Revista: Caribeña de Ciencias Sociales
ISSN: 2254-7630


LOS VALORES DIGNIDAD Y JUSTICIA EN LA OBRA MARTIANA: SU INCLUSIÓN EN LA ENSEÑANZA DE LA HISTORIA

Autores e infomación del artículo

Claudina Quintero Díaz*

Elena Lidia Fonticiella Izquierdo**

Universidad de Las Tunas. Cuba

elena@ult.edu.cu


Resumen
El presente artículo ofrece algunas consideraciones sobre cómo la oratoria martiana se convirtió en un medio para la búsqueda de la dignidad y la justicia plenas, dos valores de los que no podemos prescindir al enseñar Historia, seleccionamos varios discursos, pronunciados por José Martí, durante su fecunda carrera política, que demuestran que la capacidad elocutiva y lucha por una sociedad mejor marchan unidas en su obra. Su elocuencia al exaltar las cualidades de los hombres que pelean por la independencia de Cuba y de América y al ofrecer una valoración justa del contexto, de los hechos históricos y del porqué de la actuación de los referidos hombres, le valió para aunar voluntades, en aras de continuar la obra liberadora interrumpida en la primera guerra cubana por la independencia. De esta manera hacemos un pequeño homenaje a la vida y obra de nuestro Apóstol.
Palabras claves: dignidad, justicia, valores, historia, escuela
Abstract
The present article offers some considerations on how Marti´s oratory became a means for searching of absolute dignity and justice, two values we cannot do without when teaching History, we select several speeches, pronounced by José Marti, during its fertile political career that demonstrate his capacity in the oratory and fights for a better society, which go together in his work. His eloquence when exalting the men qualities that fight for Cuba and America independence and when offering a fair valuation of the context, of the historical facts and the reason of the performance of the referred men, it was worth him to join wills, for  saking the liberty work interrupted in the first Cuban war by the independence. This way we make a small homage to life and work of our Apostle life. 
Key words: dignity, justice, values, history, school 

Para citar este artículo puede utilizar el siguiente formato:

Claudina Quintero Díaz y Elena Lidia Fonticiella Izquierdo (2018): “Los valores dignidad y justicia en la obra martiana: su inclusión en la enseñanza de la historia”, Revista Caribeña de Ciencias Sociales (julio 2018). En línea:
https://www.eumed.net/rev/caribe/2018/07/valores-dignidad-justicia.html
//hdl.handle.net/20.500.11763/caribe1807valores-dignidad-justicia


