Isabel Patricia Valdivieso López*
Betty Elizabeth Alarcón Chávez **
María José Vélez Zambrano ***
Universidad Técnica de Manabí, Ecuador
ivaldivieso@utm.edu.ecRESUMEN
La violencia se define como la fuerza ejercida por un  individuo sobre otro en forma negativa, de modo que viole por acción u omisión  sus derechos y bienestar; cuando ocurre al interior de la familia, se denomina  violencia intrafamiliar y sus víctimas, por lo general, suelen ser mujeres,  niños, ancianos y discapacitados.
La violencia se puede presentar en una multitud de  formas, entre las que se encuentran la psicológica, que se refiere a todo hecho  que afecte la psiquis del individuo, ya sea por amenazas, insultos u otros  eventos que dañen al individuo, la física, que se caracteriza por la aplicación  de fuerza a un individuo normalmente más débil y la sexual que se caracteriza  por cualquier acto de carácter sexual, ya sea de forma activa (toques,  penetración) o pasiva (siendo obligado a presenciar actos de naturaleza sexual).
El presente estudio se realizó  mediante una investigación correlacional de corte transversal, puesto que esta  permite evaluar las variables de las muestras seleccionadas y determinar en qué  medida están relacionadas dichas variables. 
Se trabajó con 132 niños y  niñas de entre 5 a 11 años que han sido víctimas de maltrato.
Los resultados encontrados en  el estudio demostraron que pese a que existe gran cantidad de sintomatología  asociada con la violencia en menores de edad, existen síntomas que son  exclusivos o que ocurren mayoritariamente en algún tipo de violencia, siendo la  violencia psicológica la que ocasiona el número mayor de síntomas. 
PALABRAS  CLAVES
  Afectaciones psicológicas – Violencia – Niños y niñas  – Víctimas  
ABSTRACT
  Violence is defined as the  force exerted by an individual over another in a negative way, so that he  violates his rights and welfare by action or omission; when it occurs within  the family, it is called intrafamily violence and its victims, usually, are women,  children, the elderly and the disabled.
  Violence can occur in a  multitude of ways, among which are the psychological, which refers to any event  that affects the psyche of the individual, either by threats, insults or other  events that harm the individual, physics, which it is characterized by the  application of force to a normally weaker individual and the sexual one that is  characterized by any act of a sexual nature, either actively (touch,  penetration) or passive (being forced to witness acts of a sexual nature).
  The present study was carried  out through cross-sectional correlational research, since it allows to evaluate  the variables of the selected samples and to determine to what extent these  variables are related.
  We worked with 132 children  between 5 and 11 years old who have been victims of abuse.
  The results found in the study  showed that although there is a large amount of symptoms associated with  violence in minors, there are symptoms that are exclusive or that occur mostly  in some type of violence, with psychological violence causing the greatest  number of symptoms.
KEYWORDS
  Psychological effects -  Violence - Children - Victims
Para citar este artículo puede utilizar el siguiente formato: 
Isabel Patricia Valdivieso López, Betty Elizabeth Alarcón Chávez y María José Vélez Zambrano (2018): “Afectaciones psicológicas de acuerdo al tipo de violencia al que son expuestos los niñas y niños usuarios de la Fundación Nuevos Horizontes de la ciudad de Portoviejo en el año 2017: estudio comparativo”, Revista Caribeña de Ciencias Sociales (febrero 2018). En línea:
 https://www.eumed.net/rev/caribe/2018/02/afectaciones-psicologicas-ninos.html
//hdl.handle.net/20.500.11763/caribe1802afectaciones-psicologicas-ninos
INTRODUCCIÓN
   La violencia como fenómeno social tiene connotación  universal, independientemente de los contextos nacionales, culturales,  religiosos, etnológicos y económicos; sus efectos negativos repercuten tanto en  los individuos y la sociedad como en el medio natural. Se manifiesta en  múltiples formas –a veces más o menos agresivas y encubiertas– y sus factores  desencadenantes son múltiples, de ahí que se considere un fenómeno complejo y  en aumento (Francia Reyes, 2003; Hernández  Muñiz, 2007). 
