Observatorio Economía Latinoamericana. ISSN: 1696-8352


REVISITACIÓN DE LOS CLÁSICOS DEL CAPITALISMO TARDÍO: UNA PERSPECTIVA DE COMPRENSIÓN HISTÓRICO-ECONOMICA

Autores e infomación del artículo

André Cutrim Carvalho*

Pere Petit **

José Alves de Souza Junior***

UFPA, Brasil

Email: andrecc83@gmail.com

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RESUMEN
El presente artículo tiene como objetivo proponer una revisión de los clásicos del denominado capitalismo tardío – Ernest Mandel, Jürgen Habermas y Juan Manuel Cardoso de Mello – a través de una perspectiva de comprensión histórico-económica. Para Mandel, el período denominado como capitalismo tardío está marcado por la expansión del proceso de acumulación del capital, posible porque hubo un aumento significativo de la tasa de ganancia, pero que hizo que las contradicciones internas del modo de producción capitalista, aún, más agudas. Ya para Habermas, lo que configura esa etapa del capitalismo es la creciente intervención del Estado en la economía. Por último, Cardoso de Mello observa que el concepto de capitalismo tardío fue usado para tratar un proceso histórico, marcado por la emergencia del modo de producción capitalista en América Latina y Brasil. El capitalismo tardío puede ser caracterizado por la ampliación de la capacidad productiva mediante el creciente desarrollo técnico-tecnológico, sobre todo por el aumento de la acumulación de capital y de la tasa de ganancia; la expansión de las grandes corporaciones capitalistas a nivel global con la internacionalización de los mercados y, principalmente, por el intercambio desigual entre colonias y metrópolis, bajo el modo de producción capitalista.
Palabras-clave: capitalismo tardío; acumulación de capital; modo de producción capitalista; histórico-económica; América Latina y Brasil.
REVISITING THE CLASSICS OF LATE CAPITALISM: A PERSPECTIVE OF HISTORICAL-ECONOMIC UNDERSTANDING
ABSTRACT
The present article aims to propose a review of the classics of so-called late capitalism - Ernest Mandel, Jürgen Habermas and João Manuel Cardoso de Mello - through a perspective of historical-economic understanding. For Mandel, the period known as late capitalism it is marked by the expansion of the process of capital accumulation, which is possible because there has been a significant increase in the rate of profit but has made the internal contradictions of the capitalist mode of production even sharper. For Habermas, what constitutes this stage of capitalism is the increasing intervention of the state in the economy. Finally, Cardoso de Mello observes that the concept of late capitalism it was used to deal with a historical process, marked by the emergence of the capitalist mode of production in Latin America and Brazil. The Late capitalism can be characterized by the expansion of productive capacity through increasing technical and technological development, especially by increasing capital accumulation and the rate of profit; expansion of large capitalist corporations globally with the internationalization of markets and, above all, by the unequal exchange between colonies and metropolises within the capitalist mode of production.
Keywords: late capitalism; accumulation of capital; capitalist mode of production; historical-economic; Latin America and Brazil.

Para citar este artículo puede uitlizar el siguiente formato:

André Cutrim Carvalho, Pere Petit y José Alves de Souza Junior (2019): "Revisitación de los clásicos del capitalismo tardío: una perspectiva de comprensión histórico-económica", Revista Observatorio de la Economía Latinoamericana, (agosto 2019). En línea:
https://www.eumed.net/rev/oel/2019/08/capitalismo-tardio.html
//hdl.handle.net/20.500.11763/oel1908capitalismo-tardio


1. INTRODUCCIÓN

Con el "término" del auto proclamado capitalismo liberal – también conocido como capitalismo competitivo o clásico –, el modo de producción capitalista se transforma en todos los sentidos. Él, en realidad, experimentó una compleja evolución. Actualmente no se enfrenta a ningún desafío externo a su propia dinámica: impera en la economía de las sociedades más desarrolladas (centrales) y está en la economía de las sociedades menos desarrolladas (periféricas).
A veces, la fuerza del capital subordina modos de producción anteriores, es decir, el modo de producción capitalista es dominante en todos los cuadrantes del mundo, configurándose como un sistema planetario. El Capital involucra relaciones de esencia histórica, muchas resultantes de la acción de los hombres, que ejercen sobre ellos presiones y limitaciones, acarrean efectos y consecuencias que independen de su voluntad; pero, igualmente, son alterables y alteradas por la voluntad colectiva y organizada de las clases sociales.
Este es un período de la historia marcado por la sustitución del capitalismo comercial por el capitalismo industrial, el cual pasa a someter el capital mercantil a su verdadero papel de comprar barato y vender caro, es decir, de apropiarse de parte de la más-valía del capital industrial.
En este contexto, el modo de producción capitalista necesita ser comprendido como una forma social de producción y reproducción (del capital, principalmente), no sólo de mercancías para ser vendidas en el mercado, sino también una forma específica de relación social de producción que produce y reproduce , por un lado, la clase capitalista (burguesía) y, por otro, la clase proletaria (asalariados). La clase burguesa es la clase dominante y dirigente, y la clase proletaria de los asalariados es la clase dominada.
En la base de esta conflictiva relación social de producción, históricamente determinada, se encuentra la fuente del proceso de acumulación de capital: la más-valía, como parte del trabajo no pagado al trabajador. De hecho, el Capital es movimiento, dinamizado por sus contradicciones. Por estas razones el capitalismo no sólo es historia, pero tiene su propia historia como producto de transformaciones operadas, aún, en el seno del orden feudal, a partir del momento en que se impuso, sobre todo al instaurar mecanismo y dispositivos de desarrollo que le son tan particularmente favorables.
En las palabras de Marx (2003, p. 07, nuestra traducción): "Los hombres hacen su propia historia, pero no la hacen como quieren, no la hacen bajo circunstancias de su elección, sino bajo aquellas con que se enfrentan directamente, legadas y transmitidas por el pasado".
El presente artículo tiene como principal objetivo proponer una revisión de los clásicos (autores) del denominado capitalismo tardío a través de una perspectiva de comprensión por medio de la historia-económica. Para ello, el trabajo se dividió en cuatro secciones, además de esta sección introductoria. Son ellas: en la segunda sección se presentan los aspectos metodológicos de este artículo; en la sección tres el concepto de capitalismo tardío es presentado, teniendo como base para ello los autores: Ernest Mandel, Jürgen Habermas, y João Manuel Cardoso de Mello; y, por último, en la sección cuatro se hace las consideraciones finales.

