Revista: Atlante. Cuadernos de Educación y Desarrollo
ISSN: 1989-4155


TRATAMIENTO A LOS PROYECTOS FUTUROS DESDE EL PROCESO DE ORIENTACION PROFESIONAL

Autores e infomación del artículo

Osmany Hernández Basulto *

Isel Ramírez Berdut **

Leandrus Lázaro Hernández Ramírez ***

Universidad de Holguín, Cuba

e-mail: ohdez@uho.edu.cu


Resumen
El objetivo de este trabajo es evidenciar un tratamiento diferente y novedoso a el proceso de orientacion profesional desde los proyectos futuros de los estudiantes universitarios basado en la tendencia integrativa con las influencias de los actores sociales en el proceso.
Es decir, que el trabajo de formación y orientación dirigida al desarrollo de proyecto futuro, en el adolescente y en el joven, presenta toda la complejidad, amplitud y contradicciones propias de su Situación Social de Desarrollo (SSD) en estas etapas. Es aquí posible y necesario, en mayor grado, abarcar la estructura total de la vida presente y futura para determinar las líneas esenciales de desarrollo, su consistencia, bases de sustentación, carácter multifacético, que se dirijan en la perspectiva de proyectos futuros integrados armónicamente y autorrealizadores.
Para la compilación de este trabajo se emplearon métodos científicos del nivel teórico y empírico, entre los que se encuentran:
a) Análisis y crítica de fuente. Tomando como procedimiento el método del pensamiento histórico-lógico aplicado a las fuentes consultadas.
b) Lógico inductivo-deductivo.  Para la interpretación de la información
c) Literario-hermenéutico. Para hacer referencias basadas en la bibliografía consultada.
Palabras claves: orientación profesional, proyecto futuro, personalidad
Summary
The objective of this work is to show a different and novel treatment to the process of professional orientation from the future projects of university students based on the integrative trend with the influences of social actors in the process.
In other words, that the training and orientation work aimed at the development of a future project, in adolescents and young people, presents all the complexity, breadth and contradictions of their Social Development Situation (SDS) at these stages. It is here possible and necessary, to a greater extent, to cover the total structure of present and future life to determine the essential lines of development, their consistency, bases of support, multifaceted character, which are directed in the perspective of harmonically integrated future projects and self-realizers.
For the compilation of this work, scientific methods of the theoretical and empirical level were used, among which are:
a) Source analysis and criticism. Taking as a procedure the method of historical-logical thinking applied to the sources consulted.
b) Inductive-deductive logic. For the interpretation of the information
c) Literary-hermeneutic. To make references based on the bibliography consulted.
Keywords: career guidance, future project, personality.

Para citar este artículo puede utilizar el siguiente formato:

Osmany Hernández Basulto, Isel Ramírez Berdut y Leandrus Lázaro Hernández Ramírez (2020): “Tratamiento a los proyectos futuros desde el proceso de orientación profesional”, Revista Atlante: Cuadernos de Educación y Desarrollo (enero 2020). En línea:
https://www.eumed.net/rev/atlante/2020/01/proceso-orientacion-profesional.html
//hdl.handle.net/20.500.11763/atlante2001proceso-orientacion-profesional



Introducción
Todas estas esferas de la vida pueden poseer una importancia fundamental en la vida del joven y determinar la formación de orientaciones o direcciones de su personalidad muy significativas. Por tanto, se trata de distintos planos de consideración de las dimensiones de los proyectos futuros, entre los que pueden presentarse situaciones de oposición, contradicciones y conflictos, que se reflejan en las motivaciones y planes específicos de esas esferas de la vida, que pueden afectar la coherencia y consistencia general de los proyectos futuros del joven.
Tanto en el momento del paso a la Educación Media como de esta a la Superior o el de incorporación a la vida laboral activa, cobran gran importancia los procesos de decisión vital. Propiciar la elección sustentada, con conocimiento de necesidades, posibilidades propias y realidades del mundo de profesiones, constituye una tarea de orientación permanente de maestros y profesores sensibilizados hacia la construcción de las líneas de desarrollo de los proyectos de vida en los jóvenes.