1. BREVE COMENTARIO SOBRE LOS VALORES Y LA NECESIDAD DE SU FORMACIÓN EN LOS ESTUDIANTES
1.1 Apuntes sobre la responsabilidad de la escuela en la formación los valores, su vínculo con la obra martiana
La formación de valores es un proceso muy complejo que pasa por múltiples factores e influencias de la familia, la comunidad, la escuela, entre otros; sin embargo es reconocido que, esta última es quien tiene instituida, como parte de educación general, que reciben los estudiantes, la responsabilidad máxima de lograrlo y dentro de ella, los directivos y maestros desempeñan un rol irreemplazable por las funciones que cumplen en la formación de la personalidad de los educandos.
La clase, como vía fundamental, ofrece variadas alternativas, algunos conocimientos, por su naturaleza son más propicios que otros, entre ellos los históricos, que contienen el proceder de los hombres y de las mijeres a lo largo del devenir de la sociedad, con sus múltiples interrelaciones en espacio y tiempo concretos; al respecto se comparte el critero de que.
“Enseñar Historia, si de contribución al mejoramiento humano se trata, es situar precisamente la esencia humana de esta disciplina en el centro del quehacer pedagógico. Porque la historia la hacen los hombres inmersos en sus relaciones económicas y sociales con sus ideas, anhelos, sufrimientos, luchas; con sus valores morales, sus defectos, sus contradicciones, sus triunfos, sus reveses, sus sueños. La historia es el fregistro de la larga memoria de la humanidad.” (Pendás, 2006: 1)
Para lograr el mejoramiento humano, hay que conseguir la justicia y la dignidad para los pobres de la Tierra y contar con lo que, en este sentido, aportó José Martí (1853-1895), recurrir a su imperecedera obra. En él no solo se personifican estos dos valores, que son fundamentales en la sociedad cubana actual, sino que su actuación es un todo coherente con lo mejor de las aspiraciones universales de los seres humanos.
La vida y obra de José Martí es paradigma de moral, renunció a todo lo que sus posibilidades como escritor, poeta, periodista, analista, diplomático, entre otras dotes, le hubieran garantizado una existencia cómoda en lo personal, sin embargo utilizó todas esas dotes para ponerlas al servicio de las causas justas, dio muestras irrefutables de eso. Es preciso destacar ese ejemplo de altruismo en la escuela.
Es necesario que en el proceso de enseñanza de la Historia se tenga presente, la obra martiana como fuente del conocimiento y de valores a formar en las nuevas generaciones, en cada uno de los niveles educativos, ajustándose a las características de los estudiantes y de los contenidos concebidos en los programas de estudio.
Sobre la trascendencia moral de Martí se ha escrito mucho, lo enaltecen las siguientes palabras: “Para nosotros los cubanos, Martí es la idea del bien (…) de él habíamos recibido, por encima de todo, los principios éticos sin los cuales no puede siquiera concebirse una revolución. De él recibimos igualmente su inspirador patriotismo y un concepto tal elevado del honor y de la dignidad humana como nadie en el mundo podría habernos enseñado”. (Castro, 2003: 1)
Es tal la improta de la obra del Maestro en nuestra Revolución que la Primera Conferencia Nacional del Partido Comunista de Cuba en su objetivo 59, invita a los cubanos a “Profundizar en el legado ético, humanista y antimperialista del pensamiento y la obra de Martí, como fundamento esencial de la práctica revolucionaria”. (PCC, 2012: 29)
Apuntes sobre la oratoria
En los tiempos más antiguos de la humanidad no existía la escritura por lo que el hombre, tuvo que recurrir al uso exclusivo la palabra hablada para tratar sus asuntos, salvaguardar el conocimiento y transmitir de una generación a otra las mejores experiencias que cimentaron su paulatino crecimiento cultural.
Pero ni con la invención de la escritura, que estuvo restringida durante mucho tiempo a las elites, la oralidad perdió fuerza, es consustancial al ser humano como una forma comunicativa. A lo largo de la historia se ha perfeccionado la manera de hablar y se han formado muchos versados de la palabra, los primeros reconocidos por esta habilidad vivieron en la antigua Grecia, donde el arte de la oratoria era considerado de gran valor y se hicieron famosos por sus discursos, sermones y disertaciones en defensa de sus héroes.
Hoy se concibe la oratoria como el arte de hablar con elocuencia. Cuba ha dado varios oradores, se destaca José Martí que se valió de sus discursos, entre otros muchos recursos, para persuadir sobre la necesidad de lograr la mayor cantidad de justicia y dignidad posibles. Para él estos dos valores tenían una extraordinaria trascendencia para los seres humanos, si de lograr sublimes aspiraciones, como la independencia, se trataba.