2. METODOLOGÍA Y MÉTODO DE INVESTIGACIÓN

La especificación metodológica es parte obligatoria de la investigación académica que adopta el método científico, sin embargo, hay que distinguir el método de abordaje de dichos métodos de investigación. El método de abordaje se refiere a la filiación filosófica y al grado de abstracción del fenómeno estudiado; ya los métodos de investigación (o procedimientos) de una investigación consisten en las etapas concretas de la investigación y el uso de las técnicas de investigación adecuadas.
En las ciencias sociales en general, se impone una restricción metodológica: que es la necesidad de confrontación de la realidad pensada, abstracta de lo concreto, con la realidad empírica, es decir, aquella que es percibida por nuestros sentidos. Por su parte, según lo observado por Lakatos y Marconi (1991, p. 106, nuestra traducción): "los conocimientos prácticos están sometidos a la necesidad de conexión inmediata con la realidad a que se refieren".
En la investigación teórica, a diferencia de la investigación empírica - mientras que el método de investigación basado en levantamientos de campo de datos primarios o incluso en el levantamiento de datos secundarios - el método de investigación tiene que ver más con el método de exposición de las ideas: si el método deductivo o el método inductivo .
En estas condiciones, el método utilizado en este artículo involucra el método deductivo porque parte del general, o sea, la discusión involucrando los fundamentos teóricos para la comprensión de la dinámica de desarrollo del capitalismo tardío en una perspectiva de comprensión histórica-económico; y, también, el método inductivo porque considera lo particular, el papel de importantes pensadores pioneros sobre el tema, con destaque especial para: Ernest Mandel; Jürgen Habermas e João Manuel Cardoso de Mello.
Como el objetivo es caracterizar el papel de cada uno en el proceso de desarrollo de esta etapa conocida como capitalismo tardío en el marco del modo de producción capitalista, se puede definir esa investigación como del tipo exploratorio. En estas condiciones, desde un punto de vista metodológico, de acuerdo con autores como Gil (1991) apud Da Silva y Menezes (2005, p. 83, nuestra traducción):
[A] Investigación Exploratoria tiene por objeto proporcionar una mayor familiaridad con el problema con el fin de hacerlo explícito o construir hipótesis. Implica el levantamiento bibliográfico; (...) análisis de ejemplos que estimulen la comprensión. Asume, en general, las formas de Investigaciones Bibliográficas y Estudios de Caso.
Además, el artículo en cuestión buscará el mayor número posible de informaciones sobre la temática utilizando la técnica de investigación del tipo cualitativo, que tiene como finalidad ampliar las informaciones sobre el tema a través de libros, artículos de periódicos y otras referencias importantes. De acuerdo con Da Silva y Menezes (2005, p. 20, nuestra traducción):
[La investigación cualitativa] considera que hay una relación dinámica entre el mundo real y el sujeto, es decir, un vínculo indisociable entre el mundo objetivo y la subjetividad del sujeto que no puede ser traducido en números. La interpretación de los fenómenos y la atribución de significados son básicos en el proceso de investigación cualitativa. No requiere el uso de métodos y técnicas estadísticas. (...) El proceso y su significado son los principales focos de enfoque.
Estos, por lo tanto, son los aspectos metodológicos más importantes del presente trabajo.

3. CAPITALISMO TARDÍO EN UNA PERSPECTIVA DE COMPRENSIÓN HISTÓRICO-ECONOMICA: REVISANDO LOS CLÁSICOS

La etapa del capitalismo denominada capitalismo tardío se caracteriza por la expansión del proceso de acumulación, internacionalización y centralización del capital, así como por la introducción sucesiva de la automatización en la producción, la reducción del tiempo de rotación del capital y, sobre todo.
El período denominado "Era de la Catástrofe" por el historiador Eric John Ernest Hobsbawm, subentende la periodización del inicio de la Primera Gran Guerra Mundial hasta el final de la Segunda Guerra Mundial. De hecho, el período en cuestión ocasionó una profunda inestabilidad económica, política, social, cultural e incluso ambiental en términos mundiales. Y, justamente, por eso, se conoció como la "Era de la Catástrofe", en la percepción del Hobsbawm (1995).
El término "Spätkapitalismus" – Capital tardío –, fue formulado por primera vez por Werner Sombart, autor asociado de la llamada escuela histórica alemana. Sombart argumentó que el capitalismo había pasado por tres fases. Para Nogueira (2004, p. 1147, nuestra traducción):
Sombart valoró la especulación en torno a conceptos ambivalentes y controvertidos que siguen a Karl Marx como “capitalismo” (Kapitalismus), “sistema económico” (Wirtschaftssystem), su taxonomía y periodización: “precapitalismo” (Frühkapitalismus), “El capitalismo avanzado" (Hochkapitalismus) y el “capitalismo tardío” (Spätkapitalismus).
Pero, esta misma era cede espacio a una era la que podemos llamar "era dorada del capitalismo" por la relativa estabilidad social y política que se ha tenido, es posible cuestionar, desde el punto de vista dialéctico, principalmente, si las teorías que antes daban cuenta de explicar el capitalismo, todavía podrían ser eficaces para el entendimiento de esta "nueva" fase por lo que el modo capitalista de producción estaba pasando.
Dicho esto, en base a Mandel (1982), el período actual denominado como capitalismo tardío está marcado por la expansión del proceso de acumulación del capital-posible porque ha habido un aumento significativo de la tasa de ganancia, pero que ha vuelto a las contradicciones internas del modo de producción capitalista, aún más agudas. Sin embargo, como señala Silva (2012, p. 17, nuestra traducción):
En obras anteriores al "El Capitalismo Tardío", Mandel denominaba el período como neocapitalismo. Él rechazaba todas las explicaciones que defendían que algunas de las características básicas del capitalismo no existían más, pues el neocapitalismo poseía todavía todos los elementos fundamentales del capitalismo clásico. Pero no niega que desde el final de la Segunda Guerra Mundial el capitalismo entró en una tercera fase de desarrollo. Diferente del capitalismo monopolista y del imperialismo, descritos por Lenin y Hilferding, así como diferente del capitalismo clásico del laissez-faire del siglo XIX.
Para Carvalho (2013, p. 28, nuestra traducción):
La acumulación y concentración de capital se distribuyen en varias ramas de actividad y, además, la dinámica de la concentración de capital puede verse obstaculizada por la formación de nuevos y la fragmentación de los antiguos capitales existentes. Por lo tanto, la acumulación de capital aparece, por un lado, a través de la creciente concentración de los medios de producción y comando bajo el trabajo; y por otro, por la repulsión mutua de muchos capitales individuales. La concentración del capital individual existente (lo que implica la pérdida de su autonomía individual) como resultado de la expropiación (o anexión) de muchos capitales pequeños en unos pocos capitales grandes (o mediante la fusión de grandes capitales existentes que Lo distingue del proceso de concentración de capital. Ya el proceso de centralización del capital se caracteriza por la distribución del capital ya existente y que está funcionando, por lo tanto, la centralización del capital no está limitada por el aumento absoluto de la concentración de la riqueza social o incluso por los límites de la acumulación, por lo que este tipo de fenómeno no lo hace. Debe confundirse con la acumulación y la concentración.
El capitalismo posterior a la Segunda Guerra Mundial fue retratado por diversos autores. Por ejemplo: Paul Boccara lo designa como capitalismo monopolista de Estado 1, pero lo que será desarrollado en la próxima sección es el capitalismo tardío de Ernest Mandel.

