Revista: Caribeña de Ciencias Sociales
ISSN: 2254-7630


ANÁLISIS HISTÓRICO DE LA INTERACCIÓN VANGUARDIA POLÍTICA-CAMPESINADO. LA EXPERIENCIA DE LA REVOLUCIÓN CUBANA

Autores e infomación del artículo

Lidia Anexi Gómez Lima*

Universidad de Granma, Cuba

lidiag@pumicaelarma.gr.rimed.cu


Resumen
La Revolución cubana para acceder al poder, el Primero de Enero de 1959, necesitó de la cooperación de los campesinos serranos orientales, habitantes naturales de la Sierra Maestra, región donde se asentó el núcleo insurreccional revolucionario. Este núcleo contenía la vanguardia política del proceso revolucionario, aunque poseía sujetos portadores a lo largo de todo el territorio nacional. De manera progresiva se produjo un proceso de interacción entre la vanguardia política y el campesinado de la zona serrana que llevó a la incorporación de numerosos campesinos, convertidos en actores fundamentales tanto de sustentación alimentaria, enlaces comunicativos entre la Sierra y el Llano o en protagonistas guerrilleros con las armas en las manos.
El presente artículo revela el proceso de interacción entre la vanguardia política revolucionaria y el campesinado de la Sierra Maestra, hecho singular y esencial que influyó decisivamente en la victoria de la Revolución, objetivo compartido por ambos actores.
Palabras claves: vanguardia política revolucionaria, campesinado de la Sierra Maestra, obra social, liderazgo, Revolución cubana.

TITLE: HISTORICAL ANALYSIS OF THE POLITICAL- PEASANTRY
VANGUARD INTERACTION. THE CUBAN REVOLUTION EXPERIENCE.
Abstract
To accede the power on January the First of 1959, the Cuban Revolution needed the cooperation of the mountain eastern peasants, natural inhabitants of Sierra Maestra mountain, region where the insurrectionary nucleous of the revolution have set up. This nucleous contained the political vanguard of the revolutionary process, although it possessed people who carried with it in all the national territory. It took place an interaction process in a progressive way between the political vanguard and the peasantry of the mountain zone which provoked the inclusion of many peasants, who became fundamental actors of the food maintenance as well as communicative links between Sierra and Llano or the guerrillas characters with weapons in hands.
This article reveals the interaction process between the revolutionary poltical vanguard and the peasantry of Sierra Maestra mountain, peculiar and essential fact that have decisively influenced on the Revolution’s victory, which was the share objective by both actors.  
Keywords: revolutionary political vanguard, Sierra Maestra mountain’s peasantry, social work, leadership, Cuban Revolution.

Para citar este artículo puede utilizar el siguiente formato:

Lidia Anexi Gómez Lima (2018): “Análisis histórico de la interacción vanguardia política-campesinado. la experiencia de la revolución cubana”, Revista Caribeña de Ciencias Sociales (mayo 2018). En línea:
https://www.eumed.net/rev/caribe/2018/05/revolucion-cuba.html
//hdl.handle.net/20.500.11763/caribe1805revolucion-cuba


INTRODUCCIÓN
Los estudios de investigación, desde el prisma de la historiografía cubana, en la actualidad enfrentan grandes retos dada la necesidad de reconstruir de manera objetiva los orígenes y  evolución de múltiples procesos históricos que han devenido pero que necesitan sistematizarse de los diversos periodos por los que han transitado. Uno de los procesos acontecidos, que necesita trabajarse, resulta la interacción de la vanguardia política con el campesinado de la Sierra Maestra.   
El Ejército Rebelde constituyó el brazo armado del Movimiento 26-7, en este Ejército establecido en la Sierra Maestra, se encontraba la vanguardia política del proceso revolucionario, aunque poseía sujetos portadores a lo largo de todo el territorio nacional. El Ejército Rebelde y, especialmente su vanguardia política, trazaron una estrategia efectiva para suscitar el apoyo de los habitantes de la zona natural donde se forjó y consolidó la futura Cuba: la Sierra Maestra.
El estudio del tema es recurrente en el contexto actual cuando se demandan investigaciones históricas que muestren la dinámica de los diversos procesos acontecidos para develar los posibles derroteros presentes y futuros de una nación que contiene una rica historia pero que necesita de sistematizaciones puntuales dado que si no se realizan esfuerzos en esa dirección podría afectarse la memoria de todo un pueblo.
A pesar de la especificidad de los resultados de la indagación, que ahora se presenta, el tema tratado  cobra especial significación en los momentos actuales, sin pretender extrapolar la experiencia de este proceso a  otras  realidades,  pero  innegablemente  se  erige  como  asidero  para  nuevas transformaciones en  Latinoamérica y el Tercer Mundo. Además, la problemática del vínculo de la clase revolucionaria, su vanguardia y los aliados fundamentales y temporales de esta, es una arista que impone su actualización teórica y más aún, su definición práctica para lograr un camino verdadero hacia la sociedad sin clases.
El presente artículo revela el proceso de interacción entre la vanguardia política revolucionaria y el campesinado de la Sierra Maestra, hecho singular y esencial que influyó decisivamente en la victoria de la Revolución, objetivo compartido por ambos actores. Otros despliegues sobre esta cuestión se abordan con mayor profundidad por la autora en su tesis doctoral.

