Revista: Caribeña de Ciencias Sociales
ISSN: 2254-7630


VIDA Y OBRA DE PASTOR VALENTE: UN EJEMPLO A TENER EN CUENTA EN NUESTRAS INSTITUCIONES DOCENTES

Autores e infomación del artículo

Enrique Garcés Montero*

Jorge Luis Castellanos Turiño**

Centro Universitario de Guanajay, de la Universidad de Artemisa, Cuba

Correo: garces@uart.edu.cu


Resumen
Pastor Valente Hernández Rojas nació el 26.7.1929, en Cabaiguán, provincia Las Villas. A los 15 años se trasladó para La Habana. Estudió hasta alcanzar el octavo grado. Tomó conciencia de la situación que existía en Cuba y se convirtió en revolucionario. Guardó prisión en varias ocasiones y fue torturado por la tiranía de Fulgencio Batista, pero jamás delató a sus compañeros. Participó en la huelga del 9 de abril de 1958 y posteriormente lo envían para Artemisa, donde es designado jefe de Acción del Movimiento Revolucionario. Se incorporó al Ejército Rebelde y es nombrado jefe de una guerrilla. Después del triunfo de la Revolución ocupó cargos desde jefe de batallón hasta jefe de división y ascendido al grado de coronel. Cumplió misión en Guinea; posee varias condecoraciones. Constituye un ejemplo a tener en cuenta durante las prácticas educativas en nuestras escuelas.

Palabras claves: valores-revolucionario-clandestinidad-combatiente-Ejército Rebelde-guerrilla-Revolución-prácticas educativas

Pastor Valente Hernández Rojas was born on July 26, 1929, in Cabaiguán, Las Villas province. At 15 he moved to Havana. He studied until he reached the eighth grade. He became aware of the situation that existed in Cuba and became revolutionary. He kept prison several times and was tortured by the tyranny of Fulgencio Batista, but never betrayed his companions. He participated in the strike of April 9, 1958 and later sent to Artemisa, where he is appointed chief of Action of the Revolutionary Movement. He joined the Rebel Army and is named head of a guerrilla. After the triumph of the Revolution he held positions from battalion chief to division chief and promoted to the rank of colonel. He fulfilled mission in Guinea; he has several decorations. It is an example to take into account during educational practices in our schools.

Keywords: values-revolutionary-clandestinity-combatant-Army Rebel-guerrilla-Revolution-educational practices

Para citar este artículo puede utilizar el siguiente formato:

Enrique Garcés Montero y Jorge Luis Castellanos Turiño (2019): “Vida y obra de Pastor Valente: un ejemplo a tener en cuenta en nuestras instituciones docentes”, Revista Caribeña de Ciencias Sociales (septiembre 2019). En línea:
https://www.eumed.net/rev/caribe/2019/09/vida-obra-valente.html
//hdl.handle.net/20.500.11763/caribe1909vida-obra-valente


INTRODUCCIÓN
Del estudio realizado los autores corroboraron la rica tradición histórica que atesora el territorio de Artemisa, incluyendo su participación en las guerras por la independencia de nuestra Patria, donde varios de sus hijos cumplieron importantes misiones con el Ejército mambí; y posteriormente el papel muy destacado que jugó la juventud artemiseña durante la preparación y realización de los asaltos a los cuarteles Moncada, en Santiago de Cuba y Carlos Manuel de Céspedes, en Bayamo, respectivamente; así como su participación en la Guerra de Liberación Nacional, tanto en la lucha clandestina como formando parte del Ejército Rebelde.
En la actualidad se presenta como problemática la necesidad de incrementar la formación político-ideológica, para lograr formar profesionales integrales en la universidad, teniendo en cuenta, entre otros aspectos, los argumentos de nuestra historia, como señalara: “Estamos viviendo un momento complejo a nivel internacional y la situación actual exige mucho en materia de formación político-ideológica, para con argumentos de nuestra historia, los adelantos científicos, un pensamiento diferente, hacerles frente a la seudocultura, la enajenación y la banalidad que quieren imponernos.” Díaz-Canel (2019:4).
Para hacerles frente, tomando los argumentos de nuestra historia, a la seudocultura, la enajenación y la banalidad que quieren imponernos en los momentos actuales, debemos recordar que la historia (Guerra 2009: 214) “abarca todas las variables posibles del abanico de fuerzas históricas”.
Es indispensable tener presente lo que afirmara Castro (2007) “la historia, más que minuciosa y pormenorizada crónica de vida de un pueblo, es base y sostén para la elevación de sus valores morales y culturales, para el desarrollo de su ideología y su conciencia; es instrumento y vehículo de la Revolución”.(p.11).
Por otra parte no podemos obviar, para elaborar este trabajo, la definición de Bloch, citado por Aguirre (2011, p.34): “la historia es la ciencia que estudia la obra de los hombres en el tiempo”, por  tanto, la historia crítica es social en un doble sentido: “en primer lugar en cuanto a que, para la explicación de cualquier hecho o fenómeno histórico, tiene que involucrar y hacer intervenir a los grandes actores colectivos que antes eran omitidos e ignorados y que son siempre el entorno inmediato obligado, tanto de la formación como de las acciones de cualquier personaje individual. Y en segundo lugar, en el sentido de que también cualquier suceso o situación histórica se despliega dentro de un determinado y múltiple contexto social general, que lo condiciona y envuelve, fijándole tanto sus límites como sus posibilidades de repercusión determinada”.
Los autores, teniendo en cuenta lo anterior, investigaron acerca del coronel de la reserva Pastor Valente Hernández Rojas, destacado revolucionario, miembro del Ejército Rebelde y combatiente internacionalista, que ostenta la condición de Huésped ilustre de Guanajay, con el objetivo de dar a conocer su vida y obra, la cual es prácticamente desconocida y proponer que se tenga en cuenta durante las prácticas educativas en nuestras instituciones docentes, para contribuir a la formación en valores de las presentes y futuras generaciones de artemiseños, mediante el empleo de las personalidades y de la historia de la localidad.
Para ello se apoyaron en la bibliografía que recoge los hechos que se narran, especialmente un libro de excepcional valor escrito por René González Novales, titulado Al pie del Rubí. Rebeldía en Pinar del Río, publicado por la Casa Editorial Verde Olivo en el año 2008, con prólogo de su hijo René González Barrios, presidente del Instituto de Historia de Cuba. Contamos además, con el testimonio de más de 20 compañeros, que de una forma u otra forma, han estado vinculados con nuestro entrevistado.
Durante varias sesiones de trabajo pacientemente y haciendo uso de su prodigiosa memoria, Pastor Valente contestó las preguntas relacionadas con su infancia, su traslado para La Habana, su incorporación al Movimiento Revolucionario, su participación en la lucha clandestina y en el Ejército Rebelde, las tareas y misiones en las Fuerzas Armadas Revolucionarias y después de pasar a la reserva. Con sus respuestas se estructuró el trabajo en dos partes principales: la vida de este ejemplar combatiente antes y después del triunfo de la Revolución.

