Ricardo González Aguila *
Yordanka Cribeiro **
Universidad de la Habana, Cuba
ricardo@fec.uh.cuRESUMEN
Palabras Claves: Productividad Total de  Factores, Heterogeneidad Productiva, Industria Manufacturera, Modelos de  Clasificación Cruzada, Cuba. 
ABSTRACT
Palabras Claves: Total Factor Productivity - Productive Heterogeneity - Manufacturing Industry - Cross-Classified Models - Cuba.
Para citar este artículo puede utilizar el siguiente formato: 
Ricardo González Aguila y Yordanka Cribeiro Díaz (2017): “Diferencias sectoriales e institucionales como determinantes de la heterogeneidad productiva.(Evidencia en la industria manufacturera Cubana)”, Revista Caribeña de Ciencias Sociales (septiembre 2017). En línea:
 https://www.eumed
.net/rev/caribe/2017/09/heterogeneidad-productiva-cuba.html
http://hdl.handle.net/20.500.11763/caribe1709heterogeneidad-productiva-cuba
La existencia de amplias  y persistentes diferencias en los niveles de productividad entre firmas es un  hallazgo recurrente en los estudios empíricos. Entre otros, la teoría económica  ha estudiado el rol que desempeña la ubicación sectorial de las firmas como factor  explicativo de este fenómeno (Castellacci &  Zheng, 2010) (Aiello, Pupo, &  Riccota, 2013). Las empresas operan en sectores diferentes - con regímenes  tecnológicos específicos - que influyen en su actividad innovadora y por ende,  en sus niveles de productividad. Basado en este argumento se espera encontrar  diferencias sustanciales de productividad cuando se comparan empresas agrupadas  en diferentes sectores de actividad.
   Debido a que Cuba es  una economía centralmente planificada, es posible identificar otra fuente de  heterogeneidad productiva: los ministerios. Estos últimos son instituciones de  la Administración Central del Estado que agrupan, en general, empresas con  funciones similares que pueden operar o no, en los mismos sectores de la  economía. Las funciones que deben cumplir no siempre han estado claras, como  tampoco, el alcance de sus competencias. De hecho, no ha sido hasta una fecha  muy reciente que las autoridades económicas han profundizado en la necesidad de  separar funciones estatales (regulatorias) de las funciones empresariales  ejercidas tradicionalmente, por estas instituciones (ver por ejemplo,  Lineamiento 6 del VI Congreso del Partido Comunista de Cuba, 2011). Este hecho  condujo a la profundización de un debate sobre institucionalidad (del Castillo,  2013) que se ha materializado desde el año 2009 en la reorganización, fusión o  extinción de varios Ministerios del país.
   Contestar a la pregunta  de cuánto de la heterogeneidad productiva se origina a partir de diferencias  sectoriales se dificulta dada la existencia de los ministerios. El hecho de que  empresas de un mismo sector pertenezcan a varios Ministerios o empresas de un  mismo Ministerio operen en varios sectores hace difícil separar qué parte de la  heterogeneidad se debe a diferencias sectoriales o ministeriales. En el  presente trabajo se descompone la varianza de un índice de Productividad Total  de Factores (PTF), empleando un modelo de clasificación cruzada en la industria  manufacturera cubana en el período 2007 - 2011. Asimismo, nos preguntamos si el  rediseño institucional comentado previamente ha sido consistente con los  niveles de productividad reportados a nivel de Ministerios.  
   El trabajo está  estructurado en cinco secciones. Luego de esta breve introducción (sección I),  la sección II es un marco teórico donde analizan los aspectos más generales de  la heterogeneidad productiva. En la sección III se fundamenta conceptualmente, los  mecanismos que hacen que en el caso particular de Cuba, ministerios y  actividades económicas puedan considerarse como determinantes de la  heterogeneidad a nivel de firmas. La sección IV es una síntesis de los aspectos  formales empleados para la medición, y se presenta un análisis de estadísticas  descriptivas y de los resultados de las estimaciones. En la sección V se  concluye.         
Los factores que  provocan la existencia de heterogeneidad productiva entre firmas pueden ser  agrupados en dos niveles: internos y externos (Syverson,  2010). Los primeros representan aquellos elementos sobre los cuales los  productores poseen algún grado de dominio o elección, por ejemplo: el tamaño de  la empresa, la calidad del trabajo que contratan, el tipo de innovación que  realizan, las habilidades administrativas de sus gerentes, etc. Esto factores  son de naturaleza firma-específica porque descansan sobre dotaciones ―  individuales, privadas y en general intransferibles ― de propietarios,  trabajadores y gerentes (Bloom & Van Reenen,  2010). 
   Los factores externos  están relacionados al entorno de la empresa y su influencia abarca segmentos ―  o agrupaciones de firmas ― que comparten alguna característica: mercados,  sectores, marcos institucionales, etc. Algunos ejemplos que aparecen en la  literatura son: los spillovers (Moretti, 2004; Griffith, Harrison & Van  Reenen, 2006), las externalidades de la competencia; (Foster, Haltiwanger &  Krizan, 2001; Foster, Haltiwanger & Syverson, 2008), la desregulación o  regulación apropiada (Bridgman, Qi, & Schmitz, 2009), la flexibilidad de  los mercados de inputs (Maksimovic & Phillips, 2001), etc. A diferencia de  los primeros, los productores poseen un menor dominio sobre los factores  externos; pero son más atractivos para el accionar de la política económica. 
