Revista: Caribeña de Ciencias Sociales
ISSN: 2254-7630


PENSAMIENTO Y DESCOLONIZACIÓN EN EL CARIBE

Autores e infomación del artículo

Adrián Francisco Pereira Castellón*

Universidad Central “Marta Abreu” de Las Villas, Cuba

adrianpc@uclv.edu.cu


Resumen
El presente trabajo pretende representar algunas de las consideraciones enarboladas por pensadores caribeños sobre la dependencia colonial a las metrópolis europeas, que deviene en lucha anticolonial pacífica. Nos referimos a personalidades de origen africano, indio y de otras procedencias, tal como Arthur W. Lewis, Frantz Fanon, Aimé Cesaire, René Depestre,Édourad Glissant, entre otros quienes contribuyeron intelectual y teóricamente a las nociones acerca del papel del Estado, la identidad retos de la nación,  los presupuestos de la soberanía y el logro de la integración de la región como presupuestos de garantía para la emancipación política y formal de las colonias de la corona en estados nacionales independientes. Pensamiento y descolonización en el Caribe, se propone determinar los presupuestos coincidentes entre los personajes políticos caribeños, que en común representan el ideario anticolonial regional. Para lograr el objetivo propuesto se consultan obras escritas, como discursos, libros, entre otros documentos.
Códigos UNESCO: 720705
Palabras clave: Colonialismo-Emancipación-Desalienación-Conciencia-Nación-Sociedad.

Abstract
This paper intends to represent some of the considerations raised by Caribbean thinkers about the colonial dependence on European metropolises, which becomes a peaceful anti-colonial struggle. We refer to personalities of African, Indian and other origin, such as Arthur W. Lewis, Frantz Fanon, Aimé Cesaire, René Depestre, Édourad Glissant, among others who contributed intellectually and theoretically to the notions about the role of the State, the identity of the nation's challenges, the sovereignty budgets and the achievement of the integration of the region as guarantee budgets for the political and formal emancipation of the colonies of the crown into independent national states. Thinking and decolonization in the Caribbean, it is proposed to determine the coinciding budgets among the Caribbean political figures, which in common represent the regional anticolonial ideology. In order to achieve the proposed objective, written works, such as speeches, books, among other documents, are consulted.
UNESCO code:720705

Key Words: Colonialism-Emancipation-Desalienation-Conscience-Nation-Society.

Para citar este artículo puede utilizar el siguiente formato:

Adrián Francisco Pereira Castellón (2018): “Pensamiento y descolonización en el Caribe”, Revista Caribeña de Ciencias Sociales (junio 2018). En línea:
https://www.eumed.net/rev/caribe/2018/06/descolonizacion-caribe.html
//hdl.handle.net/20.500.11763/caribe1806descolonizacion-caribe


INTRODUCCIÓN
La solución al problema colonial, por los territorios emancipados del colonialismo británico desde 1962, dejó una estela de transformaciones al interior de las sociedades coloniales con fuerte dependencia al sistema colonial metropolitano. Los nacientes nacionalismos suscitados en el interior de las contradicciones colonial-metropolitanas, gestados desde los conflictos etnos-culturales, fungen como catalizadores de los procesos generadores de identidades nacionales, regionales y territoriales.
La ruptura entre lo colonial y lo nacional se expresa en la construcción de las autoctonías, resultantes de los procesos descolonizadores y la diversificación cultural en la región caribeña, propio de los procesos migratorios forzosos y voluntarios que tuvieron lugar centurias pasadas.
Las colonias se distinguen por el trabajo de esclavos procedentes de África, siervos de Asia y migrantes europeos en menor medida, quienes repercuten en las estructuras sociales de las islas; mientras, las fronteras ultramarinas de los sistemas coloniales, en la región, adquieren progresivamente mayor importancia en valor por el quiebre y subordinación de las identidades étnicas africanas en una: la deslegitimación del negro como sujeto colonial.
Este hecho adquiere en el universo antillano dos matices contradictorios entre sí: el mimetismo al europeo blanco, a su lengua, cultura y modo de vida; y la defensa de la raza negra, como resultado del sistema esclavista y la inter-comunicación de culturas africanas y europeas de la que emanan las lenguas creole, bases de la criollidad 1 de los sujetos en el entorno colonial.
Por tanto, la negritud se esgrime en arma, para que el negro defienda su esencia natural, transgredida por fenómenos culturales que se imponen en la colonización desde la cultura, la educación y la diferencia.
La problemática del presente ensayo se sitúa en cómo el pensamiento descolonizador en la región antillana, especialmente la subordinada a los sistemas coloniales inglés y francés del Caribe, actúa y repercute en la transformación regional. Para su esclarecimiento nos enfocaremos en el análisis de las manifestaciones de defensa de la identidad del negro antillano en la primera mitad del siglo XX.

