Revista: Caribeña de Ciencias Sociales
ISSN: 2254-7630


DESARROLLO Y CONSUMO CULTURAL: BREVES APUNTES TEÓRICOS

Autores e infomación del artículo

Esteban Guillermo Leyva Castellanos*

Katia Lariot Joubert**

Leandro A. Egea Román***

Universidad de Guantánamo, Cuba

Correo: guillermol@cug.co.cu


RESUMEN

El desarrollo cultural cubano tiene sus propias peculiaridades que los distinguen de otros tanto en América Latina como en Europa o E.U.A, pero lo cierto es que continúa siendo un proceso de participación de la población en la vida cultural del país, donde se promueve la creatividad, se defiende la identidad y diversidad, y donde se tiene en cuenta las condiciones históricas concretas que se proyectan en el contexto nacional. Hablar en Cuba hoy de desarrollo cultural, pasa necesariamente por el prisma del consumo cultural y del desarrollo de las Nuevas Tecnologías de la Información y las Comunicaciones; factores que transversalizan la vida social, cultural, religiosa, económica y hasta política de cualquier nación. Estos elementos se convierten en fuente de motivación para emprender esta sistematización teórica desde el aporte que puede dar una mirada sociohistórica del fenómeno.

La irrupción de las NTIC en Cuba, así como los cambios socioeconómicos, han producido importantes transformaciones en el consumo de los medios de comunicación por parte de los jóvenes y a su vez se han diversificado las formas de entretenimiento de las personas. El consumo de las NTIC como el de bienes culturales en general, se expresa en prácticas concretas que necesariamente remiten a la acción directa. Las formas de interactuar con los medios se constituyen en prácticas de consumo que invitan a pensar cómo los diferentes grupos sociales y regiones utilizan los medios, qué significado adquieren para su vida cotidiana y cómo se están construyendo nuevas formas de comunicación, interacción y empleo del tiempo libre.

La sistematización que se presenta, parte del análisis del pensamiento de autores como Franz Boas, Carl Marx, Marvin Harris, Edward B. Tylor, Leví-Strauss, Radcliffe-Brown, Stuart Hall; los que constituyen referentes clásicos obligatorios para los estudios antropológicos, sociológicos y culturales. Desde Boas hasta Stuart Hall existe un camino bastante explorado en la literatura revisada sobre la cultura como elemento vertebrador del desarrollo social. Otros autores contemporáneos entre los que destacan Guillermo Julián Hernández Rodríguez, Pierre Bourdieu, Néstor García Canclini o Jesús Martín Barbero, han revolucionado la mirada a los estudios culturológicos y del consumo cultural, desde la visión que aportan los cambiantes contextos políticos, ideológicos y culturales del actual ordenamiento global. En el contexto nacional y guantaidro resaltan los estudios realizados por Alicia Martínez, María Eugenia Espronceda o Migdalia Tamayo por solo citar un ejemplo; estudiosas del desarrollo cultural y el consumo en la parte oriental cubana y que han realizado importantes aportes teóricos a los estudios culturales.

El objetivo de la presente investigación es: sistematizar los referentes teóricos acerca del desarrollo y el consumo cultural en el contexto cubano y guantaidro, de manera tal que permita a otros investigadores elaborar marcos teóricos para sus investigaciones.  La investigación se fundamenta en el método dialéctico materialista, a partir de la utilización de diversos métodos y técnicas propias de los análisis teóricos.

Los estudios del consumo cultural en Cuba, han hecho significativo las nuevas realidades socioculturales que se construyen en los espacios sociales como elemento activo en la experiencia cotidiana de la gente en el cuan se condensan las posibilidades y las problemáticas de la ciudad como referente de identidad urbana. Sin embargo, se requiere ampliar el conocimiento y profundizar la investigación sobre los usos y apropiaciones de los consumos dentro de la trama de relaciones, de prácticas, de actores y de formas organizativas que surgen en el espacio social como parte del desarrollo cultural en el país.

Palabras claves: desarrollo cultural, cultura, consumo cultural, tecnologías de la Información y las comunicaciones, productos culturales

SUMMARY

Cuban cultural development has its own peculiarities that distinguish them from others in Latin America as well as in Europe or the US, but the truth is that it continues to be a process of participation of the population in the cultural life of the country, where creativity is promoted, identity and diversity are defended, and where the specific historical conditions that are projected in the national context are taken into account. To speak in Cuba today of cultural development, necessarily passes through the prism of cultural consumption and the development of New Technologies of Information and Communications; factors that cross the social, cultural, religious, economic and even political life of any nation. These elements become a source of motivation to undertake this theoretical systematization from the contribution that can give a sociohistorical view of the phenomenon.
The irruption of the NICT in Cuba, as well as the socioeconomic changes, have produced important transformations in the consumption of the media by young people and in turn diversified the forms of entertainment of the people. The consumption of NICTs as that of cultural goods in general, is expressed in concrete practices that necessarily refer to direct action. The ways of interacting with the media constitute consumption practices that invite us to think how different social groups and regions use the media, what meaning they acquire for their daily lives and how new forms of communication, interaction and use of time are being built free.
The systematization presented is based on the analysis of the thought of authors such as Franz Boas, Carl Marx, Marvin Harris, Edward B. Tylor, Levi-Strauss, Radcliffe-Brown, Stuart Hall; those that constitute obligatory classic referents for anthropological, sociological and cultural studies. From Boas to Stuart Hall there is a well explored path in the literature reviewed on culture as a backbone of social development. Other contemporary authors, including Guillermo Julián Hernández Rodríguez, Pierre Bourdieu, Néstor García Canclini and Jesús Martín Barbero, have revolutionized the view of cultural studies and cultural consumption, from the perspective provided by the changing political, ideological and cultural contexts of the current global ordering. In the national and Guantanamo context, the studies carried out by Alicia Martínez, María Eugenia Espronceda or Migdalia Tamayo stand out, just to mention an example; scholars of cultural development and consumption in the eastern part of Cuba and who have made important theoretical contributions to cultural studies.
The objective of the present investigation is: to systematize the theoretical references about the development and cultural consumption in the Cuban and Guantanamo context, in a way that allows other researchers to elaborate theoretical frameworks for their investigations. The research is based on the dialectical materialist method, based on the use of different methods and techniques of theoretical analysis.

