Revista: Caribeña de Ciencias Sociales
ISSN: 2254-7630


LO HISTÓRICO EN FAMILIAS RECONSTITUIDAS CON HIJOS ADOLESCENTES: UNA ALTERNATIVA PARA LA COMPRENSIÓN DE SU FUNCIONAMIENTO

Autores e infomación del artículo

Laritza Vázquez Mojena *

Universidad de Granma, Cuba

lvazquezm@udg.co.cu

Resumen
Las familias reconstituidas presentan una serie de características que las singulariza complejizando los procesos que tienen lugar en su interior, lo que demanda la realización de estudios dirigidos a develar los rasgos que la definen. La investigación que se presenta estuvo encaminada a valorar las historias de vida personal y familiar en el funcionamiento de familias reconstituidas, considerando su repercusión en el equilibrio y la adaptabilidad familiar. Se sustentó en los referentes del paradigma cualitativo de investigación y se emplearon como técnicas fundamentales las entrevistas en profundidad, los grupos de discusión y la observación. Se constató la trascendencia de las historias familiares y personales en la reconstitución de la familia”, mediatizando las conductas asumidas ante la inclusión del nuevo miembro en su rol de madrastra o padrastro y los cambios que supone en la estructura y organización familiar. Las vivencias y aprendizajes de vida ejercen también una poderosa influencia en el desarrollo de procesos familiares como la comunicación, el desempeño de roles y la expresión de afectos.

Palabras clave: historia de vida personal y familiar, funcionamiento familiar, familias reconstituidas.

Para citar este artículo puede utilizar el siguiente formato:

Laritza Vázquez Mojena (2018): “Lo histórico en familias reconstituidas con hijos adolescentes: una alternativa para la comprensión de su funcionamiento”, Revista Caribeña de Ciencias Sociales (febrero 2018). En línea:
https://www.eumed.net/rev/index.html/caribe/2018/02/familias-reconstituidas.html
//hdl.handle.net/20.500.11763/caribe1802familias-reconstituidas