   Separar y medir la  importancia relativa de los factores internos y externos ― así como sus  respectivos impactos sobre la heterogeneidad productiva ― no es trivial; debido  a los entrecruzamientos que ocurren entre factores de un mismo nivel. Este  proceso se complejiza cuando las empresas son sometidas a diferentes fuentes de  heterogeneidad productiva. Por ejemplo, la economía aplicada se pregunta con  frecuencia qué impactos genera la localización geográfica y sectorial, sobre la  variabilidad productiva observada a nivel de empresas. Las firmas sacan  provecho extraordinario de enclaves territoriales donde la dotación de recursos  productivos supera en cantidad y calidad las condiciones medias, y viceversa (Krugman, 1999). Asimismo, los regímenes  tecnológicos y de acumulación de conocimientos difieren de sector a sector,  impactando de forma diferenciada sobre la actividad de innovación de las  empresas y por ende sobre sus niveles de productividad (Castellacci & Zheng, 2010), (Aiello,  Pupo, & Riccota, 2013). 
   Dado que empresas de  diferentes sectores comparten la misma zona geográfica o empresas de diferentes  áreas geográficas pertenecen al mismo sector; identificar qué parte de la  heterogeneidad productiva es responsabilidad de diferenciales geográficos y qué  parte se debe a diferencias sectoriales requiere de un esfuerzo particular en  términos de modelación. Lo anterior se complejiza si se consideran los factores  internos (firma-específicos) también impactan la varianza de la productividad;  aunque su impacto se origina en un nivel más bajo que los antes mencionados.  
   Recientemente, Aiello,  Pupo, & Riccota (2013) emplearon la modelación Multinivel ― en particular  un modelo de Clasificación Cruzada ― para resolver este problema. Estos modelos  provienen de un desarrollo reciente: Heck & Tomas (2000); Goldstein (2003),  Mass & Hox (2004); Fielding & Goldstein (2006); Rabe-Haskesth &  Skondal (2008); Hox (2010); Leckie (2013). La idea subyacente consiste en  considerar que la varianza productiva observada en una muestra de empresas, se  puede descomponer en componentes aditivos que operan a diferentes niveles. Mientras  que el nivel 1 estará conformado por los factores firma-específicos, el nivel 2  lo conformará el entrecruzamiento entre sectores y regiones (compartido por dos  dimensiones). La separación del efecto ejercido por el segundo nivel es  factible dado que el análisis multinivel relaciona diferentes niveles de  agregación de datos de estructura no jerárquica. 
Es posible fundamentar  que la ubicación sectorial de las empresas representa una fuente de heterogeneidad  en Cuba. Un análisis por actividad económica (González,  2014) revela que las diferencias en los niveles de productividad entre  actividades específicas pueden ser notables. El ejemplo de mayor éxito - en los  últimos 10 años - está en la expansión de la productividad que ha experimentado  la industria farmacéutica. Según Lage (2014) las exportaciones del sector se  dirigen en la actualidad a más de 50 países, donde muchos de los productos que  se comercializan han sido resultado de la investigación científica e innovación  de sus propias empresas. Se espera que en los próximos cinco años las  exportaciones superen - en términos acumulados - los 5000 millones de dólares (Cubadebate, 2013) hecho que posicionaría a  esta industria entre las primeras exportadoras de bienes del país. De la misma  forma se señala que las empresas operan bajo un tipo deferente de organización  económica, que investiga, desarrolla, produce y exporta; esquema que se ha dado  a conocer como “ciclo completo” (Lage, 2014).
   En esta característica descansa  uno de los factores claves del éxito alcanzado por el sector. En la  conceptualización que ha existido en torno al diseño de sus empresas: las  denominadas Empresas de Alta Tecnología. Según Lage (2013) los principales  centros de la biotecnología cubana se constituyeron como centros de  investigación-producción-comercialización; permitiendo que bajo una misma  administración, ocurriesen procesos complementarios a la innovación que  aceleraron sus resultados potenciales. La orientación de los productos al  mercado externo garantizó el financiamiento de las actividades de investigación  y desarrollo, y de los sistemas de garantías de la calidad. El sector ha estado  demandando trabajo altamente calificado y ha aumentado las redes de  colaboración con centros de enseñanza superior y otras organizaciones  científicas del país.
   La existencia de  empresas con una fuerte actividad innovadora y estrategia de exportación,  contrasta con el desempeño observado en sectores de muy baja productividad. El  caso del sector agrícola representa uno de los ejemplos más significativos, con  niveles de productividad que representan aproximadamente la quinta parte de la  productividad media de la economía (González, 2014). La ubicación sectorial  parecería ser en principio, una fuente importante de heterogeneidad para el  caso cubano.    
   La otra fuente de  heterogeneidad productiva en Cuba se encuentra en su diseño institucional.  Desde la publicación de Doimeadiós (2007), varios trabajos de naturaleza  empírica han sido conducidos con el objetivo de profundizar en la relación  instituciones y crecimiento económico: Vicente (2006), Calzado & González  (2012), Palacios (2013). Estos trabajos se  motivaron en analizar si un mayor nivel de autonomía en la gestión produciría  mejoras sobre los niveles de productividad, y crecimiento económico en Cuba. En  general encuentran que un grado mayor de descentralización de las decisiones  económicas mejora de manera significativa los niveles de desempeño.      
   Siguiendo esa serie de  estudios, el presente trabajo explota una peculiaridad del entorno  institucional cubano con vistas a adicionar evidencia a los hallazgos previos. El  sistema empresarial estatal cubano se encuentra agrupado en ministerios, que  deberían cumplir – en principio – con funciones regulatorias. Sin embargo, como  se ha documentado y reconocido por las autoridades económicas del país, las  acciones de éstos han ido más allá de cumplir con ese cometido; sustituyendo  funciones administrativas de las empresas (del  Castillo, 2013). Aunque no está normando por la ley, los ministerios  ejecutan de forma discrecional acciones gerenciales cuyo impacto recae sobre el  segmento de empresas que poseen. Debido a la inexistencia de normas suficientes1  que regulen la relación ministerio-empresa, el grado de discrecionalidad de las  acciones varía de ministerio a ministerio convirtiéndose en una fuente de  heterogeneidad productiva.      
