Cuadernos de Educación y Desarrollo

Vol 2, Nº 13 (marzo 2010)

LA FORMACIÓN DE VALORES EN ESTUDIANTES DE LA CARRERA DE PSICOLOGÍA EN LA SUM DE SAGUA LA GRANDE


 

Yadima Leiva Balzaga
Policlínico Universitario “Mario Antonio Pérez Mollinedo”, Cuba
aleidags@uclv.edu.cu 

 

 

Resumen

La educación de valores constituye hoy una de las grandes tareas que enfrenta la universidad cubana. El proceso de universalización de la educación superior propicia el acceso flexible a esta enseñanza, a partir de diferentes vías de ingreso. Formar un hombre nuevo, más integral es un reto para la sociedad, por eso se precisa formar los valores en el estudiantado universitario desde las sedes municipales para asegurar la continuidad histórica de la Revolución, en la cual, maestros, familia y sociedad desempeñan un papel protagónico. En el presente artículo se expresa la necesidad de formar valores sólidos y perdurables en los estudiantes de la carrera de Psicología en la Sede Universitaria Municipal de Sagua la Grande.

Palabras clave: valores, responsabilidad, estudiantes universitarios.

Introducción

El problema de la formación o la educación en valores preocupa y ocupa a la comunidad educativa universitaria en Cuba y en el mundo. El nuevo milenio exige de una mayor eficiencia, eficacia y pertinencia de los procesos formativos en la enseñanza superior, no solo en cuanto a la elevación del nivel técnico-profesional de sus egresados, sino también en sus cualidades morales.

La formación, modificación de valores y orientaciones valorativas es un proceso esencialmente educativo, complejo, dinámico y multifactorial en el que deben tenerse en cuenta los diferentes elementos del sistema de influencias educativas que inciden en el proceso de formación y desarrollo de la personalidad. Para lograr la concientización de los valores, no como una asimilación mecánica o impuesta desde fuera, sino a partir de la interiorización de los valores socialmente establecidas en dependencia del sentido personal que poseen para el sujeto concreto debe implicarse activamente al sujeto, de esta forma la concientización del valor se mediatiza bajo el prisma de las necesidades, intereses y motivaciones del sujeto quien va estructurando y conformando su propio sistema de valores.

Los valores no pueden oponerse a la realidad, pues constituyen un fragmento de ella que el hombre elabora, y surgen como resultado de sus motivaciones y necesidades. Por eso son cualidades potenciales e imprescindibles del ser humano de incuestionable valor formativo. (López, 2003, p. 271).

El proceso de formación de valores morales

En el contexto de la universalización como en otras áreas de actuación del hombre se precisa formar los valores pues la carencia de los mismos llevaría a los sujetos a actuar en correspondencia con criterios ajenos sin tomar en consideración su independencia a la hora de tomar decisiones. Se precisa afianzarlos en el estudiantado universitario de las sedes municipales para que brinden resultados, efectos satisfactorios y puedan ser trasmitidos a las nuevas generaciones. En cambio si esto no ocurre y no tienen significación para el individuo traen entonces efectos negativos para su vida.

Los valores no pueden oponerse a la realidad, pues constituyen un fragmento de ella que el hombre elabora, y surgen como resultado de sus motivaciones y necesidades. Por eso son cualidades potenciales e imprescindibles del ser humano de incuestionable valor formativo. (López, 2003, p. 271).

Se incorporan a la subjetividad a partir de todo el proceso de socialización, de la historia individual de los recursos personales y del contexto sociocultural en el que se desarrollan. Por las propias características de la personalidad los valores se diferencian de acuerdo a los sujetos que los asumen y a la intencionalidad de los mismos y adquiere las características funcionales de esa persona para regular su comportamiento.

La claridad de las metas, así como los objetivos que se desean, van aumentando con la madurez de cada persona y pueden, como otros aspectos de la personalidad, sufrir determinados retrasos. No debe hablarse de valores si no es en relación con el hombre, con su condicionamiento por el grupo y la sociedad.

La búsqueda de valores en una persona no puede consistir en un examen de conceptos vagos e irrelevantes para su vida cotidiana, sino más bien en un esfuerzo continuo por hallar significados profundos que validen su identidad personal, y establezcan y apoyen los compromisos y las responsabilidades que asume.

