Laritza Vázquez Mojena *
Universidad de Granma, Cuba
lvazquezm@udg.co.cuResumen
Las familias reconstituidas presentan  una serie de características que las singulariza complejizando los procesos que  tienen lugar en su interior, lo que demanda la realización de estudios dirigidos  a develar los rasgos que la definen. La investigación que se presenta estuvo  encaminada a valorar las historias de vida personal y familiar en el  funcionamiento de familias reconstituidas, considerando su repercusión en el  equilibrio y la adaptabilidad familiar. Se sustentó en los referentes del  paradigma cualitativo de investigación y se emplearon como técnicas  fundamentales las entrevistas en profundidad, los grupos de discusión y la  observación. Se constató la trascendencia de las historias familiares y  personales en la reconstitución de la familia”, mediatizando las conductas  asumidas ante la inclusión del nuevo miembro en su rol de madrastra o padrastro  y los cambios que supone en la estructura y organización familiar. Las  vivencias y aprendizajes de vida ejercen también una poderosa influencia en el  desarrollo de procesos familiares como la comunicación, el desempeño de roles y  la expresión de afectos. 
Palabras clave: historia de vida personal y familiar, funcionamiento familiar, familias reconstituidas.
Para citar este artículo puede utilizar el siguiente formato: 
Laritza Vázquez Mojena (2018): “Lo histórico en familias reconstituidas con hijos adolescentes: una alternativa para la comprensión de su funcionamiento”, Revista Caribeña de Ciencias Sociales (febrero 2018). En línea:
 https://www.eumed.net/rev/index.html/caribe/2018/02/familias-reconstituidas.html
//hdl.handle.net/20.500.11763/caribe1802familias-reconstituidas
La Reconstitución Familiar. Acercamiento a su estudio.
   El saber empírico que los seres humanos tenemos  sobre la vida familiar por la  simple  razón de provenir de una  y  gestar la formación de otra en la edad adulta,  condiciona que en  torno a su estructura  y destino se  conformen mitos y fuertes  polémicas. 
   A tenor con las profundas y radicales  transformaciones económicas y sociales que han tenido lugar en los últimos  tiempos, muchos se cuestionaron el papel de la familia como la más básica y  primordial institución del ser humano. En los escenarios científicos e  intercambios profesionales se refleja la identificación del surgimiento de  valores emergentes que tienden a sustituir los de la familia tradicional. La  familia se ha diversificado en cuanto a su composición, estructura y tipología. 
   Han cambiado las formas de hacer pareja,  los estilos de autoridad, las pautas de crianza, los modelos de maternidad y paternidad,  así como las formas de convivencia. (Arés, 2002). Sin embargo, nada apunta  hacia su desaparición, todavía no existe un grupo humano capaz de sustituir sus  importantes funciones. La familia se constituye en el ámbito habitual de los  primeros afectos y aprendizajes, es el grupo inicial donde ocurre el estreno en  este mundo; sigue siendo el refugio habitual de sus integrantes, la referencia  de la unidad, el apoyo, la ayuda, el sostén, el recurso que se moviliza cuando  peligra la salud de alguno de sus miembros.  
   Por sus características e importancia en  el desarrollo de la sociedad la familia ha sido objeto de estudio en disímiles  investigaciones las que de una u otra forma han contribuido a develar elementos  de su funcionamiento y dinámica familiar, de sus emergentes de cambio e incluso  de los elementos que alteran su funcionalidad.
   Los aportes de los estudios realizados  son innegables, pero aún se aprecian en la familia manifestaciones que reflejan  la necesidad de orientarla, de potenciar entre sus miembros relaciones  desarrolladoras y promover conductas y estilos que contribuyan a la formación y  crecimiento personal de sus miembros. En este sentido se impone como reto para  las Ciencias Sociales y especialmente para la Psicología el aumento creciente y  diverso de los estudios en torno a la familia a tono con las  continuas transformaciones sociales que  repercuten en su funcionamiento. 
   La familia cubana, aunque con  características muy propias no escapa a las tendencias de cambio que se aprecian  en la sociedad. El conjunto de transformaciones socioeconómicas producidas en  el país desde el triunfo de la Revolución ha tenido también una expresión  concreta en importantes cambios para el funcionamiento de la familia, que hoy  se matiza por las variadas situaciones socioeconómicas que enfrenta, demandando  reajustes también en la dinámica y organización familiar. 
   En este sentido destacan avances y  contradicciones aún no resueltas, fortalezas y debilidades, riesgos y conquistas.  En las formas de hacer, estar y vivir en familia se perciben cambios en cuanto  a su composición, número de miembros, costumbres, intereses y metas que están  condicionados fundamentalmente por las transformaciones estructurales, evolutivas  y dinámicas que se han operado en la familia.  
   Dichos cambios reflejan nuevas  alternativas para la vida en pareja y de familia, que se contraponen a las  formas de vínculos fusionales, dependientes y posesivos aprendidos de los modelos  culturalmente trasmitidos (los más tradicionales que preponderan el rol de  hombre como proveedor y el servilismo de la mujer) de relación de pareja y de  familia; que ya no responden a las demandas de la sociedad ni representan  modelos a seguir para la constitución de una unión sólida, placentera y  duradera.    
   Actualmente las uniones o convivencia de  pareja son reconocidas ya sean legales o consensuales, pero las separaciones y  los divorcios son frecuentes. La relación de los divorcios por cada 100  matrimonios se ha triplicado en las últimas décadas. Las cifras se han  mantenido más o menos estables en los últimos años mostrando altos índices de  divorcialidad, sobre todo en los más jóvenes. 
   Sin embargo, el número de divorcios  registrados en las instituciones legales que lo avalan no revela exactamente  las dimensiones reales del fenómeno de la disolución de las parejas, que es más  común por separación que por divorcio legalizado. Este hecho está relacionado  con el aumento creciente de las uniones consensuales que muestra un debilitamiento  del valor del matrimonio como institución, reflejando una percepción de los  aspectos jurídicos y legales del mismo como secundarios en relación con la  dinámica y calidad del funcionamiento de la pareja (González, 2003). 