José Martí nos ha legado un caudal original sobre los valores y su formación. Muestra fehaciente de esto son los memorables discursos en pos de la organización de la revolución por la independencia de Cuba, que inevitablemente debía completarse y así  lograr, entre otras pretensiones, social entre los cubanos.
2. LOS VALORES JUSTICIA Y DIGNIDAD EN LOS DISCURSOS DE JOSÉ MARTÍ
Son muchos los discursos de Martí en los que se aprecia el paralelismo de su ética, capacidad elocutiva y afán de unir las viejas y nuevas generaciones contra el poder colonial español y el peligro de la absorción por Estados Unidos. Sin más recursos que su pluma y su palabra, tuvo que enfrentar grandes obstáculos desde la emigración, cuando trataba de inspirar a los cubanos para superar las discrepancias y los errores de dirección que hicieron fracasar la Guerra de los Diez Años. Seleccionamos los que a nuestro juicio son los más ilustrativos en este empeño y que a continuación referimos.
El 24 de enero de 1880, Martí pronuncia un discurso en Nueva York ante los emigrados cubanos conocido como Lectura en Steck Hall, en el que realiza un análisis objetivo y justo de la Guerra de los Diez Años, de las causas de su fracaso y la necesidad de aprender de los errores plantea, que estos “…son una utilísima semilla…”, pues se aprende de ellos; reivindicó a todos los que ofrendaron sus vidas durante la guerra redentora y los consideró como hombres y mujeres dignas, arengó a todos los corazones honrados a crear las condiciones para continuar la lucha interrumpida por la independencia de Cuba (…)¡Antes de cejar en el empeño de hacer libre y próspera a la patria, se unirá el mar del Sur y el Mar del Norte y nacerá una serpiente de un huevo de águila! (Martí, 2002: 35)
La nota explicativa de Martí a propósito de la publicación en folleto, de la lectura en Steck Hall, en el mismo año 1880, expresa cómo él pondera lo oral sobre lo escrito. A continuación la citamos.
“El tono especial de las lecturas, a que esta había de acomodarse, requerido además por el elevado patriotismo de la emigración a quien el lector se dirigía, pudiera hacer creer a algunos espíritus prácticos que la exaltación ocupa esta páginas en lugar del raciocinio. Corría el riesgo el lector de parecer a unos sabroso fogoso,  ya otros escaso de fuego. Salven los de ánima fría aquello que no pareció mal, sin embargo, a los de altivo corazón, y hallarán tal vez en estas breves consideraciones, apuntadas al correr de la pluma, algún motivo de serios pensamientos. Falta aún mucho por decir, y será dicho, puesto que decir es un modo de hacer. Gracias, en tanto, a los que oyeron esta lectura con tan vivo amor, y a los que se empeñan en darla profusamente a la luz”. (Martí, 2002: 15)
Muestra de elocuencia y persuasión infinita son los discursos conmemorativos del 10 de octubre de 1868 pronunciados en Nueva York entre los años 1887 y 1891. En ellos recuerda esa gloriosa fecha y rinde homenaje a sus héroes, subraya la importancia de la unidad como premisa para lograr la independencia en la nueva etapa de la revolución, este es un conocimiento de la disciplina Historia de Cuba.
Cada discurso es una exaltación justa a quienes abandonaron las comodidades para luchar la independencia de la patria, o a los que nada tenía y también fueron a la manigua. “… aquellos son carne nuestra, y entrañas y orgullo nuestros, y raíces de nuestra libertad y padres de nuestro corazón, y soles de nuestro cielo y del cielo de la justicia, y sombras que nadie ha de tocar sino con reverencia y ternura. ¡Y todo el que sirvió, es sagrado! (...) ¡A todos los valientes, salud, y salud cien veces, aunque se hayan empequeñecido o equivocado!” (Martí, 1975: 260)
Señala los errores cometidos durante la guerra anterior, pero con el ánimo de no repetirlos, para asegurar la victoria. Advierte sobre necesidad de crear todas las condiciones posibles antes de lanzarse a una guerra desordenada y sobre las provocaciones españolas para apresurarla y derrotarnos nuevamente. Al respecto dice en el de 1887 (…) porque la catástrofe innecesaria de nuestra guerra demuestra que el valor es estéril (…) cuando la razón, que es otra forma de valor, no lo preside (…)”. (Martí, 1975: 215)
Estos discursos constituyen un espacio de divulgación revolucionaria para reiniciar la guerra, estimula los ánimos decaídos y denuncia los peligros que acechaban a la independencia de Cuba, por lo que había que combatirlos.
En la noche del 10 de Octubre de 1890 en el Hardman Hall de Nueva York, pronuncia uno de sus discursos más apasionados y locuaces donde destaca que “Las palabras están de más, cuando no llevan detrás un corazón limpio y entero, las palabras están de más cuando no fundan, cuando no esclarecen, cuando no atraen, cuando no añaden”. (Martí, 1975: 248)