Studies of cultural consumption in Cuba have made significant the new socio-cultural realities that are built in social spaces as an active element in the daily experience of people in which the possibilities and problems of the city are condensed as a reference of urban identity. However, it is necessary to expand the knowledge and deepen the research on the uses and appropriations of consumption within the web of relationships, practices, actors and organizational forms that arise in the social space as part of the cultural development in the country.

Keywords: cultural development, culture, cultural consumption, information and communication technologies, cultural products

Para citar este artículo puede utilizar el siguiente formato:

Esteban Guillermo Leyva Castellanos, Katia Lariot Joubert y Leandro A. Egea Román (2019): “Desarrollo y consumo cultural: breves apuntes teóricos”, Revista Caribeña de Ciencias Sociales (septiembre 2019). En línea:
https://www.eumed.net/rev/caribe/2019/09/desarrollo-consumo-cultural.html
//hdl.handle.net/20.500.11763/caribe1909desarrollo-consumo-cultural


INTRODUCCIÓN

La cultura y el desarrollo —juntos o por separado— son dimensiones conceptuales que resumen la vida de las colectividades humanas 1. Sin embargo, muchas veces suelen ser conceptos excluyentes cuando de políticas guberidntales se trata. En el caso cubano la cultura es un instrumento imprescindible de transmisión de valores éticos que median el crecimiento humano, que favorecen el desarrollo y la integración social. Referirse a la cultura sin vincularla al desarrollo en Cuba, pasando por el consumo final de los productos culturales, constituiría un error histórico imperdonable, por lo que en esta materia se ha conquistado; sin embargo, ese binomio que hoy se conoce como desarrollo cultural ha encontrado nuevas formas de manifestación con el advenimiento de las Nuevas Tecnología de la Información y las Comunicaciones (NTIC) a finales del siglo XX.

El desarrollo cultural cubano tiene sus propias particularidades, pero sigue siendo un proceso de participación de la población en la vida cultural, donde se promueve la creatividad, se defiende la identidad y diversidad, y donde se tiene en cuenta las condiciones históricas concretas que se proyectan en el contexto nacional.Paquita Armas Fonseca2 en entrevista realizada en el 2015 expresaba acerca del audiovisual en Cuba, que sería absurdo pensar que en un encuentro teórico sobre el audiovisual hoy, se pudiera prescindir de debates y acercamientos a las nuevas tecnologías, a la formación del gusto y a los públicos.

La irrupción de las NTIC en Cuba, así como los cambios socioeconómicos, han producido importantes transformaciones en el consumo de los medios de comunicación por parte de los jóvenes y a su vez se han diversificado las formas de entretenimiento de las personas. Hoy vivimos en un escenario mediático diverso, donde los televidentesse enfrentan a referentes cada vez más plurales. Esto incluye el consumo de los llamados medios alternativos, el que se ha extendido en gran medida entre toda la población cubana.

El consumo de las NTIC como el de bienes culturales en general, se expresa en prácticas concretas que necesariamente remiten a la acción directa. Las formas de interactuar con los medios se constituyen en prácticas de consumo que invitan a pensar cómo los diferentes grupos sociales y regiones utilizan los medios, qué significado adquieren para su vida cotidiana y cómo se están construyendo nuevas formas de comunicación, interacción y empleo del tiempo libre. Desde esta mirada el consumo cultural debe ser visto como un proceso activo de creación y producción, y no un proceso pasivo de consumo y de ociosidad.

El objetivo de la presente investigación es: sistematizar los referentes teóricos acerca del desarrollo y el consumo cultural en el contexto cubanoy guantaidro, de manera tal que permita a otros investigadores elaborar marcos teóricos para sus investigaciones. La investigación se fundamenta en el método dialéctico materialista, a partir de la utilización de diversos métodos y técnicas propias de los análisis teóricos. Como métodos teóricos, se emplean:

Histórico y lógico: para valorar la evolución de las definiciones, enfoques y estudios que históricamente están presentes en las investigaciones científicas relacionadas con las categorías de desarrollo cultural y consumo cultural, la contextualización en el contexto cubano. El análisis y síntesis se empleó con el propósito de resumir los aspectos más importantes de la bibliografía, relacionada con la problemática estudiada, y establecer las principales conclusiones a que se arribó. La inducción-deducción: para extraer informaciones y realizar la valoración de los resultados obtenidos.

  • Consideraciones teóricas sobre cultura y desarrollo cultural.

La cultura y el desarrollo —juntos o por separado— son dimensiones conceptuales que resumen la vida de las colectividades humanas. Sin embargo, muchas veces suelen ser conceptos excluyentes cuando de políticas guberidntales se trata. La cultura no es tomada en cuenta por las instituciones y organismos encargados de diseñar acciones de desarrollo; situación que se repite en muchos países del continente y también fuera de este. Los proyectos de desarrollo se diseñan y ejecutan sin considerar los factores culturales de cada comunidad, por lo que se asume que, si un modelo funciona bien en un lugar, debe suceder lo mismo en otro. La definición de desarrollo, como crecimiento económico y cultural, sin considerar otros factores, sigue dominando la práctica de los especialistas, organismo y decisores a los diferentes niveles en Cuba.