   Con frecuencia se hace mención  de los efectos psicológicos a los que se ven expuestas las víctimas directas de  violencia intrafamiliar, especialmente las más vulnerables (p. e. los niños),  sin embargo poco se habla acerca de las consecuencias que trae para un niño el  ser espectador de un evento de este tipo y en este sentido se comprende que el  niño es una víctima indirecta de las dinámicas de violencia intrafamiliar (Hernández, 2005) 
   Este fenómeno se lo evidencia a diario en la Fundación  Nuevos Horizontes, niños y niñas que llegan derivados desde su escuelas por un  mal comportamiento o un bajo rendimiento escolar, o que son llevados por su  mamá o papá debido a una mala conducta, cuando detrás de esto se esconde la  violencia a la que son víctimas, y no solo por ser agredidos físicamente sino  por ser espectadores directos de la violencia que se genera en casa, violentándoles  psicológicamente.
   La Junta Cantonal de Protección de la Niñez y de la  Adolescencia y el Sistema de Protección de la Fiscalía también derivan casos de  maltrato a la fundación.
   Las afectaciones psicológicas que presentan  niños y niñas son tan variables dependiendo  del tipo de maltrato, de quien la inflige y su tiempo de duración; sin embargo  aparecen y afectan su desarrollo óptimo e integral durante la infancia.
   Es relevante mencionar que si las consecuencias del  maltrato no se manifiestan en la etapa de la infancia, lo harán en otra del  desarrollo y su desencadenante podría ser un recuerdo, una experiencia similar  de maltrato, etc.; es por esto que es de vital importancia que se realice un  intervención psicológica oportuna y pertinente.
   El maltrato infantil es una realidad silenciada por la  familia debido a la tradicional concepción de ésta como espacio privado, y los  datos concretos que se conocen son pocos e imprecisos, lo que ocasiona que las  cifras de casos registrados no correspondan a la envergadura real del problema;  en muchas familias las manifestaciones de violencia o maltrato se confunden con  normas educativas. Por ello es de suma importancia caracterizar  las afectaciones psicológicas que se dan en  los niños/as  de acuerdo al tipo de  violencia al que son expuestos.
   La violencia es la fuerza ejercida por un individuo  sobre otro en forma negativa, de modo que viole por acción u omisión sus  derechos y bienestar; cuando ocurre al interior de la familia, se denomina  violencia intrafamiliar y sus víctimas, por lo general, suelen ser mujeres,  niños y ancianos. 
Hay que resaltar que la comunidad manabita ha ampliado  su concepción acerca de la violencia, de que ésta se la consideraba así solo  cuando había la presencia de heridas físicas que llegaban a atentar con la  integridad del ser humano; sin embargo si es cierto que ha habido una mejoría  en esto, las manifestaciones de violencia han incrementado no solo en números  sino en  el grado de afectación y las  maneras de ejecución en que se da el maltrato. 
   Se puede separar las distintas formas de violencia  tomando en cuenta el lugar donde ésta se da y la afectación que provoque, es  así que tenemos la violencia intrafamiliar, la violencia física, la violencia  psicológica y el abuso sexual infantil.
La violencia  intrafamiliar
   se encuentra en todas las clases sociales y provoca un  grave y profundo deterioro de la familia y sus miembros; comprende, como  toda  acción u omisión cometida por algún  miembro de la familia, la violación al derecho pleno y al bienestar del otro  miembro (Martínez, Mendoza, & Ferrer, 2012).
   La Organización Mundial de la Salud (OMS) describe la  violencia intrafamiliar como “todo acto de violencia que tiene como resultado  posible o real un daño físico, sexual o psicológico, incluidas las amenazas, la  coerción o la privación arbitraria de la libertad, ya sea que ocurra en la vida  pública o en la vida privada” (Duany Navarro  & Ravelo Pérez, 2005; Fernández Couse & Perea Corral, 2004).