   Aunque de las rupturas de los “matrimonios  no formalizados” no figuran datos específicos, el subregistro de población y  las expresiones comportamentales de los sujetos en la vida cotidiana reflejan  que el fenómeno de la separación de las parejas va en aumento. Esta situación  trae aparejado altos costos para la vida familiar, sobre todo para las nuevas  organizaciones pues trae consigo el surgimiento de nuevas familias.    
   Estudios realizados acerca de la  composición y estructura de la familia cubana donde se analiza el proceso de formación,  disolución y reincidencia matrimonial demuestran que junto a las altas tasas de  divorcio que se evidencian, existe una destacada proporción de personas que se  vuelven a casar, o sea, crecen las uniones legales a repetición (González,  2003).
   María E. Benítez (2003), socióloga que  se especializa en el estudio de los cambios socio-demográficos de la familia  cubana insiste en señalar que la tasa de reincidencia en los casamientos y no  la del divorcio es la que refleja mejor como se siente la gente, la familia y  el matrimonio en muchas sociedades reafirmando que el matrimonio ha perdido  estabilidad, pero no su atractivo. El alto porciento de uniones consensuales y  los altos índices de segundas y terceras nupcias dan cuenta de ello y reflejan  que a pesar de los fracasos las personas no renuncian a la pareja y la familia  como opción de vida.  
   La unión de la pareja en segundas  nupcias con la intención de consolidar la relación y construir una familia,  teniendo ya hijos con sus anteriores éxconyuges es un fenómeno cada vez más  frecuente. Estas familias en las que al menos uno de los miembros de la pareja  proviene de una relación anterior, reciben el calificativo de reconstituidas.  (Palacios & Rodrigo, 2000) A pesar de las disímiles formas de referirse a  ellas se prefiere esta nominación porque incluye las uniones legales y  consensuales. 
   La vida en familias reconstituidas está  determinada por la asunción de importantes y radicales cambios en un período de  tiempo relativamente corto; no solo implica la consolidación de una nueva  pareja, sino también lidiar con las anteriores experiencias de vida que marcan  pautas en el comportamiento actual de sus miembros. Estos, entre otros  elementos, dan cuenta de las particularidades de su funcionamiento, que difiere  en gran medida de las familias tradicionales (Arés, 2010) 
   La complejidad en la estructura, la  confusión de roles, las particularidades de la comunicación y la expresión de  los afectos, el vínculo, la historia personal y familiar previa y las  dificultades que entraña el ejercicio de la autoridad, los límites y espacios  matizan el funcionamiento de  las  familias reconstituidas e inciden en las relaciones que se establecen  entre  sus miembros las que, en múltiples  ocasiones, están marcadas por las contradicciones y los desencuentros.  
   Las familias reconstituidas tienen como  punto de partida una  pérdida vitalmente  significativa que puede estar determinada por la muerte de uno de los cónyuges  y/o el divorcio o separación de la pareja. Ambos casos constituyen pérdidas  fundamentales para el resto  de los  miembros de la familia, de manera que la primer tarea será la de aprender a  manejarse con las pérdidas y los cambios. Cuando la pérdida se produce por  separación de la pareja para algunas personas se torna más difícil romper el  vínculo emocional; en algunos casos se conservan las esperanzas de una posible  reconciliación, hecho que puede atentar contra la estabilidad y armonía en  dichas familias (Palacios & Rodrigo, 2000).
   Las características de estas familias  pueden variar en dependencia de la situación que la antecede. Cuando la  reconstitución se produce tras el divorcio o separación de la pareja generalmente  la dinámica se complejiza, aspecto que orienta la concepción del trabajo que se  presenta. Indiscutiblemente la comprensión de las familias reconstituidas desde  los aspectos que dan cuenta de su dinámica y funcionamiento, demanda la  realización de estudios que pretendan desentrañar sus particularidades,  contribuyendo a la delimitación teórica de indicadores que puedan ser  considerados posteriormente en investigaciones similares.
   El estudio que se presenta constituye un  acercamiento inicial a las peculiaridades que distinguen el funcionamiento de  este tipo de familias. Se centra fundamentalmente en la repercusión de las  historias personales y familiares para la construcción de la “nueva familia”,  atendiendo a  su trascendencia en el  funcionamiento, equilibrio y adaptabilidad familiar. En consonancia con ello la  investigación está dirigida a determinar los significados de la historia de vida  personal y familiar para el funcionamiento de familias reconstituidas. 
   Reconocer y enfrentar los episodios que  pueden atentar contra la salud de este grupo familiar es, no solo un medio para  prevenir  trastornos y situaciones  estresantes, sino también  un recurso  para minimizar  los efectos de los  cambios que se producen y dotar a la familia de herramientas psicológicas que  le permitan hacer frente  a los  conflictos y limitaciones en pos de lograr el crecimiento personal de sus  integrantes.   
Familia  Reconstituida. Desafíos tras la puerta. 
   La reconstitución familiar, constituye  hoy, un fenómeno cotidiano. Independientemente de los fracasos o frustraciones  las personas continúan eligiendo a la pareja y la familia como alternativa de vida.  Con alguna frecuencia, tras la separación o  el divorcio las familias dan un paso más allá en su evolución: los progenitores  divorciados vuelven a emparejarse, iniciando una nueva convivencia, con o sin  vínculo matrimonial. Estas familias reciben el calificativo de reconstituidas  (Palacios & Rodrigo, 2000).
   La familia reconstituida presupone  notables variaciones en su estructura y dinámica, que dependen de su capacidad  adaptativa, es  decir, del intento de  restablecer el  equilibrio  tras la separación conyugal y sus  consecuencias. Puede estar formada  por: 
   Un padre con hijos y una madre sin hijos  o viceversa. 