  1. EL CARIBE Y LA DINÁMICA SOCIAL COLONIAL

El Caribe es más que una región geográfica o región histórica en formación, es la concatenación de experiencias resultantes de la esclavitud, instaurada al servicio de la división internacional del trabajo establecida por el capitalismo. En este amplio mar tropical, coinciden disímiles identidades resultantes de formas socio-económicas, sistemas coloniales y culturas que, en común, evidencian los efectos de la institución esclavista y de la plantación.
El Caribe, “es el producto de una multitud de fusiones étnicas, lingüísticas y culturales desarrollado desde el arribo de los europeos”2 ; esta sentencia es una de las tantas definiciones que se esbozan, como también lo hacen Antonio Gaztambide, Juan Bosch, Eric Williams, entre otros académicos y políticos que favorecen a que en la región se forje, desde diferentes conceptualizaciones teóricas y epistemologías el constructo regional.
En la construcción del Caribe, como región histórica formativa, el negro tiene un singular papel y participa en la definición de la evolución suprarregional3 desde los sistemas coloniales. Sobreponiéndose a la explotación, la discriminación y la segregación llega a aportar elementos desconocidos a la mística del nuevo mundo caribeño-americano con tradiciones culturales, religiosas y lingüísticas.
Resulta, que el Caribe, es además, un espacio de intercambio social y de experiencias que conlleva, a decir de Édouard Glissant, a la construcción del imaginario antillano. Imaginario condicionado por la esclavitud y determinado por el sistema esclavista, donde el esclavo es desarraigado de África para terminar en las Antillas o América.
El imaginario antillano no es propio de la región caribeña sino que se esparce por el mundo desde el mestizaje y la exportación de las ideas vinculadas a la negritud. El mestizaje, protege al antillano de los límites de las intolerancias en los nuevos espacios de intercambio4 , mientras lo distancia del cuerpo no inerte de las masas negras: esclavos, cimarrones y libres de color.
La transmutación espacial del apero de labor adquiere nuevas connotaciones existenciales. La interrelación con el colonizador, sumisa, sexual y opuesta permite la reconfiguración del universo continental para introducirse en el pensamiento antillano planto-dependiente.
De salvaje y deforme5 se transforma a trabajador subordinado que labora hasta el éxtasis.
El ser tribal se ajusta a la vida de la plantación desprendiéndose, por la fuerza, de una parte considerable de sus costumbres y transformándolas o adaptándolas a los nuevos contextos. Estos nuevos espacios modifican el imaginario africano transformándolo en nuevo producto, es decir, el negro antillano.
El antillano es criollo, es mestizo, es migrante y exportador de pensamientos propios e importados, es bracero y jornalero, es el creador de coyunturas universales que impactan en el sistema mundial. El complemento entre la criollización y la adopción de patrones regionales propios a partir de las características del hábitat, favorecen la insularidad y el acercamiento temporo-espacial al europeo-metropolitano, y por tanto a la civilización. Pero, sin considerar que la cercanía se establece en detrimento de las complejidades interactivas que se suscitan en la formación identitaria insular-colonial.
En el mismo escenario de intercambio se derivan otros fenómenos del dinamismo subordinado en la colonia. Es el rechazo del negro por el negro, es decir, que la criollización y la interacción racial condicione al pensamiento del “ser más blanco” al “negro”; más allá de ser libre o esclavo. El mestizo actúa desde la posibilidad de poder ser blanco, el esclavo se desempeña por poner fin a su explotación, el negro libre en poder ser mestizo y el blanco por mantenerse al margen de todos con el disfrute del resultado del color.
Lo criollo y lo mestizo intervienen en un mismo proceso, desde perspectivas diferentes entre sí. El criollo en su acercamiento a su nueva identidad. El mestizo, por la aproximación al blanco europeo metropolitano. De ahí, que se deriven los elementos propios de los nacionalismos caribeños y a la vez las proyecciones por la identidad del caribeño, ya sea desde las perspectivas ideológicas, étnicas o sociales.
El Caribe se caracterizó por la economía de periferia, o sea, la subordinación a la economía metropolitana. Condicionada por la influencia de la metrópoli a la interacción de las economías coloniales, la disposición metropolitana hacia la división del trabajo periférico, el uso de intermediarios financieros metropolitanos, control del comercio mediante la transportación de propiedad metropolitana y las regulaciones imperiales sobre el empleo de los productos periféricos.
En este entorno periférico, la economía de plantación es considerada una unidad de producción típica. Aquí la tierra es un medio de producción, en un principio de subsistencia, en la que la fuerza de trabajo es reclutada solo para la producción de explotación condicionando la imposición de instituciones económicas generalizadoras que aglutinen toda la fuerza de trabajo. En ella se excluyen ordenamientos entre la organización, sociedad y propiedad esclavista. 6
El negro antillano se destacó como profesional y empleado de la administración colonial, se subordinó al blanco criollo y al blanco europeo. Con la emancipación del negro esclavo, se estimuló el crecimiento de la clase media negra “o de color” profesional en las colonias, la cual ocupó los espacios del comercio minorista, los negocios y de la propiedad de la tierra a través del fomento de cultivos como el cacao y el banano. Estimularon la preparación de sus hijos en universidades de Europa con el fin de convertirlos en abogados y doctores. En la clase media negra caribeña se destacan figuras que estuvieron vinculadas al sistema colonial, Williams escribe al respecto:
“Sir Conrad Reeves, fue un mulato pobre que llegó a ser Solicitor General de Barbados (1875), Attorney General (1884), fue el primer negro Presidente del Tribunal Supremo de Barbados (1886-1902), fue además el primer caballero de barbados, designado por la Reina Victoria del imperio británico en 1889. Un negro de Dominica fue presidente del Tribunal Supremo de la isla en 1873, Asistente del procurador General y Procurador General de las Islas de Sotavento entre 1886 y 1891. Un abogado prominente, Consejero de la Corona y Caballero del Imperio Británico, y representante legal de las compañías petroleras. Arthur Barclay, un negro de Barbados, se convirtió en presidente de Liberia”.7
Sin embargo, el proceso legal de abolición de la esclavitud en las colonias facilitó que el poder político-administrativo recayera en los antiguos propietarios de esclavos. Quienes diseñaron el sistema colonial, concibieron y articularon el andamiaje de dependencia del emancipado al sistema colonial subordinándolos al sistema capitalista colonial. El cambio de sistema político administrativo de las colonias británicas hacia el Crown Colony System, generó al interior de las colonias molestar por el carácter segregacionista que aseguraba el sistema de plantación en las colonias.
El emancipado desde la condición de “ciudadano” pretendió traspasar el orden detentado por los patricios de las colonias agudizando los roces clasistas mediante los intereses obreros y campesinos. Pero no tuvo en cuenta que el sistema plantacionista preponderaba y que las articulaciones coloniales conducían hacia su sometimiento institucional en las islas, por tanto resquebrajó jurídica y socialmente cualquier vínculo con las formas de organización social antillanas.
El antillano se ve forzado a migrar ante la crisis azucarera caribeña, convirtiéndose en bracero azucarero en Cuba, constructor en Panamá, bananero en Centroamérica, constructor de carreteras y ferrocarriles en Estados Unidos, Canadá y Suramérica. El antillano se transnacionaliza, migrando con él su identidad.