3.1. El capitalismo tardío en Ernest Mandel

La Segunda Guerra Mundial interrumpió dramáticamente la economía mundial y produjo algunos cambios estructurales importantes, siendo la mayor la consolidación de los Estados Unidos como la mayor potencia económica del mundo. Sin embargo, a diferencia de experiencia de entreguerras, los Estados Unidos esta vez asumirían la responsabilidad de formular e implementar un nuevo orden internacional, perdonando deudas de guerra y evitar otras medidas que puedan desestabilizar la economía mundial. Para el autor Beaud (1987, p. 301, nuestra traducción):
(…) a pesar de lo que pueden pensar los que ven en cada guerra y en cada crisis, en cada signo de crisis, una nueva agravación de la "crisis general del capitalismo" es Principalmente un nuevo boom del capitalismo que tiene lugar en el período actual. [...] Pero la Segunda Guerra Mundial, la reconstrucción y el período de prosperidad que la siguió, la descolonización, la internacionalización del capital y la nueva industrialización del Tercer Mundo marcaron un nuevo brote de capitalismo a escala mundial.
Las crisis surgen, por lo tanto, de la desproporción entre la oferta y la demanda en el esquema de reproducción extendida del capital. La desproporcionalidad puede ocurrir coyunturalmente a través de oscilaciones de precios, pero la hipótesis básica es que la proporción "correcta" se restablecerá a medio plazo, restaurando el desarrollo capitalista, con un nuevo ciclo evolutivo.
Por lo tanto, si el modo de producción capitalista es un medio histórico para desarrollar la fuerza productiva social y crear el mercado mundial apropiado, es al mismo tiempo la contradicción permanente entre esta tarea histórica y las relaciones sociales de producción correspondientes, afirma Marx (2013). De acuerdo con el trabajo en Salome (2013, p. 71): “En el capitalismo tardío la reproducción de las relaciones sociales sería el objetivo inmediato de la producción”.
De esta forma, como se ve en los autores como Hardt y Negri (2002) apud Salome (2013, p. 71): “lo característico de la producción inmaterial es que se borran las distinciones entre economía y política en el sentido de que para los productores (trabajo inmaterial) las relaciones sociales (la política) sonla materia de su trabajo".
Carvalho (1994, p. 14, nuestra traducción) señala otro punto importante: "En las décadas posteriores a la Gran Depresión de la década de 1930, hubo un fortalecimiento y expansión del capitalismo de Estado monopólico por parte de casi todos los países avanzados". En la concepción de Kamitani (2007, p. 01, nuestra traducción):
El período conocido como "30 años gloriosos del capitalismo", el final de la segunda guerra hasta principios de los años 70, otorgó al capital, según Mandel (1990), algunos años de expansión. Las políticas económicas basadas en las teorías de John Maynard Keynes, así como los avances en la estructura productiva (fordismo/taylorismo), han contribuido a un avance significativo en el proceso de acumulación capitalista.
Nombrado por Mandel (1990, p. 11-12, nuestra traducción) apud Kamitani (2007, p. 01): De "onda expansiva larga", este período permitió un alto nivel de concentración y centralización del capital. Durante tres décadas la capital disfrutó de una intensa reproducción. En las palabras del autor:
Esta expansión (auge de la posguerra) ha dado un poderoso impulso a un nuevo avance de las fuerzas productivas, a una nueva revolución tecnológica. Propició un nuevo salto hacia la concentración del capital y la internacionalización de la producción, las fuerzas productivas superaron cada vez más los límites del estado burgués nacional (una tendencia que comenzó a manifestarse desde principios de siglo, pero que se ha ampliado considerablemente).
Para Mandel (1982), el neocapitalismo puede ser caracterizado por la constante aceleración de la innovación tecnológica; economía de guerra permanente; La revolución colonial en expansión, haciendo con o centro gravedad dos superlucros descolera dos países coloniales para los países imperialistas. Para Marx (2013), dentro de la sociedad capitalista, la riqueza realizada por los trabajadores siempre sobrepasa el total de los salarios recibidos por ellos, pues la parte mayor del valor creado por el trabajo asalariado es embolsada por los capitalistas en forma de ganancias.
Mientras eso, en medio de ambigüedades en torno al término-neocapitalismo, que parecía representar tanto un continuum como una discontinuidad con relación al período anterior, pasó a denominarse o período como "capitalismo tardío", a pesar de la consideración de lo que es considerado limitado, ser sólo una caracterización cronológica y no sintética.
Según Teixeira (1983), la explicación propuesta por Paul Marlor Sweezy (1910-2004) y Paul Alexander Baran (1910-1964) del período conocido como capitalismo monopolista fue rechazado por Mandel, porque propugnaba la idea de que las contradicciones internas del capitalismo habían disminuido. Lejos de eso, para Mandel (1982), esa interpretación de los autores se debe mucho más a una acción ideológica que a un error teórico.
Ellos tenían como propósito defender la tesis de los partidos comunistas oficiales de que la principal contradicción contemporánea no era entre capital y trabajo, sino entre los partidarios mundiales del capitalismo y del socialismo.
Cabe destacar algo muy interesante desde el punto de vista de la historia. El término capitalismo tardío fue elaborado por Werner Sombart, en el año 1863 a 1941. Él clasifica las fases del capitalismo como juventud, madurez y vejez. El autor explica que todo sistema económico surge a partir de la estructura de otro sistema económico, refiriéndose al surgimiento del capitalismo, donde él convive con el feudalismo en un período va del siglo XIII a la mitad del siglo XVIII.
Silva (2012) observa, también, que Mandel aparentemente concuerda con la definición del capitalismo tardío como el período de caída o decadencia del sistema capitalista. Él está mucho más interesado en abordar el período como senilidad de un sistema económico específico y el surgimiento de un nuevo sistema económico.
Además, la intervención estatal en la economía debe interpretarse como un signo de decadencia. Para Mandel (1985, p. 341, nuestra traducción): "Cuanto mayor es la intervención del Estado en el sistema económico capitalista, tanto más claro se convierte en el hecho de que ese sistema sufre de una enfermedad incurable". En el entendimiento de Mandel (1985, p. 15, nuestra traducción), este Estado puede clasificarse con las siguientes funciones:
1) Crear condiciones generales de producción que no pueden ser aseguradas por las actividades privadas de los miembros de la clase dominante; 2) Reprimir cualquier amenaza de las clases dominadas o de fracciones particulares de las clases dominantes al modo de producción corriente a través del Ejército, de la policía, del sistema judicial y penitenciario; 3) Integrar las clases dominadas, garantizar que la ideología de la sociedad siga siendo la de la clase dominante y, en consecuencia, que las clases explotadas acepten su propia explotación sin el ejercicio directo de la represión contra ellas (porque creen que eso es inevitable, o que es "de los males el menor", o la "voluntad suprema", o porque ni perciben la explotación.