“Los valores se encuentran en la cima de la personalidad, de la espiritualidad humana, ellos guían el desarrollo de las personas, tomadas estas como individuos o como grupos, hacia el bien o el mal, en todos sus matices y expresiones en las diferentes esferas y contextos de la vida”. (López, 2005 p. 270)

Al referirse al tema, el investigador ha precisado como los valores al ser contenidos de la personalidad intervienen en la regulación y autorregulación de la conducta y va a expresarse por el sujeto en las diferentes esferas de la vida como un sistema.

El Dr. Álvarez de Zaya ha señalado la idea que solo es posible formar valores en el año, a partir del establecimiento del sistema de acciones de cada una de las asignaturas y profesores que inciden en el mismo. Aspecto este que a veces priorizan algunas asignaturas o profesores, quedando poco definida la caracterización individual de cada uno de los estudiantes y del grupo, realizándose el trabajo de manera empírica, en algunos turnos de reflexión y debate o en la reunión de brigada para el análisis, pero sin tener el diagnóstico individualizado. (Álvarez, 1997, p.20)

También el autor ha reiterado la necesidad de lograr el sistema de formación de valores, a través de cada una de las direcciones del proceso docente educativo (docente, laboral e investigativo). Aun queda mucho por hacer para que el resultado de este proceso sea más eficiente.

Según Báxter el proceso de la educación en valores y de las orientaciones valorativas que se forman en el sujeto, como producto de la interiorización de dichos valores, no solo está condicionado por el desarrollo y la experiencia histórico –social e individual del sujeto , sino que en el influyen otros factores como son el medio familiar, la ideología imperante a nivel de sociedad, la preparación educacional que recibe en la institución a la que asiste , el entorno social donde interactúa, así como el sistema de conceptualización y generalización que el sujeto interioriza t asimila en su relación con los objetos de la vida material que lo rodea. (Báxter, 2007 p.3)

El programa director para el reforzamiento de los valores fundamentales en la sociedad cubana actual presentado por el Comité Central señala que “los valores son determinaciones espirituales que designan la significación positiva de las cosas, hechos, fenómenos, relaciones y sujetos, para un individuo, un grupo o clase social, o la sociedad en su conjunto”. (Programa director para el reforzamiento de los valores fundamentales en la sociedad cubana actual, p.5)

Así mismo consideran que “Se forman en el proceso de interacción entre los hombres y el objeto de su actividad, en la producción y reproducción de su vida material y espiritual. Se convierten en formaciones internas del sujeto, acorde al nivel de desarrollo alcanzado, la experiencia histórico social e individual y el impacto de los factores de influencia educativa. Como orientadores y reguladores de la conducta, constituyen un sistema, pues guardan relación dinámica unos con otros, y conforman una jerarquía entre ellos, que es decisiva en los momentos de elección moral”.

Su educación es un proceso activo, complejo y contradictorio como parte de la formación de la personalidad, que se desarrolla en condiciones históricas sociales determinadas y en la que intervienen diversos factores socializadores, como la familia, la escuela, la comunidad, los medios de comunicación masiva, las organizaciones políticas y de masa, entre otros.

Consideran en la actualidad que requieren para su formación un tratamiento coherente e integrado valores tales como: dignidad, patriotismo, humanismo, solidaridad, responsabilidad, laboriosidad, honradez, honestidad y justicia. Esto no quiere decir que se abandone la influencia educativa sobre otros valores que se corresponden con la ideología y que junto a estos forman el sistema de valores que demanda la construcción de la sociedad socialista.

Báxter al referirse al la problemática plantea que educar en valores es la acción planificadas, orientadas y controlada que ejercen la familia, la escuela y la comunidad, mediante el ejemplo personal en la actuación de todos los adultos responsabilizados con la área o encargo social de formar a las nuevas generaciones. (Báxter, 2007 p.VII)

Precisa la autora que a nivel de institución educacional y con objetivos bien definidos para reforzar la educación y formación de valores, los docentes pueden instrumentar un conjunto de actividades que permitan:

 Que el estudiante conozca lo que implica, caracteriza y significa un determinado valor (componente cognitivo).