Hablar de desarrollo culturalen el contexto cubano implica tener presente desde qué concepción teórica se parte para concebir las categorías que integran el concepto: cultura y desarrollo. Se hace necesario establecer o definir las pautas sobre las que se sustentará dicho análisis, en la concreción de un ejercicio coherente de construcción del conocimiento científico en las categorías a estudiar.Los orígenes del término cultura se encuentran en una metáfora entre la práctica de alguna actividad y el cultivo del espíritu humano, de las facultades intelectuales del individuo. Esta acepción se conserva aún en el lenguaje cotidiano, cuando se identifica cultura con erudición. Así, una persona “culta” es aquella que posee grandes conocimientos en las más variadas regiones del conocimiento.

En los estudios sociales y específicamente antropológicos, será Franz Boas (1858-1942), uno de los exponentes más representativos del relativismo cultural y el particularismo histórico donde reconoce que todas las culturas son iguales. Al verla como expresión de la pluralidad, rechaza el evolucionismo unilineal y contrapone el método inductivo al comparativo. 3 Al constatar que diferentes sociedades pueden alcanzar similares grados de desarrollo por diversas vías trata de explicar las tradiciones culturales por medio de las condiciones medioambientales, los factores sicológicos y las condiciones históricas.
Si bien es opinión generalizada que Carlos Marx dejó de lado a la cultura, ello se ve refutado por las mismas obras del autor, sosteniendo que las relaciones sociales de producción (la organización que adoptan los seres humanos para el trabajo y la distribución social de sus frutos) constituyen la base de la superestructura jurídico-política e ideológica, pero en ningún caso un aspecto secundario de la sociedad. No es concebible una relación social de producción sin reglas de conducta, sin discursos de legitimación, sin prácticas de poder, sin costumbres y hábitos permanentes de comportamiento, sin objetos valorados tanto por la clase dominante como por la clase dominada. Carlos Marx puso atención en el análisis de las cuestiones culturales, específicamente en su relación con el resto de la estructura social.

Según la propuesta teórica de Marx, el dominio de lo cultural es un reflejo de las relaciones sociales de producción, es decir, de la organización que adoptan los seres humanos frente a la actividad económica. La gran aportación del marxismo en el análisis de la cultura es que ésta es entendida como el producto de las relaciones de producción, como un fenómeno que no está desligado del modo de producción de una sociedad. Asimismo, la considera como uno de los medios por los cuales se reproducen las relaciones sociales de producción, que permiten la permanencia en el tiempo de las condiciones de desigualdad entre las clases.

Bourdieu centrado en los procesos mentales para entender la construcción de una objetividad evidenciada en la lengua, dialecto o acento, los utiliza para explicar las cosas y los actos, y cómo estos cobran sentido a partir de las representaciones en que incurren. La formulación de sus conceptos campo, habitus y capital son pilares en sus investigaciones, para el análisis de determinada realidad objetiva. El habitus puede entenderse como el principio generador de las practicas; el campo y el habitus implican una concepción de la acción no individualista de los actores; lo que supone que las prácticas se socializan en cualquier contexto estudiado, se aprehenden por parte de los actores y se asumen de manera colectiva; la práctica viene a dar forma a la creación de hábitos de los actores, de ahí surgen las preferencias, por las acciones repetidas y socializadas en el campo. En su labor crítica de la cultura, muestra que la distinción cultural no es más que una forma encubierta de dominación, a la que denominó complicidad antológica entre el campo y el habitus. 4

Las definiciones sobre el término “cultura” trascienden lo ideológico, lo disciplinar o lo temporal; en la bibliografía contemporánea se cuentan por decenas los enunciados sobre este concepto, desde diferentes enfoques teóricos y disciplinas científicas. Para Marvin Harris5 , la cultura es el modo socialmente aprendido de vida que se encuentra en las sociedades humanas y que abarca todos los aspectos de la vida social, incluidos el pensamiento y el comportamiento.Por su parte la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura 6 (UNESCO), dice que por cultura se entiende a todas formas de vida y expresiones de una sociedad determinada. Incluye costumbre, prácticas, códigos, normas y reglas de la manera de ser, vestirse, religión, rituales, normas de comportamiento y sistema de creencias.

Dentro de las muchas definiciones del término cultura, destaca la del inglés Edward B. Tylor, en Cultura Primitiva 1871, donde expresara:
   “...aquel todo complejo que incluye el conocimiento, las creencias, el arte, la moral, el derecho, las costumbres, y cualesquiera otros hábitos y capacidades adquiridos por el hombre. La situación de la cultura en las diversas sociedades de la especie humana, en la medida en que puede ser investigada según principios generales, es un objeto apto para el estudio de las leyes del pensamiento y la acción del hombre 7”.

Una de las principales contribuciones de Tylor al concepto de cultura fue la elevación de la cultura como materia de estudio sistemático; sin embargo, con este avance conceptual, la propuesta dejaba ver dos grandes debilidades. Por un lado, sacó del concepto su énfasis humanista al convertir a la cultura en objeto de ciencia y por otro su procedimiento analítico era demasiado descriptivo. Aun con tal limitación, según Pablo Guadarrama González 8 no se puede pasar por alto que el concepto de cultura era muy poco manejado aun a mediados del siglo XIX por filósofos, historiadores, antropólogos, etc.