La violencia  física 
   Resulta la más evidente, porque el daño producido deja  huella, generalmente en el cuerpo de la víctima. Se manifiesta en golpes,  heridas, mutilaciones, quemaduras, y otras. 
La violencia  psicológica 
   Produce daño en la esfera emocional y vulnera la integridad  psíquica del sujeto. Se manifiesta en insultos, sarcasmos, coacción, engaños,  intimidación, manipulación, desprecio, y otras (Dueñas  Becerra, 2013).
Abuso sexual  infantil
   La definición de abuso sexual infantil (ASI) se  refiere al compromiso de un niño en actividades sexuales que no corresponden a  su etapa evolutiva, es decir, a su desarrollo psicosexual. 
   Asimismo, comprende el abuso sexual no solo como la  penetración oral, anal, vaginal sino también como toda forma de toqueteo,  exhibicionismo, masturbación, pornografía. Es toda forma de comportamiento que  sobrepase el tono erógeno tolerable para un   niño.
   Se considera también, abuso, el trato sexual entre  niños que por estar en distinta etapa evolutiva se encuentran en una relación  asimétrica (ejemplo: relación de niños con adolescentes), lo cual genera una  situación de poder y coerción de uno sobre el otro (Abuse & Neglect, 1991; Dueñas Becerra, 2013; Sacroisky et al., 2007).
MALTRATO  INFANTIL
   La formación del niño comienza en la familia como  primer espacio socializador en el que adquiere hábitos y costumbres de vida,  patrones morales y éticos, recibe y aprende a dar afecto. La familia puede y  debe proporcionar un clima favorable al desarrollo físico y psíquico del niño  en el que desde la necesaria firmeza educativa y moral se establezcan los  patrones de conducta correctos, sin dar cabida a manifestaciones violentas; sin  embargo, en el actual contexto social las evidencias apuntan al incremento de  actitudes y comportamientos inadecuados en las familias, que invariablemente  conducen a la aparición del maltrato infantil (Fernández  Couse & Perea Corral, 2004).
   El maltrato infantil es una de las problemáticas que  más afecta a nuestro país porque el que ejecuta la acción en su gran mayoría  está inmerso en el círculo familiar, teniendo así un grado de poder mayor,  debido a que los niños son inmaduros, dependientes y proporcionalmente más  indefensos que otros grupos.
   Es primordial establecer una  definición adecuada del maltrato infantil para elaborar un diagnóstico y un  tratamiento apropiados. La definición se ha modificado y enriquecido con las  aportaciones de los investigadores que se han abocado al tema, a partir de la  primera emitida por Kempe 1962, quien originalmente define el maltrato infantil  como el uso de la fuerza física no accidental, dirigida a herir o lesionar a un  niño, por parte de sus padres o parientes. Posteriormente, se incluyen la  negligencia y los aspectos psicológicos como partes del maltrato infantil, para  Wolfe es "la presencia de una lesión no accidental, resultado de actos de  perpetración (agresión física) o de omisión (falta de atención por parte de  quienes están a cargo del niño y que requiere de atención médica o intervención  legal)". 
   Este tipo de violencia es la que se da de forma más  silenciosa al interior de la familia y según la  Organización Mundial de la Salud (OMS) “abarca  todas las formas de malos tratos físicos y emocionales, abuso sexual, descuido  o negligencia, explotación comercial o de otro tipo, que originen un daño real  o potencial para la salud del niño, su supervivencia, desarrollo o dignidad en  el contexto de una relación de responsabilidad, confianza o poder” (Duany Navarro & Ravelo Pérez, 2005; Fernández  Couse & Perea Corral, 2004).
   Dada la complejidad de la definición de maltrato  infantil, y con el fin de homogeneizar criterios, Perea-Martínez et al. (2001) propusieron diversos parámetros que  deben tenerse en cuenta para una definición más adecuada del maltrato infantil,  mismos que son: 
Clásicamente, el maltrato infantil se divide en cuatro  grandes tipos: físico – emocional – por negligencia y/o abandono y abuso sexual  (Kempe & Kempe, 1998).
