Yerenis Torres Cala*
Zulma D. Ramírez Cruz **
Universidad Central “Marta Abreu” de las Villas. Cuba
yerenist@uclv.cu
RESUMEN: 
La evolución en el diseño e implementación de políticas de  ciencia, tecnología e innovación en Latinoamérica y el Caribe ha estado condicionada  por los cambios estructurales ocurridos en las economías de la región a partir  de los modelos de desarrollo aplicados en cada país. En la presente  investigación se realiza una valoración crítica sobre las características  principales y tendencias de estas políticas, considerando sus vínculos con problemas  puntuales del desarrollo socioeconómico de la región. Para ello se divide en tres apartados, el primero referente al  concepto de innovación y la contemporaneidad en su uso como parte de las  políticas de ciencia, tecnología e innovación, el segundo referente a las  tendencias de dichas políticas en la región a partir del análisis de su proceso  evolutivo desde la segunda década de siglo XX y por último algunas  consideraciones finales que pueden servir de referente para la concepción y  diseño de políticas de ciencia, tecnología e innovación.
Palabras  clave: políticas, ciencia, tecnología e innovación.
Código  JEL: O38, O30, O33, O31
The evolution in the  design and implementation of science, technology and innovation policies in  Latin America and the Caribbean conditioned by the structural changes that have  occurred in the economies of the region based on the development models applied  in each country. The present paper aim to a critical assessment of the core  characteristics and trends of these policies, considering their links with  specific problems of the socioeconomic development of the region. It is divided  into three sections: the first regarding to the concept of innovation and the  contemporaneity in its use as part of the science, technology and innovation  policies; the second in regard to the trends of that policies in the region  from the analysis of its evolutionary process since the second decade of the  twentieth century; and at last some final considerations that can be reference  for the design and drew of science, technology and innovation policies.
  Keywords: policies, science, technology and innovation.
Para citar este artículo puede utilizar el siguiente formato: 
Yerenis Torres Cala y Zulma D. Ramírez Cruz (2018): “Valoración crítica de las políticas de ciencia, tecnología e innovación en la región latino caribeña. Principales características y tendencias”, Revista Caribeña de Ciencias Sociales (diciembre 2018). En línea:
 https://www.eumed.net/rev/caribe/2018/12/ciencia-tecnologia-innovacion.html
//hdl.handle.net/20.500.11763/caribe1812ciencia-tecnologia-innovacion
INTRODUCCIÓN
El actual contexto  mundial se vuelve cada vez más complejo para la vida en el planeta. Se aprecian  crecientes procesos de depredación de la naturaleza como resultado, entre otros  factores, del desembocado productivismo y consumismo, así como a los numerosos  conflictos bélicos azuzados o construidos desde países e instituciones, que más  que todo les preocupa la ganancia desmedida y las posiciones de fuerza y poder.  Todo ello atenta contra la propia sobrevivencia de la especie humana y su  entorno.
Al referirse al sistema social de producción  capitalista dominante actualmente en las relaciones internacionales, Muñoz  apunta:
 “No  puede ser humano y verdaderamente racional un sistema  donde los hombres, en su permanente intercambio con la naturaleza no la  protejan sino que la destruyan; de que racionalidad se puede hablar [...] donde  los intereses económicos destructivos y el egoísmo, marcan la dinámica  de las relaciones humanas, [...] donde no se hace un uso eficiente de los  recursos, en tanto se destruyen crecientemente las fuerzas productivas, en especial al hombre como su elemento fundamental” (Muñoz, 2015, p. 23) 
Esta complejo situación supone la búsqueda de alternativas  -tanto políticas como socioeconómicas- que den respuestas a los formidables  retos a que se enfrenta la humanidad; por ello es  posible tomar como punto de partida y reflexión la sustanciosa idea del apóstol  de la independencia de Cuba cuando escribió que, “La ciencia y las letras doman  las pasiones que engendra la política”(Martí,  1853-1895, p. 82). 
