Revista: Caribeña de Ciencias Sociales
ISSN: 2254-7630


APORTE DE LA NUEVA CIENCIA AL PENSAMIENTO CIENTIFICO EN EL ÁREA GERENCIAL

Autores e infomación del artículo

Naima Josefina Bastardo R.*

Universidad Nacional Experimental de Guayana, Venezuela

naimabr27@gmail.com

Resumen

El pensamiento complejo ha contribuido en la construcción del pensamiento gerencial del siglo XXI; más específicamente la transdisciplinariedad ha alterado notoriamente la gerencia tradicional, cerrada en sí misma. Con su influencia, ha surgido la gerencia social, basada en los valores humanos y centrada en el colectivismo. En este ensayo se plantea, apoyado en la Larroca (s.a.), que la transdisciplinariedad ha dado nacimiento a la gerencia social, que se manifiesta en la responsabilidad social empresarial, que constituye un verdadero enfoque innovador en gerencia; de hecho, la gerencia social es la que está logrando un contexto globalizado en el siglo XXI.

Palabras claves: transdisciplinariedad, gerencia social, responsabilidad social empresarial
Abstract

Complex thinking has contributed in building the management thinking of the XXI century; more specifically transdisciplinarity has markedly altered the traditional management, closed in itself. With its influence has emerged social management, based on human values and focused on collectivism. This essay is raised, leaning against the Larroca (S.A.), which transdisciplinarity has given birth to social management, manifested in corporate social responsibility, which is a real innovative approach to management; in fact, social management is the one that is making a globalized context in XXI century.

Keywords: transdisciplinarity-social management-corporate social responsibilit



Para citar este artículo puede utilizar el siguiente formato:

Naima Josefina Bastardo R. (2016): “Aporte de la nueva ciencia al pensamiento cientifico en el área gerencial”, Revista Caribeña de Ciencias Sociales (noviembre 2016). En línea: https://www.eumed.net/rev/caribe/2016/11/transdisciplinariedad.html
http://hdl.handle.net/20.500.11763/caribe1611transdisciplinariedad


La transdisciplinariedad en el estilo gerencial social del siglo XXI

0. Introducción

            El pensamiento complejo ha contribuido en la construcción del pensamiento gerencial del siglo XXI. Frente a la situación social y económica a nivel mundial, como la situación político, económica y social de Venezuela, la administración gerencial puede optar por dos caminos; el pesimismo gerencial, individualista elistesco, o, por el contrario, la implantación del colectivismo y, por ende, de la gerencia social, basada en los valores humanos.

La posición epistemológica administrativa-gerencial de la gerencia social es el camino a seguir, que naciendo de la transdisciplinariedad se presenta como una puerta hacia un verdadero enfoque innovador en gerencia; de hecho, la gerencia social es la que está logrando un contexto globalizado en el siglo XXI.

En este artículo se diserta acerca de la gerencia social como fruto de la transdisciplinariedad y el pensamiento complejo.

I. La epistemología de la complejidad

            La epistemología de la complejidad es otra manera de hacer y comprender la Ciencia. La rigidez científica ha quedado de lado y la manera aislada también.

            La complejidad científica se presenta como una unión o un tejido de elementos heterogéneos inseparablemente unidos (Motta, s.a.: s.p.), pero cada constituyente no pierde su personalidad. Hay oposición, complementariedad y solidaridad entre estos elementos; la Ciencia se construye en un proceso de negociación entre las disciplinas.
La naturaleza de los problemas modernos y actuales, que se pueden observar en los medios de comunicación, presenta los hechos y los acontecimientos como “multidimensionales, multirreferenciales, interactivos (retroactivos y recursivos) y con componentes de aleatoriedad, azar e indeterminación, que conforman en su aprehensión grados irreductibles de incertidumbre.” (Motta, s.a.: s.p.). Y aquí es donde entra la epistemología de la complejidad para ayudar a enfrentar esa realidad.

