Alberto Valton Legrá*
Universidad de La Habana, Cuba
alberto.valton@ftur.uh.cu
Resumen
El egregio poeta e intelectual cubano Regino E. Boti a través de toda su vida hizo mucho por el rescate, estudio y promoción de la memoria martiana. El artículo revela momentos iniciales y muy poco conocidos de esa gran identificación martiana de Boti, como sus recuerdos de testigo presencial de la llegada del cadáver del Apóstol a Santiago de Cuba, y los ecos del pensamiento martiano que se atisban en Boti por los años que comienza su andar por el mundo de las letras.
Palabras claves. Regino E. Boti-José Martí-Cuba-Independencia-Patria
 Abstract
   
  "The Image  and ideology of José Martí in Regino E. Boti in the years 1898-1902."
The poet and Cuban intellectual Regino E. Boti throughout his life did much to the rescue, study and promotion of the memory martiana. The article reveals initial moments and little known of that great martiana identification of Boti, as their memories of eyewitness to the arrival of the corpse of the Apostle to Santiago de Cuba, and the echoes of the martiano thought on Boti for years that begins his walk through the world of letters.
Key Words. Regino E. Boti-José Martí-Cuba-Independence-Homeland
Para citar este artículo puede utilizar el siguiente formato: 
Alberto Valton Legrá  (2018): “Imagen e ideario de José Martí en regino E. Boti en los años 1898-1902”, Revista Caribeña de Ciencias Sociales (diciembre 2018). En línea:
 https://www.eumed.net/rev/caribe/2018/12/ideario-jose-marti.html
//hdl.handle.net/20.500.11763/caribe1812ideario-jose-marti
Realmente,  la filiación martiana de Boti no se limita a esos años, será una constante en  toda su vida posterior. Florentina Boti, su hija y  albacea de su magistral archivo personal, anotó en el libro-Índice: “He  rescatado y encuadernado 104 trabajos sobre José Martí, de los cuales 24 son de  mi padre y el resto de altas personalidades de las letras cubanas y  extranjeras”. Y también estará Boti entre los protagonistas impulsores y  ejecutores de numerosas acciones y actividades a favor del conocimiento y divulgación  de la vida e ideal de José Martí. Baste mencionar que fue uno de los miembros  de la Comisión  Histórica que tuvo la misión de fijar por primera vez el lugar del desembarco  de Martí, Gómez y sus compañeros por La Playita de Cajobabo, y determinar la Ruta hasta Dos Ríos. Empero,  aquí la aproximación al Boti martiano se enmarca en los años de la intromisión  de la bota yanqui en la Isla y el constreñido nacimiento de una República  atezada por la enmienda plattista, y circunscribe su propósito a revelar  imágenes e ideas martianas que están en el Boti de esos años, por entonces un  joven veinteañero, que daba sus primeros pasos letrados, y que al pasar de los  años se convierte en uno de los poetas e intelectuales cubanos más destacado de  la primera mitad del siglo XX
 El Boti de  17 años estaba en la ciudad de Santiago de Cuba por los días en que cayó Martí  y su cadáver fue llevado allí. El texto In  memorian 19 de Mayo1  lo  comienza precisamente contando sus recuerdos de aquellos días, particularmente  la reacción adolorida del pueblo santiaguero y el impacto hiriente  en él de la mala nueva. Esto ya le confiere  al escrito botiano una señalada importancia. Hasta donde conocemos hay pocas  huellas documentales de testigos presenciales de ese hecho. “Sucedía algo inusitado. Santiago de Cuba se  agitaba con ímpetu de oleaje. Todos parecían presa de una festinación2  insólita, nadie alzaba la  voz, semejaban las conversaciones al rezo de una plegaria. 
 Mataron a Martí –me dijo al oído el mozo del  hotel, joven manzanillero con quien hice amistad en los pocos días que de  tránsito estuve en la capital de Oriente, en el tiempo a qué contraigo. !  Mataron a Martí! 
 Entonces comprendí a qué se debía aquella  agitación; el flujo de Voluntarios por las calles tuvo su justificativo; los  trenes militares tuvieron razón de ser. Yo también estremecí al saber la  luctuosa nueva. Entré a formar número desde aquel instante con los que se  agitaban festinados y hablaban en voz baja como rezando una plegaria santa. 