   Maltrato físico. Se define como toda acción no accidental por parte de los  padres o cuidadores que provoque daño físico o enfermedad en el niño o lo ponga  en riesgo de padecerlos.
   Abuso sexual. Es cualquier clase de contacto sexual con una persona menor  de 18 años por parte de un adulto desde una posición de poder o autoridad.
   Este tipo de abuso puede  clasificarse en función del tipo de contacto sexual, ya que puede darse con o  sin contacto físico, y en función de la relación que existe entre la víctima y  el ofensor, de manera que se diferencia entre incesto y violación.
  Maltrato emocional o psicológico. Se refiere a formas de hostilidad  verbal crónica como insultos, desprecios, criticas o amenazas de abandono, así  como al constante bloqueo de las iniciativas de interacción infantiles (desde  la evitación hasta el encierro) por parte de cualquier adulto del grupo  familiar, e incluye formas de atemorizar, humillar o rechazar a los menores.
  Negligencia. Se refiere al maltrato por omisión, cuyo caso extremo es el  abandono. Consiste en el fracaso de los cuidadores en salvaguardar la salud,  seguridad y bienestar del niño, y la hay de diversos tipos, como son: la  negligencia física, que se define como actitud pasiva de los cuidadores para  proporcionar las necesidades mínimas adecuadas en relación con la vivienda,  ropa, nutrición, higiene y seguridad; la negligencia médica, que se da ante el  descuido de proporcionar al niño el tratamiento adecuado para su salud física y  mental; la negligencia emocional, que se define como rechazo a los cuidados psicológicos,  atención inadecuada a las necesidades de afecto del niño y falta de soporte  emocional, y, por último, la negligencia educacional, que se entiende como la  alta permisividad (de manera crónica) ante las conductas desadaptativas, la  falta de límites, el fracaso en la escolarización obligatoria y la inatención  de las necesidades especiales del menor (Cicchetti  & Toth, 2005; De Bellis, 2005).
   Según diferentes estudios relativos al maltrato  infantil (Belsky, 1993; Famularo, Fenton,  Kinscherff, & Augustyn, 1996; Hashima & Amato, 1994; Higgins &  McCabe, 2001; Hillson & Kuiper, 1994) pueden ser diversas las  circunstancias que intervengan en este fenómeno: antecedentes parentales en los  padres o cuidadores, escasas habilidades interpersonales, hábitos de crianza  inadecuados, expectativas poco realistas respecto del niño, toxicomanía, baja  autoestima, baja tolerancia a la frustración, dificultad para controlar los  impulsos, problemas de salud mental, precariedad económica, pobreza educativa y  cultural, falta de apoyo social o inadecuación de la misma, entorno social  deficitario (vivienda y barrio), edad de los padres, problemas de pareja,  situaciones estresantes para la familia, desempleo y otros.
   Son múltiples los factores que  generan el maltrato infantil, cada uno de ellos trae consigo un abanico de  afectaciones psicológicas, que dándose en la etapa primaria del niño dejará  graves secuelas para su desarrollo futuro, agravándose aún más si no hay una  atención integral y a tiempo que tenga como objetivo mejorar el estado  psíquico-físico-social del niño/a.
SITUACIÓN  ACTUAL RESPECTO A LA VIOLENCIA
   La violencia es tan frecuente  que muchas personas no comprenden que constituye un abuso, la toleran e incluso  la justifican. El reciente informe de UNICEF “ocultos a plena luz” revela datos  estremecedores sobre la grave prevalencia de la violencia contra los niños,  niñas y adolescentes en todo el mundo.
   En Ecuador en el año 2011, 204  personas de 10 a 19 años murieron por homicidio y 223 por suicidio (8.6% y 9.4%  del total de muertes en este grupo etario respectivamente),  según datos de  las Estadísticas Vitales 2011 y de acuerdo a la Encuesta Nacional de Violencia  de Género y la Agenda Nacional de las Mujeres e Igualdad de Género (2014-2017),  6 de cada 10 mujeres han sufrido algún tipo de violencia: psicológica, física,  sexual y/o patrimonial; y 1 de cada 10 ha sufrido abuso sexual antes de cumplir  los 18 años.