   Muchas veces sucede que  la heterogeneidad de las acciones está institucionalizada, por ejemplo, han  existido casos donde en la propia ley se le otorga a determinados ministerios o  entidades específicas la posibilidad de cumplir con la regulación vigente  sujeta a ‹‹las peculiaridades›› de cada uno: por ejemplo, ver disposiciones  finales en Decreto Ley No. 268 (Gaceta Oficial, 2009). O incluso, se les exime  por completo de cumplir con lo establecido en la propia ley, ejemplo:  Resolución Conjunta No.1 (Gaceta Oficial, 2005).  El impacto positivo o negativo sobre la productividad, dependerá ceteris paribus de la habilidad de cada  ministerio para poner en práctica dichas regulaciones. Si los ministerios son  entendidos como clusters de empresas,  en ese nivel descansará una parte de la varianza total de la productividad. 
   El debate actual sobre  perfeccionamiento de las estructuras institucionales del país apunta entre  otros, a la corrección de estas deficiencias. Desde el 2009 a la fecha han  ocurrido un conjunto de cambios que han supuesto la reorganización, fusión o  extinción de varios ministerios con el objetivo de simplificar dichas estructuras,  o separar funciones estatales de funciones empresariales. Por solo citar  algunos ejemplos: en el año 2009 se fusionaron Ministerio de la Industria  Alimenticia y Ministerio de la Pesca (MIP) creando el Ministerio de la  Industria Alimentaria (MINAL). En el 2011 se extinguió el Ministerio del Azúcar  (MINAZ) que pasó a conformar un Grupo Empresarial. Por último en el año 2012,  se fusionaron los ministerios de Industria Sideromecánica (SIME) y el  Ministerio de la Industria Ligera (MINIL) que crearon el Ministerio de  Industrias (MINDUS), y se simplificaron funciones del Ministerio de la  Industria Básica (MINBAS) que conformó el Ministerio de Energía y Minas  (MINEM). 
   Se desconoce si las  transformaciones fueron también una respuesta ante bajos niveles de  productividad observados en ministerios específicos. En general, este tipo  afirmaciones no aparecen en el debate público y tampoco es frecuente encontrar  estadísticas económicas publicadas a dicho nivel de agregación.      
Con el objetivo de  sistematizar algunas de las características generales del patrón de  heterogeneidad productiva en Cuba, así como su relación con los determinantes  presentados en la sección pasada; se reportaron un conjunto de estadísticas  descriptivas a diferentes niveles de agregación vinculadas a la productividad2 . 
       Evidencia previa  sugiere que uno de los rasgos distintivos de la heterogeneidad productiva es  que su magnitud no es tan grande como la observada en algunos países de América  Latina (González, 2014). Sin embargo, la persistencia en el comportamiento  temporal de las brechas es un hallazgo recurrente. En el trabajo previamente  referenciado se estimó un coeficiente autorregresivo de productividad,  estadísticamente significativo, superior a 0.78. Este resultado indica que las  empresas mantienen su condición productiva en el tiempo, lo cual expresa un  rasgo cualitativo de la dinámica de la productividad en Cuba. Detrás de una  empresa con sistemáticos bajos niveles (y pobre crecimiento) de productividad,  subyacen problemas asociados a una limitada capacidad tecnológica, bajos  niveles de aprendizaje, innovación y remuneración. Como los procesos de  aprendizaje e innovación dependen de la trayectoria pasada (Porcile, 2011); la persistencia produce un  estado perpetuo de no aprendizaje, no innovación y por tanto, baja  productividad. Así, las brechas no solo serán persistentes; sino potencialmente  cada vez más amplias.    
       Cómo se dijo en la sección  pasada hay razones para fundamentar que las diferencias sectoriales puedan ser  consideradas como una fuente de heterogeneidad productiva en Cuba. Siguiendo  una clasificación de la OECD (2009), las actividades que componen la industria  manufacturera fueron agrupadas según sus niveles de intensidad tecnológica en  cuatro grupos3  (ver  tabla 1, Anexo A). Basados en esa taxonomía se correlacionaron los niveles de  productividad del trabajo con la participación de cada grupo en el producto y  empleo del sector. Se esperaba encontrar asimetrías productivas dependiendo de  los niveles de intensidad tecnológica de las actividades (Hatzichronoglou, 1997). 
       El gráfico 1 resume los  resultados a partir de información a nivel de empresas. Por las ordenadas se  reportó la participación acumulada de cada grupo en el valor agregado  manufacturero, y por las abscisas el valor de la productividad del trabajo. Con  el objetivo de identificar dinámicas temporales, la línea negra conecta las  combinaciones productividad−valor agregadoen el año 2003; mientras que la gris lo hace para el 2011. 
       Los resultados sugieren  que aproximadamente el 80% del valor agregado manufacturero (VAM) se produjo  por actividades de baja y media-baja intensidad tecnológica; donde además, en  ocho años esa composición varió relativamente poco. Sorprendentemente en el  2003, no se reportaron diferencias significativas de productividad entre  grupos: todos presentaron niveles de productividad inferiores a 10 000 pesos  por trabajador. En términos de empleo4  ― no presentados en el gráfico ― el 66% de los trabajadores se ocupó en  actividades de baja intensidad tecnológica y solo un 3.1% lo hizo en  actividades de alta intensidad.
