modo natural de la construcción en la personalidad.

Por el contrario, para la corriente de la información los problemas son tomados como forma de estudio de los procesos mentales. Es decir, el factor clave -en estos estudios- no es la consecución lógica de medios para un objetivo, sino la capacidad del actor de alternarlos en forma cambiante acorde a su experiencia y las restricciones del medio que lo rodea. (Newell y Simon, 1972)

En este sentido, la corriente funcionalista considera a la planificación cognitiva como una herramienta que permite al sujeto prever y anticiparse al problema, antes de que éste realmente suceda y le provoque ansiedad. Los objetivos presentados crean en el sujeto toda una gama de representaciones hipotéticas que permiten construir formas guiadas de acción para cada uno de los problemas. Estas representaciones ideales se denominan también expectativas.

Al respecto Ospina advierte “el niño manipula de forma directa el dispositivo, pudiendo observar los efectos de sus acciones sobre el objeto. Mientras que cuando el niño prevé, implica acciones mentales sobre un modelo imaginado; implica distanciarse de lo actual y supone una representación de condiciones de la situación que no necesariamente están presentes” (Rojas Ospina, 2006:107)

En efecto, la escuela funcionalista sostiene que el niño -por medio de la abstracción- puede evaluar los recursos disponibles y anticiparse a los diferentes problemas que pudiera surgir acorde a un nivel de complejidad mayor. La posibilidad de adecuarse a las normas, o a las oportunidades por medio de la anticipación parece según esta corriente teórica un elemento presente desde la temprana edad. (Rojas Ospina, 2006)

¿Pero que se entiende realmente por expectativas?, ¿Cómo interactúan con el desarrollo en procesos de aprendizaje y adaptación?.

El aprendizaje sugiere que el niño establezca toda una gama de experiencias e imágenes sobre su mundo. El mundo creado es consecuencia de principios de exploración, ensayo y error. El sujeto acomoda sus experiencias surgidas de la interacción con el ambiente a esquemas de estructura cognitiva por medio de la construcción de engramas (mapas). Esta especie de mapas le dará un sentido a su vida, y a su forma de comprender el mundo. Por tanto todos los eventos, son externos al sujeto y sólo son interpretados según su sentido adquirido. Como acertadamente señalan Ceberio y Watzlawick (1998:76) “la selectividad perceptiva permite la mirada, admitiendo solamente algunas particularidades del objeto que son relevantes para el observador y nada más que para él, o en última instancia para un grupo de personas que comparten una percepción similar por medio de un código común. Esta impronta se tiñe de intencionalidad, y no es ingenua, a través de la constitución de engramas asociados a significaciones, convirtiendo el acto de conocimiento en auto referencial”. Por otro lado, las expectativas se vinculan al mundo percibido, como guías ideales (culturales) que de concretarse se transforman en objetivos. La posibilidad de buscar y fijar en el sentido de Ceberio y Watzlawick, considera la posibilidad de pérdida y posterior sentimiento de frustración. En resumidas cuentas, tanto la expectativa como la frustración son partes inherentes al proceso de aprendizaje. Comprendiendo a ésta última como todo aquel sentimiento desagradable experimentado por el sujeto al verse trunco sus metas deseadas.

En consecuencia, a las expectativas como tipos ideales creados por ciertos mecanismos perceptivos cuando las condiciones de previsibilidad son escasas; por línea general, la expectativa sopesa las posibilidades a favor y descarta selectivamente por medio de la percepción aquellos puntos críticos que pueden atentar contra la concreción de la misma. En sí, una expectativa, es una simple suposición de un evento potencial plausible de ser cumplido o incumplido. En el caso de incumplimiento, la expectativa puede derivarse en frustración. En contextos sociales adversos, las expectativas cumplen una función de homeostasis para el ego generando escenarios hipotéticos positivos mediante el proceso de factores de privación y carencia (estímulos negativos) recibidos del entorno (Ceberio y Watzlawick, 1998). Así, un individuo con bajos recursos económicos puede concebir su carrera como una forma de salir o superar ese estado dándole cierta prioridad en cuanto a otras cuestiones de su vida.

