Zuleyra González Melik
Universidad de Holguín “Oscar Lucero Moya”
zmelik@fh.uho.edu.cuResumen
  En el presente  artículo se realiza un análisis de la Cognición Social y la Toma de Perspectiva  del otro desde la Neuropsicología Cognitiva. La Cognición Social incluye varios procesos cognitivos  implicados en cómo la gente piensa sobre ella misma, otras personas,  situaciones sociales e interacciones. Este dominio contiene a la Toma de  perspectiva del otro como un proceso que involucra habilidades y capacidades  para percibir fenómenos comunes desde la posición de otro. Recientemente en la  comunidad científica ha entrado en debate la relación existente entre la Teoría  de la Mente con la Toma de Perspectiva del otro por las similitudes  conceptuales entre ambos. Un aspecto en común entre estos procesos es la  capacidad de comprender  la cognición de  otras personas mediante la inferencia de sus estados mentales y la posibilidad  de situarse en su perspectiva.
  Palabras  Claves:  Cognición  Social, Toma de perspectiva del otro, Teoría de la Mente.
  Abstract
  In the present article, an analysis of  the Social Cognition and the Other´s Perspective Intake is made, from the  Neuropsychology Cognitive point of view.The Social Cognition includes several  cognitive processes implicated in what people think of themselves, someone  else, social situations and interactions.This domain sees the Other´s  Perspective Intake like a process that involves abilities and capabilities to  perceive common phenomena, from the other position. Recently in the scientific  community there´s being a deep debate concerning the existent relationship between  Theory of Mind and the Other´s Perspective Intake, mostly due to their  conceptual similitude.
  Key words: Social Cognition, the  Other´s Perspective Intake, Theory of Mind.
Para citar este artículo puede uitlizar el siguiente formato: 
 Zuleyra González Melik (2015): “Cognición social y toma de perspectiva: una alternativa para entender a los otros”, Revista Caribeña de Ciencias Sociales (septiembre 2015). En línea: https://www.eumed.net/rev/caribe/2015/09/cognicion-social.html
Introducción
La  Cognición Social es un término que comienza a emplearse con la revolución  cognitiva a finales de los años 1960 y principios de 1970, para definir los  procesos responsables de la codificación y decodificación de la vida social  (Penn, 2008). Esta pone énfasis en cómo las personas piensan de si mismas y de los  otros, y cómo procesan la información propia y externa, dentro del contexto social  en el que se encuentran. Es precisamente en los años correspondientes a la  década de 1980, donde cobra gran auge el empleo de este término, convirtiéndose  en una temática a tener en cuenta en las ciencias psicológicas. 
Como  proceso, dentro de la comunidad científica, no ha estado exento de debates en  torno a conceptualización y al alcance de sus supuestos teóricos en la vida  cotidiana. Algunos investigadores como Wyer y Skrull, en el año 1992 proponen  que se defina como “habilidad que tiene el ser humano para percibir las  emociones de los demás, inferir qué es lo que está pensando, comprender e  interpretar las intenciones del otro y las normas que gobiernan las  interacciones sociales.”  De esta forma  se tienen en cuenta las inferencias que realizan las personas en torno a si mismas  y a los otros desde un contexto particular como son las interacciones sociales. 
Estudios  recientes existe evidencia que respalda la Cognición Social como una variable  mediadora entre la neurocognición y el funcionamiento social (Brekke, Adolphs, 2003).  En ello se enfatiza el lugar que ocupa ésta y como modula en cierta medida la  relación que se establece entre el sistema neurocognitivo, con sus procesos y el  comportamiento social de las personas. Comprenderla desde este supuesto, resalta  su importancia en la regulación del procesamiento de la información social. De  las propias debilidades conceptuales en los últimos años se ha venido  manifestando una maduración progresiva que parte del supuesto de que están  implicados en este proceso mecanismos implican la percepción y  evaluación de estímulos que permiten tener una representación del entorno  social. Además de otros procesos cognitivos involucrados en cómo la gente  piensa sobre ella misma, otras personas en situaciones sociales. (Penn, 2008)
La  cognición social es un dominio que incluye dentro de sus procesos la Toma de  perspectiva del otro, como una forma de entender la cognición de los otros. Adoptar  la perspectiva del otro, aparece como un fenómeno muy común en la vida diaria,  en muchas formas como la cooperación y la empatía hacia los demás. Sin embargo  tomar la perspectiva del otro requiere la habilidad de representarse el sí  mismo, de forma diferente del de los otros.