 Lograr que tanto individual como colectivamente los estudiantes experimenten emoción, alegría, satisfacción, interés y necesidad por la actividad portadora de ese valor; que lo sienta y lo haga suyo (componente afectivo motivacional).

 Estén consecuentemente en situación de poder poner en práctica lo que conocen y sienten (componente conativo).

Continua sobre el tema: “ lo planteado es un reto para cualquier educador que tenga como objetivo de su labor no solo impartir conocimientos sino lograr en sus alumnos la incorporación de aquellos valores que la sociedad en que viven necesita para su continuidad histórica”. (Báxter, 2003, p. 101)

De acuerdo con el planteamiento de la autora para el desarrollo del proceso investigativo se considera tener en cuenta estos tres componentes en el diagnóstico de necesidades para proponer una estrategia que se corresponda con lo planteado.

Por su parte Fabelo señala que los valores suplen en la sociedad, la función que en otras especies desempeñan los instintos biológicos, sobre todo el de la autoconservación. El hecho de que el género humano haya puesto en peligro su propia supervivencia es el más claro indicador de la aguda crisis de valores por la que atraviesa. (Fabelo, 2003 p. 278)

Plantea además el autor que los valores se ramifican y penetran las más diversas facetas de la vida humana y poseen su manifestación específica en la economía, en el arte, en la política, en el mundo del derecho, de la religión, y como ingredientes inalienables de los procesos educativos.

En cuanto al proceso de formación de valores, el Dr. Martínez Rangel plantea “es el conjunto de etapas por la que transcurre la asimilación y significación socialmente positivas de la realidad objetiva; es un proceso que ocurre a escala social e intervienen muchos factores (escuela, familia, sociedad, comunidad y amigos)”. (Martínez, 2001, p. 15).

Se ha destacado que “educar en valores es promover condiciones para aprender a construir nuestros singulares sistemas de valores. Estos sistemas o matices de valores los construimos a partir de los valores que nos rodean, de los que podemos percibir a través de los medios de comunicación, de los que están presentes en las situaciones interpersonales en las que participamos y, en definitiva, en los modelos que nos van conformando y que como tales son susceptibles de imitar”. (Martínez, 2001 p. 93).

En este sentido se puede señalar que los valores expresan la educación recibida por los hombres por lo que la influencia del medio social es esencial en el desarrollo de la personalidad. Un aspecto muy importante lo constituyen los ideales sobre la base de los cuales se va conformando el sistema de valores, en este caso, de los estudiantes universitarios.

El Dr. F. Izquierdo (1998) la define como: “Componente esencial de la educación integral de los individuos, orientada a la asimilación consciente y voluntaria de un sistema positivo de ideas, sentimientos y convicciones, traducibles en manifestaciones conductuales, actitudinales de formas de comportamiento moral e institucional en la práctica cotidiana; en correspondencia con un alto sentido de identidad hacia una tradición histórica y cultural determinada desde su actividad personal y social en la búsqueda, orientación y consecuencia de un real sentido de la vida”. (p. 40)

Ambos autores coinciden en que el objetivo a lograr es que el individuo conforme su propio sistema de valores para guiar los actos de su vida, es decir, de su conducta para regular y autorregular el comportamiento en las diferentes esferas de la vida del sujeto.

Al hacer referencia a la interiorización de los valores desde el punto de vista psicológico González Rey plantea que ningún contenido que no provoque emociones, que no estimule nuestra identidad, que no mueva fibras afectivas, puede considerarse un valor, porque este se instaura de dos formas: los valores formales, que regulan la conducta del hombre ante situaciones de presión o control externo, y creo que no son los que debemos formar, y los valores personalizados, expresión legítima y auténtica del sujeto, que los asume, y que son los valores que debemos fomentar en la sociedad. (González Rey, 1996, p. 68).

Precisamente se consideran los valores como formaciones motivacionales de la personalidad que tienen su expresión en la concepción del mundo. La misma posibilita la regulación del comportamiento en la esfera moral.