Se  hace imprescindible que los estados y gobiernos inviertan mucho más en la  ciencia, la tecnología y los procesos de innovación, pero con los nobles fines  de satisfacer las necesidades de los seres humanos y de su entorno vital; de lo  contrario la especie humana está condenada a su propia autoeliminación. De ahí la importancia del diseño y la implementación de políticas  virtuosas de ciencia, tecnología e innovación (CTI).
En el caso de los países de la región latino caribeña, caracterizados  por su histórica deformación estructural y alta dependencia de los llamados  países desarrollados, la tarea no solo resulta de mayor urgencia, sino que  también es muy compleja debido a la misma condición de región subdesarrollada,  o atrasada económicamente como algunos la llaman. Factores como la incierta evolución  de la macroeconomía, la inequidad, una base científica por lo general débil, un  limitado grupo de empresas que desarrollan actividades de investigación y  desarrollo (I+D) y la falta de compromiso político y social con el desarrollo  de la ciencia y la tecnología, no han permitido que la experiencias exitosas de  otras regiones en combinación con los resultados propios, muestren un claro  camino a seguir (Crespi & Dutrénit, 2013).
Es por ello que la presente investigación tiene como propósito valorar  críticamente las políticas de ciencia, tecnología e  innovación en la región latino caribeña, así como sus principales características y tendencias, a la vez que se ofrece una  breve caracterización del Sistema de Ciencia e Innovación Tecnológica en Cuba. Para ello se divide en tres apartados, el primero referente al  origen del concepto de innovación y la contemporaneidad en su uso como parte de  las políticas de CTI, el segundo referente a las tendencias que de dichas  políticas en la región a partir del análisis de su proceso evolutivo durante la  segunda mitad el siglo XX, con una breve reseña del estado y sus proyecciones  en Cuba, y por último algunas consideraciones finales que pueden servir de  referente para la concepción y diseño de políticas de CTI.
1.1 INNOVACIÓN: ORIGEN Y CONTEMPORANEIDAD 
El concepto de innovación ha sido muy discutido  por la comunidad científica dada su importancia para el desarrollo  socioeconómico de una organización, territorio, sector o país; ya que  contribuye a generar altos niveles de competitividad, aumento de la  productividad y de la tasa de crecimiento. 
En un  entorno en continua evolución dominado por la relaciones capitalistas de  producción, donde predomina la competitividad y el secreto del conocimiento  como vías para mantener liderazgo en el mercado y tipificado en la actualidad por  la globalización del desarrollo tecnológico inequitativo, los procesos de  integración política y económica, la transnacionalización de las empresas y la  monopolización de la información, entre otros muchos sucesos; las inversiones  en innovación se tornan una vía decisiva para lograr incrementos sostenibles de la productividad y la competitividad a nivel  de empresas, sectores y países. 
Según  Kuramoto (2011) hay un consenso en la literatura en  cuanto a que la innovación es un proceso de carácter social, en el que  interactúan diferentes agentes que participan en el sistema de innovación.
El concepto de innovación surge en la década  del 30´  del siglo anterior y fue dado a conocer por Joseph Alois Schumpeter  (1883-1950), conocido como el padre de la innovación. Según Fernández (2008: p.  32) “En su primera elaboración de la teoría del ciclo económico, en 1912,  -refiriéndose a Schumpeter- consideró a la innovación como el factor más  importante en los cambios del capitalismo. La explicación a estos cambios no  deriva de los efectos del crecimiento del capital, ni de la población, ni  siquiera de la influencia de factores externos (políticos, militares, etc.),  sino de “una especie de mutación económica, (...) a la que he dado el nombre de  innovación”.
Schumpeter (1936), citado por Fernández (2008:  p. 32), refiriéndose a la innovación plantea: “me proponía (…) contestar la  pregunta de cómo el sistema genera la fuerza que incesantemente lo transforma”. 