       Sin embargo, el comportamiento  cambió en el año 2011 donde los niveles de productividad del trabajo de las  actividades de alta intensidad tecnológica crecieron en 145%, permitiendo que  su participación en el VAM pasara del 3% al 5%, y que su participación en el  empleo creciera en 1 punto porcentual. Contrastantemente, el desempeño del  resto de los grupos fue similar al observado en el año 2003. Varias  implicaciones se derivan de los resultados anteriores: la concentración del  progreso tecnológico y el incremento de la productividad ocurre solo en  sectores claves, los cuales se desconectan del resto de la estructura económica  generando bajos derrames y pobres encadenamientos productivos. Este tipo de  características aparece frecuentemente en economías con problemas de  heterogeneidad estructural (Porcile, 2011) y funcionan como una barrera para el  crecimiento a largo plazo; y en general para el desarrollo económico. 
       Adicionalmente, las  tablas 2 y 3 reportan estadísticas descriptivas de la productividad del trabajo  a precios corrientes para 479 empresas estatales5  de la industria manufacturera cubana en el año 2011. A pesar de que el número  de firmas estatales existentes en el país no es una cifra pública, la muestra  parece ser muy representativa. Según cifras del anuario estadístico, el número  total de empresas6  en el  sector ascendía a 573, con lo cual las empresas estatales representan  aproximadamente el 84% del total de firmas que operan en la actividad. Las  estadísticas se presentan por actividades económicas y por ministerios para  identificar rasgos de la heterogeneidad productiva en ambos niveles. 
       Notas: A Productividad  del trabajo definida como valor agregado bruto dividido entre el promedio de  trabajadores (valores anuales). B Coeficiente  de variación definido como desviación típica entre media aritmética de la productividad  del trabajo. C Ratio 90-10 definido como el exponencial de la  diferencia entre el percentil 90 y el percentil 10 del logaritmo de la  productividad del trabajo. Ratio máx-mín definición similar a la anterior pero  para los valores máximo y mínimo. Nombre corto definido en notas de la tabla 1. 
       Notas: Las siglas de los  Ministerios –empleadas en todo el trabajo- son las siguientes: SIME (Industria  Sideromecánica), MINIL (Ministerio de la Industria Ligera), MINBAS (Ministerio  de la Industria Básica), MINAL (Ministerio de la Industria Alimentaria), MINAG  (Ministerio de la Agricultura), MICONS (Ministerio de la Construcción), PP  (Poder Popular), MITRANS (Ministerio de Transporte), MINCOM (Ministerio de las  Comunicaciones), CITMA (Ministerio de Ciencia Tecnología y Medio Ambiente),  MINED (Ministerio de Educación), INRH (Instituto Nacional de Recursos  Hidráulicos), MINCULT (Ministerio de Cultura), FMC (Federación de Mujeres  Cubanas), IRCT (Instituto de Radio, Cine y Televisión), INDER (Instituto  Nacional de Deportes, Educación Física y Recreación), MES (Ministerio de  Educación Superior), MFP (Ministerio de Finanzas y Precios), MININT (Ministerio  del Interior).    
       A Desaparecieron a fines  del año 2012 producto de cambios en las estructuras institucionales del país. B Representa una agregación  de empresas locales pertenecientes a 16 instituciones administrativas  regionales (Poderes Populares) más 1 empresa de la Oficina del Historiador de  la Habana, que por su naturaleza local se incluyó en este grupo.
       Para la definición de  estadísticas descriptivas presentadas, ver notas de la tabla 2. 
       Fuente: SIEN, Modelo 5903,  ONEI
       Los resultados en la  tabla 2 sugieren la existencia de amplias diferencias de productividad entre  actividades y dentro de cada una de ellas. La productividad media de la rama  Farmacéutica (mejor posicionada) es aproximadamente 6 veces mayor que la  productividad media de la rama Cuero, de peor comportamiento. Se provee  adicionalmente información sobre el ratio de productividad 90/10 (penúltima  columna) y el ratio máximo/mínimo (última columna). Aunque el número de  empresas por actividad no es óptimo en algunas ramas, es posible constatar que  las diferencias en los niveles de productividad intra-actividad son amplias. En  términos totales el ratio 90/10 es aproximadamente 4:1. Resultados similares  han sido encontrados en China e India donde la dispersión hallada es mayor a la  de Estados Unidos 2:1 (Syverson, 2010), pero menor que la observada en Chile  9:1 (Gandhi, Navarro, & Rivers, 2011).  Conclusiones similares se obtienen si las estadísticas se presentan agrupadas a  nivel de ministerios (tabla 3). 
La evidencia  estadística presentada anteriormente sugiere que los sectores y ministerios  pueden considerarse como una fuente de heterogeneidad productiva en Cuba.  Debido a que las empresas se anidan (o agrupan) en combinaciones de  sector-ministerio; identificar qué parte de la varianza total de la  productividad descansa sobre cada nivel exige tomar en cuenta la influencia  simultánea ejercida por cada uno sobre la empresa.
       4.2.1.  El modelo  
       Para la descomposición  de los efectos generados por cada uno de los niveles se empleó un modelo simple  de Clasificación Cruzada. La influencia ejercida se midió sobre un índice de  productividad total de factores (PTF). Los índices de productividad parcial  (ej. la productividad del trabajo) esconden la posibilidad de los productores  de sustituir factores de la producción, y por lo tanto representan una medida  sesgada de la eficiencia con la cual éstos se emplean (Syverson, 2010). Se reconoce, sin embargo, que en comparación a  índices parciales, las estimaciones de PTF son complejas y suponen la adopción  de numerosos supuestos que en muchas ocasiones son difíciles de sostener (Eberhardt & Helmers, 2010).     
