Mario Chibás Creagh*
Universidad de Guantánamo, Cuba.
mariochc@cug.co.cu
RESUMEN  
  La formación ambiental  supone un profundo reto en la formación de los profesionales en el contexto  actual, lo que constituye hoy, uno de los desafíos del quehacer de las  universidades, orientado hacia la necesidad de fomentar conocimientos,  habilidades y valores. En este sentido, el trabajo revela la necesidad de la  formación ambiental de los discentes de la Licenciatura en Educación Biología  en función del desarrollo local sostenible. Los métodos empleados en la  investigación consistieron en la revisión de diversas fuentes de información y  la observación, por lo que la investigación persigue un acercamiento a las  concepciones teóricas de la formación ambiental en los discentes de la  Licenciatura en Educación Biología en función del desarrollo local sostenible  en condiciones de ruralidad y de montaña, llegando a la conclusión de continuar  contribuyendo a la búsqueda de resolución de los problemas socioambientales en  función del desarrollo local sostenible.
  Palabras claves:  Formación ambiental-Discente de Biología-Desarrollo local sostenible-Escuela  rural-Escuela de montaña.
  Abstract
  The environmental formation supposes a deep challenge  in the formation of the professionals in the current context, what constitutes  today, one of the challenges of the chore of the universities, guided toward  the necessity of fomenting knowledge, abilities and values. In this sense, the  work revealed the necessity of the environmental formation of the students of  the Degree in Education Biology in function of the sustainable local  development. The used methods consisted on the revision of diverse sources of  information and the observation, for what the investigation pursues an approach  to the theoretical conceptions of the environmental formation in the students  of the degree in Education Biology in function of the sustainable local  development in rural and mountain conditions in function of the sustainable  local development. 
  Key words:  Environmental Formation-Biology student-Sustainable Local Development-Rural  school-Mountain school. 
Para citar este artículo puede utilizar el siguiente formato: 
Mario Chibás Creagh  (2020): “La formación ambiental del discente de biología en función del desarrollo local sostenible en condiciones de ruralidad y montaña”, Revista Atlante: Cuadernos de Educación y Desarrollo (mayo 2020). En línea: 
https://www.eumed.net/rev/atlante/2020/05/formacion-ambiental-discente.html
//hdl.handle.net/20.500.11763/atlante2005formacion-ambiental-discente
INTRODUCCIÓN
   Los problemas del medio  ambiente se han convertido en una de las mayores preocupaciones políticas,  económicas, sociales y educativas de la época contemporánea a nivel mundial, de  cuya solución depende, en gran medida, la existencia de la vida en la Tierra.
   La protección del medio  ambiente y la concepción del desarrollo sostenible, que implican un tipo de  desarrollo en todos los campos productivos y sociales que satisfaga las  necesidades básicas de la actual generación humana, sin poner en peligro las  posibilidades de las sociedades venideras, requieren de voluntades, decisiones y  puesta en práctica de acciones políticas, económicas, científicas y educativas,  entre otras (Valdés, 1996: 12).
   En consecuencia, la  Agenda 2030 proclama la impronta que tiene la sociedad actual de: 
   Modernizar la infraestructura y reconvertir las industrias  para que sean sostenibles, utilizando los recursos con mayor eficacia y  promoviendo la adopción de tecnologías y procesos industriales limpios y  ambientalmente racionales, y logrando que todos los países tomen medidas de  acuerdo con sus capacidades respectivas (Organización de Naciones Unidas, 2015:  10).
   Lo anterior refuerza a  la educación ambiental como una de las soluciones prácticas de la ciencia a los  problemas actuales y debe estar presente en todos los espacios de realización  del ser humano, si se tiene en cuenta que es un proceso dirigido a reconocer y  desarrollar conocimientos, habilidades y valores, con el objetivo de fomentar  las actitudes necesarias para comprender las interrelaciones entre la  naturaleza y la sociedad, en tanto, la formación ambiental es considerada una  dimensión del proceso de formación del profesional, que constituye una vía para  el desarrollo de la cultura ambiental, expresada en un comportamiento  responsable hacia el medio ambiente (Turro, 2018: 1).