-Fundamentos psicologicos de la orientación profesional en los proyectos futuros
De la misma manera que en las demás esferas de la vida, la posibilidad y capacidad de autodeterminarse constituye el momento decisivo del desarrollo. Esto va conformando lo que para Obujowsky, K. (1976) constituye el fin de la personalidad: el logro de la autonomía; o para Bozhovich L. (1976), la tendencia general del desarrollo ontogenético consistente en la transformación del niño de un ser sometido a las influencias externas en un sujeto capaz de actuar de forma independiente sobre la base de objetivos conscientemente planteados y de decisiones también adoptadas de manera consciente.
Es decir, que el trabajo de formación y orientación dirigida al desarrollo de proyecto futuro, en el adolescente y en el joven, presenta toda la complejidad, amplitud y contradicciones propias de su Situación Social de Desarrollo (SSD) en estas etapas. Es aquí posible y necesario, en mayor grado, abarcar la estructura total de la vida presente y futura para determinar las líneas esenciales de desarrollo, su consistencia, bases de sustentación, carácter multifacético, que se dirijan en la perspectiva de proyectos futuros integrados armónicamente y autorrealizadores.
El reforzamiento de la autodeterminación individual, en la esfera de la actividad profesional y en otras esferas de la vida, en concordancia con un desarrollo moral positivo de la personalidad, constituye un requerimiento actual del desarrollo social; así como, la formación de proyectos futuros constituye un requerimiento psicológico para el individuo, como garantía de la estabilidad, organización y definición de toda su actividad, de sus modos de empleo del tiempo; por lo que la orientación para el desarrollo de proyectos futuros que favorezcan la identidad profesional en estudiantes de las carreras universitarias, permitirá su crecimiento personal y desempeño eficiente.
Se asume por los autores de este trabajo la posición de Ángelo, D´ (1996) quien define proyecto futuro como: “una formación psicológica compleja, un modelo ideal sobre lo que el individuo espera o quiere ser y hacer, que toma forma concreta en la disposición real y sus posibilidades internas y externas de lograrlo, definiendo su relación hacia el mundo y hacia sí mismo, su razón de ser como individuo en un contexto y tipo de sociedad determinada”.
Esto quiere decir que las orientaciones vitales específicas de la persona se ubican en su contexto social propio y se organizan sobre la base de sistema de estructuras individualizadas de autodirección personal, que conforman funciones autorreguladoras como las motivacionales, autovalorativas, autorreflexivas, de autodeterminación y otras. 
En el proyecto futuro se articulan las siguientes dimensiones de situaciones vitales de la persona (Ángelo, D’ 1998): orientaciones de la personalidad (valores morales, estéticos, sociales, y fines vitales), programación de tareas-metas vitales-planes-acción social y autodirección personal: estilos y mecanismos psicológicos de regulación y acción que implican estrategias y formas de autoexpresión e integración personal y autodesarrollo. El proyecto futuro es, en gran medida, el fruto de la experiencia anterior de la persona volcada en la actualidad y el devenir. En su estructura se encuentran:
Los objetivos generales de vida.
Los planes de acción.
Las posibilidades y condiciones de realización.
Como mediador de este proceso está el empleo del tiempo por parte del sujeto. Por eso, los proyectos futuros serán legítimos y efectivos si en ellos se revelan las propias potencialidades del individuo humano, si estas vinculan y dan continuidad a lo que fue, lo que realmente es, lo que tiene posibilidades de llegar a ser.
Esta formación psicológica se da a lo largo del desarrollo ontogenético en el proceso de configuración de la personalidad para la cual se concibe como un periodo de su desarrollo, la adolescencia tardía, etapa en la que se encuentra el estudiantado que ingresa a las carreras universitarias.
En la literatura especializada no se encuentra una caracterización psicológica del desarrollo de proyectos futuros en esta etapa. Se realiza una aproximación a ello a partir de la sistematización de la obra de Bozhovich, L.(1976), Petrovski, A. (1979), la teoría configuracionista de la personalidad de González, F. (1982), el análisis de las contradicciones de la edad y su relación con las tendencias y tareas del desarrollo de Torroella, G. (2000).
La adolescencia es una etapa de gran trascendencia para la vida de los seres humanos considerada por algunos autores la mejor edad y por otros la más difícil y angustiosa. Es un período evolutivo de tránsito de la niñez hacia la adultez, hacia una mayor estabilidad en el funcionamiento de los procesos y formaciones de la personalidad, donde siempre están presentes las posibilidades de cambio, y en la adolescencia tienen un significado especial pues es el momento en que cristaliza con un sentido más personal, más propio, la identidad de la personalidad en sus diversas manifestaciones internas y externas. Según la Organización Mundial de la Salud el intervalo de edades abarca desde los 11–12 años hasta los 18–20 años. En ella se diferencian la adolescencia temprana 11-14 años y la adolescencia tardía 15-20 años.
