Rosa María Ferreiro Rodríguez*
Universidad de Granma, Cuba
e-mail: rferreiror@udg.co.cu
Resumen
    El presente  trabajo aborda la necesidad del uso adecuado del lenguaje con un carácter  preventivo-correctivo, su objetivo es ofrecer sugerencias didácticas  dirigidas a una corrección lingüística centrada en el discurso de manera global  a fin de favorecer el aprendizaje de la lengua como medio esencial de cognición y de comunicación en los diferentes  contextos de interacción discursiva con un sentido transformador, lo  que le confiere al proceso de enseñanza-aprendizaje un carácter desarrollador a  partir de la posición activa del estudiante  en el aprendizaje y su implicación de forma responsable en el desarrollo y  perfeccionamiento de su lengua materna.
  Palabras clave: corrección  lingüística-discurso-aprendizaje desarrollador 
    Abstract
    The  present work deals with the necessity of the appropriate use of the language  with a  preventive-corrective character,  its objective is to offer didactic suggestions directed to a linguistic  correction centered on the speech in a global way in order to favor the  learning of the language as an essential means of knowledge and of  communication in the different contexts of discursive interaction with a  transforming sense , what confers to the teaching-learning process a developing  character starting from the student's active position in the learning and its  implication in a responsible way in the development and improvement of its  maternal language.
  Key words: developing linguistics-speech-learning correction
Para citar este artículo puede utilizar el siguiente formato: 
Rosa María Ferreiro Rodríguez (2020): “La corrección lingüística desde una perspectiva discursiva”, Revista Atlante: Cuadernos de Educación y Desarrollo (marzo 2020). En línea: 
https://www.eumed.net/rev/atlante/2020/03/correccion-linguistica-discursiva.html
http://hdl.handle.net/20.500.11763/atlante2003correccion-linguistica-discursiva
La educación del siglo XXI tiene nuevos  desafíos que le impone la sociedad en su conjunto. El nuevo contexto  internacional demanda continuas búsquedas educativas de perfeccionamiento en la  formación de un estudiante comprometido con el futuro de la humanidad, por lo  que se hace necesario elevar la calidad del proceso pedagógico. De ahí la necesidad  de potenciar un proceso de enseñanza-aprendizaje que instruya, eduque y  desarrolle las competencias necesarias para el uso y cuidado de la lengua  materna. 
Lo anterior requiere un sentido de  responsabilidad y compromiso social; por tal razón, se requiere garantizar desde  el proceso de enseñanza-aprendizaje la preparación lingüística del estudiante con un carácter preventivo-correctivo, de modo  que  favorezca su desarrollo y  transformación para comunicarse eficientemente. Para lograr este propósito se  hace necesario conceder prioridad a la búsqueda de nuevas vías que posibiliten  la formación de un comunicador eficiente y eficaz, capaz de emitir discursos  significativos.
Significa, preparar a nuestros  estudiantes como modelos lingüísticos, portadores de la norma culta y, a su  vez, como agentes de cambio de las conductas lingüísticas de otros hablantes  con los cuales interactúa en los diferentes contextos comunicativos. En este  sentido, el modelo lingüístico que ofrece el profesor, sus conocimientos acerca  de la lengua en diferentes contextos socioculturales, constituyen el primer  elemento de prevención y corrección de las dificultades que se presentan en el  uso de la lengua materna.
Al respecto, José  Martí, valora la ejemplaridad y cualidades del profesor de lengua y literatura,  las que resume en: “correcta pronunciación y clara dicción “(J. Martí, T. 20,  310). Con ello  muestra la importancia  que le concede al ejemplo del profesor como modelo lingüístico, así como la  importancia del lenguaje en la vida social y cultural de los hombres. En otro  momento, refiriéndose a  la importancia  de las clases orales, subraya: ”las fluctuaciones del discurso permiten  variedad mayor a la materia que se explica y   las interpretaciones ...” (T. 6,   234); añade más adelante que “…el oído gusta de que distintos tonos de  voz lo sorprendan y lo cautiven en el curso de la peroración”; y concluye  diciendo que “ la manera de decir realza el valor de lo que se dice: - tanto  que algunas veces suple a esto” (T. 6, 234). 
