Aveiga, V.*
Ostaiza, J. **
Macías, X.***
Macías, M.****
Universidad Técnica de Manabí Portoviejo, Manabí, Ecuador
vicentaaveiga@yahoo.es.
RESUMEN 
La tecnología en este  siglo  ha logrado una implantación tan  rápida en la sociedad que, en poco tiempo, se fue  apoderando de numerosos aspectos de las vidas  de los seres humanos, siendo mayoritariamente vulnerables los niños,  afectándoles en su comportamiento y en   su relación con el entorno, debido a que ellos en la actualidad acceden  con mayor facilidad a dispositivos electrónicos, sumergiéndose en diversos  juegos y aplicaciones resultando atractivos para ellos, su uso  fue convirtiéndose en un hábito  perjudicial  al no existir un debido  control y un manejo adecuado de estas herramientas que brindan la tecnología,  que los expone  a innegables riesgos,  como afectación en las relaciones interpersonales,  conductas agresivas, impulsivas, egoístas ,  violentas , lo que desencadena  bajo rendimiento  académico, por lo que el  objetivo de  este estudio fue identificar cómo influye el uso de la tecnología: celulares,  internet, consolas de videos juegos y televisores en el comportamiento de los  niños, los métodos  utilizados en el  proceso de desarrollo fueron  a nivel  teórico inductivo, deductivo, análisis, síntesis y bibliográfico y a nivel  empírico se  aplicó una encuesta a 27  estudiantes de tercer  semestre  de la Carrera de Trabajo Social y 3 entrevistas  a  Psicólogos Clínicos de la  Facultad de Ciencias Humanísticas y Sociales  de la Universidad Técnica de Manabí, que corresponde al 100% de la población  total. Los resultados  demostraron que  existe adicción en el uso de la tecnología, lo que afecta en el desarrollo  social y afectivo de los menores, además   en esta investigación se  presenta  recomendaciones que hacen varios especialistas a los padres de familia  sobre  una adecuada   selección de los programas que ofertan la tecnología a través de  estos  dispositivos 
PALABRAS  CLAVES:
  Tecnología, niños, afectación, padres, adicción,  comportamiento.
ABSTRACT
  The objective of this  study was to identify how the use of technology influences: cell phones,  internet, consoles of video games and televisions in the behavior of children.  The methods used in the development process were at the inductive, deductive,  analysis, synthesis and bibliographic levels, and at the empirical level, a  survey was applied to twenty seven students of the third semester of the Social  Work Career and to three Clinical Psychologists of the Faculty of Humanistic  Sciences and Social Sciences of the Universidad Técnica de Manabí which  corresponds to 100% of the total population, the results obtained showed that  there is an addiction in the use of technology, so this has achieved such a  rapid implementation in society that, in a short time, is taking over many  aspects of the lives of human beings, being mostly vulnerable children  affecting their behavior and their relationship with the environment, because  minors currently access electronic devices more easily, immersing themselves in  different games and applications, appealing to them, and in turn, constant use  is becoming a harmful habit, thus diminishing interpersonal relationships and  increasing poor academic performance because it adheres to the presence of  aggressive, impulsive, selfish and violent behaviors because there is no proper  control and proper use of these tools that provide technology exposes them to  these undeniable risks, in this investigation it was shown that parents by not  granting them a pertinent supervision causes in the posterio r serious  developmental problems in infants.
KEYWORDS
  Technology, children,  affectattion, parents, addiction, behavior.
Para citar este artículo puede utilizar el siguiente formato: 
Aveiga, V., Ostaiza, J., Macías, X., y Macías, M.  (2018): “Uso de la tecnología: entretenimiento o adicción”, Revista Caribeña de Ciencias Sociales (agosto 2018). En línea:
 https://www.eumed.net/rev/caribe/2018/08/tecnologia-entretenimiento-adiccion.html
//hdl.handle.net/20.500.11763/caribe1808tecnologia-entretenimiento-adiccion
INTRODUCCIÓN 
Tecnología es el  conjunto de saberes que comprende aquellos conocimientos prácticos, o técnicos,  de tipo mecánico o industrial, que permiten al ser humano modificar las  condiciones naturales para hacer su vida más útil y placentera, las nuevas  tecnologías posibilitan al hombre a través del empleo de estas herramientas  construidas artificialmente, abrir un mundo sin fronteras a través del uso de  computadoras, que incorporaron servicios como internet, donde el conocimiento y  la interacción humana superan las distancias, también puede referirse el  término para aludir las tecnologías concretas, como celulares, consolas de  videos juegos, televisores  (Perez, 2015).
En este contexto (Cuervo, 2017) expresa que las tecnologías no son  buenas ni malas, lo que en realidad hace la diferencia es el uso y el  conocimiento que se hace de ellas,  que  los niños  son   uno de los grupos que más se ve afectado por  esta realidad , quienes aún con la ventaja de haber nacido en la era digital,  están expuestos a diversos peligros, la vida actualmente está llena de retos  para las familias, muchos de ellos han estado presente a lo largo de la  historia, pero otros obedecen a eventos nuevos, como la aparición de fenómenos  asociados a los aparatos tecnológicos.
Es evidente que las  tecnologías digitales llegaron para quedarse (Roca, 2015), manifiesta que han cambiado radicalmente  a la sociedad y también al concepto de  infancia, los niños han nacido en la era digital,  eso no significa que sepan hacer un buen uso  de estas, es responsabilidad de padres y educadores facilitar que hagan una  incorporación positiva de la tecnología. Las potencialidades son infinitas, los  riesgos evitables, por lo consiguiente es responsabilidad de todos favorecer el  crecimiento saludable y pleno de los niños, ya que ellos serán los padres y  educadores del futuro. 
Con respecto a ello (Cánovas, 2014) expresa que los niños  de 2 y 3 años de edad acceden de forma habitual a los terminales de sus padres,  manejando diversas aplicaciones, principalmente juegos, programas para pintar o  colorear y cadenas de televisión que ofrecen series infantiles a través de  estos dispositivos. Algunos de estos niños ya recorren YouTube saltando de  vídeo en vídeo, o repasan de una en una las fotografías que sus padres tienen  en sus galerías de fotos. El atractivo de las tecnologías para los más  pequeños, unido a su fácil acceso puede provocar que se vean atraídos por ellas,  hecho que en la actualidad preocupa a una gran cantidad de expertos por las  consecuencias negativas que esto pueda acarrear en su desarrollo.
(Eslava, 2017) comparte un comentario expuesto por el  catedrático de psiquiatría Manfred Spitzer en el que indica que el uso de las  nuevas tecnologías puede resultar una manera fácil de entretener a los pequeños  y poder así realizar actividades cotidianas con tranquilidad; sin embargo, también  asegura que la exposición temprana a estos dispositivos puede desembocar en una  adicción que, cuanto más temprano sea su acceso, más difícil será de controlar  en años venideros.
Es fundamental en este  análisis resaltar lo expuesto por (Céspedes, 2013), cuando menciona que la palabra control es un elemento  principal para definir la actitud de los padres con respecto al uso de la  tecnología de sus hijos, por lo que es importante mantener un control adecuado  para que los menores no se apropien de la tecnología y se pueda evitar que en  lo posterior exista adicciones que afecten en su desarrollo.
Al respecto (Segura, 2014) añade el hecho de que los padres deben  tener un buen criterio en cuanto al tiempo que se asigne a los niños en el  manejo de los dispositivos tecnológicos y establecer pautas consensuadas  dependiendo del caso, lo importante es enseñarles a los niños un uso racional y  responsable de estos dispositivos.
Por lo tanto el  análisis de esta problemática refleja la afectación que tienen los menores al  tener contacto por un tiempo prolongado   con los aparatos electrónicos   en  momentos de ocio o en reuniones familiares, por lo que en  este artículo se aborda el uso de la  tecnología en niños  como entretenimiento  o adicción,  por cuanto son ellos quienes  manejan diversos aparatos tecnológicos que influyen de manera significativa en  el comportamiento, afectando su relación con el entorno, por lo que el objetivo  de este estudio es identificar cómo influye el uso de la tecnología, celulares,  internet, consolas de videos juegos, televisores en el comportamiento de los  niños. 