1.   ANTES DEL TRIUNFO DE LA REVOLUCIÓN
1.1.  La infancia
Pastor Valente Hernández Rojas, hijo de Eleuterio Hernández y de Gabriela Rojas, nació el 26 de julio de 1929, en el barrio Pedro Barba, cerca de Jíquima de Peláez, municipio de Cabaiguán, en la antigua provincia Las Villas. Ahora pertenece a la provincia Sancti Spíritus.
Esta era una zona muy pobre, de tierras poco productivas, la mayor parte eran sabanas en manos de terratenientes que la tenían sembradas de caña y de pequeñas áreas de tabaco, pero la mayoría estaba dedicada a la ganadería.
Los bohíos, construidos con materiales de baja calidad, estaban ubicados por lo general al borde del camino real, que era la única vía de comunicación entre los caseríos más cercanos.
La mayoría de la población no tenía asistencia médica; el médico más cercano estaba a una distancia mayor de cinco kilómetros. Muchas personas morían por falta de medicamentos y la mortalidad infantil superaba los 100 por cada 1 000 nacidos vivos; la salud no le importaba a las autoridades.
Tuvo la oportunidad de asistir a la escuela únicamente un año, por lo que aprendió a leer y a escribir en la casa con su mamá. Ella sentaba a los hijos alrededor de una mesa y los ponía a escribir, a leer... así fue aprendiendo a poner su nombre y el de los demás.
Su familia conoció muy de cerca la pobreza; pues se pasaba mucho trabajo en el campo, así era en aquella época la vida del muchacho campesino en Cuba, donde había miseria, hambre, necesidades de todo tipo, etc.

1.2.  En La Habana
Teniendo en cuenta la situación descrita, en 1944, cuando tenía 15 años, el padre le sacó pasaje y lo envió para la casa de una hermana que radicaba en La Habana, con el objetivo de que pudiera trabajar y estudiar.
Para vivir, trabajó como mensajero de farmacia, bodeguero, mozo de limpieza, jardinero y hasta de boxeador. Cada vez que ganaba una pelea le daban cinco pesos y cuando perdía dos pesos. Era difícil para él pelear con el hambre que pasaba, al extremo de que su familia y las amistades le pusieron el sobrenombre de Kid Valente, el que no come caliente.
Su espíritu de superación lo llevó a estudiar. El tiempo era poco, es cierto, pero era joven y siempre soñó con ello y ese era uno de los objetivos por los que se trasladó de su pueblo natal para La Habana. Por eso decidió superarse culturalmente; con anterioridad le fue imposible hacerlo, apenas alcanzó, con la ayuda de su madre, el primer grado.
Le explicaron que si se asociaba al Centro Asturiano, tenía derecho a estudiar y a que le atendieran en un hospital llamado Quinta Covadonga. Es así como pudo realizarse dos operaciones quirúrgicas, una de un quiste y la otra de apendicitis.
En el Centro Asturiano estudiaba en su tiempo libre por las noches, después que terminaba la limpieza o el trabajo que estuviese realizando, iba muy cansado, y a pesar de su juventud se quedaba dormido en medio de la clase y el profesor lo despertaba con un grito. Tenía tanto desespero por estudiar, que muchas veces hasta dejaba de comer, pero no dejaba de asistir a clases. Eran unos 20 alumnos en un aula. Además, en los tiempos libres, se iba para la casa del profesor para que lo repasara. A los dos años, después de realizarle varias pruebas, recibió emocionado el certificado de sexto grado.
Después matriculó en una escuela pública en el Cerro; las clase eran también por las noches; uno de sus profesores era Evelio Tellería, un viejo comunista que daba excelentes clases de varias asignaturas, especialmente de historia, donde le explicaba a sus alumnos, entre otros temas, de José Martí, Máximo Gómez, Antonio Maceo, Julio Antonio Mella, Rubén Martínez Villena, Lenin, Stalin, de la Gran Revolución de Octubre, de la Unión Soviética, de la Revolución del 33 en Cuba…
Al estudiar lo relacionado con la Revolución de 1933, conoció entre otros aspectos de mucho interés, que en el central Mabay (Arquímedes Colina en la actualidad), ubicado a unos 15 kilómetros de Bayamo, inspirados en los éxitos de la Gran Revolución Socialista de Octubre, el día 13 de septiembre de ese año, un Consejo Revolucionario integrado por trabajadores, campesinos y algunos soldados, se apoderaron de la industria y establecieron el control en el territorio. Este constituyó el Primer Soviet de América. Contó con la dirección de Blas Roca Calderío, máximo dirigente del Partido Comunista en Oriente y fue encabezado por Rogelio Recio Ramírez, Secretario del Partido Comunista en Mabay y por el doctor Ulises Estrada Oro, destacado dirigente revolucionario.
Esta acción se correspondía con la aplicación de la línea establecida por el Comité Central del Partido Comunista de Cuba en su V Pleno de agosto-septiembre de 1933, de organizar donde fuera posible, Soviet de obreros, campesinos, soldados y marinos.
Con el profesor Evelio Tellería pudo comprender muchas cosas que luego le sirvieron para convertirse en revolucionario, pudo ver con mayor claridad lo que era la explotación de la clase obrera, de los campesinos, etc. Él les explicaba todo aquello con una claridad tremenda, además de darles clases conversaba con los jóvenes, los aconsejaba…Así alcanzó, alrededor de un año después, sin dejar de trabajar, el octavo grado.
Para principios de la década del 50 del pasado siglo, el pueblo de Cuba tenía cifradas las esperanzas en la victoria de Eduardo Chibás, líder del Partido Ortodoxo. Entonces se produce el golpe de Estado del 10 de marzo de 1952. Un hombre llamado Fulgencio Batista había acabado de cometer el horrible crimen que nadie esperaba.
De un tirón se borraron los anhelos y las esperanzas de un cambio. Se desató un régimen de terror con una violencia generalizada en todo el país y fueron aplastados los derechos democráticos de los cubanos.
Es preciso señalar que (Garcés 2012: 14) “Rápidamente el pueblo alzó su voz y condenó el cuartelazo traidor. Fidel Castro, hizo público su valiente manifiesto: ¡Revolución no, Zarpazo! En este documento de profundo contenido político y revolucionario, rebatió los argumentos del tirano, alertó al pueblo y le dijo a los cubanos de valor, a los bravos militantes del partido glorioso de Chibás, que la hora era de sacrificio y de lucha. Le recordó, como dice nuestro Himno Nacional, que vivir en cadenas es vivir en oprobio y afrenta sumidos y que morir por la patria es vivir; y presentó ante el Tribunal de Urgencia una acusación contra Batista acusándolo de varios delitos por los que podía recibir una condena de hasta cien años de prisión. Los tribunales hicieron caso omiso”.
En estas condiciones Pastor Valente se convirtió en fidelista, iba a los mítines que daba Fidel Castro en la escalinata de la Universidad de La Habana y a otras actividades revolucionarias, de donde salía emocionado y con muchas ganas de hacer algo útil. Se reunía con otros jóvenes que pensaban igual que él y se decidió a luchar por lo que consideraba justo; no le importaban los riesgos, estaba dispuesto a todo. Fue tomando conciencia de la situación que vivía nuestro país, hasta convertirse en un revolucionario.
Siendo bodeguero le exigió varias veces a la policía que le pagaran los productos que le pedían como ron, tabacos y cigarros. Consideraba que pedir esos productos y marcharse sin pagar era un abuso, una injusticia de la dictadura de Batista y lo hablaba, decía lo que sentía, por lo que fue arrestado en varias ocasiones y recibió golpes y torturas.
En  agosto de 1952 circuló en La Habana un pequeño periódico, El Acusador, donde apareció el artículo titulado Recuento crítico del Partido Ortodoxo, firmado por Alejandro, seudónimo de Fidel Castro, en el que hacía un análisis esclarecedor de la situación, señalando que el momento era revolucionario y no político, y llamaba a la lucha contra la dictadura.
Para ese momento Pastor Valente había comprendido quién era Batista y estaba decidido a hacer algo para ayudar a cambiar el régimen.
El día 2 de diciembre de 1956, cuando se produce el desembarco del yate Granma por Las Coloradas, en la región oriental del país, no pertenecía a ninguna organización revolucionaria y actuaba por su propia cuenta, gritaba consignas y mostraba públicamente su descontento con la situación existente en el país. De inmediato apoyó a los expedicionarios y trató infructuosamente de unirse a ellos en la Sierra Maestra.
Pastor Valente en aquel tiempo buscaba cualquier vía para participar en las actividades revolucionarias. En ese constante andar, mediante unas amistades, conoció al Dr. Ramón Grau San Martín, visitó su casona ubicada en la Quinta Avenida, participó en reuniones y se convirtió en uno de sus activistas. Grau decía que era “bélico” y que estaba apoyando a Fidel, que en esos momentos combatía al ejército de Batista en la Sierra Maestra. Esta vía le pareció buena.
Grau San Martín ocupó la presidencia de Cuba dos veces durante la república neocolonial. Había encabezado el llamado Gobierno de los Cien Días que fue derrocado por la acción de los políticos tradicionales, el imperialismo norteamericano y la nueva casta militar liderada por Fulgencio Batista. Luego ganó las elecciones presidenciales y asumió la presidencia nuevamente entre 1944 y 1948. Sin embargo en este segundo mandato renunció a toda su leyenda revolucionaria y encabezó uno de los gobiernos más corruptos de la historia de Cuba. Después del golpe de Estado del 10 de marzo de 1952, le hizo la oposición política y el juego electoral a su antiguo adversario Fulgencio Batista y tras la huida de este 1ro de enero de 1959, permaneció en Cuba, donde murió diez años después.
Pastor Valente, más que charlas y reuniones, lo que quería era entrar en acción, irse para la Sierra Maestra y unirse a los “alzados”, quería combatir, estaba inquieto y tenía a la policía que no le perdía ni pie ni pisadas.