La Reconstitución Familiar. Acercamiento a su estudio.
El saber empírico que los seres humanos tenemos sobre la vida familiar por la  simple razón de provenir de una  y  gestar la formación de otra en la edad adulta, condiciona que en  torno a su estructura y destino se  conformen mitos y fuertes polémicas.
A tenor con las profundas y radicales transformaciones económicas y sociales que han tenido lugar en los últimos tiempos, muchos se cuestionaron el papel de la familia como la más básica y primordial institución del ser humano. En los escenarios científicos e intercambios profesionales se refleja la identificación del surgimiento de valores emergentes que tienden a sustituir los de la familia tradicional. La familia se ha diversificado en cuanto a su composición, estructura y tipología.
Han cambiado las formas de hacer pareja, los estilos de autoridad, las pautas de crianza, los modelos de maternidad y paternidad, así como las formas de convivencia. (Arés, 2002). Sin embargo, nada apunta hacia su desaparición, todavía no existe un grupo humano capaz de sustituir sus importantes funciones. La familia se constituye en el ámbito habitual de los primeros afectos y aprendizajes, es el grupo inicial donde ocurre el estreno en este mundo; sigue siendo el refugio habitual de sus integrantes, la referencia de la unidad, el apoyo, la ayuda, el sostén, el recurso que se moviliza cuando peligra la salud de alguno de sus miembros. 
Por sus características e importancia en el desarrollo de la sociedad la familia ha sido objeto de estudio en disímiles investigaciones las que de una u otra forma han contribuido a develar elementos de su funcionamiento y dinámica familiar, de sus emergentes de cambio e incluso de los elementos que alteran su funcionalidad.
Los aportes de los estudios realizados son innegables, pero aún se aprecian en la familia manifestaciones que reflejan la necesidad de orientarla, de potenciar entre sus miembros relaciones desarrolladoras y promover conductas y estilos que contribuyan a la formación y crecimiento personal de sus miembros. En este sentido se impone como reto para las Ciencias Sociales y especialmente para la Psicología el aumento creciente y diverso de los estudios en torno a la familia a tono con las  continuas transformaciones sociales que repercuten en su funcionamiento.
La familia cubana, aunque con características muy propias no escapa a las tendencias de cambio que se aprecian en la sociedad. El conjunto de transformaciones socioeconómicas producidas en el país desde el triunfo de la Revolución ha tenido también una expresión concreta en importantes cambios para el funcionamiento de la familia, que hoy se matiza por las variadas situaciones socioeconómicas que enfrenta, demandando reajustes también en la dinámica y organización familiar.
En este sentido destacan avances y contradicciones aún no resueltas, fortalezas y debilidades, riesgos y conquistas. En las formas de hacer, estar y vivir en familia se perciben cambios en cuanto a su composición, número de miembros, costumbres, intereses y metas que están condicionados fundamentalmente por las transformaciones estructurales, evolutivas y dinámicas que se han operado en la familia. 
Dichos cambios reflejan nuevas alternativas para la vida en pareja y de familia, que se contraponen a las formas de vínculos fusionales, dependientes y posesivos aprendidos de los modelos culturalmente trasmitidos (los más tradicionales que preponderan el rol de hombre como proveedor y el servilismo de la mujer) de relación de pareja y de familia; que ya no responden a las demandas de la sociedad ni representan modelos a seguir para la constitución de una unión sólida, placentera y duradera.   
Actualmente las uniones o convivencia de pareja son reconocidas ya sean legales o consensuales, pero las separaciones y los divorcios son frecuentes. La relación de los divorcios por cada 100 matrimonios se ha triplicado en las últimas décadas. Las cifras se han mantenido más o menos estables en los últimos años mostrando altos índices de divorcialidad, sobre todo en los más jóvenes.
Sin embargo, el número de divorcios registrados en las instituciones legales que lo avalan no revela exactamente las dimensiones reales del fenómeno de la disolución de las parejas, que es más común por separación que por divorcio legalizado. Este hecho está relacionado con el aumento creciente de las uniones consensuales que muestra un debilitamiento del valor del matrimonio como institución, reflejando una percepción de los aspectos jurídicos y legales del mismo como secundarios en relación con la dinámica y calidad del funcionamiento de la pareja (González, 2003).
Aunque de las rupturas de los “matrimonios no formalizados” no figuran datos específicos, el subregistro de población y las expresiones comportamentales de los sujetos en la vida cotidiana reflejan que el fenómeno de la separación de las parejas va en aumento. Esta situación trae aparejado altos costos para la vida familiar, sobre todo para las nuevas organizaciones pues trae consigo el surgimiento de nuevas familias.   
Estudios realizados acerca de la composición y estructura de la familia cubana donde se analiza el proceso de formación, disolución y reincidencia matrimonial demuestran que junto a las altas tasas de divorcio que se evidencian, existe una destacada proporción de personas que se vuelven a casar, o sea, crecen las uniones legales a repetición (González, 2003).
María E. Benítez (2003), socióloga que se especializa en el estudio de los cambios socio-demográficos de la familia cubana insiste en señalar que la tasa de reincidencia en los casamientos y no la del divorcio es la que refleja mejor como se siente la gente, la familia y el matrimonio en muchas sociedades reafirmando que el matrimonio ha perdido estabilidad, pero no su atractivo. El alto porciento de uniones consensuales y los altos índices de segundas y terceras nupcias dan cuenta de ello y reflejan que a pesar de los fracasos las personas no renuncian a la pareja y la familia como opción de vida. 
La unión de la pareja en segundas nupcias con la intención de consolidar la relación y construir una familia, teniendo ya hijos con sus anteriores éxconyuges es un fenómeno cada vez más frecuente. Estas familias en las que al menos uno de los miembros de la pareja proviene de una relación anterior, reciben el calificativo de reconstituidas. (Palacios & Rodrigo, 2000) A pesar de las disímiles formas de referirse a ellas se prefiere esta nominación porque incluye las uniones legales y consensuales.
La vida en familias reconstituidas está determinada por la asunción de importantes y radicales cambios en un período de tiempo relativamente corto; no solo implica la consolidación de una nueva pareja, sino también lidiar con las anteriores experiencias de vida que marcan pautas en el comportamiento actual de sus miembros. Estos, entre otros elementos, dan cuenta de las particularidades de su funcionamiento, que difiere en gran medida de las familias tradicionales (Arés, 2010)
La complejidad en la estructura, la confusión de roles, las particularidades de la comunicación y la expresión de los afectos, el vínculo, la historia personal y familiar previa y las dificultades que entraña el ejercicio de la autoridad, los límites y espacios matizan el funcionamiento de  las familias reconstituidas e inciden en las relaciones que se establecen entre  sus miembros las que, en múltiples ocasiones, están marcadas por las contradicciones y los desencuentros. 
Las familias reconstituidas tienen como punto de partida una  pérdida vitalmente significativa que puede estar determinada por la muerte de uno de los cónyuges y/o el divorcio o separación de la pareja. Ambos casos constituyen pérdidas fundamentales para el resto  de los miembros de la familia, de manera que la primer tarea será la de aprender a manejarse con las pérdidas y los cambios. Cuando la pérdida se produce por separación de la pareja para algunas personas se torna más difícil romper el vínculo emocional; en algunos casos se conservan las esperanzas de una posible reconciliación, hecho que puede atentar contra la estabilidad y armonía en dichas familias (Palacios & Rodrigo, 2000).
Las características de estas familias pueden variar en dependencia de la situación que la antecede. Cuando la reconstitución se produce tras el divorcio o separación de la pareja generalmente la dinámica se complejiza, aspecto que orienta la concepción del trabajo que se presenta. Indiscutiblemente la comprensión de las familias reconstituidas desde los aspectos que dan cuenta de su dinámica y funcionamiento, demanda la realización de estudios que pretendan desentrañar sus particularidades, contribuyendo a la delimitación teórica de indicadores que puedan ser considerados posteriormente en investigaciones similares.
El estudio que se presenta constituye un acercamiento inicial a las peculiaridades que distinguen el funcionamiento de este tipo de familias. Se centra fundamentalmente en la repercusión de las historias personales y familiares para la construcción de la “nueva familia”, atendiendo a  su trascendencia en el funcionamiento, equilibrio y adaptabilidad familiar. En consonancia con ello la investigación está dirigida a determinar los significados de la historia de vida personal y familiar para el funcionamiento de familias reconstituidas.
Reconocer y enfrentar los episodios que pueden atentar contra la salud de este grupo familiar es, no solo un medio para prevenir  trastornos y situaciones estresantes, sino también  un recurso para minimizar  los efectos de los cambios que se producen y dotar a la familia de herramientas psicológicas que le permitan hacer frente  a los conflictos y limitaciones en pos de lograr el crecimiento personal de sus integrantes.  