 Adivinaba en el dolor de todos que algo  grande, muy grande, perdía la patria cubana con la desaparición de Martí...”3  
 Es  dable afirmar que esta conmoción dolorosa del joven Boti en ese momento viene  por natural aprehensión patriótica de su ser cubano. Martí había muerto por una  Cuba libre, y eso era ya condición suficiente para el homenaje. En este valioso  escrito, el propio Boti también manifiesta que  sus referencias de aquél en los años previos a la guerra del 95 eran prácticamente nulas, y expone  la recia censura colonial del accionar de Martí, por demás forzado a tener lugar fuera del  país, como la causa principal del poco saber sobre el fundador del Partido  Revolucionario Cubano, sobre todo su hacer en la preparación y desarrollo de la  guerra necesaria. Incluso, debía ignorar, como la gran mayoría de los cubanos  residente en la isla, que ya en vida, los amigos y admiradores del exilio lo  llamaban El Maestro. Pero así y todo sintió que “algo grande, muy grande,  perdía la patria cubana”. “… quien no ignoraba las hazañas de los  comuneros de Castilla, quien sabía las aventuras de Don Pedro el Cruel y no  olvidaba la versatilidad del carácter de Fernando VII, a la sazón, desconocía a  Martí. No fue mía la culpa. Era sacrílego entonces hablar a los educandos, en  los colegios, de Cuba y de sus hombres. Los padres no se franqueaban con los  hijos sobre asuntos tan delicados y tan anticonstitucionales como evocar  nuestros sueños de libertad y contar las hazañas de nuestros esforzados  libertadores (…) Verdad es, así mismo, que su labor de cubano, de separatista,  de revolucionario, de poeta, de americanista, fue desarrollándose casi toda  ella fuera del suelo patrio por razones que solo pueden dar el absolutismo o la  tiranía. Él surgió, para la inmensa mayoría de sus compatriotas, el 24 de  Febrero, y se deificó el 19 de mayo, envuelto en el humo de las armas  contrarias –incienso de inmortales.” 4 
 El árbol de la  identificación martiana acaba por germinar en Boti cuando entre en contacto con  el numen de Martí que empezaría a llegar a las familias y ciudades cubanas en  boca de los veteranos y de los primeros escritos. Entonces ya interioriza que  es necesario legitimar a Martí como símbolo angular de la evocación patria. Y  en esa fecha temprana de 1902 ya se pronuncia de manera  explícita y convencida por el rescate,  estudio y promoción de la memoria martiana, y hace un llamado en primer lugar a  quienes lo conocieron personalmente. “El  pueblo –la masa- desconociéndolo acepta a Martí, y lo quiere; pero lo acepta  como acepta las leyes naturales: sin conocerlas ni estudiarles; lo quiere por  instinto: como se quiere a una madre se quiere a los que salvan la patria. Así  quiere el pueblo cubano a Martí (...) Y es menos admirado de lo que debe serlo  porque su vida se desconoce (…) Deben hablar del elucubrador de la postrer  guerra los que le conocían, y conocían a Martí aquellos que estaban en  constante comunicación con él…”5  
 Aunque en In memorian 19 de Mayo, Boti reconoce  que ha leído poco de la vida de Martí y deben hablar de él quienes estuvieron a  su lado, en realidad el bardo guantaidro hará mucho por la divulgación y  conocimiento de la obra y vida del Apóstol, en franca prueba de su innata  vocación martiana.  De hecho, anterior  al 1902, ya Boti escribe artículos donde rezuman algunas esencias del  pensamiento martiano, lo que permite atisbar ciertos contactos del entonces  joven y desconocido guantaidro con los escasos escritos conocidos en Cuba de  José Martí. Se trata de los artículos publicados por Boti, entre el 1900 y  1901, contextualizados en los sucesos de aquellos años, en El  Managüi, órgano de prensa de Guantánamo que se proclamaba como  periódico político independiente de intereses generales. 