Esta categoría ha sido  objeto de interés en la investigación científica recientemente, teniendo un  lugar importante los debates en torno a su aparato conceptual de los cuales han  surgido más interrogantes que respuestas (Epley, Caruso, 2007) permitiendo  posiciones más críticas y elaboraciones mejor pensadas hacia esta.
Los  estudios en este campo han tomado auge con el  propósito de sistematizar los contenidos desarrollados hasta el momento desde  una perspectiva más cognitiva, que brinde la posibilidad de analizar este  fenómeno desde las representaciones del si mismo y del otro y los procesos de  pensamiento.
 Desarrollo:
   Atendiendo  a las particularidades de la Cognición Social, durante la última década, con el  desarrollo de las Neurociencias y las nuevas técnicas de resonancia magnética,  se ha generado gran interés por parte de los investigadores sobre su  localización cerebral. De esta forma los principales resultados han  identificado a la Corteza Prefrontal derecha, en particular el polo frontal como  el nodo más importante en el soporte de la misma (Stuss, 1999).
   Existen  además otras áreas neuroanatómicas claves implicadas en los procesos cognitivos  sociales: la   Corteza Prefrontal Medial, la amígdala, el lóbulo parietal  inferior y otras regiones como el surco temporal superior y polos temporales.  En tanto, en algunas revisiones científicas se emplea el concepto hipotético  previo, de que existe un módulo específico encargado de la cognición social,  esto daría paso a otras perspectivas, en las que se involucran diversas áreas  cerebrales para llevar a cabo el proceso de la información social. 
   La Cognición  Social provee una comprensión de cómo ha evolucionado el sistema cognitivo para  sostener la coordinación y adaptación social al ambiente, implicando a su vez representaciones  mentales que intervienen en la organización de la vida social, que incluyen  procesos como el pensamiento, las creencias y los sentimientos.
   La teoría  de la Cognición Social se ocupa esencialmente de estudiar el modo en que  funciona el universo cognitivo de las personas. Pues los humanos, constantemente  pretenden explicar lo que les rodea, caracterizar la conducta de los demás o hacer  inferencias de su vida psicológica interior, comportamiento que generalmente se  desarrolla de manera inconsciente. Para esto, elaboran "teorías implícitas"  o hipótesis que se fundamentan en los saberes que ha acumulado de la interacción  en su vida cotidiana, en la observación del comportamiento del otro, en los  actos y situaciones a las que se enfrenta. 
   Asimismo,  en el procesamiento de la información y en la solución de los problemas  sociales, intervienen de manera determinante los juicios, inferencias,  deducciones, categorizaciones y evaluaciones, que realizan sobre sí mismo y los  otros. 
   Otro  de los aspectos ha tener en consideración han sido sistematizados en revisiones  científicas, en las que se han definido cuatro áreas de atención para abordar la  Cognición Social dentro de la Neurociencia Cognitiva. En primer lugar, el entender a los otros, entenderse a sí  mismo, autocontrol, y el proceso que ocurre en la interacción  con los otros. 
   Aunque  este proceso ha abarcado un amplio rango de procesos mentales, en el sentido  más estricto se trata de comprender a otras  personas. De alguna forma, las otras personas son como objetos con características  diversas, pero a diferencia de los objetos, poseen entendimiento,  intencionalidad, experiencia, que no están abiertas directamente para ser inspeccionadas.  Comprender a los otros implica tener en cuenta esos estados mentales que  permiten a las personas ponerse en el lugar del otro, comprender su  perspectiva, tener en cuenta su punto de vista, entender cómo percibe el mundo.