En  las palabras anteriores se reconoce el valor del discurso oral como un producto  global, en el que el ritmo, la entonación, el vocabulario, entre otros recursos  lingüísticos juegan un papel importante en la comunicación. Resulta interesante  la alusión que hace Martí a la parte auditiva del proceso comunicativo oral  como primer canal que permite captar el mensaje que se emite. De ahí que el  estudio del lenguaje a partir de las nuevas concepciones lingüísticas, que  centran su atención en el discurso y en los procesos de producción de significados  en diferentes contextos socioculturales, se convierte en una necesidad.
De modo que en la  comunicación oral, los sujetos implicados interactúan e intercambian  información para construir significados, lo cual le confiere un carácter activo  y participativo a este proceso. Figueroa (1982), al referirse a la actividad  lingüística, la vincula con la actividad práctica, que en un proceso de  interiorización pasa a enriquecer la actividad noética, aspecto explicado a  partir de las funciones básicas del lenguaje: la comunicativa y la noética. Lo  anterior requiere que se tenga en cuenta la manera en que cada uno de los  participantes del proceso comunicativo se implica, ya sea en la comprensión del  mensaje que se emite, en la construcción del discurso o en el papel como  emisores y, a su vez, receptores del discurso emitido.
Por tal razón, en el contexto de  comunicación se deben tener en cuenta niveles que incluyen: el contexto del  aula, el contexto institucional y el contexto sociocultural  (Heredia, 2007:66). Tal y como refiere el  autor el contexto del aula es un ambiente de comunicación creado por la  interacción entre emisores y receptores, en este caso profesores y estudiantes  que emiten mensajes explícitos e   implícitos. Contexto áulico que está condicionado por el contexto  institucional que permite organizar el espacio, el tiempo, las relaciones  personales, incluyendo parte de los mensajes transmitidos; a su vez el contexto  sociocultural establece los fines generales de la educación. 
Estos contextos de interacción son  tomados en cuenta en el enfoque cognitivo, comunicativo y  sociocultural (Roméu, 2003) como enfoque  didáctico que se inscribe dentro de las concepciones centradas en el discurso y  en el enfoque comunicativo. Por esta razón, se establecen vínculos entre el  discurso, la cognición y la sociedad, denominado por Van Dijk (2000)  “triángulo del discurso“, además se incluyen  los procesos de comprensión, análisis y construcción de significados en  diferentes contextos. De ahí que sea necesario tener en cuenta en todo proceso  comunicativo, entre ellos el proceso de enseñanza- aprendizaje, la pertinencia  de las estructuras lingüísticas en dependencia de la intención comunicativa del  emisor y lo que quiere significar en un contexto dado, lo cual implica tomar en  cuenta las dimensiones semántica, sintáctica y pragmática.
Por  esta razón, se requiere promover un aprendizaje desarrollador de modo que el  estudiante adopte una posición activa en su aprendizaje y se implique de forma  responsable en el desarrollo y perfeccionamiento  de su lengua materna, reflexione sobre sus  usos en diferentes contextos, ofrezca vías de solución a los problemas  presentados, reconozca los errores cometidos a partir de la autovaloración y  valoración de los procesos discursivos, lo que propicia la construcción de  nuevos conocimientos o la remodelación de los existentes a partir de su papel  protagónico. 
De ahí que se hace necesario cumplir con tres  criterios básicos como indicadores esenciales que permiten considerar un  aprendizaje desarrollador aportados por Castellanos (2001), entre ellos: promover  el desarrollo de la personalidad del educando, expresado en la unidad y  equilibrio entre lo cognitivo y lo afectivo- valorativo en el desarrollo y  crecimiento personal del estudiante; potenciar el tránsito progresivo de la  dependencia a la independencia y a la autorregulación, así como el desarrollo  de la capacidad de conocer, controlar y transformar creadoramente su persona y  su medio; por último, desarrollar la capacidad para realizar aprendizajes a lo  largo de la vida y la necesidad de una autoeducación constante. 