El propio autor (1982, p. 341-342, nuestra traducción) va más allá cuando dice:
El aumento de la intervención directa del Estado capitalista tardío en la economía le da un control mayor sobre los rendimientos sociales. (...) La hipertrofia del Estado en el capitalismo tardío es inevitable y necesaria al capital total, pero a pesar de ello crea nuevas contradicciones. La nacionalización de parte del capital sólo tiene sentido desde el punto de vista de la clase burguesa si conduce a una caída, pero a la estabilización, y si es posible al aumento de los beneficios del capital privado.
Pero, el capitalismo tardío no está bajo la égida de leyes diferentes de los descubrimientos por Marx en "El Capital", y, también, por Lenin (1985) en Imperialismo, fase superior del capitalismo. De hecho, no es una nueva época del capitalismo, sino un desdoblamiento de la época imperialista, de capitalismo monopolista, sin embargo la tradición marxista de alguna forma tuvo muchas dificultades en conectar la teoría con la historia, muchas veces cayendo en una filosofía socioeconómica especulativa, indica Mandel (1982, 1985).
El desafío que se plantea es explicar las transformaciones que el capitalismo experimentó desde la época de Marx con base en las leyes de movimiento del capital descubiertas por él, en especial explicar la intervención estatal, las transformaciones en la clase obrera y si hubo cambios en las crisis. A partir de la formación del capitalismo tardío, la concentración del capital comenzó a transformarse en centralización del capital internacional.
Algunas fuerzas nos ayudan a comprender la dinámica de actuación del capitalismo tardío. Mandel (1982), por ejemplo, destaca el nuevo desarrollo de las fuerzas productivas. Para él, ese desarrollo desencadenado por la tercera revolución tecnológica alcanzó tal punto que ya no es posible producir para beneficiarse solamente a escala nacional, pues las inversiones son muy altas y la rentabilidad a escala nacional no compensa tal inversión.
Así, con la 3ª Revolución Industrial del post 2ª Guerra Mundial, las máquinas se introdujeron a gran escala en el proceso de producción, es decir, una única máquina produce con eficiencia y rapidez una cantidad muy grande de un determinado producto, y el mercado interno no es capaz de absorber toda esa producción, entonces se hace necesario escurrir todo esto para un mercado global.
Mandel (1982) discurre, también, sobre el impacto de la acumulación y de la concentración creciente del capital en el período del capitalismo monopolista. Para el autor, ese proceso coloca en manos de las empresas oligopolistas y monopolistas una cantidad muy grande de capital por medio de los super lucros realizados. El resultado de ello es la compulsión de esas empresas por expandirse en busca de nuevos mercados, sobre todo del mercado internacional para garantizar la venta de sus productos.
El propio Mandel (1982) procura destacar que los super lucros asumen en el capitalismo tardío el formato de super lucros tecnológicos, o sea, las empresas invierte en innovaciones tecnológicas e investigaciones. De hecho, estas empresas innovadoras descubren una forma de tecnología que promueve el abaratamiento de sus productos, pero siguen vendiendo los mismos productos por el precio de mercado con el fin de garantizar más ganancias que sus empresas rivales, y siguen obteniendo ese beneficio hasta las demás empresas innovar, también.
Otro entendimiento interesante se refiere a las fuerzas socio-políticas, que como las fuerzas económicas, provocan una declinación relativa de las exportaciones de capital hacia regiones subdesarrolladas. Para Mandel (1982), las grandes empresas de las metrópolis fijan filiales en las colonias y con ello el capital circula predominantemente en las metrópolis imperialistas, lo que promueve el ascenso de esas empresas, así como acelera el proceso de internacionalización del capital.
Se percibe que está en curso un proceso de desarrollo desigual de las grandes y variadas regiones imperialistas, así como de políticas proteccionistas que refuerzan esa tendencia contemporánea de sustituir la exportación de mercancías por la exportación de capital con el objetivo de evitar las barreras aduaneras; y, por último, que la "especialización" y la "racionalización" del control del capital como consecuencia de la creciente centralización del capital a escala nacional, es decir, el aumento del volumen del capital como transformación en capital de la parte de más-valía son inducidos por las inversiones directas al exterior, sostiene Mandel (1982).
Para el autor (1982), la lógica es de un ambiente pautado en la competencia oligopolística, un mercado con pocos vendedores y dominado por un número reducido de empresas, muchos sensibles a los precios unos de otros, que camina junto con el progreso tecnológico, pues no hay diferencia del "mercado normal" para el mundial en ciertos productos. Schincariol (2006, p. 230, nuestra traducción) revela una importante contribución cuando dice:
La elevación progresiva de la participación del sector de servicios en las economías capitalistas desarrolladas, como expresión de la crisis fordistas, debe ser atribuida al elevado grado de industrialización y consecuente mercantilización de la vida social en estas sociedades. En el caso de las mujeres, la mayoría de las veces, la mayoría de las veces, la mayoría de las veces, la mayoría de las veces, Los sectores "improductivos" se tornaron así productivos o ayudaron en la producción de más-valía.
Sobre esta cuestión, sin embargo, Mandel (1985, p. 272, nuestra traducción) afirma que:
Asumiendo parcialmente las funciones productivas de capital industrial propiamente dicho, como es el caso del sector de transportes, por ejemplo; 2. Acelerando el tiempo de rotación del capital circulante, como es el caso del comercio y del servicio de crédito; 3. Reduciendo los costos indirectos de la producción, como se da en la infraestructura; 4. Ampliando los límites de la producción de mercancías; en otras palabras, sustituyendo a los servicios individuales por rendimientos privados por la venta de mercancías que contienen más-valía.
Al analizar el capitalismo, Mandel (1985) argumentó que la búsqueda de una sola variable dio lugar a explicaciones vagas, ya que las leyes a largo plazo del capitalismo deberían explicarse por la combinación de seis variables: (i) la composición orgánica del capital (ii) la distribución del capital (iii) el desarrollo de la plusvalía, (iv) el desarrollo de la tasa de acumulación, (v) el tiempo de rotación de capital, y (vi) la relación entre los departamentos en análisis.
Mandel (1985) revela que otra característica fundamental del capitalismo tardío está relacionada al creciente incremento en la creación de nuevas necesidades en la sociedad, muchas de ellas pueriles, y que pasan desde la (simple) locomoción de los trabajadores de sus residencias a sus puestos de trabajo hasta las más básicas necesidades culturales.