DESARROLLO

La Revolución cubana no es el producto de la hegemonía de la clase obrera únicamente, debido a que es un sistema social de hegemonía obrero-campesina (Aguilera, 2003: 234-235) nace desde los primeros momentos en que se funden  los  jóvenes  de  la  Generación  del  Centenario,  formada  en  mayor  número  por  obreros, intelectuales y estudiantes con los campesinos que dieron abrigo y pusieron en juego sus propias vidas para  salvar  a  los  expedicionarios perdidos  y  perseguidos  en  territorio  desconocido  luego del Desembarco del Granma, esta acción puede considerarse coincidiendo con Corona  (2007: 9) “…una de las páginas más humanas, conmovedoras, heroicas, desinteresadas y brillantes escritas por hombres y mujeres de tierra adentro en el largo bregar del pueblo cubano en pos de la libertad”.
Pero la relación de la vanguardia política con los campesinos nace antes del Desembarco del Granma, en fecha tan temprana, como el año 1952 cuando Fidel Castro, deja claro en su concepto de pueblo cómo los campesinos eran una de las fuerzas que lucharían hasta el final por llevar a vías de hecho la Revolución cubana:
“Nosotros llamamos pueblo si de lucha se trata (…) a los cien mil agricultores pequeños, que viven y mueren trabajando una tierra que no es suya, contemplándola siempre tristemente como Moisés a la tierra prometida, para morirse sin llegar a poseerla ( …)” (Castro, 2005: 45).
El vínculo vanguardia política con el campesinado serrano, resulta una necesidad natural inmanente para establecer el poder revolucionario cubano, esta premisa surge del análisis de la correlación de fuerzas revolucionarias, la actitud de la mayoría de los campesinos con relación al ideal de liberación nacional parte de la identificación de los mismos con los objetivos perseguidos por la vanguardia política guerrillera, tal como lo plantea Juan Almeida, quien llegó a los grados de comandante de la Revolución:
“El hombre de la Sierra, primero desconfiado, receloso, después noble, desinteresado, generoso, fue colaborador de una causa que luego hizo suya. Con él aprendimos a identificar los ruidos, la vegetación, los animales. Adquirimos de él su instituto para olfatear el peligro y habilidad para defendernos; recibimos su hermandad, cariño y respeto” (Almeida, 2008: 5).
El anhelo contenido de que la tierra debía pertenecer a quien la trabaja (Becerril y Ravenet, 1989; Díaz, 2006; Comité Central del Partido Comunista de Cuba, 1973), ideal truncado con la intervención norteamericana en Cuba de 1998 y desconocido por los gobiernos de turno durante la neocolonia. Para Fidel Castro Ruz, principal líder de la Revolución, el apoyo del campesino serrano oriental debía surgir como resultado de un proceso asimilativo de los motivos, ideales y aspiraciones compartidas con la causa revolucionaria, producto del desarrollo consciente de su fuerza como actor del proceso revolucionario, a partir del desarrollo de las más  idóneas estructuras organizativas, que permitieran  fortalecer la movilización alrededor de la vanguardia política, responder a la convocatoria hecha por esta, garantizándose así la participación de las amplias capas campesinas en el proceso.
En 1955, ya organizado el Movimiento 26 de Julio, se dio a conocer el Manifiesto No.1 “Del Movimiento 26 de Julio al pueblo de Cuba”, en el cual Fidel Castro identifica como primera cuestión a resolver después de tomado el poder, la “…proscripción del latifundio; distribución de la tierra entre familias campesinas; concesión inembargable e intransferible de la propiedad a todos los pequeños arrendatarios, colonos, aparceros y precaristas existentes; ayuda económica y técnica del Estado; reducción del impuesto” (Castro, 1988: 322).
El asentamiento de la vanguardia revolucionaria del Movimiento 26 de julio en una zona campesina, posibilitó la puesta en práctica de estas concepciones revolucionarias, la dura realidad de la serranía oriental impuso al Ejército Rebelde la adopción de un conjunto de medidas que favorecieron a la población campesina del lugar. No obstante en su actuar tuvo que enfrentar un grupo de problemas relacionados con las frecuentes deserciones y la traición, derivados, como es natural, de la ignorancia y el desconocimiento de los verdaderos objetivos de la Revolución.
La política llevada a cabo por el Ejército Rebelde con el campesinado estuvo encaminada en todo momento a demostrarle que aquel grupo de revolucionarios luchaban por objetivos que eran comunes a los intereses de obreros y campesinos. Los campesinos cubanos estaban acostumbrados a oír” te vamos a dar”, y en la práctica no recibían nada, ahora se encontraban con un movimiento revolucionario que predicaba con el ejemplo y le decía al campesino “aquí tienes”.
El cambio operado por el campesinado serrano hacia la vanguardia política, estuvo impulsado además por la acción de las fuerzas represivas de Fulgencio Batista, presidente de facto de la nación, que se dedicaban a destruir las casas y mostraban un comportamiento  hostil, en diversas formas, respecto a los que habían tenido el más mínimo contacto con el Ejército Rebelde; dicho cambio se tradujo en la incorporación progresiva a la guerrilla del sombrero de yarey, y así el ejército de civiles fue convirtiéndose en un ejército campesino (Guevara, 2006:30).