  “Ocultos a plena luz” demuestra  que la violencia es una constante en la vida de los niños de todo el mundo, y  que ocurre en los lugares donde los niños deberían estar más seguros: sus  hogares, sus escuelas y comunidades. Los principales agresores comúnmente son  los integrantes de sus familias, maestros, parejas íntimas y vecinos, así como  extraños y otros niños.
   A nivel mundial, 6 de cada 10  niños de 2 a 14 años de edad sufren de manera periódica castigos físicos a  manos de sus cuidadores. En la mayoría de los casos, los niños son objeto  también de agresiones psicológicas. En Ecuador, se registró en 2010 que  aproximadamente, 4 de cada 10 niños, niñas y adolescentes entre 5 y 17 años  recibieron un trato violento de sus padres por cometer un error o no obedecer,  según datos del Observatorio de los Derechos de la Niñez y Adolescencia (ODNA). 
AFECTACIONES PSICOLÓGICAS
   Según el (CNA, 2014), Art.67, el maltrato psicológico  es “el que ocasiona perturbación emocional, alteración psicológica o  disminución de la autoestima en el niño, niña o adolescente agredido” (Ñacato & Carolina, 2017).
   Las características presentadas por los niños/as  respecto al maltrato que reciben  son muy  diversas debido a los diferentes contextos y casos en las que la violencia se  da. 
   A lo largo del ciclo vital se  produce un tránsito de la sintomatología hacia formas de manifestación típicas  de cada etapa evolutiva (Lameiras, 2002).  De este modo, durante la infancia los principales efectos parecen ser los  problemas somáticos (enuresis, encopresis, dolores de cabeza y dolores  estomacales), retrasos en el desarrollo, problemas internalizantes  (especialmente ansiedad y retraimiento), y especialmente, trastorno de estrés  post-traumático y conducta sexualizada (por ejemplo, masturbación excesiva o en  público) (Mellon, Whiteside, & Friedrich,  2006).
   Se considera además las manifestaciones cognitivas de  los niños/as: problemas de sueño (el niño/a no pueden dormir solos, se muestran  cansados durante el día), del apetito (el niño/a no comen, vomitan o se quejan  de  dolor abdominal), control de  esfínteres (el niño/a no controla durante el día y la noche los esfínteres) y  rendimiento escolar (esta situación debe alertar a los profesores por las  calificaciones bajas presentadas por el niño/a, su descuido en las tareas y falta  de interés en aprender) (Ñacato & Carolina,  2017).
   También, se ha señalado que los niños maltratados  tienden a incorporar un modelo  negativo  de representación interna de las figuras   de apego, lo cual puede afectar el desarrollo del sentido del sí mismo y  las relaciones con otros, escasa socialización y déficit en sus habilidades  sociales (Cicchetti & Barnett, 1991; Cicchetti  & Lynch, 1993; Cicchetti & Rogosch, 1997; Cicchetti & Toth, 2005; Darwish,  Esquivel, Houtz, & Alfonso, 2001). 
   Respecto al abuso sexual, este es un problema de salud  pública y de derechos humanos, de proporciones incalculables, con consecuencias  emocionales y psicológicas devastadoras para quienes lo sufren. El abuso a los  menores de edad trastorna gravemente su vida, produciéndoles sentimientos de  culpa, depresión, ansiedad alteración del sueño, de la alimentación, suicidios,  problemas escolares, drogadicción y alteración del desarrollo psicosexual. Por  el daño que ocasiona a las víctimas y por su complejidad, este problema de la  violencia sexual requiere un abordaje multidisciplinario (Sánchez, 2017).
   Aunque no todos los niños  maltratados desarrollan conductas desadaptativas, las interrupciones en el  desarrollo psicológico y neurobiológico sufridas durante la infancia pueden  contribuir a que estos niños presenten psicopatologías a corto y a largo plazo.