Según Leví-Strauss “La noción de cultura es de origen inglés, puesto que debemos a Tylor (E.B. Tylor Primitive culture Londrés. 1871) la primera definición de cultura como ésa totalidad compleja que incluye conocimiento, creencia, arte, moral, ley, costumbre y todas las demás capacidades y hábitos adquiridos por el hombre como miembro de la sociedad”. 

Por su parte, Radcliffe-Brown (1881-1955) rechazaba ver la cultura como objeto de estudio de la antropología, según él, debería ocuparse del estudio de las estructuras sociales, del equilibrio en las relaciones y la trascendencia del grupo en el tiempo. Sus aportes fueron decisivos en el desarrollo de la teoría sobre los “sistemas de parentesco”. Por último, admite que las culturas tienen una función - no sólo dada por su carácter social, sino también por la historia del grupo y el entorno geográfico - que hace posible su existencia y le da sentido.

Raymond Williams por su parte, se interesó en las implicaciones de la cultura en los procesos históricos y el cambio social desde la perspectiva del marxismo cultural. Su análisis histórico de la cultura trata de demostrar que la producción cultural siempre se ha visto estrechamente ligada a las condiciones materiales e institucionales, relacionadas estas últimas con el desarrollo de las fuerzas productivas de la sociedad. Un aspecto importante en su obra es la valoración crítica de la ideología, la dominación, el poder y la hegemonía en el arte, donde dominados y dominantes adquieren una conciencia. 9

En tanto, para Stuart Hall 10, la "cultura" no es una práctica, ni la suma descriptiva de los "hábitos y costumbres" de las sociedades, ve a está imbricada con todas las prácticas sociales, y es la suma de sus interrelaciones, vienen a ser aquellos patrones de organización y aquellas formas características de la energía humana que pueden ser detectadas revelándose en las prácticas sociales. En el caso de Jeffrey C. Alexander 11 es su visión sobre la cultura y la relación que esta guarda con la realidad social, o sea, el papel de la cultura y las mediaciones simbólicas en la época actual, caracterizada por su complejidad. Igualmente, su teoría tiene como base la estimación comparativa, lo que ha sido de enorme utilidad para comprender los fenómenos de transculturación.
Como se aprecia la evolución del término –cultura- pasó por las diferentes escuelas y perspectivas teóricas, desde el darwinismo, el estructuralismo, el marxismo; hasta enfoques sociológicos, etnográficos, interaccionistas o antropológicos, destacándose este último por convertirse en centro de su actividad científica. Así se demuestra, en la Conferencia Interguberidntal sobre Políticas Culturales en África, celebrada en Accra, al avanzar considerablemente en la extensión de la noción de cultura más allá de las bellas artes y el patrimonio, para que abarcase las visiones del mundo, los sistemas de valores y las creencias.

“… La cultura...puede considerarse…como el conjunto de los rasgo distintivos, espirituales y materiales, intelectuales y afectivos que caracterizan una sociedad o un grupo social. Engloba, además de las artes y letras, los modos de vida, los derechos fundamentales al ser humano, los sistemas de valores, tradiciones y las creencias 12.”

A decir de las Doctoras en Ciencias Filosóficas Alicia Martínez y Caridad Fruto Espinosa, en conferencias dictadas como actividad posgraduada entre los años 1991 – 92: “la cultura en su sentido amplio, constituye una expresión esencial de la calidad del sistema social, del desarrollo del hombre y el autodesarrollo del hombre, del grado de dominio sobre las fuerzas de la naturaleza y de la sociedad13 ”. Igualmente establecen una relación con una noción más estrecha, destacándola” como un sub-sistema especial del sistema social, que incluye la producción, distribución y consumo de los valores espirituales, mediante el cual la sociedad asegura la producción y reproducción desde el punto de vista espiritual, donde se distinguen tres esferas: educación, ciencia, y cultura artística”. El hecho de concebir la cultura como resultado de la actividad humana en su proyección social, es un elemento meritorio de compartir en esta formulación. Cuando se habla de cultura, definitivamente hay que hacer alusión a otro término muy ligado al hecho cultural: el desarrollo, que es definitiva un proceso cultural que no se puede imponer desde fuera, debe generarse desde dentro de cada sociedad.

Según la definición aprobada en México en ocasión de la Conferencia Mundial sobre políticas culturales en 1982, el desarrollo es un proceso complejo, global y multidimensional que trasciende el simple crecimiento económico para incorporar todas las dimensiones de la vida y de todas las energías de la sociedad, cuyos miembros están llamados a contribuir y esperar compartir los beneficios.Tomar la cultura como punto de partida significa basar el desarrollo en la identidad y los valores de cada pueblo.

Rene Maheu14 , entonces Director General de la UNESCCO, declaro al mundo lo siguiente:

… “El hombre es el medio y el fin del desarrollo; no es idea abstracta y unidimensional del Homo economicus, sino una realidad viviente, una persona humana, en la infinita variedad de sus necesidades, sus posibilidades y sus aspiraciones…Por consiguiente, el centro de gravedad del concepto de desarrollo se ha desplazado de lo económico a social, y hemos llegado a un punto en que esta mutación empieza a abordar lo cultural.”

