Observatorio Iberoamericano de la Economía y la Sociedad del Japón
Vol 3, Nº 10 (enero 2011)

 

LA AYUDA OFICIAL PARA EL DESARROLLO: JAPÓN EXAMEN CRÍTICO

 

Roberto S. Smith Hernández
Investigador del CIEM
 


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Muchos estudiosos de las relaciones internacionales afirman que la Ayuda Oficial para el Desarrollo (AOD), una de las más importantes expresiones de la cooperación internacional, resulta efectiva para apoyar a los gobiernos, fundamentalmente, de los países más pobres, a lograr sus objetivos económicos, sociales e inclusive, políticos. Esto es lo que la mayoría de las personas creen a partir de las favorables propagandas que sobre el tema hacen los más importante e influyentes medios de difusión masivos.

Conocemos que los problemas estructurales que presentan la mayoría de los países subdesarrollados, se convierten en factores que justifican de manera importante la necesidad de la AOD, teniendo en cuenta, lo que teóricamente plantea ese tipo de asistencia. Las dificultades se agudizaron en los últimos años, debido a la crisis financiera de los Estados Unidos, devenida en global, que entre sus múltiples y negativas derivaciones se destacó, la caída de la demanda mundial y en consecuencia, el derrumbe general de las exportaciones, pero muy dañina en los países subdesarrollados, porque resulta la fuente principal de obtención de divisas.

Pudiéramos coincidir con los que certifican la efectividad de la AOD, si realmente se priorizaran las donaciones (financiera, asesoría técnica, alimentos, maquinarias, entre otros beneficios), por sobre los préstamos financieros y que la AOD se desprendiera de una serie de negativas tendencias que se vienen observando cada vez más (la ayuda ligada , la concentración de la asistencia en unos pocos países según los intereses de los donantes, las condicionalidades políticas y económicas para hacerse asequible a la AOD, entre otras).

Ya existen ciertas dudas sobre los beneficios de la AOD debido a que, aunque su monto, en líneas generales, ha presentado una tendencia creciente en los últimos 50 años, inclusive, algunas optimistas predicciones plantean que este tipo de asistencia internacional alcance los 126 mil millones de dólares en 2010, cifra record de asistencia en el periodo de tiempo planteado, contradictoriamente, la cantidad de países muy pobres o comúnmente conocidos como menos adelantados (PMA) aumentó en ese espacio lapso de tiempo (Ver anexo I) (OECD-CAD, 2010).

Cuando en 1971, fue elaborada la primera lista de PMA, se incluyeron 24 países; en 2010 el grupo lo conforman 25 países más. En la actualidad, aunque se ha reducido ligeramente la cantidad, todavía más de 900 millones de personas padecen hambre crónica y más de mil millones de individuos en todo el mundo viven con menos de un dólar por día, por lo que no pueden satisfacer sus necesidades básicas de consumo, características que expresan una elevada incidencia de la pobreza y eso es inaceptable (FAO, 2010: 8)

Pero también coexiste la percepción de frustración por el hecho de que no se cumplirán varios de los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM), cuando faltan apenas 4 años para el fin del periodo establecido, o sea el 2015. Objetivos, que dependen en buena medida de la AOD (SENG, 2009).

Justamente, los países subdesarrollados en general, continúan esperando por el cumplimiento de ciertos compromisos de cooperación establecidos por los países miembros del Comité de Ayuda al Desarrollo (CAD) ante las Naciones Unidas como, el aporte del 0.7% del Ingreso Nacional Bruto (INB) como AOD para los países subdesarrollados, las Iniciativa 20/20 para los Servicios Sociales Básicos (SSB ) y la del 0.15% del INB, para los Países Menos Adelantados (PMA), junto a la cancelación de la deuda de los Países Pobres Muy Endeudados (PPME), los cuales constituyen propuestas de Ayuda Oficial al Desarrollo que buscan lo mismo que los ODM. Atenuar, e incluso eliminar muchas de las dificultades que presentan los países subdesarrollados.

De los miembros del CAD solamente Dinamarca, Noruega, Holanda, Suecia y Luxemburgo, han cumplido con el compromiso de aporte de AOD para los países subdesarrollados en general y con la contribución asumida en apoyo a los PMA. Y, por otro lado, no son los Servicios Sociales Básicos los priorizados por la AOD de la mayoría de los donantes del CAD. En el caso de la cancelación de la deuda de los PPME, se concentra en muy pocos países.

El caso japonés.

