Revista: Atlante. Cuadernos de Educación y Desarrollo
ISSN: 1989-4155


LA FAMILIA COMO INSTITUCIÓN COMUNITARIA. SU PAPEL EN LA FORMACIÓN Y EDUCACIÓN DE SUS MIEMBROS

Autores e infomación del artículo

Tania Cano Hernández*

Universidad de Artemisa, Cuba.

taniacano71@uart.edu.cu


Resumen

El siguiente trabajo constituye parte de un estudio en curso que se realiza en una de las comunidades enclavadas en la Provincia Artemisa y específicamente en el municipio de igual nombre,resulta un acercamiento a conceptos importantes que resultan de especial significación para tratar el tema de la familia.
La familia como grupo posee características propias que le hacen diferente a cualquier otro grupo social. Constituye el lugar por excelencia donde se recibe (desde el nacimiento del individuo) el afecto y apoyo emocional necesarios para su desarrollo como individualidad. Por esta razón, en muchas ocasiones funciona en los períodos de crisis como lugar de refugio, como "muro de contención" para las tensiones y frustraciones de la vida cotidiana.
Sin embargo, entender a las familias en su diversidad estructural y funcional, como muro de contención pero también como organismo social vivo y transformador, implica reconocer su condición de “constructora” de la realidad social. Cuando la década de los noventa marcó el inicio de una crisis socioeconómica abrupta e intensa, fue explícito el interés del estado cubano en no abandonar las conquistas sociales, pero el deterioro y las dificultades para el desarrollo de la vida cotidiana se hicieron sentir. La situación potenció el papel de la comunidad y de la familia como agentes socializadores portadores de gran energía para la solución de sus propios problemas.
Palabras Claves: familia, comunidad, educación, diversidad, agentes socializadores

Summary

The following work is part of an ongoing study that is carried out in one of the communities located in the Artemisa Province and specifically in the municipality of the same name, it is an approach to important concepts that are of special significance to deal with the family issue .

The family as a group has its own characteristics that make it different from any other social group. It constitutes the place par excellence where it receives (from the birth of the individual) the affection and emotional support necessary for its development as an individuality. For this reason, in many occasions it works in periods of crisis as a place of refuge, as a "wall of contention" for the tensions and frustrations of daily life.
However, understanding families in their structural and functional diversity, as a wall of contention but also as a living and transforming social organism, implies recognizing their condition as "constructors" of social reality. When the decade of the nineties marked the beginning of an abrupt and intense socioeconomic crisis, the Cuban state's interest in not abandoning the social conquests was explicit, but the deterioration and the difficulties for the development of daily life were felt. The situation enhanced the role of the community and the family as socializing agents with great energy to solve their own problems.

Keywords: family, community, education, diversity, socializing agents.

Para citar este artículo puede utilizar el siguiente formato:

Tania Cano Hernández (2019): “La familia como institución comunitaria. Su papel en la formación y educación de sus miembros”, Revista Atlante: Cuadernos de Educación y Desarrollo (octubre 2019). En línea:
https://www.eumed.net/rev/atlante/2019/10/familia-institucion-comunitaria.html
//hdl.handle.net/20.500.11763/atlante1910familia-institucion-comunitaria