DESARROLLO
El auge de la globalización, trae consigo la  modernización de todos los esquemas y sistemas de funcionamiento global. En la  era tecno-científica, se da un salto a la invención de nuevas tecnologías  mecánicas, científicas, de información y de la comunicación, estos avances  alcanzan a todas las personas y los niños no escapan de esta realidad,  saturados por la publicidad y arrojados al consumismo, e impactados por la  novedad de fenómenos, son población meta para la comercialización de nuevas  tecnologías que para consideración de  (Barquero &  Calderón, 2016) aportan un extra importante al progreso de las  sociedades, en aspectos relacionados con la ciencia, comunicación, aprendizaje  y avances médicos, sin embargo, se registran riesgos, amenazas y efectos  negativos sobre niños, niñas y adolescentes.
Estudios realizados por (García, 2016) manifiesta que la tecnología comprende  conocimientos técnicos, ordenados científicamente, que permite diseñar y crear  bienes y servicios que faciliten la adaptación al medio ambiente y satisfacer  tanto las necesidades esenciales como los deseos de la humanidad, a esta argumentación  (Osorio, 2010) expresa que la tecnología ha terminado por transformar  numerosos asuntos de las sociedades contemporáneas. Son innegables los  beneficios que proporciona y numerosos los riesgos que surgen en su desarrollo.  Esta condición, presenta una visión crítica debido a que los impactos en este  “desarrollo” no siempre son los mismos en el mundo.
Se  resalta el comentario compartido por (Forero, 2015) cuando la psicóloga Suescum señala que la tecnología se  creó para facilitar la vida de las personas, sin embargo, puede llegar a ser  muy dañina para quienes generan adicción, ese es uno de los problemas que  enfrentan los padres de la actualidad con niños que, cada vez más, están  rodeados de artefactos electrónicos, además se resalta que es importante saber  que la adicción a la tecnología se divide en tres aspectos: al internet, al  celular y a los videojuegos, cada una, refleja tipos de comportamientos  similares, como no saber manejar el tiempo; necesitar cada vez más de su uso; o  ponerse ansioso, agresivo o depresivo si se le niega el acceso, según la  psicóloga: “usar mucho la tecnología  implica sacrificar actividades académicas, las básicas perjudicando de manera  directa las relaciones familiares”.
Al  respecto en un medio de comunicación escrita Periódico (Quequi, 2016) de México, afirma que niñas y niños de edades  cada vez más tempranas se acercan a la pantalla del computador con la misma  curiosidad con que se asoman al mundo real, ya sea para jugar, navegar,  descargar música o ‘chatear’ con los amigos, enfatiza que padres y educadores ven  con cierta desconfianza que los niños se ‘enamoren’ del computador demasiado  temprano, por cuanto  consideran que  fomenta el aislamiento y deteriora el desarrollo de las habilidades sociales y  que los mayores problemas llegan con la conexión a internet, una extraordinaria  herramienta de información y comunicación que puede contener riesgos si los  menores la utilizan sin supervisión. 
A  estas argumentaciones se le puede añadir los estudios presentados por (Martínez & Espinar, 2012) cuando señalan que  existe en los actuales momentos un incremento en el interés por el estudio del  impacto social de las tecnologías de la información y la comunicación y, en  concreto, de la relación que los menores de edad mantienen con las mismas,  (Fernández N. , 2013) manifiesta que debido a que durante las  últimas décadas, se ha experimentado una ampliación en las tecnologías de la  información y la comunicación; las sociedades en general, se ven directa o  indirectamente influenciado su estilo de socialización e interrelación humana. 
La  tecnología digital se encuentra en medio de nuestras vidas, irreversiblemente y  a medida que aumenta la influencia de la tecnología, especialmente internet, se  intensifica el debate sobre sus repercusiones en cuanto a si es una bendición  para la humanidad, por cuanto ofrece oportunidades ilimitadas para la  comunicación, comercio, aprendizaje y libertad de expresión, o si es una  amenaza para nuestra forma de vida, que socava el tejido social, incluso el  orden político, y amenaza nuestro bienestar (UNICEF, 2017).
Desde  esta perspectiva (Roca, 2015) expone que la  relación de los niños con el mundo digital es muy distinta a la que mantienen  sus progenitores con estas herramientas tecnológicas, estas no solo tienen que  ver con las habilidades en el manejo de los dispositivos tecnológicos, sino  también con los nuevos usos que se hace de los mismos y con la percepción y el  entendimiento de la naturaleza y función de lo digital, entender la vinculación  de los menores con el mundo digital es imprescindible para mediar y asegurar  que éstos hagan un buen uso de las herramientas tecnológicas que tienen a su  alcance, así se puede decir que unas de las ventajas al mantener el uso de la  tecnología en los niños a temprana edad ayuda en mejorar la lectura como  también aprenden rápidamente a manejar el dispositivo sin ningún miedo, donde  es mejor apostar por un aprendizaje donde la computadora sea una herramienta  más y no el eje central de los menores, pues la tecnología cambia a pasos  agigantados y no se sabe si ésta será útil en el futuro (Cummins, 2017) 
Estudios  realizados por (Grant, 2010) señalan que el  niño que usa las nuevas tecnologías, lo hace para divertirse, comunicarse, jugar  y disfrutar con dicha actividad, está haciendo un uso normal de éstas; pero,  cuando la tecnología pasa de ser un medio a convertirse en un fin, se plantea  que puede estar desarrollándose un trastorno adictivo comportamental, es decir  que se comienza a tener la pérdida de control sobre una conducta que genera la  aparición de consecuencias adversas y un fallo en la resistencia al impulso o  tentación de realizar un acto dañino para él mismo u otros.
En  este aspecto se profundiza los resultados de las investigaciones realizados por  el Equipo  (Equipo Facemamá E. , 2018), cuando detallan que  el uso descontrolado de la tecnología crea dependencia en los menores, provocando  aislamiento, no convivencia con su entorno, hiperactividad, estrés o ansiedad,  a esto suma el no control de los padres en el acceso  a cualquier sitio web, lo que corrobora  investigaciones  presentadas por (Camargo, 2018), cuando expresa que el uso desmedido de  medios electrónicos trae consigo considerables efectos negativos en la  conducta, el rendimiento escolar y la salud de los niños y también puede  disminuir el tiempo destinado a otras actividades importantes para un desarrollo  normal. Lo anterior puede tener repercusiones a largo plazo en diferentes  aspectos: los niños se pueden exponer a páginas de internet que son a todas  luces inapropiadas para su edad, y a peligros como el ciberacoso, el grooming,  y el sexting cuando no se ponen límites ni se tiene una vigilancia parental  adecuada. 
Las  ventajas más evidentes de la utilización de las tecnologías digitales  (comunicación interpersonal ilimitada, rápido acceso a la información,  inmediatez, etc.) también plantean algunos riesgos, el sexting y el  ciberbullying, que son más frecuentes y que, siguen en aumento, al respecto (Roca, 2015) aprecia que con independencia del contexto en  el que se produzcan (el grupo de iguales, personas desconocidas, etc.), estos  problemas provocan un gran malestar y sufrimiento entre sus víctimas. 
Nótese  que las tecnologías de la  información y comunicación han fomentado el intercambio de conocimientos y la  colaboración, la (UNICEF, 2017), quien  enfatiza que resulta fácil para los niños  acceder a contenido inapropiado y potencialmente dañino, a pesar de que la  tecnología ha facilitado que los niños se conecten  entre sí y compartan experiencias en línea, también han brindado  el uso de nuevos canales de conectividad y comunicación para el acoso en línea,  con un alcance más amplio, con un mayor riesgo que lo que supone el acoso fuera  de línea, del  mismo modo, han aumentado  las posibilidades del uso indebido y la explotación de la privacidad  de los niños.
En  este punto de vista  la psicóloga (Casado, 2016), agrega que los riesgos donde los  menores de 10 a 15 años están expuestos son el acceso a contenidos  inapropiados, el acoso y la pérdida de intimidad, de la misma manera ocurre en  las redes sociales se puede acceder a contenidos pornográficos y a la violencia  sin ningún tipo de barrera de control de edad. Acceder sin dificultad a  contenidos racistas, proclives a la anorexia, incitadores al suicidio o a la  comisión de delitos (partidas ilegales, apuesta.).Así mismo, existe el riesgo  de crear una identidad ficticia, potenciada por un factor de engaño, autoengaño  o fantasía. Sin embargo, se facilita la confusión entre lo íntimo, lo privado y  lo público (que puede favorecer el mal uso de información privada por parte de  personas desconocidas).