Desde 1973 y hasta 1993, Japón, una de las más importantes economías del mundo, marchó como el segundo país que mayor volumen de ayuda oficial para el desarrollo (AOD) brindaba entre los miembros del CAD. A partir de 1993 y hasta el año 2000 pasó a ser el mayor donante de dicho grupo (.Ver Tabla No 1)

Durante el periodo que media entre los años 2001 y 2009, Japón se mantuvo entre los cuatro primeros donantes de ayuda en el mundo. Sin embargo, si en la década de los años 80 y los 90 del siglo pasado el volumen de ayuda ofrecido por Japón representó como promedio el 0,3% de su Ingreso Nacional Bruto (INB), ya en el siglo XXI, no fue así. Comenzando en el año 2000 y hasta 2009, el volumen de recursos aportados por Japón como AOD no superó como media el 0.22% de su INB. En los últimos tres años (2007, 2008 y 2009), la proporción promedio se derrumbó aún más y solo representó el 0,18% del INB (OECD, 2000-2010). Esto significó, que el incumplimiento de Japón del compromiso con la ONU vinculado al objetivo 0,7%, ha mantenido una tendencia creciente (Ver Tabla No 2).

Se ha tratado de justificar la ampliación del incumplimiento japonés con la profundización de ciertos problemas económicos que ha estado padeciendo el país en los últimos años. Cierto es que Japón, al presentar una gran dependencia de la demanda de los Estados Unidos hace que no se libre de los shocks que afectan a la economía norteña; a lo que habría que agregar que el país asiático carece de muchos recursos naturales. Por esas razones, los impactos de la crisis financiera norteamericana, el escenario de altos precios del petróleo y el encarecimiento de las materias primas que caracterizó y aún caracteriza a lo que va de siglo XXI justifican las duras afectaciones de la economía de Japón.

Se distinguieron en materia de afectaciones, las recibidas por el sector público japonés y la fuerte recesión que abatió al país. El Gobierno decidió implementar las medidas anticrisis (solo en 2009, dicho Gobierno anunciaba un paquete de 154 mil millones de dólares como medida de enfrentamiento a la crisis global) (Reuters, 2009). Estos tipos de contingencias, han sido utilizados tradicionalmente por los donantes para justificar las disminuciones de las contribuciones a la AOD, pues esta asistencia proviene fundamentalmente de los presupuestos de los donantes.

Pero sucede que, en la década de los años 90, Japón había caído en un importante estado de recesión en el periodo 1990-97, donde la media de crecimiento fue un 1,2% en ese periodo y coincidió también, con que el país se había incorporado al grupo de estados occidentales con alto endeudamiento. Durante 1975, la deuda pública japonesa significó el 45,6% del Producto Interno Bruto (PIB); pero para 1996 el adeudo llegó a representar el 187,4% (Revista internacional, 2006). Sin embargo, como se revela en los párrafos anteriores, en ese mismo período Japón desembolsó sus mayores volúmenes de ayuda y mostró las mayores proporciones AOD/INB.

Además, otros acontecimientos contradicen las justificaciones económicas y, en nuestra opinión, logran explicar mejor el adverso desempeño de la AOD japonesa. Primero, el aumento de los gastos militares. En 2001, por ejemplo, el país asiático gastó más de de 43,0 mil millones de dólares, en ese tipo de consumo, tendencia que se mantiene al alza. Los gastos militares de Japón representan algo más del 3,0% del total mundial y pone al país entre los 6 más grandes gastadores internacionalmente en ese aspecto.

El Instituto Internacional de Investigación para la Paz (SIPRI, por sus siglas en inglés), concluye que el alza en los gastos militares para las potencias grandes como lo es Japón, representa una elección estratégica de largo plazo que desean tomar incluso en tiempos de dificultades económicas. Coincidentemente, en lo que va de siglo XXI, se constatan una serie de acontecimientos que validan lo que las conclusiones del SIPRI.

En el año 2001, Japón se unió a la campaña antiterrorista estadounidense, tras los atentados terroristas sobre Nueva York y Washington del 11 de septiembre. Diversas fuentes se hicieron eco de las noticiosas acerca de que el Parlamento nipón aprobó en octubre de ese año, tres leyes antiterroristas que autorizaban el envío de tropas al extranjero para participar en acciones bélicas con el argumento de que la lucha antiterrorista que fueron interpretadas más que todo, como medidas de autodefensa. En noviembre, varios buques de la flota nipona partieron para efectuar labores de reconocimiento y recogida de información. (Ministerio de Asuntos Exteriores y Cooperación Española, 2008).