 En abril de 1900,  exactamente el 7, apenas 3 meses antes de la aprobación de la Enmienda Platt,  el Boti de 22 años, y a doce años de publicar   su primer  y renovador libro de  poema Arabescos mentales, escribe un  artículo con el nombre bien  insinuante  de El Metal. Cuando algunos habían visto la intervención de Estados  Unidos en la guerra hispano-cubano como un gesto de buena voluntad para los cubanos,  el entonces anónimo y joven guantaidro, con un enfoque que nos recuerda el  Martí de que “los norteamericanos posponen a la utilidad el sentimiento”,  distinguió claros los motivos. Así en el citado texto comienza revelando la  esencia mercantilista que ha movido la intervención norteamericana. Y seguido  como tratan de valerse de este resorte capitalista para sus afanes  anexionistas. Continúa señalando la final intención de los metalistas del  Norte. Y más adelante acusa sin temor a los corruptos vendepatrias. Y al final  contrapone los ejemplos éticos precisamente de los dos paradigmas del  antimperialismo del siglo XIX: José Martí y Antonio Maceo. “Por el metal los bárbaros  del Norte declararon la guerra a España –aunque ellos dicen que fue por humanidad  (…) Los modernos bárbaros del norte saben cuan poderoso y vivificador es el  resplandor de un dollar. Han dicho: al influjo de este color y este sonido no  se resiste nadie. Y helos aquí comprando a la Isla de Cuba a precio de oro (…)  En cambio, de la memoria del pueblo —mártir mudo— no se borrará nunca el perfil  de Martí ni la sombra de Maceo, almas muy limpias para encharcarse en el metal;  ese pueblo llorará siempre su libertad, su independencia y recordará su  bandera, como recuerda una agradable sensación experimentada en sueño…”6
 Ya el día 18 de ese mismo mes de abril de  1900, publica otro artículo sobre la peligrosa nación norteña. Lo titula ¡Como  cambian! “Pues  bien: después de la anexión de Texas —y otros estados que no recuerdo— y la  guerra con México, sostiene con España una guerra abortada por la codicia  envuelta con el manto de la filantropía, se anexa Puerto Rico, compra (?) las  Filipinas, da una zarpada en Samoa, basándose en los subterfugios del Tratado  de Paris ejercerá soberanía en la Isla de Pinos, Turiguanó y Cayo Romano, y  —esos estados de la Unión, ávidos de expansión territorial, de oro, clima  benigno —que no endurece el alma como la nieve del norte— y tierra fértil—  haciendo uso de la razón de la fuerza (abuso) se apoderarán de Cuba.”7 
 Antes que cierre aquel abril de 1900, el día  25, sale otro artículo suyo,  donde desde  el mismo título fustiga a los Estados Unidos. Lo llama El Monstruo, que  nos recuerda el “viví en el monstruo y le conozco las entrañas” del Apóstol. Y  ya desde el mismo inicio está a resaltar la idea martiana de la fuerza del  ideal patrio ante la fuerza bruta del imperio norteño. Seguido, trae a colación  ejemplos de que el  patriotismo de los  pueblos no tiene medida para enfrentar a la dominación de grandes potencias. En otro momento continúa señalando a  Inglaterra como el pulpo de carniceros tentáculos  de la caduca Europa, para apuntar directo al  naciente monstruo imperialista del Norte. Y lo hace con juicios poseídos de la  esencial visión martiana del propósito yanqui de dominación no sólo sobre Cuba  sino sobre toda Latinoamérica. Y aún insiste en denunciar las intenciones  imperiales de los Estados Unidos sobre nuestra América a partir del supuesto  mito de la inferioridad racial del latino, que tienen el digno precedente de  enfrentamiento en el Martí de Vindicación por Cuba. Pero seguido lanza  el activo entusiasmo patriótico que por esos años tiene el joven Boti: Y  todavía recalca sobre la fe en los valores patrióticos del pueblo, mezclado con  la evocación martiana y maceísta. “Cuando el ideal de la lucha es la independencia del suelo patrio,  desaparece la desigualdad numérica y no es extraño ver surgir un audaz David  dispuesto a medir sus armas con un corpulento Goliat (…) “Los Estados Unidos  —pueblo tan amante de la libertad que solo la quiere para sí— son otro gigante  que desde el lado acá del Atlántico pone su frente a la misma altura que el  coloso inglés al par que le iguala en codicia y en maldad. Éste, como aquél, se  cree con derecho a ser el parásito y dueño de todo un continente que ha sabido  libertarse y que sabrá hacer frente a los traidores”.(…) La Unión se alza como  un señor de orca de cuchillo ante los ojos de los americanos del resto del  continente. Ellos se creen superiores, pertenecer a la raza privilegiada de los prácticos y predican el exterminio en América y Europa, de las razas  inferiores. Los superiores son ellos, los sajones —según un periódico yankee que leí. Nosotros somos una raza inferior y por tanto tenemos que desaparecer,  ellos nos exterminarán (…) Pero tengan presente esos superiores que el  pueblo que luchó durante tres generaciones por conseguir su independencia está  dispuesto a desaparecer, pero con el machete en una mano y el fusil en otra  cuando de Cuba no quede más que la tierra cubierta de sangre y escombros (…)  Parece que el pueblo no ve la red que paulatiidnte se le tiende por todo  lado; mas la ve y está dispuesto a no olvidar jamás la senda luminosa trazada  por MARTÍ y MACEO en la última contienda y al grito de ¡Viva Cuba libre e  independiente! romper a machetazos la red al mismo tiempo que la bandera de la  estrella solitaria anuncie que comienza la segunda redención cubana! 