Familia Reconstituida. Desafíos tras la puerta.
La reconstitución familiar, constituye hoy, un fenómeno cotidiano. Independientemente de los fracasos o frustraciones las personas continúan eligiendo a la pareja y la familia como alternativa de vida.  Con alguna frecuencia, tras la separación o el divorcio las familias dan un paso más allá en su evolución: los progenitores divorciados vuelven a emparejarse, iniciando una nueva convivencia, con o sin vínculo matrimonial. Estas familias reciben el calificativo de reconstituidas (Palacios & Rodrigo, 2000).
La familia reconstituida presupone notables variaciones en su estructura y dinámica, que dependen de su capacidad adaptativa, es  decir, del intento de restablecer el  equilibrio  tras la separación conyugal y sus consecuencias. Puede estar formada  por:
Un padre con hijos y una madre sin hijos o viceversa.
Un padre con hijos y  una madre con hijos, pero los hijos viven en otro lugar.
Dos familias monoparentales con hijos  de la madre y el  padre que se unen. (Martínez, 2005, pp. 24-25)
Vivir en familias reconstituidas impone el establecimiento de nuevos códigos y sistemas de relaciones, donde ya no son mamá o papá solamente, sino padrastro, madrastra, hijos e hijas de estos, quienes matizan las nuevas relaciones de la familia. En ellas tiene lugar una combinación singular de vínculos biológicos y no biológicos, y emergen nuevos roles cuyas funciones y reglas aún no tienen clara definición.
Las familias reconstituidas presentan una serie de características que marcan pautas en su dinámica y funcionamiento: la relación paterno o materno filial es anterior a la relación de pareja; algunos o todos sus integrantes tienen experiencia  previa de familia y, por  tanto, tradiciones y expectativas acerca de la vida en común; los hijos (as) habitualmente integran dos familias diferentes, con las inevitables disparidades; por último, no está clara ni establecida cuál es o ha de ser la relación entre los hijos (as) y la pareja del progenitor (Visher & Visher, 1993 citado en Palacios & Rodrigo, 2000).
En el proceso de adaptación y recuperación del equilibrio familiar estas familias se enfrentan a algunos desafíos condicionados por situaciones de diversa índole. La reorganización familiar posterior al divorcio, la asunción de los roles de madrastra y padrastro, la posición de los hijos ante el nuevo matrimonio, los desacuerdos en la crianza, la relación  con el progenitor ausente así como la tendencia a depositar en la nueva pareja la  responsabilidad por el éxito o fracaso de la relación, forman parte de las principales problemáticas que enfrentan las familias reconstituidas en su vida cotidiana las que, a su vez, constituyen posibles riesgos de crisis. 
Estos elementos fueron develados por la Dra. Patricia Arés (2000) a partir de una investigación exploratoria realizada en  la Universidad de La Habana con una amplia muestra de familias que asistieron al servicio de  Psicología  que allí ofrecen, cuyas problemáticas estaban relacionadas con crisis en la pareja o síntomas generados en los hijos a partir de la reconstitución familiar. Los resultados del estudio que se presenta coinciden en gran medida con lo develado por la Dra. en su investigación.
Amortiguar el efecto de estos eventos se convierte entonces, en una tarea de primer orden para estas familias lo que implica la movilización de recursos y estrategias que le permitan afrontarlas constructivamente y mantener la estabilidad en el sistema familiar.
El  impacto que enfrenta una familia  de segundas nupcias suele ser diferente en tanto convivan en el núcleo familiar  niños pequeños o adolescentes. Se ha de señalar aquí que, independientemente de la etapa por la que transiten los hijos, los procesos de separación de la pareja  y reconstitución familiar pueden dejar secuelas en su funcionamiento individual. En dependencia del manejo familiar ante los cambios y las actitudes que se asuman, pueden aparecer en ellos síntomas de ansiedad, depresión, trastornos de adaptación e incluso bajo rendimiento escolar, así como la agudización de síntomas presentes (Arés, 2000). Se impone en este sentido un gran reto para las familias que no deben perder de vista su importante misión en la formación y desarrollo de los individuos como seres  sanos, en la amplia extensión de la palabra. 
Si los hijos transitan por la adolescencia la situación  adquiere matices diferentes que se expresan en niveles superiores de complejidad. Los adolescentes se encontrarían inmersos entre varios momentos de transición: el proceso de separación de la pareja, la reconstitución familiar y su propio proceso adolescente. De ocurrir estos eventos en etapas previas a la adolescencia, la capacidad valorativa que los adolescentes tienen de los hechos psicológicos y sociales y de las dinámicas relacionales que provocan en las vidas sus familias, permite la reconceptualización de los mismos y el  adoptar nuevas  percepciones y juicios valorativos.
La adolescencia representa, por sí misma, un período evolutivo complejo caracterizado por la sucesión de importantes  y radicales cambios en múltiples esferas de la vida. Es una etapa que está  entre la infancia y la adultez, íntimamente relacionada con ambas, ya que están presentes muchas características de las etapas anteriores con otras nuevas no evidenciadas hasta entonces. Los cambios se producen no solo en la propia imagen del individuo y en la manera de interactuar con sus coetáneos y el resto de las personas, sino que se extiende también a nuevas formas de pensamiento.
El pensamiento, antes concreto, alcanza un nivel de abstracción que le facilita hacer muchos cuestionamientos con relación a los padres, la familia y los adultos en general. Esta nueva y más compleja forma de pensamiento, caracterizada por una mayor autonomía y rigor en su razonamiento va a permitirle a los adolescentes concebir los fenómenos de manera distinta a como lo habían hecho hasta entonces. Esto a su vez modifica sus relaciones familiares y personales.  En esta etapa surgen y se consolidan los ideales acompañados de un incremento de juicios críticos y reflexivos. Se aprecia también un desarrollo de las formaciones motivacionales complejas que se traduce  en la presencia de una autovaloración más estructurada, nuevo nivel de autoconciencia y existencia de juicios, normas y valores más establecidos (Peláez, 2003).
Suelen ser hipercríticos y juzgan severamente a los adultos con los que se relacionan si constatan incongruencia entre las normas y  valores profesados y la expresión comportamental que asumen. Esto es resultado del desarrollo intelectual  lo que le posibilita formular juicios de sí mismos y de los demás, propios del pensamiento operativo formal. Aunque la adolescencia parece ser la peor edad para ajustarse a la nueva relación de los padres, probablemente porque a las tensiones ligadas a la pubertad y las demandas de mayor autonomía se unen las  propias de la transición familiar y  la aceptación de una nueva figura adulta en su  vida (Palacios & Rodrigo, 2000); es importante señalar que ella, por si sola, no supone un período de crisis; cuando se asumen actitudes adecuadas con respecto a  la inclusión del nuevo miembro y el manejo de la adolescencia  no precisamente han de  tener lugar situaciones críticas en el núcleo familiar.
Quedan establecidas las complejidades que entraña la conformación de la estabilidad y adaptabilidad familiar en las segundas nupcias, lo que va a depender, fundamentalmente, de la reorganización que se produzca a partir del equilibrio entre las historias de vida personal y familiar previa, aspecto que constituye el eje fundamental de la presente investigación.