Él mismo consideró que la innovación debía  abarcar los cinco casos siguientes (Schumpeter, 1934):
Con posterioridad varios autores como: Pavón  & Goodman (1981), Gee (1981), Nelson & Winter (1982), Castro & Delgado  (2000), López (2000), Chía (2002), Cilleruelo  et al. (2005), el Manual de Oslo (2006), Rodríguez  et al. (2009), Valtón (2009), Boffil (2011) y muchos otros autores, han  abordado el concepto de innovación apreciándose una coincidencia en que esta  puede ser de productos, de procesos, organizacional o de mercado y difieren  entre sí en cuanto al alcance (empresarial, territorial, nacional, social,  individual), propiedad, tipo de economía entre otras, también aparecen  asociados a este concepto los de ciencia, conocimiento y tecnología, que se  abordan en algunos casos implícitamente y en otros de manera explícita. Sin embargo,  es substancial tener en cuenta el carácter de las relaciones sociales de  producción en que se insertan y ocurren esos procesos, en tal sentido Muñoz  apunta:
    “...es  importante recordar que las fuerzas productivas contemporáneas, en tanto  conocimientos, tecnologías y sus estructuras; así como sus portadores y  trasmisores ideológicos y políticos, son […] expresión del dominio imperial del  gran capital mundializado que establece e impone como válidos y positivos los  paradigmas de la ciencia y los saberes; [...]; paradigmas ideales de  eficiencia, eficacia y competitividad per se.” (Muñoz, 2015, pp. 42-43)   
   Es importante  destacar que no fue hasta la década de los sesenta, y con más fuerza en la de  los setenta y ochenta, que el concepto de innovación se incorpora de manera  protagónica a la discusión sobre ciencia y tecnología, dada su importancia en  el crecimiento económico a escala global (del  Valle et al., 2016); y es  incorporado como variable en el proceso de planificación de CTI (Loray, 2016).
   El concepto de  innovación y sus implicaciones o impactos sobre la economía, la sociedad y la  propia naturaleza ha sido ampliamente discutido por la comunidad científica,  “desde Schumpeter hasta la última versión del Manual de Oslo, la innovación es  estudiada como un proceso que culmina en el mercado y que se encuentra acoplado  a las estructuras productivas. Prueba de esto es la ausencia de metodologías  para el reconocimiento, caracterización y medición de las innovaciones que  trascienden el ámbito empresarial o los impactos sociales de las innovaciones” (Salazar et al.,  2013, p. 137)
   De ahí el  papel que juegan las políticas de CTI; estas pueden ser herramientas para  dinamizar virtuosamente la sociedad, al promocionar escenarios adecuados para  la apropiación de conocimientos por segmentos más amplios de la población,  siempre que prime la voluntad política de los estados para que tales procesos  sean inclusivos. 
   A continuación,  se realiza una valoración de las principales tendencias de la evolución de  dichas políticas en América Latina y el Caribe (ALC), según criterios de los  autores de este trabajo.
El diseño de políticas  de CTI en ALC ha estado gobernado por la convergencia de tendencias en las  cuales los países aplican nuevos marcos conceptuales que emergen tanto desde  fuera como desde dentro de la región. Los modelos  explicativos en que se sustentan las políticas aplicadas para el desarrollo y  para la CTI han sido, [….], propuestas elaboradas a partir de contextos de los  países desarrollados (del Valle et al., 2016, p. 193). Al tiempo  que tratan de aprender entre  ellos mismos para hacer sus actividades de la mejor forma. Observándose a la  vez tendencias divergentes que resultan de restricciones institucionales y de  factores de la economía política que determinan cómo estos enfoques se aplican  en cada país en particular (Crespi &  Dutrénit, 2013).
   Las políticas de CTI han  mostrado tres enfoques fundamentales a partir de la década de los años 50´:  desde la oferta, desde la demanda y sistémico, los cuales responden al proceso  de evolución de la innovación (desde el modelo lineal hasta el modelo en red1 ).