En tal sentido, se requiere concebir en  las clases de Español-Literatura una didáctica desarrolladora de la  comunicación dirigida a un proceso de  enseñanza-aprendizaje desarrollador que es el que “garantiza en el individuo la  apropiación activa y creadora de la cultura, propiciando el desarrollo del  autoperfeccionamiento constante, de su autonomía y autodeterminación, en íntima  conexión con los necesarios procesos de socialización, compromiso y  responsabilidad social”. (Castellanos y otros, 2001). De modo que, desde el  proceso de formación, el estudiante aprenda a transformar su realidad  comunicativa como hablante del español, a fin de lograr un desarrollo, un  aprendizaje y un crecimiento personal y profesional.
De  ahí la necesidad de tener en cuenta en el proceso de enseñanza-aprendizaje de  la lengua materna el término corrección, referido a la Lingüística,  el cual ha sido objeto de preocupación constante por los estudiosos del lenguaje.  Con la primera descripción de la pronunciación del castellano, realizada por  Navarro Tomás en 1918, comienza a tomarse como modelo la lengua de Castilla,  criterio que prevaleció por largos años al establecerse como incorrecto todo lo  que se apartara del modelo descrito. Sin embargo, esto no es suficiente pues se  necesita del establecimiento de una política lingüística, concebida como “toda  la práctica que regula de forma consciente los procesos lingüísticos tanto en  estados multilingües como monolingües…” (Nikolski, citado por Gregori,  1989:248). 
Significa  entonces que para realizar la corrección lingüística se debe establecer una  estrecha unidad entre los conceptos de norma,  codificación y política lingüística.  La confusión de estos términos hace que se califique como incorrecto a todo lo  que no coincida con las normas codificadas por la Real Academia  Española, aunque sí esté dentro del sistema de la lengua española. Gregori (1985: 319) hace referencia a  teorías para determinar la corrección de un hecho lingüístico, entre ellas: la  teoría de la autoridad literaria, la teoría de la autoridad territorial, la  teoría del uso general.
De  modo que se coincide Gregori (1985) cuando afirma que la corrección lingüística  como un fenómeno sumamente complejo y cambiante, tanto con el transcurso del  tiempo como desde el punto de vista territorial y social, lo cual se  corresponde con la necesidad de abordarla en su naturaleza dialéctica, a partir  de comprender que la lengua tiene un carácter social y que cambia porque se usa  en un espacio y en un tiempo determinado. Por lo tanto, las formas correctas de  uso de la lengua están en el uso normal culto de la sociedad, sin olvidar que  el concepto corrección depende más de  factores sociales que intralingüísticos.
En correspondencia con  lo anterior, la enseñanza-aprendizaje de las normas linguísticas debe estar  encaminada a satisfacer las necesidades comunicativas de los hablantes  en diferentes contextos de actuación  lingüística. Lo  anterior supone aprender a regular y autorregular el uso de los recursos  lingüísticos en el proceso de la comunicación. Significa que como parte de la  política lingüística se tome como punto de partida la intervención consciente  en relación con la lengua, con objetivos definidos y la selección de la  variedad que se tomará como modelo (Domínguez, 2010:83).
Esta normalización de la lengua demanda de  esfuerzos por parte de las autoridades oficiales para fijar un modelo a imitar  y promoverlo, pero la difusión corresponde a la escuela, los medios de difusión  masiva y a los escritores. Se trata, ante todo, de que  desde la escuela se propicie el cambio, desarrollar el sentido de  responsabilidad, compromiso y deber social de respetar y cuidar la lengua a  partir de determinar cuál es el modelo a enseñar, criterio de corrección a  seguir y los índices que permiten considerar a un hablante culto. Lo anterior refleja la necesidad de tomar medidas por parte del Estado  para cambiar, preservar o regular los usos lingüísticos de los hablantes, cuya  finalidad es influir conscientemente en el desarrollo y perfeccionamiento  continuo de la lengua, de modo que se mantenga la unidad frente a la  diversidad. 