Método
Diseño
La investigación está sustentada en los referentes del paradigma cualitativo de investigación, que fue seleccionado por las posibilidades que ofrece para la interpretación, comprensión y argumentación de las esencias del fenómeno a estudiar, partiendo de las propias construcciones de los sujetos investigados y de la profundización en su expresión personal. En este sentido se centra en la búsqueda de las percepciones, representaciones, criterios, creencias, sentimientos y vivencias, todos asociados a la subjetividad. Esta metodología tributa a la comprensión de los fenómenos en el marco histórico-concreto y posibilita  desentrañar las complejas interrelaciones que se dan en el medio familiar desde una concepción íntegra y dinámica, concibiendo al hombre como centro  del proceso.

Participantes
Los procesos familiares transcurren en ámbitos considerados como privados lo que implica entrar en la esfera más íntima de las personas al evaluar e intervenir. Para seleccionar los sujetos a participar en la investigación se recurrió al ámbito asistencial donde acuden las familias para buscar alternativas de solución a sus conflictos y crisis accediendo a que se les estudie por solicitud explícita de ayuda.
Se seleccionaron para este estudio familias reconstituidas donde los hijos transitan por la adolescencia, puesto que el nivel de desarrollo alcanzado con respecto a los períodos evolutivos precedentes es mayor y teniendo en cuenta la necesidad de trabajar con sujetos que aporten desde sus experiencias y vivencias valoraciones con mayores niveles de profundidad, enriqueciendo de esta forma los datos que se obtengan. Estudios precedentes sobre el tema, citados en la investigación, revelan también que cuando la reconstitución familiar ocurre próxima o durante la adolescencia aumenta la vulnerabilidad a enfrentar situaciones de crisis.
La selección de esta etapa del desarrollo está sustentada también en el hecho de que desde su desarrollo evolutivo los adolescentes son capaces de realizar profundos análisis y valoraciones y con relativa frecuencia cuestionan los modos de actuación a partir de sus aprendizajes de vida. El nivel de desarrollo alcanzado en cuanto al pensamiento incrementa su capacidad de juicios críticos y reflexivos y  condiciona el desarrollo de sentidos personales, normas y valores más establecidos; elementos de gran utilidad para la presente investigación en tanto el cumplimiento de los objetivos propuestos depende, en gran medida, de la calidad y profundidad en  la información que se obtenga.
Es necesario señalar que a partir de las características de la metodología que se utiliza (cualitativa) los criterios para la  selección de la muestra son de comprensión y pertinencia y no de representatividad estadística, por lo que se trabajó con un muestreo intencional.
Teniendo  en cuenta los elementos expuestos en el orden teórico y metodológico se tuvieron en cuenta los siguientes aspectos para la selección de la muestra:
Criterios de inclusión
Familias reconstituidas a partir de  la separación de la  pareja al menos en uno de los miembros de la díada actual.
Familias en las que convivan hijos adolescentes.
Disposición a colaborar en la investigación.
Criterios de exclusión
Familias reconstituidas en las que sus miembros no hayan transitado por el proceso de separación de la pareja como antecedente de la reconstitución familiar.
Familias en las que no convivan hijos adolescentes.
No estar dispuestos a colaborar con la investigación. 
La presente investigación  fue realizada en  el municipio Santiago de Cuba y  la muestra fue seleccionada en “La Clínica  del Adolescente”, que brinda atención psicológica a adolescentes y sus familiares. Quedó conformada por miembros de siete familias que fueron atendidas en la institución. Las mismas reunían los requisitos señalados y participarían  indistintamente en las actividades correspondientes a los métodos y técnicas seleccionados en dependencia de las necesidades de la investigación. Los adolescentes que  promovieron la atención mantienen en la actualidad un equilibrio psicológico constatado por la valoración de los integrantes del equipo de salud del centro. 
Las edades de los adolescentes oscilaban entre 12 y 15 años, de ellos cuatro varones y tres hembras. Las edades de los adultos (padres) oscilaban entre 33 y 60 años, todos insertados en el ámbito laboral excepto una abuela y una  ama de casa. El tiempo de reconstitución familiar fluctúa entre los 4 y 9 años, y todos los participantes adultos se desempeñan en su núcleo familiar como padres o madres, el rol de padrastro o madrastra lo desarrollan a distancia puesto que los hijos de su pareja no conviven en el hogar.

