José Rolando Vázquez Labrada*
Magdalena Moreno Martínez**
María Regla Facenda Suárez***
Universidad de la Isla de la Juventud “Jesús Montané Oropesa”, Cuba
jrvazquezl@uij.edu.cu
RESUMEN
  En  el presente trabajo, los autores, tras un largo recorrido investigativo,  apoyándose en los métodos teóricos de investigación, esencialmente en lo  histórico-lógico y en el analítico-sintético; así como en métodos empíricos  como la encuesta, la observación científica y la entrevista, logran realizar  una caracterización de cómo ha ido evolucionando el trabajo con la obra  martiana en la escuela cubana hasta el momento actual. Ello ha permitido  revelar las causas que determinan la existencia de una serie de insuficiencias  que limitan el decisivo papel que el estudio del pensamiento y la obra de José  Martí están llamados a desempeñar en la formación de las nuevas generaciones.  Demuestran que, a pesar de lo mucho que se ha avanzado desde los años 90, aún  queda un largo trecho por recorrer si se desea realmente aprovechar al máximo  las potencialidades formativas de la vida, la obra y el ideario del Héroe  Nacional cubano. El estudio abarcó un total de siete provincias más el  Municipio Especial Isla de la Juventud y las opiniones vertidas al respecto por  destacadas personalidades de la ciencia y la educación cubana. Los autores se  apoyaron en trabajos presentados en varios eventos científicos, artículos,  tesis de maestrías y tesis doctorales entre otras fuentes.
  PALABRAS CLAVES: legado martiano, enfoque martiano y formación martiana 
Para citar este artículo puede utilizar el siguiente formato: 
José Rolando Vázquez Labrada, Magdalena Moreno Martínez y María Regla Facenda Suárez (2018): “El perfeccionamiento continuo y permanente del trabajo con la obra martiana: una necesidad insoslayable”, Revista Caribeña de Ciencias Sociales (abril 2018). En línea:
 https://www.eumed.net/rev/caribe/2018/04/trabajo-obra-martiana.html
//hdl.handle.net/20.500.11763/caribe1804trabajo-obra-martiana
INTRODUCCIÓN
En el juicio por los sucesos del Moncada, Castro Ruz  (1953) destacó que llevaba en el corazón las doctrinas del Maestro y en el  pensamiento las nobles ideas de todos los hombres que han defendido la libertad  de los pueblos, con lo cual revelaba la profunda filiación martiana y  marxista-leninista que había alcanzado y que lo condujo al inicio de una obra  que perdura y perdurará si las actuales y futuras generaciones logran esa  unidad, en lo que él será el puente indispensable. En total sintonía con ello,  recientemente, Díaz Canel-Bermúdez (2017) señaló que José Martí brinda  respuestas a complejas interrogantes para los propósitos que tiene Cuba como  nación, razón por la cual es necesario ser cada vez más martianos en  pensamiento, sentimiento y acción lo que exige de su estudio permanente e  integral.  
“En Martí siempre vamos a encontrar respuestas a  complejas interrogantes para nuestra vida, para los propósitos que tenemos como  nación, como país, como Patria”. Su estudio es imprescindible para que, cada  vez, “seamos más martianos en sentimientos, en pensamiento y en acción”.
Es decir, el conocimiento del pensamiento y la obra de  José Martí incide en el razonamiento y en los sentimientos de la persona y se  refleja en su actitud: lo cognitivo, lo afectivo y lo actitudinal en unidad  dialéctica indestructible, como un todo que conforma la personalidad.
Reflexionar sobre el estado en que se encuentra en la  actualidad el trabajo con la obra martiana como herramienta de formación de la  personalidad de los estudiantes es el objetivo que se han propuesto los autores.
DESARROLLO
Los autores desean dejar sentado que las reflexiones que  aquí se socializan constituyen una unidad sistémica con lo que se ha denominado  enfoque martiano del proceso de enseñanza-aprendizaje y formación martiana del  estudiante que serán presentados al público lector, de ser posible, en próximos  espacios.