El enfoque del lado de la  oferta (décadas 50-80): basado en un modelo lineal de innovación (oferta-  demanda), donde la producción directa de conocimiento, los recursos humanos y  la información eran dominados por instituciones públicas, dígase laboratorios,  centros de investigación y universidades. La función de financiar la  investigación, la formación de recursos humanos y el establecimiento de marcos  analíticos para la política de ciencia y tecnología, le correspondía a los  Consejos Nacionales de Ciencia y Tecnología. El apoyo a la investigación y la  capacitación técnica y profesional se complementó con el establecimiento de  institutos tecnológicos que operaban a nivel sectorial.
   Consistente con el enfoque  ofertista, se le asignó mucha menos importancia a impulsar la construcción de  capacidades tecnológicas por el sector privado, caracterizado por la  conformación de un sector empresarial fragmentado entre un conjunto de empresas  públicas que operaban en sectores estratégicos (mayormente en energía,  servicios e industria pesada), y un conjunto diverso de pequeñas y medianas  empresas con muy bajas capacidades tecnológicas.
   Desde un punto de vista  institucional, los actores clave desde el sector público fueron los ministerios  de Educación y de Industria, los Consejos Nacionales de Ciencia y Tecnología,  los Bancos Nacionales de Desarrollo y los Consejos de la Inversión Extrajera  Directa. Desde el sector privado es posible observar un número creciente de  asociaciones empresariales y de sindicatos que jugaron algún papel. Sin  embargo, el marco general de políticas de CTI puede ser caracterizado de arriba  hacia abajo con una débil coordinación vertical y horizontal, y relativamente  bajo grado de interacción público-privada.
El enfoque de demanda (décadas  80`-2000) estuvo caracterizado por reformas estructurales implementados bajo la  inspiración del enfoque del Consenso de Washington2 . Los  principales vehículos de las reformas fueron: liberación comercial, liberación  financiera, privatización y neutralidad en la intervención de políticas  (neoliberalismo3 ), cuyos  rasgos principales fueron que la mayoría de los organismos públicos y de las  instituciones relacionadas con la promoción de la innovación perdieron  importancia dentro de la estructura burocrática del Estado, las principales  políticas durante este periodo fueron la desregulación del sistema de educación  superior, la reducción del apoyo a la investigación científica junto con un  cambio en su modelo de financiamiento (hacia fondos competitivos y convocatorias),  fortalecimiento de los derechos de propiedad intelectual y del clima general de  los negocios. Al mismo tiempo, hubo una reducción del presupuesto para los  institutos tecnológicos e incluso algunos de ellos fueron cerrados. Para los  que permanecieron, se introdujo un cambio en los mecanismos de financiamiento  para convertirlos en oferentes de servicios, particularmente de metrología y de  control de calidad.
   1.2.3 Enfoque sistémico
   El enfoque sistémico (desde 2000s) parte del consenso creciente de que  el apoyo a la innovación empresarial, enfocado en las empresas individuales, no  era suficiente para resolver las fallas de coordinación, por lo que la difusión  del concepto de Sistema Nacional de Innovación disparó un interés renovado en  la inversión del lado de la oferta de la ecuación, pero ahora con una  preocupación creciente en la generación de los incentivos apropiados para  favorecer una más cercana articulación entre la oferta y la demanda de  conocimiento. 
   La introducción de nuevos instrumentos de política que buscan generar  fondos temáticos para la investigación (por ejemplo, los fondos sectoriales o  los regionales), en aras de fortalecer los institutos tecnológicos con el  interés creciente en establecer enfoques sistémicos a la transferencia de  tecnología y con programas que busquen la articulación de los Institutos con  proveedores privados de servicios tecnológicos a las empresas. 
   Una segunda característica de esta fase es el interés creciente por  apoyar políticas verticales, a través de la implementación de programas de  apoyo a gran escala, lo que no es tan factible dadas las restricciones  financieras del sector público. Desde inicios de los años 2000 ha habido la  preocupación por introducir programas verticales tanto con características de provisión  de bienes públicos como en el dominio de la intervención del  mercado (Lugones et al., 2013). 