  1. LA DESCOLONIZACIÓN POLÍTICA Y SOCIAL: RUPTURA DE ESTABLISHMENT

Desde fines del siglo XIX y primeras décadas del XX, la situación económica de las colonias se deteriora, aunque la clase media negra y de color en el Caribe se incrementó. El acceso a instituciones de instrucción pública fue creciente, por su formación en universidades europeas, los cuales a su retorno se establecían como profesionales.
Mientras que para el resto de la sociedad negra, mestiza, asiática y blanca la educación era deplorable. El trabajo infantil en la agricultura, falta de presupuesto a la educación era muy bajo, mal salario para los maestros, entre otros factores hacían que el índice de analfabetismo hacia los años 1930 fuese elevado, ejemplo: Trinidad con un 43% y la Guyana Británica 60%. En lo fundamental se debe a que el mayor número de escuelas se encontraba en los centros urbanos y no en las zonas rurales.
El conflicto gremial-patronal se basaba en la demanda de mejoras de la calidad de vida de los obreros de los enclaves y la búsqueda de la propiedad de la tierra por los campesinos. En ambos casos se expresa la necesidad de alcanzar mejoras salariales, de las condiciones de vida y se la lucha por el derecho a la organización sindical; lo que conduce a la organización y consolidación de las luchas sociales y populares de las décadas de 1920-1930.
Lewis sentenció: “son los británicos, por su accionar en los últimos siglos, los responsables de la presencia en estas islas de la mayoría de sus habitantes, cuyos ancestros como esclavos contribuyeron con millones al bienestar de Gran Bretaña, una deuda que los británicos tienen que pagar” 8. Y concibió que la posibilidad de migración para los habitantes de las islas era una opción altamente viable.
Los años treinta fue un periodo de crisis en el Caribe donde las naciones foráneas concibieron la aplicación de políticas social proteccionistas, resultado de la crisis económica de 1929-1933. Cuba aplicó la repatriación de los braceros durante el gobierno de Grau San Martín en 1933 y posteriormente en 1937 adoptó igual medida, siendo afectados los braceros haitianos en lo fundamental.
En el marco histórico de las décadas de 1920-1930 tuvo en el Caribe fuerte auge el movimiento Panafricanista, promovido por Marcus Garvey, quien impulsó la Universal Negro Improvement Association (UNIA) y African Communities League (ACL). La UNIA no fue una organización más. Fue la primera institución aglutinadora del antillanismo que tuvo representatividad en el Caribe y su entorno. Desde Estados Unidos, Canadá, Centroamérica, Cuba, Haití, República Dominicana, Sudáfrica, Sierra Leona, Liberia, Australia, Colombia, Ecuador, Inglaterra y otros territorios y naciones fueron receptores del movimiento.
El Panafricanismo de Garvey se proyectó hacia reformas sociales, las que minaron el pensamiento de la sociedad de color mundial, hacia su rol cívico. El Retorno a África fue la máxima expresión de su pensamiento, así como la reivindicación de los hombres de color9 , en ocasiones confundido como pensamiento comunista.
La percepción de Garvey sobre comunismo soviético se sintetiza así: “El bolchevitismo, al parecer, es algo creado por el hombre blanco, y cualquier cosa que signifique, es evidente, va a crecer hasta que encuentre abrigo en el seno de todos los pueblos oprimidos y entonces existirá el dominio universal de las masas”10
La idea del retorno al África fue mal interpretada por los enemigos del garveyismo; quienes la condenaron la consideraron como sionismo negro y antidemocrático y que sería un freno para las luchas del negro contra el imperialismo.
El garveyismo no se proyectó contrala lucha antimperialista, sino por el reconocimiento del negro como sujeto y actor transformador de la sociedad.
A decir de Bessie Griffith Masó “El proyecto de retorno devino en una variante estratégica de resistencia (…) significó la promoción de un cambio en la opinión y actitud mundial de todos los pueblos y razas ante la consolidación de una nueva filosofía de redención continental.” 11
La construcción de la nación negra en África implicó asumir posturas nacionalistas hacia el proyecto en concreto. Este nacionalismo se avocó desde una nueva línea de pensamiento dirigido a la construcción nacional y la unidad del hombre negro.12