En diciembre de 2003, el primer ministro japonés, Junichiro Koizumi, anunció el envío de tropas armadas y provistas de material de guerra pesado, a Iraq, luego que en noviembre de ese año, el consejero de Embajada y el tercer secretario de la Embajada japonesa en Bagdad, resultaran muertos tras un ataque iraquí cerca de Tikrit. El primer ministro japonés, Junichiro Koizumi, anunció el 9 de diciem¬bre de 2003, el envío de tropas “no combatientes”, aunque armadas y pro¬vistas de material de guerra pesado, a Iraq para ayudar en la reconstrucción del país y demostrar su compromiso con la cooperación internacional.

En enero de 2004, un pequeño contingente soldados japoneses había llegó a este país como avanzada de una fuerza que podía alcanzar hasta un millar. Koimuzi justificó la necesidad de tropas niponas en Iraq con el argumento de que Japón dependía del suministro de petróleo de Oriente Medio y, por tanto, necesitaba un Gobierno estable en ese país.

Por último, aunque la Constitución japonesa renuncia a la guerra y al uso de la fuerza, como medio para resolver los conflictos internacionales, no se excluye el derecho a la autodefensa. Así, el 9 de enero de 2007, Japón restableció el Ministerio de Defensa, las autoridades japonesas explicaron que se trataba de un paso significativo para abandonar el régimen de posguerra y poner las bases para crear una nueva nación. (Ministerio de Asuntos Exteriores y Cooperación Española, 2008). Según recientes informaciones, la fuerzas armadas japonesas la conforma 150 mil soldados terrestres a lo que se añade su impresionante Fuerza de Autodefensa Marítima, sofisticadas defensas antimisiles, satélites artificiales y aviones ultramodernos (Blogspot, 2009).

Podemos afirmar entonces que entre las principales razones que justifican la disminución del aporte Japonés a la AOD con respecto a su riqueza nacional se encuentra la priorización de los gasto militares por sobre la AOD.

Así que, mientras en el periodo 1990-91 el gasto militar de Japón representaba el 1% de su Producto Interno Bruto (PIB), lo desembolsado para apoyar a las naciones subdesarrolladas en su lucha por revertir tal situación a partir de la AOD simbolizó el 0,31% del PIB. En 2009 Japón gastó de manera similar en armamentos pero a la AOD sólo dedicó aproximadamente el 0,18% de su riqueza creada. Japón dedica aproximadamente 6 veces más de su presupuesto a los armamentos que a la AOD (Ver tabla No 4)

Pero, la AOD japonesa presenta otros inconvenientes. Por ejemplo, ha disminuido el envío de ayuda bilateral a los sectores productivos de los países receptores (Ver Tabla No 5).

Llama la atención el comportamiento japonés por cuanto resulta bien conocido lo que significa la agricultura para los potenciales receptores y la urgente necesidad que tienen de transformar ese sector; complicado con las debilidades del modelo neoliberal que ha inspirado las políticas económicas mundiales y sus crisis.

La agricultura está considerada una actividad de gran importancia estratégica como base alimentaria, plataforma fundamental para el desarrollo autosuficiente y riqueza de las naciones: La mayor parte de los aproximadamente 925 millones de personas que padecen hambre crónica y los más de mil millones de individuos en todo el mundo que viven con menos de un dólar por día dependen de la agricultura para obtener alimento e ingresos, pero carecen de suficientes alimentos para consumir y vender. En África subsahariana, por ejemplo, la agricultura aporta aproxima¬damente dos tercios del empleo y un tercio de la economía. (Bill and Melinda Gate, 2010).

También sorprende poderosamente la posición de Japón en cuanto a la ayuda bilateral a la industria de los países subdesarrollados, cuando ese país demostró por sí mismo que la atención que la industrialización no es que sea una vía para superar el subdesarrollo, es la vía para conseguirlo. Japón eliminó el subdesarrollo imponiendo una industrialización, que muchos consideraron como forzada. Este país en pocas décadas logró abandonar el feudalismo para incorporarse a la Segunda Revolución Industrial (Reinert, Erik S (2002).

Según datos recientes del Comité de Ayuda para el Desarrollo, no son los países que más requieren la AOD los priorizados por la AOD bilateral japonesa. Japón envía a los PMA solo alrededor del 41% del total de su AOD neta a los PMA. FUENTE: OECD (2010). Development Co-operation Report 2010. Tabla 26. Esta situación se hace más paradójica porque la ayuda japonesa está concentrada en la región asiática y dentro de esta región, solo Bangladesh, Myanmar y Afganistán son considerados por la ONU como PMA (Ver tabla No 6).