   Los trastornos de mayor prevalencia  que aparecen en estos niños son la depresión, los problemas de conducta y la  delincuencia, los trastornos de conducta antisocial y oposicionista, el  trastorno por déficit de atención/hiperactividad y el trastorno de estrés postraumático  (TEPT). Además, el maltrato infantil también se ha relacionado con trastornos  de personalidad, esquizofrenia, consumo de drogas, conductas autolesivas y  suicidas, somatización, ansiedad y disociación (Cicchetti  & Toth, 2005; Jaffee et al., 2005; Tyrka, Wyche, Kelly, Price, &  Carpenter, 2009; Veenema, 2009).
   Puede decirse que la literatura científica sobre las  consecuencias del maltrato infantil indica que los menores presentan alto  riesgo de generar psicopatología y conductas problema a lo largo de su vida, ya  que los efectos del maltrato van en detrimento de su desarrollo biológico,  cognitivo, social y emocional. Por otra parte, y aun teniendo en consideración  lo explicado, es de destacar que en el ámbito clínico y escolar pueden  observarse diferentes realidades infantiles ya que existen distinciones en el  modo en que cada uno de los niños puede enfrentar, comprender, expresar y  comportarse en las diversas situaciones de riesgo. 
   Si bien un gran número de niños manifiesta severos  trastornos, otros niños logran una buena adaptación a los diferentes contextos  interpersonales en los que interactúan, afrontando con buen pronóstico de  evolución las situaciones estresantes (Morelato,  2009).
FUNDACIÓN NUEVOS HORIZONTES
   La fundación Nuevos  Horizontes, Organización no Gubernamental, con vida jurídica, según Acuerdo  Ministerial número 5769, Registro Oficial N° 337 del 15 de diciembre de 1993,  tiene como objetivo, el desarrollo integral de la familia, con participación  ciudadana y coordinación con entidades gubernamentales, gobiernos locales y  organización de la sociedad civil.
   La fundación Nuevos  Horizontes cuenta con todo el personal necesario para la atención a grupos de  atención prioritaria cuyos derechos hayan sido vulnerados, tiene como finalidad  el desarrollo integral de la mujer y la familia, y dentro de uno de sus  objetivos específicos está el de reducir los casos de violencia doméstica y  sexual, capacitando, sensibilizando y empoderando a la mujeres para mejorar el  control y transparencia de los procesos legales de recibir, procesar y tratar  los casos.
   Cuenta con equipos técnicos  especializados en las áreas de Violencia Intrafamiliar, Género, Protección  Infantil y a Adolescentes, Violencia Sexual, Código de la Niñez y Adolescencia y  Motivación. Es un servicio especializado, en el cual confluye el trabajo,  compromiso y experiencia de organizaciones de la sociedad civil, con la  política estatal orientada a brindar atención y reparar los derechos de las  víctimas de violencia. Este departamento es muy importante ya que ofrece  atención integral e interdisciplinaria (legal, psicológica y social) a mujeres,  niños, niñas y adolescentes víctimas de violencia intrafamiliar y/o sexual con  el fin de apoyarlas en su proceso por salir de la situación de violencia y  restituir sus derechos, mediante un trabajo coordinado desde las tres áreas.
   Los centros auspiciados  por el Ministerio de Justicia, Derechos Humanos y Cultos ofrecen su servicio  con estándares de calidad, desde un enfoque de género, derechos humanos e  interculturalidad. Todos los servicios que ofrecen a las víctimas de violencia  son GRATUITOS.
   La fundación Nuevos  Horizontes se encuentra ubicada en la calle Mejía, entre Bolívar y Quiroga en  la ciudad de Portoviejo, provincia de Manabí, cuenta con las áreas adecuadas  para lograr un desarrollo integral y óptimo en las mujeres, niños/as y  adolescentes que asisten a la fundación, respecto al área de psicología cuenta  con una oficina en la cual se puede realizar el proceso psicoterapéutico a los  usuarias.