Entre presupuestos de Garvey sobre la UNIA, abogaba por la integración del hombre, cual fuera su raza, en la sociedad. Así lo manifiesta Garvey en el discurso pronunciado el 25 de diciembre de 1922 en el Liberty Hall:
“La U.N.I.A. cree no solo en los derechos de la raza negra, también en los de la raza blanca, la raza amarilla y la raza marrón. La U.N.I.A. cree que el hombre blanco tiene tanto derecho a ser considerado, que el hombre amarillo tiene tanto derecho a ser considerado, que el hombre marrón tiene tanto derecho a ser considerado como el hombre negro de África.”
Los proyectos de retorno a África fueron traicionados por el gobierno de Liberia por presiones de Estados Unidos, Francia e Inglaterra además de las aspiraciones del gobierno de Monrovia en las inversiones para el desarrollo de su infraestructura por estas potencias. Sin embargo, la UNIA y la lucha por los derechos del hombre de color se incrementaban, tras el problema político surgido en Liberia. De ahí la correspondencia entre las bases de la UNIA y el vínculo con los comunistas.
La UNIA asumió para sí el principio de autodeterminación de todos los pueblos,la cual fue una posición hacia el reconocimiento de la libre resolución a través de la independencia de las naciones, la cual coincidía con las posiciones de los comunistas y constituía una declaración abiertamente anticolonialista. Por lo que generó en la conciencia del pueblo afro (americano, caribeño), sumado a la idea del reconocimiento de ser intrínsecamente vinculado al resto de los hombres, como un solo hombre.
Los principios del movimiento pro negro en la personalidad de Marcus Garvey, desde inicios del siglo XX, fueron antecedentes de lo que posteriormente serían los movimientos pro derechos civiles, Black Power en Norteamérica, las Antillas y África. De igual manera constituyó antecedente de los proyectos nacionalistas que se generaron en el Caribe.
A decir de Belén Teresa, un elemento central en la práctica y obra de Garvey fue “…la formación y transformación del hombre (...) por ello entendemos el afán de Garvey por fundar un Instituto “Turkegee jamaicano” a partir del cual se rearticulen la historia, cultura y la filosofía propias para reconocer /resignificar la identidad que les permitiera consolidad un proyecto sobre las aspiraciones nacionales...”13
Garvey fue predecesor de los movimientos nacionalistas caribeños. Estos se proyectaron hacia la conquista de las libertades y derechos del negro. Entre los principales líderes nacionalistas e intelectuales de la región se destacan Walter Rodney, Eric Williams, C.R.L. James, George Padmore, entre otros, así como los líderes del movimiento político Black Power y del movimiento Rastafari.
Sin embargo, las nuevas generaciones de intelectuales antillanos se proyectarían hacia la defensa del negro antillano y esbozaron conceptos trascendentales como la negritud, el negrismo y el indigenismo.
Durante Segunda Guerra Mundial se impuso en el Caribe las políticas imperiales de la Asimilación y la asociación. La Asimilación estuvo enfocada a reducir al máximo las diferencias entre metropolitanos y colonizados desde la fusión de ambos, mientras que la Asociación se concibió para facilitar el contacto entre los dos grupos.
En las Antillas los sistemas coloniales europeos implantaron políticas asimilacionistas y autonomistas, tal como lo evidencian las medidas adoptadas por el gobierno colonial británico con el fin de la I Guerra Mundial, concediéndoles a las islas status representativos en la Unión de Naciones. Sin embargo están emergiendo nacionalismos como resultado de las contradicciones existentes en las colonias contra la administración metropolitana.
Los conflictos laborales, los problemas de representatividad en la administración colonial y el auge de movimientos sociales pro-nacionalistas y de defensa al negro son muestra de la situación sociopolítica de las Antillas.
Mientras, la administración holandesa en el Caribe estimuló la idea de la descolonización, en los años que se desarrolla la II Guerra Mundial, adoptando la política del Statuut o la Carta para disminuir las contradicciones colonial metropolitano y exhortar a la asimilación en el reino. En tanto, la administración francesa impulsó la política de la asimilación en sus colonias como medida para contener los movimientos nacionalistas logrando en 1946, la departamentalización de sus colonias, eliminando cualquier intento de separatismo.