Desde la epistemología de la complejidad, ésta es definida en diversas nociones, a saber:

  • “Su definición primera no puede aportar ninguna claridad: es complejo aquello que no puede resumirse en un palabra maestra, aquello que no puede retrotraerse a una ley, aquello que no puede reducirse a una idea simple.” (Morin, 1997: 21).
  • La complejidad es una palabra problema y no una palabra solución.” (ídem: 22; subrayado en el original).
  • Si se mira a la complejidad como una empresa, habrá que decir que “se producen cosas y auto-produce al mismo tiempo; el productor mismo es su propio producto.” (ídem: 122).
  • “La complejidad es la unión de la simplicidad y de la complejidad.” (ídem: 143).
  • “La complejidad es la dialógica orden/desorden/organización” (ídem: 145.).
  • “La primera es creer que la complejidad conduce a la eliminación de la simplicidad. Por cierto que la complejidad aparece allí donde el pensamiento simplificador falla, pero integra en sí misma todo aquello que pone orden, claridad, distinción, precisión en el conocimiento.” (ídem: 22).

El mismo Morin (2001) sostiene que la epistemología de la complejidad es “la trama de constituyentes heterogéneos inseparablemente asociados que presenta a la vez la paradoja de lo uno y lo múltiple. Tejido de eventos, acciones, interacciones, retroacciones, determinaciones, azares que constituyen nuestro mundo fenoménico” (p. 32). Esto apunto a decir la epistemología de la complejidad se opone a la epistemología de la simplificación; en realidad la asume y le da un giro hacia la nueva visión científica. Las metodologías cotidianas y usuales hasta hace poco empleadas por los científicos son insuficientes, porque la ciencia cartesiana iba de lo complejo a lo simple, al atomismo de las cosas; pero ahora se va de lo complejo a lo más complejo, porque no hay un fenómeno simpe en sí mismo. El conocimiento es un espiral ascendente y no un punto inicial y otro punto de llegada perfecta. La Ciencia, según la complejidad, no fin, un finito; un aparente hecho simple remite a otro simple y este otro, porque todo está interconectado.

La complejidad es un paradigma emergente, porque surge como consecuencia natural al paradigma de la simplificación. La ciencia que se inició con Descartes se caracterizó por ser la ciencia de percepción sensorial nítida, que se puede llamar etapa positivista. En esta fase, se consideraba que los objetos de estudio científico eran únicamente todos aquellos objetos que se percibían claramente por medio de la observación, tanto por los sentidos como por la prolongación de éstos a través de los instrumentos. Eran simples e inmutables, regidos por una sola ley.

Para la complejidad los objetos de estudios son cosas invisibles, no los objetos de estudios que captaban los sentidos y los instrumentos que permitían llegar a ellos. Ahora, la complejidad se centra en objetos difusos, disipados, cambiantes, efímeros, en fin objetos de estudios humanos, que están gobernados por muchos elementos simultáneamente. En el siguiente Cuadro 1 se puede apreciar la diferencia entre la epistemología de la complejidad y la epistemología de la simplicidad.

Cuadro 1. Diferencia entre la complejidad y la simplificación científicas.

La complejidad

La simplicidad

  • Presenta los fenómenos humanos como hechos complejos antropo-social: micro-dimensión (el ser individual) y en su macro-dimensión (la humanidad).
  • La naturaleza humana es multidimensional (homo complexus).
  • Su estrategia es la de trabajar “con y contra lo incierto, lo aleatorio, el juego múltiple de las interacciones y las retroacciones.” (Morín, 1997: 50).
  • Los hechos, las acciones y los acontecimientos se presentan en entramados o en inter-retroacciones, con incertidumbre, contradicción y solidaridad. Se puede diferenciar, distinguir sin romper o desarticular, o asociar sin reducir.
  • Deja ver la interdependencia entre el sujeto y el objeto, la presencia del azar en el conocimiento, la unión de elementos heterogéneos como el espacio y tiempo.