 Monstruo mide tus pasos. 
 Cubanos, alerta.”8  
 El 19 de mayo de 1900 sale en El Managüi, otro punzante trabajo suyo con el título Ellos  y Nosotros. Divide y gobernarás. Maquiavelo. Aquí sin tapujos  identifica las intenciones opresoras de Estados Unidos. Y otra vez censura la  proliferación de vendepatrias que sirven de cabeza de playa al imperio norteño  Y también explicita la contraposición entre los cubanos de voluntad y  carácter y los cubanos timoratos. Y en el  final hace un llamado a actuar contra los cubanos pusilánimes. “… Los nuevos opresores de Cuba que se alzan  a este lado del Atlántico (…) El yankee nunca juega limpio, por eso  siempre tapa sus maquinaciones maquiavélicas con la careta del cubano vendido  (…) Por ahí andan silbando esas serpientes de cascabel contra los que  teniendo un empleo o destino público no han cambiado de pensar (...) ¿Quién le  ha dicho a esos Sénecas que un sueldo es el precio de una voluntad y un  talento? Agradecido es el que percibiendo un sueldo de Cuba no se fía de los rubios y hace propaganda en contra de la marcha política que quieren dar al país. El  que procede así es patriota (…) La división —obra del yankee apadrinada  por los vendidos— llegará a su colmo si la sociedad cubana no echa de su seno a  esas personas que representan en esta tierra el triunfo de la mentira y la  suerte de los perversos…”9   
 Y en correspondencia con su convicción del  peligro anexionista que se cernía sobre Cuba, escribirá otras denuncias  periodísticas. En ese mes de mayo de 1900, el día 23, sale un artículo suyo  nombrado Diplomacia donde revela una falsa pose de Mac Kinley, desnudando  la verdadera esencia intervencionista de los Estados Unidos en Cuba. Lo  comienza refiriendo la solicitud de Francia a Washington para que no flote la  bandera cubana en el pabellón donde se exhiben los productos cubanos en el  marco de la Exposición Universal, y la respuesta negativa de Mac Kinley, pero a  la vez demagógica, pues argumentaba que los Estados Unidos sostuvieron una  guerra para obligar a España al reconocimiento de los derechos de Cuba, y que  quieren aprovechar la Exposición Universal para presentar al mundo la insignia  de la nueva república. Y a continuación de estas referencias, empieza el  desenmascaramiento. “Desea presentar al mundo el pabellón de la nueva República  y cuando hay un cubano que trabaja sinceramente por la Independencia de esta  tierra, como el General Rius Rivera, le separan del cargo si es empleado o le  llaman alterador del orden público, si no lo es, como a Mariano Corona, por  boca de los sensatos de la  intervención.(...) Al pueblo cubano le sobrará tiempo para dar a conocer su  bandera en todo el orbe cuando realmente sea libre e independiente… de guacamayos  y yankees.”10 
 En la primera semana de junio, Boti escribe un  artículo titulado El Viaje,  que  alude a un proyecto de excursión de un grupo de maestros a Estados Unidos, y  recibir un Curso de Verano en la Universidad de Harvard que organizaba el  gobierno norteamericano. Aunque él es uno de los aspirantes, en el citado  artículo aprovecha este suceso para exponer una vez más las ideas sobre el  peligro anexionista y la defensa de la cubanía. ”Un artero amigo, cartaginés  americano, hiere con su planta esta preciosa tierra para hacerla volver atrás  en el camino de la independencia y el de la dicha (...) Para  seducirnos nos tienden ahora otra red, al parecer débil, pero es fuerte y  temible: el viaje de los maestros cubanos a los Estados Unidos (...) Sí;  es de desear —y es patriótico— que esos maestros a la vuelta sepan inculcarles  a sus discípulos el amor a sus padres cubanos, a su patria, a los héroes de  esta, y explicarle con ardor la epopeya que envuelven las notas dulces y  bélicas del Himno Bayamés.