       La descomposición de  varianza del índice de PTF se realizó en base al siguiente modelo vacío de  clasificación cruzada, empleando Máxima Verosimilitud: 
       Donde  es el logaritmo de la PTF de la empresa i en el período t, anidada en el par . En esta denominación s indexa el sector (o actividad productiva) y m indexa el ministerio al cual pertenece la firma. Cada valor  observado de PTF puede ser calculado a través de la suma de componentes  aditivos, donde,  representa la media  general del logaritmo de la PTF de todas las empresas;                                                                        es un intercepto aleatorio específico para  cada sector, donde . De la misma forma       representa un intercepto aleatorio específico  para cada ministerio con . Los efectos específicos a nivel individual quedan  representados por dos componentes: uno de tipo invariante en el tiempo       donde ; y otro residual      ,  variable en el tiempo donde .
       La varianza de la PTF  se puede razonar como la suma de las varianzas de los componentes:       
                                                 
       Una medida útil que  aparece con frecuencia asociada a este tipo de modelación es el coeficiente de  varianza parcial. Este coeficiente mide qué parte de la varianza total queda  explicada por el componente j considerado.  
             
       Otra bondad de la  modelación planteada es que permite la estimación de los efectos  grupo-específicos       asumiendo que siguen una distribución normal.  En general son obtenidos por vía residual una vez estimados los parámetros  y empleando los datos observados de  . En la literatura se conocen con el nombre de shrunken residuals (Leckie, 2013). A través de estos serán identificados  los ministerios y actividades con comportamientos significativos por encima o  por debajo de la media general. 
       El número de  observaciones en cualquier nivel del análisis es un aspecto clave para la  modelación propuesta. Con el objetivo de obtener estimaciones precisas de la  varianza entre grupos es importante tener a disposición un número suficiente de clusters. La posibilidad de realizar  inferencia estadística confiable en grupos específicos dependerá del número de  observaciones en cada uno. En datos con pocos clusters pero muchas observaciones en ellos, la varianza entre  grupos se estimará con imprecisión; pero el efecto específico separado será  preciso. Contrariamente en datos con muchos clusters y pocas observaciones, la varianza entre grupos se estimará de forma precisa;  pero el efecto separado será impreciso (Leckie,  2013). En general no hay una regla establecida para su determinación:  algunos autores sugieren que 20 es un número suficiente (Heck & Tomas,  2000; Rabe-Haskesth & Skondal, 2008), otros 30 (Hox, 2010) o 50 (Mass &  Hox, 2004).
       4.2.2.  Los datos
       Los datos para la  estimación de la ecuación 1 provienen de diferentes fuentes estadísticas  compiladas por el Sistema de Información Estadística Nacional (SIEN) en la  Oficina Nacional de Estadística e Información (ONEI). Se emplearon indicadores  de los informes sobre el Cumplimiento del Plan Económico (modelo 5903), e Indicadores  Seleccionados de la Contabilidad (modelo 5901). Ambas fuentes proveen  información de empresas estatales con periodicidad trimestral, aunque se  trabajó con cifras de acumulado anual. En los registros es posible distinguir  tanto el ministerio como la actividad económica (a 2 dígitos) donde opera la  empresa. 
       Problemas  de desgaste muestral aparecieron durante el proceso de conformación de la base  de datos, explicados -como se ha dicho- por transformaciones que han estado  ocurriendo en la estructura institucional del sector estatal en los últimos  años (ver sección III). De los datos se eliminaron aquellas empresas  cuyo valor en alguna de las variables de interés fue negativo, cero o missing. Además, no se consideraron  aquellas firmas con falta de información en algún año intermedio de la muestra,  por lo tanto no existen brechas en la secuencia temporal de la información. La  base final de 2469 observaciones, es un panel incompleto de 607 empresas de la  industria manufacturera cubana en el período 2007-2011. 
       Las firmas quedaron  agrupadas en 21 ministerios7  y 24 actividades económicas. El número de observaciones dentro de ambas  clasificaciones fue heterogéneo. La tabla 4 de doble entrada presenta esta  distribución donde queda explícita la estructura de clasificación cruzada de  los datos. Los últimos 11 ministerios (ver segunda sección de la tabla 4)  contienen observaciones en un rango de 2 a 23. Debido a los insuficientes datos  en estos grupos, la estimación de los efectos ministerio correspondientes a  ellos no será estadísticamente confiable (ver sección IV-B-1). Una exploración  más detallada de los datos sugiere que el número mínimo de observaciones  encontradas por ministerios es 2, el valor máximo es 508 y la media 117. Las  mismas estadísticas, pero por actividad económica son 8, 463 y 102,  respectivamente.     
En el anexo B se explica el procedimiento seguido para la obtención del índice de PTF que se basó en un trabajo previo de González (2014). El índice se derivó de la estimación de una función de producción Cobb-Douglas empleando análisis de contabilidad del crecimiento. Debido a la potencial existencia de problemas metodológicos en las estimaciones de funciones de producción (Eberhardt & Helmers, 2010), se hizo necesario corregir ante la posible aparición de sesgos en las elasticidades de los factores. Para la corrección se empleó la metodología de Blundell & Bond (1998) que involucró la especificación de un modelo dinámico para datos de panel y una estimación adicional por funciones de mínima distancia (ver anexo B para detalles técnicos).