   Este período ha estado caracterizado por un cambio en el diseño de las  políticas de CTI enfocado hacia regiones, sectores y SNI, y sus actores hacia  redes multi-sectoriales y multi-niveles y redes de innovación horizontales y  verticales; convergiendo actores con diferentes intereses valores y  perspectivas, lo que conlleva a lo que Corona et al.(2013) denomina una visión  construida desde múltiples perspectivas de actores competidores que eleva la  racionalidad de las negociaciones. 
   El marco general de las  políticas de CTI se ha convertido ahora en modelo de doble dirección: de arriba  hacia abajo y de abajo hacia arriba –debido al creciente interés sobre los  programas verticales–. Hay una preocupación fuerte por mejorar la coordinación  vertical –a través de ministerios de CTI y autoridades de Innovación– y la  horizontal –a través de Gabinetes ministeriales de CTI y Consejos de  innovación–. Es importante destacar que la fase actual de las políticas de CTI  opera en un contexto de economías abiertas, pero se necesita relativa estabilidad  macroeconómica y ciertas condiciones externas que faciliten el relajamiento de  las restricciones fiscales, para que haya una inclinación hacia el aprendizaje  y la experimentación.
   El marco institucional  actual es un híbrido que resulta de diferentes estratos de construcción  institucional y diseño e implementación de instrumentos de política; algunos  que logran sobrevivir desde los viejos tiempos de la política de oferta y –por  ejemplo, los Consejos de Ciencia y Tecnología–, pero coexisten con nuevos  actores –como las agencias de innovación– e instituciones de vinculación, en un  marco de muy diferentes condiciones iniciales y modelos institucionales.
  1.2.4 Sistema de Ciencia e Innovación Tecnológica en  Cuba 
   La Política Nacional de  Ciencia e Innovación Tecnológica en Cuba, se encuentra sustentada en una  concepción humanista y solidaria del ejercicio de la actividad científica y  tecnológica y en un conjunto de principios éticos que la caracterizan; tiene  como contenido central elevar la eficiencia, la eficacia y la excelencia de  esta esfera de actividad, e incrementar el impacto múltiple que debe ejercer en  el desarrollo sostenible del país. 
   No obstante los avances  alcanzados en el país en ciencia e innovación en el último cuarto de siglo,  persisten los problemas y retos en esa dirección, no solo debido a la histórica  deformación estructural de su economía, sino además a las severas restricciones  financieras que dificultan el acceso a tecnologías y a inversiones en procesos  de innovación en sectores en donde el país ha avanzado notablemente como es el  caso de la biotecnología, por ejemplo. 
   El derrumbe del campo  socialista en la década los 90` conllevó un proceso acelerado de  transformaciones, donde surgió la idea de la instauración de un Sistema de  Ciencia e Innovación Tecnológica (SCIT), que organizara y empujara la incorporación  a la práctica social de los resultados de la I+D+i, la vinculación de la  ciencia, la tecnología y la innovación a los factores de la producción y los  servicios, en forma de activos tangibles e intangibles, elementos de carácter  organizativo y la adopción de una mentalidad mucho más creativa en materia  gerencial orientada hacia la gestión de la ciencia y la innovación. 
   El SCIT equivale en la  práctica al Sistema Nacional de Innovación (SNI) en el país y se considera uno  de los ejes principales de la gestión sectorial, territorial y empresarial, ya  que este es base para una competitividad sostenible, que debe garantizar la  generación continua y sistemática de productos, servicios y procesos  innovadores, así como la optimización y enriquecimiento de los recursos  tecnológicos propios. El objetivo central  del SCIT es contribuir de forma determinante al desarrollo sostenible de la  economía cubana, la que deberá ir ganando un espacio cada vez mayor en el  mercado internacional, para lo cual es preciso generar nuevos conocimientos,  desarrollar la tecnología, y transformar los avances científicos y los logros  tecnológicos en productos y servicios competitivos. A la vez, enfatiza  la necesidad de integrar la generación y aplicación de los conocimientos  científicos en el ámbito de las ciencias naturales, técnicas y sociales,  requeridos para el desarrollo multidimensional de la sociedad. 