Para las presentes reflexiones, los autores toman una  muestra de siete provincias: Pinar del Río, La Habana, Matanzas, Cienfuegos,  Camagüey, Las Tunas y Guantánamo e incluyen el Municipio Especial Isla de la  Juventud (ocho en total), lo que constituye una muestra de las 15 provincias  más el Municipio Especial (16) que representa el 50 % del total. Además, se  apoyan en el autorizado criterio de dos importantes directivos de la nación, la  Dra. Ana Sánchez Collazo, directora del Centro de Estudios Martianos y Horacio  Díaz Pendás, Metodólogo Nacional de Historia.
No existe duda alguna de que figuras como Julio A. Mella,  Juan Marinello, Raúl Roa, Carlos Rafael Rodríguez, Armando Hart y Fidel Castro,  por solo mencionar algunas de las más prestigiosas, se convirtieron en  personalidades cumbres del movimiento revolucionario cubano porque alcanzaron  una formación, además de marxista-leninista, martiana.
Quizás, tener en cuenta lo anterior llevó a Vitier  Bolaños en 1994, en el seno de la Asamblea Nacional de Poder Popular, a propugnar  la posibilidad de que Cuba alcance esa formación en las actuales y futuras  generaciones. Desde entonces, decenas y decenas de profesores e investigadores  han escrito al respecto. Uno de los aspectos más tratados en las  investigaciones, y en los trabajos presentados en distintos eventos de variada  naturaleza, desde el segundo lustro de los años 90 hasta el presente, ha sido  el estado en que se encuentra en el país la incorporación del pensamiento y la  obra martiana a la formación del estudiante.
Reseña Cruz García (2017) que para 1998, Velázquez,  A. sostiene que, el trabajo con la obra martiana en la formación profesional en  general -en Las Tunas-, se caracterizaba por el escaso dominio de las  concepciones de José Martí y los valores presentes en su  obra, lo cual limitaba la utilización de la  obra martiana e incidía en la escasa profundidad en la reflexión y valoración  de sus textos, así como de su trascendencia.  
En una valoración realizada en 1999, cinco años después  de la propuesta de Vitier Bolaños, Carrillo  Alonso, citado por Oliva y Brunet (2015) señala que “la  formación martiana de los estudiantes en Cuba, en los distintos niveles, no se  asume, en sentido general, con la sistematicidad que se requiere, sino más bien  de forma espontánea, empírica”, lo cual resulta preocupante si se tiene en  cuenta que, señala, “la palabra de  Martí cobra una relevancia insospechada y actúa como “vacuna” ante los males  que generan actitudes irresponsables y amorales” (p. 472).
Esas ideas, expresadas 18 años  atrás, cobran especial vigencia en el contexto en que Cuba actualiza su modelo  económico en que se necesita de la responsabilidad, la laboriosidad y de una  conducta moral a prueba de fuego ante la avalancha de la crisis ética por la  que atraviesa el mundo y a la que Cuba no es ajena.
¡Cuánto se ha hecho en la  dirección de lograr que cada cubano lleve en el pensamiento y en el corazón las  enseñanzas del Maestro! ¡Cuánto se ha escrito! ¡Cuántas experiencias se han  socializado, y cuántas han quedado en el anonimato, realizadas en los centros  docentes de todos los niveles educacionales del país!
Sin embargo, a pesar de todo lo que  se realiza y de lo mucho que se ha avanzado, aún se está distante de lo que se debe  hacer y alcanzar. No es un terreno vedado a los jóvenes profesores e  investigadores, quienes, sobre la base de lo logrado -y apoyándose en la  investigación científica-, deberán dar continuidad a esa magna obra y sentar  las bases para que las futuras generaciones continúen un camino cada vez más en  ascenso.