   La atención psicológica  es fundamental, ésta se activa en el momento que una usuaria requiere el  servicio que brinda la fundación. El proceso se inicia una vez finalizada la  acogida en  la que se obtienen los datos  que requieren las fichas sociales, éste trabajo es realizado por profesionales  de trabajo social los cuales derivan al área de psicología en la que se realiza  la respectiva entrevista clínica para así entender el malestar que ha generado  la violencia en la que viven las mujeres, niñas, niños y adolescente sobre todo  en el interior de sus familias. Usuario/as que requieren de escucha activa para  poner en palabras el sufrimiento o padecimiento y transformarlo posteriormente  en acción, decisión, y entendimiento, muchas usuarias ven a la Fundación como  un lugar seguro ya que se dan cuenta que no están solas y obtienen la  información acerca de sus derechos y psicoeducación sobre la violencia.
   Es un lugar de  evocación, como un recurso político en manos de mujeres para resignificar lo  experimentado y contextualizar entre una mezcla del aquí y el ahora tanto de la  historia individual como colectiva.
METODOLOGÍA
   Tipo  de estudio
   Para el siguiente estudio se  ha elegido el tipo de investigación correlacional de corte transversal, puesto  que esta permite evaluar las variables de las muestras seleccionadas y  determinar en qué medida están relacionadas dichas variables. Los estudios  correlacionales miden dos o más variables en los mismos sujetos, a las cuales  se les pretende buscar una relación para luego analizar la correlación entre  ambos. 
Participantes
   Los  participantes de este estudio fueron los niños y niñas víctimas de algún tipo  de violencia, mismas que acudieron durante el año a la Fundación Nuevos  Horizontes, seleccionados de manera no intencionada. El universo estuvo  conformado por 200 niños y niñas de la  fundación y gracias a la ecuación estadística para proporción poblacional de la  Asesoría Económica y Marketing, resultó de 132 víctimas de abuso, con un margen  de error del 5% y un nivel de confianza del 95%.
   Los  criterios de inclusión para los participantes fueron:
Los criterios de exclusión para los participantes fueron:
De los 132 participantes, 38 son víctimas de abuso sexual (28,8%), 49 son víctimas de abuso físico (37,1%) y 45 fueron víctimas de abuso psicológico (34,1%). 81 participantes (61,4%) viven con sus dos progenitores, 32 participantes (24,2%) viven con uno de sus progenitores y 19 participantes (14,4%) viven con algún familiar cercano y sin sus progenitores.
Técnicas e instrumentos
RESULTADOS
   El presente estudio se buscó  entender los síntomas que se presentan en los distintos tipos de violencia en  niños y niñas. Los síntomas que se encontraron dentro de la muestra fueron: escasas  habilidades sociales, pesadillas, falta de apetito, miedo, mutismo selectivo, bajo  rendimiento escolar, no controla esfínteres, trastornos del sueño, angustia, tristeza,  coraje, miedo a estar fuera de casa, conductas agresivas, aislamiento, sentimientos  de abandono y soledad, inseguridad, carencias afectivas, conductas negativistas,  llanto fácil, berrinches, eneuresis nocturna, nauseas, miedo a quedarse sola/o,  miedo a que invadan su espacio, inapetencia, autoagresiones, retraimiento, agitación  motriz, ideas de referencia, sintomatología depresiva, disminución de las funciones  integradoras, actitud negativa hacia el proceso educativa, terror nocturno, sentimientos  de culpa, miedo intenso al agresor, flashback, compulsividad de comer (gula), miedo  a la figura masculina adulta, trastornos alimenticios, conductas sexuales  inapropiadas, ideas de muerte.
   Se encontraron que los  síntomas con mayor incidencia en los casos de violencia son: miedo, bajo  rendimiento escolar, conductas agresivas, inapetencia, miedo a estar solo,  pesadillas, dificultades sociales, pesadillas, trastornos del sueño, tristeza,  sentimientos de abandono, llanto fácil e ideas de muerte. 