3.2. La Crisis de identidad del capital (lismo) en Jürgen Habermas
                      
En líneas generales, para Habermas (1980), la naturaleza de los procesos del capitalismo, especialmente la naturaleza de sus crisis, necesitaban nuevas explicaciones, de nuevas interpretaciones. Si en cierto período de esta discusión fue la teoría marxista que despojaba todas las relaciones que, dentro del sistema, podrían parecer difíciles de ver a primera vista, ahora, en la visión de algunos miembros de la Escuela de Frankfurt, la teoría de Marx no sería más satisfactoria si no pasaría por un proceso de reinvención.
En la visión de Silva (2002, p. 22): "Mandel sigue la línea de argumentación del marxismo más ortodoxo, y Habermas una línea de argumentación ligada al Instituto de Investigaciones Sociales, conocido también como Escuela de Frankfurt". La reinvención y, de alguna forma, la reestructuración de la teoría marxiana/marxista, fue una tarea que Habermas se propuso ejecutar por creer que ciertos cambios transcurridos en el ámbito de la sociedad capitalista post-1945, ciertamente, fueron cambios que agitaron los pilares del funcionamiento de dichas sociedades.
En este contexto, ahora no sólo el capitalismo en los mismos moldes de cuando surge y se consolida en el siglo XIX, sino un capitalismo tardío con nuevos problemas, nuevas crisis que pedían nuevas soluciones para encontrar un camino de la emancipación humana.
Por lo menos es así que Habermas figura su pensamiento y es en esa coyuntura que tanto reinventa la Teoría Crítica de la Escuela de Frankfurt, como reconstruye la teoría marxista proponiendo nuevos rumbos a ser seguidos en busca de una sociedad más justa, igualitaria y, sobre todo, democrática .
En realidad, con las transformaciones que caminan hacia la consolidación de esta nueva fase del capitalismo – la llamada de capitalismo tardío – surge el miedo y con él las acciones que buscan evitar al máximo el período de enorme inestabilidad, sobre todo de intensas oscilaciones porque pasaron a la sociedad en la sociedad "Era de las catástrofes".
La noción que se tenía sobre el papel del Estado en la sociedad es, por ejemplo, una de las más evidentes y profundas modificaciones que siguieron con la llegada de la "Era de oro" del capitalismo. El Estado, ahora, pasa a ser visto de modo que sea necesaria su intervención en lo económico y lo social. El lema predominante, de este modo, en lo que concierne a las tareas a ser ejecutadas por todos los individuos que componen la vida social es, de hecho, el lema en torno a la planificación.
En Silva (2002, p. 81, nuestra traducción), por ejemplo, se debe: "Pensar asociada y Estado a partir de los conceptos de base y estructura, como lo hizo la teoría marxista, se muestra, por lo tanto, inapropiado". De modo que en Habermas (1983, p. 238, nuestra traducción) apud Silva (2002, p. 81, nuestra traducción) tenemos:
Según Marx, la crítica de la economía política sólo se constituía en teoría de la sociedad burguesa mientras era una crítica de la ideología. Pero si la ideología del intercambio justo desmorona, el sistema de la dominación tampoco puede ser criticado inmediatamente a partir de las relaciones de producción. (...) Sin embargo, para que el Estado tenga éxito en la resolución de problemas del subsistema económico hay que apartar las cuestiones prácticas de la formación democrática de la voluntad (este diagnóstico también es compartido por Marcuse), la intervención estatal depende de la despolitización de la masa de la masa población.
A partir de entonces, es fácil percibir cuánto la gestión macroeconómica se vuelve fundamental en ese contexto. Es esa gestión la responsable de alejar el fantasma de la inestabilidad, promoviendo a través de sus políticas y de los policy makers, mecanismos que mantengan el intenso crecimiento económico con una relativa distribución de la renta y, principalmente, con alguna estabilidad político-social.
Se creía firmemente en el período de la década de 1970 como la década que había superado los terribles e inevitables ciclos de prosperidad y depresión, asoladores de la sociedad civil organizada. Sin embargo, el cambio brusca que se configura en el paso de un período que nos legó una profunda inestabilidad, en la figura de acontecimientos como las dos grandes guerras mundiales, una revolución socialista, y una indescriptible crisis económico-social en 1929, para un período de intenso el crecimiento económico con políticas de planificación y con una cierta seguridad en términos económicos, políticos y sociales en la posguerra, es que dará soporte para el levantamiento de cuestiones antes nunca hechas.
Es, propiamente, en ese ambiente que podemos hablar de la importancia de Jürgen Habermas, pues él es uno de los principales cuestionadores del hecho de que las categorías tradicionales del marxismo todavía pueden explicar este conjunto de transformaciones históricas esbozadas anteriormente. Era ese tipo de cuestionamiento que originaba discusiones acerca de la naturaleza de las crisis en el capitalismo, y consecuentemente, del aspecto normativo de la teoría marxista.
Para Habermas (1999, p. 09, nuestra traducción). "La aplicación de la teoría marxista de las crisis, la realidad modificada de capitalismo avanzado, conduce a dificultades" Esta declaración ya ha presagiado la conclusión Habermas después de desarrollar su teoría, la teoría de la Marx con respecto al capitalismo y sus crisis, necesitarían ser reformuladas y reinventadas, para tener aplicabilidad en la etapa en que se encuentra el capitalismo hoy.
Todavía en el capitalismo tardío, Habermas (1983, p. 340, nuestra traducción) apud Silva (2002, p 82, nuestra traducción), establece lo siguiente:
En suma, las consideraciones de Habermas sobre el capitalismo en fase tardía lo llevan a elaborar un nuevo modelo de racionalidad, basado en la distinción entre racionalidad en el nivel de los subsistemas del actuar racional con respecto a fines y la racionalidad presente en el plano del marco institucional, es un acto comunicativo. Por lo tanto, el desarrollo de las fuerzas productivas sólo puede convertirse en un potencial de liberación si no sustituye la racionalidad presente en el marco institucional
Habermas (1980) indica otra gran transformación derivada de las crisis en el marco del modo capitalista de producción, especialmente cuando correlaciona los más diversos impactos - social, económico, cultural, político, entre otros -, en las condiciones de emancipación de la sociedad. Es decir, el desarrollo y la naturaleza de la obra de Habermas sobre el capitalismo tardío, en mucho, es determinado por el contexto histórico esbozado hasta aquí, pero, en mucho, por la voluntad del referido autor de proponer nuevas construcciones teóricas en favor de la democracia.