Según  Arteaga, F. (2002), en el trabajo con la obra martiana en Las Tunas, desde los  inicios del presente siglo, persistieron insuficiencias en la necesaria  integración, que desde la didáctica debía propiciarse, entre el contenido de la  obra martiana y los contenidos de las asignaturas que formaban parte del plan  de estudio. Era, además, insuficiente el protagonismo de los estudiantes así  como la contribución de los contenidos relacionados con la vida y obra de José  Martí a la formación de modos de actuación desde la formación inicial de los  profesionales de la Educación.
No  son pocos los que consideran, no sin razón, como lo hacen Padrón A. y Castillo.  M. (2009), que el estudio de la obra martiana se caracteriza por su  complejidad, a lo cual se une que “sus múltiples facetas son, con frecuencia,  presentadas a los alumnos en los diferentes niveles como manchas aisladas de un  intrincado “collage”, lo cual confunde al que estudia y la confusión lleva al  rechazo”(p. 394).
Cruz Hernández (2008) constató  que, generalmente, en la enseñanza preuniversitaria de la provincia de Pinar  del Río, incluso los profesores con experiencia profesional, revelan “carencias  para enfrentar el trabajo con los textos martianos en cuanto a su lectura,  comprensión y vinculación a todo tipo de actividad que requiere profundidad en  el conocimiento y elocuencia” (p. 58)  
Además, continúa la autora de referencia, el  83.3 % de los profesores generales integrales declaró presentar limitaciones  para trabajar con los textos martianos; el trabajo a desarrollarse con la obra  martiana no constituye línea de trabajo metodológico ni objetivo de  entrenamiento metodológico; en las visitas de las diferentes instancias, muchas  veces, es ignorado; y, en las reuniones de preparación política no se le asigna  tiempo suficiente al análisis de los textos martianos.
Por su  parte, Silva Ramos (2015), transcurrido un poco más de un lustro del análisis  anterior, realiza un interesante examen, también en la provincia de Pinar del  Río, en el que reafirma la situación descrita con anterioridad, al señalar,  entre las dificultades en el tratamiento a la obra martiana en el  preuniversitario de Sandino, que entre los profesores predomina la idea de que  la lectura de los textos martianos es difícil y compleja y considera entre sus  causas: la falta de preparación científica y metodológica para el estudio de la  obra de José Martí; la débil preparación cultural  para enfrentarla; el desconocimiento del repertorio bibliográfico del escritor;  la complejidad estilística y sintáctica. Además, refiere que el trabajo con la  obra martiana es patrimonio de las asignaturas humanísticas pues los demás  profesores lo consideran innecesario.
Dicho investigador profundiza en el asunto e incluye otras  causas: fallas en la planificación de la superación y  en el trabajo metodológico; así como la inexistencia de modelos, como resultado  de la investigación científica, que garanticen la preparación del profesor para  que “asuma la responsabilidad de mediador entre el texto y el estudiante en la  comprensión de los escritos martianos” (p. 392).
Pudo  constatar que, a pesar de los esfuerzos del Ministerio de Educación, el trabajo  con la vida y la obra del Héroe Nacional se caracteriza por una asistematicidad  y fragmentación que limita la comprensión del lugar que debe ocupar en el  proceso formativo; de la esencia de su pensamiento, de su mensaje revolucionario  axiológico y humanista y de la necesidad de su tratamiento interdisciplinario.  Asimismo, desde el punto de vista teórico y metodológico  señala que existen carencias que no satisfacen las demandas que la sociedad  plantea a la labor docente y que provoca la persistencia de insuficiencias en  el trabajo con la obra martiana que limita la trasmisión y la apropiación de su  legado.
Silva Ramos considera que esos son factores que  ocasionan dificultades para la comprensión lectora  que, generalmente, conducen al abandono de la lectura de los textos martianos.
“En el contexto educativo”, continúa el citado autor, “el  profesor es el máximo responsable de transmitir ese legado martiano inmanente  en su obra, lo cual solo podrá hacer si es un lector inteligente, con  macrohabilidades lecturales desarrolladas que le permitan una comprensión cabal  de los mensajes, lo que resulta ser la condición indispensable para entender al  Martí que incita a actuar” (p. 392). 