La desmitificación de la superioridad europea, el desgaste de las metrópolis tras la II Guerra Mundial, las influencias liberadoras de los movimientos culturales, el panafricanismo el pancaribeñismo, la demagógica política de igualdad de las metrópolis hacia las colonias, los movimientos independentistas en las colonias africanas y asiáticas, los movimientos mesiánicos y sincréticos, el respaldo de partidos políticos europeos, el anticolonialismo de EE.UU. y la URSS y las declaraciones por descolonización de la ONU  entre otros.
Oostindie 14 afirma que hasta la segunda Guerra Mundial no había reproche hacia el colonialismo debido a la búsqueda de soluciones de los problemas de las colonias con las metrópolis. La crítica de intelectuales influenciados por el marxismo en la primera mitad del siglo XX, se argüía también hacia la crítica del colonialismo. Lo que sin lugar a dudas fue, de algún modo, una forma de enfrentarse al sistema imperialista.
En el Caribe se aprecian las doctrinas del Panafricanismo y Pancaribeñismo, aspiraciones unitarias que obtienen fuerte respaldo a fines de la primera mitad del siglo XX, donde los sistemas coloniales se enfrentaron a la creciente cohesión de los movimientos nacional-liberador de Asia y África. Son corrientes del pensamiento universales, que implican a elementos representativos de la negritud y el negrismo de modo transnacional.
El panafricanismo como movimiento ideo-político se caracterizaba por sus diversos exponentes teóricos, siempre representando la defensa de la raza y la cultura, las cuales confluían hacia proposiciones de desarrollo de la política africana pero desde una finalidad indisoluble: la unidad africana.15
El panafricanismo, a decir de Eduardo F. Jorge, se consolidó en movimiento ideológico, destacándose cuatro corrientes que aspiraron a la unidad pero que tuvieron distinto alcance.
La primera corriente es la denominada strictu sensu que aboga por la federación política total e inmediata del continente. Esta es representada por Ghana.
La segunda acepta formalmente el principio de la Federación Política total postulando llegar a ella de forma gradual y través de federaciones regionales. Hace énfasis en la lucha anticolonialista del cono sur africano. Es respaldada por las ex colonias británicas y Etiopía.
La tercera propone el concepto de unidad basado en la cooperación económica y el respeto a las soberanías nacionales adquiridas. Su alcance fue limitado, así como la postulación de la unidad, debido a los vínculos con Francia y al continente europeo a través de la asociación del mercado común europeo.
La cuarta corriente enfatiza la postulación de la unidad africana en la lucha contra el colonialismo y el imperialismo significando la ubicación de África en el llamado Tercer Mundo. Es representada por los países árabes del Norte de África, que tienen una fuerte tradición islámica común y que participan en la Liga Árabe.
Además de estas corrientes, el panafricanismo también tomó auge fuera del continente africano. En América la comunidad negra desempeñó un papel dirigente en el movimiento panafricano, pues impulsó un movimiento de habla inglesa, que fue secundado por intelectuales de Haití y Martinica.
El Pancaribeñismo presenta como características la gestión de proyectos de federación desde la geopolítica, debido a la convergencia de los últimos sistemas coloniales en el continente, destacándose los proyectos pro-federación de las Antillas británicas entre los que se distingue la Federación Paidricana de Eric Williams de 1941 y el proyecto de independencia de las colonias británicas desde la concreción de una Comunidad Económica del Caribe para la región en contraposición a la Federación de las Indias Occidentales.
Entre los antecedentes del pancaribeñismo se destacan los intentos de federaciones a través de la demanda de la clase media anglo-antillana por la federación de las islas tras la finalización de la primera Guerra Mundial, estas demandas tienen fin tras el informe de la Comisión Wood a la corona en 1921. La convocatoria de la Conferencia de Dominica, en 1932, para elaborar una constitución con estructura federal, la cual fracasó. 16

