Revista: Caribeña de Ciencias Sociales
ISSN: 2254-7630


PROCESO DE INSERCION ECONOMICA DE LA IGLESIA CATOLICA EN LA REGION CUBANA DE VUELTA ABAJO

Autores e infomación del artículo

Pedro Luis González Cruz *

Universidad de Pinar del Río. Cuba

Correo: pedro00066@fcsh.upr.edu.cu


Resumen    
El presente artículo aborda el inicio del proceso de inserción económica de la Iglesia Católica en la Vuelta Abajo, considerando que estuvo determinado por varios factores, que lo diferencian de otras regiones del país. Para su confección se realiza un análisis de cómo estos factores dejan a Vuelta Abajo sin atractivos económicos para Iglesia, resultándole imposible desarrollar la práctica religiosa, por lo que su presencia es inexistente en la región durante los primeros siglos de la colonización.
Las fuentes utilizadas se corresponden con documentos resguardados en los Archivos Nacional de Cuba y del Arzobispado de La Habana, además de obras de prestigiosos estudiosos del tema. Como resultado se muestra, que a finales del siglo XVII las transformaciones agrarias que se producen en el Occidente de la Isla, estimulan el desarrollo poblacional y económico de la región, por lo que la Iglesia comienza a encaminarse hacia Sotavento. Al celebrarse el Sínodo Diocesano de 1680, el obispo Diego Evelino de Compostela (1685-1704) siguiendo el camino del tabaco logró establecer las primeras parroquias y poblados a partir de 1688, tratando de abarcar las zonas tabacaleras, adelantándose la Iglesia al Estado en este sentido. 
Durante los siglos XVIII y XIX se producen acontecimientos, que provocaron en incremento demográfico y productivo de Vuelta Abajo, lo que incentivó a los Obispos que le sucedieron a Compostela a fundar nuevas parroquias, ubicándolas en los territorios que más fueron adquiriendo importancia, llegando a establecer una amplia red parroquial que abarcó todo el territorio, siendo continuamente visitadas, muchas de ellas personalmente por los Prelados, teniendo como objetivo fundamental, a partir de entonces el control eclesiástico del oeste de La Habana.  

Palabras clave: Inserción-económica-Iglesia-Católica-Vueltabajo 

Abstract

This article addresses the beginning of the process of economic insertion of the Catholic Church in the Vuelta Abajo, considering that it was determined by several factors, which differentiate it from other regions of the country. For its preparation an analysis is made of how these factors leave Vuelta Abajo without economic attractions for the Church, making it impossible to develop religious practice, so that its presence is non-existent in the region during the first centuries of colonization.

The sources used correspond to documents protected in the National Archives of Cuba and the Archbishopric of Havana, as well as works by prestigious scholars of the subject. As a result, it is shown that at the end of the 17th century the agrarian transformations that take place in the West of the Island, stimulate the population and economic development of the region, so the Church begins to move towards Sotavento. At the celebration of the Diocesan Synod of 1680, Bishop Diego Evelino de Compostela (1685-1704) following the path of tobacco managed to establish the first parishes and towns from 1688, trying to cover the tobacco areas, ahead of the Church to the State in this sense.

During the eighteenth and nineteenth centuries events occurred, which led to a demographic and productive increase in Vuelta Abajo, which encouraged the Bishops who succeeded Compostela to found new parishes, placing them in the territories that were becoming more important, reaching a wide parish network that covered the whole territory, being continuously visited, many of them personally by the Prelates, having as a fundamental objective, from then on the ecclesiastical control of the west of Havana.

Key Words: Insertion-economic-Church-Catholic-Vueltabajo

Para citar este artículo puede utilizar el siguiente formato:

Pedro Luis González Cruz (2019): “Proceso de inserción económica de la iglesia católica en la región cubana de vuelta abajo”, Revista Caribeña de Ciencias Sociales (julio 2019). En línea:
https://www.eumed.net/rev/caribe/2019/07/insercion-economica-iglesia.html
//hdl.handle.net/20.500.11763/caribe1907insercion-economica-iglesia