De modo que la solución de esta  problemática no es rápida y demanda de un abordaje del problema por la vía  científica y que tanto la comprensión como las medidas correctivas deben  lograrse integrando enfoques necesariamente complementarios de diferentes  disciplinas, con la intervención de los factores sociales, entre los que  incluye a la escuela, la familia, los medios de difusión masiva, entre otros. Se  reconoce la complejidad en el trabajo con las normas, lo que requiere una  valoración de los actos lingüísticos sin prejuicios que conduzcan  a realizar análisis erróneos que, lejos de  perfeccionar el lenguaje, provoquen reacciones negativas. 
Por ello, Llisterri (2003) insiste en el  carácter interdisciplinario de la labor correctiva del profesor, al considerar  que un enfoque fructífero debería ser necesariamente interdisciplinar. Lo  anterior significa poder describir, explicar y solucionar los problemas en el  uso de la lengua materna a partir del uso de métodos de corrección, con ayuda  de otras disciplinas afines para su  mejor comprensión y aprehensión, no como un problema del profesor que imparte  Español-Literatura, sino como el problema que todos, de manera cooperada,  deberán solucionar; de modo que permitan emprender acciones coherentes e  integradas desde la clase de Español, que permitan la apropiación de  conocimientos, habilidades, capacidades y actitudes para emplear los recursos  lingüísticos en el proceso comunicativo oral.
Además, requiere que se ofrezca un  tratamiento global de la lengua oral, centrada no en la producción o la  discriminación de sonidos, sino en la expresión   y la comprensión oral en su conjunto (Cantero, 2003:33). Esta visión  integral de la producción lingüística es abordada por Acosta (2007), quien  sugiere enseñar la comunicación en su sentido global. 
En el presente trabajo se propone  la ejecución de la corrección lingüística de  una manera global centrada en el discurso tomando en cuenta las actuales  condiciones materiales en que se desarrolla la clase de Español-Literatura.  Para ello se necesita  transitar por los  procesos de comprensión, análisis y producción discursiva, todo ello le  confiere al proceso de enseñanza-aprendizaje un carácter desarrollador.  
Entre  las habilidades a desarrollar se encuentran: 
En tal sentido, la corrección lingüística estará en función del desarrollo de valores y actitudes en los estudiantes relacionadas con el empleo de los recursos lingüísticos en la comunicación oral, a partir de las variantes y rasgos que identifican el español, expresados a través de .actitudes lingüocorrectivas- comunicativas, tales como:
Por tal razón, la lógica del proceso de  enseñanza-aprendizaje requiere la utilización de métodos productivos que,  siguiendo una vía de análisis–síntesis e inducción-deducción,  faciliten la participación activa de los estudiantes en tareas comunicativas  que propicien el perfeccionamiento y autoperfeccionamiento de la lengua materna  a través de una interacción comunicativa oral. Se requiere que el profesor  ofrezca las vías para el aprendizaje de los mecanismos que permiten la  integración de los recursos lingüísticos  a la comunicación oral. 
  Para  la realización de este procesamiento se hace necesario un algoritmo de trabajo  que permita al estudiante un adiestramiento para realizar el proceso de  corrección, lingüística, de modo que transcurra de forma dinámica entre los  sujetos que participan en la comunicación oral y que, a su vez, intercambian  sus roles. Por tal razón, se requiere dar seguimiento a la manera en que cada  interlocutor escucha, analiza, decodifica, asigna significados, hasta la producción  del discurso a fin de establecer la comunicación oral.
  Lo  anterior requiere del dominio de los conocimientos sobre corrección lingüística,  las habilidades y valores que permitan procesar la información lingüística que  luego pondrá en práctica. Para que el proceso transcurra de manera dinámica se  requiere: 
Se concluye que el perfeccionamiento de la lengua materna puede realizarse de manera efectiva a partir de la implementación de acciones didácticas dirigidas a la corrección lingüística desde una perspectiva global centrada en el discurso.y en el aprendizaje de la lengua como medio esencial de cognición y de comunicación en los diferentes contextos de interacción discursiva; por lo que no solo es suficiente que el estudiante se sienta motivado por perfeccionar su lengua materna, sino que necesita establecer nexos afectivos con la labor lingüocorrectiva para que el proceso se enriquezca, a partir de la sistematización del contenido corrección lingüística desde la clase de Español-Literatura
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