   Un padre con hijos y  una madre con hijos, pero los hijos viven en  otro lugar. 
   Dos familias monoparentales con  hijos  de la madre y el  padre que se unen. (Martínez, 2005, pp.  24-25)
   Vivir en familias reconstituidas impone  el establecimiento de nuevos códigos y sistemas de relaciones, donde ya no son  mamá o papá solamente, sino padrastro, madrastra, hijos e hijas de estos,  quienes matizan las nuevas relaciones de la familia. En ellas tiene lugar una  combinación singular de vínculos biológicos y no biológicos, y emergen nuevos  roles cuyas funciones y reglas aún no tienen clara definición. 
   Las familias reconstituidas presentan  una serie de características que marcan pautas en su dinámica y funcionamiento:  la relación paterno o materno filial es anterior a la relación de pareja;  algunos o todos sus integrantes tienen experiencia  previa de familia y, por  tanto, tradiciones y expectativas acerca de  la vida en común; los hijos (as) habitualmente integran dos familias  diferentes, con las inevitables disparidades; por último, no está clara ni  establecida cuál es o ha de ser la relación entre los hijos (as) y la pareja  del progenitor (Visher & Visher, 1993 citado en Palacios & Rodrigo,  2000).
   En el proceso de adaptación y  recuperación del equilibrio familiar estas familias se enfrentan a algunos  desafíos condicionados por situaciones de diversa índole. La reorganización  familiar posterior al divorcio, la asunción de los roles de madrastra y  padrastro, la posición de los hijos ante el nuevo matrimonio, los desacuerdos  en la crianza, la relación  con el  progenitor ausente así como la tendencia a depositar en la nueva pareja la  responsabilidad por el éxito o fracaso de la  relación, forman parte de las principales problemáticas que enfrentan las  familias reconstituidas en su vida cotidiana las que, a su vez, constituyen  posibles riesgos de crisis.  
   Estos elementos fueron develados por la Dra. Patricia Arés (2000)  a partir de una investigación exploratoria realizada en  la Universidad de La Habana con una amplia  muestra de familias que asistieron al servicio de  Psicología   que allí ofrecen, cuyas problemáticas estaban relacionadas con crisis en  la pareja o síntomas generados en los hijos a partir de la reconstitución  familiar. Los resultados del estudio que se presenta coinciden en gran medida  con lo develado por la Dra. en su investigación. 
   Amortiguar el efecto de estos eventos se  convierte entonces, en una tarea de primer orden para estas familias lo que  implica la movilización de recursos y estrategias que le permitan afrontarlas  constructivamente y mantener la estabilidad en el sistema familiar. 
   El   impacto que enfrenta una familia   de segundas nupcias suele ser diferente en tanto convivan en el núcleo  familiar  niños pequeños o adolescentes.  Se ha de señalar aquí que, independientemente de la etapa por la que transiten  los hijos, los procesos de separación de la pareja  y reconstitución familiar pueden dejar  secuelas en su funcionamiento individual. En dependencia del manejo familiar  ante los cambios y las actitudes que se asuman, pueden aparecer en ellos  síntomas de ansiedad, depresión, trastornos de adaptación e incluso bajo  rendimiento escolar, así como la agudización de síntomas presentes (Arés,  2000). Se impone en este sentido un gran reto para las familias que no deben  perder de vista su importante misión en la formación y desarrollo de los  individuos como seres  sanos, en la  amplia extensión de la palabra.  
   Si los hijos transitan por la  adolescencia la situación  adquiere  matices diferentes que se expresan en niveles superiores de complejidad. Los  adolescentes se encontrarían inmersos entre varios momentos de transición: el  proceso de separación de la pareja, la reconstitución familiar y su propio  proceso adolescente. De ocurrir estos eventos en etapas previas a la  adolescencia, la capacidad valorativa que los adolescentes tienen de los hechos  psicológicos y sociales y de las dinámicas relacionales que provocan en las  vidas sus familias, permite la reconceptualización de los mismos y el  adoptar nuevas  percepciones y juicios valorativos. 
   La adolescencia representa, por sí  misma, un período evolutivo complejo caracterizado por la sucesión de importantes  y radicales cambios en múltiples esferas de  la vida. Es una etapa que está  entre la  infancia y la adultez, íntimamente relacionada con ambas, ya que están  presentes muchas características de las etapas anteriores con otras nuevas no  evidenciadas hasta entonces. Los cambios se producen no solo en la propia  imagen del individuo y en la manera de interactuar con sus coetáneos y el resto  de las personas, sino que se extiende también a nuevas formas de pensamiento. 
   El pensamiento, antes concreto, alcanza  un nivel de abstracción que le facilita hacer muchos cuestionamientos con  relación a los padres, la familia y los adultos en general. Esta nueva y más  compleja forma de pensamiento, caracterizada por una mayor autonomía y rigor en  su razonamiento va a permitirle a los adolescentes concebir los fenómenos de  manera distinta a como lo habían hecho hasta entonces. Esto a su vez modifica  sus relaciones familiares y personales.   En esta etapa surgen y se consolidan los ideales acompañados de un  incremento de juicios críticos y reflexivos. Se aprecia también un desarrollo  de las formaciones motivacionales complejas que se traduce  en la presencia de una autovaloración más  estructurada, nuevo nivel de autoconciencia y existencia de juicios, normas y  valores más establecidos (Peláez, 2003).