INTRODUCCION
 
El proceso de inserción económica de la Iglesia Católica en Vuelta Abajo se inicia tardíamente a finales del siglo XVII, condicionado por varios factores que lo particularizan y a su vez lo diferencian de las demás regiones del país. Entre estos factores podemos señalar en primer lugar el escaso desarrollo de los aborígenes que poblaban el espacio que ocupaba en la época precolombina la región de Vuelta Abajo, ya que en cuanto a los niveles de desarrollo socioeconómico, no habían rebasado la etapa de la economía de apropiación, convirtiéndose esto en una de las particularidades de la región que los hacía diferentes de los pobladores de otros territorios. (Alonso, E., 1990)
Al cumplir los conquistadores españoles los objetivos estratégicos de ocupación y conquista de los primeros momentos, avanzaron a la parte más occidental a reconocer el territorito y someter a sus habitantes, con las instrucciones de fundar en un sitio apropiado la villa más occidental de Cuba. (Pichardo, H., 1977) El recorrido de estos por el oeste de La Habanano pudo abarcar con efectividad todo el territorio, pero permitió conocer las condiciones de poco desarrollo de estas comunidades aborígenes. Este factor fue determinante en la decisión de no ubicar villas, ni cabildos en el territorio, quedando supeditado jurídicamente a la villa de San Cristóbal de La Habana, lo que significó el total abandono por parte de la Corona española durante los primeros siglos del proceso colonizador. (Santovenia, E., 1919) Al no cumplirse en Vuelta Abajo el contenido esencial de la colonización, en cuyo núcleo central estaba la creación de las villas, no se produce entonces la presencia de la Iglesia Católica en la región en estos primeros siglos, pues estas fundaciones tenían un marcado contenido religioso, al ser erigida la parroquia con su Santo Patrón, realizar la primera misa y bendecir el poblado.   
Un segundo factor determinante son las características que tuvo en Cuba la lenta implantación de la estructuración institucional de la Iglesia Católica. (Torres, E. & Leiva, E., 2008) Esto provocó que la presencia económica de la Iglesia Católica al oeste de La Habana sea inexistente, al pertenecer Vuelta Abajo en el orden religioso durante casi tres siglos a la Parroquial Mayor de San Cristóbal de La Habana, (Leiseca, J., 1938) que con 2 parroquias y 3 sacerdotes, (García, J., 1844) atendía un vasto territorio, desde los límites de Matanzas hasta el cabo de San Antonio, pues la Corona puso especial cuidado en que las dos circunscripciones eclesiásticas coincidieran con la división territorial civil y militar del país, (Pezuela, J., 1863) provocando que fuera casi imposible la práctica religiosa en la región.
Podemos citar en tercer lugar la imperfecta ocupación del espacio al oeste de La Habana por los colonizadores, que a diferencia de otras regiones, no se realizó de forma efectiva, propiciado por condicionantes más sociales que económicas en los primeros momentos. (Colectivo de Autores, 2012)
A mediados del siglo XVI en el territorio más occidental de Cuba, la ocupación del espacio se manifestó en la existencia de hatos y corrales, (Pérez, J., 1969) otorgados a los vecinos habaneros que lo solicitaban para la crianza de ganado mayor y menor, representados por monteros que controlaban la ganadería extensiva, aprovechando el ganado cimarrón traído por los españoles (Le Riverend, J., 1975) y las características físico-geográficas del territorio. Esta actividad económica no concentraba la población, lo que podemos considerar como otro factor determinante, ya que al iniciarse el siglo XVII la población vueltabajera se limitaba a un reducido número de peones, la mayoría mestizos y descendientes de españoles. (Denie, W., 2012) El territorio el oeste de La Habana demoró en poblarse mucho más que la parte centro-oriental del país. (Santovenia, E., 1919) 
Estos factores analizados dejan a Vuelta Abajo sin atractivos para la Iglesia Católica, por lo que no se produce su inserción económica en la región durante el siglo XVI y en una buena parte del XVII. (Pichardo, E., 1864) Esta realidad se ve presente en el Informe que redactó en 1620 el obispo Alonso Enríquez de Armendáriz, (1611-1624) relacionando fundamentalmente el número y razas de cada población, de las costumbres del clero y el estado de las parroquias en estos años del siglo XVII, (Pichardo, H., 1977) donde no se menciona la existencia de parroquias, ni sacerdotes en Vuelta Abajo.