En lo referente al desarrollo como categoría empleada en este trabajo y par del concepto de cultura- ya visto; es conveniente precisar su origen y evolución en el contexto científico en general.La palabra desarrollo se utiliza como lenguajecientífico desde hace muchos años, yasea como noción, categoría, concepto,sustantivo y/o adjetivo. Sería interminable enumerar los diversos usos que elhombre le ha dado, en dependencia del momento, contexto histórico, posiciónsocial, ideológica o punto de vista de determinadoautor o ciencia15 .Esto no es un fenómeno aislado del término desarrollo,otrasnomenclaturas hansufrido también cambios en sus significaciones endependencia de la lógica evolución de los acontecimientos y otros factores decarácter general. No obstante, se pueden reunir un conjunto de criterios, a partir deconclusiones comunes y de consenso, que refiere la mayor parte de la literaturaespecializada al respecto; así como en la valoración y análisis de resultados dediferentes foros, asambleas y reuniones de instituciones nacionales einternacionales que abordan el tema.

El desarrollotiene su origen en las ciencias biológicas,y es una categoría que se utilizó ensus orígenes para indicar el “desarrollo o evolución” de las especies. Entre1759,con la formulación de lasprimeras teorías biológicas y 1859 con los estudios deCharles R. Darwin sobre laevolución y selección natural de las especies, lacategoría desarrolloevolucionó de una noción de transformación, que supone unavance hacia la forma apropiada deser, a una concepción de cambio que implicaencaminarse hacia una forma cada vez más perfecta.

Su incorporación a las ciencias sociales seproduce a mediados del siglo XVIII, a partir de los estudios de Justus Moser, aquien algunos autores atribuyen la fundaciónde la Historia Social como disciplina.Moser utiliza metafóricamente la palabraalemana Entwicklung, que justamentequiere decir desarrollo, para caracterizar losprocesos graduales de cambiosocial.El concepto de desarrollo cultural 16 se fue insertando en el discurso teórico, en lamisma medida en que los criterios desarrollistas y economicistas iban cediendoterreno ante los resultados desastrosos de esta tendencia en el contexto social ycultural.

La categoría desarrollo culturalse define por Hernández Rodríguez 17 como un proceso através del cual un estado, o cualquier ámbito territorial, incluyendo elmunicipio,lacomunidad y en una escala más reducida, el barrio, incrementa la participación dela población en la vida cultural y promueve la creatividad de todos los ciudadanos.De igual modo defiende su identidad y diversidad, ajustándose a las condicioneshistóricas - concretas de su contexto y a un proyecto de futuro.

En 1995, durante el primer Encuentro Iberoamericano de Cultura y Desarrollo, el Ministro Cubano de Economía y Planificación en la conferencia inaugural, plantea la necesidad de tomar en cuenta la cultura al diseñar la estrategias de desarrollo, cuando afirma que “… un modelo de desarrollo que pretenda trascender y perdurar, tiene que afincarse desde su diseño mismo en la nacionalidad, en los valores patrios, en la historia de nuestro pueblos, en la autoestimas de nuestros conciudadanos… 18

En “Cultura y Desarrollo”, elaborado como documento oficial del VI Congreso de la UNEAC, se afirma que la dimensión cultural del desarrollo es la “que permite una integración mayor de los factores (económicos, sociales, éticos, estéticos, jurídicos) al desarrollo, concebido como un proceso multidimensional e integral, y la cultura como síntesis depurada y al mismo tiempo el medidor supremo de la calidad del desarrollo…” 19

Si ambas categorías por separado inducen a la concepción de desarrollo cultural, es pertinentereferirse al término en sí y a las distintas acepciones adoptadas por los estudiosos consultados, así por ejemplo para la Doctora Alicia Martínez, el desarrollo cultural “…es una condición del desarrollo integral, una parte o elemento consustancial del desarrollo 20, formulación que se comparte por parte de los autores de este trabajo.
Por su parte Guillermo Julián Hernández Rodríguez, desde una perspectiva comunitaria, pero con aportaciones valiosas, define el desarrollo cultural como:
… “Un proceso a través del cual un estado, o cualquier ámbito territorial, incluyendo el municipio, la comunidad y en una escala más reducida, el barrio, incrementa la participación de la población en la vida cultural y promueve la creatividad de todos los ciudadanos. De igual modo defiende su identidad y diversidad, ajustándose a las condiciones históricas concretas de su contexto y a un proyecto de futuro”21 .

El desarrollo cultural no es una acción aislada que realiza alguna individualidad o que surge espontáneamente, sino que implicapeculiaridades de procesos, en el cual deben actuar un grupo de factores implicados, llámese estado, gobierno o asociaciones municipales, comunales u otros, que tengan prestigio e influencias en las que se tomen en un contexto específico.Promover la creatividad y la defensa de la identidad y diversidad culturales son también propósitos concretos de los proyectos culturales, los cuales no deben perder la perspectiva de ubicación en su contexto sociocultural y económico.

  • Acercamiento a los presupuestos teóricos del consumo cultural.

Analizar el consumo conceptualmente plantea buscar en la literatura especializada sobre el tema, la génesis en las obras clásicas del pensamiento social; es precisamente Carlos Marx en su obra cumbre22 que devela el consumo como objeto subjetivado constituido como punto final del ciclo de producción. Marx expresaba que el valor de uso sólo toma cuerpo en el uso o consumo de los objetos 23, agregando que los valores de uso forman el contenido material de la riqueza, cualquiera que sea la forma social en que esta se presenta, dando lugar a una interpretación más contextualizada del fenómeno en esta investigación, llegando a concretarse en consumo cultural en su dimensión audiovisual.

Veblen por su parte en la búsqueda de una explicación científica al surgimiento de las clases ociosas 24 en los Estados Unidos de América (E.U.A), en los primeros años del siglo XX sostiene que el fin de la adquisición y acumulación es el consumo de los bienes acumulados, sostenía que:

 “…ésta es la finalidad económica legítima de la adquisición, puede desde luego, concebirse tal consumo como encaminado a satisfacer las necesidades físicas del consumidor -su comodidad física- o las denominadas necesidades superiores -espirituales, estéticas, intelectuales, etc.”