   Suelen ser hipercríticos y juzgan  severamente a los adultos con los que se relacionan si constatan incongruencia  entre las normas y  valores profesados y  la expresión comportamental que asumen. Esto es resultado del desarrollo intelectual  lo que le posibilita formular juicios de sí  mismos y de los demás, propios del pensamiento operativo formal. Aunque la  adolescencia parece ser la peor edad para ajustarse a la nueva relación de los  padres, probablemente porque a las tensiones ligadas a la pubertad y las  demandas de mayor autonomía se unen las   propias de la transición familiar y   la aceptación de una nueva figura adulta en su  vida (Palacios & Rodrigo, 2000); es  importante señalar que ella, por si sola, no supone un período de crisis;  cuando se asumen actitudes adecuadas con respecto a  la inclusión del nuevo miembro y el manejo de  la adolescencia  no precisamente han  de  tener lugar situaciones críticas en  el núcleo familiar. 
   Quedan establecidas las complejidades  que entraña la conformación de la estabilidad y adaptabilidad familiar en las  segundas nupcias, lo que va a depender, fundamentalmente, de la reorganización  que se produzca a partir del equilibrio entre las historias de vida personal y  familiar previa, aspecto que constituye el eje fundamental de la presente  investigación. 
Método
   Diseño
   La investigación está sustentada en los  referentes del paradigma cualitativo de investigación, que fue seleccionado por  las posibilidades que ofrece para la interpretación, comprensión y argumentación  de las esencias del fenómeno a estudiar, partiendo de las propias  construcciones de los sujetos investigados y de la profundización en su  expresión personal. En este sentido se centra en la búsqueda de las  percepciones, representaciones, criterios, creencias, sentimientos y vivencias,  todos asociados a la subjetividad. Esta metodología tributa a la comprensión de  los fenómenos en el marco histórico-concreto y posibilita  desentrañar las complejas interrelaciones que  se dan en el medio familiar desde una concepción íntegra y dinámica,  concibiendo al hombre como centro  del  proceso. 
Participantes
   Los procesos familiares transcurren en  ámbitos considerados como privados lo que implica entrar en la esfera más  íntima de las personas al evaluar e intervenir. Para seleccionar los sujetos a  participar en la investigación se recurrió al ámbito asistencial donde acuden  las familias para buscar alternativas de solución a sus conflictos y crisis  accediendo a que se les estudie por solicitud explícita de ayuda. 
   Se seleccionaron para este estudio  familias reconstituidas donde los hijos transitan por la adolescencia, puesto  que el nivel de desarrollo alcanzado con respecto a los períodos evolutivos  precedentes es mayor y teniendo en cuenta la necesidad de trabajar con sujetos  que aporten desde sus experiencias y vivencias valoraciones con mayores niveles  de profundidad, enriqueciendo de esta forma los datos que se obtengan. Estudios  precedentes sobre el tema, citados en la investigación, revelan también que cuando  la reconstitución familiar ocurre próxima o durante la adolescencia aumenta la  vulnerabilidad a enfrentar situaciones de crisis.
   La selección de esta etapa del  desarrollo está sustentada también en el hecho de que desde su desarrollo  evolutivo los adolescentes son capaces de realizar profundos análisis y  valoraciones y con relativa frecuencia cuestionan los modos de actuación a  partir de sus aprendizajes de vida. El nivel de desarrollo alcanzado en cuanto  al pensamiento incrementa su capacidad de juicios críticos y reflexivos y  condiciona el desarrollo de sentidos  personales, normas y valores más establecidos; elementos de gran utilidad para  la presente investigación en tanto el cumplimiento de los objetivos propuestos  depende, en gran medida, de la calidad y profundidad en  la información que se obtenga. 
   Es necesario señalar que a partir de las  características de la metodología que se utiliza (cualitativa) los criterios  para la  selección de la muestra son de  comprensión y pertinencia y no de representatividad estadística, por lo que se  trabajó con un muestreo intencional. 
   Teniendo   en cuenta los elementos expuestos en el orden teórico y metodológico se  tuvieron en cuenta los siguientes aspectos para la selección de la muestra: 
  Criterios  de inclusión 
   Familias reconstituidas a partir de  la separación de la  pareja al menos en uno de los miembros de la  díada actual. 
   Familias en las que convivan hijos  adolescentes. 
   Disposición a colaborar en la  investigación. 
  Criterios  de exclusión 
   Familias reconstituidas en las que sus  miembros no hayan transitado por el proceso de separación de la pareja como  antecedente de la reconstitución familiar. 
   Familias en las que no convivan hijos  adolescentes. 
   No estar dispuestos a colaborar con la  investigación.  
   La presente investigación  fue realizada en  el municipio Santiago de Cuba y  la muestra fue seleccionada en “La Clínica  del Adolescente”, que brinda atención  psicológica a adolescentes y sus familiares. Quedó conformada por miembros de  siete familias que fueron atendidas en la institución. Las mismas reunían los  requisitos señalados y participarían   indistintamente en las actividades correspondientes a los métodos y  técnicas seleccionados en dependencia de las necesidades de la investigación.  Los adolescentes que  promovieron la  atención mantienen en la actualidad un equilibrio psicológico constatado por la  valoración de los integrantes del equipo de salud del centro.  
   Las edades de los adolescentes oscilaban  entre 12 y 15 años, de ellos cuatro varones y tres hembras. Las edades de los  adultos (padres) oscilaban entre 33 y 60 años, todos insertados en el ámbito  laboral excepto una abuela y una  ama de  casa. El tiempo de reconstitución familiar fluctúa entre los 4 y 9 años, y  todos los participantes adultos se desempeñan en su núcleo familiar como padres  o madres, el rol de padrastro o madrastra lo desarrollan a distancia puesto que  los hijos de su pareja no conviven en el hogar.
Instrumentos: 
   Grupos  de discusión:  se utilizó con el objetivo de obtener información sobre las familias  reconstituidas explorando fundamentalmente las particularidades de su  funcionamiento a partir de la repercusión de las historias de vida personal y  familiar teniendo en cuenta las valoraciones, percepciones, sentimientos y  vivencias de  sus miembros con respecto a  la vida familiar. 