   Por otra  parte, el entenderse uno mismo es otra  de las áreas a tener en cuenta para la comprensión de la Cognición Social.  Muchas veces lo que sentimos esta cerrado para los otros, fundamentalmente lo relacionado  con los pensamientos privados, los sentimientos; entonces podríamos estar  abordando un tema bastante investigado por psicólogos sociales, que están  enfocados principalmente en el estudio de las interacciones sociales. Es  notable también que en el proceso de interacción con los demás, la capacidad de autorregularse asuma un papel muy importante  para el logro de las metas personales y sociales y permite actuar de acuerdo a  estas. 
   Otra  de las áreas a tener en cuenta, es la interacción  con los otros, que se da como parte constante de vivir en sociedad. Para  ello usamos la retroalimentación que se genera en este proceso de comprender a  los otros, entender su perspectiva basándonos en nuestras propias teorías, e  incluso inhibiendo la perspectiva propia.
   Estas  áreas brindan aspectos claves para su análisis, esencialmente en las que tiene  un papel fundamental el entender a los otros, al percibir sus emociones e  interpretar y comprender sus intenciones. Esto se hace posible, a través de la  comunicación no verbal, la que forma parte de la articulación de procesos que  se llevan a cabo cuando se producen estas inferencias.
   Dentro  de estos procesos se hace necesario tener en cuenta los procesos automáticos y  los procesos controlados; además de los procesos enfocados internamente y los  enfocados externamente y hacer una distinción entre estos. Los procesos controlados,  por ejemplo leer un número de nueve dígitos, es asociado con la consciencia, la  intención, el esfuerzo y la aptitud para la interrupción (McDonald, 1993). En contraste, los procesos  automáticos por ejemplo caminar, requieren en menor medida el empleo de la  consciencia, de recursos atencionales y de esfuerzo mental. 
   Las  diferencias entre ambos procesos pueden aportar datos distintivos a los  estudios de la Cognición Social en las Neurociencias, ya que el procesamiento de  las señales sociales ocurre automáticamente sin necesidad de la consciencia.
   En el  caso de los procesos enfocados internamente y los procesos enfocados  externamente. Los primeros, son procesos mentales focalizados en uno u otro  estado mental interior, por ejemplo, pensamientos, sentimientos, experiencias,  mientras que la cognición externamente enfocada se refiere  a los procesos mentales focalizados en unas u otras características  físicas, visibles y acciones que son percibidas directamente por las  modalidades sensoriales y son experimentadas como parte del mundo. Esto  permitiría plantear que el déficit en la cognición social podría estar en el  origen de las dificultades interpersonales y en el deterioro del funcionamiento  psicosocial.
   La  Cognición Social es un dominio que incluye entre sus procesos, la Teoría de la  Mente (ToM), que actualmente es objeto de continuos estudios en el campo de las  Neurociencias. 
   La ToM,  fue utilizada por primera vez por Premack y Woodruff a finales de los años ochenta  en un estudio con chimpancés, donde intentaban demostrar que estos podían comprender  la mente humana. Después de varias sesiones experimentales, estos autores  someten a discusión diversas interpretaciones de la conducta del chimpancé y  concluyen que es capaz de atribuir a los humanos estados mentales como la intención  (argumentando que el chimpancé “supone” lo que el humano desea en la situación experimental)  y el conocimiento (en tanto el chimpancé “sabe” cómo hacerlo). Concluyen así  que este, posee una “ToM” (Tirapu, Pérez, 2007). 