El único síntoma que se presenta en los 3 tipos de violencia investigados en el presente estudio son las conductas agresivas en los niños y niñas.
DISCUSIÓN
   En el Código de la Niñez y  Adolescencia, en el Art. 1.- Finalidad.- Este código dispone sobre la  protección integral que el Estado, la sociedad y la familia deben garantizar a  todos los niños, niñas y adolescentes que viven en el Ecuador, con el fin de  lograr su desarrollo integral y el disfrute pleno de sus derechos, en un marco  de libertad, dignidad y equidad.
   Los sistemas que trabajan en  la política pública del Plan Nacional para el Buen Vivir en protección especial  y los sistemas de justicia están actualmente trabajando de manera ardua y  continua en el impacto que está teniendo la violencia actualmente en Manabí,  tal como lo establece la Constitución del Ecuador  en sus Artículos: Art. 44.- Principios de  Protección Integral, Art. 45.- Derechos Específicos de Niños, Niñas y  Adolescentes, Art. 46.- Desarrollo Infantil y Protección Especial, Art. 78.-  Prioridad, No Revictimización, Procesos Rápidos y Reparación Integral (…) y  como los establecen los convenios internacionales sobre la violencia contra los  niños.
   La violencia física y  psicológica se las considera aún como una forma de crianza en nuestro entorno,  misma que va dejando secuelas emocionales que afectan en la psique del  individuo; es una idea cultural transgeneracional que podría y debería ir  decreciendo con programas de prevención y promoción de la salud mental que se  inicien desde el núcleo familiar y desde la educación básica primaria y sea de  formación progresiva y permanente. 
   Los resultados de esta  investigación determinaron que si bien es cierto el cuadro sintomatológico o afectación  es igual en los diferentes tipos de violencia, su periodicidad es diferente.
   Entre los tipos de violencia  que se han tomado en cuenta para este estudio, la mayor cantidad de  afectaciones se da en la violencia psicológica, debido a que esta desvaloriza,  produce daño psíquico, disminuye la autoestima y reduce la confianza personal,  al ser invisible, silenciosa, imperturbable, no deja huella físicas, se  incrementa debido a la normalización cultural y las conductas patriarcales y la  víctima se adapta a las manifestaciones violentas.
   El único síntoma que se  mantiene en los tres niveles de violencia investigados en el presente estudio  son las conductas agresivas en los niños y niñas; debido a que el niño no ha  aprendido a regular y reconocer sus emociones, propio de su desarrollo,  dificultándole expresarlas y la forma en que las exterioriza es a través de  conductas violentas, y coadyuvante si pertenece a un sistema familiar agresivo,  la violencia genera violencia. 
   Existe una confusión  considerable en el niño, porque está   siendo violentado presuntamente por una persona con la cual mantiene un  vínculo afectivo; tomando en cuenta que los niños y niñas confían en sus  padres, familia ampliada y adultos cuidadores, ya que son ellos quienes  configuran los patrones formativos y cuando se incurre en el tema de la  violencia sufre una situación de ambivalencia afectiva que genera cambios en  sus comportamientos.
   Respecto a la violencia sexual  el síntoma miedo a estar solo/a es el predominante frente a los otros tipos de  violencia. En la mayoría de los casos de abuso sexual las víctimas presentan  flashback lo que genera que este síntoma se manifieste, el no querer  reexperimentar el hecho traumático.
   Las manifestaciones de  tristeza e ideas de muerte se dan principalmente en la violencia psicológica.  Estos síntomas se exteriorizan como consecuencia del dolor, frustración, del  impacto emocional que ocasiona vivir una experiencia con una fuerte carga  anímica que deja una impresión duradera en el individuo acompañada de presencia  de pensamientos rumiantes.
   Los resultados de este estudio  podrían ayudar al clínico a direccionarse de una manera más acertada y sin  revictimización hacia un diagnóstico psicológico que determine un proceso  terapéutico que mejore la calidad de vida de un niño o niña que ha sido víctima  de una situación abusiva.
BIBLIOGRAFÍA
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