   Entrevistas  en profundidad: se empleó para identificar los conflictos y  contradicciones de los sujetos asociados a la vida en familias  reconstituidas sobre la base de sus  criterios, motivaciones, experiencias y sentimientos, que posibilitaron además  conocer sus percepciones y definiciones personales sobre este fenómeno y la incidencia  de experiencias y vivencias personales en la construcción de la nueva familia. 
   Observación: este método  posibilita obtener información sobre un fenómeno o acontecimiento tal y como  este se produce permitiendo entrar en contacto con sus diferentes formas de  manifestación. Fue  utilizada durante  todo el proceso  investigativo con el  objetivo de enriquecer y constatar las respuestas mediante los gestos y  manifestaciones de los sujetos. 
   Es importante precisar que todas las  técnicas empleadas han sido evaluadas por especialistas que orientan su  quehacer profesional al estudio de las familias. 
Procedimiento
   La investigación partió de una  revisión  teórica inicial que permitió  definir teóricamente lo que iba a ser considerado como histórico en las  familias reconstituidas, en aras de contribuir al desarrollo del proceso  investigativo. Inicialmente se realizó un intercambio con especialistas para  explorar elementos asociados al abordaje del tema; se valoraron las acciones  que desde la práctica, la ciencia y la profesión han sido desarrolladas,  indagando en los modos de actuación predominantes en consonancia con las  problemáticas que más se presentan, asociadas a la vida en familias  reconstituidas. 
   Para dar inicio a la  investigación fue enviada a cada familia  seleccionada una citación en la que se invitaba a participar en un trabajo  grupal en el que se abordarían temas de familia. En la primera reunión grupal  se realizó el encuadre (objetivos del trabajo, frecuencias y horarios, normas  grupales) y se definieron los compromisos de participación a través de la  planilla de consentimiento. Fueron diseñadas y aplicadas tres sesiones de trabajo  grupal, cada una se compuso de tres partes fundamentales: momento inicial  (pre-tarea y caldeamiento), desarrollo (planteamiento temático) y cierre  (devoluciones e integración de lo trabajado). 
   Se trabajó con adolescentes y padres por  separado para garantizar la libre expresión de los sujetos y obtener mayor  riqueza en las valoraciones contribuyendo también a evitar posibles sesgos en  las informaciones. El diseño orientador fue el mismo en ambos casos con algunas  variaciones en las técnicas de animación por las características del período  evolutivo.  
   El desarrollo del trabajo en grupo fue  sucedido por la aplicación de las entrevistas a los sujetos que más se  destacaron en el mismo, por la profundidad y riqueza de sus valoraciones así  como por el valor de la información que entregaron. La observación se empleó  como técnica complementaria en todas las sesiones de trabajo. 
   Para analizar los resultados se  consideraron las particularidades de cada técnica empleada. En el análisis de  los grupos de discusión se tuvieron en cuenta los elementos referidos en el  material “Grupos de Discusión. Guía práctica para la investigación aplicada”.  En correspondencia con ello se valoraron los niveles descriptivo (consiste en  ofrecer descripciones de lo acontecido en la sesión) e interpretativo (consiste  en ofrecer el significado de los datos apoyándose en el propio proceso  descriptivo). 
   En ambos   casos fueron valorados el contexto, la imprecisión de las respuestas,  ideas centrales y aspectos emotivos vinculados al énfasis e intensidad de las  expresiones. 
   El análisis de la entrevista en  profundidad  estuvo orientado a  desentrañar la visión general y la significación del tema para los  entrevistados, a partir de la valoración conjunta de las respuestas  interrelacionadas. El análisis persiguió conocer lo construido por los sujetos  sobre la vida en familias reconstituidas, así como su significado, principales  vivencias, sentimientos y  emociones en  aras de identificar sus principales problemáticas y necesidades.  
   El análisis de los resultados, en  sentido general, estuvo sustentado en otros procedimientos como las  comparaciones e inferencias además de la información obtenida en las técnicas  complementarias (Test de Funcionamiento Familiar y Un lugar para cada miembro  de la familia). Estos métodos permitieron contrastar  lo apreciado en las  diferentes técnicas ofreciendo un carácter de  mayor integralidad. 
   Se tuvo en cuenta también la definición  del indicador seleccionado como eje para el desarrollo de la investigación: 
   * Lo  histórico: se considera la historia personal y familiar de los miembros de  la familia a partir de las experiencias y aprendizajes de vida, la  significación de los eventos afrontados   en el curso de su desarrollo y los pensamientos, actitudes y  concepciones formadas que se reactualizan en consonancia con el impacto de la  situación actual e  inciden en la  adaptación e integración familiar. 
Resultados  y Discusión
   La reconstitución familiar es  considerada como un elemento esencial para mantener y darle continuidad a la  vida familiar sobre todo por los adultos quienes expresan la “necesidad” de  compañía especialmente cuando se tienen hijos, los que ven en este fenómeno  una  posibilidad de desarrollo para la  familia, auque mostraron algunos niveles de resistencia con respecto a la  aceptación de la ruptura definitiva del vínculo entre sus padres y a la  inclusión del nuevo miembro en su rol de madrastra o padrastro. 
   Los principales cambios  identificados  por los sujetos  (fundamentalmente los adultos) asociados a la reconstitución de la familia  están relacionados directamente con las características personales del nuevo  miembro, las que son percibidas en un principio como diametralmente opuestas a  las de la pareja anterior. En este sentido se conforman  expectativas mayores con respecto a la nueva  relación que marcan pautas en el desarrollo de la misma. Otros cambios guardan  relación con el aumento de los ingresos al hogar y modificaciones en las  actividades que cotidianamente desarrollaban.  