Oliva  Quintana y Brunet Brunet (2015) realizan un análisis con resultados similares  en la provincia de Cienfuegos. Señalan que, como resultado de la aplicación de  métodos empíricos para la recogida de datos, se ha identificado que,  frecuentemente se tache a José Martí de escritor oscuro y difícil de entender y  se aprecia la necesidad de preparar a los profesores para el trabajo de  promoción del legado ideo–estético martiano.
En su  estudio corroboran que no existe, entre estudiantes y profesores, una cultura sobre  la lectura, lo que es más grave respecto a la obra de José Martí. Los  profesores confiesan que carecen de la competencia lingüística y literaria para  tal empeño y que su autopreparación no ha sido suficiente para realizar esa  tarea, a pesar de reconocerla como necesaria en su actividad docente.
En su  análisis destacan que estudiantes de las carreras de humanidades de la  universidad de Ciencias Pedagógicas declaran que desconocen aspectos  elementales de la vida y obra de José Martí; que no leen su producción  literaria porque no son tratados con el tiempo suficiente en la carrera ni en  los niveles de educación precedentes. A ello le suman que no reciben una  adecuada promoción de la lectura martiana y la existencia de formas manidas y  repetitivas de trabajo que resultan improductivas.
Los  referidos autores opinan que, aunque los programas de estudio -desde la  primaria hasta la universidad-, contienen temas vinculados al pensamiento y la  obra de José Martí, su tratamiento resulta insuficiente. En comprobaciones  realizadas en los distintos niveles se evidencia que su tratamiento no  despierta el necesario interés por su estudio entre los estudiantes, se  realizan análisis incompletos que, generalmente, quedan en las consideraciones  del profesor sin promover la reflexión y el debate ni trascender en el estudio  independiente e individual.
Las  evaluaciones aplicadas a los estudiantes en los niveles de Educación Primaria y  Media, continúan, no rebasan, en general, el primer nivel de asimilación, que  exigen la reproducción mecánica y memorística de los aspectos informados en las  clases. Por otra parte, la familia tampoco promueve el interés por la lectura  de la obra martiana, en ocasiones porque los padres no están preparados para  ello, a veces porque no lo consideran importante y necesario; otros hacen en el  hogar las tareas orientadas a los estudiantes en clases porque resulta más  fácil.
Asimismo,  dichos investigadores piensan que, aunque la educación en Cuba es genuiidnte  martiana desde la Educación Primaria hasta la Universidad y los programas  contemplan el estudio de la obra de José Martí, no todos los docentes, incluso experimentados  y del área de las humanidades, son lectores sistemáticos de su  producción literaria y es preciso realizar una labor de promoción para que su  lectura se convierta en una práctica cotidiana y sistemática. El papel del  maestro, para lograrlo, es fundamental. 
Es  deber de los profesores, señalan Oliva Quintana y Brunet Brunet (2015),  erradicar las deficiencias señaladas, lo cual no debe quedar a la espontaneidad. Al mismo tiempo,  consideran que es indispensable recurrir a cuanta herramienta pueda ponerse a  disposición del magisterio cubano para que el pensamiento y la obra de José  Martí desempeñe el papel que le corresponde en la formación de los estudiantes.  Sostienen que la enseñanza de la obra martiana requiere de cientificidad “sobre  todo en cuanto a la promoción/recepción de su lectura, pues los docentes no  reciben en su formación inicial, los elementos que propicien desarrollar su  labor académica de la forma más adecuada, por lo que se aprecia una distancia  entre las aspiraciones y la realidad social” (p. 473).
Además  de la provincia de Cienfuegos, otras universidades, particularmente de Ciencias  Pedagógicas y de Ciencias Médicas, tienen una loable labor en el trabajo con la  obra martiana. Se destacan, por solo mencionar algunas, las provincias de la  Habana, Matanzas, Camagüey y Santiago de Cuba. Así, por ejemplo, un colectivo  de investigadores de Matanzas, encabezado por Martínez, E. (2015) señala:
“El  estudio del pensamiento educativo de José Martí (1853-1895) ha estado presente  en el quehacer investigativo de los maestros cubanos desde hace casi cien años.  Sin embargo, por múltiples razones, estas indagaciones están muy lejos de  agotarse y, por el contrario, cada vez son más necesarias y urgentes” (p. 365).