A lo largo de la historia la familia ha prevalecido como una institución viva y universal, es la base de toda cultura. La importancia de la familia y  su bienestar, proviene de la influencia que ejerce en el individuo y su trascendencia sobre el ambiente. Es el primer lugar donde el ser humano percibe a los demás y se integra a la comunidad.
Los primeros valores o virtudes se forman en el seno familiar: perduran durante toda la existencia del hombre porque la madre y el padre los transmiten de forma intencionada a los hijos, entre ellos están la honradez, la honestidad, la sinceridad, el amor por los maestros, los abuelos, la Patria y la naturaleza, entre los más conocidos.
La familia a la que pertenece el individuo, es el determinante más esencial de su conducta, y las diversas normas que lo guiarán a través de la vida son establecidas en el hogar y sigue siendo vehículo privilegiado en la transmisión de valores; acompañan la evolución de los niños en el proceso de escolarización, que es la mejor vía para penetrar otros ámbitos sociales.
Estas funciones apuntan a educar a los niños para que puedan ser autónomos, emocionalmente equilibrados, capaces de establecer vínculos afectivos satisfactorios.
Según (Rivero, 2004:)En general, se distinguen tres grandes tiempos en la vida de una familia: su constitución, que abarca aspectos tales como elección de la pareja, matrimonio y cohabitación sin hijos, luego la llegada de estos, que implica la transición a la paternidad y la vida en edades preescolares y escolar. Y por último, un tiempo de reducción, cuando los hijos se independizan.
Las reglas familiares se transmiten de generación en generación, constituyen indicadores comunicacionales por excelencia y, en todo caso, deben ser flexibles, cambiar a lo largo del ciclo familiar y estar al servicio del crecimiento de los miembros del grupo. La familia está orgánicamente unida a la sociedad al construir su fundamento y alimento continuo mediante su función de servicio a la vida, en esta se hacen ciudadanos, y  encuentran en ella la primera escuela de las virtudes que engendran la vida y el desarrollo de la sociedad.
Está fundada en el amor, y esto es lo que mueve a todos sus miembros a construir día tras día una comunidad siempre renovada, en la cual todos tienen igual dignidad e importancia. Es una institución necesaria para el desarrollo del individuo y la sociedad.
Los cambios estructurales y funcionales en la sociedad, modifican las relaciones familiares. Los altibajos de la familia en su devenir histórico la ubican no como institución en vías de extinción, sino en transición a otras formas organizativas. (Rivero, 2004a).
Como institución social no ha podido ser remplazada por ninguna otra, dado su papel rector en el proceso de socialización de los individuos, proceso cambiante a través del tiempo en las distintas sociedades.
“La familia son todas aquellas personas con vínculos conyugales o consanguíneos. De ahí se derivan los diversos tipos de familias como las nucleares, constituidas por padres e hijos, completas e incompletas y las familias extendidas que incluyen además otros familiares.”(Ares, 1998, p.57). Según esta autora también puede clasificarse teniendo en cuenta el criterio cohabitacional, que son “todas aquellas personas que habitan bajo un mismo techo, unidos por constantes espacios temporales denominados hogares”. (Loc.Cit)

Un tercer criterio lo exponela Dra. AresMuzio,y es el referido a lo afectivo. En tal sentido, la familia son todas aquellas personas que tienen un núcleo de relaciones afectivas estables. Lo principal es el grado de intimidad de los vínculos afectivos y agrega en años posteriores (…) “la familia constituye el primer grupo de referencia para el ser humano. En su seno, el individuo no sólo nace, crece y se desarrolla, sino también va adquiriendo las primeras nociones de la vida, sus primeros conceptos morales, e incorpora a través de las relaciones afectivas con los adultos, vivencias de amor, respeto, justicia y solidaridad o en su defecto, si carecen de estas influencias socializadoras, va acumulando un déficit o deterioro moral.”.(Loc.Cit)
También en la familia, célula básica de la sociedad, el individuo forma sus primeras nociones sobre el mundo, los patrones de conducta, hábitos, como la disciplina, el respeto, la responsabilidad, el sentido del deber, aprende a diferenciar lo bueno de lo malo, pero si estos valores no están concientizados en la familia, si no forman parte de su actuar cotidiano, no podrán por lo tanto ser inculcados, trasmitido, al niño o adolescente (Castro, 2004).
Considerado el primer grupo humano con el que se relaciona el hombre desde su nacimiento, a ella se le atribuye la más importante función socializadora, por las posibilidades de influencia desde edades muy tempranas, cuando el sujeto es más dúctil en su recepción.

A la familia se le señalan diferentes funciones, por ejemplo: una función sexual, una procreativa, una socializadora y una económica. Algunos autores extranjeros consideran que las dos primeras pueden estar unidas y que pueden agregarse además otras funciones que la relacionan con otras instituciones como: religiosa, política y recreativa, comparten el criterio que la más importante es la de socialización.
Al analizar las funciones atribuidas a la familia, (Arés1990, p.7),  señala que “estas cambian en contenido y jerarquía de una formación económica social a otra y propone agruparlas en tres categorías: Función económica, función biológica y función educativa”. Este parece ser un adecuado criterio clasificatorio de las funciones fundamentales de la familia, coincidente con otros autores.
G. Nimnicht apunta sobre esta idea que: “la familia es agente educativo por excelencia, el aprendizaje por imitación, determinante en los niños, es uno de sus productos. Más adelante agrega que al fin y al cabo en la mayoría de los casos, “la familia es la única influencia educativa permanente en la vida del niño, los educadores van y vienen, pero la familia permanece”. (Nimnicht, 2005).
El análisis, desde un perspectiva histórica, de la evolución de la familia en Cuba, requiere de la ubicación del año 1959, triunfo de la Revolución Cubana, como uno de los  acontecimientos sociales más importantes de la historia del país hasta la fecha. A partir de ese momento se gestaron profundas y bruscas transformaciones económicas y sociales.