  1. EL PENSAMIENTO INTELECTUAL FRANCO-ANTILLANO

En el escenario de la postguerra es donde Aimeé Cesaire, Franz Fanon, Léopold Sedar Senghor, Ailoun Diop, Leon Damas, entre otros intelectuales esbozaron las líneas conceptuales de la negritud. Expresaba Cesaire que los negros constituyen una comunidad “pero una comunidad de un tipo muy particular, reconocible en lo que es, en lo que ha sido, reconocible en todo caso en que ella se ha constituido en comunidad”.
Para Cesaire la negritud se basa en la experiencia de la opresión, la experiencia de la exclusión impuesta, y en la experiencia de la discriminación y como resultado de ello se deriva la experiencia en la resistencia continua por la que es a la vez una respuesta al reduccionismo europeo.17
Aimée Cesaire vivió el proceso de transformación de las colonias francesas ultramarinas hacia departamentos de Ultramar mediante a Ley del 19 de marzo de 1946. Vivió el balance de un proceso que oscilaba entre la autonomía la independencia y la departamentalización, como representante al parlamento francés y redactor de los principios de la departamentalización.
Sobre el papel del negro en la historia escribió: “La historia de los negros es un drama en tres episodios. Los negros primero fueron sometidos. Se les miró después de forma más indulgente. Se les dijo: valen más que su reputación. Y se les trató de formar. Se les asimiló. Fueron a la escuela de sus amos (…) Los jóvenes negros de hoy no quieren ni servidumbre ni asimilación. Desean la emancipación.”
Consideró la plantación como parte de la deshumanización del negro. A su vez asumía que el hombre es resultado de la biología y la cultura. Concibió la negritud como un movimiento cultural y político ligado a la lucha contra el colonialismo en África y a la liberación de todos los negros.
En 1969, declaró “Aquí está la Negritud. Plantea una solidaridad. Por una parte insertada en el tiempo, con nuestros antepasados negros y con ese contingente del que salimos y luego una solidaridad horizontal entre todos los que llegaron y que tienen en común este legado” la negritud de Cesaire se basaba también en la herencia histórico-cultural del negro.
Es la negritud una respuesta al descubrimiento de la identidad antillana que enfrenta la desvalorización del negro desde las expresiones culturales. Expuso Cesaire:
Pero lo esencial es que con ella (la negritud) había comenzado una empresa de rehabilitación de nuestros valores por nosotros mismos, de profundización de nuestro pasado por nosotros mismos, de reenraizamiento por nosotros mismos en una historia, en una geografía y en una cultura, traduciéndolo todo no por un arcaizante apego al pasado, sino por una reactivación del pasado para propiciar su propia superación.”18
Cesaire concibió la negritud como un catalizador en las concepciones descoloniales de África colonial y se proyectaba hacia Estados Unidos como un colonialismo interior y de revolución silenciosa. La crítica a la departamentalización francesa en Les Antillies movilizó el pensamiento crítico-social de Édouard Glissant. Quien analiza el papel de los martiniqueños en las Antillas y el mundo se sostiene mediante el mono-colonialismo impuesto por Francia para convertir los beneficios privados de los fondos públicos asignados por el presupuesto francés. Cambiando a las colonias francesas en atractivos económicos para el sostenimiento de la República.
Para Glissant, el papel del colono así como el del esclavo están vinculados por la limitación a la independencia respecto a la toma de decisiones el colono martiniqueños ante el sistema mercantil-tributario. Considera que las Antillas es otra América, donde los pueblos anulados eran una multiplicidad sorda en lo diverso; asumiendo la identidad antillana y dentro de ella la creolidad en las Antillas francesas se disuelve en la Asimilación de las comunidades a la metrópoli con la que se potencia la balcanización.
Glissant en El Discurso Antillano, realiza un estudio sociológico de la comunicad franco caribeña. Se introduce en sus conflictos, causas de contradicciones y puntos de contactos, define que es el imaginario antillano y penetra en el universo de posesión del otro por el colonizador francés.
Ante la reproducción de patrones metropolitanos, impulsado por criollos negros y mulatos, desde la mímesis europea en las Antillas, puntualizó Glissant que se produce la renuncia a los valores adoptados en la construcción del imaginario antillano. La más clara expresión del universo imaginario es el Creol y su disolución era concebida como forma de extirpación de la identidad en la población, desde la mimesis y el acercamiento.