Todo esto permite acercarse desde la obra de Veblen, a una dimensión propiamente cultural del consumo, en tanto esta es la que propicia la satisfacción de las necesidades espirituales o culturales en última instancia, de los seres humanos. Por su parte George Simmel (1858-1958),adquiere una connotación especial como teórico del consumo, pues abre el campo de la producción al sistema de reglas más amplio que ya incluye el consumo contemporáneo; donde el sujeto del consumo no es el individuo, sino el entramado de relaciones reales y simbólicas que éste mantiene y que llama estilo de vida25 . Simmel crea las bases teóricas para entender desde lo sociocultural las nuevas formas de socialización que se consolidan en los contextos urbanos y que están difundiéndose como novedosos espacios de consumo; en la presente investigación se ha considerado entender el contexto social y cultural en que se produce el consumo, como un espacio construido – una nueva realidad social- donde juega un papel esencial los gustos, preferencias y motivaciones que despierte en los actores.

El francés Pierre Bourdieu desarrolla su obra sobre la cultura con la preocupación latente por el aspecto simbólico del consumo, o sea, por la manera de usar los bienes convertidos en signos; en su obra Consumo, habitus y vida cotidiana, Bourdieu parte del análisis de los modos de producción, donde se vuelve evidente que la estructura global del mercado simbólico diferencia según él, los gustos entre estratos sociales. Bourdieu expone magistralmente la esencia del consumo cultural 26 cuando expresa:
“…el ajuste de la producción al consumo es esencialmente resultado de la homología estructural entre el espacio de producción (el campo artístico) y el campo de los consumidores; las divisiones internas del campo de producción se reproducen en una oferta automáticamente diferenciada que sale al encuentro de las demandas …”

El consumo cultural hoy, está estrechamente vinculado a los grandes centros productores (trasnacionales del entretenimiento) que imponen estereotipos, gustos audiovisuales que se reproducen automáticamente –como expresa Bourdieu- en correspondencia con una oferta variada; que se impone ante las demandas variadas y diferenciadas de los consumidores.Sobre el análisis y trascendencia de la obra de Pierre Bourdieu en el contexto de los estudios del consumo cultural Migdalia Tamayo Téllez27 expresaría:
“… Bourdieu dedica su obra justamente a revelar las condicionantes sociales del consumo, y cierto giro hacia el énfasis en los usos cotidianos de lo que se percibe, donde el escenario de las relaciones entre los agentes en el tejido social puede determinar el qué se consume…”

El análisis del consumo implica el movimiento del consumo como alienación al consumo como apropiación, principalmente a partir de tres categorías ofrecidas por Callejo28 -usos, formas yestrategias- con la pretensión de que se pueda fundamentar una futura teoría social del consumo, debido en gran medida a las disquisiciones teóricas que han acompañado el tratamiento del mismo en la teoría general. Como punto de partida en este análisis se ve al consumidor como un agente activo, capaz de actuar sobre la realidad sociocultural a partir de un objeto de consumo – material audiovisual- lo que sugiere variadas interrogantes sobre el significado que los sujetos – consumidores- dan a esa realidad social y cultural vivida.

Cuando se habla de uso se acentúa una acción estructurada y repetida en el tiempo, producto de cierta historia colectiva, no individualizada; pero, a su vez flexible como para ofrecer un margen de creatividad a los actores, o sea, a los consumidores de esos productos; el uso en sentido general hace hincapié en la razón práctica sin reducirla a una ética de la utilidad, como apunta Callejo.Este hacer regular y regulado que son los usos no circula en el vacío, por el contrario, tiene su matriz referencial en un campo concreto de la realidad social, en un conjunto de actividades diferenciadas en sus objetivos de otras actividades y al que se asigna el término de práctica, definiéndose entre estas las operaciones relacionadas con el consumo de actividades y operaciones relacionadas con el objeto de consumo, lugares de consumo, tiempos de consumo, etc. por parte de los consumidores.Según Callejo, el concepto de estrategias enfoca directamente el para qué se usa el consumo; la que define como perspectiva pragmática conectada con las formas de consumo, por lo que el para qué, se convierte, en el para qué se usa el objeto específico de consumo, tal como se usa en los diversos sectores sociales y culturales, a partir de las estrategias, las formas de consumo son socialmente orientadas.

Esta metodología para el estudio del consumo desde las ciencias sociales y específicamente, la ciencia sociocultural, abre nuevas perspectivas de análisis desde los estudios culturales, lo que se puso de manifiesto en la última década del siglo XX y las primeras del siglo XXI sobre todo en el contexto latinoamericano y específicamente en Cuba.Para Guillermo Sunkel el estudio del consumo cultural se sigue planteando como un desafío teórico y metodológico 29, lo que expresa en la siguiente cita:

“…es un desafío teórico porque no existe un modelo capaz de describir y explicar los procesos de consumo cultural, los que son regulados por muy diversas racionalidades: económicas, políticas y simbólicas. Desafío metodológico puesto que no existe una modalidad privilegiada para abordarlo en la investigación empírica…”  
Las nociones conceptuales sobre el consumo en sentido general, lo consideran como una práctica cultural, en tanto las mercancías “sirven para pensar” son medios no verbales de la facultad creativa del género humano; siguiendo esta línea María Cristina Mata30 plantea acerca del consumo:

“…desarrollar una comprensión del consumo como conjunto de prácticas socioculturales en las que se construyen significados y sentidos del vivir a través de la apropiación y usos de bienes. De ahí que, más allá de la dimensión estrictamente económica, no puede ni debe minimizarse en el análisis, dando espacio a que el consumo comience a ser pensado como espacio clave para la comprensión de los comportamientos sociales”.