Se nota que la categoría crisis en Habermas (1980) debe ser comprendida como una fuerza objetiva, que priva al sujeto de alguna parte de su soberanía normal, dado que una solución a una crisis significaría la liberación del sujeto. En general, las crisis en los sistemas sociales no se producen a través de cambios accidentales de conjunto, sino por intermedio de imposiciones sistémicas naturales de él mismo, pero que son incompatibles al pleno funcionamiento del mismo. Por lo tanto, los organismos se tienen con nítidos límites en el espacio y en el tiempo, con una existencia delimitada empíricamente, dentro de tolerancias.
Para Habermas (1980), los sistemas sociales se caracterizan como un conjunto extremadamente complejo, incluso si cambia sus elementos sistémicos o valores-metas, con el objetivo de mantener un nuevo nivel de control. Dicho esto, ciertas modificaciones en el sistema pueden acarrear cambios en el proceso de aprendizaje, sobre todo con cambios y disoluciones en el proceso y, consecuentemente, el colapso del sistema.
En sus estudios, Bannwart Jr. (2008, p. 323, nuestra traducción) apud Silva (2002, p. 82, nuestra traducción) destacan que Habermas establece una tipología de las acciones para distinguir los sistemas sociales, conforme predomine en esos sistemas el actuar racional con respecto a fines o interacción:
En las sociedades tradicionales hay una supremacía del cuadro institucional, que se fundamenta en la legitimación incuestionada de las interpretaciones míticas, religiosas o metafísicas de la realidad en su totalidad. Los subsistemas del actuar racional con respecto a los fines se mantienen dentro de los límites de la eficacia legitimadora de las tradiciones culturales. En ellas los subsistemas que se desarrollan a partir del trabajo social y del saber técnico aplicable acumulado en ese sistema nunca alcanzaron un alto grado de propagación, a pesar de los avances; donde la racionalidad se convirtiera en una amenaza abierta a la autoridad de las tradiciones culturales que legitima la dominación, era interrumpida. Sólo con el modo de producción capitalista es que se institucionalizó la innovación, con la introducción de nuevas tecnologías y nuevas estrategias, esto dotó al sistema económico de un mecanismo que engendró el crecimiento de la productividad del trabajo, aunque lo hizo sujeto a crisis. El capitalismo trae una novedad en relación a los modos de producción anteriores, fue el primero en institucionalizar el crecimiento económico autorregulado. Su novedad consiste en el desarrollo de las fuerzas productivas lo que acarrea una expansión de los subsistemas del actuar racional con respecto a fines, lo que pone en jaque la prevalencia de las interpretaciones cosmológicas del mundo.
En realidad, es evidente que no todo tipo de alteraciones sistémicas en un determinado sistema social proporcionan la generación de crisis. Sobre esta cuestión, Silva (2002, p. 84-85, nuestra traducción) dice:
Los sistemas no son individuos, pero, según el lenguaje usual pre-científico, sólo los individuos entran en crisis. Por lo tanto, sólo cuando los miembros experimentan los cambios estructurales como críticos para el patrimonio sistémico sacudiendo la identidad es que se puede hablar de crisis. (...) En ese caso las crisis de identidad se encuentran ligadas íntimamente con los problemas de autocontrol. Los sujetos actuantes difícilmente son conscientes de los problemas de autocontrol, son los problemas derivados que repercuten en la conciencia, o sea, cuando la integración social se encuentra amenazada.
Según lo determinado por Habermas (1983) apud Silva (2002, p 85, nuestra traducción):
(...) las crisis deben su objetividad a la generación de problemas de autocontrol no resueltos. Por lo tanto, para operacionalizar un concepto útil de crisis para las ciencias sociales es preciso captar la conexión entre los conceptos de integración social (mundo de la vida) y la integración sistémica (sistema).
É preciso entender, deste modo, que o que configura o capitalismo avançado (também conhecido como capitalismo regulado) é caracterizado por Habermas pela intervenção do Estado na economia para intervir nas crescentes falhas de funcioidnto do mercado. Habermas aponta a forma e lógica da crise à ineficácia da teoria do valor trabalho.
Aunque la tendencia de crisis sea por la teoría del valor trabajo, el Estado no podrá compensar la caída en la tasa de ganancia, y la crisis económica tiende a afirmarse también como una crisis social, pues afecta directamente a la sociedad causando luchas entre propietarios de bienes capital y masa de dependientes.
En otra versión expuesta por el propio Habermas, el Estado debe comportarse como un potente capitalista estando (al lado de las grandes corporaciones) monopolistas, y teniendo la acumulación capitalista como la sustancia plena de una planificación política. En el sistema administrativo, por ejemplo, el aparato del Estado desempeña los imperativos del sistema económico, a través de una planificación que puede ser global, o sea, regulando el ciclo económico como un todo creando alternativas del buen uso del exceso de capital, acumulado por la disposición privada (mercado).
Hay, además, una creciente necesidad de legitimación a partir de la necesidad de (re) acoplar el sistema económico al político, haciendo que el sistema de legitimación difunda la idea de lealtad de masas, sin embargo la participación de los ciudadanos en la política es sólo pasiva , ya que sólo pueden embargar aclamaciones. En la concepción de Habermas (1980, p. 67, nuestra traducción):
O el sistema económico no produce la cantidad necesaria de valores de consumo, o el sistema administrativo no produce la cantidad necesaria de divisiones racionales, o el sistema de legitimación no proporciona la cantidad necesaria de motivaciones generalizadas, o el sistema sociocultural no genera cantidad necesaria de movimientos significado de motivador de acción.
Silva (2002, p.88, nuestra traducción) destaca una importante contribución concluyente sobre esta particularidad del capitalismo tardío cuando dice:
(..) as considerações de Habermas sobre o capitalismo em fase tardia o levam a elaborar um novo modelo de racionalidade, baseado na distinção entre racionalidade no nível dos subsistemas do agir racional com respeito a fins e a racionalidade presente no plano do quadro institucional, isto é, um agir comunicativo.
Los autores como Habermas (1983, p. 340, nuestra traducción) apud Silva (2002, p. 85, nuestra traducción) concluyen:
Por lo tanto, el desarrollo de las fuerzas productivas sólo puede convertirse en un potencial de liberación si no sustituye la racionalidad presente en el marco institucional.
En la siguiente sección discutiremos el capitalismo tardío en la opinión del economista, el profesor João Manuel Cardoso de Mello.