Siguiendo este mismo ejemplo, en el caso de las carreras universitarias, donde su concreción exige y requiere de cierto lapso de tiempo y diversidad de acciones, las expectativas se comportan acorde a un escenario de escasa previsión (incertidumbre) y por lo tanto se vinculan más a las experiencias pasadas del estudiante en la escuela secundaria que a la vida universitaria en sí; en efecto, el ingresante tiene un escaso conocimiento del mundo universitario por tanto construye sus expectativas acorde a experiencias vividas en lo mediato.

Según varios estudios de los psicoanalistas Wilhelm Reich y Vera Schmitt, durante su educación los niños mantienen cuatro etapas diferenciadas entre sí, pero cuyo hilo conductor es una necesidad constante de poseer; a medida que el sujeto va creciendo y desarrollándose en su vida adulta, esa necesidad de posesión territorial se traduce en necesidad de conocimiento. Los autores, sostienen que tanto en la edad temprana como en la adulta, el afán de posesión se encuentra presente en todos los estadios evolutivos. En consecuencia, las expectativas y las frustraciones se relacionan estrechamente con la posibilidad de recibir o perder que percibe el ego (Reich y Schmitt, 1998).

Si bien como ya se ha mencionado las expectativas son necesarias para el sujeto, cuando se convierten en excesivamente altas, existe un riesgo (patológico) bastante elevado a generar procesos de frustración, los cuales a su vez se derivan en casos más complejos de depresión y evasión. La incapacidad por alcanzar los objetivo planteados en forma sistemática, invierte el mecanismo y crea en el ego ciertos modos de valoración sustentados no por el éxito propio sino por el fracaso ajeno, a esta figura el psicoanalista Hugo Bleichmar llamó narcisismo bipolar (Bleichmar, 2002).

Lo expuesto hasta el momento, lleva también a preguntarse ¿cuáles son los problemas educativos más comunes en los estudiantes universitarios y que vínculos tienen estos en el turismo?.

LOS PROBLEMAS EDUCATIVOS Y EL TURISMO.

La educación universitaria, parece por estos días no tener la calidad que tenía en décadas anteriores. Tenti Fanfani sugiere como causa principal a la homogeneización y el acceso (gratuito) generalizado a la misma. La posibilidad de extender la educación a grande capas de la población paradójicamente ha bajado el interés y la motivación de los alumnos por ella. (Tenti Fanfani y Sidicaro, 1998; Tenti Fanfani, a2000; Tenti Fanfani, b2000; Tenti Fanfani, 2003)

Sin embargo, la tesis de Fanfani es insustentable por tres motivos principales. En primer lugar, el contexto al cual el autor hace referencia poco tiene que ver con la modernidad y los procesos sociales que de ella se derivan. Segundo, ante la diversidad provocada por las migraciones masivas de mitad de siglo XIX, la educación pasa a formar parte de un proceso de integración basado en complejos procesos de construcción identitaria con bases al estado-nación, pero su aplicación no es lineal ni mucho menos progresiva. Por último, aun cuando la educación paga o jerarquizada pueda crear nuevas maneras de valorarla, en cuestiones universitarias se encuentran grandes problemas de deserción y rotación estudiantil en universidades con altas cuotas de entrada. En otros términos, nada asegura que la educación pública no sea más motivadora que la privada o viceversa. (Korstanje, 2007)

Por otro lado, la educación se configura como un espacio de reflexividad entre alumno y maestro, donde las experiencias de cada uno y sus expectativas se alimentan recíprocamente. Así, el profesor Viegas afirma “la experiencia pedagógica se convierte en una invitación a exponer los lenguajes, sueños, valores y encuentros que constituyen la vida de aquellos cuyas historias son, con frecuencia, activamente silenciadas, por acción, por omisión, por los dueños del conocimiento” (Viegas, 2008:170)

Sin embargo, los claustros académicos pueden ser una fuente de presión y estrés para muchos estudiantes. El efecto que ejerce sobre sus expectativas, la presión educativa y la excesiva reglamentación como así también la frustración provoca malestares de tipo psico-sociales.