Así, se evidencia la representación como idealización de los comportamientos ante los conflictos de la personificación. La representación se hace manifiesta de forma verbal, representativa de las élites y de la clase media martiniqueñas, a través de la cual fluyen los intereses injerencistas metropolitanos. Se evidencia en la representación del poder, destacándose la desproporción de los poderes económicos y político (dígase la alienación del sujeto); y la parodia del saber como instrumento de identificación y de integración de la metrópoli por la cultura, la lengua, la historia y las tradiciones.
Identifica al creol como una manifestación cultural. Es una lengua que se habla en las Antillas, Europa, África, y Asia.19 Por lo que su universalidad se corresponde con la diáspora antillana en el mundo.
También en el periodo Franz Fanón se destaca con su obra. Piel negra, máscaras blancas resalta la actitud del negro antillano ante su condición de hombre, ante sí y ante el blanco colonizador europeo. Asume al hombre como un ser viviente que se identifica por la variedad de colores en su piel.
Plantea que la discriminación del negro es resultado del colonialismo. Las diferencias entre los negros de diferentes territorios dentro de un mismo o diferente sistema colonial se potencian como parte de la cultura dominante concebida por el colonizador.
La negación de la negritud y su aproximación al blanco por medio del mestizismo, concibe que el acercamiento al hombre europeo se considera una evasiva a la condición de negro y estampa distancias con el africano. Cuando el francés concebía al negro como sumiso y vasallo endeudado con él por la modelación de sus arquetipos africanos hacia los euroantillanos.
También, se destaca Fanon como representante de la lucha anticolonialista de África contra el colonialismo francés, sus obras Los condenados de la tierra; Argelia se quita el velo; Carta a un francés; Carta renuncia al ministro residente; Trampas de color entre otros forman parte de su extensa obra intelectual.
El Caribe concibió en el periodo de postguerra grandes intelectuales y políticos nacionalistas que se enfrentaron al reduccionismo y subordinación del negro. Demandaron su reconocimiento como hombres, participes de las sociedades antillanas. La negritud fue la ideología de identificación del negro con su entorno, que va más allá del Caribe y adquiere connotación universal.
Durante la postguerra también se originaron movimientos políticos contra la colonización británica en el Caribe. Este proceso de descolonización y con él la demanda de la independencia formal de las colonias británicas de la región aglutinó el liderazgo político de personalidades como Eric Williams, Michael Manley y Alexander Bustamante entre otros, coincidieron en una época de ruptura del colonialismo pautada con el inicio de la Revolución Cubana y su triunfo en enero de 1959.
La Revolución Cubana, con Fidel Castro como líder indiscutible propició la implementación de cambios transformadores y descolonizadores en los años 1959-1965, repercutiendo en la región del Caribe en las aspiraciones descolonizadoras, que en las British West Indies se tradujo con el proceso de revolución democrática pos concesión de la independencia formal.
CONCLUSIÓN
En el Caribe el proceso de descolonización, además de ser una demanda de una parte de las colonias, fue también una necesidad de las metrópolis. Los territorios coloniales en que se inicia el proceso fueron las posesiones francesas de ultramar y las colonias británicas del Caribe. En el Caribe no existió la unión entre las ínsulas, estas fueron aisladas y fraccionadas. La búsqueda de una unión entre las colonias fue un paso de avance en la búsqueda de la independencia negociada o formal, que en 1962 inició el proceso de concesión de la independencia por Inglaterra a las colonias caribeñas.
La descolonización llegó a determinadas colonias británicas. Este proceso no se concreta en las colonias francesas ni holandesas. En las colonias francesas, el proceso descolonizador fue fracturado por la Asimilación o departamentalización, convirtiéndolas en provincias francesas de ultramar.
Hacia la década de 1960 se inicia la descolonización e independencia de las colonias europeas en el Caribe, potenciándose en las colonias pertenecientes a la mancomunidad británica del caribe. En los territorios caribeños el tránsito del status colonial al status independiente constituyó una preocupación de los Estados Caribeños ante la Comunidad de las Naciones Británicas, que podía ser una fachada del poder extra continental de la Gran Bretaña para ratificarse en el área. La descolonización e independencia transitó por la búsqueda de alternativas para el establecimiento de mecanismos económicos-políticos que aglutinaran a las naciones en una comunidad, prescindiendo de los nexos centro-periferia, en los que fue beneficiada siempre la corona en detrimento del sistema colonial.