  4.2.3. Resultados
La estimación de la  ecuación 1 aparece en la tabla 5. Ésta reporta cuánto de la variación de la PTF  puede ser atribuida a diferencias entre ministerios, entre actividades y entre  firmas, después de controlar por ministerios y actividades. El primer panel de  la tabla presenta la estimación de la varianza entre grupos asociada a cada  nivel (ver columna 3). Como puede apreciarse todos los parámetros son  estadísticamente significativos. Los resultados sugieren que sobre el  componente firma-específico descansa aproximadamente el 61% de la variabilidad  total de la PTF8 . La  utilización de datos de panel permitió separar la influencia de dicho  componente en un término invariante y uno variante (residual) en el tiempo.  Nótese que el 41% de la varianza de la PTF fue explicada por características  internas de las firmas constantes en el tiempo. Lo anterior sugiere  persistencia en la brecha productiva entre empresas; siendo consistente con  evidencia previa encontrada por González (2014)9 .         
Notas: ***, **, * indican significación  estadística para el 1%, 5% y 10%, respectivamente. A P-valores reportados. Los coeficientes de  varianza parcial (CVP) se obtuvieron a partir de la ecuación 3. 
       Fuente: Elaboración Propia
       Por otra parte, se  encontró que las diferencias en ministerios y actividades económicas explicaron  el 21.9% y el 17.1% de la variabilidad total de la PTF, respectivamente. La  primera cifra adiciona evidencia a una larga tradición de estudios teóricos y  empíricos que desde diferentes perspectivas han analizado la relación  instituciones – crecimiento económico (Doimeadiós, 2007; Vicente 2010; Calzado  & González, 2012; del Castillo, 2013; Palacios, 2013)10 .  Los resultados fundamentan que la discrecionalidad y relativa autonomía con la  que operan los ministerios en relación a sus empresas, representan una fuente  importante de heterogeneidad productiva en Cuba. Hasta donde conocemos no  existen estudios previos que se propusieran cuantificar este impacto en Cuba,  ni que incluyeran a esta dimensión en los análisis de productividad. 
       Sin embargo, los  parámetros estimados pueden compararse a los obtenidos por Aiello, Pupo, & Riccota (2013) para la economía  italiana. Los autores encontraron que los factores firma-específicos explicaban  el 86% de la varianza de la PTF. Los 25 puntos porcentuales de diferencia entre  este valor y los hallados para Cuba (61%) pueden estar reflejando que las  empresas cubanas son de naturaleza estatal, y por tanto las decisiones a este  nivel son notablemente menos independientes que las de una firma privada  operando en un ambiente de libre mercado. 
       No considerar el nivel  Ministerio como fuente de heterogeneidad productiva (columna 1) tiene un  impacto casi nulo sobre la importancia relativa de la varianza de la actividad  económica (17.6%); pero sobreestima notablemente la importancia del factor  firma-específico (82%). En el caso de no considerar la actividad económica  (columna 2) se sobreestimaría la importancia relativa del efecto Ministerio  (33.8%). Lo anterior pone de manifiesto la necesidad de incorporar ambos  niveles de análisis; hecho que parece corroborarse si se analizan los  resultados de la prueba LR. Esta última compara la validez del modelo de  clasificación cruzada (columna 3) con un modelo más simple de  empresas-dentro-de-actividades económicas (columna 1) y  empresas-dentro-de-ministerio (columna 2). El rechazo de la hipótesis nula  sugiere que el modelo de clasificación cruzada ofrece un mejor ajuste para los  datos.
       Después de controlar  por actividades económicas se provee de una estimación específica por  ministerio (ver sección IV-B-1). El gráfico 2 muestra los resultados en  ministerios seleccionados, donde, la línea horizontal fijada en cero es el  efecto promedio observado en los datos. Posicionamientos por encima o por  debajo de dicho valor, representan un mejor o peor desempeño respecto al  promedio. Las barras verticales son intervalos de confianza calculados al 95%. 
Notas: Para definición de las  siglas de los Ministerios consultar notas de la tabla 3. 
       No se presentaron los  resultados de aquellos Ministerios con menos de 25 observaciones. En total 11.  Se exceptúa MINAZ por la importancia en el sector. 
       El comportamiento del  MIP y MINAZ se basan en información disponible hasta los años 2008 y 2009,  respectivamente. EL MIP fue disuelto en el año 2009, y el MINAZ en el año  2011.      
  * Implica comportamientos estadísticamente  significativos por debajo, o por encima, de la media. MINIL: -0.261 (0.049);  MINAZ:    -0.260 (0.096); MINBAS: -0.156  (0.048); SIME: -0.136 (0.045) MINAG: 0.108 (0.053); PP: 0.119 (0.049); MINAL  0.146 (0.051). Errores estándar entre paréntesis.    
  Fuente: Elaboración Propia  
       Los resultados sugieren  que 4 ministerios mantuvieron comportamientos estadísticamente significativos  por debajo de la media: MINIL, MINAZ, MINBAS, SIME; mientras que 3 de ellos  operaron de forma significativa por encima: MINAG, PP y MINAL11 .  Un hallazgo relevante tiene que ver con que los 4 ministerios de peor desempeño  fueron liquidados, o bien dentro del período analizado (MINAZ en el año 2011) 12,  o bien con posterioridad al mismo (SIME, MINIL, MINBAS en el 2012) 13.  Según Referencia Jurídica (2012), SIME venía siendo desde hace años, objeto de  análisis por la falta de rentabilidad y exceso de gastos materiales sin el  respaldo productivo. Este hecho unido a la falta de inversiones, impedía la  modernización de su equipamiento productivo. En el caso del MINBAS se señaló su  baja dinámica productiva y el incumplimiento de las obligaciones con la  economía del país.
