Revista: Caribeña de Ciencias Sociales
ISSN: 2254-7630


LOS SUJETOS MARGINADOS EN LA HISTORIA. ALGUNAS SUGERENCIAS METODOLÓGICAS PARA SU TRATAMIENTO EN LA DOCENCIA

Autores e infomación del artículo

Virgilio Companioni Albrisa*

Mariano Álvarez Farfán **

Universidad José Martí Pérez, Sancti Spíritus, Cuba

vcompanioni@uniss.edu.cu.


Resumen: Los sujetos marginados han constituido un espacio de silencio para la comunidad de historiadores y docentes encargados de impartir materias históricas. Las causas de marginación de estos grupos sociales a lo largo de la Historia varían en cada momento y pueden ser de índoles económica, política, religiosa, étnica, entre otras. Este artículo presenta sugerencias para abordar estos sujetos en la docencia de Historia.
Abstract: The marginated subjetcs they have constituted a space of silence for the historian’s community and teacher’s to impart historical matters.  The causes of marginalization of these the social groups along the history they would vary in each moment and can be of economic, political, religious, ethnic kinds, between other. This article presents suggestions to approach these subjects in the teaching of history.
Palabras claves: Docencia, Historia, Marginación, Sugerencias.
Keywords: History, Marginalization, Subjections, Teaching.

Para citar este artículo puede utilizar el siguiente formato:

Virgilio Companioni Albrisa y Mariano Álvarez Farfán (2019): “Los sujetos marginados en la historia. Algunas sugerencias metodológicas para su tratamiento en la docencia”, Revista Caribeña de Ciencias Sociales (febrero 2019). En línea:
https://www.eumed.net/rev/caribe/2019/02/sujetos-marginados-historia.html
//hdl.handle.net/20.500.11763/caribe1902sujetos-marginados-historia


INTRODUCCIÓN
Cuando se trata de abordar asuntos controvertibles en la Historia, viene como anillo al dedo la sentencia que, en boca de un personaje, el ilustre escritor portugués José Saramago expresó en su novela El viaje del elefante:
“El pasado es un inmenso pedregal que a muchos gustaría recorrer como si se tratara de una autopista, en tanto otros, pacientemente, van de piedra en piedra y las levantan, porque necesitan saber lo que hay debajo de ellas” (Saramago, 2012: 24)
Salvo algunas excepciones, los sujetos marginados han constituido un espacio de silencio para la comunidad de historiadores. La mayoría de la literatura histórica al referirse a la vida cotidiana narra una cotidianeidad idílica, saturada de paseos de las parejas de alta posición en sillas de manos o a caballos, de espectáculos públicos y mascaradas. Sin embargo, pocos hablan de crímenes, juegos y robos. ¿Acaso no son también hechos de la vida cotidiana? Solo algunos mencionan a prostitutas, asesinos, vagos, locos y ladrones. ¿No son estos también personajes cotidianos? Los hubo en cualquier villa o ciudad  y en cualquier momento. No se puede imaginar una sociedad de antaño sin ellos.  Quiérase o no, son también parte del pasado. En la marginalidad también está una parte indisoluble de nuestra identidad.
Así como un reconocido historiador medieval afirmaba que los personajes más comunes que se podían encontrar en el paso de un puente eran: un monje, una puta y un asno; así mismo, sobre el puente del río Yayabo debieron transitar, a su vez, innumerables vagos, jugadores, prostitutas, ladrones y asesinos.

Los hombres que han estado “al margen de la ley” son de los menos favorecidos por la historia, y han sido tratados mal y maltratados por ella. Las referencias a estos se circunscriben en escasas líneas que no rebasan un párrafo; y en el mejor de los casos no van más allá de exiguas cuartillas.
Sus criterios, razones y puntos de vista no estuvieron nunca en programas políticos o en las veladas culturales de las élites, y muy poco en las páginas de los diarios. Sus historias no se realizaron jamás en los vastos salones de la alta sociedad, ni en los fastuosos desfiles de entonces. Sus “venturas”- o más bien- “desventuras” ocurrieron en los pasajes intrincados de los campos, en la oscuridad de las calles apartadas, en los prostíbulos, casa de juegos, vallas de gallos, en barrios alejados, fondas y bares, en las camas adúlteras o en las húmedas celdas de la cárcel del partido.
Sus actos cotidianos no fueron el baile, los paseos, los banquetes, las artes o el cotilleo característico de sociedad espirituana. Sus acciones del día a día fueron el robo, el pillaje, el juego, los asesinatos, peleas y la mendicidad.
Moral aparte, estos individuos son personas interesantes. El asunto no radica en justificar sus acciones, solo en entender sus móviles; las razones que los llevaron a robar, asesinar o prostituirse; las circunstancias que condujeron a algún sujeto a poner en riesgo los ahorros del día o de la vida a las espuelas de un gallo o la baraja.