   Estos  estudios iniciales, marcaron el comienzo del interés sobre la ToM para la  ciencia y en especial su aplicación en el campo de las neurociencias. Después  de estas investigaciones, cobró auge el significado de esta para los  científicos, intentando definirla y reconceptualizarla, teniendo en cuenta para  ello, los procesos que la integraban. La mayoría de estos estudios se llevaron  a cabo en sujetos con trastorno de espectro autista (Moore,1991). 
   La ToM  ha alcanzado desde su interés científico determinado consenso en concebirla  como “la capacidad que se tiene para reconocer los estados mentales y las  intenciones propias y de los demás. Es la habilidad de comprender que los otros  poseen creencias, deseos, intenciones diferentes a las nuestras” (Brüne,  Silverstein, 2005). 
   La ToM  es de gran importancia para un adecuado desempeño de los procesos cognitivos  implicados en demandas sociales, además permite explicar y predecir las intenciones  y comportamientos de otros, lo que incrementa la capacidad de prevención o  anticipación de las situaciones o eventos de la vida en sociedad.
   Para poder  atribuir estados mentales a otros y comprenderlos como causantes de  comportamientos, significa en parte, que hay que lograr entender la mente como un  mecanismo que genera representaciones y que, asimismo, al entender estas  representaciones que otros hacen del mundo, de lo que les rodea, no reflejan  necesariamente la realidad misma y pueden ser diferentes a las nuestras. Se  considera una "teoría", ya que las representaciones aludidas, no son  observables de modo directo, ni sus conclusiones probadas (Mc Alonan, 2005). 
   Uno de  los principales estudiosos pioneros de la llamada Teoría de la Mente, fue el  antropólogo y psicólogo Gregory Bateson, quien planteó que luego de la infancia,  el sujeto hace uso constantemente de "su" teoría de la mente (muchas  veces cargada de prejuicios impuestos por el entorno). Tal uso constante de la Teoría  de la Mente, es casi siempre efectuado de forma intuitiva, sin tener plena  consciencia de la misma. 
   Las investigaciones  en esta área han especificado cinco niveles para la comprensión de la  información que deben dominar las personas en el proceso de aprender a tomar la  perspectiva de los otros (Baron-Cohen, 1997). 
   El  nivel 1 involucra la toma de perspectiva visual simple que depende de lo que  las personas pueden percibir y considera el hecho de que diferentes personas pueden  ver diferentes cosas. El nivel 2 hace referencia a la toma de perspectiva  visual compleja, este se ocupa de la habilidad de entender que las personas pueden  observar las mismas cosas de forma diferente. Varias de las tareas cognitivas  empleadas en investigaciones de este corte privilegian este tipo de nivel. Autores  como Perner y Ladurner en el año 2006, afirmaron que este nivel en tareas de  toma de perspectiva visual, necesitan una teoría de mente, pero sólo una parte  específica de ella, expresando que “las mentes pueden tomar perspectivas  diferentes en el mundo, porque lo representan de forma diferente.” 
   Sin embargo  en el nivel 3 se asume que los efectos visuales juegan un papel menos importantes  en la toma de perspectiva, en cambio se rige por el principio de que la  percepción conduce el saber. El nivel 4 involucra la comprensión de la información  que se recibe, en la que es necesario implicar creencias verdaderas para predecir  en base del conocimiento previo. 
   El nivel  5 es el más complejo de los estados de conocimiento de la información que se  necesitan en la toma de perspectiva del otro, e incluye el entendimiento de las  creencias falsas y la predicción de acciones en base a estas creencias en lugar  de las verdaderas. 
   Estos niveles  que permiten el desarrollo de la ToM reportan una gran importancia en el  abordaje de la toma de perspectiva del otro. Donde se requiere transitar con  éxito por estos, para una adecuada comprensión de la cognición de los otros. Por  tanto la toma de perspectiva del otro comparte ciertas similitudes con la ToM,  pues ambas categorías tienen ciertos paralelismos en cuanto implican la  comprensión de los procesos y estados mentales de los otros y de una inhibición  de los estados propios para realizarlo de forma eficiente. 