 Que alcen una generación de cubanos y no de yankees, eso se quiere.”11 
 Este texto salió el 6 de junio de 1900, y diez  días después publica Un artículo negativo  donde reitera nuevamente su criterio sobre  las pócimas corruptoras del gobierno norteamericano para sus fines de  dominación en la Isla, y que bajo el gobierno interventor norteamericano, la  política era mediatizada y sucia. “Los yankees para conquistar voluntades  cubanas usarán —usan— de las dádivas. A cualquiera que pueda serle un estorbo  en sus infernales propósitos le dan un teto  y Requiescat (...) “Si de nuestras elecciones los que salgan electos  creen que van por la votación y voluntad de todo un pueblo libre e  independiente, están equivocados porque el cartaginés moderno ha aplastado  nuestra voluntad con los subterfugios de una ley electoral que para los rusos seria  ruda, y los que fueron a hacer patria y hoy son sensatos y anexionistas pueden también decir algo sobre el  particular.”12 
 Regino E. Boti, con 22 años de  edad, fue uno de los 1337 maestros cubanos que asistió al Curso de Verano en  Harvard. ¿Y cómo se comportó allá el joven guantaidro que llamaba a no  dejarse seducir? La respuesta a la interrogante la encontramos  en una serie de crónicas  que vieron la luz también en El Managüi y que  él mismo  bautizó Harvadianas 13porque  mayormente en ellas vierte impresiones, peripecias, juicios,  observaciones, humoradas relacionadas con  aquel viaje y estancia en los Estados Unidos.
 En la crónica llamada Vacaciones,  comienza contando el día de la llegada al puerto de Boston después de  una travesía soporífera, y sigue con una  prolija descripción de todo lo que está viendo en la bahía, hasta que en las  lejanías divisa el monumento de Bunker Hill. Y   ese conjunto monumental en memoria de una gloriosa resistencia combativa  de las huestes independentistas de Jorge Washington  le provocará primero la reflexión patriótica  “… cuando la causa es santa no importa recibir reveses como los del coronel  Prescott, pues esos golpes son el acicate que hace brotar el patriotismo en el  corazón de los pusilánimes y acrecentarlo en el de los buenos!”14  Y a continuación no puede dejar de evocar la patria. “¡Cuándo tendrá mi patria  libre un monumento, que hable con el  mudo  lenguaje de la piedra, del 10 de octubre, del 24 de febrero, de Dos Ríos, de  Punta Brava!” 15
 De Boston a Cambridge se titula la crónica  en que relata sobre el viaje en tranvía hasta la ciudad en  que está ubicada la afamada universidad de  Harvard. Pero no falta la evocación de cubanía: “Conste que vi mucho, mucho,  muy grande, muy amontonado, muy mecánico, muy embrollado, muy alegre, muy rico;  pero no puedo decir más. Pensaba en Cuba, recordaba a Guantánamo...“16  
 También tendrá algunas vivencias que le  muestran virtudes en el pueblo norteamericano. Y siempre cívico y ético, esa  apreciación  no la encubre: “… así vimos  nosotros que es incomparable casi la totalidad de estos interventorazos con el  verdadero pueblo americano, culto, político, serio, decente, y con nosotros  expansivo y cariñoso (...) Ellos son muy libres –el pueblo- para que alberguen  en su cerebro una idea de opresión para un pueblo que, como éste, derrocó la  soberbia tiranía española cuatro veces centenaria.”17 
 Este juicio  vertido en un periódico, dice mucho del Boti siempre sincero y cívico, que está  tan convencido de su cubanía que no temía a que lo pudieran tildar de  americanizante, y nos rememora al Martí que nunca ocultó su respeto y  admiración por el pueblo norteamericano.