DESARROLLO

Obstáculos que se deben enfrentar

Un primer problema a la hora de escribir sobre el tema, lo constituye la ambigüedad de la palabra. ¿Qué es un marginal?, pregunta que obligatoriamente deberá, al menos intentar, responderse aquellos interesados por el tema.
La marginalidad no es definida por muchos diccionarios, pues aparece con mucha frecuencia los vocablos marginal y marginalidad, unida a otros factores, esto ha hecho que su uso resulte a menudo bastante equívoco. De hecho no es fácil definir con exactitud ambos términos, entre otras razones porque la dinámica económico-social de los últimos tiempos ha tenido el efecto de que los conceptos con ellos señalados hayan sufrido importantes cambios.
DRAE (Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española) brinda de ambos vocablos definiciones muy vagas e imprecisas.
De marginal dice, en su 4ª acepción:
Dicho de una persona o de un grupo: Que vive o actúa, de modo voluntario o forzoso, fuera de las normas sociales comúnmente admitidas, y de marginalidad: Falta de integración de una persona o de una colectividad en las normas sociales comúnmente admitidas.
Para Torrados (s/a) marginalización significa la transferencia de personas a los márgenes de la sociedad. Pierden su función en el sistema y se convierten en superfluas. Es un proceso por el que una sociedad rechaza a unos determinados individuos, desde la simple indiferencia hasta la reclusión y represión. (p.12)
Según Rodríguez Giles una definición sencilla sería denominar marginal a todo sujeto que por diversos motivos no está integrado plenamente en las redes sociales de su comunidad, sin atender a las diferencias en las causas de dicha segregación ni a los grados en que esta puede presentarse.
Por otra parte Schmitt J. C. (2002) la conceptualiza como todo aquello que está más allá de las élites, es decir, todo lo que escapa a la influencia del centro y se ubica periféricamente en el campo de lo no oficial y lo no permitido. (p. 20)
Al respecto Márquez Rodríguez (2004) expone " (…) la marginalidad reside en la exclusión compulsiva, nunca voluntaria de individuos y grupos de personas del disfrute de servicios básicos e imprescindibles para la supervivencia de cualquier tipo de sociedad".
¿Existen matices y grados a la hora de marginal?, ¿qué factores determinan este fenómeno? La respuestas a estas interrogantes, no son tan sencillas. La marginación depende de las condiciones concretas, económicas, políticas, sociales, culturales e ideológicas, en la que se desarrolla cada sociedad. El rechazo que el resto de la colectividad hace a estas personas provocan, con distintos niveles o matices, patologías como la frustración, el resentimiento y el desarraigo, la increencia, la agresividad, delincuencia, evasión de la realidad, suicidio, entre otras.
Característica común a todos los grados y tipos de marginación es la privación o la dificultación de la normal satisfacción de las necesidades. El marginado se encuentra alejado de los beneficios alcanzados en un momento histórico concreto por la comunidad o grupo humano en el que está inserto o que le sirve de punto de referencia.
Un segundo obstáculo a resolver es el referente a la utilidad ¿Por qué es útil historiar la vida de los marginados?, ¿para quién es ventajoso?, ¿a quiénes resultó, o resulta aún, conveniente obviarla o resaltarla?
Para Quiza Moreno (2003) durante muchísimo tiempo la Historia ha sido la narración de la búsqueda, por determinados individuos, de la “felicidad”. Las historias de los sujetos humildes fueron relegadas; pues la misión, en aquel momento- y aún hoy-, era fabricar la historia de los grandes hombres, de los fundadores de las naciones.
La alusión a los marginados tuvo, entonces, la única intención de resaltar la historia de los grandiosos individuos. El villano era el mal necesario para resaltar las virtudes del héroe, el primero existía subordinado al segundo, sus acciones eran necesarias narrarlas para exaltar las del ídolo. Se mencionaba al enfermo, inevitablemente, pues detrás de este se hallaba un médico, casi siempre altruista, que con sus consejos apaciguaba epidemias. Y para magnificar los actos de buena voluntad de las señoritas recatadas y de buenas familias, estaban también las mujeres de la mala vida. O sea, una historia de los de abajo; pero, escrita con renglones torcidos, por los que detentan el poder.
Historiar la vida de los marginados es, en gran medida, enriquecer la propia historia total. No es posible tener una visión completa de una sociedad dada sin haber antes tenido en cuenta sus márgenes.  No hay grande ni pequeña Historia, sino una Historia única, en la que, lo que parece grande, y muchas veces no lo es, se enlaza con lo que nos parecía pequeño, sin serlo siempre.