Esta  situación permite alegar que  el uso de  las tecnologías se ha hecho fundamental e indispensable en la vida de la  sociedad actual,  por esta razón es que  los niños  van introduciendo estas  herramientas  como instrumentos de uso  cotidiano, afectando de manera directa   su comportamiento, lo que genera   conductas agresivas y un aislamiento con el entorno social, debido a su  etapa de vulnerabilidad se forma un niño adicto que expresa comportamientos  fuertes,  manifestaciones conductuales  como estas van desde la ansiedad, pasando por la frustración y la rabia, terminando  así en estados emocionales críticos, tales como la euforia, alegría, pena,  tristeza, enojo, rabia, temor, miedo, angustia, entre otros (Vergara, 2013).
Hay  que señalar que, el comportamiento puede responder a una necesidad del niño o  como consecuencia de la etapa del desarrollo en que se encuentre, de su  temperamento, producto o de la interacción con las demás personas. Es en esta  etapa cuando el niño está aprendiendo a relacionarse con lo demás y a controlar  su conducta, esto gracias a las normas y límites establecido por los padres (Orquendo, 2016).
Estudios  realizados por (Henríquez, 2015),  determinan  que los padres han admitido  que los aparatos tecnológicos son convenientes, por cuanto aseguran “el  silencio” de los niños, distrae la mente por largos periodos de tiempo,  desarrollando habilidades destrezas cognitivas de manera positiva o negativa,  pero que a su vez  pueden generar  nefastas consecuencias en su desarrollo integral. 
(Bilbao Á. , 2016) expresa que  los niños necesitan que se les ayude a concentrarse para tener una atención  plena, ponerle el dispositivo para distraerle mientras come o se le viste va a  entorpecer el desarrollo de su capacidad de concentración. Paradójicamente  algunos padres que usan las tablets para distraer a sus hijos se sorprenden de  que su hijo no se concentre en la pizarra o la profesora. Por otra parte, su  cerebro necesita ratos de espera y aburrimiento para desarrollar habilidades  como la creatividad o la capacidad para tolerar la frustración. Ofrecer al hijo  el dispositivo cada vez que tiene que esperar cinco minutos en el médico, en un  restaurante o cuando tiene que hacer un viaje en coche, no le ayudará a  desarrollar estas habilidades. Si tiene que esperar, que espere. Ya aprenderá a  aguantarse o a entretenerse solo. Son dos habilidades que le resultarán muy  útiles a lo largo de su vida.
A  este punto de vista se añade los estudios que establece la (American Academy of Pediatrics, 2018) al decir que a  la tecnología no se la debe de utilizar como un pacificador emocional, por  cuanto es cierto los medios digitales pueden ser muy eficaces para mantener a  los niños calmados y callados, esto no debe ser la única forma que utilicen  para aprender a calmarse, se les debe enseñar cómo identificar y controlar las  emociones fuertes, ocurrírseles actividades para controlar el aburrimiento, o  para calmarse usando técnicas de respiración, a hablar de maneras para  solucionar problemas, y encontrar otras estrategias para canalizar las  emociones. 
Para  contribuir a esta apreciación (Camargo,  2018)  descarta completamente a la tecnología como técnica pacificadora, los padres no  deben de cometer el error de calmar las reacciones fuertes y los berrinches de  sus hijos valiéndose de los dispositivos. Si bien estos pueden tranquilizarlos  y distraerlos, deben considerarse como una de las últimas opciones, ya que lo  adecuado es enseñarles cómo auto controlarse, a crear diferentes actividades  para controlar el aburrimiento, a resolver los conflictos a través del diálogo  y a encontrar otras estrategias para canalizar las emociones. 
Al  hablar de autocontrol se está refiriendo a una habilidad esencial que  forma parte de un desarrollo emocional saludable, es la  pericia  que se tiene de poder regular o dominar las propias emociones, en vez de  que las emociones controlen a las personas, se resalta lo expuesto por (Lagos, 2015) al referirse que los niños aprenden lo que ven, así  se mantiene el hecho importante  de demostrar con ejemplos claros como deben reaccionar ante diferentes  situaciones, concentrándose mejor, trabajando más duro y teniendo mayor  desempeño académico, evitando de esta manera la dependencia a la tecnología.
En  esta línea, (Calderón, 2012), experta en  tecnología educativa de la Universidad de la Sabana, en uno de sus trabajos,  afirma que la tecnología nunca debe convertirse en una herramienta de los  padres para entretener a sus hijos mientras que ellos están ocupados. Lo ideal  es que siempre se use en compañía de un adulto y todos interactúen con ella. La  tecnología no debe reemplazar ningún tipo de interacción (ni con padres,  amigos, ni maestros) sino acercarlos de manera ingeniosa a la realidad que  vive.
Si  bien es cierto que se pueden obtener beneficios del uso de estos artefactos, es  necesario que los padres deben de ser cauteloso y brindar acompañamiento  permanente, por cuanto las pantallas de dispositivos inteligentes son parte de  la vida cotidiana de los niños de hoy, ahora, más que en años anteriores, los  padres deben preocuparse por los efectos negativos de la tecnología en los  niños (Eresmamá, 2018).
Para  citar otros estudios se añade la investigación realizada por (Roca, 2015), cuando afirma que la mayoría de los hijos no  consideran que sus padres sean expertos en estas tecnologías, y por lo tanto no  los reconocen con la capacidad de orientarles y asesorarles sobre los usos más  o menos correctos y los riesgos. Confían más en la opinión de sus compañeros,  de sus pares, y exploran juntos los nuevos usos y posibilidades, manifiesta que  los padres tienen el reto de acompañar a los hijos en la etapa de prueba y  error que están viviendo con la llegada de estas nuevas posibilidades de  comunicarse y acceder a la información, en este sentido la familia debe de ser  el entorno en el que las buenas prácticas relacionadas con la incorporación de  las tecnologías tengan lugar, incorporándose como un elemento más de la  educación de los más pequeños, concluye su investigación indicando que la familia  y entorno educativo deben trabajar alineados, para inculcar hábitos saludables  en relación con la tecnología audiovisual, Internet y los videojuegos.
En  la actualidad los dispositivos tecnológicos son cada vez más portables y  personales, que  refuerza la necesidad de  transmitir reglas internas de cuidado, ya que los padres no pueden desplegar  constantemente mecanismos de control externos. Los niños deben poder  incorporarlas para estar más protegidos y atentos en sus interacciones on-line.  Ningún filtro externo sustituye el cuidado parental. Es necesario desarrollar  en los niños los recursos internos para protegerlos en el on–line (respeto,  empatía, resiliencia, juicio crítico y autoconfianza), así como confianza en  los adultos a cargo de cuidarlo (Czarny,  2015).
Ciertamente  la tecnología no debería remplazar lo que un niño aprende con el juego  tradicional, desde esta perspectiva (Eresmamá, 2018) da a conocer que muchos niños de generaciones recientes no  saben cómo divertirse sin un dispositivo electrónico, por lo que acontece que  los pequeños dejan de jugar al aire libre o de usar sus juguetes porque no los  encuentran interesantes, esto hace que tengan pocos pasatiempos e intereses  ajenos a la tecnología dando paso así a la desconstrucción de los vínculos  sociales donde se devalúa la importancia del contacto personal. 
Existe  consenso en múltiples estudios respecto de la gran revolución que han  significado las tecnologías y cómo han cambiado las actividades, los juegos y  los tiempos de las generaciones actuales. Las nuevas tecnologías afectan los  modos de relación de los niños, niñas y: cómo estudian, cómo se entretienen,  cómo sostienen lazos de amistad, cómo exploran su identidad y talentos. También  existe consenso respecto de algunas características de las nuevas generaciones  algunas de las más mencionadas son su capacidad de procesar la información de  manera muy rápida, su expectativa de disponibilidad inmediata de información  (aunque muchas veces les cuesta hacer un análisis crítico de la misma), una  inteligencia visual muy desarrollada y alta capacidad (Czarny, 2015) 
Son  muchos los expertos que afirman que nunca se debe suplantar el ir al parque o  jugar al aire libre, en especial en familia, por pasar tiempo frente a las  nuevas tecnologías, ya que las primeras no solo aportan salud, sino que  potencian las relaciones interpersonales y la formación del carácter de los más  pequeños (Ferreira, 2015).