 Pero   seguido él  también reafirma su  rechazo a la política norteamericana hacia Cuba, como resaltando que su  positiva valoración del norteamericano humilde no han hecho flaquear sus ideas:  “Y como afirmo esto también digo que todos los ricachos, todo Washington- como  pude ver más tarde- no aspiran más que a tender sobre nuestro cuello un nuevo  dogal. El más indigno, el más inmundo: el de la anexión.” 18 
 Casi un año  después del regreso de Harvard, y a diez días de la publicación de su última  crónica harvadiana, se halla otro artículo suyo titulado (Duda) la cuestión  del día  que está dedicado  explícitamente al tema  de la  Enmienda Platt. ¿Y qué piensa el joven Boti  del engendro del senador Platt y la Casa Blanca? “Que la enmienda Platt es hoy  la cuestión palpitante lo saben hasta los niños de teta, que menos desgraciados  que nosotros están exentos de las mortificaciones y desengaños que trae en sí  dicha enmienda y que es a nuestro modo de pensar una burla al pueblo cubano tan  azotado por la desgracia y que tanta sangre ha sabido derramar por su  independencia absoluta (...)
 Déjese papá Mc kinley de apoyar la enmienda  Platt y convénzase de que ella ha caído en Cuba como una bomba de dinamita. 
 Que por ningún concepto la aceptamos debe  saberlo el que tantas veces ha dicho que ‘Cuba de hecho y de derecho tiene que  ser libre e independiente’ y mal podemos verlo realizado cuando en los actuales  momentos lo que se pretende es todo lo contrario, es decir, que Cuba si no por  la razón por la fuerza a poder de nuevos amos conocidos hoy con el nombre de  interventores.”19  
 El mismo Boti refería la muy escasa  divulgación de la obra de Martí en los años previos de la guerra y en los años  iniciales de la República; pero en los textos suyos referidos aquí ya se  percibe que por alguna vía Boti tuvo cierto contactos con algunas ideas  antiimperialistas del pensamiento de Martí, es posible pensar que ya había  realizado cierta lecturas martianas, en particular  de los dos primeros tomos con la obra de  Martí compilados y publicados por Gonzalo de Quesada que eran los únicos  publicados para esa fecha, y donde en el primer volumen se insertó un  texto tan notable y específico sobre esta  cuestión como Cuba y los Estados Unidos, amén de otros no menos  trascendentes como Lectura de Steck Hall, Céspedes y Agramonte, El  presidio político en Cuba, en tanto en el segundo predominaban los textos  literarios y también se incluyeron otros de carácter político como El Diablo  Cojuelo, La República Española ante la Revolución Cubana y el discurso del  10 de octubre de 1890. 
Regino.E. Boti, en otros momentos de su vida, escribió  otros textos que de punta a cabo contienen develamientos contra el Estados  Unidos imperial. Pero aún la lectura de los fragmentos trascriptos aquí,  resultan suficientes pruebas de que en él, en fechas bien tempranas, hay un  cubano que expuso de manera clara y directa su rechazo a la injerencia e  intervención yanqui en Cuba, y muy particularmente a la Enmienda Platt. Y que rociado  por la savia martiana, su antimperialismo se asienta en un tronco ético y de  resistencia patriótica a lo que estimaba un peligro para la nacionalidad  cubana.
 Regino  E. Boti, el guantaidro que alzaría con fuerza renovadora a la poesía cubana  atascada en un marasmo en los inicios del siglo XX, fue un cubano que desde  bien joven se hizo acompañar por Martí y la Patria.
Bibliografía
   Boti,  R. E. (1902). In Memorian 19 de mayo. Archivo personal de Regino E. Boti. 
   Boti,  R. E. (1900-1901). Artículos en el Managüi. Periódico  Político Independiente de Intereses Generales. Guantánamo. Rodríguez, R.  (2007): “Harvadianas y otros saltos al Norte”. Editorial El Mar y la Montaña.  Guantánamo.