1.3. Incorporación al Movimiento Revolucionario 26 de Julio
En los primeros meses del año 1957 se incorporó oficialmente a una célula del Movimiento Revolucionario 26 de Julio (M-26-7) en el barrio habanero de Santo Suárez. Antes había cumplido determinadas misiones como cooperante o por iniciativa propia, pero no como uno de sus integrantes.
Su participación en las actividades revolucionarias aumentó y la policía lo tenía acosado. Un día cayó preso, por órdenes del coronel Esteban Ventura Novo, un famoso sicario de la dictadura de Batista. En aquel tiempo desaparecían a los revolucionarios y si no había testigos, luego encontraban el cadáver en cualquier esquina. La orden era liquidarlo, ya lo habían torturado salvajemente y no le habían sacado una sola palabra acerca de sus compañeros.
Su madre y una hermana se enteraron que estaba en la estación de policía y allá fueron con otros testigos. Ante la insistencia y el llanto de ellas, no tuvieron más remedio que dejar que lo vieran. Su madre ni lo reconocía, estaba todo desfigurado por las torturas, tenía la cara hinchada y se sentía muy adolorido; pero ni un lamento ni una queja escucharon ellas de él. Luego, bajo amenaza, lo liberaron.
En la zona de Santo Suárez vendía bonos, regaba puntillas en las calles y participaba  en varias acciones en cumplimiento de las misiones asignadas por el Movimiento Revolucionario.
En esas actividades revolucionarias participaba junto a Ángel Machaco Ameijeiras Delgado y Sergio el Curita González López, heroicos combatientes que lucharon en la clandestinidad y eran de los combatientes más bravos de aquellos tiempos en la capital de la República.
En julio de 1957 cayó preso nuevamente. Cuando iba con otros compañeros a recoger un armamento por Centro Habana, en la calle Infanta, producto de una delación, la policía los cercó y los llevaron para la Quinta Estación de Policía. Luego fue remitido al Castillo del Príncipe, donde estuvo preso casi ocho meses, es decir hasta febrero de 1958. Compartió las celdas con valiosos compañeros como Osmani Cienfuegos, Machaco, El Curita y otros revolucionarios, con los que mantenía buenas relaciones.
Estando preso en el Príncipe fue testigo de la fuga espectacular protagonizada por El Curita. Ese día estaban en el área donde se recibían a los familiares y de repente él dio un salto tremendo y en combinación con su gente que lo esperaba en la parte exterior, desapareció de inmediato y ni cuenta se dieron los custodios.
Sobre El Curita había una intensa persecución, por eso él extremaba las medidas de seguridad, era muy precavido, por lo que llegar hasta él no era fácil. En realidad acumulaba una gran experiencia y conocía bien la ciudad. Un día estando cercado por la policía, se lanzó de un segundo piso de un apartamento del Vedado y aunque se escapó, se fracturó un pie. Este ejemplar revolucionario siempre estaba metido en audaces y peligrosas actividades conspirativas contra la dictadura batistiana, era un hombre probado en las más difíciles condiciones, no conocía las palabras miedo y menos la traición.
El día 18 de marzo de 1958, Sergio el Curita González López solo y cojeando, cayó en una trampa montada en una casa de la calle K entre 23 y 21, en el Vedado; a los esbirros no les interesaba interrogarlo. Ellos estaban claros y sabían que, apesar de todo lo que sabía, no iba a decir ni una palabra de lo que ellos querían saber. Un día después, el 19, apareció en una calle de La Habana su cuerpo sin vida, después de haber sido cruelmente torturado. En esos momentos era el jefe de Acción del Movimiento 26 de Julio en la capital. Con ello se perdió a uno de los más valerosos compañeros de lucha.
Estando en el Castillo del Príncipe Pastor Valente fue liberado mediante un procedimiento jurídico denominado hábeas corpus, de acuerdo a las gestiones realizadas por un abogado del equipo de trabajo Grau San Martín.
Al salir de la cárcel continuó vinculado al M-26-7, participó en varias actividades y en la huelga del 9 de abril de 1958. Luego intentó nuevamente trasladarse hasta la Sierra Maestra y al llegar Camagüey tuvo que regresar.
Se mantuvo oculto en una casa que tenía el M-26-7 cerca de la Universidad de La Habana, hasta que el compañero Faustino Pérez Hernández, que estaba al frente del Movimiento en la capital, le dijo que no podía estar más tiempo en La Habana, porque podían asesinarlo, que era más conveniente que continuara su labor en otro lugar donde no lo conocieran.