Todas las actividades deben estar dirigidas a la formación de orientaciones valorativas en los estudiantes como un proceso que debe ser objeto de importantísima atención en la clase. Para lograrlo es necesario establecer los vínculos necesarios y la revelación del valor del conocimiento que es objeto de aprendizaje. La valoración podrá ser positiva o negativa, en relación con el significado que adquiera para el alumno, lo cual debe expresarse por este en los diferentes momentos de la clase al darle la posibilidad de plantear sus ideas, criterios, juicios, sentimientos y argumentos. (Báxter, 2003, p. 95).

Hasta aquí podríamos señalar que en el proceso de educación en valores la escuela juega un papel fundamental pero debe apoyarse en todos los agentes socializadores para alcanzar su propósito. Los valores encierran en sí mismos un fuerte contenido emocional que en función de conocimientos previos va a influir en la conducta del sujeto. Están condicionados por las relaciones sociales y son determinaciones espirituales que designan la significación positiva de hechos y fenómenos.

En la bibliografía consultada se encontraron varios referentes sobre los componentes del proceso de formación de valores que se reflejan a continuación por su importancia para el estudio de los valores.

María Batista reconoce como componentes del proceso de formación de valores: el conocimiento, la valoración y la práctica, “el proceso de formación de valores como relación de actividad cognoscitiva, práctica y axiológica” (Batista, 1999 p.90).

Refiere que la actividad cognoscitiva constituye una forma especial de actividad espiritual del hombre condicionada por la práctica. Esta actividad refleja la realidad y la reproduce en forma de conocimientos que se expresan en forma de principios, leyes, categorías e hipótesis.

Por su parte Nancy Chacón considera como componentes: el cognitivo, el afectivo-volitivo, el ideológico y el de las experiencias morales acumuladas en la vida cotidiana, en la actividad.

Como se puede apreciar hay coincidencia entre las propuestas de ambas autoras en lo referido al componente cognitivo y al componente de la actividad práctica por lo que se pueden considerar ambos como componentes del proceso de formación de valores.

Los valores no son, por tanto simples conceptos intelectuales, son formaciones motivacionales de la personalidad que orientan e inducen la actividad humana y dentro de la estructura de la personalidad, tiene una estrecha relación con los conocimientos, las vivencias afectivas, los ideales, la voluntad, tienen la capacidad de regular la conducta y se manifiestan en el comportamiento. El proceso de interiorización en la personalidad transita por los componentes: cognoscitivo, afectivo-volitivo y conductual. (León, 2007 p.15)

Los valores como base orientadora de la conducta de los sujetos sociales tienen un carácter consciente, que parte de un conocimiento previo (cognitivo) y que se asumen como propios (afectivo) para conducir la actividad del hombre como ser social (conductual).

En la formación de un valor se debe dar la unidad entre conocimiento, afecto y voluntad; aspectos estrechamente interrelacionados para formar un sistema dinámico, coherente, flexible que permita su actualización y estructuración jerárquica contribuyendo a formar el sistema de sentidos de la personalidad. Por esto, consideramos tres componentes básicos para el proceso de formación de valores que le permiten al profesor la organización y planificación de sus acciones.

El componente cognoscitivo: Se refiere al proceso de construcción activa del conocimiento que debe desarrollar el alumno con acciones de búsqueda de información sobre temas que reflejan normas, hábitos, actitudes, valores y principios socialmente valiosos. En este sentido se activan aspectos estructurales de la configuración psicológica de la personalidad. Se considera entonces como el grado de conocimiento que tienen los sujetos de los atributos que definen a un estudiante universitario responsable.

El componente afectivo–volitivo: Estrechamente relacionado con el anterior, se pone de manifiesto cuando el alumno se identifica, asume y personaliza normas, actitudes e ideas que defiende y que se expresan en sus sentimientos, emociones y motivaciones.

El componente conductual: se refiere a la autorregulación de su conducta y las relaciones con sus compañeros, maestros, familiares, miembros de la comunidad en correspondencia con las normas, valores y principios que defiende, siendo capaz de proponerse metas y buscar solución a los problemas que se le presentan. Comprende el estudio de la conducta.