MATERIALES Y METODOS

Esta investigación se realiza teniendo como problema: ¿Cómo se manifiesta el proceso de inserción económica de la Iglesia Católica en región cubana de Vuelta Abajo? Para abordarla, se va a perseguir como objetivo analizar el proceso de inserción económica de la Iglesia Católica en región cubana de Vuelta Abajo. Los aportesde esta investigación consisten en extender los conocimientos que ya existen sobre este tema, importante por el papel que desempeñaron en nuestra formación y se ampliarán las investigaciones sobre la Iglesia Católica en otras regiones del país. Entre los métodos y técnicas se utiliza el histórico-lógico, para dilucidar los rasgos que caracterizan la presencia de la Iglesia Católica en Vuelta Abajo y su inserción económica tardía en el territorio. También el análisis crítico de fuentes bibliográficas, con la intención de precisar la naturaleza, grado de confiabilidad, intereses clasistas e institucionales. Luego de estas precisiones básicas, consideramos pertinente definir, que entendemos por Vuelta Abajo la región histórica al oeste de La Habana, conocida como Sotavento o la Vuelta de Debajo de la capital.

RESULTADOS Y DISCUSION

Durante el siglo XVII comienzan a producirse fundamentalmente en el Occidente de la Isla transformaciones agrarias. (Le Riverend, J., 1992) Producto de estos cambios, los tabacales se internan lejos de las regulaciones oficiales, esto los hace aparecer en el territorio vueltabajero aprovechando sus vegas naturales, que se abren a orillas de sus principales ríos, como parte de un lento proceso de ocupación. Este proceso estimuló el poblamiento con la emigración de vegueros, fundamentalmente desde La Habana y España, lejos de las autoridades coloniales donde desarrollar el comercio de contrabando, por lo que desde finales del siglo XVII comienza a definirse en la región cierto despegue poblacional y económico, que despierta el interés eclesiástico, comenzando entonces a dar los primeros pasos en la ampliación de su control económico y espiritual hacia la región.
El obispo Juan García de Palacios, (1678-1682) quien llevó a cabo el Sínodo Diocesano de 1680, (Torres, E. & Leiva, E., 2008) informa en una carta al rey de España en 1679, que del lado de Sotavento de la Isla se extendía una comarca de más de 60 leguas, sin haber en tantas leguas pueblo alguno en que asistiera Ministro. Planificaba el Obispo en su consulta al Rey colocar varios ministros seculares o regulares a distancia proporcionada en algunas hernitas, estimando que se podía destacar en Vuelta Abajo dos o tres eclesiásticos, al considerar la existencia allí de un centenar de haciendas de ganado mayor y menor, labranzas de tabaco y pesquerías que sostenían cerca de 800 personas y orientaba que cada ministro en el lugar o parte más proporcionada, para la mejor administración. (Hernández, P., 1998)  En 1680 el Obispo recibió respuesta positiva, por lo que dispuso que una comisión visitase la Vuelta Abajo para edificar ermitas, encargando la misión de administración de los Santos Sacramentos a varios sacerdotes.
Pero no sería García de Palacios quien ejecutara este proyecto, sino su sucesor el obispo Diego Evelino de Compostela (1685-1704), que prosiguiendo el interés de su antecesor en el fomento de las parroquias de Sotavento de La Habana, con el apoyo de varios sacerdotes proyectó erigir los primeros curatos en el territorio, acopiando conocimientos actualizados de la Vuela Abajo, donde se concentraba el mayor número de haciendas. En el informe que presenta al resumir su primer bienio en el Obispado en 1689,  en lo relativo a Sotavento de La Habana, se refiere a ingenios, estancias y hatos, enumerando los de Santo Expósito y Consolación del Sur, el primero habitado por 49 familias que sumaban 150 personas, el segundo con 39, llegando a 260 almas. (Hernández, P., 1998) 
Al fundar las primeras parroquias trató de abarcar los puntos económicos más importantes de la región, ubicándolas fundamentalmente en las zonas tabacaleras. De las 20 parroquias fundadas por Compostela entre 1688 y 1699 en el Occidente del país, (Segreo, R., 2010) 7 estaban ubicadas en Vuelta Abajo, representando el 35 % de estas, lo que indica la importancia que le concedió el Prelado al territorio en cuanto a las ganancias que podía reportarle a la Iglesia. La labor realizada por Compostela en Vuelta Abajo a partir de 1688 promovió la creación o el desarrollo de nuevos poblados, (Suárez, R., 2003) adelantándose al Estado en este sentido. (Santovenia, E., 1919) También realizó acciones en la administración de justicia, por medio de misiones religiosas puso en práctica la división de todo el territorio en cuatro puntos. Estos fueron Guane, Guanajay, Consolación del Sur y Pinar del Río, donde no existía gobierno alguno. (Denie, W., 1999) Con su accionar de finales del siglo XVII, Compostela abrió el camino para la futura colonización en la región y para que sus sucesores continuaran su obra en los siglos venideros. 
Esta continuidad por sus sucesores se ve favorecida por importantes acontecimientos que se producen durante los siglos XVIII y XIX, que incentivaron el interés de la Iglesia Católica en ampliar y extender su control económico y espiritual hacia la región. El Estanco del Tabaco en 1717 y sus consecuentes sublevaciones, el establecimiento de la Tenencia de Gobierno de Nueva Filipina en 1774 y el Desestanco del Tabaco decretado en 1817, provocaron el éxodo masivo de vegueros hacia el oeste de La Habana, para evadir los controles fiscales, ya que la autoridad de la Corona apenas existía, pudiéndose establecer el contrabando con extranjeros, pues ya la hoja había adquirido fama mundial, (Pezuela, J., 1863) por tanto pagaban mejor y su transportación concluía en la costa.
Este incremento poblacional (Comité Estatal de Estadística, 1988) y por consiguiente productivo en Vuelta Abajo durante estos siglos, incentivó a los Obispos que le sucedieron a Compostela a fundar nuevas parroquias, ubicándolas en los territorios que más fueron adquiriendo importancia económica y poblacional, estableciendo una amplia red parroquial que abarcaba todo el territorio. Además los Obispos, cumpliendo lo estipulado por el Sínodo, (García, J., 1844)   realizaban personalmente Visitas Pastorales a la región o las orientaban a los Visitadores de los Curatos de Sotavento de La Habana, que tenían como objetivo fundamental el control eclesiástico de los libros que debían llevar los sacerdotes de las parroquias, que significaban entradas económicas de la Iglesia.  
Generalmente los Obispos que tuvieron el mitrado de la Diócesis en el período estudiado fundaron parroquias y realizaron Visitas Pastorales en Vuelta Abajo, además llevaron a cabo la reconstrucción de casi todas sus parroquias. Los que más se destacaron en este sentido fueron los obispos Pedro Morell de Santa Cruz (1753-1768) y Juan José Díaz de Espada (1802-1832).