Sobre  la base de las consideraciones anteriores, (L'Ecuyer, 2017) divulgadora educativa al  preguntársele   en una entrevista,  realizada por Mariano Rochman padre de familia sobre si  los niños se quedan fascinados ante una televisión  o una tablet”, tu ¿crees que debemos evitar ese impulso? “, expresa  que , ningún  estudio apoya la introducción de las tecnologías en la infancia,  que esos dispositivos son altamente adictivos  porque introducen al niño en círculo de recompensa a través de la producción de  la hormona de la dopamina, lo que ocurre ante la pantalla es  que en esas edades tempranas  aún no se tienen todas esas cualidades  desarrolladas como la templanza y la fortaleza, es fascinación, no es atención  sostenida, la crisis educativa, principalmente es una crisis de atención.
Se  señala lo compartido por (Cuervo,  2017),  datos revelados por diferentes estudios académicos en Latinoamérica la edad en que los niños tienen  el primer Smartphone esta entre los 10 y 12 años, siendo ellos los más  “conectados” ya que el 57% de las personas con menos de 24 años consultan su  teléfono más de 50 veces en un día. También preocupa que el  83% de los menores de edad mienten para poder abrir una cuenta de Facebook,  donde ya 5 millones de usuarios tienen 10 o menos años.
La  divulgadora educativa (L'Ecuyer,  2017)  manifiesta que la Asociación Pediátrica Canadiense recomienda a los padres de  familia  que antes de los dos años cero  pantalla, y de los dos a los cinco años menos de una hora al día, no es  prohibir por prohibir, la idea es dar a nuestros hijos alternativas excelentes,  encontrarse con una mirada, conectar con ellos, hacer un agujero en el bosque,  para esconder una piedra mágica, ¿no?, escuchar un secreto de un amigo, y  guardarlo, la Academia Americana de Pediatría lo dice claramente, los niños  aprenden de las interacciones con los humanos, no con pantalla, concluye que la  mejor preparación para el mundo Online es el mundo Offline, el mundo real.
Al  respecto se resalta lo expuesto por (Sucri, 2016), cuando manifiesta que resulta indudable que hoy, el  escenario es diferente. “La influencia de la tecnología en una familia del  siglo XXI está fracturando su base y causando una desintegración de los valores  fundamentales que hace tiempo eran el tejido que las unía. Los padres tienen  que hacer malabares con la escuela, el trabajo, la casa y la vida social, y  dependen enormemente de las tecnologías de la comunicación y la información” 
Un  elemento fundamental que incorpora (De la Cruz, 2014) es que los niños comenzaron a interactuar con tecnologías  provenientes del campo de la computación generando fascinación y preocupación  por parte de los adultos quienes analizan los efectos, influencias y peligros,  este criterio lo comparte (Martínez  J. , 2016)  cuando manifiesta  que mientras más  temprano se inician los niños en el uso de tecnologías digitales, menos se  desarrollan habilidades sociales tales como la capacidad mental, lectura de  claves no verbales, adecuar con rapidez la conducta al contexto, empatía,  atención espacial, recoger velozmente datos del contexto, disminución del  empleo de lenguas sociolingüísticas tales como dar las gracias, pedir permiso,  sonreír.
(Fernández A. , 2017) destaca  estudios resultados por el catedrático de psiquiatría Spitzer en el 2017, el  cual manifiesta que los consumidores de las nuevas tecnologías no poseerán la  capacidad de reflexión básica, ni tampoco la habilidad de la comunicación real,  cara a cara. A este criterio, (Antuano,  2018)  manifiesta que hay casos en los que se ve que tan influyente e importante es la  tecnología en los niños, plasmando la situación de que cuando se reúnen con  amistades, ocupan el mayor tiempo jugando en los teléfonos ofreciendo así el  paso a la perdida de socialización. El uso de las tecnologías es una forma de  evitar el trabajo mental. “Pocas ventajas y muchos riesgos”, asegura.
Es importante recalcar que la tecnología hoy en  día se ha convertido en una actividad que comienza a ser el centro prioritario  para el niño y lo demás pasa a segundo término, además de aislarse del resto de  la familia y volverse huraño e irascible (Pérez, 2015). Ahora bien, el  exceso de tecnología incurre en la idea de lo rápido, fácil y divertido, que  socialmente y a largo plazo puede desencadenar síntomas sociales como  distracción, irrespeto, impaciencia, búsqueda de la gratificación espontánea  sin esfuerzo, egoísmo y consumismo extremo. Un aspecto que destaca (Equipo Facemamá, 2018) es el comentario  emitido por Dr. Gustavo Valderrama que manifiesta que el uso de internet y  nuevas tecnologías han cambiado el estilo de vida de la mayoría de las  personas, ahora, adultos y niños lo manejan de manera casi innata, el problema  es que el uso inadecuado de estas tecnologías puede provocar serios daños en el  desarrollo cognitivo de los niños. 
En  la investigación llevada a cabo por (Alarcón, 2015) manifiesta que al no realizar actividades físicas por pasar  más tiempo frente a las pantallas de los dispositivos, se genera un  sedentarismo en un alto nivel lo cual trae consigo la obesidad y la falta de  motricidad fina. Por esto surgen los problemas en el aprendizaje y la falta de  interés, sobre todo de las nuevas generaciones hacia otras actividades, como la  lectura, y no se desarrolla su función cognitiva, al respecto resalta que uno de los comportamientos que se presentan en los niños con el uso  excesivo de la tecnología es el de que se pierde el interés por todo lo demás. Los pequeños sólo  parecen sentirse motivados por el uso de las nuevas tecnologías y el uso de  internet, los niños que dedican más de dos horas de su día a estas actividades  pueden presentar una disminución en su capacidad de retención el cual es uno de  los síntomas más evidentes, incluso, se pueden desencadenar problemas de  aprendizaje ocasionando así la presencia de una bajo rendimiento escolar.
   La  (Guía EducaTIC, 2011) menciona que  una señal clara de uso problemático se da cuando el uso de la tecnología  digital pasa a ser lo más importante en la vida de la persona, colocándose por  encima del resto de obligaciones y produciendo en muchos casos falta de sueño,  irregularidades en la alimentación, etc. Cuando el grado de preocupación por  las tecnologías digitales es muy alto pueden darse patrones de conexión  compulsiva. En estos casos el usuario siente la necesidad de conectarse tantas  veces como pueda, aunque sea por un periodo corto de tiempo. El abandono de  actividades para poder dedicar más tiempo al uso de las tecnologías digitales,  en las que automáticamente se buscarán nuevas relaciones de amistad o  actividades de ocio.
   Se  aborda en este análisis criterios que expone (Slotnisky, 2016), sobre acaecimientos expresados por Durao de  la Fundación UADE cuando indica que hay quienes afirman que el uso de  tecnología favorece el desarrollo de ciertas funciones cognitivas y señalan a  las tabletas y celulares inteligentes como las herramientas más efectivas para  el aprendizaje después de la invención de la tiza y el pizarrón, para la  psicóloga (Czarny, 2015) este acto implica estar frente a un  dispositivo, no es tan diferente a estar sentado horas con un libro o haciendo  tarea: "las herramientas digitales  favorecen otros entornos de aprendizaje, más diversos, con más estímulos para  aprender. Aquí, la tarea del docente es poder generar una guía de trabajo que  contemple la posibilidad de ver videos, buscar información en buscadores,  comparar fuentes, interactuar con expertos, trabajar en grupos, comprender  dónde está el interés de los chicos" 
   En este contexto (Ávila,  2014) resalta la influencia que la tecnología actualmente ejerce en los  niños, determina de alguna manera, su ideología, su forma de ver la vida y sus  relaciones sociales, de ahí que tanto padres de familia como maestros, deben  tener muy presente que los niños de esta generación son hábiles en el uso de  herramientas digitales.
   Se  observa la relación de los niños y de los adolescentes con el mundo digital es  muy distinta a la que mantienen sus progenitores con estas herramientas  tecnológicas. Estas no solo tienen que ver con las habilidades en el manejo de  los dispositivos tecnológicos, sino también con los nuevos usos que se hace de  los mismos y con la percepción y el entendimiento de la naturaleza y función de  lo digital, entender la vinculación de los menores con el mundo digital es  imprescindible para mediar y asegurar que éstos hagan un buen uso de las  herramientas tecnológicas que tienen a su alcance (Roca, 2015).