 

  • Da una visión unidimensional, abstracta de lo real.
  • Sus principios son disyunción, reducción y abstracción. Lo complejo fue llevado a lo simple. Es decir, reduce la complejidad fenoménica a un orden simple y a unidades elementales.
  • Hace una separación entre sujeto pensante (ego cogitans) y a la cosa extensa (res extensa). Dicho de otro modo, separó la filosofía y ciencia.
  • Su meta era descubrir un orden perfecto detrás de lo complejo: el universo era una máquina perfecta (el cosmos), hecha de micro-elementos (los átomos).
  • No puede concebir la unión, la conjunción de lo uno y lo múltiple (unitas multiplex); unifica la diversidad o hace antagonismo de ésta.

 

Fuente: García, (2011).

 

     
Una de las nociones claves de la epistemología de la complejidad es la transdisciplinariedad.

II. La transdisciplinariedad, fruto de la complejidad

Morin (s.a.) señala que la transdisciplinariedad es una forma de organizar los conocimientos, que sobre pasa a las disciplinas involucradas. Asimismo, enfatiza que la transdisciplinariedad tiene tres significados que se oponen y complementan al mismo tiempo, a saber:

  • Se da entre disciplinas (integración)
  • Atraviesa dichas disciplinas, transformándolas radicalmente
  • Está más allá de ellas mismas

Los epistemólogos alemanes se inclinan por la primera definición: la transdisciplinariedad es el trabajo integrador de las disciplinas científicas. Otros entienden esta noción de la complejidad como un eje que atraviesa las diferentes disciplinas científicas; para otros es una premisa básica de la unicidad del conocimiento, que transdiciplinar, porque se ubica más allá de las mismas disciplinas involucradas.

La visión de integración es la se opone la interdisciplinariedad y a la multidisciplinariedad, porque la incertidumbre que rodea un problema de investigación parece reclamar una postura integradora de la ciencia. En este caso la transdisciplinariedad no dada respuestas, sino que hace surgir muchas preguntas; entre entras interrogantes, tenemos incógnitas tales como: ¿cuál es el sistema de conocimiento a emplear?, ¿cuál es ahora el objetivo del conocimiento?, y ¿para qué transformar el conocimiento? Es necesario una actitud abierta y de diálogo entre los actores científicos, porque la inconmensurabilidad de los lenguajes especializados puede hacer imposible este diálogo, y también porque la gama de información que se tiene sobre un problema puede también oscurecer el panorama investigativo.

Vista así –como ya se indicó- la transdisciplinariedad se opone al interdisciplinariedad, porque esta busca tan solo la transferencia de métodos o metodologías entre disciplinas; pero al igual que la pluridisciplinariedad, la interdisciplinariedad no altera los objetivos previos de cada disciplina involucrada. Sin embargo, la transdisciplinariedad, con su prefijo “trans-” a la cabeza, supone i) aquello que está entre las disciplinas, ii) a través de ellas y iii) más allá de ellas mismas. Y esto es un proceso muy complejo. Las disciplinas implicadas ya no son las mismas, sin dejar de ser lo que son, cambian sus objetivos y metas hacia algo diferentes.

Esto indica el que conocimiento científico no debe reducirse a una disciplina dominadora: todas aportan significados, nociones, metodologías y visiones necesarias y oportunas al estudio que se realiza. Esto permite una mirada global, un zoom sobre el problema planteado. Se plantea un diálogo de saberes. En este sentido, Locarno (1997), citado por Martínez (s.a.), indica que intención de la transdisciplinariedad es “hacer evolucionar (a la ciencia) hacia un estudio de lo universal en el contexto de una aceleración sin precedentes de los saberes parcelarios”; y consideran que “esta evolución es inseparable de la búsqueda transdisciplinar, es decir, de lo que existe entre, a través y más allá de todas las disciplinas particulares”.

Martínez (s.a.) señala que la simplificación ha llevado a una fragmentación del conocimiento y a un exceso de la hiperespecialización de la disciplinas vista como nichos aislados. Frente a esta realizar surge la investigación transdisciplinaria que, en palabras del autor último citado:
(…) va más allá de ellas, y les añade el hecho de que está constituida por una completa integración teorética y práctica. En ella, los participantes transcienden las propias disciplinas (o las ven sólo como complementarias) logrando crear un nuevo mapa cognitivo común sobre el problema en cuestión, es decir, llegan a compartir un marco epistémico amplio y una cierta metametodología que les sirven para integrar conceptualmente las diferentes orientaciones de sus análisis: postulados o principios básicos, perspectivas o enfoques, procesos metodológicos, instrumentos conceptuales, etc. Este tipo de investigación es, sobre todo, un ideal muy escasamente alcanzado hasta el momento, (s.p.).