   En el mismo sentido, en  la Constitución de la República de Cuba; la nueva ley del medio ambiente; el  ordenamiento y completamiento de la legislación ambiental; el fortalecimiento  institucional para la atención sistemática y racional al medio ambiente en las  comunidades; la inclusión de la temática ambiental en los Programas Ramales de  educación; la investigación científico-técnica y el perfeccionamiento de la  política y de los instrumentos de gestión y educación ambiental, la Tarea Vida,  entre otros ejemplos, reflejan un quehacer nacional orientado al desarrollo de  una educación ambiental en el desarrollo económico y social del país.
   En este sentido, el  Grupo Central del Gobierno de Cuba aprobó, en 1985, el Programa Nacional de  Protección del Medio Ambiente, en cuyas recomendaciones se expresó la necesidad  de promover la educación ambiental en los distintos niveles de enseñanza del  Sistema Nacional de Educación, con énfasis en las escuelas rurales y de  montaña, por el escaso trabajo para propiciar el conocimiento de los valores del  medio ambiente y la poca realización de actividades proteccionistas en estos  ecosistemas por los estudiantes, los maestros, los profesores y la población en  general.
   La formación ambiental  en carreras pedagógicas ha sido abordada por diversos autores como Santos, I.  (2002) promueve trabajos relacionados con la interdisciplinariedad en la  educación ambiental y la formación ambiental permanente del docente. Por su  parte, More, M. (2012) aporta a la formación ambiental permanente del directivo  educacional del siglo XXI; Fernández, I. (2012) contribuye a la formación  ambiental del psicólogo; Martínez, A (2013) que aporta a la formación ambiental  inicial del maestro primario, Rodríguez, Z. (2015) aporta un modelo pedagógico  para la formación de actitudes ambientales; Pérez, I. (2016) tributa a la  evaluación de la formación ambiental en la carrera Biología-Geografía.
   Investigadores que han  obtenido resultados científicos significativos en un intento de aproximar la  formación ambiental a las exigencias del desarrollo sostenible, entre ellos  sobresalen: Roque, M (1997), Mc Pherson, M (2004), Valdés, O (1996), Parada, A  (2006) y Rodríguez, M (2008).
   Estos autores citados  han enriquecido los referentes teóricos de la formación ambiental, lo que ha  permitido al autor de este trabajo, asumir gran parte de los fundamentos  teóricos y metodológicos de las mencionadas investigaciones. Sin embargo, es  insuficiente en la Educación Superior el tratamiento de la formación ambiental  de los discentes de la Licenciatura en Educación Biología en función del  desarrollo local sostenible en condiciones de ruralidad y montaña, desde los  aportes teóricos, metodológicos, y didácticos de las obras antes expuestas,  para contribuir al desarrollo de los estudiantes a favor de una educación  ambiental, en correspondencia con las exigencias del desarrollo económico y  social del país. 
   Lo anterior revela la necesidad de la formación ambiental  de los discentes de la Licenciatura en Educación Biología en función del  desarrollo local sostenible, por lo que la investigación persigue un  acercamiento a las concepciones teóricas de la formación ambiental en los  discentes de la carrera Licenciatura en Educación Biología en función del  desarrollo local sostenible en condiciones de ruralidad y de montaña.
  DESARROLLO
   La formación ambiental  supone un profundo reto en la formación de los profesionales en el contexto  actual, caracterizado por los múltiples y complejos problemas ambientales: el  cambio climático, la crisis alimentaria, los desplazamientos humanos, la pérdida  de identidades étnicas, culturales, entre otros fenómenos. Esta problemática  ambiental plantea a la Universidad, como institución social encargada de la  formación de profesionales, la necesidad de fomentar conocimientos, habilidades  y valores, orientados a su comprensión y mejoramiento, a través del desarrollo  de un proceso de formación ambiental (Márquez y Jaula, 2012).
   En el ámbito del  Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), “la formación  ambiental es comprendida, como una educación ambiental especializada, en cuanto  que se dirige a un grupo restringido de profesionales” (Novo, 1998).
   La formación ambiental  implica un proceso más orgánico y reflexivo de reorganización del saber y de la  sociedad en la construcción de nuevas capacidades para comprender e intervenir  en la transformación del mundo, cobrando así un doble sentido, al ser un  proceso de creación de nuevos valores y conocimientos vinculado a la  transformación de la realidad para orientar una formación ambiental, entendida  como una estructura socio-económica que internalice las condiciones ecológicas  del desarrollo sustentable y los valores que orientan la racionalidad  ambiental. 