Un estudio empírico aplicado a estudiantes universitarios en Buenos Aires reveló que las mujeres tienen una tendencia a la desmoralización con respecto a los varones. Desde este prisma, el 30% de la muestra femenina mostró trastornos y malestares psicológicos mientras que el 15% de los varones padece dichos malestares (Casullo y Quesada, 2003).

Otro estudio conducido en la Universidad Jaime I de España en un total de 872 alumnos, demostró que los principales obstáculos en sus carreras eran: realizar demasiadas tareas, los horarios, la temperatura del ambiente, un excesivo número de créditos, la reprografía, y manejo de la ansiedad en los exámenes entre otros. Sin embargo, estos escollos (percibidos) fueron contrarestados con ciertos aspectos facilitadores tales como el compañerismo, la biblioteca y el apoyo familiar. En tendencia general, se dieron bajos niveles de estrés estudiantil y satisfactorios índices de dedicación. (Salanova Soria et al, 2005)

En efecto, cabe mencionar que ante cierta privación existen elementos compensadores que pueden ser tomados y re-elaborados por el sujeto para construir su equilibrio psíquico. En este sentido, las expectativas con sus obstáculos y facilitadores se constituyen como “tipos ideales” capaces de re-elaborar simbólicamente las diferentes privaciones del entorno y proyectarlas en forma onírica. Pero por otro lado, esto no puede analizarse en forma disociada, y es menester relacionar la expectativa del estudiante con el discurso docente; o mejor dicho, la influencia que el discurso universitario tiene sobre el alumno.

El turismo, más que hecho social, se relaciona según el pensamiento docente a una internacionalidad y supuesta competitividad de mercado. Este discurso economicista, le da al turismo un giro de carácter comercial. Además, como una actividad multiplicadora de divisas, el Turismo presupone una interacción entre dos o más grupos y en consecuencia un proceso relacional el cual debe llevarse a cabo en contextos de cierta estabilidad institucional. “Conocer al turista y sus preferencias con respecto al consumo”, es una forma de crecimiento curricular para el estudiante. Pero ¿alguien se pregunto porque?, o ¿mejor dicho bajo cuales contextos?

Al respecto, Machini sostiene “el turismo es un fenómeno internacional, de estructura compleja, en continuos y rápidos cambios en lo social, tecnológico y político. Para hacer frente a este contexto, requiere profesionales que sean el producto de la perfecta y equilibrada ecuación de los tres saberes que sustentan los planes de estudios en la formación de competencias: saber, saber hacer y ser para satisfacer las necesidades de una demanda cada vez más exigente, donde los estados son concientes que es un actividad económica que genera una fuente de ingresos importante.” (Manchini, 2008:35)

Si por un momento, se analiza el discurso que precede, se obtienen dos estructuras bien diferenciadas que luego se encuentran presentes en el estudiante: a) la internacionalidad del turismo exige un fuerte contexto de inestabilidad y competencia en donde el conocimiento se constituye como el elemento central; y b) el turismo es comprendido como un fenómeno netamente económico, en donde el profesional debe ubicarse en relación de servicio en cuanto a las necesidades del turista o huésped.

Por otro lado, lamentablemente existen pocos antecedentes enfocados en las expectativas que los estudiantes de turismo tienen sobre la carrera (Aguiló, 1999); no obstante, Barrado Timón (2001) sugirió (ya hace unos años atrás) una tendencia a concebir al turismo como una actividad más enfocada en describir paisajes que en estudiar aspectos científicos de la geografía humana. Al respecto, el autor señala “a partir de mi propia experiencia docente a futuros titulados en turismo, he comprobado como a priori muchos estudiantes no atribuyen a la Geografía más que un papel descriptivo de los atractivos reales o supuestos de un lugar: una formación estrictamente enciclopédica que se acerca mucho más a una guía de viajes que a un conocimiento científico y aplicable” (Barrado Timón, 2001:8)