Un último obstáculo, pero no menos significativo, es el problema de las fuentes. ¿Qué fuentes utilizar para reconstruir la historia de los sectores marginados o envueltos en la mala vida?

El tema de la criminalidad ha  sido insuficientemente abordado por las historiografías nacionales, regionales y locales.  Los estudios se limitan a exponer datos dispersos, generalmente cuantitativos sobre la criminalidad, la prostitución y la pobreza. Por último, no se han aprovechado al máximo las fuentes disponibles para reconstruir la mala vida en una región  del centro de Cuba.
El estudio realizado para la confección de este trabajo, está hecho casi en su totalidad con fuentes oficiales, porque infelizmente no existen otras. Es poca la documentación que nos informa cómo vivían, a qué dedicaban sus momentos de ocio, qué comían o bebían cuando podían hacerlo, de qué manera amaban u odiaban, y por qué delinquían.
La casi totalidad de las noticias para aproximarnos al cotidiano existir de estos grupos humanos están extraídas de la documentación oficial; dígase actas capitulares, requisitorias criminales, periódicos de la época, manifiestos, volantes, listados de prisioneros, registros de defunciones, expedientes de juicios, órdenes de ejecución, mensajes de las autoridades civiles, militares y eclesiásticas, entre otras.

Surge, entonces, otro problema ¿Cómo escuchar las voces de los marginales si fueron ahogadas por quienes se adjudicaban el poder? ¿Qué huellas o constancia dejaron que permita al historiador sacarlos del silencio al que fueron sometidos? Escucharlos directamente, sino es imposible, sí es sumamente difícil.

Las fuentes tradicionales no brindan toda la información sobre estos sectores, en ocasiones la tergiversan; y en otras, la ocultan totalmente. Debido a la limitada cantidad esta información presenta dificultades para el análisis estadístico. Por ejemplo, el número de personas sancionadas por participar en juegos de azar prohibidos depende de un factor aleatorio: el celo policiaco, que no se comporta de la misma manera en distintos periodos de tiempo.

Una posible solución está en someter los documentos de archivos a tratamientos inéditos. Cierto que esos archivos nacieron de la represión, pero a pesar del cuidado puesto por los centros de poder, en estos documentos existen huellas discretas, pero bien vivas del accionar de los espirituanos marginados. Un palabra, una expresión, escapada al censor nos permite desentrañar el misterio de cómo vivieron, qué actividades realizaron para que fueran segregados, acallados, perseguidos, encarcelados e incluso asesinados.

Otra salida está en recurrir a otras fuentes; por ejemplo, la oralidad. La misma cumple en este caso un rol nada despreciable. Es en la vox populi donde se refugiará el punto de vista de los marginales. No por gusto las leyendas y mitos de aquellos hombres están en la cultura popular a pesar de haber sido tenidos por menores en las visiones oficiales de la historia.
Clasificación