   Emergieron como aspectos significativos  contenidos asociados a los espacios, límites y ejercicio de la autoridad que  tienden a ser difusos e inconsistentes convirtiéndose en fuentes generadoras de  conflictos al interior de la familia e interfieren en la comunicación,  resaltando la necesidad de delimitar espacios e implantar límites que permitan  un adecuado ejercicio de la autoridad donde reine el respeto al otro y las  decisiones, normas y reglas tributen al equilibrio familiar. 
   La búsqueda de un nuevo cónyuge,  fundamentalmente en el caso de las mujeres, se apoya en el intento de suplir  las carencias sentidas y específicamente la pérdida del sentido  protector de la relación de pareja  precedente, lo que se manifiesta en la tendencia a reconstituir la familia casi  inmediatamente después de la separación incluso, violando su ideal de pareja. 
   En torno al eje central de la  investigación (lo histórico) se constató que la historia personal y familiar de  los sujetos se manifiesta a través de los comportamientos y actitudes que  asumen ante diversas situaciones familiares e incide en todos los procesos que  tienen lugar en este ámbito. 
   La comunicación, el desempeño de roles,  los procesos afectivos y las relaciones intrafamiliares están determinadas en  gran medida por las vivencias, experiencias y aprendizajes de vida asimilados e  interiorizados por los individuos en el curso de su desarrollo, que se  reactualizan en congruencia con las situaciones que afrontan actualmente. 
   Las historias familiares y personales  inciden en las actitudes que se asumen por los integrantes de la familia en  cuanto a la inclusión  del nuevo miembro  en tanto su entrada en el núcleo familiar implica una ruptura con los modelos  de relación aprehendidos y practicados hasta el momento, imponiendo el  establecimiento de nuevos códigos que desestructuran el sistema familiar.  
   En las historias personales y  familiares  de los sujetos participantes  en el estudio resaltan vivencias asociadas a la vida en familias reconstituidas  que determinan los comportamientos que asumen en la actualidad, intentando  evitar los hechos que pudieran reactualizar experiencias negativas y  sentimientos de malestar, realizando comparaciones en cuanto a estilos de vida  y características personales diferentes o extrañando  las circunstancias que propiciaron bienestar.  En este sentido se condicionan las conductas del nuevo miembro y de la familia  en general conformándose expectativas, que de no cumplirse, generan estados  de  insatisfacción que pueden estallar en  conflictos. 
   Las características de las historias  familiares y personales y su reactualización están determinadas por las  individualidades y el contexto sociohistórico en que fue educada cada persona  así como por las experiencias y aprendizajes de vida. Con relación a ello se  distinguen diferencias en adolescentes y adultos con respecto a los elementos  de sus historias de vida que inciden en su comportamiento y marcan pautas,  fundamentalmente, en las relaciones con el nuevo miembro, en la adaptación o no  a las nuevas condiciones familiares y en los estados de ánimo que se suscitan. 
   Algunas expresiones: … “yo tuve un  padrastro que me pegaba (…) no puedo permitir que a mis hijos le pase eso”; …  “me crié con un padrastro de métodos   rigurosos (…) mi esposo tiene un carácter fuerte y por eso casi no le  permito que regañe al niño”; … “desde chiquita aprendí que los padres deben  encargarse de las cosas de los hijos (…) mi esposo me ayuda pero a veces prefiero  que mantenga las distancias; (…) como quiera  que sea él no es el papá de la niña”; … “el padrastro que tenía antes si era  bueno, me compraba cosas (…)  el que  tengo ahora es diferente, a veces me siento incómodo con él”; … “cuando vivía  con mi mamá y mi padrastro me sentía bien (…) ahora vivo con mi papá y mi  madrastra que me tratan bien también, pero a veces la extraño y me siento  solo”; … “el esposo de mi mamá fue muy bueno conmigo, me ayudó cantidad  a encaminar mi vida (…) quisiera que mi hija  también tuviera esa posibilidad pero a mi pareja le cuesta trabajo acercarse a  ella…”.
   Se constató la repercusión que puede  tener en el desarrollo de las personas las situaciones afrontadas en el   transcurso de sus vidas, a partir de la  significación que le otorgan a sucesos que forman parte de sus historias  personales y familiares. Los adolescentes destacan eventos asociados a la  separación de sus padres y al inicio de una nueva relación por parte de alguno  de ellos, otorgándole una connotación positiva o negativa en dependencia de las  reacciones emocionales y las actitudes   asumidas. 
   Resulta interesante como algunos adultos  también destacan en sus historias de vida episodios similares,  lo que refleja el impacto que tuvieron en  su  desarrollo. Como momentos cruciales  para los adultos se resaltan además, la ruptura y el inicio de una nueva  relación de pareja, así como el nacimiento de los hijos como máxima expresión  de crecimiento y realización personal. 
   La repercusión de la reconstitución  familiar en los sujetos que formaron parte del estudio muestra, de forma  implícita, la articulación de estrategias familiares y personales, que sobre la  base de las historias de vida, atempera el funcionamiento familiar en pos de su  equilibrio. Dicha repercusión queda resumida en las pérdidas y ganancias  referidas con respecto a ello, que adquieren matices diferentes en consonancia  con el período evolutivo y el lugar que ocupan en la familia. Están  determinadas también por el manejo familiar y las actitudes asumidas con  relación a la inclusión del nuevo miembro. En el caso de los adolescentes las  pérdidas están relacionadas con el progenitor ausente y la significación del  evento a nivel personal reflejando necesidades de afecto en este sentido e  insatisfacciones asociadas a la reconstitución de la familia. En este sentido  resaltan las siguientes expresiones: … “perdí cercanía a mi padre”;… “extraño a  mi papá”;… “perdí las esperanzas de que mi mamá y mi papá volvieran a estar  juntos”;   … “perdí un poco de la  atención que me daba mi mamá”.  
   Las ganancias expresadas reflejan  aceptación o rechazo con respecto a la inclusión del nuevo miembro, en  dependencia de cómo ha sido manejada la situación. Algunas expresiones: … “gané  una persona que se preocupa por mí”;… “gané alguien que se mete en mi vida”.