   El Sistema está  constituido por cuatro componentes (CITMA, 2001: Artículo 18): a) Los órganos que participan en su dirección y  organización, b) Las entidades  que participan directamente en la investigación científica y en las diferentes  etapas del proceso innovativo, c) Los  elementos de integración, y d)La base jurídico-metodológica.  
   Múltiples son los  logros científicos alcanzados por el país   en materia de CTI, una muestra de ello es en el sector de la  biotecnología con la obtención de productos médico-farmacéuticos (Núñez, 2015),  altamente competitivos en el mercado mundial, en la esfera agropecuaria con la  experimentación de tecnologías para la obtención de alimentos por vías  sostenibles, en la agroindustria azucarera donde se han obtenido avances  importantes aplicables no sólo en Cuba, sino también a escala internacional, en  los servicios técnicos, de infraestructura, en el sector forestal, encaminados  al manejo y protección de la diversidad biológica, entre otros. Los procesos y  mecanismos de concertación como el ALBA-TCP4 ,  enmarcados en el principio de desarrollar el potencial científico y tecnológico  de los países miembros, han sido dispositivos de cooperación y  complementariedad a fin de responder a las necesidades del desarrollo de la  economía, ampliar las exportaciones de alto valor agregado, sustituir  importaciones y satisfacer las necesidades crecientes de la población. 
   El perfeccionamiento de  las estructuras a través de las cuales se interconectan los diferentes actores  generadores de ciencia e innovación tecnológica y la economía nacional resulta  determinante para alcanzar mayores niveles de competitividad a partir de la introducción  y generalización de resultados científicos. Ello resulta decisivo, pues en Cuba  sigue predominando el enfoque ofertista desde los centros e institutos de  ciencia tecnología e innovación, con lenta capacidad de demanda del lado del  sector empresarial, por lo que se trabaja para ir pasando progresivamente al  enfoque sistémico.
   Es de suponer que en  este proceso de transformaciones de la CTI, existe un conjunto de dificultades  que representan un obstáculo a su desarrollo tales como: insuficiencias en la información  científico-técnica, limitaciones con el acceso a redes nacionales de  información y a la Internet cuya causa fundamental está en los escasos  recursos financieros del país, débil  interacción entre la I+D+i y la producción e insuficiente demanda del sector  empresarial al sector de investigaciones, la innovación continua siendo  vista como la introducción de resultados y las entidades de investigación  responsables de ella, no existencia de una vinculación regular y sistemática  con el sector científico: centros de investigación y universidades (Núñez y  Montalvo, 2015).
   Es por ello que en el Plan Nacional de Desarrollo Económico y Social hasta 2030: Propuesta de  visión de la nación, ejes y sectores estratégicos en pleno despliegue desde  el año 2017, se sitúa entre los seis ejes estratégicos a la CTI, al ser uno de  los portadores del contenido cualitativo de las transformaciones que demanda la  situación actual para alcanzar las metas propuestas. En tal sentido, constituye  una fuerza motriz que permite estructurar y concretar la estrategia de  desarrollo y en consecuencia alcanzar la visión de la nación propuesta. Ocupa  un papel relevante en la planificación del desarrollo económico y social con  una visión desde el corto y mediano plazos que asegura la generación,  generalización y apropiación social de los conocimientos y su aplicación  práctica, de modo que debe impactar en el incremento de la producción y la  productividad (Comité Central PCC, 2016).
   Entre las decisiones  dirigidas al fortalecimiento de la actividad científica y tecnológica en el  país que han sido adoptadas en el período reciente, se destaca la Estrategia  Nacional de Ciencia, Tecnología, e Innovación que conjuntamente con el Sistema  de Ciencia e Innovación Tecnológica y los Lineamientos de la Política Nacional  de Ciencia y Tecnología, conforman el conjunto de documentos rectores básicos  para el trabajo en esta esfera.