       El proceso de  perfeccionamiento institucional que se está dando en el país (ver sección III)  parece ser consistente con el desempeño productivo observado entre Ministerios.  Los resultados alcanzados en el presente trabajo sugieren que las instituciones  liquidadas fueron las de menores niveles de PTF en el período considerado.   
Notas: Para definición de las  actividades según Nomenclador de Actividades Económicas (NAE) ver notas de la  tabla 2.
       No se reporta la  información de actividades económicas con menos de 25 observaciones. En total  5. Se exceptúa R. de Petróleo por la importancia estratégica de la actividad en  el sector.
  * Implica comportamientos estadísticamente  significativos por debajo, o por encima, de la media. Bebidas: -0.312 (0.073);  Cuero: -0.274 (0.076); Textiles:          -0.168 (0.079); Tabaco: -0.129 (0.074); P. Construcción: -0.126 (0.061);  P. Metálicos: 0.116 (0.051); P. Vestir: 0.152 (0.065); Impresión: 0.202  (0.061); Farmacéutica: 0.222 (0.066); R. Petróleo: 0.362 (0.108). Errores  estándar entre paréntesis.     
 
       Similar a lo anterior, la  estimación del efecto actividad económica se presenta en el gráfico 3. De las  actividades consideradas, 5 presentan comportamientos significativos por encima  de la media y 5 por debajo. La actividad Farmacéutica aparece como las segunda  de mayor productividad, una vez descontado el efecto producido por los  Ministerios. De nuevo la evidencia encontrada es, en general, consistente con  lo esperado (ver sección III y IV-A) donde su desempeño aparece como el mejor  del ranking (ver tabla 2). 
En este estudio se  analizó el efecto de características institucionales, sectoriales y  firma-específicas, sobre la heterogeneidad productiva en la industria  manufacturera cubana. Combinando datos a nivel de firmas, con información a nivel  meso de sectores y ministerios en el período 2007-2011; se empleó un modelo de  clasificación cruzada con el objetivo de medir la importancia relativa de  dichos determinantes sobre la varianza de un índice de PTF en empresas  estatales. Los principales hallazgos se resumen a continuación.
       Las diferencias  firma-específicas, ministeriales y sectoriales explicaron aproximadamente el 61%,  22% y 17% de la variabilidad total de la PTF, respectivamente. Este resultado  confirma que la principal fuente de variabilidad productiva entre empresas se  origina a nivel interno, y que las diferencias institucionales son  relativamente más importantes que las sectoriales. En términos de política lo  anterior supone que ante cambios en los entornos regulatorios, las respuestas  productivas de las empresas serán mayores y se distribuirán de forma más heterogénea.
       La evidencia de  persistencia en la brecha fue otro hallazgo del presente trabajo. Dentro de las  diferencias firma-específicas – que explican el 61% varianza total de la PTF –  aproximadamente un 41% está representado por características de las empresas  que no varían en el tiempo. La posibilidad avanzar hacia procesos de  convergencia productiva bajo el contexto descrito se dificulta si se considera  que éstos son dependientes de la “trayectoria pasada”. Cerrar brechas de  productividad supone importantes retos en materia de absorción de  conocimientos, innovación y difusión de tecnologías que dependen de estrategias  seguidas a través del tiempo.  
       Por último encontramos  que el proceso de perfeccionamiento institucional que se desarrolla bajo el  contexto de los Lineamientos es consistente con el desempeño productivo  mantenido por los ministerios. Aquellos cuyos niveles medios de PTF fueron  significativamente inferiores a los de la media del sector fueron o bien disueltos  (MINBAS, MINAZ) o fusionados (SIME, MINIL). Se ratifica a la industria  farmacéutica como la actividad de mejor desempeño productivo del período.            
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Anexo A  Clasificación Tecnológica
             Notas: El nombre corto de las  actividades – que se emplearán en el resto del artículo - responde a una  denominación propia elaborada en base al Nomenclador de Actividades Económicas  de Cuba (NAE). El nombre el nombre exacto de las actividades que aparece en el  nomenclador y sus respectivos códigos (2 dígitos) son: 15 Alimentos (Elaboración  de Productos Alimenticios), 17 Bebidas (Elaboración de Bebidas), 18 Tabaco (Elaboración  de Productos de Tabaco), 19 Textiles (Fabricación de Productos Textiles), 20 P.  Vestir (Fabricación de Prendas de Vestir), 21 Cuero (Procesamiento de Cuero y  Fabricación de Artículos de Cuero), 22 Madera (Producción de Madera y  Fabricación de Productos de Madera), 23 Papel (Fabricación de Papel y Productos  de Papel), 24 Impresión (Actividad de Edición e Impresión y Reproducción de  Grabaciones), 25 R. Petróleo (Fabricación de Productos de la Refinación del  Petróleo), 26 Farmacéutica (Fabricación de Productos Farmacéuticos y Productos  Botánicos), 27 C. Nitrógeno (Fabricación de Fertilizantes y Compuestos de  Nitrógeno), 28 Química (Fabricación de Otras Sustancias y Productos Químicos), 29  Plástico (Fabricación de Productos de Caucho y Plástico), 30 Min. No Metálica (Fabricación  de Otros Productos Minerales no Metálicos), 31 P. Construcción (Fabricación de  Productos para la Construcción), 32 Metales (Fabricación de Metales Comunes), 33  P. Metálicos (Fabricación de Productos Metálicos, Excepto Maquinarias y  Equipos), 34 Maq. & Equipos (Fabricación de Maquinarias y Equipos N.C.P), 35  A. Eléctricos (Fabricación de Maquinarias y Aparatos Eléctricos N.C.P), 36  Radio & Televisión (Fabricación de Equipos y Aparatos de Radio, Televisión  y Comunicaciones), 37 Inst. Médicos (Fabricación de Instrumentos Médicos,  Ópticos y de Precisión), 38 E. Transporte (Fabricación de Equipos de  Transporte), 39 Otras (Fabricación de Muebles, Industrias Manufactureras no  Clasificadas).