Morell de Santa Cruz a comienzos del verano de 1755 realizó una histórica visita a Vuelta Abajo, de la que elevó un detallado informe donde analiza datos poblacionales, económicos y de las entradas de la Iglesia en las 5 parroquias por él visitadas y en la que orientó visitar. Debemos tener en cuenta que la mayoría de estas parroquias visitadas por el Obispo son productoras de tabaco, además de ganado, de ahí la marcada intención del prelado en estas parroquias. El 21 de abril de 1755 visita la parroquia San Hilarión de Guanajay. Visitó la parroquia La Santa Cruz de Los Pinos el 24 de abril de 1755, por la importancia económica de este curato, pues se había multiplicado el número de ganado y desarrollado el cultivo del tabaco, el obispo Morell elevó también un detallado mapa, demostrando cómo dicho partido eclesiástico podía dividirse en tres curatos, para facilitar la obra pastoral que se dificultaba en un área tan extensa, por las lluvias y los malos caminos, también se hacía ahora posible recaudar los diezmos para el sustento del cura del campo calculado en 150 pesos anuales, lo que no era realizable en tiempos del obispo Compostela. El día 26 de abril de 1755 visitó la parroquia Nuestra Señora de la Candelaria de Consolación del Sur. El 2 de mayo 1755 visitó la parroquia San Idelfonso de Guane y de regreso a La Habana vuelve a visitar Consolación del Sur y orienta visitar la parroquia San Basilio El Magno de Cacarajícaras. (Hernández, P., 1998) Durante su prelacía, Morell fundó varias parroquias en la región, orientó realizar algunas visitas más a Vuelta Abajo y llevó a cabo la reparación de varios templos. Debemos destacar con relación a la parroquia de Los Palacios, fundada por Morell en 1760, que tres años después las monjas del convento de Santa Catalina de Sena de La Habana, propietarias del hato Jesús de Nazareno del Ciego desde 1688, de acuerdo con el Obispo, propusieron emprender la construcción de una nueva iglesia, financiando la obra y donando dos caballerías de tierra a dicha iglesia y al poblado. Por su parte el obispo Espada realiza una intensa labor en Vuelta Abajo, erigiendo muchas parroquias, realiza personalmente varias Visitas Pastorales y reconstruyó varias iglesias. Este accionar de Espada en el territorio, tuvo como objetivo las parroquias que estaban ubicadas en la zona centro-oriental de Vuelta Abajo, productora de ganado fundamentalmente además del tabaco, que reportaban importantes ganancias a la Iglesia.   