Para Barrado Timón, la causa principal del problema es la tendencia economisista que presupone considerar a la geografía y al turismo como meras formas descriptivas de paisajes por recorrer. Esta postura se caracteriza por una falta evidente de reflexión y crítica hacia el propio objeto de estudio; y en consecuencia trivializa sus alcances y perspectivas. La intención del autor, es relevar los planteamientos e intereses propios del alumnado, y la relación que estos pudieran tener con la formación geográfica. Asimismo, la muestra se subdivide en tres grupos mutuamente excluyentes; el primero se conforma con alumnos quienes ingresan a la carrera por vez primera, y luego los otros dos, con alumnos que demuestran experiencia en el cursado de otras materias vinculadas a la geografía. (ibid: 10)

En forma comparativa, el autor encuentra que el grupo sin formación geográfica previa tiende a considerar a la geografía como una forma descriptiva del recurso turístico (85) en comparación al grupo con formación obligatoria (73) y con formación geográfica optativa (21). Esto, simplemente, denota que “aún persiste con fuerza la visión de la geografía como un conocimiento enciclopédico y, en gran medida, pre-científico. Evidentemente, ésta no es privativa de los estudiantes de turismo, y difícilmente se podrá actuar contra ella desde la Universidad. Tan sólo la mejora de la formación espacial en la enseñanza primaria y secundaria, junto con el papel social d los geógrafos, podrá cambiar la percepción negativa que desde prácticamente su consolidación viene arrastrando en España esta Ciencia” (ibid: 20).

Se considera al mencionado estudio, como de gran importancia para el presente trabajo exploratorio por dos motivos centrales; en primera instancia, permite analizar la posición y formación pre-universitarias del estudiante como mecanismos los cuales coadyuvan en la creación de expectativas e ideas sobre una determinada carrera o disciplina; segundo, hace expresa referencia a la tendencia economisista que considera al turismo como una actividad comercial a-crítica y superficial.

DISEÑO METODOLÓGICO

Desde un punto de vista metodológico, consideramos que si bien no es necesario desglosar los datos por edad y género, por otro lado, es importante mantener cierta neutralidad y equilibrio en la composición de la muestra tratando de controlar las variables ambientales que pudieran condicionar las respuestas obtenidas. Asimismo, el tamaño de la muestra no es estadísticamente representativo del universo estudiantes universitarios en turismo, por ese motivo, la metodología utilizada ha seguido una modalidad exploratorio-descriptiva más que extensivo-explicativa.

De esta manera, la muestra se compone de 4 varones y 4 mujeres de entre 18 y 35 años de edad, alumnos de primer año de la Licenciatura en Turismo, turno noche.

A todos ellos, se les dio tiempo a elección para responder a tres ítems principales:

a) Especificar tres primeras palabras que vinieran a la mente al mencionar Turismo.

b) Detallar cúales son las expectativas que tienen los involucrados con respecto a su carrera.

c) Detallar cuales son los obstáculos que van a enfrentar en la duración de la misma.

Con el fin de no restringir la profundidad de las respuestas y por las características del grupo, se ha decidido no aplicar cuestionarios cerrados o semi-estructurados, sino por el contrario dejar que el alumno vuelque sus expectativas en forma libre y anónima.

El ítem A hace referencia directa a los tres principales estereotipos propios del turismo en los alumnos; el ítem B intenta explorar sobre las expectativas emocionales y cognitivas de los alumnos con respecto a una carrera que recién comienza, y por último el item C, considera una proyección (preactiva) de los problemas que conlleva la carrera y las formas tentativas de solucionarlos.

ANÁLISIS DE LOS DATOS

A modo introductorio se puede establecer al estereotipo viaje o desplazamiento en 7 de los 8 consultados. Asimismo también se encuentran referencias expresas al placer, a la experiencia, y al ocio al momento de identificar con un término al turismo. El siguiente cuadro comparativo demuestra lo expuesto:

Como puede observarse, en el cuadro número 1, los viajes y los desplazamientos llevan un total de 7, seguido del placer o recreación con 4, luego los estereotipos experiencia, descanso y otros con 3, y por último el conocimiento y el ocio con 2.