En esta última resulta de particular importancia la actividad de proyección hacia el futuro. Muchos autores conciben que en esta etapa ocurre una evolución desde la existencia de una concepción fantasiosa e irrealista hacia la vida futura, evidenciada por la inmadurez emocional, la volubilidad motivacional y las limitaciones del pensamiento reflexivo que no permite la movilización de la conducta del adolescente hacia la elaboración de planes de vida concretos en un sujeto que paulatinamente se va transformando hasta que logra satisfacer tareas esenciales para la preparación de su futura profesión y vida familiar lo que le permite concretar su acción en planes de vida. Todo ese desarrollo se articula en la concepción del mundo y el proyecto futuro.
Para la realización de cualquier actividad debe tener una representación anticipada de lo que desea o debe lograr, y un pronóstico de cómo actuará, por lo que realiza acciones de orientación previas a la tarea y un determinado plan de acción, que consiste en problemas donde el sujeto debe elaborar un plan para alcanzar un objetivo.
El sujeto como personalidad, se está conformando su identidad, alcanzando su integridad, por medio de la superación de muchas dudas y contradicciones. De aquí que necesite identificarse con modelos positivos que le faciliten el camino hacia su identidad y lo ayuden a pensar en él, a conocerse, sentirse confiado, orientado y enfrentar de forma correcta esas frecuentes contradicciones e insatisfacciones en la medida en que va superando las metas y propósitos de corto plazo, la superación de obstáculos, el enfrentamiento de fracasos, frustraciones y la elaboración de vivencias emocionales.
Esta es una etapa crucial en la conformación de la identidad personal, sexual y profesional; por tanto, es una edad clave para definir el grado de seguridad y de independencia de la persona, es una etapa de definiciones, por eso los proyectos futuros que se venían conformando tienen que empezar a construirse o materializarse. A finales de la etapa se inicia una búsqueda y selección más rigurosa de la pareja. Muestra más coherencia en sus criterios, más estabilidad en su conducta y más nivel de generalización en sus conclusiones y puntos de vista. Se pone de manifiesto una concepción del mundo, con algún nivel de sistematicidad, que lógicamente se consolidará o cambiará entre la juventud y la vida adulta. Es más consciente de su situación social y se hace más responsable, puede elaborar su proyecto futuro y continúa superándose culturalmente para así garantizar su protagonismo y con ello, su desarrollo personal.
El desarrollo del proyecto futuro implica determinadas cualidades y elementos que demuestren el carácter activo de la personalidad y constituye un acto personológico, no es parte del currículo, no forma parte de las funciones de la familia ni de la sociedad, por lo que es imprescindible, tener en cuenta los procesos psicológicos y formaciones psicológicas que lo conforman.
En la etapa que se analiza se consolidan desde las expectativas, los objetivos y metas profesionales, el sentimiento de amor a la profesión que alcanza su máxima expresión en la identidad profesional como sentimiento de pertenencia, defensa y enriquecimiento de la profesión. Además el desarrollo de hábitos, habilidades y capacidades profesionales que garantizan las condiciones para el desarrollo de planes profesionales. 
La autovaloración, que tiene en su base la autoconciencia, se encuentra íntimamente relacionada con las principales tendencias motivacionales de contenido moral que determinan la posición activa ante la vida, su actitud hacia lo que lo rodea, hacia los demás y hacia sí mismo. En particular, el sentido de identidad y la autoestima personal, dos de sus componentes fundamentales, participan en el nivel superior de regulación la autodeterminación.
La configuración de estos elementos se adelanta, retarda, enriquece o entorpece en dependencia del desarrollo de la capacidad reflexiva y el desarrollo intelectual del sujeto, de su autoconocimiento y autovaloración, de la concepción que tenga del mundo y su lugar desde la identidad personal. Todo ello conforma e impulsa la proyección hacia la profesión como parte de la proyección hacia sí mismo. 
El papel del profesorado en esta etapa es esencial, su trabajo a partir de la orientación está encaminado a guiar al estudiante en la búsqueda de su identidad, de su camino profesional, del desarrollo de su proyecto futuro para que sea una persona comprometida, autorrealizada, satisfecha consigo misma, sin frustraciones, con enriquecimiento personal que contribuya a la calidad de su desempeño. Sin embargo, en la práctica educativa no se orienta suficientemente a estudiantes para que sean capaces de identificarse con la profesión y ubicarla en un lugar significativo dentro de su proyecto futuro.
Del análisis anterior se infiere que uno de los contenidos formativos a incluir en el modelo de formación profesional, es el proyecto futuro, y desde la profundización teórica se concibe alcanzable con la utilización de la orientación educativa.
-Caracterización teórica del proceso de la orientación educativa
Las concepciones y prácticas de la orientación educativa han sido parte de los nuevos paradigmas que se establecieron con el objetivo de potenciar el desarrollo del estudiante, a partir de la prevención de sus problemas y el tratamiento pedagógico y psicológico de los ya existentes.
Desde los puntos de vista pedagógico y psicológico, existen diferentes definiciones de orientación, pero existe consenso en entenderla como: un proceso de ayuda que estimule el autoconocimiento, la autodirección y autorregulación efectiva del comportamiento del sujeto, mediante un sistema de técnicas que contribuyen al crecimiento personal para enfrentar la vida.