                                                                                     denota producto (en unidades físicas) mientras  que      ,        y       expresan valores de trabajo, capital y bienes  de consumo intermedio, respectivamente. Los  con j  (l,  k, m) representan estimaciones de las elasticidad de los factores obtenidas  de una función de producción Cobb-Douglas.  La identificación consistente de dichos parámetros representó una parte  fundamental del proceso debido a la manifestación de sesgos de simultaneidad  que aparecen en las funciones de producción (Griliches  & Mairesse, 1995). 
             Para corregir ante la  manifestación de esta potencial fuente de sesgo se empleó la metodología de  Blundell & Bond (1998), que supuso la especificación de un modelo dinámico  de datos de panel y su estimación mediante el Método Generalizado de los Momentos  (MGM). 
La especificación de la  función de producción empleada fue: 
             donde la descripción de  los primeros cuatro términos coincide con la empleada en la ecuación (4) .  Adicionalmente,                                                                       es un intercepto temporal específico común a  toda la sección transversal. El término de error está compuesto por tres  componentes:       es heterogeneidad inobservable constante en el  tiempo,       representa potenciales shocks de productividad modelados como un proceso AR (1) y       representa potenciales errores de medida  serialmente incorrelacionados. Por último       es una perturbación aleatoria también  serialmente incorrelacionada. La correlación entre los factores (     ,       ,       )  y los tres componentes del término de error antes descritos se asume diferente  de cero dando origen al problema de simultaneidad mencionado. Operando sobre la  ecuación (5) se obtiene la siguiente forma reducida:
             Debe notarse que los  coeficientes de los regresores rezagados son combinaciones no lineales de       y los coeficientes contemporáneos      .  Debido a ello, las elasticidades del modelo estructural (ecuación 5) no se  obtienen directamente de la ecuación (6), sino que por el contrario se hace  necesario emplear una estimación adicional por Mínima Distancia (Wooldridge, 2002).
Los datos empleados y  algunas especificaciones técnicas adicionales aparecen en González (2014). Los  resultados de la estimación del modelo estructural y de la forma reducida  pueden ser consultados en la tabla 5.       
             Notas: Errores estándar robustos entre  paréntesis. Dummies temporales  incluidas. La estimación del modelo en forma reducida se realizó empleando el  estimador System-GMM de Blundell & Bond (1998 a). Como instrumentos para el  modelo en desvíos ortogonales se emplearon t-2 rezagos de las variables  producto y bienes de consumo intermedio. La variable trabajo se consideró como  predeterminada dado que los ajustes de empleo en Cuba no parecen actuar de  forma inmediata, sino con determinados rezagos. Para la variable capital se  emplearon t-3 rezagos para tomar en cuenta posibles errores de medida. A  implica que los p-valores son reportados. Comfac es un test de mínima distancia para las restricciones de factores  comunes.                                                                        y       son test de autocorrelación de Arellano-Bond. ***, **, * indican significación  estadística para el 1%, 5% y 10%, respectivamente.  
* Economista, profesor en la Facultad de Economía de la Universidad de la Habana.
** Economista, profesor en la Facultad de Economía de la Universidad de la Habana.
1 Es la suma de los componentes variantes e invariantes en el tiempo.
2 Ver sección IV-A del presente trabajo.
3 La posibilidad de comparar los resultados es limitada debido a las diferencias metodológicas entre estos trabajos.
4 Ver definición de siglas en la tabla 3.
5 Ver Decreto Ley 287 en Gaceta Oficial No. 37 del año 2011.
6 A fines del año 2012, mediante el Decreto Ley 299 del Consejo de Estado (Gaceta Oficial No. 45), se estableció la extinción de los ministerio SIME y MINIL, los cuales se fusionaron y formaron el Ministerio de Industria (MINDUS). Por otra parte, el MINBAS se transformó en el Ministerio de Energía y Minas (ver Decreto Ley 301 en Gaceta Oficial No. 51 del 2012), sin funciones en actividades de la Química, que se traspasaron al MINDUS.
7 Para esta fase del diagnóstico, se empleó la productividad del trabajo como medida de productividad.
8 Los cuatro grupos conformados a partir de la clasificación fueron: alta, media alta, media baja y baja intensidad tecnológica.
9 Como medida de empleo se tomó el promedio de trabajadores, Modelo 5903, SIEN, Oficina Nacional de Estadísticas e Información.
10 Tradicionalmente, la producción industrial en Cuba ha sido realizada por empresas de este tipo. La inexistencia de productores nacionales privados y cooperativos, ha sido un rasgo característico de esta actividad hasta fechas muy recientes. Los datos originales comprendían 485 empresas; pero se eliminaron 4 observaciones por valores negativos en las cifras de productividad, y 2 por problemas de missing.
11 El valor incluye otros tipos de entidades productivas que emplea el gobierno como las “uniones, los grupos empresariales, las organizaciones económicas estatales y las sociedades mercantiles de capital 100% cubano” (ONEI, 2012)
12 En realidad el número inicial de ministerios ascendían a 38; de ellos, 17 eran instituciones de administración local conocidas como Poderes Populares (PP). Debido a las funciones similares que cumplen estas instituciones y a que el número de observaciones en cada una por separado era bajo, se realizó una agregación de las empresas, que quedaron identificadas bajo el genérico PP
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