   Ciertamente  se sabe que los niños necesitan estimulación para su desarrollo cerebral, y que  esta a temprana es clave. (Brown, 2011),  defiende que debe ser el tipo de estimulación que ayude al cerebro a funcionar  en el mundo real que los niños tienen que vivir. Pero cuando le preguntan sobre  las tecnologías para los más pequeños, en este aspecto Brown observa en sus  búsquedas cómo los programas de televisión para niños menores de dos y tres  años no aportan ningún valor educativo, y que en cualquier caso siempre es  mejor levantar el niño de la silla y practicar con él otras actividades. Por  supuesto esto no implica que al crecer, una vez los niños adquieren una buena  capacidad de comprensión de los mensajes audiovisuales, estos no les influyan  directamente en la adquisición de conocimiento.
   En  este contexto (Rodríguez, 2017) expresa que  el utilizar celulares, tabletas, pantallas o computadoras  en los primeros cinco años de vida sí cambia el desarrollo cerebral, pero no  necesariamente de forma negativa. Si se le da el acompañamiento necesario por  parte de un adulto, si se escoge bien lo que ese niño va a ver, oír o  interactuar con el dispositivo y se limita el tiempo de uso, puede ser una  herramienta importante de aprendizaje y desarrollo a partir de los 18 meses. De la misma  forma lo corrobora Lisa Guernsey, directora de  tecnologías de aprendizaje de la fundación New America. “Si se aprende a  utilizar bien esta tecnología, se puede tener niños con habilidades en zonas  cerebrales que antes se desarrollaban más tarde (especialmente las relacionadas  con motora fina) y hacen que los niños crezcan con habilidades para utilizar  estos dispositivos”, sin embargo, no puede ser un uso pasivo o incontrolado,  debe hacerse con la guía de adultos responsables, que participen directamente  con ellos y con un tiempo limitado al día
   Es evidente entonces  que los beneficios  ofrecidos por las nuevas tecnologías de información y comunicación (TIC) van de  la mano con nuevos riesgos y, como consecuencia de ellos, se pueden producir  daños. Los mayores riesgos a que se ven sometidos los menores son por medio de  la utilización de aparatos tecnológicos como lo es la televisión, teléfono  móvil, video juegos y el internet. Con respecto a  los televisores (Paniagua, 2013) señala que los  menores pueden conocer otros mundos, reales o ficticios, recibir información  fácilmente asimilable y tener a su disposición un complemento a su formación y  su educación. Además de servir como entretenimiento, sirve para promover  conductas sociales adecuadas de comportamiento.
   La  televisión, es uno de los aparatos tecnológico influyente en los niños., tal  como lo manifiesta  (Escudero, 2018) cuando expresa que se debe  tener en cuenta que este dispositivito en sí misma no es ni bueno ni malo, pero  sus efectos sobre el desarrollo de los niños van a depender de múltiples  factores, uno de los que más perjudica es el   tipo de contenidos que el niño ve, por lo que  se lo   suele destacar como efecto nocivo ,   como fuente de modelos de conducta inadecuados; otro aspecto que más  preocupan son los referidos a la violencia y a los estereotipos de género.
   En  este sentido se precisa mencionar los estudios realizados por (Rojas, 2008), cuando señala que  el uso adecuado de la televisión genera  aspectos positivos y que se la puede considerar como  una poderosa herramienta educativa, por cuanto existen programas como Plaza  Sésamo que han sido un ejemplo en los preescolares donde se logra aprendizajes  formativos como valores y conductas positivas sobre diversidad racial y  cultural, tolerancia, cooperación, amabilidad, aritmética simple y vocabulario  a través de un formato televisivo entretenido; así mismo, en otro contexto la  misma autora menciona  que los niños, expuestos a grandes cantidades de violencia en la pantalla,  pueden hacerse menos sensibles a la violencia real del mundo que les circunda,  menos sensibles al sufrimiento ajeno, y más predispuestos a tolerar el aumento  de violencia en la vida social, señala además que la violencia en sí misma no  es el problema, sino como ésta es retratada, esto hace la diferencia entre  aprender sobre la violencia y aprender a ser violento, por lo que estimulando  la violencia en un contexto sexual o cómico es particularmente peligroso.
   Se evidencia que aunque internet y las ofertas de ocio  digital han estimulado una enorme creatividad y ampliado el acceso de los niños  a una gran cantidad de contenido enriquecedor y entretenido, también han  planteado cuestiones de dependencia digital y de “adicción a la pantalla” entre  los niños, e incluso cuando tales tecnologías han ampliado las plataformas para  la libre expresión de ideas, también han agravado la propagación de un discurso  de odio y de otros contenidos negativos que pueden moldear la visión que los niños  tienen tanto del mundo como de sí mismos (UNICEF, 2017). 
   Desde este punto de vista se han descrito diversos  riesgos provocados fundamentalmente por un uso inadecuado de este medio, los  niños pueden no discriminar la realidad de la ficción y todos son vulnerables  frente a los mensajes recibidos, que pueden influir negativamente en sus  comportamientos, puede dificultar la comunicación familiar y restar tiempo para  el juego, la lectura, el deporte o el paseo, la visualización de la violencia,  muy frecuente en la televisión puede aparecer como un hecho aceptable y cotidiano  para dirimir disputas o ser una conducta a imitar, el exceso de horas frente a  esta pantalla ha sido relacionado con un mal rendimiento académico y con  conductas agresivas y violentas, la exposición reiterada a la violencia es un  riesgo de conductas agresivas a corto y largo plazo, pero no todos los niños y  adolescentes expuestos a ella las padecerán; por lo que, hay que considerar  otros factores ajenos a esta tecnología, personales o sociales, como inductores  de estos comportamientos (Paniagua, 2013). 
   Así se puede decir que el atractivo de las tecnologías para  los más pequeños, unido a su fácil acceso puede provocar que se vean involucrados  por ellas. Hecho que en la actualidad preocupa a una gran cantidad de expertos por  las consecuencias negativas que esto pueda acarrear en su desarrollo. Un  estudio realizado por (Peirce, 2013) titulado  “Digital game-based learning for early childhood”, afirma que aunque aumentando  el uso de juegos educativos informatizados, gracias a la proliferación de las  tablets, los beneficios constatados para el desarrollo infantil en edades de 3  a 6 años son más bien escasos.
   Con respecto al comportamiento en niños que usan teléfonos  móviles para jugar a tan temprana edad pueden verse afectados con alteraciones  de su desarrollo con el entorno y daños neurológicos (De la Rosa, 2014), se hace necesario resaltar  lo expuesto por (Aztecas Noticias, 2015) cuando consideran que el uso del celular  se convierte en un hábito perjudicial por el tiempo en que la persona permanece  en el mismo, con todas las implicaciones que esto conlleva al exponerse a  estímulos agradables y desagradables ya que esta herramienta se dispone al ocio  y entretenimiento.
   Llegado a este punto (Acero,  2017) manifiesta que el uso inmoderado del teléfono celular o móvil es  una clase de adicción a la tecnología que puede contribuir a desarrollar  actitudes de dispersión, ansiedad e intolerancia e incluso actitudes delictivas  para financiar la adicción. Son más vulnerables las personas jóvenes, que  desean tener siempre la última versión tecnológica, con lo que sienten que  mejora su status y su autoestima, y no pueden tener ratos de silencio y de  soledad, que permiten pensar, hacer tareas cotidianas, dedicar un tiempo a la  lectura o ser más uno mismo. La adicción al teléfono esconde tras ella  problemas tales como la inseguridad, baja autoestima, necesidad de sentir experiencias  intensas, soledad, pobres habilidades sociales o la necesidad de mantenerse  continuamente en contacto con otras personas.
   En el espacio digital, el videojuego es uno de los  pasatiempos favoritos de los niños y los adolescentes. Con la irrupción y  consolidación de los dispositivos móviles como el teléfono inteligente o las  tabletas y la modalidad de videojuegos online, este entretenimiento es cada vez  más accesible. De hecho, los videojuegos se han convertido en una de las  funcionalidades más utilizadas por los menores que manejan dispositivos  móviles. Una realidad que puede resultar muy beneficiosa para los más jóvenes  si tenemos en cuenta que un consumo adecuado de algunos de estos juegos  interactivos puede contribuir al desarrollo y al aprendizaje de los niños y los  adolescentes (Roca, 2015).