Como señala Del Pino, J. (1998) en la historia de la orientación educacional se ha planteado la relación entre los conceptos de orientación y educación, el cómo concebir la orientación y el papel del maestro frente a la orientación del alumno; Calviño, M. (1994), González, V. (1994) y González, F.  (1995).
El análisis histórico de estas definiciones permite apreciar que se diferencian, fundamentalmente, a partir de la corriente de orientación desde la cual se concibe el proceso y por el tipo de orientación a la cual se refieren los autores. Esta sistematización ha sido trabajada por Del Pino, J. y Recarey, S. (2006), quienes a partir de las corrientes identificadas por una serie de autores de las primeras siete décadas del pasado siglo, plantean como tendencias de la orientación educativa: la psicométrica, la clínico-médica y la humanista; y desarrollan la tendencia integrativa. 
La corriente psicométrica tiene su base en la psicotecnia, la psicología diferencial y los enfoques de rasgos y factores y prioriza el uso del test. En esta corriente el sujeto es, generalmente, receptor pasivo de la conclusión diagnóstica y el orientador está centrado en el diagnóstico. La orientación no se integra al quehacer general de la escuela y tiene un carácter directivo. La corriente clínico–médica, aunque no es excluyente de la corriente psicométrica tiene bases teóricas en la psicología clínica y la psicoterapia. En ella el orientador trabaja, da orientaciones y chequea a través de la consulta, generalmente con un individuo, no con grupos, es decir, el estudio de caso desde un gabinete escolar.
En el caso de la corriente humanista constituye una crítica explícita a la escuela autoritaria y academicista, su enfoque es no directivo y confía en las potencialidades de crecimiento de los sujetos, parte esencialmente de concepciones de la Psicología Humanista, reconoce el papel orientador que puede y debe cumplir el profesor, trabaja esencialmente la esfera afectivo–social, enfatiza más los aspectos cualitativos que los cuantitativos, utiliza el test de manera muy limitada y cuidadosa y crea metodologías grupales de intervención tratando de incidir en alguna medida en el proceso pedagógico.
En su evolución surgió primero la orientación profesional y vocacional, posteriormente la orientación personal y la orientación escolar, hasta la denominada orientación educativa, concepción dirigida al individuo como un todo.
La investigación y práctica de la orientación educativa se nutre de las concepciones de muchos investigadores: Rogers, C. (1964,1968), Espinar, R.(1986), Gordillo, M. (1989), Repetto, E. (1987), Collazo, B. (1992), Calviño, M. (1998), González, J.  (2000), García, A. (2001), Del Pino, J. y Recarey, S.  (1999,2007) y Bisquerra, R. (2005), entre otros, que han contribuido al desarrollo de una teoría en el campo de la educación, con un alto nivel de aplicación en el mundo. A pesar de la variedad de criterios en cuanto a las definiciones existentes con respecto a la orientación educativa, la mayoría de ellas coinciden en que:
Constituye una orientación psicológica con fines educativos, lo cual la ubica en el límite entre la Psicología educativa y la Pedagogía.
Se considera un proceso de ayuda, en consecuencia con la teoría del desarrollo histórico cultural, como una relación profesional intersubjetiva.
Contribuye al logro de los fines de la educación: la formación integral de la personalidad.
Constituye una condición o medio básico para el desarrollo psíquico, con la distinción de que para algunos no se entiende la formación de la personalidad como parte y fin del desarrollo del psiquismo humano.
Se reconoce como un proceso que se desarrolla mediante el empleo de métodos y técnicas, para algunos y para otros, mediante instrumentos de orientación. En algunos casos se mezclan con las llamadas técnicas participativas, otros extrapolan la aplicación de técnicas de producción psicodramática, con técnicas de trabajo grupal y de intervención psicológica individual; desde el psicoanálisis.
La variedad de definiciones aportadas por especialistas de todo el mundo según Molina, D. (2003) coinciden en la proyección de la orientación desde el apoyo, en la participación de todos los agentes educativos (profesores, familia, directivos y la propia comunidad), en la promoción y desarrollo integral de la personalidad de los estudiantes para que se constituyan en agentes transformadores de sí mismos y de su entorno.
En consecuencia, se considera que la definición que más se ajusta al objeto y campo de acción, es la planteada por Repetto, E. (1987), por lo que se asume la orientación como proceso de ayuda sistemática y profesional a un sujeto, mediante técnicas psicopedagógicas y factores humanos, para que se comprenda y acepte más a sí mismo y a la realidad que le rodea, alcance mayor eficiencia intelectual, profesional y personal, y se relacione más satisfactoriamente en el proyecto futuro individual y social . Es decir, el proceso de ayuda a un sujeto para que se conozca a sí mismo y a la realidad circundante y logre el máximo desarrollo de sus potencialidades para poder elaborar su proyecto futuro.