¿Por  qué cada vez son más necesarias y urgentes? Sin dudas, porque lo alcanzado, que  -entre estudiantes y profesores de esa provincia- es alentador, aún dista de la  aspiración trazada por la política educacional cubana.
Por su  parte, Rodríguez y otros (2011), investigadores de la Universidad de Ciencias  Pedagógicas “Enrique José Varona” destacan la existencia de carencias en el  trabajo con la obra martiana en el proceso formativo, pues falta rigor y  sistematicidad en su tratamiento como un todo integrado.
En la  Isla de la Juventud, Moreno Martínez (2017), una de las autoras de este trabajo,  destaca en su tesis doctoral que, como regularidad, el estudiante -al acceder  al aula universitaria-, siente apatía  por el estudio de la obra martiana, lo que se refuerza en la universidad porque  en el proceso de enseñanza-aprendizaje de las distintas asignaturas  existen insuficiencias relacionadas con el estudio del pensamiento de José Martí y ejemplifica en Práctica Integral de la  Lengua Española en la carrera de Educación Primaria. 
Entre esas insuficiencias señala que los  profesores aprovechan insuficientemente las potencialidades del contenido para  el trabajo con la obra martiana; se utilizan fragmentos  de su obra, o frases, que, en no pocas ocasiones, están descontextualizadas; se  orienta la lectura del texto de modo incompleto y, en consecuencia, la realización  de tareas que propician el trabajo con diversas fuentes martianas es limitada o  nula; las actividades que se orientan  con el texto carecen de profundidad en la comprensión y análisis, así  como del vínculo con la vida y la búsqueda investigativa, y, por último, existe  en los profesores apatía por el estudio de las disímiles fuentes martianas.
Además,  dice, el diagnóstico inicial a los estudiantes aportó que, aunque poseen cierto  conocimiento de algunas máximas martianas, no demuestran dominio de ellas, de  igual manera, no conocen los textos en que se abordan las ideas citadas y nunca  tuvieron acercamiento a las Obras Completas, ni a la Edición Crítica, entre  otras fuentes del Apóstol. Asimismo, no realizan investigaciones con o acerca  de la obra de José Martí ni participan en eventos científicos y consideran su  prosa de inaccesible, difícil de entender y extensa, lo que los desmotiva.
Otro de  los autores, Vázquez Labrada, también en su tesis doctoral, reseña las insuficiencias  que limitan la contribución de la disciplina Marxismo-leninismo a la formación  de un maestro martiano y marxista-leninista en la Licenciatura en Educación en  la Universidad “Jesús Montané Oropesa” de la Isla de la Juventud; entre ellas: insuficiente sistematización del  pensamiento martiano en la disciplina Marxismo-leninismo, cuya incorporación se  limita a la introducción esporádica, espontánea y asistemática de algunas de  sus ideas, generalmente ajenas al objeto de estudio, razón por la cual el  pensamiento filosófico, económico y político de José Martí no es debidamente  incorporado al proceso de instrucción, educación y desarrollo de los  estudiantes.
De tal modo, se desaprovechan las potencialidades de las  asignaturas Filosofía, Economía Política y Teoría Política para demostrar cómo  surge, se desarrolla y consolida en Cuba un pensamiento propio. Las causas de  tales insuficiencias se revelan en que:
Por último, Cruz García (2017) en un trabajo presentado en  el IV Taller Nacional sobre el pensamiento de los clásicos del  Marxismo-leninismo y su enseñanza en Las Tunas, señala que  el tratamiento didáctico a la obra martiana  resulta insuficiente en el contexto del proceso de enseñanza aprendizaje de los  contenidos de naturaleza sociopolítica transitando desde la inserción  voluntaria por parte del docente hasta su reconocimiento como una prioridad de  la política educacional que se concreta, teóricamente, mediante la  transdisciplinariedad.