1.4.  Participación en la lucha revolucionaria en Pinar del Río
Después de la huelga del 9 de abril, cumpliendo con las instrucciones recibidas, lo trasladan para Artemisa, que entonces pertenecía a la provincia de Pinar del Río. Participó en diversas acciones orientadas por el movimiento revolucionario y conoció a varios combatientes, entre ellos a José Fernández Riesgo y su familia.
Inicialmente se ubicó en casa de Margarito Pérez, en la finca Borges, donde estaba viviendo Agustín Navarrete, para ese entonces de la Dirección del Movimiento en la Región Occidental, y también radicaba ahí Rogelio Payret Silvera, conocido como capitán Claudio, y otros compañeros.
Para ese momento el comandante Dermidio Escalona Alonso estaba organizando, por órdenes de Fidel Castro, el Frente Guerrillero de Pinar del Río. Por eso, a su llegada a este territorio, participó de inmediato con el capitán Rogelio Payret, en la organización de las futuras actividades, incluyendo el alzamiento en las montañas pinareñas.
La Dirección del Movimiento Revolucionario lo designó jefe de Operaciones o de Acción del Movimiento 26 de Julio en la zona de Guanajay, Mariel, Bahía Honda, Cabañas, Artemisa y San Cristóbal. A partir de entonces se ubicó en Guanajay y se trasladaba en cumplimiento de sus funciones clandestina para los distintos lugares.
Al llegar a Guanajay indagó con varios compañeros acerca de este territorio, al cual no había visitado con anterioridad. Quería conocer parte de su historia, sus tradiciones, todo aquello que le pudiera ayudar en el cumplimiento de las misiones planteadas.
Supo que alrededor del año 1639 comenzaron a fabricarse, junto al camino real, algunas casas que andando el tiempo vinieron a ser el núcleo poblacional de Guanajay.
El surgimiento y desarrollo de la villa constituye un proceso largo. La jurisdicción de Guanajay llegó alcanzar en la primera mitad del siglo XIX al norte, el mar incluyendo el puerto de Mariel, al este, la jurisdicción de Santiago de las Vegas y de San Antonio de los Baños; por el sur la región de San Cristóbal; y al oeste la región de Bahía Honda. Es decir que ocupaba una gran extensión territorial.
Guanajay fue una de las primeras poblaciones del occidente cubano, fundado en 1650 y llegó a ser una de las villas más prósperas de esta zona.
Finalizada la Guerra en 1878, el general español Martínez Campos decidió hacer una nueva distribución administrativa y dispuso la creación de seis provincias y la división de las antiguas jurisdicciones en multitud de ayuntamientos que, en su inmensa mayoría, carecían de fuentes de riqueza para su sostenimiento.
La jurisdicción de Guanajay fue desmembrada y se crearon en su antiguo territorio los ayuntamientos de Artemisa, Cabañas, Cayajabos y Guayabal. Esta nueva división político-administrativa marca el inicio de la decadencia de Guanajay, cuyo territorio quedó reducido al antiguo corral de su nombre. El inmenso territorio poblado de ingenios, cafetales y haciendas, dejó de pertenecerle con el consiguiente resquebrajamiento de su riqueza y poderío económico.
Acerca de su historia combativa corroboró que este territorio fue la cuna de varios patriotas que participaron en las diferentes etapas de nuestras luchas, destacándose Carlos Baliño López, precursor del pensamiento marxista cubano; en él se unen dos generaciones, junto a José Martí crea el Partido Revolucionario Cubano en 1892, y con Julio Antonio Mella, el primer Partido Comunista de Cuba, en 1925.
Los hijos de Guanajay también tuvieron participación en la Guerra de los Diez años y en la Guerra de 1895, entre ellos el coronel Emilio Laurent y García, quien combatió junto al Titán de Bronce Antonio Maceo en su campaña de Pinar del Río. Allí, el propio Maceo le otorgó por sus méritos en combate los grados de coronel.
Laurent fue uno de los 18 hombres que, liderados por el coronel Juan Delgado, rescataron el cadáver del Mayor General Antonio Maceo, en San Pedro el 7 de diciembre de 1896 y lo condujeron hasta El Cacahual.
El conocimiento de estos y otros aspectos de la historia de Guanajay, pasando por la participación en la preparación y realización de los hechos relacionados con el asalto al cuartel Moncada y la lucha clandestina, le sirvieron para amar y querer esta hermosa tierra.
Al momento de llegar Pastor Valente a este territorio, Jesús Suárez Gayol, era dirigente del Movimiento Revolucionario en Pinar del Río, y participó con él en reuniones y recibía las instrucciones de trabajo, las cuales trasladaba a sus compañeros de lucha.
Pastor Valente enseguida simpatizó con Suárez Gayol, el cual había nacido en Manatí, actual provincia Las Tunas; de donde se trasladó a Camagüey y se convirtió en líder estudiantil; luego matriculó en la Universidad de La Habana y era un combatiente clandestino en la capital, donde cayó prisionero, y al salir en libertad viaja a México y regresa a Cuba en abril de 1958 como miembro de la expedición de El Corojo. Después de cumplir misiones en la provincia de Pinar del Río, lo trasladan para Las Villas, al mando del comandante Ernesto Che Guevara, quien poco después, por sus méritos combativos y su lealtad a toda prueba lo asciende al grado de capitán del Ejército Rebelde y continuó cumpliendo otras misiones.
Suárez Gayol, al triunfar la Revolución, cumplió diversas responsabilidades; cuando ocupaba el cargo de Viceministro de Industria fue elegido por el Che para integrar su destacamento guerrillero en Bolivia, con el seudónimo de el Rubio, cumpliendo durante casi cuatro meses con las misiones asignadas y cayó en combate el 10 de abril de 1967, siendo la primera sangre derramada en la guerrilla y precisamente había sido cubana.
La persecución era grande, pero Pastor Valente ponía en práctica su experiencia y lograba evadirla, y seguía cumpliendo las funciones asignadas en Mariel, Cabañas, Bahía Honda, San Cristóbal… Después de cumplir varias misiones en la clandestinidad y ante la situación en que se encontraba por el conocimiento que tenía el enemigo que ponía en peligro su vida y el cumplimiento de otras misiones, el capitán Claudio le ordenó incorporarse a su columna, la cual operaba en el Rubí, próximo a Cabañas.