En los últimos años, bajo la influencia del pensamiento social marxista, el desarrollo de nuevas corrientes pedagógicas, la propia psicología humanista, los estudios de dirección científica de la universidad y otras tendencias contemporáneas, han surgido perspectivas más abarcadoras e integrales que buscan una mayor vinculación de la orientación con la institución escolar y otros factores sociales. Estas perspectivas se han denominado con diferentes nombres sociológicas y didácticas. Se identifica, desde su rasgo común como tendencia integrativa, que según Del Pino, J. (1998), se han caracterizado por tener un carácter más pedagógico y social.
Esta tendencia integrativa de la orientación es seguida por investigadores cubanos García, A. (2001), Del Pino, J. (2006), Recarey, S. (2006) y Pérez, R. (2007); quienes la fundamentan y plantean que es la que debe ser desarrollada en el contexto escolar cubano, dada la necesidad de inserción de la orientación en la institución escolar. En la presente investigación se asume esta tendencia por su valor en la reconceptualización de la orientación en correspondencia con las exigencias de la escuela cubana y en función de la educación de la personalidad de los estudiantes. Según Del Pino, J.  (2006)  , entre sus potencialidades se puede mencionar que:
1) Desde una concepción materialista dialéctica de la sociedad y el hombre, asume una comprensión integral de la educación y de los problemas de los escolares y sus posibles soluciones.
2) La orientación educativa se compromete con el proyecto social de justicia y desarrollo socioeconómico de nuestra sociedad con sus ideales y demandas educativas. 
3) Busca la inserción de la orientación en el proceso docente educativo, como componente técnico de la educación e identifica la clase como la principal vía para la orientación de los estudiantes.
4) Valoriza las posibilidades orientadoras del maestro desde su rol profesional como docente, a través de una función profesional específica que se realiza a partir de la calidad de su vínculo con el estudiante.
5) Reconoce las posibilidades educativas del orientador como figura que puede complementar su trabajo con el docente, otros profesionales y factores educativos, a partir de una coherente integración en la estrategia educativa del centro.
6) La orientación se articula a través de estrategias educativas que parten del diagnóstico integral de los educandos y su contexto; planificadas, organizadas y dirigidas por la institución y donde los profesionales y factores educativos que intervienen complementan su trabajo con acciones dentro y fuera del centro escolar.
Al seguir este punto de vista se concibe la orientación profesional como un proceso que se integra al proceso formativo. Tiene como fin la personalización del hombre o el desarrollo del hombre como persona (Repetto, E. 1976). La orientación educativa es un proceso que se puede programar y dirigir pero sólo se realiza a través de la comunicación con el estudiantado y estimulando su autodeterminación, protagonismo y responsabilidad con sus decisiones y conductas.
A través de la orientación el estudiantado toma conciencia de sus problemas y potencialidades para asumir su crecimiento a través del diálogo, la reflexión y el comprometimiento. No se trata sólo de resolver indecisiones o problemas puntuales, sino también de ayudar a las personas a ser independientes y críticas en sus criterios de elección, favorecer la toma de decisiones y ser capaces de hacer un proyecto de futuro por ellas mismas, con la facilitación de las herramientas necesarias para superar periodos de transición.
En la universidad cubana, la orientación constituye una de las funciones básicas del maestro y tiene como objetivo lograr el desarrollo integral de la personalidad y debe ayudar, guiar y orientar al estudiante. En este proceso es necesario comprender que esta ayuda significa que el sujeto encuentre las alternativas de enfrentamiento y solución a sus conflictos; lo que le permite tomar decisiones personales y responsabilizarse con ellas y contribuirá al desarrollo de una personalidad sana, eficiente, madura, con un desarrollo integral de sus potencialidades, capacidades y habilidades fundamentales para preparar al hombre para la vida, que es prepararlo para realizar las tareas propias de su edad.
Se asumen las concepciones de Collazo, B. y Puentes, M.  (1989) que plantean diversos criterios para clasificarla, por ejemplo: por el número de personas que intervienen: individual y grupal, según el objetivo por la que se realiza: orientación del desarrollo y consultiva o remedial. La orientación puede hacerse en una u otra dirección del crecimiento y se habla de esferas de la orientación: personal–social, profesional, escolar, sexual y familiar.
La orientación es un proceso y en cada una de estas esferas puede darse una orientación para el desarrollo o para el cambio de la personalidad. En la presente investigación la orientación para el desarrollo de proyectos futuros se sustenta en la integración de las áreas de orientación: personal, escolar y profesional.
La orientación personal se reconoce como el proceso para la adaptación del sujeto a su medio, al autoconocimiento, así como a la socialización y comunicación en el marco de las relaciones con las demás personas García, V. (1970), Repetto, E. (1983), Delgado, L.  (1995) y Bisquerra, R. (1998). Estos autores la ubican como condición para el desarrollo personal y social de los sujetos, desde la atención a sus necesidades e intereses, de acuerdo con sus potencialidades, habilidades y destrezas. Se enmarca en la ayuda al sujeto para promover la autoestima, las relaciones humanas y la atención a las necesidades e intereses del individuo, estimular sus potencialidades, habilidades y destrezas. En la actualidad, es fundamentada como un proceso dirigido a potenciar el desarrollo humano a lo largo de toda la vida Repetto, E. (1987) y Bisquerra, R. (1998).