Las características cualitativas que diferencian a los sujetos entre sí a través de estos indicadores expresados en cada uno de los tres componentes, constituyen manifestaciones concretas de la expresión de los indicadores funcionales propuestos por González, R.F. y A. Mitjans (1998) y retomados por González, V. (2003).

La formación del valor responsabilidad en los estudiantes de la carrera de psicología

En los momentos actuales formar valores sólidos y perdurables en los jóvenes adquiere exigencias y dimensiones elevadas, sobre todo si se tiene en cuenta el momento histórico en que se desenvuelven estos y las particularidades del entorno social tanto nacional como internacional que sin duda alguna, inciden en su formación y desempeño como generación. La crisis que afecta al mundo de hoy influye en la juventud cubana que debe estar preparada para tomar decisiones certeras ante todos los fenómenos que enfrenta la sociedad, tarea que solo se logra con la formación que han tenido desde edades tempranas.

Hablar de valores hoy en día, no es tarea fácil; pero tampoco hay que decaer en la lucha incansable por formarlos en los jóvenes universitarios futuros conductores de la enseñanza superior. La educación tiene que estar dirigida a fomentar la convivencia ciudadana, a fortalecer la soberanía del pueblo a través de un proceso formativo profundo y reflexivo, y a estimular a los estudiantes a implicarse en los problemas que afectan a la sociedad y en la toma de decisiones relacionada con estos.

En el programa director para el reforzamiento de los valores fundamentales en la sociedad cubana actual de 2006 presentado por el Comité Central se definen los valores de la sociedad cubana de la siguiente manera:

La responsabilidad definida como “el cumplimiento del compromiso contraído ante sí mismo, la familia, el colectivo y la sociedad” (Comisión designada, 2006 p.9)

Se debe cumplir entonces con los siguientes indicadores:

• Desarrollar con disciplina, conciencia, eficiencia, calidad y rigor las tareas asignadas.

• Asumir la crítica y la autocrítica como poderoso instrumento de autorregulación moral.

• Propiciar un clima de compromiso, consagración y nivel de respuesta a las tareas asignadas.

• Conocer y respetar la legalidad socialista y las normas administrativas establecidas.

• Promover un modo de participación democrática, donde los individuos se sientan implicados en los destinos de la familia, la comunidad, su colectivo estudiantil, laboral, y el país.

• Respetar, defender y fomentar la propiedad social sobre los medios de producción.

• Cuidar el medio ambiente.

Al referirse al valor responsabilidad Ojalvo, v. y otros (2000) plantean que en el contexto universitario la responsabilidad nos indica el cumplimiento de de la mejor manera posible de sus deberes como estudiantes (estudio sistemático, tareas docentes, actividad laboral e investigativa, trabajo independiente, compromiso con su entorno social) como necesidad interna, que se asume de forma voluntaria y consciente y despierta vivencias positivas así como la disposición a responder por sus actos.

Los presupuestos señalados permiten aplicar los indicadores destacados por el Comité Central a los estudiantes universitarios.

Otra importante investigadora ha precisado que la responsabilidad implica desarrollar con eficiencia y calidad las tareas asignadas, conocer los deberes correspondientes en todo momento; sentir satisfacción con lo que se hace, identificar y cumplir las normas de comportamiento social; realizar cualquier tarea aunque no sea de su agrado, asumir de forma independiente cualquier labor. (Báxter, 2003 p.26)

Ambas investigadoras coinciden en que los estudiantes universitarios responsables deben cumplir los deberes estudiantiles, cumplir con las normas de comportamiento social y ser constante en su desempeño.

Se toman como presupuestos tres elementos fundamentales en la formación del valor responsabilidad descritos en el epígrafe pues se precisa primero conocer el significado del valor, motivarse para cumplir con sus indicadores mediante esfuerzos volitivos y actuar en correspondencia con el contenido del valor.

El sistema de relaciones y actividades en el que están inmersos niños, adolescentes y jóvenes contribuye al proceso de formación de los valores si se toman en consideración que son formaciones motivacionales complejas y forman parte del sistema personalidad lo que permite el estudio de los mismos de manera integral pues ellos no se fraccionan en la personalidad. No obstante resulta de especial interés que cada uno de los estudiantes aprenda el significado de los valores y se realicen estrategias que permitan fortalecerlos en el estudiantado para que actúen en correspondencia con los mismos, sin imposiciones pues el objetivo es que formen parte de la estructura de la personalidad a partir de su interiorización e incorporación.