Los datos expuestos, llevan a confirmar que existe cierta presencia en los consultados de asociar al turismo con estereotipos vinculados al placer, el viaje y el descanso que a la investigación científica propiamente dicha. En cuanto a las expectativas propias de la carrera, las respuestas han sido diversas y un análisis de contenido (discurso) parece el método de exposición más pertinente. Por un tema de ética profesional, los nombres verdaderos no serán revelados.

Se ha realizado un análisis de contenido con respecto a los verbos utilizados por los consultados en sus respuestas con respecto a las intenciones para con la carrera. Desde una perspectiva lingüística, el verbo denota acción y de su interpretación pueden surgir resultados interesantes. Como conectivo y generador de la acción, el verbo le otorga al sustantivo un sentido cierto y específico, que de tener la posibilidad amerita ser estudiado. Por tal motivo, se ha procedido a dividir los verbos en cuatro grupos: de aprehensión o utilidad, como por ejemplo poder, estar, trabajar, tomar, servir, poseer, permitir; relacionados al conocimiento, como conocer, capacitar, etc; de interacción tales como mostrar, convivir, contribuir y transmitir; y otros.

El cuadro número 2, muestra claramente que en las respuestas recogidas (sobre las expectativas de la carrera) existe una clara tendencia a observar verbos relacionados con la aprehensión (11), seguido luego de relacionados al conocimiento (7), interacción (4) y otros (2). Este hecho, dar una idea general del turismo como una actividad práctica con arreglo a verbos que denotan poder y utilidad, seguido del conocimiento como forma misma de concentrar ese poder, en detrimento de otras tipologías como la interacción. El poder es parte inherente a la naturaleza humana y en consecuencia acompaña al hombre durante toda su vida, un niño tiene la propensión a tomar objetos de su medio ambiente y mientras se desarrolla reemplaza esa necesidad por la de conocer; en el conocer también hay una tendencia a la posesión sea ésta material o simbólica (Reich y Schmitt, 1998).

Por otro lado, una de las mayores preocupaciones de los estudiantes de turismo, al ingresar a la carrera parece ser, asegurarse una inserción laboral en el mercado turístico que les permita cierta experiencia y encarar un proyecto propio. Esta forma de ver el negocio, se distancia de la visión clásica donde (años atrás) los estudiantes declaraban tener como objetivo póstumo el insertarse en puestos comerciales medios en hoteles o agencias de viajes y hacer carrera en ellos. Según Barrado Timón (2001), se observa en los estudiantes de turismo y hotelería de los primeros años, un cambio en la forma de ver su futuro desempeño laboral. Actualmente, la preocupación del estudiante versa sobre la posibilidad y las limitaciones de intentar proyectos comerciales propios o por lo menos, proyectos donde su participación sea protagónica. En concordancia, con lo expuesto, entra las expectativas de Esther, está “lograr implementar un negocio propio relacionado con la carrera, luego de realizar una experiencia laboral en el área”, aunque también “conocer diferentes lugares y culturas, y poder realizar su carrera de la mejor forma posible”. Sin embargo, esta idea no se encuentra presente en todos los estudiantes. En el caso de Fernando su expectativa con respecto a la carrera es simplemente “capacitarme para poder trabajar en un sector que en mi opinión está creciendo en el país”. Esta opinión no muestra una idea de liderazgo o proyección de un negocio propio como si lo hace Esther.

En otros casos, los estudiantes deciden a estudiar turismo no sólo por el aspecto económico de la actividad sino también por la posibilidad de conocer nuevos paisajes y culturas. El factor estético y de relación psico-social parece una de las ideas centrales en los estudiantes (ingresantes) de turismo; así cuenta Leandro “mi expectativa con el turismo/hotelería es que me permita ejercer la profesión fuera de la ciudad de Buenos Aires. Poder transmitir y mostrar a las personas lugares distintos, contribuir a través del servicio con que las personas pasen momentos agradables, vinculándose al entorno en el que se encuentran, ya sea desde la belleza de los paisajes, la historia de los lugares, la perfección de la arquitectura etc.”