  • La marginación por indiferencia (Sanitaria): incluye a los ancianos, minusválidos, subnormales (dementes) e inválidos. Lo que sucede es que no es la sociedad la que los rechaza sino que es el mercado el que los margina por ser improductivos e incapaces de aportar su fuerza de trabajo.
  • La marginación por represión de conducta, la cual abarca a prostitutas, drogadictos, alcohólicos y delincuentes y la marginación de reclusión por falta de recursos, formada por maleantes, mendigos. En estos casos, la sociedad los margina debido a que presentan una actitud desviada, incompatible con los ideales morales de la comunidad.
  • La automarginación suicidas, vagabundos, enclaustrados: encarnada por los hippie de los años 60, revolucionarios e intelectuales, quienes no comparten las ideas imperantes en su entorno y buscan la manera de satisfacer sus necesidades sin involucrarse en el circuito productivo-mercantil.
  • Marginación cultural: estratos aislados, restos de castas, clases sociales extremas.
  • Marginación educacional: analfabetos, incultos, élites educacionales.
  • Marginación laboral: jubilados, parados y emigrantes

Para el historiador Jacques Le Goff en la época medieval existían cuatro grupos de marginados:
1- Los excluidos o destinados a la exclusión: Ladrones, bandidos, vagabundos, criminales, suicidas, herejes y prostitutas. Referente a las prostitutas, decir que a partir del siglo XIII se va cambiando la actitud hacia este grupo habiendo más tolerancia, ya que se las va a ver como un mal necesario, y que para mantener su oficio tenían que actuar sin mentiras y dando a los pobres una parte del dinero que ganaban.
2- Los despreciados: Los que se dedican a oficios deshonestos, los enfermos tullidos, impedidos y leprosos, los cuales estaban apartados totalmente de la sociedad, los pobres, las mujeres (sic), los niños, los viejos y los bastardos.

  • Los marginados propiamente dichos: Gentes venidas a menos como los caballeros pobres, los mendigos, los locos y los usureros.

4- Y, por último, los marginados imaginarios: Seres maravillosos con connotaciones negativas como los ogros, los duendes, los monstruos, los gigantes, los hombres lobo, los vampiros y los dragones.
¿Cómo abordarlos en las clases de historia? Sugerencias metodológicas
No se trata de añadir un tema más en el estudio de los programas, sino de que este, por su naturaleza humana y social, fluya a través de los contenidos seleccionados y secuenciados para el análisis de la localidad, con lo que se puede lograr, explicar con coherencia la relación pasado-presente-futuro.
Su tratamiento no debe ser esquemático, debe fluir con el signo de lo natural y no de lo impuesto; imponerlo es hacerle daño, es prejuiciar sobre el tema y hacerlo odioso.
Asumiéndolos en su dimensión local,  como patrimonio de la localidad; impartiéndolo no como tarea académica sino como necesidad para preservar nuestras raíces y todos los elementos que tributan a nuestra identidad. Empleando la mención y la identificación, pero con mayor énfasis contando sobre ellos  a través de anécdotas y procedimientos conversacionales, e incluyéndolos como parte del análisis de la vida cotidiana que una historia verdaderamente científica requiere
Una de las vías posibles a utilizar es el desarrollo de la comprensión empática; según D. Shemilt (1984: 302) consiste por una parte: …“en la posibilidad de percibir el mundo a partir de la  posición de otra persona, y por otra, en concebir como esta persona vería las cosas si estuviera en la piel de uno mismo”.
Dicha habilidad es esencial que esté presente en las relaciones humanas y para ello debemos aprender a expresar nuestra empatía de una manera eficaz. En el contexto de la enseñanza de la Historia, más que impartir, se trata de comprender las acciones de los hombres en épocas pasadas, entender los motivos de las decisiones adoptadas como consecuencia de determinadas condiciones, en una época dada. Se trata de aprehender las razones concretas de los actos individuales y colectivos, de acuerdo con sus motivos, necesidades, valores y costumbres.
C. Trepat (1995: s/p), considerando la construcción empática como parte de los contenidos procedimentales:
“La empatía no consiste, evidentemente, en fantasear ni mucho menos en identificarse, simpatizar o compartir ideológicamente las situaciones de tiempos pasados, sino en adquirir una habilidad para… imaginar circunstancias históricas el resultado de las cuales podría no ser conocido en el tiempo”.
Identificar, a partir de una narración del maestro o de un estudiante el sujeto histórico.
Identificar, a partir de la exposición del maestro o de un estudiante, el sujeto histórico en su interactuación con las masas populares.
Exponer en forma de narración, descripción, caracterización, identificación, valoración y explicaciones sencillas lo aprendido sobre los sujetos marginados de la histórica estudiados.
Contar la historia como si fuera un cuento, no sirviéndose de la memoria, sino haciendo nuestro lo que se narra. Debemos de saber qué se quiere transmitir, lo que queremos aportar para que el alumno lo entienda y lo asimile
Organizar búsquedas parciales o pequeños trabajos investigativos ya que el alumno aprende más si es protagonista de su aprendizaje, ya que por lo general se tiende a ser espectador pasivo o poco motivado
Dándole tratamiento al personaje con un fuerte sentido humano y con absoluto respeto:
“…ese respeto a la persona humana que hace grandes a los pueblos que lo profesan y a los hombres que viven en ellos, y sin el cual los pueblos son caricaturas, y los hombres insectos”  (Martí, 1886: 20)
“Convertir el aprendizaje de la historia en un proceso vivo, que permita al alumno o alumna a partir de sus propias experiencias educativas, llegar a comprender y descubrir su origen y el de la sociedad en que vive (…) Es preciso revelar ante ellos la moralidad histórica de su pueblo”
“(…) tenemos que desterrar una enseñanza de la historia que en su afán enciclopedista o de falsa cientificidad desvirtúe el propósito ante todo formativo y desarrollador de esta disciplina, lo cual exige que el contenido esté concentrado en lo esencial y vinculado a la vida social y cotidiana.”  Leal García, Haydee.  (2002). Desafíos de la enseñanza de la historia: conocer para transformar; amar para enseñar y educar