   En los adultos, fundamentalmente en el  caso de las mujeres, las ganancias se contraponen a todo lo perdido como  resultado de la separación con la pareja anterior, lo que, según su criterio,  le devuelve estabilidad a su vida en múltiples sentidos. Reflejan esencialmente  aspectos relacionados con la economía familiar y el apoyo en la crianza y  educación de los hijos. Algunas expresiones:… “gané alguien para aconsejar y  atender a mi hijo”;… “aumento del poder adquisitivo”;… “atendía a mi hijo como  si fuera suyo”;… “tuve una familia completa nuevamente” 
   Las   pérdidas, sin embargo, generan sentimientos de malestar y reflejan la  asunción de inadecuadas estrategias y modos de actuación. Algunas expresiones: …  “perdí un poco de la independencia lograda”;… “sentí que mi hija se alejaba de  mí”;… “el papá de la niña se distanció mucho más de ella”; … “todavía no logro  que mi pareja y mi hija se lleven bien” 
   En los elementos referidos también se  aprecian ganancias a nivel personal, que en este caso se contraponen a lo  ganado a partir de la separación de la pareja. Algunas expresiones: … “empecé a  vivir sobre mi criterio”;… “gané un poco de independencia” 
   Indiscutiblemente las familias  reconstituidas heredan una historia anterior a la suya propia, lo histórico en  ellas está determinado, precisamente, por la historia familiar y personal de  sus miembros, que por su significación constituye un indicador fundamental a  tener en cuenta para el estudio de este grupo. 
   Los procesos que distinguen el  funcionamiento de estas familias están matizados por la historia familiar y  personal de sus  miembros que incide, a  su vez, en la adaptación e integración familiar. Los modos y estilos de vida  aprehendidos en el curso de su desarrollo así como las normas, concepciones,  actitudes y aprendizajes asimilados e interiorizados,  mediatizan las conductas asumidas ante la inclusión  del nuevo miembro y los cambios que supone en la estructura y organización  familiar. 
   La familia crece y desarrolla a través  del  tiempo una historia familiar. No es  una estructura homogénea, con un comportamiento estable, por el contrario  representa una organización relacional   muy compleja en la que tres, cuatro o más generaciones se tienen que  adaptar simultáneamente a diferentes cambios en el ciclo de vida familiar.  Comportamientos, tendencias, orientaciones y patrones morales en los individuos  están matizados por la historia familiar, que incide a su vez, en diferentes  procesos familiares. 
   La significación que tiene para los  individuos cada suceso vivido en su medio familiar, los pensamientos, actitudes  y concepciones formadas así como su reactualización en diferentes momentos de  la vida dan cuenta de la existencia  de  una historia familiar. Los aprendizajes, vivencias y emociones experimentados  en este  contexto repercuten en su  comportamiento en múltiples esferas de la vida, en la asunción de normas y  reglas y en la conformación de su identidad familiar. 
   A partir de los resultados de la  investigación puede afirmarse que en el seno de familias reconstituidas  estos elementos cobran vital importancia  puesto que no se trata solamente de la unión de dos individuos, sino de dos  familias, de dos historias con características diferentes. Su funcionamiento  está matizado por las experiencias personales y familiares de sus miembros, en  este caso, de los/las adolescentes y sus padres/madres, que aportan  sus valoraciones  y vivencias   de la vida en familia, hecho que puede convertirse en generador de  conflictos y situaciones estresantes en dependencia de los recursos con que  cuente la familia para hacer frente a las mismas, en aras de lograr la  integración y adaptación al nuevo núcleo familiar. 
   Las   personas están indisolublemente vinculadas a la historia familiar y  personal que los precede. En el transcurso de su  vida   aprehenden creencias, actitudes, representaciones y estilos que marcan  pautas en los procesos de educación, socialización, formación de la  personalidad e individualización por los cuales transitan en el curso de su  desarrollo. Estos aprendizajes, que están determinados fundamentalmente por la  influencia del grupo familiar,  y  matizados por las individualidades, constituyen la base de su comportamiento  actual. Dicho comportamiento expresa, a su vez,   la interacción entre lo histórico y lo actual de sus relaciones  condicionando, en el intercambio con las influencias actuantes, sus relaciones  presentes. 
   En este sentido retomar las  conceptualizaciones de Vigotsky permite comprender mejor la determinación  sociohistórica de las personas. Para este autor la evolución del individuo está  relacionada no solo con su desarrollo actual, sino también con la dinamización  de su proceso  histórico. Resalta la  situación social del desarrollo (SSD), vinculada indiscutiblemente a  la percepción subjetiva del medio  circundante, o a lo que él denominaría vivencia, que constituye la expresión de  la relación afectiva del individuo con el   medio integrando lo adquirido hasta el momento con lo externo.  
   Las vivencias de los individuos en cada  etapa de su historia dejan huellas en su personalidad, que se expresan en las  actitudes y comportamientos que asumen ante disímiles situaciones, en tanto  el  sujeto, como reflejo de las  condiciones sociohistóricas en las que transcurre su vida dentro de los  diferentes sistemas de actividad y comunicación en los que se inserta, hereda  patrones interaccionales que, con un fuerte componente de aprendizaje, se  erigen como determinantes de la conducta humana. 
   El análisis de los resultados obtenidos  nos remite, invariablemente, a los resultados del estudio de la Dra. Patricia  Arés citada como antecedente. Queda claro que uno de los retos fundamentales  que enfrentan estas familias se deriva de la reorganización familiar y la  asunción de los roles de madrastra y padrastro, que pueden complejizarse en  dependencia de  la posición de los hijos  ante el nuevo matrimonio y el surgimiento de desacuerdos en cuanto a las pautas  de crianza.