A partir de la tabla No 6 podemos constatar también que la ayuda japonesa se centra en los países subdesarrollados de "historias exitosas." Los llamados nuevos países industrializados asiáticos (NICs por sus siglas en inglés), las economías emergentes como la China, la India y Brasil. Ningún PMA africano se encuentra entre los principales receptores de la AOD de Japón, el Norte de África y Nigeria fueron los elegidos. No debemos olvidar que África subsahariana es la región que concentra casi el 70% de todos los PMA existentes en el mundo

De manera general, la ayuda bilateral japonesa está respondiendo fundamentalmente a las necesidades de su economía y sus intereses. Por ejemplo:

- Indonesia resulta de gran importancia para Japón política y económicamente, debido a que mantiene una cerrada interdependencia con Japón en áreas tales como el comercio y las inversiones.

- Geográficamente, Indonesia ocupa una importante posición en la transportación marítima Japonesa y provee también petróleo, gas natural y otros recursos naturales muy necesarios para Japón.

- Indonesia tiene una población de más de 200 millones y juega un papel importante en el crecimiento y la estabilidad de la economía del sudeste asiático, además de ser uno de los miembros más importantes de la ASEAN.

Por su parte China, se ha convertido en uno de los principales receptores de la AOD japonesa en los últimos años debido fundamentalmente a:

- Tiene proximidad geográfica a Japón, además de que ambos países tienen una fuerte unión histórica, política y cultural.

- El mantenimiento estable y progresivo de la relación entre Japón y China conduce a la paz y estabilidad de la región Asía Pacífico y la del mundo en general.

- China es un enorme país con una inmensa población, además de mantener un crecimiento sostenido que tiene un importante impacto en el ámbito mundial.

Según se observa en la Tabla No 7, la AOD bilateral japonesa dirigida a los Servicios Sociales Básicos (SSB) mantuvo un comportamiento fluctuante. Solo la parte del total de la AOD dirigida al suministro de agua incrementó su recepción. Llama la atención que la AOD que Japón dirige a la educación disminuyó.

La fluctuación en el desembolso bilateral japonés hacia los SSB contribuye, por ejemplo, a obstaculizar la consecución de importantes metas vinculadas a los Objetivos de Desarrollo del Milenio; por ejemplo:

• Meta 2A: Velar por que, para el año 2015, los niños y niñas de todo el mundo puedan terminar un ciclo completo de enseñanza primaria

• La Meta 4A: Reducir en dos terceras partes, entre 1990 y 2015, la mortalidad de los niños menores de 5 años

• La Meta 5A: Reducir, entre 1990 y 2015, la mortalidad materna en tres cuartas partes

• La Meta 5B: Lograr, para 2015, el acceso universal a la salud reproductiva

• La Meta 6A: Haber detenido y comenzado a reducir, para el año 2015, la propagación del VIH/SIDA.

• La Meta 6C: Haber comenzado a reducir, para el año 2015, la incidencia del paludismo y otras enfermedades graves

Por último, la tabla No 8 muestra que la práctica bilateral japonesa vinculada a la AOD como alivio de deuda presenta graves contradicciones. Solo el 0,4% del total de la AOD tiene como objetivo aliviar la deuda de los países subdesarrollados y el nada más que el 50% del total de ese tipo de ayuda se dirige a los países pobres muy endeudados (PPME), cuando debían ser estos últimos los priorizados.

a) Comprende: (1) Bilateral: Donaciones para el perdón de la deuda contraída por AOD, otros flujos oficiales (OOF) o reclamaciones privadas; otra acción sobre la deuda, como la conversión de la deuda, los pagos de servicio o recompras de deuda a terceros; y (2) las contribuciones multilaterales para el Fondo Fiduciario para los países pobres muy Endeudados.

b) El alivio Bilateral a la deuda de los países pobres muy Endeudados (incluye todos los elementos que se describe en la nota uno), además de contribuciones multilaterales a la iniciativa para los PPME.

Tokio ha concentrado el alivio de la deuda como AOD en países como Iraq y Nigeria, aunque ninguno de los dos está contemplado entre los PPME. En el caso de Iraq, esto responde al compromiso contraído con los Estados Unidos para negociar la reducción de la deuda mediante el cual, Japón condonaría a Iraq una parte “sustancial” de su deuda externa. Mientras que, la condonación de deuda de Nigeria respondió, a los acuerdos que los ministros de finanzas de los países más ricos del mundo -Estados Unidos, Japón, Alemania, Francia, Gran Bretaña, Italia, Canadá y Rusia que conforman el Grupo de los Ocho (G-8) tomaron acerca de cancelar unos 40 mil millones de dólares de deuda de 18 de los países más pobres del mundo, la mayoría de ellos de África.