En forma análoga, Romina también hace referencia a la interacción con turistas como una de las formas de adquirir conocimiento y de buscar la convivencia en la propia sociedad. “¿Qué me gusta?, la interacción con turistas de distintos lugares, que me permiten conocer parte de su cultura al hacerlos convivir con nuestra sociedad. El enriquecimiento que da el intercambio cultural propio de la actividad turística”

En las respuestas transcriptas queda claro la dualidad del turismo como actividad para sus futuros profesionales, alternando a su vez elementos tan antagónicos en la vida social como placer y distensión con trabajo y dedicación. En este sentido, la declaración de Sebastián son más que elocuentes “mis expectativas son relacionarme con la gente en un momento placentero, generado por un viaje, como por ejemplo formando parte del servicio que se les brinda”

Ahora bien, como ha señalado Rojas Ospina (2006), el individuo tiene ya consigo la capacidad de configurar y construir escenarios hipotéticos producto de sus propias expectativas y experiencias. En este sentido, podemos inferir que: las expectativas en los estudiantes de turismo son una creación (onírica) en un tiempo futuro basada en las propias experiencias adversas en el escenario presente.

En cuanto a ello, ¿cuáles son precisamente los problemas que creen encontrar en la carrera y como los solucionarían?.

Aquí, surge un elemento interesante que antes no habíamos tenido en cuenta. Entre las respuestas analizadas se encuentran:

A) La dificultad de trabajar y estudiar al mismo tiempo.

B) Conocimientos insuficientes en cuanto a los destinos turísticos; y las temáticas propias del turismo. En este mismo ámbito, la falta de capacitación a los profesionales del sector.

C) La expresión oral o escrita denotando problemas propios de la formación en el secundario.

D) Problemas relacionados con la inserción laboral.

Lamentablemente, en los consultados no hay una referencia concreta a la forma de solucionar los obstáculos durante la carrera; no obstante existe una marcada relación entre fantasía (cuya máxima expresión se nota en sus expectativas) y la realidad (la cual no es otra cosa que la vida cotidiana).

Para aquellos que dicen tener como expectativa central la inserción laboral, su preocupación mayor es “trabajar y estudiar: en este momento no lo estoy haciendo pero estoy intentando conseguir trabajo para solventar gastos de la carrera” (Esther); o en el caso de Fernando que dice “estar trabajando y no poder dedicarle el tiempo suficiente a la carrera”.

Esta tensión inherente entre trabajo y estudio, se ve proyectada en cuanto a la elección de la carrera alternando placer y profesión. Así, por ejemplo para Esther sus expectativas son “conocer diferentes lugares y culturas”, mientras que par Fernando “capacitarse para poder trabajar en el sector”.

Este elemento onírico / profesional con arreglo a lo exótico (como forma de escape) se ve también en otros alumnos como Leandro que considera la posibilidad de “ejercer mi profesión fuera de la ciudad de Buenos Aires, poder transmitir y mostrar a las personas lugares distintos.”

En analogía a lo expuesto según Romina, ella prefiere la interacción como forma distintiva del turismo y a su vez como una manera de conocer al otro en la propia sociedad. Esta clase de intercambio cultural, que Romina además presupone propia de la actividad turística, se proyecta en forma inversa en los problemas que ella ve como inherentes de la propia actividad.

Esta inconsistencia o tensión, entre expectativa y realidad (performance) sugiere la posibilidad de considerar a las expectativas como formas proyectadas de las diferentes privaciones experimentadas en el medio. Así, los alumnos que manifiesten su deseo de viajar y relajarse a la vez que ejercen su profesión, muestran serias dificultades para conllevar una carrera que por demás les exige tiempo y dinero. Mientras que para aquellos, que tienen la expectativa de conocer (otros espacios o personas), se de una carencia o falta de conocimiento no asumido en su propio entorno; estas necesidades son provenientes de situaciones sociales de mayor complejidad como pueden llegar a ser un mal secundario o recursos escasos. En este sentido, la expectativa cumple la función de proyectar positivamente las propias carencias que percibe el sujeto. En otras palabras, tanto expectativas como obstáculos forman parte del mismo mecanismo proyectivo y/o de aprendizaje de los cuales varios autores ya se han referido (Ceberio y Watzlawick, 1998) (Reich y Schmitt, 1998) (Rojas Ospina, 2006).