1.5.  En el Ejército Rebelde
Al llegar a las montañas se incorpora a la columna guerrillera y en los primeros momentos el capitán Rogelio Payretlo designó para que bajara varias veces al llano a llevar mensajes, ir a La Habana a ver a Machaco, que era su amigo al igual que de Pastor o a cumplir otras tareas.
Los mensajes eran relacionados con la solicitud de armamento, municiones… Una vez Machaco envió un fusil Garand con 20 cartuchos y Pastor lo trasladó desde La Habana hasta las montañas. Ese fusil el capitán Claudio se lo entregó al comandante Dermidio Escalona, quien cumpliendo órdenes de Fidel Castro, había fundado el 26 de julio de 1958, en la zona de San Andrés, el Frente Guerrillero de Pinar del Río. Esta fue el arma que portó el jefe guerrillero hasta el final de la guerra revolucionaria.
Para que no lo descubrieran Pastor Valente se había dejado un bigote grande, usaba una gorra de guagüero y se pelaba normal, para llamar menos la atención, se ponía un par de espejuelos y así andaba por La Habana; a veces él tenía que correr detrás de Machaco porque el enlace le decía que estaba en un lugar y cuando llegaba ya se había trasladado para otro. En La Habana había que jugársela y tomar todas las medidas de seguridad.
Generalmente los mensajes que llevaba no eran escritos, el capitán Claudio le decía el mensaje poco a poco y Pastor Valente tenía que repetírselo; le indicaba el lugar del encuentro y la seña y contraseña que debía emplear, y así cumplía las misiones asignadas y corría los riesgos que esto implicaba para él, pero jamás dejó de cumplirlas por difíciles que fueran las condiciones de la situación.
Los mensajes eran relacionados con la solicitud de armamento, municiones, o para trasladar cualquier información o pedir indicaciones ante una determinada situación. Un día Machaco envió con él un fusil Garand con 20 cartuchos, el cual desarmaron, e hicieron un paquetico chiquito, lo envolvieron en periódicos y así lo trasladó y lo entregó a su jefe.
Ese fusil Garand el capitán Claudio se lo entregó al comandante Dermidio Escalona Alonso, quien cumpliendo órdenes de Fidel Castro, había fundado el 26 de julio de 1958, en la zona de San Andrés, el Frente Guerrillero de Pinar del Río. Esta fue el arma que portó el jefe guerrillero hasta el final de la guerra revolucionaria.
Estas misiones implicaban grandes riesgos para su vida, era muy peligroso y podía caer en manos del enemigo al menor descuido, pero andaba sin miedo, sin alteración, con mucha tranquilidad y naturalidad, por eso salió adelante, no sospechaban de él.
Pastor Valente, después que trasladó ese fusil que Machaco le enviaba al comandante Escalona, previendo que fuera descubierto en la ciudad, se quedó definitivamente en la columna guerrillera con Rogelio Payret. Esta era la Columna No. 2 Ciro Redondo.
El paisaje de la zona era muy bonito y para él, que estuvo tanto tiempo en la clandestinidad o preso, le sirvió para sentirse libre, no me cansaba de caminar por los alrededores, de respirar el aire puro y observar las lomas, el poblado de Cabañas y la bahía inmensa hasta donde su vista le daba.
Para ese tiempo Cabañas era cabecera del municipio del mismo nombre. Según el censo efectuado en 1953, la población del territorio era de 31,939 habitantes. A este municipio pertenecían los pueblos de Bahía Honda, y San Diego de Núñez y otros barrios diseminados a través de sus 900 kilómetros cuadrados de extensión.
Sus límites geográficos eran los términos municipales de Mariel, y Guanajay al este; Artemisa, Candelaria, San Cristóbal y Los Palacios al sur; y el municipio de Consolación del Norte;, al oeste; y por el norte el Golfo de México.
El principal renglón económico de este municipio lo constituía la caña de azúcar. El municipio Cabañas era, en la década de 1950, uno de los más importantes territorios productores de azúcar de la provincia pinareña.
Existían en el territorio tres centrales azucareros: El Bahía Honda, el Orozco y el Merceditas; éste último de propiedad norteamericana. Entre los tres centrales azucareros tenían una capacidad de emplear durante el tiempo de zafra azucarera hasta 7 500 obreros.
Este territorio se caracteriza por ser una de las zonas más bellas de la región occidental. Sus incomparables paisajes representativos de la campiña cubana, su bien privilegiado y protegido litoral, sus bahías de bolsa, abundantes en cayos y puntas de singular atracción y su irregular relieve de empinadas lomas, valles y cordilleras ofrecen al espectador imágenes deslumbrantes del entorno en este territorio.
En las montañas y el llano de este territorio cumplía sus misiones Pastor Valente como integrante de la Columna No. 2 Ciro Redondo.
Estando en la guerrilla recibió la triste noticia de que su amigo y hermano de lucha Ángel Machaco Ameijeiras Delgado, descubierto por un delator, había caído en desigual combate contra fuerzas de la policía del dictador Fulgencio Batista, el 8 de noviembre de 1958, que lo acorralaron en un apartamento de Goicuría y O’Farril, en Santos Suárez. Junto a él murieron los revolucionarios Pedro Gutiérrez Fernández y Rogelio Pérez Suárez.
Machaco, ascendido póstumamente a comandante, era en el momento de los hechos, el jefe de Acción del Movimiento 26 de Julio en La Habana. Había nacido el 2 de agosto de 1925 en Chaparra, actual provincia Las Tunas.
Él tuvo 11 hermanos y varios de ellos dieron su vida por la Revolución. Se conoce que Juan Manuel participó junto a Fidel Castro, en el asalto al cuartel Moncada, en Santiago de Cuba, donde perdió la vida en plena juventud.
Mientras Fidel y sus compañeros estaban presos en la Isla de Pinos, empezó a divulgarse La Historia me Absolverá, es decir el alegato con que Fidel se convirtió de acusado en acusador durante el juicio por los sucesos del 26 de julio de 1953. Precisamente los hermanos Gustavo y Ángel Machaco Ameijeiras, se trasladaron en un auto sin ser descubiertos por la policía hasta Santiago de Cuba, para entregarle los folletos al líder clandestino Frank País.
A Gustavo lo detuvo la policía en Santiago de Cuba y después de torturarlo hasta la muerte, se conoció que sus restos fueron arrojados al mar.
Por su parte Efigenio, que es más conocido, fue uno de los 82 expedicionarios que llegó con Fidel a Las Coloradas a bordo del yate Granma el 2 de diciembre de 1956 y después del triunfo de la Revolución ha ocupado diversas responsabilidades.
Pastor Valente cumplió varias misiones guerrilleras, participó en emboscadas, marchas y otras acciones, entre ellas, un combate con carros patrulleros cargados de guardias de la odiada tiranía a la que le ocasionaron varias bajas.
Como represalia por el ataque a los carros patrulleros, la tiranía batistiana respondió con la Masacre de Cabañas, donde le arrancaron la vida a 22 de los mejores hijos de aquella localidad.
A mediados de diciembre de 1958, el jefe del Frente Guerrillero de Pinar del Río decidió, de la columna del capitán Claudio, crear varias guerrillas para ampliar el radio de acción. Pastor Valente, con Fernando Rodríguez Esperón de segundo al mando, es nombrado jefe de una guerrilla para actuar en el territorio comprendido entre la loma La Gobernadora, Zayas y Guanajay, hasta los límites con La Habana, con la misión principal de esperar y apoyar a la columna del comandante Camilo Cienfuegos y cuando llegara, subordinarse a él y continuar en la invasión hasta Pinar del Río.
Pastor Valente fue ascendido a teniente por orden del comandante Escalona y tiene el honor de haber comandado la guerrilla del Ejército Rebelde que más cerca actuó de la capital. La misma estaba compuesta, además, por los siguientes compañeros: Jesús Guía Ferrer Garrido, Catalino Armandito Nodarse Novo, Rolando Capote Pérez, Julio César Pérez Ravelo, Arcadio Lombillo Clavijo, Basilio el Habanero Gutiérrez Blanco, Rafael Fello Cordero, Domingo Coco Chávez de Armas, Félix Felo Díaz Torres, Eleuterio Walí Pedro González y Claro Veitía Castanedo.
Mientras se disponían a capturar a dos sicarios de la tiranía, uno el comandante Esteban Pérez Pantoja, al que el pueblo llamaba “el hombre de las mil caras”, y otro de apellido Menocal, que visitaban el poblado de Zayas, recibieron la noticia de que Batista había huido y un enlace del capitán Claudio les comunicó la orden de trasladarse de inmediato para unirse a la columna en la loma del Rubí.
Formando parte de la columna y bajo el mando del capitán Claudio, participó en la toma del cuartel de la Marina y el Escuadrón 64 del Ejército, radicados en Bahía Honda. En ese lugar se habían concentrado la mayoría de los criminales que perpetraron la matanza de Cabañas y otros delitos en el Circuito Norte del Frente hasta el territorio de La Palma. Allí esperaban tranquilamente el desenlace de la situación en el país, de ahí la necesidad y urgencia de tomar esa plaza lo antes posible. Posteriormente ocuparon otros cuarteles hasta consolidar el triunfo rebelde en la zona y en la provincia de Pinar del Río.
A Pastor Valente la vida en La Habana, lejos de su familia, lo hizo madurar muy rápido, pues el que no se sobreponía a las adversidades no sobrevivía, pues no bastaba con ser guapo, valiente…, había que ser astuto, habilidoso, tener picardía…
Con el tiempo fue aprendiendo de los más experimentados, tanto en la lucha como en la vida, pues haber conocido a compañeros muy valiosos como los ya mencionados y otros que nada tenían de compañeros, le fueron ayudando a forjar su carácter, a tener paciencia y a entender que a veces las cosas no son como uno quiere que sean, que hay circunstancias en las que no se puede actuar por impulso, a lo loco, que hay primero que pensar y meditar antes de realizar una acción, especialmente cuando está en juego la vida de otros, sean amigos o enemigos; porque luego no valen las lamentaciones.
Cuando desarrollaba la lucha clandestina en Artemisa, Guanajay, Mariel y toda esta zona, muchas veces tuvo que ponerse fuerte con algunos combatientes que querían actuar por su cuenta, que querían sancionar o ajusticiar a determinadas personas por diferentes causas, a veces por problemas personales, o sencillamente porque no les simpatizaban; era entonces que él tenía que hacer valer su autoridad, su experiencia y la conciencia revolucionaria, para explicar y convencer a los que no entendían o no querían entender.
Evitó con sus intervenciones broncas y peleas entre hermanos de lucha, aunque todos deseaban actuar, algunos querían imponer su criterio, eso se debía generalmente a la poca preparación política que tenían todos.
Estando en la guerrilla, aunque él no había cumplido los 30 años, ya era casi un viejo si se comparaba con los jóvenes que había allí, mucho de los cuales no sobrepasaban los 20 años de edad. Entonces dedicaba parte de su tiempo libre a hablarles, a explicarles los objetivos de nuestra lucha, los exhortaba a pensar en el futuro. Siempre les inculcaba la fe en la victoria y le daba modestamente sus consejos, se sentía en el deber de transmitirles sus experiencias y conocimientos como mismo hicieron con él Machaco, El Curita, el profesor Tellería y otros, que desinteresadamente lo ayudaron.
En ocasiones había compañeros que no entendían por qué los jefes daban determinadas órdenes o por qué eran necesarios algunos sacrificios, entonces les explicaba, les ponía ejemplos, les hablaba de nuestra historia, de los mambises, de los que estaban en la Sierra, de los que estaban presos y especialmente de los que habían dado su vida luchando a lo largo y ancho de nuestro país y que no podrían ver el triunfo por el que estaban luchando y dispuestos a sacrificarlo todo, incluso hasta la vida.
Por esa labor de convencimiento con la tropa, por transmitir sus experiencias y por el nivel de preparación ideológica demostrada, sus compañeros lo consideraban, además de valiente, como el combatiente más político de la guerrilla.