   ¿Es  ajena a esta realidad la situación existente en el resto del país? 
   Los  autores se apoyan en el ya mencionado trabajo de Oliva Quintana y Brunet Brunet  (2015) en que se refieren a valiosas ideas sobre el tema objeto de análisis vertidas  por dos figuras que son autoridades indiscutibles en la materia. La Doctora Ana  Sánchez Collazo, directora del Centro de Estudios Martianos y el destacado  profesor Horacio Díaz Pendás, Metodólogo Nacional de la enseñanza de la  Historia.
   En la  misma dirección apuntada, Sánchez Collazo (2013) declara que es urgente enseñar  a los jóvenes la obra martiana de una forma diferente, alejada de todo  formalismo y estereotipo. Unos años antes (2006) en una intervención realizada  en el Taller “José Martí y la cultura universal” 1 afirmó que los niños, adolescentes y jóvenes no conocen a José Martí como  deben, idea en la que enfatizó recientemente en una defensa de doctorado  (2017).
   Sánchez  Collazo sugiere la apertura a un debate en los centros de formación del  personal docente a partir de la interrogante ¿tienen nuestros futuros  educadores una visión suficientemente sistematizada de la vida del Maestro?
   Es un  debate, además, que reclama el magisterio cubano. Díaz Pendás señala que para  ello se requiere que los docentes posean una cultura martiana, pues, aunque  desde las disciplinas y sus asignaturas, el mensaje de José Martí está presente  en esos centros, no falta esa dosis de insatisfacción que exige del  perfeccionamiento del trabajo que se realiza con sus textos.
  CONCLUSIONES
   Nótese  que las valoraciones realizadas abarcan varios años, desde los años 90 hasta el  presente, 2017. No es algo del pasado afirmar que el trabajo con la obra  martiana, a pesar de cuanto se ha avanzado, necesita de un continuo y  permanente perfeccionamiento. Hoy para transformar la realidad, para arribar a  nuevos lauros, imposibles sin lo que se ha logrado, mañana para erradicar las  deficiencias que, sin duda, emergerán de la labor del presente. Será una  actividad que no tendrá fin. Nuevas lecturas se realizarán de la obra martiana  en correspondencia con los nuevos tiempos porque como afirmó Gabriela Mistral  José Martí es una mina inacabable.
   Al  respecto, Fina García Marruz (s/a) señala “No se le acaba de conocer nunca, no  como creen algunos, porque no se le haya visto suficientemente, sino porque  tiene esa cualidad inagotable de las criaturas naturales, de una fuente, de un  árbol” (p. 368).
  “Se trata de una obra vasta y multifacética”, aclara Gutiérrez Marroquín  (2004), “en la que a cada momento se descubre una arista nueva o un ángulo  apenas explorado” (p. 15).
   Marinello, M. (1975), por su parte, advierte que “existe un mundo martiano, ancho para toda una vida de  averiguación, noticia y pensamiento”. “Serán nuestros nietos”, dice,  “los que tendrán en su mano a todo Martí” (p.  10). 
   Pero, para que ello sea así, tiene que ser una tarea de todos los agentes y  agencias socializadoras, particularmente de la escuela. La institución escolar  tiene que favorecer, por todas las vías a su alcance, la formación martiana de  sus estudiantes: todas las disciplinas, asignaturas y actividades deben  contribuir a ello ¿Cómo pueden hacerlo? En próximos espacios los autores  realizarán sus propuestas, pero la inteligencia colectiva seguirá enriqueciendo  esta hermosa labor.
   Dada la etapa de actualización del modelo económico cubano, así como la  situación por la que atraviesa la región latinoamericana y el mundo, la  exégesis del pensamiento martiano constituye un reto que exige de la preparación  más acabada y profunda de las nuevas generaciones.   
BIBLIOGRAFÍA