La orientación escolar se entiende como la ayuda que se presta al orientado para que su proceso de aprendizaje intelectual sea individualizado y eficiente (Repetto, E., 1987), tiene como centro la asistencia al estudiante y surge con el fin de ayudarlos a superar las dificultades en el aprendizaje y alcanzar el máximo de su rendimiento satisfactorio, de ahí que se conozca, además, como orientación académica.
La orientación profesional es reconocida como el sistema de influencias educativas dirigidas a estimular la vocación pedagógica en los estudiantes, su ingreso a las carreras de este perfil y su permanencia y desarrollo en ellas. Según Del Pino, J. (2009), debe incluir la ayuda al estudiante en el complejo proceso de definir su proyecto futuro. Se destaca en sus inicios los trabajos de Parsons, F.  (1909) quien la concibe como la ayuda externa al sistema educativo, con intención educativa y compensadora, Jones, (1964) la reconoce como la ayuda necesaria para enfrentar situaciones críticas, en las que se adoptan decisiones importantes y de largo alcance, para decidir responsablemente.
Para Jacobson, 1976; Jonson, 1977; Álvarez ,1995 y Ayala ,1998 (citados por Molina, D.  2003) conciben la orientación vocacional desde el ámbito escolar como la ayuda y asistencia del maestro a sus alumnos para la toma de decisiones sobre su vida estudiantil y profesional. El centro de la orientación profesional lo ocupa la elección vocacional. La orientación personal se inserta en la profesional y la escolar. Las tres van dirigidas al estudiante orientado, la personal va dirigida a la vida íntima del sujeto y la profesional y la escolar lo hacen desde una perspectiva más externa. Se defiende la idea de la integración de las tres áreas en función del desarrollo del sujeto.
Los resultados indican la necesidad de trabajar la orientación del desarrollo y la remedial en todas las áreas mencionadas que se deben integrar en la dimensión de la personalidad: proyección a sí mismo.
Orientación del desarrollo: Se dirige a todos los estudiantes para facilitar el cumplimiento de las tareas del desarrollo típicas de cada edad, en ella se estimulan los logros esenciales que necesita el sujeto para su crecimiento y desarrollo personal en ese periodo y tiene por tanto un carácter preventivo. Es el tipo fundamental de orientación.
Orientación remedial: Está dirigida a los estudiantes que ya presentan fallas significativas en su crecimiento personal, que no han logrado vencer a tiempo determinadas tareas del desarrollo o enfrentan dificultades para cumplir alguna de ellas, a veces se trata de una decisión. 
La orientación como proceso continuo prepara al educando para la realización eficiente de las metas de la edad y previene la aparición de fallas o problemas en la formación de la personalidad. El profesor necesita una preparación adecuada que incluye una postura humanista y dialéctica ante el proceso pedagógico y una manera específica de asumir el rol profesional, que lo lleve a una actuación profesional eficiente.
Para establecer una relación de ayuda como relación profesional, se necesitan conocimientos, cualidades y habilidades personales y profesionales determinadas que propicien el proceso. Es la actividad científica de definir (e implementar) cómo ayudar con efectividad a alguien en un momento y en un espacio dado para facilitarle el mayor nivel de crecimiento personal posible, según la etapa específica de desarrollo en que se encuentre y su situación social y personal concreta, ese alguien es el alumno y el espacio es el ámbito escolar Del Pino, J.  (2009).
En esta misma línea de pensamiento se ubica también una propuesta de Fariñas, (1995), al conceptualizar las llamadas habilidades conformadoras del desarrollo personal (HCDP). Según esta autora, son la base del desarrollo del sujeto en cualquier esfera de la vida al estar en la base de cualquier aprendizaje y ser mecanismos del autodesarrollo. Ella las identifica en cuatro grupos de habilidades:
I) Habilidades relacionadas con el planteamiento y consecución de metas personales, y con la organización temporal general de la vida cotidiana.
II) Habilidades relativas a la comprensión y búsqueda de información.
III) Habilidades relativas a la comunicación y a la relación con los demás.
IV) Habilidades relacionadas con el planteamiento y solución de problemas.
Según la citada autora estos grupos de habilidades son concebidos a partir de un enfoque interdisciplinario, donde deben participar maestros y psicólogos, pues en su desarrollo garantizan el crecimiento integral del sujeto.
En la concepción del libro que se presenta, los estudiantes de carreras universitarias deben desarrollar los cuatro grupos de habilidades, pero en este caso, se hace énfasis en el primer grupo, porque el educando deber tener conocimiento de los objetivos generales de su vida, de cómo hacer para plantearse acciones que le permitan la consecución de esos objetivos y debe saber utilizar sus posibilidades y condiciones para alcanzar los objetivos propuestos que abarcan todas las esferas de autodeterminación de la personalidad.
Para proyectar adecuadamente la vida futura, se requiere de la orientación de maestros, familiares y otros agentes experimentados que transmitan experiencias. Le corresponde entonces a la educación, encontrar métodos en los diferentes niveles de organización de la sociedad para hacer coincidir el proyecto futuro personal con el proyecto social.