   Parte  de estos argumentos conforman la posición teórica que se asume al abordar la  toma de perspectiva del otro, como una forma específica y particular de la ToM. 
   Formular la toma de  perspectiva del otro desde estos saberes, parte de concebir como aspectos  importantes, la capacidad de comprender la cognición de otros, para lo cual se  necesita de la inhibición de la posición propia ya sea en el campo de lo  perceptivo o en el campo de lo afectivo
   Este proceso lleva  implícito una comparación de las habilidades propias con la de los demás, que  necesita también de una fuerte motivación para garantizar un adecuado  procesamiento de la información de los otros. 
   Durante la toma de  perspectiva del otro pueden surgir algunas barreras que pueden dificultar en  alguna medida la realización adecuada de este proceso aunque en muchos casos no  están accesibles a la conciencia. En primer lugar, se hace referencia a las  fallas en la activación del proceso, ya que requiere que las personas piensen  activamente sobre los estados mentales de los otros, de manera que puedan  apropiarse de estos.
   Algunas  situaciones en la vida cotidiana, producen como respuesta una empatía  automática que permite percibir el mundo desde la perspectiva de otras  personas, como cuando se ve a un niño sufriendo de un dolor (Decety,  Sommerville, 2003). En este caso, el proceso de activación de la toma de  perspectiva del otro se realiza de forma automática.
   Otras  de las barreras se producen al existir un ajuste inadecuado, ya que cuando las  personas piensan activamente en la perspectiva de los otros, pueden partir de  sus propias experiencias para simular o inferir las percepciones de los otros.  Pues la perspectiva propia es típicamente inmediata, automática y fácil, en  cambio, cuando se razona sobre la perspectiva de otros, es típicamente lenta,  controlada y dificultosa. 
   Debido  a que las personas tienden a ejecutar las tareas fáciles primero que las  difíciles, es necesario tener en cuenta que la perspectiva propia se inhiba  correctamente y no se proyecte al tomar la perspectiva de los otros. 
   Superar la perspectiva  propia, requiere utilizar otras fuentes de información, diferentes a las  nuestras, para intuir la perspectiva del otro. Cuando esto no se produce,  ocurre un ajuste impreciso que funge como otra de las barreras. Estas  intuiciones incluyen estereotipos y otras informaciones acerca de lo que se  está evaluando, que la vida cotidiana provee acerca de los otros y puede ser  utilizada para hacer inferencias sobre sus creencias, actitudes y motivaciones  (Epley, Caruso, 2007).
   Parte  de esta información es usada para determinar con exactitud los estados de ánimo  de los demás, por ejemplo utilizar las expresiones faciales como las de  disgusto o alegría. Aunque otra parte de esta información es en ocasiones  malinterpretada y provoca apreciaciones erróneas, tomar la perspectiva del otro  de forma precisa, requiere utilizar y diagnosticar correctamente las  informaciones obtenidas sobre los estados mentales de los otros, evitando o  eliminando la información que no es útil. Esta diferenciación sirve para  determinar lo que pensamos.
  Conclusiones 
   La  cognición social brinda como proceso una visión integradora, de como el sistema  cognitivo se integra al funcionamiento social. Es necesidad de la ciencia  desarrollar sistematizaciones en las que se dilucide cómo se integran cognición  social y toma de perspectiva del otro, para la elaboración de hipótesis  cotidianas sobre los estados mentales propios y externos. Por ello, asumir la  coordinación de estos procesos imprime un matiz general a la comprensión del  comportamiento individual en situaciones sociales en las que personas tenga que  comprender y tomar la perspectiva del otro, inhibiendo de cierta forma las  propias concepciones que pueden fungir como barreras en este  proceso. Por tanto, un conocimiento adecuado  de estas categorías y sus implicaciones, sería una forma de acercarnos más al  universo cognitivo de los que nos rodean, creando un vínculo que fortalezca las  relaciones sociales y permita una unidad de nuestra cognición y el sentir de  los otros.
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