El contexto educacional, en este caso la universidad municipal precisa de un arduo trabajo educativo y la toma de conciencia acerca de las diversas vías de ingreso que posee la universidad actual por lo que debe realizar una gama de actividades e incorporar el proceso de formación y fortalecimiento de valores al trabajo del tutor y el profesor de modo que el estudiante sienta la necesidad y satisfacción con las tareas que desarrolla y se formen actitudes y valores positivos en las diferentes esferas de la vida social.

Los valores guardan una estrecha relación unos con otros y al constituir formaciones motivacionales complejas se relacionan también con otros aspectos de la personalidad entre ellos: los sentimientos, las actitudes, las cualidades y las motivaciones personales.

La escuela cubana tiene como tradición desarrollar trabajos encaminados a formar ciudadanos que respondan a las ideas de defensa de la patria que se sientan orgullosos de su nación así lo demostraron los mambises en las guerras contra la metrópoli española, la generación del centenario contra la ingerencia yanqui, y la resistencia al bloqueo que en la actualidad sostiene todo el pueblo cubano. Así mismo a pesar de la llamada crisis de valores que ha tenido que enfrentar la sociedad en los últimos años hoy se sigue trabajando en este sentido en todos los niveles de enseñanza pues la educación en Cuba aspira a formar un hombre nuevo mucho más integral.

La época actual, reclama que todo el sistema de influencias educativas, en las que ocupa un lugar fundamental, la escuela, la familia y la comunidad trabajen cohesionadamente, para trasmitir a niños, adolescentes y jóvenes las tradiciones políticas, culturales, combativas, laborales de la sociedad por eso se precisa elaborar y poner en practicas estrategias acorde al contexto social que se estudie tomando en consideraciones otras experiencias pero sin intentar traspolarlas de forma mecánica al nuevo contexto pues esto llevaría al fracaso pues cada grupo social posee sus propias características y es preciso estudiarlas bien para realizar una labor mucho más certera.

En este esfuerzo por lograr los propósitos de la educación el colectivo de profesores debe realizar un trabajo coordinado y coherente en el proceso de la formación integral de la personalidad del estudiante donde es fundamental, el proceso de educación en valores.

Para la construcción del futuro de nuestro país el Ministro de Educación cubano reafirma la actualidad e importancia de la educación en valores por los desafíos que enfrenta la humanidad. La misma constituye un arma para la batalla por el perfeccionamiento humano, para la reafirmación de nuestra confianza colectiva en la capacidad de los hombres y mujeres para amar y construir frente a los que preconizan el individualismo, el pesimismo y la enajenación como futuro de las nuevas generaciones.

Las circunstancias adversas se enfrentan en este proceso de formación de valores sigue siendo para nuestro país unas prioridad sobre todo para los jóvenes que hoy se han vinculado a la práctica por lo que deben ser mas responsables en la labor que realizan. Inicialmente muchos de estos jóvenes solo estaban vinculados a la actividad docente pero a raíz de los cambios propuestos por las educación superior hoy asumen la tarea de desempeñarse en un puesto de trabajo y continuar estudios superiores por lo que todos los estudiantes de las SUM, específicamente de la carrera de Psicología hoy cumplen una doble función estudio – trabajo tarea que deben desempeñar responsablemente pues constantemente están interactuando con la sociedad, la que valora su desempeño.

Conclusiones

Resulta imprescindible en los estudiantes de la carrera de psicología formar valores por el propio enfoque que sustenta la formación. Por tal motivo para los profesores resulta un reto el proceso educativo, el cual lleva implícito la formación de valores. Formar estudiantes responsables permitirá el desarrollo de los futuros profesionales de la Psicología que respondan a los principios de la sociedad cubana.

Todas estas ideas corroboran una vez más, la necesidad de diseñar estrategias de intervención educativa para la formación del sistema de valores humanos que deben caracterizar a los futuros profesionales del país, contribuyendo así a enriquecer el trabajo educativo en las instituciones educacionales.

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