Instrumentos:
Grupos de discusión: se utilizó con el objetivo de obtener información sobre las familias reconstituidas explorando fundamentalmente las particularidades de su funcionamiento a partir de la repercusión de las historias de vida personal y familiar teniendo en cuenta las valoraciones, percepciones, sentimientos y vivencias de  sus miembros con respecto a la vida familiar.
Entrevistas en profundidad: se empleó para identificar los conflictos y contradicciones de los sujetos asociados a la vida en familias  reconstituidas sobre la base de sus criterios, motivaciones, experiencias y sentimientos, que posibilitaron además conocer sus percepciones y definiciones personales sobre este fenómeno y la incidencia de experiencias y vivencias personales en la construcción de la nueva familia.
Observación: este método posibilita obtener información sobre un fenómeno o acontecimiento tal y como este se produce permitiendo entrar en contacto con sus diferentes formas de manifestación. Fue  utilizada durante todo el proceso  investigativo con el objetivo de enriquecer y constatar las respuestas mediante los gestos y manifestaciones de los sujetos.
Es importante precisar que todas las técnicas empleadas han sido evaluadas por especialistas que orientan su quehacer profesional al estudio de las familias.

Procedimiento
La investigación partió de una revisión  teórica inicial que permitió definir teóricamente lo que iba a ser considerado como histórico en las familias reconstituidas, en aras de contribuir al desarrollo del proceso investigativo. Inicialmente se realizó un intercambio con especialistas para explorar elementos asociados al abordaje del tema; se valoraron las acciones que desde la práctica, la ciencia y la profesión han sido desarrolladas, indagando en los modos de actuación predominantes en consonancia con las problemáticas que más se presentan, asociadas a la vida en familias reconstituidas.
Para dar inicio a la  investigación fue enviada a cada familia seleccionada una citación en la que se invitaba a participar en un trabajo grupal en el que se abordarían temas de familia. En la primera reunión grupal se realizó el encuadre (objetivos del trabajo, frecuencias y horarios, normas grupales) y se definieron los compromisos de participación a través de la planilla de consentimiento. Fueron diseñadas y aplicadas tres sesiones de trabajo grupal, cada una se compuso de tres partes fundamentales: momento inicial (pre-tarea y caldeamiento), desarrollo (planteamiento temático) y cierre (devoluciones e integración de lo trabajado).
Se trabajó con adolescentes y padres por separado para garantizar la libre expresión de los sujetos y obtener mayor riqueza en las valoraciones contribuyendo también a evitar posibles sesgos en las informaciones. El diseño orientador fue el mismo en ambos casos con algunas variaciones en las técnicas de animación por las características del período evolutivo. 
El desarrollo del trabajo en grupo fue sucedido por la aplicación de las entrevistas a los sujetos que más se destacaron en el mismo, por la profundidad y riqueza de sus valoraciones así como por el valor de la información que entregaron. La observación se empleó como técnica complementaria en todas las sesiones de trabajo.
Para analizar los resultados se consideraron las particularidades de cada técnica empleada. En el análisis de los grupos de discusión se tuvieron en cuenta los elementos referidos en el material “Grupos de Discusión. Guía práctica para la investigación aplicada”. En correspondencia con ello se valoraron los niveles descriptivo (consiste en ofrecer descripciones de lo acontecido en la sesión) e interpretativo (consiste en ofrecer el significado de los datos apoyándose en el propio proceso descriptivo).
En ambos  casos fueron valorados el contexto, la imprecisión de las respuestas, ideas centrales y aspectos emotivos vinculados al énfasis e intensidad de las expresiones.
El análisis de la entrevista en profundidad  estuvo orientado a desentrañar la visión general y la significación del tema para los entrevistados, a partir de la valoración conjunta de las respuestas interrelacionadas. El análisis persiguió conocer lo construido por los sujetos sobre la vida en familias reconstituidas, así como su significado, principales vivencias, sentimientos y  emociones en aras de identificar sus principales problemáticas y necesidades. 
El análisis de los resultados, en sentido general, estuvo sustentado en otros procedimientos como las comparaciones e inferencias además de la información obtenida en las técnicas complementarias (Test de Funcionamiento Familiar y Un lugar para cada miembro de la familia). Estos métodos permitieron contrastar  lo apreciado en las  diferentes técnicas ofreciendo un carácter de mayor integralidad.
Se tuvo en cuenta también la definición del indicador seleccionado como eje para el desarrollo de la investigación:
* Lo histórico: se considera la historia personal y familiar de los miembros de la familia a partir de las experiencias y aprendizajes de vida, la significación de los eventos afrontados  en el curso de su desarrollo y los pensamientos, actitudes y concepciones formadas que se reactualizan en consonancia con el impacto de la situación actual e  inciden en la adaptación e integración familiar.