En primer lugar, una referencia obligada es la elaboración y puesta en práctica con gran rapidez, teniendo en cuenta el ritmo de los procesos sociales, de un conjunto de medidas económicas y sociales de amplísimo beneficio popular, y por tanto, con incidencia directa en las familias. Su implementación implicó una mejoría ostensible de las condiciones de vida de ese grupo, tanto desde el punto de vista material como espiritual, y por consiguiente, mejores premisas para el desempeño de este grupo social.

Las esferas fundamentales en que fueron desplegadas políticas de desarrollo global y sectorial resultaron las de mayor repercusión para el logro del bienestar familiar y la seguridad emocional de sus miembros: salud, educación, empleo y seguridad social. A partir de 1959 estas políticas fueron desplegadas con gran intensidad y se extendieron a cada rincón del país. Ello se tradujo en la existencia de un programa nacional de salud gratuito, la masificación de la enseñanza gratuita a todos los niveles, la garantía del empleo y la protección económica y social a los miembros de la sociedad que se encuentran más desprotegidos (ancianos, discapacitados, etc).

Como se puede interpretar, estos cambios no solo se tradujeron en seguridad emocional, sino objetivamente en la disminución o eliminación de problemas o dificultades que laceraban el funcionamiento familiar: analfabetismo y bajo nivel educacional, altos niveles de desempleo, elevada desigualdad en el ingreso, inexistencia  de un sistema nacional de salud pública y concentración de los escasos recursos en la capital del país, marginación de la mujer en el mundo público y el mercado de trabajo, entre otras.