Visto así, con la transdisciplinariedad surge y renace una nueva visión básica de la objetividad científica, fundamentada en una teoría de la racionalidad, que se apoya en antinomias y complementariedades; esto ayuda a las ciencias humanas a descubrir nuevas realidades y de allí implementar nuevas metodologías y formas de ser y hacer. Esta nueva visión de racionalidad transdisciplinar ha tenido repercusión en casi todas las ciencias humanas; entre ellas, las ciencias gerenciales o administrativas, como veremos en los siguientes subapartados.

III. De la vieja gerencia a la nueva gerencia

La evolución del este pensamiento administrativo se puede presentar en tres grandes concepciones: concepción reduccionista, que es puesta de manifiesto por la Escuela Clásica (1900-1930), representada por Frederick Taylor y Henry Flayol; la concepción expansionista, que está representada por la Escuela Holística (1960 hasta la actualidad), que comprende un eclecticismo teórico de la Teoría Neoclásica, del Enfoque de Sistema y de la Teoría de las Contingencias. En el medio de estos dos extremos, está la Escuela de las Relaciones Humanas y del Comportamiento (1930-1960); entre sus representantes están, por ejemplo, Abrahan Maslow, Frederick Herzber y Douglas McGregor.

Para la Escuela Clásica, se centró en la eficiencia y la producción como problemas a resolver; también fue un problema para la Escuela de las Relaciones Humanas; pero la Escuela Holística no descartó la eficiencia, sino que sumó la eficacia; por esta suma de problemas (interno y externos) esta última escuela citada es vista como una sistema abierto, en oposición a las otras dos escuelas. La interdisciplinariedad está presente en la Escuela Holística, pero la concepción reduccionista se apoyó en la Ingeniería, como la disciplina que la ayudaba a comprender los procesos administrativos; por su lado, la Escuela de las Relaciones Humanas se inicia el uso de la interdisciplinariedad en la Administración, con la presencia de la Sociología y la Psicología. La Escuela Holística ve al hombre como un ser complejo; mientras que la Escuela Clásica lo concibió como el ‘hombre económico’ (homo economicus) y la Escuela de las Relaciones Humanas como ser social, homo socialis.

No se trata que una escuela sea mejor que otra, sino que cada concepción del pensamiento administrativo tuvo una visión y una manera de resolver las situaciones organizacionales desde una postura epistemológica, que le ofrecía el contexto cultural, social y científico de su época.

Por otro lado, Hernández (2005) presenta una argumentación sobre los nuevos lineamientos formativos del perfil del líder según el enfoque holístico, y, para ello, hace una comparación diferenciadora entre el líder o gerente holístico y el gerente tradicional.

Ahora bien, si bien Hernández (2005) se evoca a desarrollar la concepción del nuevo líder en el marco del enfoque holístico, presenta, sin embargo, ciertas fallas en el uso de los términos de líder y gerente. En efecto, Hernández (2005) reserva, al igual que Velásquez, la palabra ‘líder’ para la persona que dirige los destinos de la organización formado desde el pensamiento administrativo holística, mientras que deja la palabra ‘gerente’ para la persona que hacía lo mismo pero formado por la concepción reduccionista o Escuela Clásica. Pero Hernández usa los dos términos de manera indistinta, y el lector debe estar muy atento para saber cuándo ‘gerente’ se refiere a líder (como lo llamamos nosotros, gerente holístico) y cuando se refiere al gerente tradicional (adjetivo colocado por nosotros).

Se presenta el siguiente Cuadro 2 que hace una comparación entre el líder y el gerente.