Uno de los problemas que enfrenta la juventud es el de la selección profesional, el elegir adecuadamente una profesión, que le agrade, la disfrute y le permita la realización personal. Para muchos este acto no es una actuación autodeterminada. Varios pueden ser los factores asociados a esta dificultad en la proyección futura del joven: las posibilidades individuales, las oportunidades sociales, selección poco objetiva, la influencia impositiva de la familia, algunos prejuicios sociales, entre muchas otras, pero la principal causa está determinada en el sistema de educación profesional de la personalidad. Tal sistema debe comenzar a actuar sobre el desarrollo profesional desde la infancia y continuar durante el resto de las etapas a través de diferentes formas, vías y técnicas de formación vocacional y orientación profesional.
La educación profesional es un proceso continuo y gradual que acompaña a lo largo de toda la vida. Puesto que es un proceso continuo es necesario no desvincular las diferentes etapas por las que atraviesa y en cada una de ellas la orientación profesional tendrá sus particularidades ajustadas al momento en que se encuentra el sujeto dentro del proceso de conformación de su identidad profesional. La periodización de la educación profesional más utilizada en Cuba es la propuesta de González, V. (1994) que comprende el tránsito por cuatro etapas:
1) Etapa de la formación vocacional general: se manifiesta en las edades tempranas con la formación de intereses y conocimientos generales.
2) Etapa de la preparación para la selección profesional: el trabajo se dirige al desarrollo de intereses cognoscitivos, conocimientos y habilidades específicas, que se desprenden de aquellas asignaturas o esferas del saber y el quehacer social hacia las cuales el adolescente ha ido mostrando inclinaciones o preferencias.
3) Etapa de la formación y desarrollo de intereses y habilidades profesionales: se inicia con la entrada del adolescente o el joven al centro de formación profesional (media o superior). Ahora sí se hace imprescindible que el alumno desarrolle intereses hacia el contenido de la profesión y asimile los conocimientos y habilidades profesionales esenciales para su inserción en el mundo laboral. El objetivo fundamental de la etapa sería el logro de la identidad profesional, a lo cual debe contribuir todo el sistema curricular. Es decir, como bien destaca González, V.  (1994), en este período la orientación profesional adquiere particularidades especiales que se expresan en el enfoque profesional del proceso docente educativo y debe atender dos direcciones fundamentales:
 Una dirección general que implica el trabajo para orientar al estudiante en el conocimiento de la profesión seleccionada, el logro de un vínculo afectivo positivo con la misma a través de la calidad e integración de actividades docentes, científicas y laborales con un enfoque profesional que posibilite la formación de intereses, conocimientos y habilidades profesionales a través de la vinculación progresiva del estudiante a la práctica profesional desde el primer año de la carrera.
Una dirección individual que permita, a partir del diagnóstico motivacional e intelectual realizado al ingresar al centro de formación profesional, organizar y dirigir el sistema de influencias educativas sobre la base del conocimiento de las necesidades reales de cada grupo de estudiantes. Este trabajo precisa del apoyo de personal especializado, psicólogos que trabajen en el diagnóstico de la motivación profesional y del desarrollo intelectual de los estudiantes de nuevo ingreso y orienten al grupo de docentes de los primeros años en la proyección de un trabajo educativo diferenciado de orientación profesional.
4)  Etapa de la consolidación de los intereses, conocimientos y habilidades profesionales: se puede iniciar desde los dos últimos años de la formación o ya durante el ejercicio de la profesión. Se considera que esta etapa puede extenderse toda la vida, en dependencia del crecimiento profesional que logre el sujeto.
Este trabajo se centra fundamentalmente en la tercera y cuarta etapas de la educación profesional de la personalidad de los estudiantes, pero hay que significar, que la referida autora enfoca el análisis de las etapas desde la orientación profesional y se considera que para el desarrollo de proyectos futuros no sólo debe atenderse desde esta área, pues el contenido de cada una de ellas va revelando y demanda la integración de lo personal, lo escolar y lo profesional.
Constituye una necesidad la superación a tutores para realizar la orientación en función del desarrollo de proyectos futuros. Sin embargo, no se encuentran referencias de cómo realizarla en los diferentes contextos de desarrollo profesional. La orientación debe enfrentar este proceso desde un enfoque problematizador, apoyándose además en la realización de actividades extradocentes en las que el estudiantado tenga posibilidades de analizar, discutir, plantear inquietudes acerca de sus principales objetivos en la vida, cómo planificar acciones y cómo utilizar sus posibilidades y condiciones en la consecución de sus metas que le conduzca al desarrollo de una autodeterminación profesional. Alcanzar esto es posible por la tendencia integrativa de la orientación que permite incluir el proyecto futuros como contenido de la formación profesional.