3.3. El capitalismo tardío en América Latina en la visión de João Manuel Cardoso de Mello

En América Latina, especialmente en Brasil, "el concepto de capitalismo tardío fue utilizado para tratar de un proceso histórico totalmente distinto de aquel tratado por los autores estudiados", sostiene Silva (2012, p.11, nuestra traducción). Silva (2012, p. 01, nuestra traducción) señala que “el economista João Manuel Cardoso de Mello, en su tesis doctoral presentada en 1975 y publicado en 1982, usó el término para caracterizar la aparición del modo de producción capitalista en Brasil”.
Castro Cardoso (2018, p. 02, nuestra traducción) recuerda que:
La llamada Escuela de Campinas (Unicamp) es una de las escuelas de excelencia en términos de producción académica y debate sobre el desarrollo económico brasileño y periférico. Sus autores principales son Luiz Gonzaga Belluzzo, Maria da Conceição Tavares, Carlos Lessa, João Manuel Cardoso de Mello, [Wilson Cano] entre otros. Dentro del debate económico brasileño y latinoamericano sobre el desarrollo de los países periféricos, estos autores constituyeron una forma singular y una interpretación propia sobre las limitaciones y limitaciones del desarrollo económico. Llamamos a la hipótesis del capitalismo tardío la idea de que el desarrollo económico de los países periféricos está directamente relacionado con ciertas restricciones específicas, tanto en su punto de partida como en el momento histórico en el que se inserta el proceso de industrialización de estos países.
Desde el punto de vista histórico, Cardoso de Mello (1982) busca demostrar cómo nació el movimiento cepalino, exponiendo de manera bien clara la idea de desarrollo desigual de la economía por todo el mundo. En este sentido, la economía política de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) surgió para explicar la naturaleza del proceso de industrialización que estalló en los años 1914 y 1945 en varios países, pero, al mismo tiempo, las naciones de Nuestra América, que el proceso de industrialización será el único medio a recorrer, si éstas desearan convertirse en naciones autónomas y disminuir y, en consecuencia, deshacerse del problema relacionado con la miseria.
Para el referido autor, el desarrollo de las economías ocurrió de forma desigual en todo el planeta. Por un lado, estaría el centro, que comprende el conjunto de las economías industrializadas; ya del otro, la periferia, formada e integrada por economías exportadoras de productos primarios. De esta manera, el gap de desigualdad mundial pasa a reflejarse, en primer lugar, en el descompás entre las técnicas productivas avanzadas del centro y la capacidad de ahorro de la periferia, teniendo un relevante desequilibrio entre las técnicas importadas y una relativa fragilidad de la demanda, lo que culminó con la falta de industrias de bienes de capital, generando desempleo en los países.
Así, América Latina tuvo su desarrollo del sistema capitalista basado pautado en una condición periférica, a diferencia del desarrollo ocurrido en Europa y en los Estados Unidos. Por eso, la economía de América Latina adopta el modelo primario-exportador, proveniente de las exportaciones, representando el único componente autónomo de crecimiento de la renta. En el comienzo, era productora, esencialmente, de metales preciosos y productos agrícolas coloniales, determinando los intereses agrícolas de la burguesía mercantil metropolitana, y sujeta a los mecanismos obligatorios de comercio, o sea, al monopolio del comercio metropolitano.
Además, con el surgimiento del Estado-Nación, la misma quedaba responsable de la producción de alimentos y materias primas para los países industriales, continuando así en una economía refleja, pues era ligada a los tiempos y contratiempos de la demanda externa.
En el caso de las economías coloniales, Cardoso de Mello (1982) consideraba que no sería posible concebir el movimiento del "feudalismo" hacia el capitalismo sin la base de acumulación de capital y su concentración en manos de la burguesía metropolitana sin la creación de mercados coloniales, siendo estos esenciales para la evolución del sistema capitalista.
En la concepción del autor, el capitalismo industrial propone la formación de una periferia productora, en masa, de productos primarios exportadores, estructurando la producción en bases capitalistas por intermedio del trabajo asalariado, en que es justamente de esa periferia que deberían constituirse las economías latinoamericanas, junto a las demás economías pre-capitalistas. De esta forma, con el surgimiento de las economías exportadoras organizadas con trabajo asalariado, se obtiene el nacimiento del capitalismo en América Latina.
Posteriormente a eso, Cardoso de Mello (1982) muestra que después de la formación del Estado nacional, la economía colonial brasileña entra en una profunda crisis, junto con el período de mantenimiento de los productos básicos-esclavo economía nacional de café, que se fortaleció en un marco de economía nacional. Se percibe que el desarrollo de la economía mercantil-esclavista ocurrió por los siguientes factores: 1) alta disponibilidad de trabajo esclavo a precios muy lucrativos y atractivos; 2) la existencia de tierras en las que la producción pudiera ser rentable; y 3) por fin, las condiciones de realización que eran relativamente independientes, pues dependían del comportamiento de las economías importadoras.
Souza Junior (2009, p. 222, nuestra traducción) observa que, aunque el modus operandi fue diferente, la determinación final fue igual para todos, es decir, un aumento de los lucros entre los capitalistas.
Ao se analisar o processo colonial desenvolvido pelos portugueses no Brasil, deve-se tomar o cuidado de pensá-lo dentro do seu tempo, isto é, como parte da gênese do “modo de ser moderno das sociedades ocidentais”, perspectiva que permite romper com a ideia que considera a colônia e a metrópole como formas defasadas do desenvolvimento do capitalismo e vê-las como “desenvolvimento particulares” do capitalismo, mas que carregam ambas, no seu interior, o conteúdo essencial – o lucro – que percorre todas as suas determinações.
Sin embargo, de manera general, la producción capitalista estaba concentrada en la agricultura cafetera esclavista, ocasionando así el no surgimiento del capitalismo por medio de la falta de un mercado de trabajo consolidado, y generando condiciones desfavorables para la transformación de la fuerza de trabajo en mercancía, prerrequisito imprescindible, que estaría bloqueando la industrialización capitalista local. Sobre el entendimiento acerca del capitalismo tardío de Juan Manuel Cardoso de Mello, Coutinho (2001, p. 38-39, nuestra traducción) trae importante contribución cuando dice:
[El] capitalismo tardío refiere los orígenes de la industrialización brasileña a la diversificación de la economía cafetera y al desbordamiento del capital cafetero por los diversos segmentos de la economía regional paulista. Lo fundamental en el trabajo, sin embargo, es la caracterización de las etapas del desarrollo económico brasileño, que se basa en dos elementos: por un lado, en una revisión de la noción de industrialización, entendida como un proceso de implantación de "fuerzas productivas capitalistas"; por otra, en una peculiar caracterización de las "fuerzas productivas específicamente capitalistas", que las asocia al montaje de un sector interno de bienes de producción. Para Mello, la trayectoria del desarrollo económico brasileño sería la de constitución de "fuerzas productivas específicamente capitalistas", en el sentido aludido.
Es evidente que no hubo sólo retraso en este procedimiento, existió, también, un significativo progreso, principalmente, con la introducción de inversiones en ferrocarriles, asegurando al capital extranjero la rentabilidad a largo plazo. Esta intrínseca conexión entre capital mercantil nacional con el capital financiero inglés permitió explicar el boom de expansión ferroviaria a partir de los años 1860. Luego, la máquina fue introducida en el beneficio del café, ahorrando trabajo esclavo y mejorando la calidad del producto, permitiendo que si alcanzaban mejores niveles de precios en el mercado mundial.
Con el paso de los años, sin embargo, el trabajo asalariado se vuelve dominante y los ideales abolicionistas, en principio, un movimiento social amparado, sólo, en las capas medias urbanas y que había ido ganando para sí la adhesión de las clases propietarias de los Estados no cafeteros, en la medida en que el café pasaba a drenar para sí esclavos de otras regiones de Brasil, recibió el respaldo del centro dominante de la economía cafetera. De esta forma, el abolicionismo y el inmigrantismo, se convierten en un solo ideal, que culmina en el año 1888 con el fin de la esclavitud.
Desde el punto de vista histórico, es evidente que el desarrollo de la industrialización brasileña no ha conseguido a través de la trayectoria histórica o el capitalismo británico pionero, tan poca trayectoria histórica de finales de industrialización de los países, como se ve en Cardoso de Mello (1982), Tavares (1982) y Oliveira (2003).
En efecto, la dimensión continental de Brasil dificultó la integración del mercado nacional por el capital industrial, concentrado en São Paulo, a partir de las economías regionales bajo el dominio del capital mercantil. Cardoso de Mello (1986, p. 114, nuestra traducción) apud Burity (1988, p. 182, nuestra traducción) advierte que:
La primera fase de la industrialización retardataria o tardía, correspondiente al desarrollo de una industria de bienes de consumo asalariado, no se hace acompañar de un departamento de bienes de producción, según Cardoso de Mello. No por la inelasticidad del mercado interno, ni por la reducida tasa de beneficios proporcionada por este departamento, comparada a la de la primera rama de la industria, sino por el profundo cambio tecnológico ocurrida concomitantemente a la monopolización de los mercados a finales del siglo pasado, en el sector de la industria pesada, pasando a exigir un enorme aumento del tamaño de la planta mínima y de la inversión inicial.
La acción del Estado, por intermedio de las políticas nacionales de desarrollo regional, fue importante a medida que facilitó -por medio de las inversiones en capital social básico (infraestructura) y del financiamiento de las inversiones productivas - la presencia de empresas paulistas de porte nacional en el espacio de la economía periferia nacional. Sin embargo, la inserción de esas empresas paulistas en las economías regionales no fue suficiente para provocar una destrucción masiva de las empresas locales con su viejo estándar tecnológico. Pere Petit (2018, p. 96, nuestra traducción) sostiene que:
El modelo económico-liberal, predominante en algunos países industrializados de Europa y Estados Unidos, se colapsaría en los años 1930, debido a la crisis económica en la que se sumergieron los principales países capitalistas tras el crack de la bolsa de Nueva York de 1929. La crisis la economía internacional y los cambios políticos ocurridos en algunos países latinoamericanos en la década de 1930, favorecieron la creciente intervención del Estado en sus respectivas economías nacionales, sobre todo en los grandes países de la región (Brasil, México y Argentina), estimulando el proceso de industrialización por la a través de la sustitución de importaciones: sustituir por productos nacionales parte de las manufacturas adquiridas anteriormente de los países industrializados.
Por eso, Cardoso de Mello (1982) observa que no se debe confundir crecimiento industrial con el proceso de industrialización, pues éste implica necesariamente en la creación de las condiciones económicas y políticas necesarias para la absorción de las condiciones técnicas capaces de promover una acumulación endógena del capital en un mercado, territorio de una nación. Para Carvalho (2015, p. 646, nuestra traducción):
Cuanto mayor sea la dimensión del territorio económico en la producción capitalista y cuanto mayor sea la inversión en educación y en investigación tecno-científica, tanto mayor será el desarrollo económico y, en general, el interés por el libre comercio, pues un país de capitalismo maduro tecnológicamente avanzado tiene ventajas comparativas y competitivas sobre los países de capitalismo tardío.
Esto significa que en Brasil sólo durante la fase de la llamada industrialización pesada se crearon las condiciones necesarias y suficientes a la constitución de fuerzas productivas capitalistas capaces de reproducir relaciones de producción capitalistas de una forma endógena, o sea, el proceso de paso hacia el " modo de producción específicamente capitalista. Para Carvalho (2017, p 135):
In truth, the historical national integration movement of the continent-sized Brazilian nation has occurred and continues to occur, through the advance of the agricultural frontier. The agricultural frontier was seen as the institutional link between on-going capitalist development and empty spaces – with a large amount of available land – that was soon transformed into economically occupied regions with low levels of legal-institutional frameworks and domains of accumulated mercantile capital.
Cardoso de Mello (1982) concluye exponiendo que estas son las líneas generales, en el aspecto histórico-económico, del paso de la economía colonial a la economía exportadora capitalista en Brasil por intermedio de una economía mercantil esclavista nacional. La sección final se presentará en la siguiente sección.
4. CONSIDERACIONES FINALES
Hay un punto en común entre todos estos importantes autores sobre el capitalismo tardío, el hecho de que la crisis es algo inherente al capitalismo. De hecho, el papel del Estado controlado por la burguesía, en ese período, está restringido al de administrar las crisis del capital para que éstas no se agraven y, consecuentemente, afecten bruscamente las economías globales. Sobre el capitalismo tardío, Castro Cardoso (2018, p. 21, nuestra traducción) sostiene que:
Esta forma de análisis transmite la problemática del desarrollo de la relación centro-periferia, según lo expuesto por la CEPAL, para el desarrollo de fuerzas típicamente capitalistas, es decir, para la constitución de un departamento de activos productivos.
Además, por supuesto, de administrar la estructura social por intermedio de la manipulación político-ideológica de la clase obrera para evitar que alguna nueva crisis pueda interferir en la generación de garantías económicas en el proceso de acumulación y valorización del capital.
Lo que pasa desapercibido, sin embargo, es que las políticas de intervención del Estado no consiguen impedir el nacimiento de nuevas crisis, apenas las aplazan, ya que las crisis son inherentes al sistema capitalista. En el período posterior a la guerra, la periodicidad del ciclo industrial está determinada por la renovación del capital fijo, que está ligada a la tasa media de ganancia.
A pesar de los cambios sufridos por el capitalismo, sigue "preso" la Ley del valor, de alguna forma. Todo esto dirige el sistema para una crisis en las relaciones de producción en el seno del propio capitalismo, ya que las relaciones de producción capitalista sobreviven y no acompañan el crecimiento de las fuerzas productivas en ese período.
Aunque estas tres líneas en torno al debate sobre el capitalismo tardío son diferentes, el punto común entre ellos es la existencia de una crisis en el modo de producción capitalista. La crisis, de hecho, es algo inevitable y los gobiernos (estado) deben intervenir, cuando sea necesario, para evitar un problema mayor.
Por lo tanto, la concepción del capitalismo tardío surgida en el período entre las grandes guerras mundiales, basado en la combinación de políticas de regulación del Estado y rasgos del fordismo, se caracterizó por la ampliación de la capacidad productiva mediante el creciente desarrollo técnico-tecnológico, sobre todo por el aumento de la productividad acumulación de capital y de la tasa de ganancia; la expansión de las grandes corporaciones capitalistas más allá de sus límites fronterizos con la internacionalización de los mercados y, principalmente, por el intercambio desigual entre colonias y metrópolis, en una relación que expone lo que se ha conocido como periferia y centro en el marco del modo de producción capitalista.
Se puede ver, por lo tanto, que América Latina, por ejemplo, tuvo su desarrollo capitalista en una situación periférica, a diferencia del desarrollo que tuvo lugar en Europa y los Estados Unidos. La economía de este continente fue la exportación primaria, principalmente de las exportaciones que representan el único componente autónomo del crecimiento del ingreso.
Al principio, era un productor de metales preciosos y productos agrícolas coloniales, que determinaba los intereses agrícolas de la burguesía mercantil metropolitana y estaba sujeto a los mecanismos obligatorios del comercio, es decir, al monopolio del comercio metropolitano. Sin embargo, el capitalismo industrial "propone" la formación de una periferia de masas que produce productos primarios de exportación, y la producción se organiza sobre una base capitalista, es decir, a través del trabajo asalariado.
Es desde esta periferia que las economías latinoamericanas deben formar parte, junto con las otras economías pre capitalistas. Así, con el surgimiento de economías exportadoras organizadas con trabajo asalariado es el nacimiento del capitalismo en América Latina.

REFERENCIAS
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*Discente do Programa de Pós-Graduação em História (PPHIST) da UFPA, área de concentração: História Social da Amazônia, linha de pesquisa: Etnicidade e Territorialidades: usos e representações. E-mail: andrecc83@gmail.com
** Doutor em História Econômica pela Universidade de São Paulo e Pós-Doutor pela Universidad de Salamanca. Docente da Faculdade de História e Professor Permanente do Programa de Pós-Graduação em História (PPHIST) da UFPA. E-mail: petitpere@hotmail.com
*** Doutor em História pela Pontifícia Universidade Católica de São Paulo. Docente da Faculdade de História e Professor Permanente do Programa de Pós-Graduação em História (PPHIST) da UFPA. E-mail: jalves@gmail.com
1 El capitalismo monopolista de Estado comprende una combinación de diversos intereses entre el capital financiero y el Estado capitalista de las potencias imperialistas, de forma a contar con su poder político, económico, monetario, diplomático y militar en los negocios que interesan a las multinacionales cuando deciden realizar inversiones directos en países extranjeros. Ver Boccara (1973) apud Carvalho (2015).

Recibido: 26/07/2019 Aceptado: 01/08/2019 Publicado: Agosto de 2019

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