Cuadro 2. Diferencias entre líder y gerente


Líder

Gerente

Innova y transforma

Administra y reacciona

Visión Panorámica y democrática

Visión limitada y jerárquica

Se pregunta qué y por qué

Se pregunta cómo y cuándo

Usa el eclecticismo de paradigmas

Se subordina al paradigma prevaleciente

Es transcompetitivo

Es competitivo

Se centra en proceso

Se centra en el resultado

Asume riesgos (emprendedor)

Controla los riesgos

Concibe a la organización como todo

Concibe a la organización por sectores independiente

Plan adaptivo

Plan rígido

Se apoya en varias disciplinas (multidisciplinario)

Se apoya en una disciplina
(unidisciplinario)

Hace público el riesgo

Secreto gerencial

Busca la excelencia organizacional

Busca la notoriedad organizacional

            Este homo socialis reaparece con la transdisciplinariedad como otro estilo gerencial, la gerencia social, en las Ciencias Administrativas. Y este punto constituye nuestra propuesta.

IV. La gerencia social, fruto de la transdisciplinariedad

Cuando la transdisciplinariedad se da en el Área Gerencial y el Comportamiento Organizacional, esta injerencia debe producir una modificación modernista de la dirección, la supervisión y el control organizacional.

Para ello se integran las Ciencias Políticas, las Ciencias Económicas y las Ciencias Administrativas o Ciencias Gerenciales. El estilo gerencial debe cambiar o transformarse.

Uno de estos aspectos transformadores es la visión social de la gerencia. Romero (2006) habla de la sociología de la gerencia y, para ello, se requiere “transformaciones de la gestión pública” (p. 50) y para ello es necesario “nuevos conocimientos técnicos, económicos, políticos y éticos”, (ídem).

Romero (2006) plantea que además de la administración de los recursos materiales, el nuevo proceso transformador transdiciplinar debe abarcar “el estudio del trabajo humano, las relaciones laborales y el impacto de las empresas en el entorno.”, (ídem).

Es precisamente este último elemento de nuestro interés: el entono empresarial debe buscar lo social, que supone mejorar la calidad de vida y el compromiso social. Precisamente Larocca (s.a.) plantea que un estilo gerencial en la era de la complejidad y la transdisciplinariedad es la gerencia social, la gerencia con conciencia social. Al respecto el autor último citado señala:

Las concepciones cortoplacistas y la aplicación de políticas económicas ortodoxas han producido deterioros constantes y acelerados en las condiciones de vida, marginando la cuestión social, los accesos a la calidad de vida y, en general una transformación negativa en los valores en los que se debe asentar una sociedad democrática y moderna. (s.p.)

            Este cambio gerencial, desde una visión de la complejidad y la transdisciplinariedad, supone que lo social no es producto de las políticas sociales gubernamentales ni de la tradicional gerencia de mercado, vinculada a la empresa privada; ni muchos menos las ayudas sociales o programas sociales que estas empresas privadas realizan como formas de evadir impuestos. Si bien Larocca ha disertado sobre la gerencia social, nosotros proponemos esta noción como fruto de la transdisciplinariedad.

Lo importante ahora es el capital social, porque “la gerencia social se perfila como una gerencia de la complejidad y la incertidumbre, intervienen actores muy diferenciados (población, instituciones diversas, recursos no tradicionales, etc.), la rentabilidad de la gerencia social es intangible y más difícil de medir”, como señala Larocca.

            En fin, la gerencia social es producto de este mundo cambiante y de la transdisciplinariedad que se ofrece actualmente desde el pensamiento complejo en las ciencias.

Más detalladamente, Larocca (2012) conceptualiza y caracteriza tres tipos de gerencia: la gerencia contemporánea, que prioriza las capacidades de liderazgo y las consolida como un rasgo diferenciador al perfil del gerente; la gerencia pública, que identifica las atribuciones y responsabilidades de quien la lidera asumiendo políticas públicas que implican el contexto económico inherente a la sociedad y sus ciudadanos; y gerencia social, que prioriza el desarrollo del capital social en la búsqueda de resultados significativos en el contexto social, por lo que interviene una diversidad de actores sociales con características diferenciadoras agregando a este tipo de gestión un grado de complejidad.