De manera simultánea a la incorporación de los campesinos serranos a la lucha armada en la Sierra Maestra por sus reivindicaciones de libertad y de justicia social, surge el ente catalizador y movilizador de las masas campesinas oprimidas de Cuba en la lucha por la posesión de la tierra: la Reforma Agraria, con la que según Ernesto Guevara (2006: 30),     “(...) Ya estaba así definido la bandera y la divisa predominante del movimiento revolucionario”. La Reforma Agraria como punta de lanza del Ejército Rebelde no fue una maniobra demagógica (Guevara, 2006: 34); sino fruto de la compenetración entre la vanguardia política de la Revolución cubana y las masas campesinas, estas últimas llegaron, muchas veces, a incitar a la Revolución a hacer lo que en un momento no se pensaba:
“… no fue invento nuestro, fue conminación de los campesinos. A ellos los convencimos de que con las armas en la mano, con una organización, y perdiendo el miedo al enemigo la victoria era segura. Y el campesino que tenía en sus entrañas razones poderosas para hacerlo impuso la Reforma Agraria a la Revolución, impuso la confiscación del ganado vacuno y todas las medidas de carácter social que se tomaron en la Sierra Maestra” (Guevara, 2006: 34).
Pero el triunfo de la Revolución cubana no era solo un producto de la lucha armada, que tuvo su colofón el Primero de Enero de 1959, sino que había logrado derrotar un ejército numéricamente muy superior con el concurso del pueblo, con una táctica adecuada, con una alta moral revolucionaria. Pero se afrontaba la realidad de que este ejército no estaba aún capacitado para las nuevas responsabilidades adquiridas, como defender íntegramente el
territorio cubano. La reestructuración de la vanguardia política, el Ejército Rebelde, era ya  un imperativo. Al paso se había constituido un cuerpo armado de campesinos y de obreros, analfabetos muchos de ellos, incultos y sin preparación técnica, la misión inmediata fue la de capacitar a este ejército técnica y culturalmente para las altas tareas que tendrían que arrastrar sus miembros (Martínez, 1990).
Aún cuando se afirma por algunos analistas, que los movimientos campesinos que se han desarrollado en la historia de la humanidad han sido consecuencia de la agitación citadina y de su influencia política e ideológica y que existen dependientes, en alianza a movimientos políticos de origen urbano, la agitación política de las ciudades no puede por sí sola dar cuenta cabal de la situación objetiva y de las tendencias que se manifiestan en el campesinado.
La  introducción  de  elementos  políticos  ideológicos,  de  alto  contenido  revolucionario,  solo  será asimilado por un campesinado capaz de percibir la naturaleza de los elementos que se les proporcionan, su significación y su valor en relación a sus necesidades y circunstancias, y más aún, capaz de incorporarlos parcial o totalmente a su propia percepción de la realidad, y de organizar sus actitudes y su conducta concreta de la manera mas conveniente.
La vanguardia política en Cuba no habría tenido la posibilidad de tener acceso a los campesinos sin definir  previamente,  primero,  los  elementos  psicológico-sociales  idóneos  para  ser  percibidos  y aceptados por el campesinado y segundo, sin establecer y hacer cumplir los canales adecuados de difusión para estos elementos, así como el aprovechamiento de oportunidades para una acción más directa.
La aparición y desarrollo de una nueva conciencia social entre los campesinos y el desarrollo de su constitución  como  un  nuevo  sector  de  intereses  sociales  diferente,  fueron  el  resultado  de  la convergencia vanguardia política-campesino, de las transformaciones sociales y psicológico-sociales que se dieron en el propio campesinado serrano, permitiéndole modificar y desarrollar la tradicional percepción acerca de su situación social a partir de la receptividad manifiesta ante los nuevos modelos y elementos ideológicos, dispersos en su conciencia, que la vanguardia política citadina le trasmite.
En el caso cubano a pesar de que la vanguardia política, en sus inicios con una fuerte presencia de elementos citadinos, representara la fuerza dirigente del proceso revolucionario, el campesinado serrano oriental toma parte muy activa en el desarrollo, ampliación y modificación de los modelos tradicionales de percepción  de  su  mundo  social ,  logrando  influir  a  partir  de  sus  experiencias  prácticas  en  la reinterpretación de la estrategia y la táctica de la vanguardia política.
Refiriéndose a la problemática tratada en el párrafo anterior Ernesto Che Guevara expresó: “Nunca antes, como ahora, fue para nosotros tan claro el concepto de interacción. Pudimos sentir como esa interacción iba madurando, enseñando nosotros la eficacia de la insurrección armada… y los campesinos... las dosis de tesón, de capacidad de sacrificio que es necesario tener para llevar adelante el destino de un pueblo” (Guevara, 1988: 309).
La  experiencia  cubana,  muestra  con  toda  claridad  que  bajo  una  dirección  revolucionaria, ideológicamente muy coherente y bajo circunstancias globales que no permitan ninguna otra salida efectiva que la profundización de la Revolución, el campesinado puede convertirse en el más genuino aliado y en el más vigoroso sostén de una revolución profunda y radical.
El momento histórico que vive hoy la Revolución cubana y los dilemas, desafíos y contradicciones económicas por resolver, de cuya  solución dependerá la existencia misma de la Revolución, tienen como principal garante el incremento productivo, en el que los campesinos unidos a los obreros y demás sectores y clases de la sociedad desempeñan un papel activo y definitorio, pues perentoriamente todos constituyen sujetos reproductores de las condiciones materiales de existencia del pueblo cubano.