Aunque Nigeria no cumple con la definición de país de escasos ingresos según el Banco Mundial, los ministros de finanzas del G-8 acordaron reducir la deuda de ese país a partir de un análisis por separado, según consideraciones de los acreedores del Club de París. Habría que recordar, que Nigeria es el país más poblado de África y es además, la séptima nación exportadora de petróleo del mundo. De manera que la actuación japonesa respondió en esencia, al criterio geoestratégico que de conjunto, le atribuyen las naciones más ricas del mundo a Nigeria.

Por último, del Reporte Anual del CAD podemos conocer que el 30% de las contribuciones de Japón a los organismos multilaterales, van al Banco Mundial y dentro de este, a la entidad que brinda ayuda concesional, o sea la Asociación Internacional de fomento (IDA por sus siglas en inglés),

Como comentario a lo anterior, no debemos olvidar que a través de sus préstamos y las “condicionalidades” que éstos presentan, el Banco Mundial ha impulsado , por ejemplo, un modelo de agroindustria dirigido a la exportación; ha financiado controvertidos proyectos de infraestructuras que, en esencia solo han contribuido a fomentar el sobreendeudamiento de los países del Sur; ha impuesto en estos países un modelo de política económica neoliberal que ha precisa descuidar las necesidades más básicas de la población; entre otras cuestiones.

Algo más del 23% de las contribuciones de Japón a los organismos multilaterales se envían a la Organización de Naciones Unidas (ONU), donde el Fondo Internacional para el Desarrollo de la Agricultura (IFAD, por sus siglas en inglés), el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), el Programa Mundial de Alimentos (PMA), el Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF, por sus siglas en inglés ) y el Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR, por sus siglas en inglés) son las agencias priorizadas .

Y el 17% del total de las contribuciones japonesas a los organismos multilaterales van a los Bancos Regionales de Desarrollo. De lo que significa esa proporción en el total de los recursos que el país asiático designa a los organismos multilaterales, alrededor del 68% va hacia el Banco Asiático de Desarrollo. Es decir se manifiesta similar concentración de los recursos en la zona de su influencia e interés, como ocurrió con los desembolsos de ayuda bilateral.

Reflexiones finales.

La investigación ha puesto de manifiesto una serie de propensiones que presenta la AOD japonesa que sin dudas le restan credibilidad a los eslogan emitidos por el país referidos al apoyo de los países subdesarrollados en general, pero muy particularmente a los países menos adelantados.

El país del sol naciente al montarse en el tren de la disminución de los aportes con destino a para la Ayuda Oficial al Desarrollo, tan de moda entre los países más desarrollados del mundo, solo ha contribuido a que las infelicidades que padecen los más necesitados se extiendan en el tiempo, con todas las consecuencias que porta esa actuación.

En materia de AOD, Japón dejó en el tintero las obligaciones contraídas en 1961 cuando integró el Grupo de Asistencia para el Desarrollo (DAG por sus siglas en inglés) ; lo mismo con el objetivo 0,7%, y hasta con la Declaración del Milenio en el 2000, que establecieron en cada uno de los casos, un Pacto mundial por el desarrollo y que para ello, el incremento y la calidad de la AOD era y resulta imprescindible para avanzar en políticas y acciones concretas.

El estudio ha puesto de manifiesto también, que las justificaciones que tratan de defender la actuación japonesa (los problemas económicos y la seguridad nacional), no son admisibles, debido al estéril incremento del gasto militar.

Bibliografía

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• Blogspot (2009): ”La amenaza real norcoreana” http://diariobelico.blogspot.com/ martes 26 de mayo de 2009

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• Reuters (2009). Japón prepara 154.000 millones de dólares para un nuevo plan anticrisis. http://www.elmundo.es/ 09/04/2009.

• Revista internacional. “Crisis económica (III) – Los años 90 - Treinta años de crisis abierta del capitalismo”. http://es.internationalism.org/ 16/12/2006.

• Reinert, Erik S (2002). “El rol de la tecnología en la creación de países ricos y pobres: el desarrollo en un sistema schumpeteriano”, Cuadernos de discusión, 2002. http://biblioeconomicus.googlepages.com/ 22/10/2010

• SIPRI Year Book 2007,2008 y 2009 Armaments, Disarmament and International . Gasto militar y armamento, http://www.sipri.org/ 2008.

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• UNCTAD (2010). The Least Development Countries Report 2010. “Países menos adelantados”. http://www.unctad.org/ 25/11/2010.
 


Para citar este artículo puede utilizar el siguiente formato:

Smith Hernández, R.S.:  “La Ayuda Oficial para el Desarrollo: Japón examen crítico" en Observatorio de la Economía y la Sociedad del Japón, enero 2011. Texto completo en http://www.eumed.net/rev/japon/

 

 

 

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