Conclusiones
A partir del trabajo empírico realizado quedó demostrado que, cuando se orienta conforme a la tendencia integrativa de la orientación en todo el proceso y a partir de la delimitación de los elementos esenciales y las relaciones entre las áreas personal, escolar y profesional QUE? permite superar la atomización en el proceso de desarrollo de la personalidad revelando en este caso, el desarrollo de proyectos futuros como estructura integradora del desarrollo profesional-personal en la teoría de orientación profesional durante la etapa inicial.
Se confirma la posibilidad de implementar la concepción de orientación educativa para el desarrollo de proyectos futuros de estudiantes de carreras universitarias a través del programa de orientación donde alcanza connotación la superación a tutores.
Se avanza en las áreas de orientación, no obstante se considera necesario continuar profundizando desde el abordaje de otros contenidos relacionadas con la integración de las áreas de orientación personal, escolar y profesional para el desarrollo de otros contenidos de la personalidad.

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*Prof. Auxiliar Universidad de Holguín ohdez@uho.edu.cu
** Prof. Titular Universidad de Holguín ramirez.isel@yahoo.com
*** Carrera de Psicología Universidad de Holguín leandrus@uho.edu.cu

Recibido: 03/09/2019 Aceptado: 16/01/2020 Publicado: Enero de 2020

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