Consideraciones  finales
   El ser y formar parte de una familia,  implicándose  en las actividades  correspondientes, desarrolla en los individuos sentimientos de pertenencia con  respecto a ella propiciando la identificación con el grupo familiar y la  sensación de ser parte de una historia que, aunque se relaciona con eventos del  pasado, tiene fuerte connotación y expresión en el presente y en el futuro. 
   De ahí que, valorar en las familias  reconstituidas la historia familiar y personal de sus miembros y su posible  reactualización constituya un elemento clave para comprender su funcionamiento  e implementar procesos de orientación psicológica que promuevan el desarrollo  de relaciones saludables  entre sus  miembros. 
   En estas familias cada persona transita  por puntos diferentes de su ciclo vital. En el curso de su desarrollo las  experiencias de vida familiar y personal han sido diferentes, cada una matizada  por las individualidades, únicas e irrepetibles, con estilos y modos de actuar  aprehendidos en  consonancia con las  enseñanzas de su familia de origen. En este sentido se impone un gran reto para  las familias reconstituidas en tanto la calidad de las relaciones que se  establezcan, la armonía  y estabilidad  familiar, van a depender de los recursos con que cuenten sus miembros para  tolerar y aceptar las diferencias.
   Vivir en familias reconstituidas  no necesariamente va en detrimento del  desarrollo familiar. La tipología familiar no define la funcionalidad o no de  la familia, la calidad de las relaciones que se establecen está determinada por  los procesos interactivos y la adaptabilidad y flexibilidad familiar ante los  cambios. 
   El desarrollo de la presente  investigación estuvo permeado por logros y limitaciones, determinadas fundamentalmente  por las dificultades para seleccionar la muestra, en tanto el estudio en el  contexto familiar siempre toca espacios sensibles e íntimos de los seres  humanos.  No obstante entre las  consideraciones finales se valora como oportuno resaltar los siguientes  aspectos:  
Recomendaciones
Referencias  Bibliográficas
   Arés, P. (1990).   Mi  familia es así. Editorial de Ciencias Sociales, La Habana, 1990. 
   Arés, P. (2000). Abriendo   las puertas a las familias del 2000. Editora Política, La Habana,  Cuba. 
   Arés, P. (2002). Psicología  de la Familia. Una  aproximación a su estudio. Editorial Félix Varela, La Habana, Cuba. 
   Arés, P. (2010). La  familia. Una mirada desde la Psicología. Editorial  Científico – Técnica, La Habana,  Cuba. 
   Benítez, M. E. (1999).  Panorama sociodemográfico de la  familia cubana. Editorial de Ciencias Sociales, La Habana, Cuba. 
   Benítez, M. E. (2003).  La familia Cubana en la segunda  mitad del siglo XX. Editorial de Ciencias Sociales, La Habana, Cuba.  
   Carvajal, C. & Rodríguez-Mena, M. (1995).  La  escuela, la familia y la educación para la salud. Colección Para la vida,  Editorial Pueblo y Educación, La   Habana, Cuba. 
   Cintrón, F., Walters-Pacheco, K.  & Serrano-García, I. (2008). Cambios... ¿Cómo influyen en los y las  adolescentes de familias reconstituidas? Revista Interamericana  de Psicología, v.42n.1. Extraído el 4 de  febrero, 2017 de  http://scielo.bv5-psi.org.br/scielo.php?pid=s0034-96902008000100010&script=sci-arttext   
   Domínguez, L. (1990). Cuestiones  psicológicas del desarrollo de la personalidad. La Habana: Universidad de La Habana; 1990.
   García, B. & Caballero, E. (2004). Profesionalidad y práctica pedagógica. Editorial Pueblo y  Educación, La Habana,  Cuba. 
   Gracia, E. & Musitu, G. (2000). Psicología Social de la Familia. Temas de Psicología,   Editorial Paidós. 
   Krueger, R. A. (1991).  El grupo de discusión. Guía  práctica para la investigación aplicada. Ediciones Pirámide, S. A, Madrid. 
   Martínez, C. (2001). Salud  familiar. Editorial Científico-Técnica, La Habana, Cuba. 
   Martínez, C. (2005).  Para que la familia funcione bien.  Editorial Científico-Técnica, La   Habana, Cuba. 
   Padrón, A. R. (2002). La  familia como grupo primario de la sociedad en Nociones de sociología,  psicología y pedagogía. Editorial Pueblo y Educación.  
   Palacios, J. & Rodrigo, M.J. (2000). Familia y desarrollo humano. Psicología  y Educación, Alianza Editorial. 
   Palacios, J., Marchesi, A. & Coll, C.  (2001).  Desarrollo psicológico y educación.  Psicología y educación, Alianza Editorial, segunda edición. 
   Potrony, J. (1985). La  familia humana: Del mito a la realidad. Editorial de Ciencias Sociales, La Habana, Cuba. 
   Peláez, J. (2003). Adolescencia  y juventud. Desafíos actuales. La   Habana: Científico- Técnica.
   Rodríguez, G., Gil, J. & García, E.  (2004). Metodología  de la investigación cualitativa. Editorial Félix Varela,  La   Habana, Cuba. 
   Satir, V. (2002). Nuevas  relaciones humanas en el núcleo familiar. Edición corregida y aumentada,  Editorial México. 
   Torres, M. (2003).  Familia, unidad y diversidad. Editorial  Pueblo y Educación, La Habana,  Cuba.   
   Turtós, L. B. & Valdés, Y. (1999).  El  divorcio, un proceso de transición: ¿Nuevas configuraciones   familiares o ruptura de  una identidad familiar? Tesis en opción  al título de licenciado en Psicología, Departamento de Psicología, Universidad  de La Habana. 
   Vera, A. (2003).  La familia y las ciencias sociales.  Biblioteca básica de Historia y Cultura de la familia en  Cuba, Centro de investigaciones y desarrollo  de la cultura cubana Juan Marinello.