   En ello, el concepto de  formación ambiental articula las formaciones ideológicas y conceptuales, con  los procesos de producción y adquisición de conocimientos y saberes, en un  proyecto histórico de transformación social (Leff,  1998). Sobre la base de estos referentes, se entiende la formación  ambiental como un proceso sistémico y dinámico, dirigido a la adquisición de  conocimientos, habilidades, valores, actitudes y competencias para la  comprensión y mejoramiento de los problemas ambientales (Márquez y Jaula, 2012)
   La formación ambiental  no solo comprende la capacitación de los diferentes actores en conocimientos de  ecología y técnicas para el manejo de los recursos naturales, sino sobre todo  la creación de personas promotoras del desarrollo sostenible, potenciando lo  local.
   Entendiendo el  desarrollo sostenible como:
   La estrategia que lleve a mejorar la calidad de vida, sin  rebasar la capacidad de carga de los ecosistemas que la sostienen, entendiendo  por capacidad de carga de un ecosistema la capacidad que tiene para sustentar y  mantener al mismo tiempo la productividad, adaptabilidad y capacidad de renovación.  (IUCN, 1991).
   En consecuencia, se  trata de una concepción del desarrollo sostenible, que se fundamenta desde la  comprensión y análisis del medio ambiente como sistema complejo y dinámico que  integra en su funcionamiento los subsistemas naturaleza-sociedad-economía.
   Rubio y Akizu (2005),  consideran que se unen definitivamente los tres aspectos que caracterizan al  desarrollo local sostenible: la protección al medio ambiente, el crecimiento  económico y el aspecto social. Es decir, el desarrollo deja de ser sinónimo de  desarrollo económico para pasar a una concepción más integral y compleja, que  comprende aspectos tanto ecológicos, concernientes a la preservación del medio  ambiente, como humanos, por ejemplo: aspectos políticos, prosperidad económica,  salud, y educación. 
   A partir de la unión de  las categorías desarrollo, local y sostenibilidad, el autor coincide con Tejeda  (2009: 6) que: 
   El desarrollo local sostenible es un proceso integral de  transformaciones sociales, económicas y ambientales, que permite la  participación de la población en la identificación, planificación, ejecución,  seguimiento y evaluación de sus propias decisiones, a partir de las estrategias  trazadas para garantizar su desarrollo, elevar el nivel y la calidad de vida,  así como enriquecer la formación de valores de toda la población.
   En este sentido, la  universidad desempeña un importante papel en la promoción de la cultura local,  así como realizar una función destacada como agente de desarrollo local. En  este marco, las instituciones de educación superior llevan adelante un conjunto  de acciones cuyo objetivo central es sumar esfuerzos hacia una sociedad más  inclusiva, justa y solidaria y a su vez, la formación de profesionales y  ciudadanos críticos, profundamente democráticos y comprometidos socialmente,  con una formación humanista que propicie su participación como agente  responsable y transformador de la sociedad a favor de la sostenibilidad del  medio ambiente.
   Ello implica que en la  formación del discente de la Licenciatura en Educación Biología y  específicamente el que ejercerá su profesión en condiciones de ruralidad o de  montaña sea un buen comunicador, con alto nivel de integralidad, que garantice  además de los conocimientos y habilidades, la formación de valores que permitan  la expresión de un modo de actuación profesional positivo a favor del medio  ambiente, es decir, lograr un profesional de la educación con actitudes  ambientales que garanticen las exigencias que sobre educación ambiental demanda  nuestra sociedad.
   Es por ello que, en la  formación ambiental del discente de Biología en función del desarrollo local  sostenible en condiciones de ruralidad y montaña, se propone una educación  acorde a la realidad local, a las tradiciones, a la cultura, que haya sido  creada localmente y no copiada de algún modelo; una educación basada en cuatro  pilares: aprender a conocer, aprender a hacer, aprender a vivir juntos,  aprender a ser y aprender a emprender (UNESCO, 1996).  Con la finalidad de desarrollar las siguientes cualidades en los discentes y en  los grupos sociales, (UNESCO, 1980: 22): 
Teniendo en cuenta lo anterior, se necesita formar un profesional con un enfoque y herramientas teórico-metodológicas que potencien la creatividad y la responsabilidad social no sólo como futuro profesional sino como ciudadano en condición de rural o de montaña, pero con las debidas precauciones que lo ameritan (Figueroa, 1995: 14), por ejemplo:
Relacionado con lo  anterior, la necesidad de informar y concientizar a los discentes de la  Licenciatura en Educación Biología en formación, sobre la dimensión ambiental y  su problemática ambiental, no es con la intención de producir en el aula a  potenciales "activistas ambientales", ni necesariamente, futuros  profesionales en estos temas, la intención es modesta: será suficiente y  elemental si cada uno de nosotros aprendemos y llevamos a la práctica un  respeto y compromiso ante la vida (Figueroa, 1995: 17).