García Canclini31 por su parte sostiene la delimitación del consumo cultural, como una práctica específica frente a la práctica más extendida del consumo, se justifica por la parcial independencia alcanzada por los campos artísticos y culturales durante la modernidad; por tanto, el consumo cultural se constituiría como una práctica específica por el carácter particular de los bienes culturales. Canclini asevera además que los productos culturales se distinguen porque su valor simbólico predomina por sobre su valor de uso o de cambio. La definición de consumo cultural de Canclini dada en el trabajo “El consumo cultural en México” se expresa en: “… conjunto de procesos de apropiación y usos de productos en los que el valor simbólico prevalece sobre los valores de uso y de cambio o donde al menos estos últimos se configuran subordinados a la dimensión simbólica”.

Otro de los autores de trascendental importancia en el contexto contemporáneo de los estudiosos del consumo cultural es Jesús Martín Barbero, el que se sustenta en los estudios de los medios de comunicación de masas, en una de sus obras Barbero 32 llegó a la construcción del concepto de mediaciones, que serían los lugares en que la cultura se concreta, cambiando la forma en que los receptores absorben el mensaje de los medios, se detiene en los usos de los productos comunicativos, proponiendo un cambio de perspectiva para la observación de los mismos, o sea, se debe partir de los espacios donde tiene lugar objetivamente el consumo.Los abordajes teóricos en la construcción de un consenso sobre el consumo cultural, atraviesan por posturas encontradas y terrenos poco explorados en la perspectiva de lo sociocultural; aun así, se evidencia una lógica en los estudios sobre el consumo cultural en América Latina y Cuba, fundamentalmente en la última década, lo que vislumbra un estilo metodológico común para un marco conceptual en el trabajo de esta categoría.

En Cuba el consumo cultural pudo ser visible en los primeros años del actual siglo con mayor profundidad teórica y conceptual, Basail ya expresaba un punto de partida en el análisis de las políticas culturales, “Las políticas culturales tienen el reto de articular: la mayor productividad de bienes culturales, el desarrollo de los medios de expresión y la aportación crítica hacia los productos, su suerte social (comercio y consumo) 33”. Apunta a la importancia que se le concede a la organización y planificación de la cultura en un contexto social donde lo institucional forme parte de la estructuración social de manera armónica.

María E. Espronceda Amor34 profundiza en el estudio de la juventud, ofreciendo las diversas miradas desde las disciplinas, al concepto de juventud, la encrucijada sociológica y sus aciertos y limitaciones para la comprensión del enfoque cultural bajo los rumbos del consumo cultural. Así mismo las doctoras en ciencias Alicia C. Martínez y Tereza de Jesús Andrade, introducen la epistemología de la problemática del consumo desde sus referentes más generales en diversas ciencias sociales, hasta darle preferencia al enfoque sociológico en la contemporaneidad. Las prácticas del consumo cultural, no sólo reproducen normas y recursos, sino también las maneras en que los individuos se enfrentan a estas normas y recursos. El consumo cultural puede provocar roturas y aproximaciones de acuerdo con los espacios que se eligen para consumir frente a las estructuras culturales que ofrecen los servicios.

Migdalia Tamayo por su parte despunta en los estudios vinculados al consumo cultural desde el arte y la cultura en Guantánamo; aboga sobre el papel de las instituciones de la cultura artísticas y cómo desde sus prácticas condicionaban, reproducen, transforman e intervienen en el desarrollo de una práctica de bienes y servicios de las artes plásticas; todo lo que propicia un acercamiento a la temática desde el entramado institucional y hacia una manifestación del arte.

No obstante, los estudios del consumo cultural en Cuba, han hecho significativo las nuevas realidades socioculturales que se construyen en los espacios sociales como elemento activo en la experiencia cotidiana de la gente como el escenario que aparece entre la ciudadanía y las instituciones. Se condensan las posibilidades y las problemáticas de la ciudad como referente de identidad urbana. Sin embargo, se requiere ampliar el conocimiento y profundizar la investigación sobre los usos y apropiaciones de los consumos dentro de la trama de relaciones, de prácticas, de actores y de formas organizativas que surgen en el espacio social como parte del desarrollo cultural en Cuba.

CONCLUSIONES:
La sistematización de los principales referentes teóricos que sustentan los estudios sobre el desarrollo cultural y del consumo cultural tanto en el contexto nacional como internacional, permitió arribar a varias consideraciones o conclusiones sobre la realidad de este fenómeno en Cuba y específicamente en Guantánamo; las que se expresan a continuación:

  • Se evidenció la necesidad de seguir profundizando en las investigaciones sobre los usos y apropiaciones de los consumos. A pesar del aumento de la producción científica en Cuba en los últimos años acerca del tema tratado, aún es insuficiente en correspondencia con la dinámica social contemporánea.
  • La sistematización teórica sobre el desarrollo cultural y el consumo cultural, permitió conocer los principales referentes clásicos y contemporáneos para los estudios culturológicos.