Resultados y Discusión
La reconstitución familiar es considerada como un elemento esencial para mantener y darle continuidad a la vida familiar sobre todo por los adultos quienes expresan la “necesidad” de compañía especialmente cuando se tienen hijos, los que ven en este fenómeno una  posibilidad de desarrollo para la familia, auque mostraron algunos niveles de resistencia con respecto a la aceptación de la ruptura definitiva del vínculo entre sus padres y a la inclusión del nuevo miembro en su rol de madrastra o padrastro.
Los principales cambios identificados  por los sujetos (fundamentalmente los adultos) asociados a la reconstitución de la familia están relacionados directamente con las características personales del nuevo miembro, las que son percibidas en un principio como diametralmente opuestas a las de la pareja anterior. En este sentido se conforman  expectativas mayores con respecto a la nueva relación que marcan pautas en el desarrollo de la misma. Otros cambios guardan relación con el aumento de los ingresos al hogar y modificaciones en las actividades que cotidianamente desarrollaban. 
Emergieron como aspectos significativos contenidos asociados a los espacios, límites y ejercicio de la autoridad que tienden a ser difusos e inconsistentes convirtiéndose en fuentes generadoras de conflictos al interior de la familia e interfieren en la comunicación, resaltando la necesidad de delimitar espacios e implantar límites que permitan un adecuado ejercicio de la autoridad donde reine el respeto al otro y las decisiones, normas y reglas tributen al equilibrio familiar.
La búsqueda de un nuevo cónyuge, fundamentalmente en el caso de las mujeres, se apoya en el intento de suplir las carencias sentidas y específicamente la pérdida del sentido  protector de la relación de pareja precedente, lo que se manifiesta en la tendencia a reconstituir la familia casi inmediatamente después de la separación incluso, violando su ideal de pareja.
En torno al eje central de la investigación (lo histórico) se constató que la historia personal y familiar de los sujetos se manifiesta a través de los comportamientos y actitudes que asumen ante diversas situaciones familiares e incide en todos los procesos que tienen lugar en este ámbito.
La comunicación, el desempeño de roles, los procesos afectivos y las relaciones intrafamiliares están determinadas en gran medida por las vivencias, experiencias y aprendizajes de vida asimilados e interiorizados por los individuos en el curso de su desarrollo, que se reactualizan en congruencia con las situaciones que afrontan actualmente.
Las historias familiares y personales inciden en las actitudes que se asumen por los integrantes de la familia en cuanto a la inclusión  del nuevo miembro en tanto su entrada en el núcleo familiar implica una ruptura con los modelos de relación aprehendidos y practicados hasta el momento, imponiendo el establecimiento de nuevos códigos que desestructuran el sistema familiar. 
En las historias personales y familiares  de los sujetos participantes en el estudio resaltan vivencias asociadas a la vida en familias reconstituidas que determinan los comportamientos que asumen en la actualidad, intentando evitar los hechos que pudieran reactualizar experiencias negativas y sentimientos de malestar, realizando comparaciones en cuanto a estilos de vida y características personales diferentes o extrañando  las circunstancias que propiciaron bienestar. En este sentido se condicionan las conductas del nuevo miembro y de la familia en general conformándose expectativas, que de no cumplirse, generan estados de  insatisfacción que pueden estallar en conflictos.
Las características de las historias familiares y personales y su reactualización están determinadas por las individualidades y el contexto sociohistórico en que fue educada cada persona así como por las experiencias y aprendizajes de vida. Con relación a ello se distinguen diferencias en adolescentes y adultos con respecto a los elementos de sus historias de vida que inciden en su comportamiento y marcan pautas, fundamentalmente, en las relaciones con el nuevo miembro, en la adaptación o no a las nuevas condiciones familiares y en los estados de ánimo que se suscitan.
Algunas expresiones: … “yo tuve un padrastro que me pegaba (…) no puedo permitir que a mis hijos le pase eso”; … “me crié con un padrastro de métodos  rigurosos (…) mi esposo tiene un carácter fuerte y por eso casi no le permito que regañe al niño”; … “desde chiquita aprendí que los padres deben encargarse de las cosas de los hijos (…) mi esposo me ayuda pero a veces prefiero  que mantenga las distancias; (…) como quiera que sea él no es el papá de la niña”; … “el padrastro que tenía antes si era bueno, me compraba cosas (…)  el que tengo ahora es diferente, a veces me siento incómodo con él”; … “cuando vivía con mi mamá y mi padrastro me sentía bien (…) ahora vivo con mi papá y mi madrastra que me tratan bien también, pero a veces la extraño y me siento solo”; … “el esposo de mi mamá fue muy bueno conmigo, me ayudó cantidad  a encaminar mi vida (…) quisiera que mi hija también tuviera esa posibilidad pero a mi pareja le cuesta trabajo acercarse a ella…”.
Se constató la repercusión que puede tener en el desarrollo de las personas las situaciones afrontadas en el   transcurso de sus vidas, a partir de la significación que le otorgan a sucesos que forman parte de sus historias personales y familiares. Los adolescentes destacan eventos asociados a la separación de sus padres y al inicio de una nueva relación por parte de alguno de ellos, otorgándole una connotación positiva o negativa en dependencia de las reacciones emocionales y las actitudes  asumidas.
Resulta interesante como algunos adultos también destacan en sus historias de vida episodios similares,  lo que refleja el impacto que tuvieron en su  desarrollo. Como momentos cruciales para los adultos se resaltan además, la ruptura y el inicio de una nueva relación de pareja, así como el nacimiento de los hijos como máxima expresión de crecimiento y realización personal.
La repercusión de la reconstitución familiar en los sujetos que formaron parte del estudio muestra, de forma implícita, la articulación de estrategias familiares y personales, que sobre la base de las historias de vida, atempera el funcionamiento familiar en pos de su equilibrio. Dicha repercusión queda resumida en las pérdidas y ganancias referidas con respecto a ello, que adquieren matices diferentes en consonancia con el período evolutivo y el lugar que ocupan en la familia. Están determinadas también por el manejo familiar y las actitudes asumidas con relación a la inclusión del nuevo miembro. En el caso de los adolescentes las pérdidas están relacionadas con el progenitor ausente y la significación del evento a nivel personal reflejando necesidades de afecto en este sentido e insatisfacciones asociadas a la reconstitución de la familia. En este sentido resaltan las siguientes expresiones: … “perdí cercanía a mi padre”;… “extraño a mi papá”;… “perdí las esperanzas de que mi mamá y mi papá volvieran a estar juntos”;   … “perdí un poco de la atención que me daba mi mamá”.  
Las ganancias expresadas reflejan aceptación o rechazo con respecto a la inclusión del nuevo miembro, en dependencia de cómo ha sido manejada la situación. Algunas expresiones: … “gané una persona que se preocupa por mí”;… “gané alguien que se mete en mi vida”.
En los adultos, fundamentalmente en el caso de las mujeres, las ganancias se contraponen a todo lo perdido como resultado de la separación con la pareja anterior, lo que, según su criterio, le devuelve estabilidad a su vida en múltiples sentidos. Reflejan esencialmente aspectos relacionados con la economía familiar y el apoyo en la crianza y educación de los hijos. Algunas expresiones:… “gané alguien para aconsejar y atender a mi hijo”;… “aumento del poder adquisitivo”;… “atendía a mi hijo como si fuera suyo”;… “tuve una familia completa nuevamente”
Las  pérdidas, sin embargo, generan sentimientos de malestar y reflejan la asunción de inadecuadas estrategias y modos de actuación. Algunas expresiones: … “perdí un poco de la independencia lograda”;… “sentí que mi hija se alejaba de mí”;… “el papá de la niña se distanció mucho más de ella”; … “todavía no logro que mi pareja y mi hija se lleven bien”
En los elementos referidos también se aprecian ganancias a nivel personal, que en este caso se contraponen a lo ganado a partir de la separación de la pareja. Algunas expresiones: … “empecé a vivir sobre mi criterio”;… “gané un poco de independencia”
Indiscutiblemente las familias reconstituidas heredan una historia anterior a la suya propia, lo histórico en ellas está determinado, precisamente, por la historia familiar y personal de sus miembros, que por su significación constituye un indicador fundamental a tener en cuenta para el estudio de este grupo.
Los procesos que distinguen el funcionamiento de estas familias están matizados por la historia familiar y personal de sus  miembros que incide, a su vez, en la adaptación e integración familiar. Los modos y estilos de vida aprehendidos en el curso de su desarrollo así como las normas, concepciones, actitudes y aprendizajes asimilados e interiorizados,  mediatizan las conductas asumidas ante la inclusión del nuevo miembro y los cambios que supone en la estructura y organización familiar.
La familia crece y desarrolla a través del  tiempo una historia familiar. No es una estructura homogénea, con un comportamiento estable, por el contrario representa una organización relacional  muy compleja en la que tres, cuatro o más generaciones se tienen que adaptar simultáneamente a diferentes cambios en el ciclo de vida familiar. Comportamientos, tendencias, orientaciones y patrones morales en los individuos están matizados por la historia familiar, que incide a su vez, en diferentes procesos familiares.
La significación que tiene para los individuos cada suceso vivido en su medio familiar, los pensamientos, actitudes y concepciones formadas así como su reactualización en diferentes momentos de la vida dan cuenta de la existencia  de una historia familiar. Los aprendizajes, vivencias y emociones experimentados en este  contexto repercuten en su comportamiento en múltiples esferas de la vida, en la asunción de normas y reglas y en la conformación de su identidad familiar.
A partir de los resultados de la investigación puede afirmarse que en el seno de familias reconstituidas  estos elementos cobran vital importancia puesto que no se trata solamente de la unión de dos individuos, sino de dos familias, de dos historias con características diferentes. Su funcionamiento está matizado por las experiencias personales y familiares de sus miembros, en este caso, de los/las adolescentes y sus padres/madres, que aportan  sus valoraciones  y vivencias  de la vida en familia, hecho que puede convertirse en generador de conflictos y situaciones estresantes en dependencia de los recursos con que cuente la familia para hacer frente a las mismas, en aras de lograr la integración y adaptación al nuevo núcleo familiar.
Las  personas están indisolublemente vinculadas a la historia familiar y personal que los precede. En el transcurso de su  vida  aprehenden creencias, actitudes, representaciones y estilos que marcan pautas en los procesos de educación, socialización, formación de la personalidad e individualización por los cuales transitan en el curso de su desarrollo. Estos aprendizajes, que están determinados fundamentalmente por la influencia del grupo familiar,  y matizados por las individualidades, constituyen la base de su comportamiento actual. Dicho comportamiento expresa, a su vez,  la interacción entre lo histórico y lo actual de sus relaciones condicionando, en el intercambio con las influencias actuantes, sus relaciones presentes.
En este sentido retomar las conceptualizaciones de Vigotsky permite comprender mejor la determinación sociohistórica de las personas. Para este autor la evolución del individuo está relacionada no solo con su desarrollo actual, sino también con la dinamización de su proceso  histórico. Resalta la situación social del desarrollo (SSD), vinculada indiscutiblemente a  la percepción subjetiva del medio circundante, o a lo que él denominaría vivencia, que constituye la expresión de la relación afectiva del individuo con el  medio integrando lo adquirido hasta el momento con lo externo. 
Las vivencias de los individuos en cada etapa de su historia dejan huellas en su personalidad, que se expresan en las actitudes y comportamientos que asumen ante disímiles situaciones, en tanto el  sujeto, como reflejo de las condiciones sociohistóricas en las que transcurre su vida dentro de los diferentes sistemas de actividad y comunicación en los que se inserta, hereda patrones interaccionales que, con un fuerte componente de aprendizaje, se erigen como determinantes de la conducta humana.
El análisis de los resultados obtenidos nos remite, invariablemente, a los resultados del estudio de la Dra. Patricia Arés citada como antecedente. Queda claro que uno de los retos fundamentales que enfrentan estas familias se deriva de la reorganización familiar y la asunción de los roles de madrastra y padrastro, que pueden complejizarse en dependencia de  la posición de los hijos ante el nuevo matrimonio y el surgimiento de desacuerdos en cuanto a las pautas de crianza.