El caso de Romina (ya analizado) es claro al respecto; si bien por un lado como expectativa, ella argumenta “la interacción con turistas de diferentes lugares que me permiten conocer parte de su cultura”, también como problema a afrontar durante sus estudios declara “conocimiento insuficiente sobre los destinos y temáticas relacionadas al turismo tanto a nivel nacional como internacional”.

Para Martín, su expectativa máxima con respecto a la carrera versa en “conocer los transportes, objeto de esta materia y parte importantísima de nuestra actividad, en conclusión, comprenderlos para saber usarlos en un futuro cercano”; empero a la vez éste señala como su principal obstáculo “las materias que abarcan más la parte gramatical u oral, ya sea porque hay que presentar trabajos ante una clase llena de compañeros”. En este caso, también el anhelo de conocer conlleva una propia carencia para hacerse conocido ante los “otros”.

Todo parece, indicar, en el caso de Romina y Martín (pero también en otros) que sus expectativas se motivan y generan por problemas coyunturales específicos que por un lado son percibidos, experimentados y reorientados como sugiere la corriente funcionalista de la cognición. Por otro lado, si bien los datos obtenidos no son estadísticamente representativos se configuran como sólidos desde una perspectiva exploratoria y ameritan continuar siendo investigados.

Conclusiones

Las expectativas de los alumnos dentro de la muestra analizada indican que existe cierta presencia de estereotipos vinculados al viaje, el placer y la distracción en relación a la investigación científica, la docencia o la dedicación académica. Aunque con otra metodología, estos resultados respaldan los hallazgos obtenidos por Barrado Timón (2001) con respecto a la geografía en estudiantes ingresantes en la Universidad Jaime I.

Por otro lado, la inserción laboral y la posibilidad de alternar placer y trabajo parecen ser las principales expectativas con referencia a la carrera elegida.

En cuanto a los problemas que creen los alumnos encontrar a lo largo de la misma, se obtienen los siguientes resultados:

1) La dificultad de trabajar y estudiar al mismo tiempo.

2) Conocimientos insuficientes en cuanto a los destinos turísticos; y las temáticas propias del turismo. En este mismo ámbito, la falta de capacitación a los profesionales del sector.

3) La expresión oral o escrita denotando problemas propios de la formación en el secundario.

4) Problemas relacionados con la inserción laboral.

Más allá del origen de estos obstáculos específicos (o de su proyección) y las limitaciones derivadas de la no representatividad estadística de la muestra, se han obtenido los siguientes resultados parciales:

Las expectativas en los estudiantes de turismo son una creación (onírica) en un tiempo futuro basada en las propias experiencias adversas en el escenario presente.

La tensión observada entre expectativa y realidad sugiere la posibilidad de considerar a las primeras como formas proyectadas de las diferentes privaciones experimentadas en el medio. Así, los alumnos que manifiesten su deseo de viajar y relajarse a la vez que ejercen su profesión, muestran serias dificultades para conllevar una carrera que por demás les exige tiempo y dinero. Mientras que para aquellos, que tienen la expectativa de conocer (otros espacios o personas), sugieren la idea de una necesidad latente de carencia o falta de conocimiento en su propio entorno proveniente de situaciones sociales de mayor complejidad. Asimismo, si las expectativas se configuran como procesos proyectivos de problemas cotidianos en el entorno inmediato, la no resolución de estos o el no cumplimentar las expectativas pueden generar estados de frustración y en consecuencia abandonar la carrera. Estas ideas, deben ser abordadas mediante un trabajo de extensión con muestras de una mayor representatividad que la actual. Como ya se ha mencionado en la introducción, el presente trabajo ha intentado sólo ser un estudio exploratorio.

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

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