   La Estrategia Nacional  de Ciencia e Innovación Tecnológica tiene como punto de partida las  proyecciones de la economía cubana contenidas en una selección de los aspectos  económicos, sociales y medioambientales considerados por la Resolución  Económica del V Congreso del Partido Comunista de Cuba, así como por los  Programas Estratégicos de Desarrollo Económico aprobados por el Gobierno.
   Sobre estas bases se  definen las prioridades, las líneas estratégicas y las principales metas y  acciones de la Estrategia Nacional de Ciencia e Innovación Tecnológica.
   Las prioridades  definidas en la presente estrategia se sustentan, en lo fundamental, en el  conocimiento disponible sobre las tendencias del desarrollo científico y  tecnológico mundial, las prioridades consideradas en el proceso de elaboración  de los Programas Nacionales Científicos y Tecnológicos para los años venideros,  y el resultado de las proyecciones estratégicas sectoriales y territoriales.  Estas se encuentran alineadas con los cuatro grupos de prioridades definidos y  aprobados en las Bases para la proyección Estratégica de la Ciencia y la  Innovación Tecnológica en el país. 
  1.3 CONSIDERACIONES  FINALES
   A consideración de los  autores, ninguno de los tres enfoques ha logrado superar el carácter excluyente  de las políticas de innovación; tanto para sectores económicos menos  favorecidos y no prioritarios como para las personas en lo individual. La  mayoría de la literatura consultada analiza las estructuras institucionales  asociadas con el SNI, concentrando la atención en su idoneidad para mejorar el  desempeño innovador y la competitividad. Esto conduce a la generación de  políticas de CTI que se centran en la mejora de la innovación, y no en lograr  un desarrollo sostenible basado en la inclusión social (Dutrénit & Sutz, 2013).
   Al decir  de Loray (2016) los errores de política  de CTI se encuentran en todo el proceso de creación e implementación de las  políticas, pasando tanto por la debilidad en el diseño de instrumentos como por  la insuficiente evaluación del impacto. Identificándose fragilidad e  inestabilidad en los presupuestos nacionales, así como la insuficiente calidad  y cantidad de recursos humanos implicados en la tarea, lo que ha derivado en la  dependencia de financiamiento externo.
   Varios han sido los ensayos  de los países latino caribeños ante la búsqueda de alternativas que permitan  hacer frente a la prolongada aplicación de modelos de desarrollo neoliberal,  sin embargo, aún persisten grandes problemas estructurales como la  heterogeneidad productiva que dificulta los encadenamientos productivos, la  introducción tecnológica y el desarrollo. Ante esta situación el criterio que  ha primado es el de centrar los análisis en qué y cuánto en lugar de a quién y  para quién. (del Valle et al., 2016)
   Para Salazar  et al. (2013: p.136) “una de las vías para impactar a la sociedad en general a través  de las políticas de CTI es a través de mecanismos e instrumentos de fomento a  la innovación. Pero la gran cantidad de “apellidos” que se le coloca a la  palabra innovación, (e.g. empresarial, tecnológica, de mercado, social…)  […], refuerza la dificultad que existe de traducir la orientación social de las  políticas a acciones concretas con resultados precisos. Ampliar la concepción  de la innovación considerando su dimensión social y estimular escenarios para  el uso y apropiación del conocimiento como parte de la política, puede proveer  alternativas viables para el diseño de políticas inclusivas de CTI”.
   Definitivamente  uno de los caminos virtuosos para empujar el desarrollo socioeconómico en los  países de la región latino caribeña, lo es sin duda la construcción de  políticas de CTI que tributen de manera sistémica e inclusiva al progresivo  cambio estructural que tanto demanda la región, para poder superar los siglos  de deformación económica y dependencia internacional, que lejos de avanzar a la  superación, se perpetúan bajo nuevas formas y mecanismos.
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