   Es importante  considerar, en la formación ambiental del discente de Biología se tome en  cuenta que la educación ambiental debe considerarse como parte del Plan  Integral para el Desarrollo Económico y Social de la Montaña, conocido como  Plan Turquino, que surgió en el año 1987, y está jerarquizado al más alto nivel  de Gobierno de Cuba.
   En este sentido, la  educación en esta zona de montaña no debe limitarse a la escuela, sino que debe  tener la concepción de educación comunitaria.   Por ello, la educación ambiental, en el contexto del Plan Turquino y de  ruralidad puede contribuir a que la escuela constituya un centro promotor  educativo y cultural de la comunidad (Valdés, 1996). Por las peculiaridades del  medio ambiente rural y de montaña, este posee diversos valores físicos,  naturales, biológicos, geográficos, paisajísticos, históricos, culturales y  económicos, entre otros, de significativa importancia que, generalmente, son  poco reconocidos por los ciudadanos que habitan en estas regiones. 
   Por ello, los  residentes en las regiones rurales montañosas tienen que estar conscientes de  la importancia que poseen estos ecosistemas y la influencia negativa que pueden  tener las actividades que no integren el desarrollo económico y social, con la  protección del medio ambiente. De ahí que la influencia que ejercen los  discentes de Biología en este contexto es irreemplazable. 
   Es muy importante el  desarrollo de una educación ambiental que contribuya a conservarlos, para así  conocer las características de los pobladores de dichas comunidades y su modo  de vida.
   El paisaje, como unidad  específica, delimitable y característica del medio ambiente rural y de montaña,  tiene un alto valor educativo, recreativo y turístico, entre otros. Por las  funciones sociales del paisaje del medio ambiente rural y de montaña, se  requiere de la formación de una conciencia individual y colectiva de sus  habitantes, así como de conductas y actividades que posibiliten la protección  de estas regiones, en beneficio de ellos mismos, y para las actividades  turísticas, por los recursos financieros que aportan. Además, representa un  legítimo orgullo para las comunidades de estas zonas, que le manifiesten la  belleza y los valores de esos paisajes, pero para ello, es imprescindible su  protección.
   Esto supone que la  escuela rural, específicamente la de montaña, tome conciencia de su identidad  cultural, que apueste por la vida en el medio rural como alternativa y que se  refleje en los proyectos educativos  que se elaboren para los centros rurales, tratando de dar respuesta a las  diferentes realidades que se viven en los mismos, las demandas y preocupaciones  de la comunidad educativa y el desarrollo  del currículum escolar, que contribuya a la formación y al desarrollo de  los conocimientos y las conductas favorables para la protección del medio  ambiente rural montañoso, donde viven los estudiantes y realizan sus actividades  sociales.
   En estas regiones, los  discentes en formación de la Licenciatura en Educación Biología y los  estudiantes tienen la posibilidad de estudiar directamente y, de manera  práctica, los problemas y las afectaciones de las aguas, los suelos, la atmósfera,  la flora y la fauna, el paisaje y los valores histórico-culturales, entre otros  componentes del medio ambiente, y compararlos con su estado natural, a  diferencia de la ciudad. Otra de las estrategias que tiene a su alcance la  escuela rural para seguir abriéndose camino y contribuir al desarrollo  comunitario y sostenible de la zona es la participación, cooperación y  colaboración de y con la comunidad. La escuela rural es una institución que  puede colaborar en la dinamización cultural, económica y social del entorno y  contribuir de este modo en el desarrollo local y comunitario.