CONCLUSIONES
El desarrollo de una nueva conciencia social en el campesinado serrano oriental se produjo bajo la influencia y, más aún, bajo el liderazgo de elementos de procedencia revolucionaria o de elementos campesinos expuestos a esta influencia.
El vínculo vanguardia política-campesino se ha de situar en el punto de mira de los procesos revolucionarios actuales, pues este se constituye en un efectivo sostén social en la lucha por la transformación revolucionaria de la sociedad.
La Reforma Agraria, se ha de convertir, si se quiere la modificación de la situación en el campo y que esta constituya una solución efectiva y estable, en una revolución político-social más profunda.
La dirección de los movimientos revolucionarios para llevar a este al triunfo, según las características del país, no solo debe luchar por la solución de los intereses más inmediatos del campesinado, sino y por sobre todo por su percepción de la realidad y de cómo puede transformarla, convirtiéndose en sujeto de la historia, sobre todo en las regiones donde la cultura nativa tiene aún una densidad y una vitalidad probadas.
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFÍCAS

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Martínez, J. (1990). Un médico en la Sierra. Editorial Gente Nueva, 1990.

*Profesora del Instituto Preuniversitario “Micaela Riera Oquendo”. Profesora adjunta en la Universidad de Granma. lidiag@pumicaelarma.gr.rimed.cu

Recibido: 29/03/2018 Aceptado: 29/05/2018 Publicado: Mayo de 2018


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