   Desde el punto de vista del autor (De la Cruz, 2014), expresa que resulta indudable  que dentro del entretenimiento existe la presencia de los videojuegos como una  de las primeras opciones en los niños, se considera a la vez un recurso  educativo además de estimular la memoria, al mismo tiempo existen riesgos  provocados por  la utilización de los videojuegos asociados con el tiempo dedicado a ellos y  por su contenido, un uso excesivo quita horas para el estudio u otras  actividades lúdicas o deportivas. Otro riesgo es que se ha considerado al  videojuego como un inductor de conductas egoístas, impulsivas, agresivas y  violentas. 
   A  estas argumentaciones (Cummins, 2017), resalta  que cuando los niños tienen un uso excesivo de los videojuegos a tal punto de  estar enganchados con ellos y los padres en un momento determinado toman la  decisión de restringirle el uso a este entretenimiento, se presenta un  comportamiento ansioso de los niños, lo que ocasiona comportamientos de  ansiedad, irritabilidad, frustración, falta de paciencia, otros.
   Al respecto se precisa agregar estudios que presenta (Vázquez, 2013) en cuanto un comportamiento  negativo que se muestran cuando se restringe el uso de las tecnologías,  como  es el de mentir para hacer uso de los dispositivos, esta conducta se ven reflejadas  en manifestar que tienen trabajos que no existen, falsas  consultas, o cualquier excusa para emplear nuevas tecnologías usándolas de una  manera descontrolada. 
   De  forma parecida (Rodríguez, 2017), menciona  que la presencia de imágenes violentas en los juegos son constantes,  argumenta que los jóvenes pueden caer en el  deseo de ocupar el rol del protagonista, por el morbo que supone causar daño  sin dolor, lo que puede llegar a confundirles, añade que es una violencia  totalmente gratuita, que les sobre-estimula y que, aunque no tiene por qué  tener una consecuencia directa, influye en reacciones agresivas. además, los  videojuegos violentos no son propios de personas irritables o agresivas, sino  que están al alcance de todos, por lo que hay que tener cuidado por cuanto está  demostrado que las imágenes violentas influyen en el comportamiento de los  menores, en este aspecto se precisa lo proporcionado por (Perdomo, 2016) cuando señala que la violencia  en los videojuegos es más perjudicial que la de TV o el cine, por cuanto estos  medios el espectador mantiene una actitud pasiva, mientras que en los  videojuegos el niño asume una actitud protagonista en las situaciones de  agresividad extrema; situación que más adelante puede verse expuesta a la  imitación participativa por parte del niño. 
   Es  necesario indicar que como cualquier otro medio de comunicación, el internet es  una herramienta que tiene sus pros y sus contras, todo este mundo virtual,  inmediato y fascinante puede generar a un niño compulsivo, nervioso y adicto,  si no existen límites y una supervisión adulta, el ordenador y la conexión a  internet, ofrecen indiscutibles beneficios a niños, son una ayuda en las tareas  escolares, además de ser utilizados como entretenimiento o diversión y ayuda  para las relaciones interpersonales, llegado a este punto existen riesgos que  se describen por su uso, el acceso a contenidos que pueden ser inadecuados o  potencialmente perjudiciales, aquellos que incitan a la violencia o al odio (Esteban, 2017). En cuanto la (Guía  EducaTIC, 2011) considera que el internet, por características tales  como la inmediatez, la posibilidad de adoptar nuevas identidades, el anonimato,  la sensación de gratificación, la facilidad de acceso o el control en el  manejo, ofrece a los usuarios una serie de recompensas que la sitúan como una  herramienta con potencial adictivo. 
   A  la radio se la criticó que provocaba falta de sueño, de los libros de  historietas se dijo que incitaban la "criminalidad y promiscuidad"  entre los niños, a la televisión se le acusó de propiciar el aislamiento social,  en  el siglo XVI, algunos temían que  escribir podía llevar a que la gente olvidara las cosas, porque ya no  utilizaría la memoria para obtener información, les preocupaba también que los  libros y la imprenta llevaran a lo que hoy se llama una sobrecarga de  información, sin embargo, en comparación con sus predecesores en la innovación,  internet y la manera en que los niños lo utilizan suscitan preocupaciones de  diversa magnitud. El medio de comunicación (La  Capital, 2018) expone que la conectividad y la interactividad son más  difíciles de remover o de desactivar su uso por los niños es más difícil de  controlar y mientras los niños acceden a sitios de ocio o de información, o a  las redes sociales a través de un dispositivo conectado, esos dispositivos  pueden reunir también información sobre ellos.
   A ello se menciona el comentario de (Bilbao A. , 2015) al  decir que la  realidad es que las nuevas tecnologías han llegado para quedarse y negar su  existencia puede ser tan dañino como no regular la exposición de los niños a  ellas. La tecnología es una herramienta que tiene como fin facilitar la vida y  también ayudar a disfrutarla, ese es precisamente el sentido que puede  transmitir a los menores, es normal que se introduzcan en las aulas de manera  paulatina y siempre con un uso controlado y también es normal que en algún  momento el niño comience a utilizarlas en casa, aunque posiblemente algo más  tarde de lo que sucede en muchos hogares.
   En  este sentido se resalta lo difundido por (La  Capital, 2018) en que para mejorar el bienestar mental de los niños es  importante adoptar un enfoque holístico y centrarse en otros factores que se  sabe que tienen un impacto mayor que el tiempo frente a la pantalla, como el  funcionamiento familiar, la dinámica social en la escuela y las condiciones  socioeconómicas, al mismo tiempo que se alienta el uso moderado de la  tecnología digital
   Por  consiguiente (Urra, 2016) expresa que es  conveniente que los padres estén atento de que todo el contenido de Internet no  es apto para  los  niños, hay que hacer un uso adecuado en tiempo  y edad, porque lo que es propio para un niño de 14 no es propio para un niño de  7, además los padres deberán conocer estas tecnologías y saber manejarlas para  enseñar a sus hijos de forma positiva y en el proceso explicarles el peligro  que pueden encontrar en ellas, además haciéndoles de saber que existe un tiempo  para usar teléfonos o tabletas pero también para hablar, jugar,  estudiar, escuchar música o  leer.
   A  estas argumentaciones se agrega lo expresado por (Morales, 2012) cuando expresa que la tecnología utilizada en los  hogares adecuadamente, puede tener diversas utilidades, tanto educativas como  comunicativas, e incluso acercar a familiares que se encuentran en otro lugar.  Sin embargo, si la tecnología no es bien utilizada, puede ocasionar  aislamiento, falta de comunicación y otros graves problemas. Como puede  observarse el aislamiento de las niñas y los niños, al tomar un tiempo  desproporcionado y una adicción al uso de estas modernas tecnologías, que ya se  han mencionado, pueden variar su comportamiento general, en otras palabras,  ellos pueden preferir aislarse de sus familiares y otros entes de interacción  cotidiana, pues pueden encontrarlas más motivadoras, o más atractivas para sus  ratos de esparcimiento. 
   A  partir de este análisis se considera que los menores comienzan a interactuar  con la tecnología desde la temprana edad y que estos sino son controlados por  las familias tendrán consecuencias funestas en su desarrollo, observándose  niños y niñas invisibles por sus padres enfrascados en espacios prolongados por  la tecnología tal como lo afirma investigaciones realizadas por (Vargas, 2014). 
   En  la investigación llevada a cabo por (Camargo,  2018) se especifican algunos consejos para el manejo de las pantallas  con los hijos, uno de ellos es que los padres deben poner límites puesto que  los hijos necesitan y esperan tener límites por tanto es fundamental fijarlos,  además hay que mantenerse al tanto sobre qué tipo de plataformas, videojuegos,  páginas y aplicaciones visitan, con quiénes interactúan virtualmente y cuáles  son sus comportamientos en la red,   además de promover las zonas libres de dispositivos tecnológicos,  restringir el uso de cualquier tipo de tecnología a la hora de las comidas y  encuentros familiares y sociales, evitar el recargar los dispositivos de su  hijo durante la noche y fuera de la habitación del niño, de esta manera evitará  la tentación de usarlo cuando debe estar durmiendo.