Consideraciones finales
El ser y formar parte de una familia, implicándose  en las actividades correspondientes, desarrolla en los individuos sentimientos de pertenencia con respecto a ella propiciando la identificación con el grupo familiar y la sensación de ser parte de una historia que, aunque se relaciona con eventos del pasado, tiene fuerte connotación y expresión en el presente y en el futuro.
De ahí que, valorar en las familias reconstituidas la historia familiar y personal de sus miembros y su posible reactualización constituya un elemento clave para comprender su funcionamiento e implementar procesos de orientación psicológica que promuevan el desarrollo de relaciones saludables  entre sus miembros.
En estas familias cada persona transita por puntos diferentes de su ciclo vital. En el curso de su desarrollo las experiencias de vida familiar y personal han sido diferentes, cada una matizada por las individualidades, únicas e irrepetibles, con estilos y modos de actuar aprehendidos en  consonancia con las enseñanzas de su familia de origen. En este sentido se impone un gran reto para las familias reconstituidas en tanto la calidad de las relaciones que se establezcan, la armonía  y estabilidad familiar, van a depender de los recursos con que cuenten sus miembros para tolerar y aceptar las diferencias.
Vivir en familias reconstituidas  no necesariamente va en detrimento del desarrollo familiar. La tipología familiar no define la funcionalidad o no de la familia, la calidad de las relaciones que se establecen está determinada por los procesos interactivos y la adaptabilidad y flexibilidad familiar ante los cambios.
El desarrollo de la presente investigación estuvo permeado por logros y limitaciones, determinadas fundamentalmente por las dificultades para seleccionar la muestra, en tanto el estudio en el contexto familiar siempre toca espacios sensibles e íntimos de los seres humanos.  No obstante entre las consideraciones finales se valora como oportuno resaltar los siguientes aspectos:  