Referencias bibliografías:

*Docente en Historia en el Departamento de Historia de la Universidad Central “Marta Abreu” de Las Villas. Graduado en Licenciatura en Educación, especialidad Marxismo - Leninismo e Historia (2006), Master en Pensamiento Integracionista Latinoamericano (2009). Actualmente se encuentra maestrando en Estudios Interdisciplinarios sobre America Latina el Caribe y Cuba (Cuba)
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2 Serrano, I. M. (s/f): No se puede hablar de un solo Caribe. Disponible en: http://letras-uruguay.espaciolatino.com/aaa/serrano_ivette_marie/no_se_puede_hablar.htm
3 Hernández Sánchez, Leonid E. (2008): El Concepto de región sociocultural como Ente Espacial Exclusivo.
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6 Best, Lloyd (2006-2008). El mecanismo de las economías de plantación. Esquema de un modelo de economía de plantación pura. Debates americanos. La Habana, Nº 2, pp. 9-45
7 Williams, Eric (2011). “El negro en el Caribe y otros textos”. Editorial Casa de las Américas, La Habana.
8 Chailloux, Graciela (2011). “Teoría para el desarrollo económico y social del Caribe. William Arthur Lewis”. Editorial Ciencias Sociales, La Habana.
9 García Muñíz, H.; Giovannetti, J. L. (2015): Garveyismo y racismo en el Caribe: El caso de la población cocola en la República Dominicana. Disponible en: https://es.scribd.com/document/318672241/Garveyismo-y-Racismo-en-El-Caribe
10 Lewis, R. (1988): “Marcus Garvey: Paladín anticolonialista”. Editorial Casa de las Américas. La Habana
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12 Universal Negro Improvement Asssociation. Liberty Hall, New York, 25/12/1922.
13 Orsini Pic, B.T. (2015) Diplomado Pensamiento crítico del Caribe. De Toussaint L´Ouverture a Fidel Castro.Tomado de: http://clacsovirtual.org/mod/forum/discuss.php?d=2890
14 Oostindie, Gert (2014). “El Caribe Holandés: El colonialismo y sus legados trasatlánticos”. Editorial José Martí, La Habana.
15   Jorge, E. F. (1967): La ideología Panafricanista y sus bases de sustentación. Disponible en: http://codex.colmex.mx:8991/exlibris/aleph/a18_1/apache_media/ALM78L6FNSIHSGX3YQ9FJV5MBF6NFH.pdf
16 Williams, Eric (2011). “El negro en el Caribe y otros textos”. Editorial Casa de las Américas, La Habana.
17  Cesaire, A. (2006). Discurso sobre la negritud. Negritud, etnicidad y culturas afroamericanas. Disponible en: https://drive.google.com/file/d/0BxxGe5A9qhzfZjQxYzI4NTMtMzMzYy00NTU2LTg2NmMtYTBkN2ZkNzhjYzdm/view?hl=es
18 Fernández Martínez, M. (2010).Raza, racismo, negritud y visión de África en Aimée Cesaire. Disponible en:  http://temas.cult.cu/articulo_academico/raza-racismo-negritud-y-vision-de-africa-en-aime-cesaire/
19 Glissant, Édouard (2010): “El Discurso antillano”. Editorial Casa de las Américas, La Habana.

Recibido: 08/05/2018 Aceptado: 28/06/2018 Publicado: Junio de 2018


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