   Una  de las investigaciones realizadas por (Czarny,  2015) sustenta que la  gran  mayoría de los padres de los niños y niñas menores de 12 años, manifiesta que  pauta con ellos reglas de acceso y uso de la tecnología, sin embargo, como los  adultos tienen que atender hoy a múltiples y complejas demandas, muchas veces  flexibilizan las reglas en función de su propia necesidad de tener tiempo libre  (generando así pautas arbitrarias y confusas). Aun cuando los padres acuerden  con sus hijos reglas respecto del tipo de contenidos permitidos y el lapso  diario de conexión, este acuerdo es cada vez más endeble y relativo en el nuevo  contexto de tecnología personal y móvil. Dado que en la infancia la  construcción del “Yo” se encuentra en proceso, el soporte y marco proveniente  del adulto resulta crítico, sobre todo porque, a pesar de saber manejarse con  las plataformas digitales, los niños podrían no comprender cabalmente los  alcances de sus actividades on-line (por ejemplo la distinción entre espacios  de experiencia on-line públicos y privados).
   Hay  que añadir lo manifestado por (Camargo, 2018)  en cuanto a que se requiere educar a niños sobre las reglas básicas de  privacidad virtual y las personas malintencionadas que rondan por internet,  aunque para algunos padres resulte difícil explicarles a los niños sobre los  peligros que hay día a día en internet, es importante que ellos sepan en  detalle con qué se pueden encontrar en la red para que tengan claro los riesgos  que conlleva la delincuencia cibernética, también es importante que se les  inculque cómo ser una cibernauta responsable y consciente. 
   Pasando  a los estudios que compartió el diario (El  Comercio, 2015) realizados por el francés Olivier Houdé en el 2015 el  cual precisa que el cerebro de los niños nacidos en la era digital es el mismo  de siempre, pero en el que los circuitos utilizados cambian, ya que frente a  las pantallas los nativos digitales tienen "una especie de tren de alta  velocidad cerebral que va del ojo al pulgar". Esta generación está  utilizando sobre todo una zona particular del cerebro, el córtex prefrontal,  para mejorar esa rapidez de decisión y de adaptación multitarea, ligada a las  emociones. "Pero esto se hace en detrimento de otra función de esta zona,  más lenta, de distanciamiento, de síntesis personal y de resistencia  cognitiva", aseguró el experto. "La resistencia cognitiva permite  inhibir los automatismos del pensamiento cuando se hace necesaria la aplicación  de la lógica o de la moral, inhibir, es resistir. Los nativos digitales deben  reaprender a resistir para pensar mejor", expresó el investigador.
   De  esta forma (Boldo, 2017) expresa que en las  últimas investigaciones científicas, se desprende que la exposición temprana o  prolongada a los dispositivos tecnológicos puede afectar la maduración de  distintas estructuras y funciones del cerebro en desarrollo, es decir, el de  los más pequeños, y  desde el punto de  vista de la neurociencia todavía no se comprende en su totalidad ese impacto,  para los especialistas las evidencias son contundentes. Claudio Waisburg,  director médico del Instituto Soma, asegura que un mayor tiempo de exposición a  estos dispositivos (tablets, smartphones, videojuegos y televisión) ocasiona mayores  índices de miopía, déficit de atención, obesidad y depresión infantil, mientras  el niño va teniendo un dominio cada vez mayor de su atención, la parte frontal  de su cerebro se va desarrollando, permitiéndole también ser más resistente  ante otras frustraciones de la vida. 
   Por  consiguiente (Equipo Contexto, 2018) añade  que el cerebro de los seres humanos se desarrolla por completo hasta los 16  años, pero su desarrollo clave se produce durante los 7 primeros años de vida,  con un periodo crítico que va desde los 1 hasta los 4 años, es durante esa  época en donde se desarrollan capacidades clave como la de expresarse oralmente  o la de comprender a los demás y muchos niños en esta época de la vida se pasan  mirando una tableta o un móvil. Confirma Un reciente estudio, realizado por  investigadores del hospital infantil de Cincinnati, demuestra que los niños que  pasan muchas horas frente a una pantalla tienen menos conexiones en la zona  dedicada al lenguaje en el cerebro que aquellos que leen o pasan más tiempo en  contacto con sus familiares.
   Desde  esta perspectiva (Pérez, 2015) manifiesta  que no se trata de prohibir la exposición a los medios, se trata de instruir a  los hijos adecuado control, discernimiento y uso seguro de lo que la tecnología  provee a los individuos, poner especial atención a los juegos de rol, muchos  niños no diferencian adecuadamente la realidad y la fantasía. (Eresmamá, 2018) asegura que solamente con  tener una conexión a internet pueden imaginar la vida que más les gusta y ser  ajenos a su realidad. El niño más tímido e inseguro que no tiene amigos en la  escuela puede abrir su perfil social y tener miles de contactos, la tecnología  es el medio de muchas personas de diferentes edades para esconderse de lo que  son. 
   Hoy  en día la utilización del internet y los videojuegos en la infancia ha generado  que las generaciones actuales tengan una relación más cercana con la  tecnología, llegando a tener un conocimiento extenso sobre ésta desde temprana  edad, esto puede ser a la larga tanto negativo como positivo; lo positivo va  ligado a que la tecnología es imprescindible en la actualidad y es parte de la  vida diaria, siendo lo negativo el cambio en el modo de comportarse en sociedad  de los niños y jóvenes, conducta que desembocará en la calidad que tengan en  este aspecto durante su vida adulta (Acero,  2017).
   En  efecto estos momentos en que las tecnologías se han incorporado en las vidas de  las personas con total protagonismo, la complejidad en la tarea educativa es  aún mayor, (Marina, 2018) expresa que toca  ser educadores inmersos en un paradigma hasta ahora desconocido en el cual se  está creando las generaciones actuales, las tecnologías ofrecen grandes  oportunidades para aprender, para comunicar, para resolver problemas, pero  también se está al tanto que pueden ser adictivas y suponer ciertos riesgos si  no se las gestiona bien. Los niños pueden verse absorbidos por todas las  posibilidades que ofrecen, por eso es importante que los padres conozcan lo que  pueden aportar de bueno pero también en cómo en algunas ocasiones se deben poner  límites. El reto es hacer de las menores personas responsables y autónomas, con  suficiente criterio para que puedan hacer uso inteligente de las tecnologías.
   Hay  que señalar que los niños crecen y cambian de intereses en un abrir y cerrar de  ojos. Sin darse cuenta, un día se descubre que el osito de peluche que solía  acompañar a nuestro niño en noches temibles y oscuras, fue reemplazado por su  teléfono celular. En la actualidad, una gran cantidad de niños duerme con su  teléfono celular en la cama. Cualquiera creería que los celulares se han  convertido en una especie de extensión del cuerpo. Los teléfonos operan como un  centro multiuso que no sólo los mantiene conectados las 24 horas, sino que  también les permite tomar fotos, videos, escuchar música, ver shows, y obtener  toda la información que necesitan (Acero, 2017). 
   (Rosales, 2016), expresa que idealmente  en el caso de las familias, los padres deben velar porque sus hijos hagan un  uso correcto de los dispositivos electrónicos. Cuidar la edad en que ya puedan  tener acceso a ellos, regular el tiempo frente a sus celulares, computadoras y tabletas,  y supervisar el contenido del material al que se van a ver expuestos, así como  a la comunicación que establecerán por medio de las redes sociales. Debe  tomarse en cuenta las edades de los hijos, las necesidades de uso -escolar,  diversión, información- para planificar y realizar una debida utilización de  los dispositivos electrónicos y del tiempo frente a ellos.  
   En la actualidad, la mayoría de  los centros  educativos tienen incorporados o recurren a los medios electrónicos para realizar  sus labores educativas, es por ello que se debe supervisar el acceso y uso que  tienen los hijos a estos dispositivos desde edades tempranas Bajo este punto  de vista la (Guía EducaTIC, 2011) expresa  que la nueva perspectiva multiplataforma, que implican la conexión a Internet  desde diversos dispositivos móviles, requiere una supervisión integral del uso  de las tecnologías digitales. Así, para regular el uso de Internet, no bastará  con colocar el ordenador en una zona común de la casa, sino que será  conveniente regular la conexión a Internet desde el teléfono móvil o la consola  del niño. Un criterio para planificar es la priorización. De este modo, se debe  promover el desempeño en primer lugar de las tareas asignadas diarias y a  continuación, limitar las horas destinadas a las TIC en función de la edad, el  tiempo libre disponible y del equilibrio con la dedicación a otras actividades. 