Además del capital tradicional de una empresa, está el capital social empresarial, que está formado por valores éticos, asociatividad o fraternidad, confianza y la conciencia cívica. Esta es la Gerencia de Valores, que plantea el último autor citado.

            La transdisciplinariedad genera la gerencia social porque se apoya en el cambio y en la relación entre el todo (la sociedad) y las partes (un grupo social débil); esto permite una estabilidad y evolución de la función de la gerencia tradicional. Esta gerencia trabajaba con un modelo cerrado, autoritario, autosuficientes; la gerencia social es una administración compartida y participativa, que se fija en el otro exterior a la egoísta ganancia monetaria.
La gerencia social opera con distintas lógicas y diversidades de fuerzas y contrapuestas (ganar dinero y el capital social con fuente principal).

            Asimismo la transdisciplinariedad permite este surgimiento, porque la gerencia social se ve alimentada de los valores humanos, la ética, la solidaridad y el trabajo cooperativo; estos valores guían las actividades de manera interactivas y se da la unión de grupos heterogéneos. Además, la transdisciplinariedad pone de manifiesto que la complejidad y la incertidumbre configuran a esta gerencia social; su rentabilidad es invisible e intangible, pero con gran impacto en lo social y lo demográfico; es muy humanista.

            La gerencia social diseña proyectos a gran escala para poblaciones con carencias y necesidades básicas, como la nutrición, la educación, la salud, el empleo, la vivienda, etc. Esto es lo constituye el capital social, que se identifica con los valores éticos, la capacidad de asociatividad y solidaridad y la conciencia cívica. Todo esto conlleva la responsabilidad social empresarial, que no está fundamentado en actividades de ayudas sociales, o filantrópicas o actividades a muy corto plazo por el impacto de mercadotecnia. Como precisa Rodríguez Riera (2014), la gerencia social:
“(…) asume una responsabilidad social interna con el mismo influyendo en la obtención de ventajas y beneficios tanto para ellos, como para su entorno familiar, social y comunitario., de igual manera se promueve a nivel de Clientes, proveedores y Aliados.”, (s.p.).

El autor último citado sostiene que en Venezuela es cada vez más notorio este giro hacia la responsabilidad social empresarial, porque cada vez más es común las prácticas sociales responsables y de la toma de conciencia de promover el desarrollo sustentable rentable a nivel empresarial y comunitario. En este sentido, afirma: “cada vez más las organizaciones diseñan sus planes estratégicos orientados de manera tal, que le permiten desarrollar actividades interna y externamente responsables con la sociedad y el medio ambiente en el que se desenvuelven.”, (s.p.). Esto se traduce en una conciencia ecológica ambiental, colectivismo empresarial y social, la defensa de los derechos humanos, como elementos básicos gerenciales.

Rodríguez Riera (2014) no niega que la gerencia social es usada como elemento de mercadeo porque proyecta una imagen positiva corporativa de la empresa, con el fin de aumentar sus ventas. Sin embargo, la presencia actual de un mercado contraído, la escasez de divisas y la escasa o nula producción, pero la gerencia social ha hecho frente a esta situación, porque:

esta situación ha creado una conciencia empresarial responsable, en la cual observamos la aparición de producto semejantes a los existentes en mercado actual, en donde prevalece la calidad a un precio razonable y accesible, ejemplo de ello, la telefonía pre-pagada, el consumidor tiene acceso al servicio, bajo un costo controlado por su poder adquisitivo, los producto llamados tapa amarilla, permiten acceder a producto que de poseer una marca reconocida, incrementaría su valor, igualmente es el caso de los medicamentos genérico. (s.p.)

            Pero más allá de la ver la responsabilidad social como un elemento pasajero, generado por una situación particular de Venezuela, se necesita empresas como la empresa social de Muhammad Yunus, como el Banco Gramee, es decir, el banco de y para los pobres. Aquí se da formación, asistencia técnica y apoyo económico a los pobres, principalmente en la India.