  • Lo histórico, como indicador que valora la trascendencia de la historia familiar y personal de los sujetos en la adaptación e integración al nuevo núcleo familiar, mediatiza los comportamientos y actitudes que se asumen con respecto a los cambios que suscita la reconstitución familiar y a la inclusión  del nuevo miembro en su rol de madrastra o padrastro.
  • La ruptura de las identidades familiares construidas en las historias personales y familiares previas altera el desarrollo de los procesos interactivos, atentando contra el funcionamiento familiar.  
  • Las vivencias y aprendizajes de vida influyen decisivamente en el desarrollo de procesos familiares como la comunicación, el desempeño de roles y la afectividad.

Recomendaciones

  • Implementar programas de intervención donde se considere el indicador propuesto, para constatar  su eficacia  en la orientación psicológica a familias reconstituidas.
  • Continuar profundizando en el abordaje y sistematización de temáticas relacionadas con la familia en consonancia con las nuevas tipologías y características familiares.

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*Licenciada en Psicología. Profesora Asistente. Departamento de Gestión de la Calidad. Universidad de Granma. E-mail: lvazquezm@udg.co.cu. Dirección postal: Zenea #375, entre Lora y Masó, Bayamo, Granma, Cuba

Recibido: 08/01/2018 Aceptado: 12/02/2018 Publicado: Febrero de 2018


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