   Es evidente que los padres deben tomar medidas  preventivas para evitar un uso desmesurado de la tecnología por parte de los  niños, donde se debe de tener en cuenta la práctica de conversar con los hijos al menos un cuarto de hora al día, no estar con ellos, sino hablar con  ellos. Esta comunicación se puede completar con ciertas medidas, como la de hacer respetar los tiempos de deporte, juego,  estudio y, sobre todo, del sueño. También se debe evitar el uso de aparatos  tecnológicos más de dos horas al día, no utilizar el teléfono durante la  comida, y los padres deberían mostrar interés por la tecnología que utilizan  sus hijos (Parrilla, 2014).
   A ello (Rosales, 2016) indica que no hay que olvidar que esta labor de los  padres, como muchas otras más, deben observarse como procesos formativos y  educativos, los padres tienen la responsabilidad de acompañar y enseñar a sus  hijos para que puedan, ellos mismos, hacer un uso adecuado de las nuevas  tecnologías. Como todo proceso educativo, los padres deben empezar por ser modelos  para sus hijos, es decir, deben mostrar a sus hijos que ellos hacen un uso  adecuado y responsable de estos dispositivos, así como de las redes sociales.
   Por lo tanto, es necesario estar familiarizado con los  diferentes tipos de tecnologías a los cuales los niños están expuestos, se debe  crear conciencia precozmente en la vida del niño y su familia sobre los efectos  de TV, videojuegos y otras TIC y establecer claramente las reglas y el buen uso  de estas tecnologías tal como sigue, en el cual promover que la exposición a  medios sea en familia y discutir su contenido. En los niños se debe fomentar un  análisis crítico respecto a lo que ven, comentar con los niños sobre la  violencia y el sufrimiento que esta provoca, los padres deben ayudar a los  niños a diferenciar realidad de fantasía, especialmente en relación al sexo,  violencia y comerciales (Rojas, 2008).
  MATERIALES Y MÉTODOS 
   El  método bibliográfico, inductivo, deductivo, análisis y síntesis presente en  esta investigación, permitió obtener información precisa del objeto de estudio,  a nivel empírico se aplicó 27 encuestas a los estudiantes del tercer nivel de  la carrera de Trabajo Social y 3 entrevistas a Psicólogos Clínicos de la  Facultad de Ciencias Humanísticas y Sociales de la Universidad Técnica de  Manabí.
  RESULTADOS 
   Se  aplicó 27 encuestas a las estudiantes madres de familia del tercer nivel de la  carrera de Trabajo Social y 3 entrevistas dirigidas a Psicólogos Clínicos que  ejercen la profesión de docencia en Facultad de Ciencias Humanísticas y  Sociales de la Universidad Técnica de Manabí, que están relacionados con el  tema del trabajo investigativo.
  DISCUSIÓN
   Los  resultados que se presentan en este estudio corrobora lo expuesto por (Henríquez, 2015) al admitir que los aparatos  tecnológicos si bien es cierto desarrollan habilidades, destrezas cognitivas de  manera positiva, también es notable que esto repercute en el comportamiento de  los niños, resulta oportuno, sobre la base de las consideraciones anteriores  presentar lo manifestado por  (L'Ecuyer, 2017) divulgadora educativa, quien expresa  que los dispositivos tecnológicos son altamente adictivos porque introducen al  niño en círculo de recompensa, estas producen fascinación, más  no es atención, y señala que en una  investigación realizada  en la Academia  Americana de Pediatría lo dice claramente, los niños aprenden de las  interacciones con los humanos, más no con pantalla.
   En  consecuencia, (Roca, 2015) detalla que en los  últimos años en los servicios de psiquiatría infantojuvenil y en las unidades  de conductas adictivas ha habido un aumento de consultas de padres que llevan a  sus hijos por estar enganchados con la tecnología, en el cual han dejado de  lado las actividades extraescolares para dedicar ese tiempo a los videojuegos,  lo que ocasiona que su rendimiento académico se vea afectado, que están de  malhumor, evidenciando así el desinterés de   salir con los amigos y estar aislados de la familia, e incluso esto  también trae consigo que se incremente las demandas de dinero (para gastos  tecnológicos).
   Se  complementa este análisis realizado por los autores con los instrumentos que se  utilizó en esta investigación, por lo que la cuantificación de los datos  refleja que de las 27 madres de familia encuestadas, el 100% manifestaron que  sus hijos cuentan con acceso a la tecnología. Se evidencia que el tiempo que  emplean los hijos al momento de usar la tecnología 6 de ellos que corresponden  al 22% lo utilizan de 30 minutos a 1 hora, 8 madres con un porcentaje del 30%  indicaron que lo emplean de 1 a 2 horas, 12 madres con un porcentaje de 44%  expresaron que hacen un uso de tiempo de 1 a 4 horas y 1 madre que corresponde  al 4% detalló que la manipulan de 1 a 6 horas.
   En  el cuadro número 3 que corresponde a qué prefieren los menores en momento de  ocio, 9 madres con un porcentaje del 33% manifestaron que sus hijos realizan  actividades recreativas (juegos con amigos, leer, etc.), 2 madres con un 8%  optaron que sus hijos se dedican a estudiar en tiempos libre y 16 madres con un  59% revelaron que sus hijos se inclinan por hacer uso de la tecnología.
   En  cuanto a reuniones familiares se comprobó que 11 madres con un 41% detallaron  que se dialoga en familia y 16 madres con un 59% indicaron que se hace uso de  la tecnología en momentos de compartir con la familia. A lo que concierne si  los padres distraen a sus hijos con aparatos tecnológicos cuando tienen muchas  actividades dentro o fuera del hogar, 17 madres con un 63% puntualizaron que  acostumbran a los hijos a distraerlos con la tecnología que está a su alcance,  10 madres con un 37% señalaron que no.
   Referente  al cuadro número 6 donde se atribuye la existencia de una supervisión por parte  de los miembros de familia, 15 madres con un 44% declararon que si hay un  adecuado control y 12 madres con un 56% consideran que no hay una vigilancia  por parte de ellos hacia los niños cuando hacen uso de ella.
   Se realizó 3 entrevistas dirigidas a  Psicólogos Clínicos que ejercen la profesión  de docencia en la Universidad Técnica de Manabí y que están relacionados con el  tema del trabajo investigativo, en el cuál se pudo constatar  desde su perspectiva profesional que el uso  indebido de la tecnología puede ocasionar afectación en la conducta del  niño  en su parte social y psicológica,  por cuanto manifestaron  que son  tendencia a formación y el uso excesivo ocasiona un problema grave en su  desarrollo,  además indicaron, que el uso  de la tecnología afecta al carácter de los niños por cuanto a estos  se vuelven más hiperactivos, agresivos y poco  sociables, aportando por lo consiguiente la debilitación de facultades psicológicas  donde experimentan fastidio por tareas específicas propias de sus procesos  socio-formativos, ya que evitan el contacto con   el entorno.
   En efecto se agrega la información compartida por (Turu, 2018) en la cual  indica que según  los expertos, el móvil, internet, el computador pueden ser simples  entretenimientos, pero, cuando se convierten en adicción, se producen  desequilibrios en el niño que  impiden su socialización y entorpecen su desarrollo. Afirma, que el niño se esclaviza al igual que  ocurre con otras adicciones, lo que conlleva consecuencias como el fracaso  escolar y social, alteraciones de la conducta, autismo y  encerramiento progresivo en sí mismo. 
   Es indudable que el sobre uso de la tecnología afecta  al desarrollo de las relaciones interpersonales de los niños, convirtiéndoles  en relaciones impersonales, disminuyendo la comunicación con sus amigos y  familiares. Los profesionales consideran que no es prudente que los padres den  aparatos tecnológicos a sus hijos con el fin de distraerlos, ya que para cada  edad existen diferentes herramientas de aprendizaje y de entretenimiento y no  es recomendable otorgarle aparatos tecnológicos a tan temprana edad, tan solo  que se tenga el control del tiempo de uso y así aprovechar el empleo de éstos  en un entorno familiar para crecer en planos cognitivos, afectivos y  actitudinal.
  CONCLUSIÓN 
   El uso indebido de la tecnología, celulares, internet,  consolas de videos juegos, televisores, ocasiona afectación en la conducta del  niño por  lo que ningún estudio apoya la introducción de las tecnologías en la infancia,  debido a que son altamente adictivos provocando aislamiento en la interacción  con el entorno y disminuye su atención en la realización de tareas específicas  y en esta investigación se demuestra que la limitada  supervisión de los padres provoca un problema grave en el desarrollo integral  de los menores. 
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