2.  DESPUÉS DEL TRIUNFO DE LA REVOLUCIÓN
2.1.  En Artemisa
En los primeros días después del triunfo de la Revolución, el capitán Claudio lo presentó en el cuartel de Artemisa y lo designó jefe del mismo. Conociendo la historia de este territorio, sabía que tenía que dar el máximo para responder a la confianza depositada en él.
De Artemisa él conocía parte de su historia, pero en honor a la verdad no había profundizado mucho en ella, pues el trabajo en la clandestinidad no le dio esa posibilidad.
En tal sentido compendió que el pueblo de Artemisa tiene sus características propias como lo tienen los demás pueblos, y que posee una extraordinaria tradición histórica incluyendo su participación en las guerras por la independencia de nuestra Patria, donde varios de sus hijos cumplieron importantes misiones con el Ejército Mambí.
De esa etapa, de las personalidades que tuvo la posibilidad de estudiar, le llamaron poderosamente la atención el general Alberto Nodarse Bacallao, la insigne patriota Magdalena Peñarredonda Doley, el sacerdote Guillermo González Arocha y el joven Manuel Valdés Pérez.
El general Alberto Nodarse Bacallao, era oriundo de Cayajabos, y había nacido un año antes de dar inicio la Guerra de 1868. Se incorporó en Matanzas al Ejército Mambí al producirse el levantamiento del 24 de febrero de 1895, participó en varios combates en esa provincia y luego combatió en Las Villas. Fue ascendido al grado de comandante del Ejército Libertador en noviembre de ese año y pasó a formar parte de la columna invasora del Lugar Teniente General Antonio Maceo, a quien acompañó como ayudante de campo hasta el final.
Combatió en varios lugares de los que hoy forman parte de la actual provincia de Artemisa,  como Güira de Melena, Alquízar, Bauta, Caimito, Cabañas, Cayajabos, Bahía Honda, San Cristóbal, Candelaria, y hasta en la Loma del Rubí, etc; así como en distintas acciones combativas en la provincia de Pinar del Río, a donde llegó con Maceo con la invasión hasta Mantua.
Fue ascendido a teniente coronel y en julio de 1896 Maceo lo nombró provisionalmente como Jefe de su Estado Mayor, al encontrarse enfermo el general Miró Argenter. Meses después es ascendido a coronel y participó, entre otros combates, en el ataque a Artemisa y en el cruce de la Trocha de Mariel a Majana.
El 7 de diciembre de 1896, en San Pedro, cuando cayeron en combate Antonio Maceo y su ayudante Panchito Gómez Toro, Nodarse resultó gravemente herido en el pecho y en un brazo, cuando trataba de rescatar el cadáver del Titán de Bronce.
Después se reincorporó a la lucha en Las Villas, siendo ascendido a general de brigada y seguidamente a general de división.
De las mujeres artemiseñas se destacó en nuestras guerras de independencia la patriota Magdalena Peñarredonda Doley, que había nacido en el poblado de Quiebra Hacha, el 22 de julio 1846.
En la Guerra de 1895 es designada como Delegada del Partido Revolucionario Cubano en Pinar del Río. Recogía dinero, medicinas, distribuía correspondencia, realizaba labores de inteligencia y de información, entre otras importantes acciones a favor de las tropas independentistas. A mediados de 1897 fue denunciada por sus labores revolucionarias y guardó prisión hasta que concluyó la Guerra.
Está considerada como una figura histórica y símbolo de las mujeres patriotas de esta región y entre las principales colaboradoras de Maceo. Recibió el grado de comandante del Ejército Libertador.
Relacionado con esta patriota está el sacerdote Guillermo González Arocha, quien se vinculó con las fuerzas mambisas y ocupó el cargo de Subdelegado, es decir era el segundo del Partido en la provincia pinareña.
Con la llegada de la columna invasora de Maceo, junto a la patriota Magdalena Peñarredonda, incrementó su lucha en apoyo de las tropas mambisas, transportando medicinas, otros útiles y correspondencia desde La Habana hasta la manigua, tarea en la que exponía diariamente la vida.
Para el trabajo de inteligencia el sacerdote mambí tomó los nombres de Virgilio o Favio Rey y mantuvo el control de un grupo de agentes, al servicio de las tropas mambisas.
Enfrentó los horrores de la criminal reconcentración de campesinos que fuera ordenada por el entonces Capitán General Español en Cuba, Valeriano Weyler. Por gestión personal suya, se construyeron en Artemisa unos barracones que sirvieron para que los reconcentrados, arrojados a las calles del pueblo, pudieran guarecerse y aliviar los padecimientos e injusticias que sufrían.
Por otra parte, un ejemplo para nuestra juventud la encontramos en Manuel Valdés Pérez, joven de 18 años que puso su vida al servicio de la independencia. Estaba subordinado a Magdalena y al sacerdote. En 1896 se incorporó a la lucha como correo y en otras funciones.
Por la cercanía con las tropas españolas ubicadas en las fortificaciones de la Trocha de Mariel-Majana y la existencia de soldados españoles en el pueblo y sus alrededores, se creó una situación difícil para los habitantes y los mambises.
Por su trabajo el joven se movía entre el pueblo fortificado y el campo insurrecto, sirviendo de enlace para los revolucionarios. Producto de una delación fue detenido y llevado a la iglesia del pueblo en julio de 1896, los documentos comprometedores que portaba escondidos en la montura de su caballo descubiertos por las autoridades, sirvieron de evidencia acusadora y determinante para condenarlo a la pena de muerte por fusilamiento. Fue sometido a interrogatorios y presiones de todo tipo para que delatara a sus compañeros de lucha, pero nada pudo doblegar la firmeza de aquel joven que por su valor asombraba a sus propios enemigos.
Después de tres meses de duro encierro, a pesar de las súplicas de su madre y las gestiones del sacerdote Arocha ante las autoridades coloniales para obtener su indulto, fue fusilado. El joven Manuel Valdés Pérez dejó para la historia una hermosa lección de coraje y fidelidad.
De esta etapa hay muchos otros patriotas que se destacaron en la lucha, pero estos, le llamaron mucho la atención a Pastor Valente por lo que significaron y por lo que actualmente significan para nuestro pueblo. Son ejemplos de las tradiciones patrióticas de este territorio.
También durante la etapa republicana de 1902 a 1958, período complicado y convulso en la historia de Cuba, que estuvo marcado por la presencia estadounidense y por los grandes esfuerzos de los cubanos para sacudirse esa realidad y transformarla en una mejor, los hijos de esta tierra dieron su valioso aporte.
El 10 de marzo de 1952, con el golpe de Estado de Fulgencio Batista, se implantó en Cuba una dictadura militar. Fue la razón para iniciar la gran batalla por la definitiva liberación de la Patria. Ante esta situación, los artemiseños desde los primeros momentos dieron el paso al frente.
Un papel muy destacado jugó la juventud artemiseña durante la preparación y realización de los asaltos a los cuarteles Moncada en Santiago de Cuba y Carlos Manuel de Céspedes en Bayamo, respectivamente.
En esa gesta heroica de la Generación del Centenario realizada el 26 de julio de 1953, participaron 28 artemiseños, dos de ellos murieron durante la toma de la Posta 3 y nueve fueron hechos prisioneros y luego vilmente asesinados.
Después de la retirada, una parte de los asaltantes, cumpliendo con lo previsto en caso de que fracasara el asalto, se dirigió a la granjita Siboney, adonde también llegó el compañero Fidel. Reunidos allí, él les planteó que había dos opciones: una, regresar a Santiago de Cuba para después tratar de ir para La Habana, lo que era extremadamente peligroso; y la otra, marchar a las montañas para continuar la lucha armada.
En total 19 combatientes dieron el paso al frente decididos a seguir a Fidel hasta las últimas consecuencias. Entre ellos, los  artemiseños Mario Lazo Pérez, José Suárez Blanco, Roberto y su hermano Orlando Galán Betancourt, Severino Rosell González, Rosendo Menéndez García, Emilio Hernández Cruz, Ricardo Santana Martínez y otros.
Entre estos jóvenes artemiseños que participaron en las acciones del 26 de julio de 1953 se cuentan varios que posteriormente fueron autores de hechos relevantes durante la lucha y otros cuyas acciones heroicas los hicieron merecedores de reconocimientos excepcionales, como Ciro Redondo García y Julio Díaz González.
Ciro Redondo, además de participar en el asalto al cuartel Moncada y ser condenado a presidio, luego de ser amnistiado por la presión popular salió al exilio y regresó a Cuba en la expedición del yate Granma que desembarcó el 2 de diciembre de 1956. Sobrevivió al combate de Alegría de Pío del 5 de diciembre y junto al entonces teniente Raúl Castro Ruz y otros tres compañeros (Efigenio Ameijeiras, René Rodríguez y Armando Rodríguez) siguieron su marcha hacia las montañas, hasta encontrase con el grupo de Fidel, compuesto además por Universo Sánchez y Faustino Pérez, en la finca de Mongo Pérez en Cinco Palmas. Era el 18 de diciembre y, ante el encuentro de aquellos ocho hombres que contaban con apenas siete fusiles, Fidel exclamó: “Ahora sí ganamos la guerra.”
Ciro Redondo participó en gran parte de los combates librados por la guerrilla en el primer año de la Guerra de Liberación. Participó en el ataque al cuartel de La Plata el 17 de enero, en los combates de Arroyo del Infierno y de Altos de Espinosa, y en otras acciones.
A mediados de marzo de 1957, Ciro pasó a formar parte del Estado Mayor o Comandancia, bajo las órdenes directas de Fidel y participó en varios combates. Murió el 29 de noviembre de 1957 en el combate de Mar Verde, dirigido por el Che, mientras combatía contra las tropas de Sánchez Mosquera. El día posterior a su caída, se decretó su ascenso póstumo al grado de comandante del Ejército Rebelde. Actualmente sus restos descansan en el Mausoleo a los Mártires de Artemisa.
Julio Díaz, también asaltante del Moncada por lo que guardó prisión, tras ser puesto en libertad se exilió en México donde se reunió nuevamente con Fidel y asumió responsabilidades en la preparación de la expedición armada que este estaba organizando. Formó parte, junto a Ciro, de la expedición del Granma y luego del combate de Alegría de Pío, logró reagruparse con parte de los expedicionarios sobrevivientes. Tomó parte en el ataque al cuartel de La Plata y luego participaría al mando de una escuadra en la exitosa emboscada rebelde a las tropas de Sánchez Mosquera en Arrollo del Infierno y en el combate de Altos de Espinosa.
En el combate de El Uvero, formó parte de la escuadra de la comandancia que se situó en una pequeña elevación frente al cuartel enemigo. A los pocos minutos de iniciadas las acciones fue alcanzado en la cabeza por una bala que le produjo la muerte. Fidel diría luego al pueblo de Artemisa, que murió a su lado en ese combate. Sus restos descansan en el Mausoleo a los Mártires de Artemisa.
Además Ricardo Máximo Santana Martínez, que aunque había nacido en Fomento,  también es artemiseño, durante el asalto al Moncada protagonizó una hazaña al rescatar a Fidel. Después de ordenada la retirada, Fidel se quedó solo en medio de la calle tirando frente al cuartel. Sin embargo, inesperadamente se apareció otro carro, cuyo chofer era Santana, quien al reconocer a Fidel, se metió en medio de la balacera, retrocedió y lo rescató de una muerte casi segura.
Sin lugar a dudas, uno de los hijos más destacados de esta tierra artemiseña, que ha dado un ejemplo de valentía y que ha escrito páginas relevantes para la historia, es el compañero Ramiro Valdés Menéndez, actual Comandante de la Revolución, quien fuera jefe del Movimiento Revolucionario en Artemisa y asaltante del Moncada; expedicionario del yate Granma, que participó en numerosos combates y llegó a ser segundo jefe de la Columna No. 8 Ciro Redondo, al mando del comandante Che Guevara, con la cual protagonizó la hazaña de la Invasión de Oriente a Occidente y la toma de la ciudad de Santa Clara.
Pastor Valente al llegar en los días iniciales del triunfo revolucionario a Artemisa, pudo comprobar que la efervescencia en el pueblo era enorme; la gente estaba en las calles, gritaban consignas, portaban banderas y pedían que se juzgaran a los asesinos. Pero él, como máximo jefe militar, tenía el control de la situación.
El Comandante en Jefe Fidel Castro había entrado a La Habana el día 8 de enero de 1959, después de haber recorrido el país en la Caravana de la Libertad. En Artemisa y toda la región de Pinar del Río estaban esperando su visita de un momento a otro. Cumpliendo las indicaciones del comandante Ramiro Valdés Menéndez y de otros jefes superiores, se tomaron las medidas de seguridad posibles.
El día 17 de enero Fidel reinicia la marcha de la Caravana, pasa por Bauta, Caimito, Guanajay y al llegar a Artemisa al mediodía, fue directo para el cuartel, donde el teniente Pastor Valente lo recibe y le informa la situación existente.
Ante la imposibilidad de dirigirse al pueblo congregado en el lugar por la falta de espacio, Fidel decidió trasladarse para el parque y desde allí, a pesar de tener fiebre y dolores en la garganta, pronunció su histórico discurso y continuó con la Caravana rumbo a las principales ciudades y poblados del occidente del país: Candelaria, San Cristóbal, hasta llegar a Pinar del Río.
Para Pastor Valente fue un honor recibir varias veces en el cuartel al comandante Ramiro Valdés Menéndez, hijo de esta hermosa tierra, muy querido y admirado por el pueblo. También tuvo la oportunidad de tener como subordinados, entre otros, a dos artemiseños asaltantes al cuartel Moncada: Severino Vero Rosell y a Ricardo Santana Martínez, el hombre que arriesgando su vida, rescató a Fidel, aquel 26 de julio de 1953.