Con suprema lucidez plantea en el mismo discurso de 1890: “Por supuesto que es lícito, y tan patriótico como lo que más, procurar, con la dignidad entera y el rumbo al porvenir, que el país se salve a la vez de la servidumbre angustiosa y de la guerra terrible. Pero es más lícito, y más práctico, continuar, con la mira en lo inevitable, la obra de fusión, de purificación, de redención, de acumulación de los elementos necesarios para que la guerra sea corta y justa y de beneficios duraderos, sobre todo cuando la obra pacífica para extinguir la servidumbre ha dado por único resultado el de aumentarla”. (Martí, 1975: 249)
El 10 de octubre de 1891 insiste en que no debe iniciar la guerra, hasta que no esté bien preparada y unidas las fuerzas que participarán en ella, dice: “Con el dolor de toda la patria padecemos, y para el bien de toda la patria edificamos, y no queremos revolución de exclusiones ni de bandería, ni caeremos otra vez en el peligro del entusiasmo desordenado ni de las emulaciones criminales. Todo lo sabemos y todo lo evitaremos. Razón y corazón nos lleven juntos. Ni nos ofuscamos ni nos acobardamos. Ni compelemos ni excluimos (…)”. (Martí, 1975: 262)
Al mes siguiente del mismo año, Martí fue invitado por el Club Ignacio Agramonte de Tampa para tomar parte en una fiesta de carácter artístico-literario. Llegó en la media noche del 25 de noviembre y el día 26 de 1891 en el Liceo de Tampa pronunció el discurso conocido como “Con todos y para el bien de todos” ante los emigrados cubanos de Tampa en el Liceo Cubano de la ciudad. Pieza valiosa de su oratoria, en que prueba la capacidad de comunicación con su auditorio y el poder persuasivo de sus palabras.
Martí presentó las ideas esenciales de la revolución que preparaba, convidaba a  unirse para la lucha victoriosa que nos llevaría a fundar la república sobre la que pretendía “Porque si en las cosas de mi patria me fuera dado preferir un bien a todos los demás, un bien fundamental que de todos los del país fuera base y principio, y sin el que los demás bienes serían falaces e inseguros, ese sería el bien que yo prefiriera:yo quiero que la ley primera de nuestra república sea el culto de los cubanos a la dignidad plena del hombre (…) O la república tiene por base el carácter entero de cada uno de sus hijos, el hábito de trabajar con sus manos y pensar por sí propio, el ejercicio íntegro de sí y el respeto, como de honor de familia, al ejercicio íntegro de los demás; la pasión, en fin, por el decoro del hombre,- o la república no vale una lágrima de nuestras mujeres ni una sola gota de sangre de nuestros bravos”.  (Martí, 1975: 270)
Conmovedor es el llamado a dignificar a los héroes caídos y a la unidad para lograrlo “…alcémonos para darles tumba a los héroes cuyo espíritu vaga por el mundo avergonzado y solitario; alcémonos para que algún día tengan tumba nuestros hijos! Y pongamos alrededor de la estrella, en la bandera nueva, esta fórmula del amor triunfante: “Con todos, y para el bien de todos”.”. (Martí, 1975: 279)
Una estudiosa de Martí y de los valores morales que él porta, nos dice refiriéndose a este discurso que “Puede considerarse magistral y trascendental: Magistral, por integrar de forma virtuosa, las intenciones ideológicas, políticas y morales que lo animaban, en una fase inminente de preparación de las condiciones necesarias para llevar adelante la empresa de la lucha por la independencia de Cuba, a través de la guerra inevitable y necesaria, desde las nuevas posiciones de una organización política.
El sentido trascendental del discurso, radica en el contenido y significado del mismo, en su vigencia, en el cual Martí se revela como autoconciencia de una época histórica, cuyo protagonismo, dado en su pensamiento y acción, muestran el camino y las respuestas viables y acertadas, ante las complejas condiciones y contradicciones, ya irreconciliables, de la realidad colonial cubana. (Chacón, 2002: 90)
En conmemoración del fusilamiento de los ocho estudiantes de Medicina en 1871, en La Habana, el 27 de noviembre de 1891, pronuncia el discurso conocido como Los Pinos Nuevos, en el que con gran solemnidad declama: “Todo convida esta noche al silencio respetuoso más que a las palabras”. (Martí, 1975: 283)
Como evidencia del respeto profesado por ellos expone: “Lo que anhelamos es decir aquí con qué amor entrañable, un amor como purificado y angélico queremos aquellas criaturas que el decoro levantó de un rayo hasta la sublimidad, y cayeron, por la ley del sacrificio, para publicar al mundo indiferente aún a nuestro clamor, la justicia absoluta con que se irguió la tierra contra sus dueños”. (Martí, 1975: 284)