            También nos referimos a la empresa social de Franck Riboud, presidente del grupo Danone, unido con Muhammad Yunus, quienes instalaron un empresa en Bangladés destinada a dar un alimento de excelente calidad y barato a los niños pobres y muy pobres de esa ciudad india. El objetivo de la empresa fue: que los niños pobres y desnutridos puedan acceder y tomar un yogur enriquecido todas las mañanas en su escuela.

            En fin, la gerencia social es un proyecto que gana terreno en el mundo actual como una vía de sacar lo mejor del ser humano, en medio de lo empresarial.

A modo de cierre

Las empresas sociales son un modelo de empresa innovador que fomenta la idea de crear negocios para ayudar a resolver algún problema social y no para maximizar los beneficios empresariales.

Pero esta idea, que parece sencilla, solo pudo surgir en el siglo XXI, como fruto de los cambios epistemológicos que ofrece el pensamiento complejo y la transdisciplinariedad.

La transdisciplinariedad pone en el tapete la necesidad de relacionar las necesidades internas de la empresa con su contexto social con problemas sociales agobiantes.

Pudo ser que al inicio la gerencia social, es decir, la responsabilidad social empresarial se viera como una moda de mercadeo, pero con el tiempo ha dejado eso para centrarse en la necesidad de hacer frente a los problemas acuciantes de la humanidad como son la pobreza, y hacer frente a crisis económicas y sociales, como el caso de Venezuela.

La responsabilidad social se presenta como el puente entre la conciencia ética colectivista y la necesidad de obtener ganancia con lo que hace y ofrece a un cliente. Se unen capital monetario, capital social, interacción humana, valores  humanos y relación social.
Finalmente, la transdisciplinariedad ha marcado el camino de la administración gerencial hacia verdaderos vínculos empresa-comunidad, en donde todos pueden ganar-ganar, en medio de fortalecimiento de los valores humanos y empresariales.

Referencias

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http://www.revistanegotium.org.ve/pdf/1/1Art1.PDF
Consultado en 05/07/ 2016, a las 10:00

Larocca, H. (s.a.). Estilos gerenciales para el nuevo milenio. [Documento en Línea]. Disponible en:
http://es.slideshare.net/lpinero/estilos-gerenciales-para-el-nuevo-milenio
Consultado en 16/07/2016, a las 6:00

García, J. (2011). El homo eroteticus y la modalidad interrogativa del lenguaje. En: Lingua Americana, Año XV. Nº 28 (2011). Pp. 11-36. Disponible en:
http://produccioncientificaluz.org/index.php/lingua/article/view/17259/17232
Consultado en 15/07/2016, a las 14.

Martínez, M. (s.a.). Transdisciplinariedad y Lógica Dialéctica: Un enfoque para la complejidad del mundo actual. [Documento en línea]. Disponible en:
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Morín, E. (1997). Introducción al pensamiento complejo. Barcelona: Gedisa.

Morín, E. (2001). Los siete saberes necesarios a la educación del futuro. Buenos Aires: Nueva Visión.

Motta, R. (s.a.). ¿Qué es pensamiento complejo y complejidad? [Documento en línea]. Disponible en: http://www.complejidad.org/cms/?q=node/3
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Rodríguez Riera, F. (2014). La responsabilidad empresarial social en el mercado venezolano actual. En: Revista Electrónica Encuentro Transdisciplinar, Nº 8, Año 4. [Documento en línea]. Disponible en:
http://www.nucleovalencia.com.ve/revista/publicaciones/La_responsabilidad_empresarial_F_Rodriguez.pdf
            Consultado 17/07/2016 a las 8:00

Romero, J. (2006). Aproximación a una sociología de la gerencia. Gerencia pública y compromiso social. En: Gestión y Política Pública. Vol. XV, nº 1, pp. 49-82. [Documento en Línea]. Disponible en:
http://www.gestionypoliticapublica.cide.edu/num_anteriores/Vol.XV_No.I_1ersem/02Romero.pdf. Consultado 17/07/2016 a las 8:00

* Magister: Gerencia de Recursos Humanos. Profesora Universitaria, Dedicación Exclusiva. Universidad Nacional Experimental de Guayana (UNEG)

Recibido: 23/08/2016 Aceptado: 17/11/2016 Publicado: Noviembre de 2016

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