   Es por ello que, la  formación ambiental del discente de Biología en función del desarrollo local  sostenible en condiciones de ruralidad y de montaña debe en su ejercicio como  futuro profesional en este contexto de la escuela en medio rural y de montaña,  crear las condiciones para generar una cultura participativa y de colaboración,  en la que se desarrollen efectivamente las competencias básicas de nuestros  estudiantes, entendidas como sistemas complejos de pensamiento y actuación, que  suponen la combinación de conocimientos, habilidades, actitudes, valores y  emociones (Pérez, 2007, 2008). 
   Es evidente que, en  este proceso, la participación y la formación son piezas claves para que  paulatinamente el estudiante pueda tomar conciencia de lo que supone la  ruralidad, la apuesta por su entorno y la implicación necesaria para diseñar  propuestas encaminadas a promocionar la localidad y construir un contexto donde  los protagonistas sean los habitantes del mismo y los que deciden sobre su  futuro y la configuración de la zona.  
   El profesor en las  escuelas rurales, a partir de la reflexión sobre su quehacer diario, la  investigación sobre el mismo y la puesta en marcha de un currículo entendido  éste como un proyecto de trabajo, atiende a estudiantes diversos en situaciones  diferentes con la misma calidad que puede ofrecerse en las escuelas urbanas.  Debemos valorar todo el trabajo realizado en estas escuelas pequeñas, pues  éstas son instituciones pioneras en el tratamiento a la diversidad y en el  seguimiento pormenorizado de sus estudiantes (Tonucci,  1996). De hecho, muchas de las estrategias adoptadas en las escuelas  urbanas hoy en día para dar respuesta a la heterogeneidad en las aulas han surgido  en las escuelas rurales. Ejemplos de ello son los agrupamientos flexibles, la  tutoría entre iguales, el trabajo cooperativo.  
   Esto supone partir de  la siguiente premisa: todos los integrantes de la comunidad escolar tienen la  oportunidad y el deber de aportar, de contribuir en la construcción social del  conocimiento, de involucrarse y comprometerse en la búsqueda de ideas y  planteamientos, que respondan a las diferentes situaciones del entorno.  Propiciar esta cultura significa adoptar estrategias didácticas y organizativas  que primen y potencien el trabajo compartido y cooperativo como, por ejemplo,  el trabajo por proyectos. Apostar por una cultura emprendedora. Esto significa  una apuesta muy fuerte por una cultura de desarrollo, por la participación y la  dinamización social y cultural.
   Con estos ejemplos,  queremos poner de manifiesto que es posible sembrar en la escuela el germen  para que los estudiantes desarrollen plenamente sus competencias, asumiendo que  es posible luchar por un proyecto común, por un entorno que agrade a aquellos  que lo habitan y que es factible transformarlo con la implicación de la  comunidad local, diferentes agentes sociales que trabajen de modo coordinado y  con una adecuada formación e información. Este es el paso obligado por el que  hay que caminar para conseguir que la cultura emprendedora y democrática sea  una realidad que no signifique sacrificar a las personas que opten por crear  empresas y tejido productivo en las zonas rurales.   
   Al hablar de escuela rural, hemos de conseguir que, con  nuestro esfuerzo, trabajo y dedicación, no sea entendida únicamente como “un  subsistema del servicio educativo que mantiene relaciones de dependencia y que  está colonizado por el resto del sistema. Esta perspectiva minusvalora lo que  la educación rural ha sido y el potencial que tiene para la regeneración del  conjunto del sistema educativo en el actual contexto social y cultural”  (Berlanga, 2003: 15).
CONCLUSIONES 
   La necesidad de promover la formación ambiental en los  distintos niveles de enseñanza del Sistema Nacional de Educación, con énfasis  en las escuelas rurales y de montaña, reflejan un quehacer nacional orientado  al desarrollo de una educación ambiental en el desarrollo económico y social  del país. Sin embargo, es insuficiente en la Educación Superior el tratamiento  de la formación ambiental de los discentes de la Licenciatura en Educación  Biología en función del desarrollo local sostenible en condiciones de ruralidad  y montaña. Para la misma, se propone una educación acorde a la realidad local,  a las tradiciones, a la cultura, que haya sido creada localmente y no copiada  de algún modelo; una educación basada en cuatro pilares: aprender a conocer,  aprender a hacer, aprender a vivir juntos, aprender a ser y aprender a  emprender.
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