Por otra parte, los niveles de participación social de los miembros de la familia se vieron elevados con fuerza. La inclusión en la actividad social y el empeño en el logro de grandes metas de los miembros de la familia, provocó que se ampliara el horizonte de operaciones e intereses de los individuos. Además debemos destacar que fue nuestro Estado Socialista, el que confirió relieve diferenciado a la regulación jurídica de la familia, separando sus normas sustantivas en un código independiente.
El estado, mediante sus leyes, regula la cooperación entre los padres e hijos, de forma tal que entre ellos exista un nivel de relaciones coherentes y estáticas, capaz de propiciar un ambiente familiar que contribuya a la formación integral de las nuevas generaciones desde el nacimiento, desarrollando en estos, sentimientos de cooperación y ayuda mutua con sus familiares y demás miembros de la sociedad. En esta aspiración juega un papel formativo fundamental el ejemplo positivo de los padres y demás miembros que conviven en la familia.
Esta decisión se expresa claramente en el cuarto por cuanto del Código de Familia, al declarar que dada la importancia que nuestra sociedad le confiere a la familia, era aconsejable que las normas jurídicas relativas a esta, se consignaran en texto separado de otras legislaciones. Con posterioridad a la promulgación del Código de Familia y como expresión de interés del Estado cubano por la protección de la niñez y la juventud, problemática estrechamente vinculada con la familia, se promulgaron el Código de la Niñez y la Juventud (1978) y otras legislaciones relativas a la protección, educación y tratamiento reeducativo de niños y jóvenes, tales como el Decreto - Ley No. 64 del 30 de Diciembre de 1982, el Decreto - Ley No. 76 del 20 de Enero de 1984 y la Resolución Ministerial No. 48 de 1984 del Ministerio de Educación.
Con ello se ha concretado todo un programa dirigido a establecer el paradigma de la familia, la niñez y la juventud en nuestra sociedad. Agregamos a ello, que el Estado también revela la existencia de un interés público superior en la determinación del estado de familia mediante el Registro del Estado Civil, que deviene en sistema de protección jurídica publicitaria de sus fundamentales instituciones.
La década de los noventa trajo al país una de las peores crisis económicas de los últimos años. Los cambios producidos afectaron a las familias y estas comenzaron a desplegar estrategias de enfrentamiento para garantizar los ingresos necesarios para la satisfacción de sus necesidades. Se vio ante una difícil realidad para su desenvolvimiento y provocó la agudización de fenómenos negativos ya existentes, por ejemplo, el índice de alcoholismo.
Por otra parte, fenómenos ya desaparecidos de la realidad cubana como la prostitución, emergen nuevamente aunque con características atípicas en relación con su comportamiento en otros países y en nuestro propio país antes de 1959, además de incrementarse los índices de delitos e indisciplinas sociales, aspectos en los que la familia juega un papel fundamental.
Se inició un proceso de transformación de las relaciones estado-familia, el cual se manifiesta en una mayor autonomía y responsabilidad individual del grupo familiar ante las exigencias de la sociedad, quien al no poder contar con todo el apoyo que tradicionalmente el Estado le brindaba, asumió paulatinamente un rol más protagónico en el cumplimiento de sus propias funciones y en el desempeño comunitario, para lo cual no estaba totalmente preparada.
Durante este período disminuyó la proporción de hogares nucleares – integrados por uno o ambos cónyuges y sus hijos solteros-, mientras aumentó la significación de los unipersonales y los compuestos (en estos últimos hay al menos una persona no emparentada con los restantes miembros). (Colectivo de autores, 2008)
Los hogares extendidos, en los que además de un núcleo familiar básico hay presencia de otros parientes por ejemplo, un hijo casado con su esposa, aunque disminuyen su representación porcentual en el total de núcleos, la aumentan en lo que respecta a la cantidad de población que reúnen.
En esos comportamientos parece estar jugando un papel importante, entre otros factores, el déficit de viviendas del país, que impide a muchos jóvenes constituir hogares independientes.
El proceso de envejecimiento, por su parte, explicaría el incremento de los hogares unipersonales, ya que el 37% de ellos están conformados por personas de la tercera edad (Benítez, 2003).
Al respecto M. Torres, expresa que “en unos casos la excesiva cantidad de personas y las diferencias generacionales y en otras el carácter incompleto de la relación, producen ruidos en el sistema que ponen en peligro el funcionamiento familiar” (Torres, 2003). No obstante, se sabe que la mujer madre, tanto la trabajadora como la que se ocupa de los quehaceres de la casa es una creadora activa de la familia y de las condiciones necesarias para la vida y la educación de los niños.
Tomando en cuenta que la base de la familia está en el parentesco, y que este a su vez se deriva de la consanguinidad o la afinidad, puede decirse que como tendencia, en las familias cubanas está disminuyendo el componente relativo a los parientes consanguíneos colaterales, mientras aumenta, proporcionalmente, el de los afines.
La disminución de las redes familiares colaterales se deriva de la baja fecundidad y puede agudizarse de hecho con la emigración, al tiempo que propicia el incremento de la significación de lo comunitario y lo social en el apoyo a las familias.
Lo más característico de las familias cubanas actuales es su diversidad estructural y de funcionamiento, ya que proliferan muy distintos tipos de arreglos familiares, algunos de los cuales incluso, si no pudiera llegar a decirse que están en la clandestinidad, al menos sí permanecen en la invisibilidad estadística (parejas homosexuales convivientes, por ejemplo). (Colectivo de Autores, 2008)
Aunque con frecuencia se habla de “la familia”, como un ente único, las diferencias que existen entre los grupos familiares del país son apreciables y tienden a aumentar, lo que aconseja establecer su clasificación según diferentes criterios, sobre todo si se pretende identificar aquellas familias más vulnerables.
Entre los principales criterios de clasificación de nuestras familias estarían su lugar de residencia; su estructura interna lo que incluye la etapa del ciclo vital familiar en que se hallan; sus características económicas en especial la inserción socioclasista de sus miembros; y la fuente y cuantía de los ingresos que perciben; y los atributos de la persona reconocida como jefe del núcleo familiar.
Puede suponerse razonablemente que las familias más impactadas por la crisis han sido aquellas que, o bien accedieron a esta etapa en peor situación material o de integración como grupo, o bien se han constituido en estos años sin contar con las condiciones adecuadas para ello, tanto desde el punto de vista material como psicológico y espiritual.
En un sentido más directo, pudieran identificarse entre las familias más afectadas, a las residentes en los barrios insalubres urbanos y en las zonas rurales con menores niveles de equipamiento; a las integradas por madres solteras con sus hijos; a las familias acogidas a los servicios de la Asistencia Social; a las que viven en condiciones habitacionales precarias (en albergues, locales de trabajo, viviendas improvisadas, habitaciones en cuartería, bohíos, etc.); y los núcleos familiares encabezados por mujeres no incorporadas al mercado laboral.
A los núcleos más desfavorecidos antes señalados, deben agregarse aquellos casos en que al menos uno de sus miembros está afectado por problemas sociales graves (delincuencia, prostitución, alcoholismo, drogadicción), o por discapacidad física o mental. Y aun cuando técnicamente no constituyan una familia, también son especialmente vulnerables a la crisis las personas que viven solas, en particular los adultos mayores con bajos ingresos económicos.

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*Profesora Universidad de Artemisa taniacano71@uart.edu.cu

Recibido: 22/07/2019 Aceptado: 22/10/2019 Publicado: Octubre de 2019

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