El 24 de febrero de 1894 discursa en honor de Fermín Valdés Domínguez, en el Salón Jaege’s, Nueva York. En el que expone la admiración que siente por su “hermano de corazón y hecho heroico”. Señala que “La elocuencia con que se les ha de honrar, no es la de la palabra. En las tinieblas está aún, adonde lo hemos de ir a rescatar con nuestras manos, al altar que ha de recibir el homenaje digno de ellos. Un pueblo libre y justo es el único homenaje propio de los que mueren por él. Las palabras como las ánforas vacías, rodarían despedazadas de mis labios, si no sirviesen hoy a toda una sociedad agradecida por rendir tributo ínfimo al que de las entrañas de la tierra sacó, apretadas a su pecho, las reliquias de sus compañeros inocentes víctimas del odio español”. (Martí, 1975: 321)
Su vocación por la justicia no se limita a los discursos, está en toda su obra, ejemplo de ello es la última que escribe al hijo el 1ero de abril de 1895 “Esta noche salgo para Cuba, salgo sin ti. (…). Adiós. Sé justo”. (Martí, 1975: 480)
En carta a Fermín Valdés Domínguez fechada en mayo de 1894, Nueva York subraya la necesidad de la justicia: “Y siempre con la justicia, tú y yo, porque los errores de su forma no autorizan a las almas de buena cuna a desertar de su defensa…”. (Martí, 1975: 168)
Expresión de lo que significa para Martí conseguir la justicia es lo que anota en “El general Grant”, Agosto 1885 “Se pelea mientras hay por qué, ya que puso la Naturaleza la necesidad de justicia en unas almas, y en otras la de desconocerla y ofenderla. Mientras la justicia no esté conseguida, se pelea”. (Martí, 1975: 83)
Martí dejó amplias lecciones sobre lo que significaba la justicia y la dignad humanas para él, en ella podemos beber para ser mejores seres humanos, su legado es altamente valorado por Fidel Castro como lo revelan las siguientes citas.
“Y debemos decir que nuestra patria cuenta con el privilegio de poder disponer de uno de los más ricos tesoros políticos, una de las más valiosas fuentes de educación y de conocimientos políticos, en el pensamiento, en los escritos, en los libros, en los discursos y en toda la extraordinaria obra de José Martí”. (Castro, 1968: 52)
“Martí nos enseñó su ardiente patriotismo, su amor apasionado a la libertad, la dignidad y el decoro del hombre”. (Castro, 1973: 163)
“Martí es y será guía eterno de nuestro pueblo. Su legado no caducará jamás. En la medida que avanzamos hacia el porvenir se agranda la fuerza inspiradora de su espíritu revolucionario, de sus sentimientos de solidaridad hacia los demás pueblos, de sus principios morales profundamente humanos y justicieros”. (Castro, 1983: 7)
“Amante fervoroso de la paz, la unión y la armonía entre, los hombres, no vaciló en organizar e iniciar la guerra justa y necesaria contra el coloniaje, la esclavitud y la justicia…”. (Castro, 2003: 1)
Consideraciones finales
La oratoria martiana subyuga por la simbiosis entre elocución y ética, expresada en la utilización de recursos estilísticos que le confieren una función altamente emotiva a sus palabras, con las que logra en el auditorio, avivar los más humanos valores de justicia y la dignidad. 
El estudio de la obra discursiva del Maestro, permite conocer sus dotes como estratega y organizador de la guerra por la independencia de Cuba, para alcanzar la dignificación de los cubanos, así como acercarnos a la realidad histórica en la cual se desenvolvió su existencia y a su propia vida.
En la sociedad cubana que construimos, nos acompañan los sueños y proyectos de José Martí, su fuerza fecunda, su pensamiento, sus ideas, valores, conceptos, su concepción sobre la justicia y la dignidad, eso nos enorgullece como cubanos.
El proceso de enseñanza aprendizaje de la Historia, no puede prescindir de la obra martiana, que cumple con la triple condición de ser fuente de conocimiento, particularmente de la Historia de Cuba y de América, de valores morales, que deben ser formados en las nuevas generaciones de cubanos y personalidad imprescindible del proceso independentista cubano de finales del siglo XIX.
Bibliografía

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*Doctora en Ciencias Pedagógicas, Profesor Titular, especialista en Historia Universal y Didáctica de la Historia. Es vicepresidenta de la Comisión Nacional de Carrera Marxismo Leninismo e Historia, 27 años de experiencia en la Educación Superior. Ha impartido posgrado en la República de Perú y en la República Bolivariana de Venezuela.
**Máster en Ciencias de la Educación. Profesor Auxiliar. Especialista en Filosofía Marxista-Leninista. 30 años de experiencia en la Educación Superior. Ha impartido posgrado en la República Bolivariana de Venezuela.

Recibido: 24/05/2018 Aceptado: 12/07/2018 Publicado: Julio de 2018


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