2.2.  Otras tareas y misiones en las Fuerzas Armadas Revolucionarias
Pastor Valente de Artemisa fue enviado para el cuartel de Bahía Honda, donde participó en la captura de alzados e infiltrados y especialmente se preparó para luchar contra posibles desembarcos.
A mediados de 1961, el comandante Escalona lo designa como jefe del batallón de Milicias de Las Martinas ubicado en Guane, Pinar del Río, unidad que había participado en las acciones de Playa Girón, donde el imperialismo yanqui sufrió su primera gran derrota en América Latina. El 26 de julio de ese año desfiló al frente del batallón en la Plaza de la Revolución, en el acto que presidió el Comandante en Jefe Fidel. Ese día Pastor cumplió 32 años de edad.
Cuando se origina la Crisis de Octubre en 1962, se encontraba en la División de Guane, donde desempeñaba el cargo de jefe de Operaciones y pudo conocer y participar en reuniones con el  comandante Ernesto Che Guevara, que estaba al frente de las acciones que se desarrollaban en la provincia de Pinar del Río.
Después pasó la Escuela de Oficiales de Matanzas. En el curso coincidió con varios comandantes, entre ellos Antonio Sánchez Díaz, conocido como Pinares en la Sierra Maestra y como Marcos en la guerrilla del Che en Bolivia,donde  cayó heroicamente.
Al concluir los estudios en la Escuela de Oficiales lo envían de nuevo para la división de Guane de jefe de Operaciones; también estuvo un tiempo al frente de la división y de la base aérea de San Julián. Luego designaron al comandante Pinares como jefe de la división y de la base, y él continuó de jefe de Operaciones. Con Pinares mantuvo excelentes relaciones tanto de amistad como de trabajo.
Pastor Valente guarda gratos recuerdos acerca de su jefe y amigo el comandante Antonio Sánchez Díaz. Había nacido en Pinar del Río el 7 de diciembre de 1927 y decía que su nombre se debía a que un día como ese había caído en combate Antonio Maceo. Tuvo la oportunidad de dialogar con él acerca de su traslado y llegada a la Sierra Maestra y que, como procedía de Pinar del Río, lo bautizaron con el seudónimo de Pinares o Pinal. Fidel en la Sierra lo llamaba indistintamente Pinares o Pinal, así aparece en los partes y mensajes que el Comandante en Jefe enviaba.
En el combate de Purialón, durante la Batalla del Jigüe, cae su jefe, el capitán Andrés Cuevas. Por el valor demostrado en este combate, Cuevas es ascendido póstumamente a comandante y Pinares, de soldado es ascendido a capitán y se le asignó el mando de la tropa de la cual formaba parte.
El jueves 21 de agosto de 1958, partió del Salto, en la Sierra Maestra, el comandante Camilo Cienfuegos al frente de la Columna Invasora Antonio Maceo, con la misión de llevar la guerra hasta Pinar del Río. Como jefe del pelotón independiente Felipe Cordoví, marchó el entonces capitán Pinares. Por su heroica participación en la lucha, en los primeros días de enero de 1959, Camilo Cienfuegos lo ascendió al grado de comandante.
El día 3 de octubre de 1965, al crearse el nuevo Partido Comunista de Cuba, por sus méritos extraordinarios Pinares es elegido miembro de su primer Comité Central. Ese día el Comandante en Jefe Fidel Castro dio lectura a la carta de despedida del Che.
En 1966 el Che lo escoge para integrar la guerrilla que combatiría en Bolivia y Pinares pasó a ser Marcos. Primero fue jefe de la vanguardia y luego fue designado para integrar la retaguardia. Algunos solo hablan de sus indisciplinas, pero no dicen que cuando el Che, después de amonestarlo varias veces, le advierte que podía ser expulsado deshonrosamente de la guerrilla, respondió “que moría, antes fusilado”. Así lo escribió el Guerrillero Heroico en su diario.
Antonio Sánchez Díaz, el comandante Pinares o Marcos, cayó heroicamente combatiendo en la emboscada del Peñón Colorado, en Bella Vista, Bolivia, el 2 de junio de 1967 durante un choque con el Ejército.
Pastor Valente de Guane es promovido a jefe de la división de Bahía Honda y es ascendido al grado militar de primer teniente, luego a subcapitán y después a mayor.
Cursó durante casi año y medio la Escuela Superior de Guerra en La Cabaña, donde terminó con buenas notas, después de realizar un extraordinario esfuerzo en los estudios y es nombrado de nuevo jefe de la división de Bahía Honda.
Posteriormente ocupó otras responsabilidades y fue ascendido a teniente coronel y luego a coronel. De manera que desempeñó cargos en la cadena de mando, desde jefe de batallón hasta jefe de división.
En abril de 1982 fue designado Jefe de los Especialistas Militares Cubanos en la República de Guinea, donde permaneció hasta julio de 1985.