Un ejemplo
Ante el injustificado asesinato de los estudiantes de medicina el 27 de noviembre de 1871 por los voluntarios de La Habana, se alzó la protesta airada de 5 abakuá habaneros que se atrevieron incluso  a dispararle a los voluntarios, quienes  no dudaron en matarlos de inmediato

  1. ¿Cómo recordarlos, como cinco defensores anónimos, cómo cinco morenos desconocidos o como cinco valerosos cubanos que se opusieron a la injusticia?
  2. ¿Les resta prestigio el haber sido miembros de una secta secretada muy marginada en Cuba?
  3. ¿Es menor su valor por  ser  negros?
  4. ¿Por qué la patria a de dirigirles una mirada agradecida?
  5. ¿Qué haría usted ante una situación similar?
  6. ¿Qué aspectos positivos encuentra usted en la actitud  de estos cubanos poco  conocidos?

Referencias bibliográficas
Colectivo de autores (2002). La Historia y el oficio del historiador. Imagen Contemporánea, La Habana.
Deleito y Piñuela, J. (1951). La mala vida en la España de Felipe IV. Madrid, España- Calpe SA.
Martí, J. (1886). Obras completas t. 8. La Habana: Editorial Letras Cubanas.
Quiza Moreno, R. (2003). El cuento al revés: historia, nacionalismo y poder en Cuba (1902- 1930). La Habana: Editorial Unicornio.
Rodríguez Giles, A. I.  (2011). Problemas en torno a la definición de la marginalidad., Trabajos y Comunicaciones (37), 203-219. En Memoria Académica. Disponible en http://www.memoria.fahce.unlp.edu.ar/art_revistas/pr.5415/pr.5415.pdf.

Saramago, J. (2012).  El viaje del elefante. La Habana: Editorial Arte y Literatura.

Terrados, C. (s/a).  La marginación social. Imprenta Berekintze, S. L., Bilbao, S.A.

*Profesor Auxiliar, Universidad José Martí Pérez, Sancti Spíritus, Cuba. Dirección electrónica: vcompanioni@uniss.edu.cu. Teléfonos: 41 84 54 08 (casa), 54339886 (móvil), 4133 52 40 (departamento docente).
**Profesor Auxiliar, Universidad José Martí Pérez, Sancti Spíritus, Cuba. Dirección electrónica: mafarfan@uniss.edu.cu. 4133 52 40 (departamento docente)

Recibido: 24/10/2018 Aceptado: 23/02/2019 Publicado: Febrero de 2019


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