En total en el período estudiado se llegaron a fundar en Vuelta Abajo 28 parroquias, cantidad nada despreciable si tenemos en cuenta que entrado el siglo XX al fundarse la Diócesis de Pinar del Río en 1903, existían 29 parroquias, (Leiseca, J., 1938) representando el 96,5 %, lo que indica la importancia que le concedió la Iglesia Católica al territorio en estos siglos. Se fundaron 7 parroquias en el siglo XVII, 9 en el siglo XVIII y 12 en los primeros cuarenta y dos años el siglo XIX, lo que demuestra que en la medida que fue evolucionando la región desde el punto de vista demográfico y productivo, la Iglesia va insertándose económicamente. Se realizaron en este periodo en total 32 Visitas Pastorales, de ellas 20 fueron realizadas por los propios Obispos, representando el 62,5 % del total, lo que también demuestra la importancia que le concedían estos a la región, al realizarlas personalmente.
Es significativo que en los primeros años de la década del 40 del siglo XIX en que se produce el proceso de secularización en Cuba, estando vacante la Prelacía, se continúa fundando parroquias y realizando Visitas Pastorales a Vuelta Abajo. Incluso pasado este período el obispo Francisco Fleix y Solans, (1846-1865) aunque no pertenece al período estudiado, recién investido, realizó personalmente varias visitas, erigió y reconstruyó parroquias en la Vuelta Abajo. Lo que demuestra que el crecimiento demográfico (Comité Estatal de Estadísticas, 1988) y por ende económico sostenido de Vuelta Abajo, le proporcionaba incontables entradas a la Iglesia Católica, por lo que amplió su red parroquial y mantuvo el control económico hacia el oeste de La Habana en los años posteriores.
CONCLUSIONES 
El inicio del proceso inserción económica de la Iglesia Católica en la Vuelta Abajo estuvo determinado por la conjugación de varios factores, que lo particularizan y lo hacen diferente a otras regiones del país. Estos factores dejan a Vuelta Abajo sin atractivos económicos para Iglesia, resultándole imposible desarrollar la práctica religiosa en la región, por lo que su presencia es inexistente durante los primeros siglos de la colonización española, realizándose de forma tardía, pues solo se produce a finales del siglo XVII.
En la segunda mitad de este siglo las transformaciones agrarias que se producen, fundamentalmente en el Occidente de la Isla, estimulan el desarrollo poblacional y económico de la región, por lo que la Iglesia comienza a dar sus primeros pasos hacia el oeste de La Habana. A raíz de la celebración del Sínodo Diocesano de 1680, el obispo Compostela siguiendo el camino del tabaco logró establecer las primera parroquias y poblados a partir de 1688 en el territorio, tratando de abarcar las zonas económicas más importantes, fundamentalmente las tabacaleras, adelantándose la Iglesia al Estado en este sentido. 
Durante los siglos XVIII y XIX se producen acontecimientos, que provocaron en incremento demográfico y productivo de Vuelta Abajo, lo que incentivó a los Obispos que le sucedieron a Compostela a fundar nuevas parroquias, ubicándolas en los territorios que más fueron adquiriendo importancia, llegando a establecer una amplia red parroquial que abarcó todo el territorio, siendo continuamente visitadas, muchas de ellas personalmente por los Prelados, teniendo como objetivo fundamental el control eclesiástico de lo que significaban entradas económicas para la Iglesia. Esta labor de los Obispos se incrementó con la posterior evolución económica del territorio, incluso en los años en que se produce el proceso de secularización en Cuba.

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* Master en Estudios Sociales. Profesor Auxiliar. Licenciado en Historia. Profesor de Historia en el Departamento de Historia de la Universidad de Pinar del Río. Cuba

Recibido: 12/04/2019 Aceptado: 09/07/2019 Publicado: Julio de 2019


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