2.3.  Posterior al paso a la reserva de las Fuerzas Armadas Revolucionarias
Al regresar de la misión internacionalista pasó al servicio militar de la reserva, con de fecha 20 de enero de 1986, manifestando su disposición de seguir sirviendo a la Patria en las nuevas misiones que le asignaran.
Después realizó otras actividades y al terminar su vida laboral activa se dedicó por entero a cumplir con sus tareas sociales como militante del Partido Comunista de Cuba, como integrante de los Comités de Defensa de la Revolución y participó activamente en el proceso de creación en Guanajay de la Asociación de Combatientes de la Revolución Cubana (ACRC), siendo electo por varios mandatos como miembro de la Dirección provincial de esta organización, primero en la provincia La Habana y luego en Artemisa.
No se arrepiente de haber dedicado toda su vida a luchar por lo que consideró justo, incluso arriesgando su vida y asegura que las cosas que no hizo mejor fue porque no pudo.

2.4 Reconocimientos recibidos
Por sus excepcionales méritos en defensa de la patria, recibió numerosas condecoraciones, entre las que sobresalen:

  • Medalla Combatiente del Ejército Rebelde (Guerra de Liberación)
  • Medalla Combatiente de la Lucha Clandestina
  • Medalla XX Aniversario de las FAR
  • Medalla XX Aniversario del Moncada
  • Medalla Combatiente Internacionalista de Segunda Clase
  • Medalla Ignacio Agramonte Primera Clase.
  • Medalla 30 Aniversario de las FAR
  • Medalla 40 Aniversario de las FAR
  • Medalla 50 Aniversario de las FAR
  • Medalla 60 Aniversario de las FAR
  • Distinción Servicio Distinguido de las FAR
  • Distinción por X, XV y XX años de servicio en las FAR
  • Distinción 28 de Septiembre

Este digno y modesto combatiente de la Revolución Cubana, ostenta el Certificado de Fundador del Partido Comunista de Cuba y la condición de Huésped ilustre de Guanajay, donde reside desde hace más de 60 años.

CONCLUSIONES

  • En el trabajo se incluyen los elementos fundamentales de la rica historia de un hombre sencillo y honesto, convertido en un destacado luchador de la clandestinidad, miembro del Ejército Rebelde y combatiente internacionalista, que cumplió misiones revolucionarias junto a personalidades destacadas de nuestra historia, que constituye un ejemplo a tener en cuenta en nuestras instituciones docentes para contribuir a la formación en valores de los estudiantes, prestando especial atención a la historia territorial y local.

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*Dr C, Especialista, profesor e investigador Titular; profesor y subdirector Docente del Centro Universitario de Guanajay, de la Universidad de Artemisa, Cuba.
** Ms C, Especialista, profesor Auxiliar, profesor del Centro Universitario de Guanajay, de la Universidad de Artemisa, Cuba.

Recibido: 13/06/2019 Aceptado: 30/09/2019 Publicado: Septiembre de 2019


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