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2 Periodista cubana especializada en temas culturales. Colabora sistemáticamente con Cubadebate y otros medios digitales como La Jiribilla, CubaSí y el Portal de la Televisión Cubana. Fue directora del suplemento El Caimán Barbudo.
3Bohannan,PaulyMarkGlazer:antropología.lecturas.editorial“FélixVarela”,ciudaddelaHabana, 2003.p.83
4Bourdieu, Pierre.  sociología y cultura. editorial Grijalbo, s.a. México, d. f. 1990.pp .17
5Harris, Marvin. teorías sobre la cultura en la era posmoderna.critica, s.l. diagonal. Barcelona, España 2007
6 ver declaración de México, de la organización de las naciones unidas para la educación, la ciencia y la cultura (UNESCO), 1982.
7 Taylor, Edward Burnett. cultura primitiva: los orígenes de la cultura. Ayuso, 1976, p: 387, volumen 2.
8 criterio expuesto por pablo GuadarramaGonzález, en cultura humanista e investigación científica, que revela la sistematización y evolución del concepto de cultura de Taylor. pp.4
9 RaymondWilliams:lahegemonía,enalainBasail:sociología de la cultura.editorial“FélixVarela”, tomo1,primeraparte,ciudaddelaHabana,2006.p.144.
10 Stuart hall (Kingston, 1932 – 2014) fue un teórico cultural y sociólogo jamaiquino. vivió en Inglaterra desde 1951 hasta su muerte. junto a RaymondWilliams, Richard Hoggart y e. p. Thompson, fue uno de los principales referentes de los estudios culturales.
11 JeffreyC. Alexander es un destacado pensador y profesor norteamericano que ha contribuido notablemente en la sociología contemporánea; particularmente en la sociología cultural.
12 Breve reseña histórica del programa de la UNESCO para la cultura y el desarrollo en f:\cultura y desarrollo UNESCO – sector de la cultura.htm
13Martínez, Alicia y caridad fruto: revolución cultura cubana. 1991, p.2 (inédito)
14 RenéMaheu (1905-1975) de origen francés, fue profesor de filosofía y director general de la UNESCO entre 1961 y 1974 .
15 Alarcón de Quesada, Ricardo. Intervención en la cumbre mundial sobre la sociedad de la información, ginebra, 11 de diciembre del 2003. en: periódico Granma, la Habana, 12 de diciembre del 2003, p5.
16HernándezRodríguez, GuillermoJulián.Reflexión en torno al desarrollo cultural y desarrollo humano. la Habana, 2004. pp.15
17Máster en desarrollo cultural. historiador del arte. profesor del centro de superación para la cultura. profesor adjunto de la Universidad de la Habana y de la Universidad del Arte (ISA)
18 Rodríguez, JoséLuis: “cultura y desarrollo” en ponencias y conclusiones del primer encuentro iberoamericano de cultura y desarrollo, p: 17
19U.N.E.A.C: VI congreso – Informe central y documentos específicos, p: 41
20Martínez, Alicia: apuntes sobre estudios culturales de comunidad, p: 10
21 HernándezRodríguez, GuillermoJulián: reflexión en torno al desarrollo humano.
22 Dentro de la amplia colección de textos, artículo, cartas y manuscritos de Carlos Marx (1818-1883) se destaca como obra más importante El Capital, específicamente el Tomo I “Crítica de la Economía Política”, donde se realiza un tratado de economía política y donde se hace un acercamiento al consumo de forma general.
23 Ver el en El Capital, Capítulo I “La Mercancía” el tratamiento dado por Marx al consumo como parte del ciclo mercantil. pp. 23
24 T. Veblen escribiría en los inicios del siglo XX “La Teoría de las clases ociosas”, donde el consumo adquiriría una connotación menos económica y más social, con evidencias de su incidencia en el arte y la cultura del hombre de negocios en los E.U.A.
25 Para George Simmel el objeto del consumo no es el bien que se compra, sino una red mayor de pautas culturales, de relatos y signos en la que los objetos se presentan y adquieren argumento y sentido; muy a propósito de esta investigación que parte de interpretar el consumo audiovisual motivado por pautas culturales, estilos de vida que definen esta relación objeto-sujeto.
26 En Sociología y Cultura, Bourdieu realiza todo un análisis del consumo en varias de sus dimensiones económico, social, política y cultural, desentrañando a partir de un recorrido teórico los puntos más visibles en la contemporaneidad.
27 Doctora en Ciencias Sociológicas por la Universidad de Oriente, Cuba, quien se ha destacado en los estudios sobre las artes y el consumo cultural en jóvenes de la región oriental del país.
28 Javier Callejo, profesor de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociología, de la Universidad Nacional de Educación a Distancia, Senda del Rey, España.pp-77.
29 Guillermo Sunkel es catedrático de la Universidad Nacional de Colombia, y en la compilación “El Consumo Cultural en América Latina”, expone lo más valioso del pensamiento social latinoamericano que ha abordado el consumo cultural desde las realidades de los países subdesarrollados.
30 Profesora del Centro de Estudios Avanzados de la Universidad de Córdoba, especialista en trabajo con públicos y consumo.
31 Néstor García Canclini ofrece las pautas teóricas para la construcción de un concepto de consumo cultural en el texto editado en 1993. “El consumo cultural en México”.
32 Jesús Martín Barbero se centra en el estudio de los medios de comunicación o los mass media, sin embargo, en su obra “De los medios las mediaciones” publicada en 1987, expondría la categoría consumo para develar parte de su trabajo.
33 Para ampliar los criterios expuestos sobre las políticas culturales y el consumo, ver Sociología de la Cultura de A.Basail.pp-75
34 Doctora en Ciencias Sicológicas, profesora del departamento de Sociología de la Universidad de Oriente, expone en “Juventud y Cultura” consideraciones ineludibles para los estudios del consumo cultural en Cuba.

Recibido: 30/05/2019 Aceptado: 02/09/2019 Publicado: Septiembre de 2019


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